Guerras de Independencia Hispano-Americanas Independencia de Chile (1817-18) San Martín gobernador de Mendoza

El 10 de agosto de 1814 fue nombrado José de San Martín (por entonces en Córdoba, recuperándose de algunos problemas de salud) como gobernador-intendente de la provincia de Cuyo (que comprendía Mendoza, San Juan y San Luis).

Llevaba un mes en su nuevo cargo cuando llegaron a Mendoza los insurgentes chilenos derrotados por los realistas en la batalla de Rancagua (1 y 2 de octubre de 1814); eran unos 3.000 emigrados para una ciudad de 10.000 habitantes; entre ellos se encontraban Bernardo de O’Higgins y los hermanos Carrera. San Martín simpatizaba con el primero de ellos y, cuando se manifiesta una disidencia entre los Carrera y O’Higgins, el gobernador de Cuyo ordena que los Carrera fueran hacia Buenos Aires.

Las fuerzas chilenas que se refugiaron en Mendoza a sus órdenes estaban distribuidas entre 105 artilleros, 229 infantes (169 infantes de varios cuerpos y 60 infantes de la Patria) y 374 soldados de caballería (164 de la Gran Guardia Nacional y 210 dragones al mando de Andrés Alcázar). La disensión interna hizo que en gran parte esas fuerzas se dispersaran. Unos 300 soldados chilenos seguidores de Carrera que no aceptaron incorporarse al ejército argentino fueron enviados a Buenos Aires, para ser incorporados al Ejército del Norte y al del Litoral.

Los que sí aceptaron incorporarse al ejército argentino fueron distribuidos entre las unidades y en el Estado Mayor. Entre estos últimos, hubo 19 oficiales, entre ellos Bernardo O’Higgins (con el grado y sueldo de brigadier de las Provincias Unidas del Río de la Plata, nombrado el 26 de febrero de 1816) y el sargento mayor Ramón Freire.

Con la llegada de estos emigrados comenzó San Martín la preparación de un ejército que, cruzando la cordillera de los Andes, intentaría la liberación del territorio vecino, para pasar después al Perú, idea esta que desde tiempo atrás tenía la intención de realizar. La preparación del ejército en Mendoza necesitaba de tiempo y dotarlo de capacidades militares para enfrentar un desafío mayúsculo. Ese ejército debía ser preparado y crearse las condiciones para que fuera trasladado a Chile para dar batalla y vencer a los realistas.

Finalmente, fueron organizados los cuadros de las siguientes unidades, cuyos jefes fueron nombrados en junio de 1816:

  • RI-1 de Chile, al mando del coronel Juan de Dios Vial Santelices.
  • Cía de emigrados de Chile, al mando del capitán Juan Manuel Astorga, de 6 oficiales y 38 soldados veteranos, según aparece en un parte de noviembre de 1816.
  • BA de Chile, al mando del teniente coronel Joaquín Prieto.
  • Legión Patriótica del Sur, una partida volante de dragones a las órdenes del coronel de milicias de Aconcagua José María Portus.

Las mejoras económicas

Antes de la llegada del estratega militar, se imponía en San Martín el estratega político y económico. Desde septiembre de 1814, Mendoza fue testigo de una notable acción de gobierno plena de logros e innovaciones. La activación económica lo llevó a estimular la producción en general. Con ampliación de los canales de riego y su saneamiento extendió las áreas cultivables, y con el cateo de minas de cobre y plomo, logró promover la minería.

Prosperaron durante su gobierno las industrias de curtidos, tejidos y talabartería. También lo hicieron los ramos de herrería y la preparación artesanal de sencillos productos alimenticios que abastecieron tanto al ejército como a la población civil.

Numerosos bandos se dejaron leer en las esquinas habituales para atender al progreso de la ciudad. San Martín no descuidó la ciudad; exhortó a los vecinos a blanquear los frentes de las viviendas, limpiar la extensión de la Alameda y colaborar en el equipamiento del ejército. El orden que puso en la actividad de las pulperías, las disposiciones contra el juego y la regulación del tránsito con la prohibición de galopar en las calles, redundaron en la seguridad de sus habitantes. También la salud preocupaba al general, y se ocupaba como hombre de acción que era. Con la creación de dispensarios, la implementación de una verdadera campaña de vacunación antivariólica y la lucha contra la hidrofobia, mejoró la calidad de la salud pública. La creación de nuevas postas de correo en Mendoza y en San Juan dio un nuevo impulso a las comunicaciones, estableciendo una ruta directa al norte argentino, evitando el largo rodeo que imponían los extensos caminos por Córdoba.

Encaminadas sus tareas gubernamentales, San Martín fue dedicando más tiempo a la formación del ejército. Sobre la base de las tropas existentes en Cuyo más el aporte de los auxiliares de Chile, comandados por el coronel Juan Gregorio Las Heras, fue desarrollando la maquinaria bélica destinada a libertar medio continente. Con respecto al área militar, introdujo tácticas napoleónicas y preparó especialmente a los hombres llegados de diferentes puntos del país, engrosados por las levas de esclavos y ciudadanos de la región.

La formación de este ejército de excelencia requería un lugar adecuado en las cercanías de la ciudad, búsqueda que concluiría en el paraje El Plumerillo, a más de una legua al noreste de la ciudad, donde nacería el campo de instrucción y escuela de las tropas sanmartinianas. Allí, en las barracas delineadas por el sargento mayor Álvarez Condarco del cuerpo de ingenieros, los noveles reclutas se transformarían en aguerridos soldados bajo la atenta mirada de San Martín, quien en más de una oportunidad tomaría personalmente a su cargo el entrenamiento de los hombres.

Fray Luis Beltrán era un matemático y químico que se dirigió al campamento de El Plumerillo para ayudar a San Martín. Planeo la producción del material necesario para el Ejército de los Andes. A sus órdenes llegaron a trabajar hasta 700 hombres que fabricaban de todo: desde monturas y zapatos hasta balas de cañón, fusiles, cañones, pólvora, vehículos de transporte y granadas. Y también preparaba las piezas necesarias para poder vencer la cordillera: puentes colgantes, grúas, pontones para doblegar quebradas intransitables y abismos imposibles. Ya no quedaban campanas en las iglesias de la zona ni ollas en muchas casas. Todo era fundido en los talleres de Beltrán.

Fray Luis Beltrán, el experto en matemática, física y metalurgia que fabricando las armas para el ejército de San Martín en el campamento de El plumerillo.

Los oficiales completaban su formación con clases teóricas en las que recibían instrucción en tácticas y estrategias europeas que muchos de ellos sabrían aplicar en la campaña y en guerras posteriores.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-10-30. Última modificacion 2025-10-30.
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