¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
El brigadier Manuel Sanz y Pecharromán era de origen segoviano, tenía el grado de coronel al morir Fernando VII y alcanzó el grado de brigadier carlista con antigüedad de 12 de octubre de 1833. Actuó de enlace entre la Junta carlista de Madrid y la de Burgos, pasando a formar parte de la que se llamó Junta Superior Gubernativa de Castilla la Vieja al iniciarse las hostilidades. Dicha junta fue reorganizada por don Carlos en julio de 1834; pasaría a presidir y presidía cuando fue designado para mandar la expedición a Castilla en el mes de septiembre de 1834, que a pesar de sus importantes objetivos pasaría a la historia por su fracaso ante Villarcayo el día 18 de septiembre y su triste regreso a Vizcaya, continuamente acosados sus hombres por las tropas cristinas.
Colocado al frente de 2.500 efectivos encuadrados en 4 batallones (BI-VI de Navarra, BI-IV de Castilla, BI-VI de Vizcaya y BI-II de Álava) y dos escuadrones, Sanz emprendió su marcha el 14 de septiembre por la tarde, dirigiéndose a través de Sierra Salvada camino de Quincoces de Yuso, a donde llegaron después de anochecido.
Poco satisfecho Sanz con la posición, emprendió desde allí la marcha a Villarcayo, llegando de día 18. Allí, 40 húsares del RH-1 de la Princesa y de 20 a 30 urbanos decidieron defenderse amparados en las casas; al acercarse los expedicionarios, abrieron fuego matando al comandante de las Heras. Sanz envió 4 compañías de cazadores para entrar en el pueblo por distintos puntos y saquear e incendiar 37 casas. Pudieron sacarse de ellas 10 caballos del RH-1 Princesa y se hicieron 12 prisioneros.

El ruido del combate llegó al brigadier Fermín Iriarte, que se encontraba en Villasana de Mena; emprendió desde allí la marcha sobre el punto atacado, llevando consigo la brigada del brigadier Pedro Aznar, compuesta de un batallón de carabineros, el batallón provincial de Granada, la compañía de cazadores de Segovia y 43 caballos del regimiento de la Reina, total 900 hombres. El brigadier Iriarte llegó a Villarcayo cuando ya los carlistas se habían marchado.
Sanz continuó la marcha hacia Soncillo, llegando a Cigüenza (Burgos) para descansar. En la madrugada del 19 de septiembre, cuando los carlistas habían retirado los puestos avanzados y se estaban preparando para iniciar la marcha, fueron atacados por las fuerzas de Iriarte, que habían formado en tres columnas con guerrillas por delante. La sorpresa fue total y los carlistas fueron derrotados, dejando en el campo 20 muertos, muchos heridos y un capitán prisionero, que al día siguiente fue pasado por las armas. La expedición, venciendo mil dificultades y perseguidos por los cristinos durante casi una hora, se pudo reunir en una altura en las inmediaciones del camino real de Soncillo con poca pérdida de gente, pero sin municiones; habían abandonado los bagajes y los 12 prisioneros capturados en Villarcayo. Los cristinos tuvieron solamente tres heridos, entre los que se encontraba un capitán.

Sanz celebró un consejo de guerra en el que se acordó la vuelta a las Provincias Vascongadas. Al amanecer del 20 de septiembre, dejaron el camino de Santander y tomaron por los altos del valle de Toranzo a los de Villacarriedo y del Pas, pernoctando el 20 en el de Villacarriedo (Cantabria). El día 21 en Vega del Pas, donde se celebró otro consejo de guerra, continuaron en dirección sur hasta San Pedro del Romeral y, ante el aviso de la cercanía de una columna cristina en Espinosa de los Monteros (a 30 km), les hizo contramarchar a San Roque de Riomiera, donde se abastecieron, y luego continuaron a Arredondo siguiendo a Bustablado, donde se reorganizaron. Tras un breve descanso a las 4 de la tarde del 22 de septiembre, andando toda la noche llegaron bien entrada la mañana del día 23 a Ampuero (Cantabria).
Continuaron a Sopuerta (Vizcaya) y, tras un poco de descanso, continuaron la marcha y, antes de llegar a San Pedro Galdames, situado entre Sopuerta y Sodupe (Vizcaya), se separaron la caballería de la infantería; mientras la caballería siguió camino hacia Sodupe, la infantería marchó a Luyaondo, siendo atacada por una columna cristina, reuniéndose todos al día siguiente, 25 de septiembre, en Orozco.
