Guerras de Independencia Hispano-Americanas Independencia de Nueva Granada La Legión Británica

Antecedentes

Legión Británica como una expresión general para denominar a los voluntarios de Gran Bretaña, Irlanda y Hannover que sirvieron en la región septentrional de América del Sur durante las guerras de la Independencia Hispanoamericanas, aunque también hubo polacos, italianos y franceses. En realidad hubo tres legiones: Legión-1 Británica, Legión-2 Británica y Legión Irlandesa.

En enero de 1817, Simón Bolívar nombró agente de Venezuela en Londres a Luis López Méndez y le ordenó que buscara reclutas y adquiriese armas. El momento era muy propicio para esto, pues, a causa de haber terminado en 1815 las Guerras Napoleónicas, numerosos oficiales y soldados desmovilizados del ejército británico estaban buscando empleo y los proveedores de los ejércitos disponían de grandes cantidades de pertrechos militares que no habían alcanzado a vender.

Por otra parte, la opinión pública británica, incitada por personajes tan conocidos como Robert Wilson (un miembro liberal del Parlamento) y el vicealmirante Thomas Cochrane, era ampliamente favorable hacia los independentistas hispanoamericanos.

Este ambiente fue además incentivado mediante el hábil uso de la prensa a favor de aquella causa. Hasta entonces habían sido casi siempre individuos aislados los que se habían alistado en las fuerzas primero de Miranda y después de Bolívar, principalmente desde las Antillas británicas, pero en 1817 la situación cambió y el reclutamiento se verificó por unidades enteras o por cuadros completos para formar cuerpos en América.

Uno de los primeros oficiales que se ofrecieron para reclutar tropas fue Gustavus Mathias Hippisley, un oficial de caballería que estaba a media paga y que había sido amigo personal de Wellington, que formó los primeros húsares venezolanos y que escribiría un libro de memorias titulado la Jornada del Orinoco, en el que no habla muy bien de Bolívar.

Primera Legión Británica

En diciembre de 1817 se produjo el primer envío de fuerzas a Suramérica que formarían la Primera Legión Británica:

Brigada de artillería del Joseph Gillmore con 10 oficiales, 80 suboficiales (NCOs), 5×6 cañones y 1×5,5 obús.
RH-1 venezolano del coronel G. M. Hippisley con 30 oficiales y 160 suboficiales.
RH-2 venezolano del coronel Henry Croasdarle Wilson con 20 oficiales y 100 suboficiales.
BIL-I de rifles de Venezuela del coronel Donald Campbell con 37 oficiales y 198 suboficiales.
RC-1 de lanceros del coronel Robert Skeene con 20 oficiales y 200 suboficiales (este regimiento se perdió cuando el barco Iridian se fue a pique por una tormenta tras unos días de navegación cerca de la costa francesa).

Estas unidades estaban organizadas para ser completadas con soldados locales, por eso el elevado número de suboficiales, con el fin de instruirlos y encuadrarlos.

Al llegar a las Antillas, se encontraron con muchas dificultades: 2 buques fueron embargados por haber infringido las leyes de navegación, y otros problemas surgieron debido a que existían disposiciones que prohibían la exportación de armas desde Gran Bretaña a Suramérica.

Al quedarse la expedición por un tiempo en las islas, se produjeron numerosas deserciones y hubo bastantes enfermos, por lo cual, de los 855 voluntarios, solo unos 240 llegaron hasta el fin del viaje en el continente. Los primeros, que pusieron pie en Angostura en enero de 1818, fueron enviados de inmediato Orinoco aguas arriba hacia el Apure, donde fueron puestos bajo el mando de James Rooke, quien se había alistado recientemente por su cuenta en el ejército de Bolívar, y que había combatido en la batalla de Semén (16 de marzo de 1818).

Hippisley no llegó hasta abril, pero después de un enfrentamiento con Bolívar, regresó a su país sin haber combatido tras discrepancias con Bolívar. El Tcol James English se hizo cargo del RH-1.

Los comienzos no fueron fáciles. Los recién llegados no estaban habituados al clima ni a los peligros de la zona, sobre todo por las fiebres de las orillas del Orinoco y por las dificultades del idioma al no hablar castellano. Muchos se emborrachaban continuamente y mantenían su ridículo orgullo inglés. Algunos fueron matados por los indios, otro fue matado durante la noche por un jaguar y otro por un cocodrilo; el descontento creció.

En 1818, Bolívar comisionó su Guardia de Dragones al coronel británico James Rooke, que se denominó Escuadrón Sagrado, servido por los capitanes Charles Smith y Samuel Collins, y el teniente Peter James Hope.

Los primeros enfrentamientos no fueron favorables; un destacamento del RH-1 que se encontraba en el cuartel general de Bolívar durante la batalla de la Villa del Cura (2 de mayo de 1818) fue completamente destruido y de sus 12 oficiales, 8 resultaron muertos y 2 fueron heridos. Bolívar ascendió a coronel a English, que mandaba el destacamento.

El 22 de junio, el coronel británico Henry Croasdarle Wilson, quien manda el RH-2 de húsares llamados húsares rojos, fue apresado en Angostura por órdenes de Bolívar. Se le enjuició, encontrándosele culpable de haber instigado a las tropas de Apure, al mando del general José Antonio Páez, a desconocer la autoridad del Libertador; siendo retirado del servicio en las armas de la República de Venezuela.

Los cuadros del BIL-I de rifles y de la brigada de artillería llegaron en julio de 1818 a Angostura y de inmediato empezaron a reclutar y adiestrar tropas venezolanas en las misiones del Caroní. El BIL-I de rifles combatiría a lo largo de toda la guerra hasta la batalla de Ayacucho (1818-24) y, cuando este cuerpo fue disuelto en 1830, solo quedaban en él 3 oficiales británicos.

Legión británica en Venezuela. Caballería.

Segunda Legión Británica

Dos de los oficiales llegados a Venezuela a comienzos de 1818, el coronel James Towers English y el coronel George Elsom, recibieron de Bolívar autorización para volver a Inglaterra y organizar sendas expediciones, pero esta vez, no solo formadas por cuadros, sino incluyendo también soldados a 50 libras cada uno. Al coronel English se le prometió el ascenso a brigadier y el mando de la brigada.

La Segunda Legión adoptó el lema Morir o vencer (Die or Conquer), así como un himno, compuesto con la melodía de Ye Gentlemen of England, que era interpretado continuamente por la banda de la Legión.

Elson retornó en enero y English retornó en mayo de 1819 en el último transporte. En total se trasladaron 2.172 efectivos, incluyendo 572 hannoverianos de la KGL (King German Legio, Legión Alemana del Rey) y una batería de artillería mandada por el capitán Charles Brown con 90 suboficiales, así como una gran cantidad de armas y municiones.

Los uniformes eran similares a los que usaba el ejército británico, que habían sido suministrados por la firma Herring and Richardson, que también había equipado los barcos.

Legión Británica es presentada a Bolívar. Autor Gabriel Atencio Ruiz.

Los primeros grupos de la expedición de Elsom se presentaron en Angostura durante los meses iniciales de 1819. Fueron encaminados al Apure, donde se reunieron con otros británicos anteriormente llegados y formaron un batallón, llamado más tarde el Batallón Albión, que acompañó a Bolívar en el Paso de los Andes y se distinguió en la batalla del Pantano de Vargas (25/07/1819), donde su jefe, el coronel James Rooke, resultó gravemente herido, muriendo 3 días después. Al mando de su nuevo coronel John Mackintosh, pelearon nuevamente en la batalla de Boyacá (07/08/1819), donde ganaron el derecho a poner ese nombre, Boyacá, en sus banderas; luego, siguieron combatiendo hacia el sur y se encontraron en la batalla de Pichincha (25/05/1822), a las órdenes del general Antonio José de Sucre. Este batallón fue disuelto en Guayaquil en octubre de 1822, y los escasos voluntarios sobrevivientes fueron distribuidos entre otras unidades, o recibieron un honroso retiro.

Los voluntarios de English que habían llegado a Margarita tomaron parte en la campaña contra Barcelona y Cumaná en 1819, bajo el mando del general Rafael Urdaneta, pero el brigadier English tuvo que regresar a la isla por hallarse enfermo, y allí murió. Esas fuerzas, después del fracaso sufrido en Barcelona, se dirigieron a la región de Maturín y luego a los llanos de Apure. Allí se reunieron con miembros de la Legión Irlandesa, que habían llegado antes a Angostura, y con otros grupos de ingleses, y fueron reorganizados todos en una unidad llamada Cazadores británicos. Allí quedaron bajo el mando del general José Antonio Páez en 1820 y lo acompañaron en 1821 cuando él marchó con sus fuerzas a incorporarse al ejército del Libertador poco antes de la batalla de Carabobo (24/06/1821). En esta acción, el BIL de cazadores británicos tuvo una actuación muy distinguida y, después de la batalla, recibió de Bolívar su nuevo nombre: batallón Carabobo. Después de continuar sirviendo en Venezuela, marcharon hacia el sur y finalmente esta unidad fue disuelta en Ecuador, cuando se desmembró la Gran Colombia, hacia 1830.

Legión Británica en Venezuela en 1821.

Expediciones de MacGregor

Por su parte, Gregor MacGregor, un escocés que desde 1811 había estado vinculado con la causa de Venezuela, llevaba adelante otro reclutamiento independiente del que realizaba López Méndez, con quien se había enemistado. Esas tropas llegaron a las costas del istmo de Panamá a comienzos de abril de 1819 y se apoderaron de la población de Porto Bello; pero MacGregor tuvo que abandonarla cuando las fuerzas españolas contraatacaron 3 semanas después y la mayor parte de los expedicionarios perecieron víctimas de fiebres o ejecutados por los realistas.

Una nueva expedición levantada por MacGregor salió de Gran Bretaña durante el verano, compuesta principalmente por el RI de Hibernia, reclutado en Irlanda por Thomas Eyre. Después de muchas vicisitudes, llegaron a la isla Margarita. Según el oficial Francisco Burdett O’Connor, eran unos 800 expedicionarios. MacGregor con una flotilla de tres barcos se dirigió a la península de la Guajira y el 5 de octubre de 1819 ocupaba Riohacha, sufriendo graves pérdidas. El gobernador realista, coronel José de Solís, huyó sin luchar con la mayoría de los habitantes.

MacGregor no desembarcó hasta que se rindió la plaza y fue visto como un acto de cobardía por sus subordinados, que saquearon la localidad. Desacreditado, no hizo nada para reinstaurar la disciplina entre sus soldados a pesar de las solicitudes de algunos oficiales.

Poco después se produjeron serios actos de indisciplina y toda una unidad se embarcó apresuradamente para regresar a Gran Bretaña en unos buques de los cuales se apoderaron violentamente; incapaz de mantener su dominio sobre Santa Marta, MacGregor había empezado a evacuarla cuando tropas realistas atacaron, muriendo muchos voluntarios en la acción, y alrededor de 110 fueron ejecutados por sus captores; el jefe escocés y parte de sus hombres lograron, sin embargo, huir en otros buques.

En 1820, MacGregor llegó a la isla de Margarita, que le nombró diputado ante el Congreso Constituyente de Cúcuta (Colombia), pero en vez de incorporarse, siguió hacia la isla de San Andrés con un grupo de 250 mercenarios y combinó sus fuerzas con la escuadra del corsario Aury. Desde allí atacaron la ciudad española de Portobelo en el istmo de Panamá. Debido a la fuerte defensa, no consiguió su objetivo

Legión Irlandesa

Durante el verano de 1819, John d’Evereux empezó a reclutar una Legión Irlandesa en la propia Irlanda, alegando que Bolívar le había facultado para ello y concedido el grado de brigadier; aspiraba a alistar 5.000 hombres. Pero, de hecho, fueron muchísimos menos. Ante tan continuados desconocimientos de las proclamas del Príncipe Regente y la salida de un buque tras otro cargados de gente y pertrechos para servir a la causa de Hispanoamérica, el gobierno británico se vio finalmente obligado a ceder ante la presión diplomática española. A pesar de muchas protestas públicas, se decretó que el 1 de agosto de 1819 entraría en vigor la ley contra el reclutamiento de súbditos británicos con destino al extranjero, lo cual hizo que numerosos voluntarios se apresuraran a salir hacia América del Sur antes de aquella fecha. Cinco buques de la Legión Irlandesa de d’Evereux zarparon unas semanas más tarde, pretextándose que conducían emigrantes. Los primeros buques echaron anclas en la isla Margarita entre septiembre y diciembre de 1819.

La parte de la Legión Irlandesa que había llegado a Margarita en 1819 y comienzos de 1820, se hallaba muy disminuida por las enfermedades y deserciones. Hacia marzo de ese último año, se embarcaron hacia Río Hacha, junto con fuerzas margariteñas, algunos hombres de la expedición de English que habían sido dados de alta en el hospital de la isla y un grupo de infantes de marina del coronel Thomas Jackson. Después de haberse apoderado de Ríohacha sin resistencia, penetraron hacia el sur unos 250 km, a la región de Valledupar, donde debían encontrarse con otra columna, en la cual figuraba el BIL de rifles; el jefe de esta columna, coronel Francisco Carmona, se retrasó y la conexión no se produjo. Los irlandeses se vieron obligados a regresar a la costa, debido a los ataques realistas contra su línea de abastecimiento. En aquella ciudad, rechazaron un asalto de los españoles, pero después se amotinaron exigiendo su paga, su prest (parte del haber del soldado que pagaba en mano) y sus raciones. La población fue saqueada y quemada.

Cuando estos hechos se produjeron, la Legión Irlandesa se hallaba en un estado deplorable, y un tercio de su fuerza había muerto o regresado a su tierra. Los restantes se apoderaron de varios buques y fueron a parar a Jamaica, de donde muchos de ellos fueron trasladados posteriormente a Terranova y Canadá. Una unidad de la Legión Irlandesa que permaneció leal a la República con el coronel Francis Burdett O’Connor se quedó en Tierra Firme y sirvió bajo las órdenes del general Mariano Montilla en Turbaco, durante el sitio de Cartagena. Posteriormente, algunos de los oficiales sobrevivientes se incorporaron al BIL de rifles. En cuanto a d’Evereux, este solo llegó a Suramérica cuando ya su Legión se había desbandado y, de hecho, nunca tuvo servicio activo ni llegó a combatir.

53 barcos habían partido hacia América del Sur, conduciendo, en total, unos 6.500 oficiales y soldados, de los cuales, alrededor de 5.300 llegaron a su destino; de estos, muy pocos fueron los que regresaron a sus hogares de Gran Bretaña e Irlanda. Aunque muchos murieron en combate o a consecuencia de heridas recibidas luchando, probablemente es correcto decir que la mayoría fueron víctimas de enfermedades tropicales y de la dureza de las condiciones de las campañas.

Su resistencia se vio debilitada por falta de alimentación y vestido apropiados, así como por la escasez de medicinas disponibles: sucumbieron a la malaria, fiebre amarilla, cólera, disentería, fiebre tifoidea, tifus y otros flagelos, y particularmente, a las úlceras propias del trópico, que segaron las vidas de centenares de ellos, especialmente durante las largas marchas. Los médicos, que en total fueron más de 150, hicieron lo que pudieron, pero prácticamente todos perecieron, igual que sus pacientes. Es necesario recordar, también, que no menos de 600 o 700 hombres de todas graduaciones se alistaron en las fuerzas navales republicanas.

Entre los escasos sobrevivientes de la Legión Británica que permanecieron en América, algunos alcanzaron elevadas situaciones en los ejércitos independentistas u ocuparon altos cargos en los gobiernos de los nuevos estados. Pueden mencionarse el general Daniel Florencio O’Leary, el general Juan Úslar, el general Arturo Sandes, el general Tomás Carlos Wright, el general Francis Burdett O’Connor, el capitán de navío Walter Dawes Chitty, el coronel Guillermo Smith, el general Carlos Minchin, entre otros.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-11-01. Última modificacion 2025-11-01.
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