Guerras Carlistas Segunda Guerra Carlista Operaciones primera mitad de 1847

El ejército español en 1847

En el año 1842 desapareció la Guardia Real, quedando solo una compañía de alabarderos. El ejército sin incluir las fuerzas en Ceuta, Melilla, Baleares, Canarias, Cuba y Filipinas estaba constituido por:

  • Infantería
    • Infantería de línea:
      • El 1 de enero de 1847: 32 RIs de línea: RI-1 Rey, RI-2 Reina, RI-3 Príncipe, RI-4 Princesa, RI-5 Infante, RI-6 Saboya, RI-7 África, RI-8 Zamora, RI-9 Soria, RI-10 Córdoba. RI-11 San Fernando, RI-12 Zaragoza, RI-13 Mallorca, RI-14 América, RI-15 Extremadura, RI-16 Castilla RI-17 Borbón, RI-18 Almansa, RI-19 Galicia, RI-20 Guadalajara, RI-21 Aragón, RI-22 Gerona, RI-23 Valencia, RI-24 Bailén, RI-25 Navarra, RI-26 Albuera, RI-27 Reina Gobernadora, RI-28 La Unión, RI-29 Constitución RI-30 España, RI-31 Asturias, RI-32 Isabel II.
      • Creados por el RD del 16/08/1847 13 RIs, RI-33 Sevilla, RI-34 Granada, RI-35 Toledo, RI-36 Burgos, RI-37 Murcia, RI-38 León, RI-39 Cantabria, RI-40 Málaga, RI-41 Jaén, RI-42 Vitoria, RI-43 San Quintín, RI-44 Astorga, RI-45 San Marcial.
    • Infantería ligera: 16 RILs de cazadores creados el RD del 20/05/1847: RIL-1 Cataluña, RIL-2 Tarragona, RIL-3 Barcelona, RIL-4 Barbastro, RIL-5 Talavera, RIL-6 Tarifa, RIL-7 Chiclana, RIL-Figueras, RIL-9 Ciudad Rodrigo, RIL-10 Alba de Tormes, RIL-11 Arapiles, RIL-12 Baza, RIL-13 Simancas, RIL-14 Las Navas, RIL-15 Antequera y RIL-16 Vergara.
    • Reserva 17 RIs que fueron disueltos por el RD de 16/08/1847, formándose 49 batallones independientes numerados del I al XVIX (1 al 49) con el nombre de la ciudad donde estaban ubicados.
  • Caballería con 17 regimientos, cada uno formado por 4 escuadrones cada uno con 165 plazas, de las cuales 145 eran plazas montadas. En total 680 jinetes y 588 caballos.
    • Caballería de línea formada por 12 RCs de lanceros: RC-1 Rey, RC-2 Reina, RC-3 Príncipe, RC-4 Infante, RC-5 Alcántara, RC-6 Almansa, RC-7 Pavía, RC-8 Villaviciosa, RC-9 España, RC-10 Sagunto, RC-11 Calatrava y RC-12 Santiago.
    • Caballería ligera formada por 6 RCLs de cazadores: RCL-13 Montesa, RCL-14 Numancia, RCL-15, RCL-16 Constitución, RCL-17 Bailén, RC-18 María Cristina. Según el RD de 28/03/1847 se creó un ECL de cazadores en La Coruña.
  • Artillería
    • Artillería de posición con 5 RAs: RA-1 Barcelona, RA-2 Valencia, RA-3 Sevilla, RA-4 Coruña y RA-5 Segovia.
    • Artillería de campaña con 5 RAs: RA-1 montaña de Barcelona, RA-2 a caballo de Valencia, RA-3 a montaña de Sevilla, RA-4 a caballo de la Coruña, y RA-5 montaña de Segovia.
  • Ingenieros
    • RING de Arévalo
    • Brigada Topógrafica (RD del 20/05/1847).
Reinado de Isabel II. Caballería. (1) Reglamento 1835: todos los RCs de línea iguales, (2) reglamento de 1841: todos RCLs iguales; (3) reglamento de 1843: todos los RCs de línea iguales y (4) todos los RCLs iguales; (5) reglamento de 1846: todos los RCs del arma iguales y (6) todos los RCs de lanceros iguales; (7) reglamento de 1847: todos los regimientos de lanceros iguales.

Mando de Benito Tristany

El 1 de enero de 1847, se levantó en la Sierra de Busa una partida que inquietó al gobernador de Cardona (Barcelona). Bretón, a pesar de su mal estado de salud, salió el 26 de enero para Cardona, a donde llegó el día 29, comunicando desde allí a Madrid que la partida que se había señalado no llegaba a reunir 40 hombres, mal armados y sin municiones, por lo que esperaba que se retirarían cuando sus tropas avanzaran. Innegablemente, que a primera vista esta partida parecía sin importancia esta partida, pero no era así, su jefe era nada menos que el brigadier Bartolomé Porredón, alias el Ros de Eroles. Un Jefe era el que daba la importancia a la partida, y no el número de los que mandaba.

Bretón, desde Cardona se trasladó a Solsona, donde reunió a los párrocos y alcaldes de los pueblos para incitarles a que sosegaran los ánimos y se evitara así una nueva guerra.

Poco después que Porredón, se presentó al frente de una fuerza el mariscal de campo Benito Tristany, el famoso Mosen Benet, quien desde ese momento asumió el mando como comandante general carlista de Cataluña. Los monteniolinistas habían recibido un importante envío de armas de fabricación belga y municiones, que fueron desembarcadas en la playa de Badalona (Barcelona) el 5 de febrero, a pocos kilómetros de la capital del Principado, con lo que se pudieron armar los voluntarios. Coincide con este hecho el combate que se libró en San Feliú Saserra (Barcelona).

El 12 de febrero en Villanueva y Geltrú (45 km de Barcelona), entró una partida de montemolínistas en el pueblo de San Quintín de Mediona, cuyo número no pasaba de 30 hombres bien vestidos y armados de fusiles nuevos. Estuvieron en la población algunas horas, tomaron algunas provisiones pagando religiosamente su importe.

Acción de Cervera (16 de febrero de 1847)

Mientras tanto, iban surgiendo pequeñas partidas, Tristany quiso dar a conocer su presencia en el campo con un golpe de audacia, y el 16 de febrero, sabiendo que en Cervera (Lérida) había algunas pocas fuerzas del ejército y de la Guardia Civil, se presentó al rayar el alba, tomando posiciones en los alrededores, mientras que una parte de las fuerzas mandadas por Porredón entraban por la puerta de Capuchinos, y las que guiaba Forner, hacían lo mismo por la puerta de las Vírgenes. En ese momento, las fuerzas de Tristany con Porredón y Forner, solo reunían 200 hombres a sus órdenes. Rápidamente, fueron ocupados los objetivos señalados. Uno de ellos era la casa del gobernador, pero este Jefe isabelino, sorprendido en la cama, tuvo presencia de ánimo para coger el fusil con que le apuntaba un montemolínista, dando un golpe al otro carlista que estaba en su habitación, y en camisa se tiro por la ventana desde una altura de 8 metros, consiguiendo escapar.

En la casa del administrador de Rentas, los montemolínistas derribaron las puertas, y ante el ruido, dicho funcionario se asomó al balcón para enterarse de lo que ocurría. Requerido en nombre de Carlos VI para que entregara los fondos públicos, así lo hizo, dando 90.000 reales, de los que Tristany dio el recibo correspondiente, así como de las cantidades de tabaco y pólvora que tenía en depósito, de los que se llevaron cuanto pudieron los carlistas. Otros se presentaron en la cárcel, en donde pusieron en libertad a 18 presos.

No fue tan fácil en la casa-cuartel, pues allí tuvieron tiempo de ser alertados, ya que una pareja de la guardia civil había salido para llevar el parte diario, y al llegar a la plaza de San Miguel, al encontrarse con un grupo de montemolínistas; se entabló un tiroteo, cayendo muerto uno de los guardias, y el otro herido, quedando prisionero. Puesta a la defensiva la guarnición de la casa-cuartel, se entabló una lucha que duró hasta las 10:30 de la mañana, sin que los carlistas consiguieran su propósito.

Mientras se verificaba este ataque, Tristany dio la orden al vecindario para que derribaran las murallas, cosa que empezaron a hacer por los torreones y puertas de las Vírgenes y de Capuchinos. Dispuestos para la retirada, después de tocarse formación y marcha, los montemolínistas salieron de la población. Los soldados que estaban de guardia en la cárcel y los asistentes de los oficiales isabelinos fueron desarmados, pero dejados en libertad. Cuantas cosas compraron en la población, las pagaron religiosamente, y si no hubiera sido la muerte del guardia civil José García, la sorpresa se hubiera verificado sin ninguna víctima.

Acción de Guisona

Después de la sorpresa de Cervera, los montemolinistas mandados por Tristany fueron a Guisona (Lérida), donde estaba un destacamento del RI-4 de la Princesa, mandado por el teniente Lorenzo de Gotarredona. Este se dispuso a la defensa en el fuerte, pero al comenzar a arder una casa contigua, decidió rendirse, entregando a los Montemolínistas los fusiles, siendo puestos en libertad el teniente y los soldados que no se sumaron a los carlistas. Antiguos restos de las fortificaciones que quedaban de la guerra anterior habían sido derribados, y a las cinco de la tarde, Tristany emprendió su marcha para Vicfret (Lérida), dirigiéndose hacia Calaf (Barcelona).

Al dar sus sorpresas de Cervera y Guisona, Tristany había sembrado el desconcierto entre los isabelinos. El capitán general Manuel Bretón del Río formó una columna de infantería, caballería, zapadores, mozos de escuadra y cuatro piezas de artillería, llegando el 21 de febrero a Cervera, habiéndole precedido pocas horas antes otra fuerza de infantería y caballería isabelina. Ordenó la reedificación de lo que se había derribado, y el día 24 de febrero dio una proclama en que trataba a Tristany de “jefe de bandidos y asesinos”.

Acción de Tarrasa (7 de marzo de 1847)

Ese mismo día 7 de marzo, Tristany dio otro golpe de audacia. Al amanecer se presentaron los Montemolínistas delante de Tarrasa (Barcelona) y a su intimación se abrieron las puertas, entrando en la ciudad. Tristany conferenció inmediatamente con el alcalde, Agustín Galí, y con Miguel Viñals, y estaba asegurando el jefe matiner que no habría violencias, pues solo luchaban contra los que empuñaban las armas, cuando se oyeron disparos. Lo que había ocurrido fue que un confidente del capitán general Bretón había informado la noche anterior del plan de Tristany, por lo que salió de Barcelona una columna de 300 hombres y 25 caballos, a las órdenes del coronel Joaquín Manzano. Este llegó al amanecer, ocupó los arrabales de Tarrasa e hizo que tres compañías y la caballería penetraran en la ciudad, originándose el choque.

Tristany ordenó que se organizara la defensa en la plaza de la iglesia, batiéndose contra las tropas isabelinas, que perdieron la ocasión de cortarle la retirada, pues supieron que los matiners se habían abierto paso hasta las afueras de la población. En la lucha en la plaza de la Iglesia murió el teniente isabelino Rafael Sánchez. Las pérdidas sufridas por Manzano fueron mayores que las que tuvieron los carlistas, y Tristany vio aumentar su popularidad al batirse en poblaciones tan cercanas de Barcelona.

Ese mismo 7 de marzo, el mismo Tristany tuvo un encuentro con los isabelinos mandados por el brigadier Antonio Baxeras en Sampedor (Barcelona), y todavía el día 8, en Suria (Barcelona), volvían a medir sus armas ambas fuerzas. Conforme a la costumbre en estos casos, las fuerzas mandadas por Tristany se dividieron en tres grupos. Uno mandado por el general, otro por el brigadier Porredón y el tercero por el coronel Ramón Vilella. Ya entonces se anunciaba que habían aparecido las partidas mandadas por el coronel Borges y por Coscó en la Alta Montaña.

Manuel Pavía, nuevo capitán general de Cataluña

Bretón regresó a Barcelona después de haber encargado al general Enna tomar el mando de las fuerzas para acudir donde fuera preciso. El Gobierno de Madrid, atendiendo el estado de salud de Bretón y el mal comienzo de la campaña, le relevó, nombrando capitán general de Cataluña, el 7 de marzo, al teniente general Manuel Pavía Lazy. No era fácil transitar por Cataluña, como lo comprobó personalmente Pavía, que para llegar a Barcelona tuvo que hacer su viaje disfrazado, por temor de caer en manos de los matiners.

General isabelino Manuel Pavía y Lazy capitán general de Cataluña en 1847.

El nuevo capitán general de Cataluña, Manuel Pavía Lacy, nombrado en marzo de 1847, disponía de 22.000 efectivos (un tercio del ejército español). En la capitanía general de Cataluña había las siguientes fuerzas:

  • Infantería: RI del Rey (3), RI-3 del Príncipe (3), RI-4 (3), RI-9 de Soria (3), RI-10 de Córdoba (3), Zaragoza (3), RI-23 de Valencia (2), RI-28 de la Unión (2), RI-29 de la Constitución (2), RI-31 de Asturias (2), RI-41 de Jaén (2). RI-43 de San Quintín (2), RI-44 de Astorga (2), BILs de cazadores I, III, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI y XII, Cía de cazadores del BI-II/23 de la Albuera, procedente de Andalucía.
  • Artillería: RA-1. Una batería de montaña de la RA-1 de Barcelona y una batería a caballo de la RA-2 de Valencia.
  • Ingenieros: Cuatro compañías.
  • Caballería: RC-9 de Sagunto y RC-12 de Santiago de lanceros, RCL-13 de Montesa y RCL-15 de Lusitania, ambos de cazadores.

El reglamentario desde 1847 para los cuerpos de lanceros. Y que consiste en:

  • Chacó negro, algo más ancho por la parte superior, con cinta de estambre carmesí, bombilla, presilla, escudo coronado de armas reales y plumero pequeño de cerda blanca.
  • Mascarón y carrilleras de latón dorado.
  • Forrajera de estambre carmesí.
  • Casaquilla verde botella, con faldones abiertos.
  • Cuello de color carmesí, con el número del Regimiento (4) bordado.
  • Solapa postiza, vueltas y barras carmesíes.
  • Pantalón gris marengo con refuerzos de lo mismo, y tira carmesí.
  • Media bota gris marengo.
  • En las monturas, caparazón (schabrás) de paño verde con franja carmesí.
Lancero-cazador del RCL-2 Numancia en 1847, uniformado según el reglamento de 1847. Autor Augusto Ferrer Dalmau.

Convencido de que el problema era más político que militar, se puso en contacto con la burguesía industrial catalana y procuró constituirse en portavoz de sus necesidades. Defendió el proteccionismo industrial y buscó la obtención de créditos para disponer de una red de carreteras que daría trabajo a un buen número de obreros en paro, víctimas de la recesión industrial. Quería evitar que se unieran a las partidas para buscar su subsistencia y la de sus familias.

El 25 de marzo se señala un ligero combate en Tavertet (Barcelona).

Operaciones en abril de 1847

El 3 de abril, hubo otro tiroteo contra la columna del coronel Salvador Damato en Bellprat (Barcelona). El día 4, una partida mandada por Serrallet fue dispersada cerca del Santuario de San Magín de Brufaganya (Tarragona) por las fuerzas del Tcol Narciso Álvarez del Tord del RI-12 de Zaragoza. Pero nuevas partidas se levantaban constantemente, siendo de destacar la que mandada por el coronel Pedro Sorribes, alias el Guerxo de la Ratera, se actuaba entre Agramunt y Balaguer, en la provincia de Lérida.

La intrepidez de los matiners se demuestra por el acto tan insólito de que una pequeña partida entrara en Martorell (Barcelona), el 7 de abril. La componían 14 hombres. Llegaron a la plaza junto al Ayuntamiento y al cuartel de la Guardia Civil, estuvieron en una taberna donde bebieron y pagaron lo que habían bebido, y sin que nadie les molestara, pero sin tampoco provocar incidentes, se retiraron tan silenciosa como tranquilamente habían entrado. El único perjudicado fue el alcalde, Francisco Buxeras, que al día siguiente fue apresado y sumariado por no haber impedido la entrada de tan corta fuerza carlista en población de tal importancia, que tenía fuerzas que la guarnecían, vigías y demás elementos, ni haber siquiera levantado el somatén para perseguirles. Y no era este caso el único: en Vilanova de Meyá (Lérida), que tanto les había resistido en la guerra anterior; Agramunt, famoso por su liberalismo; Balaguer, cabeza de partido judicial, vieron entrar tranquilamente a los defensores de Carlos VI.

Todo ello se debía a que la opinión del Principado era favorable a los carlistas. Eso se refleja en el bando que el coronel Forner, presentándose como protector de los pacíficos paisanos, y solo mencionando como única sanción castigada con pena de muerte, la de tocar a somatén contra los montemolinistas.

La audacia de los matiners llegaba hasta a aproximarse en la noche del 14 de abril a la ciudad de Lérida, disparando contra la guardia del almacén de pólvora, “el tiroteo que solo tuvo como resultado el hacer pasar a las autoridades, vecindario y guarnición de la capital, una noche toledana”, dijo un escritor contemporáneo.

El 22 de abril a las seis de la tarde, en Orgaña (Lérida) entraron de improviso en la villa 130 matiners mandados por los cabecillas Benito Tristany, el Ros de Eroles y Borges. A la madrugada siguiente, al aproximarse mozos de la escuadra salidos de la Seu de Urgel, después de algunos tiros se retiraron al coll de Nargó (Lérida), donde el 23 de abril se pusieron a bailar como gente de buen humor; pero interrumpidos en su diversión por la llegada de las fuerzas isabelinas, se fueron con la música a otra parte, dirigiéndose hacia Serra Seca, que era una de sus madrigueras.

El 24 de abril, una columna al mando del coronel Baixeras, comandante general del distrito de Solsona, se encontró con las facciones de Tristany, el Ros de Eroles, el Tuerto de la Ratera y Borges. Al llegar la columna al pueblo de Basella (Alto Urgel, Lérida), los rebeldes emprendieron la fuga para evitar el enfrentamiento, pero conociendo Tristany que lograrían darles alcance, destacó una partida mandada por un oficial para que, haciéndose fuerte en una casa, pudiera entretenerlas. Esta gente escogida ofreció una tenaz resistencia que no bastó para contener la columna, cuyo jefe dispuso que quedara bloqueada por una compañía de granaderos del RI-28 de la Unión, y que el resto continuase persiguiéndolos.

Los encerrados en dicha casa despreciaron las invitaciones que se les ofrecieron para que capitulasen, y continuaron haciendo fuego que causó algunos heridos a la fuerza que los bloqueaba; pero al ver que se acercaban con haces de paja a la puerta del edificio, y que iba a prendérseles fuego, se rindieron a discreción. Los prisioneros fueron trasladados a Solsona; después de habérseles formado causa, fueron fusilados 4 que eran desertores del ejército y de presidio, y el oficial. Los cabecillas Benito Tristany y el Ros de Eroles escaparon en sus caballos, y el resto de la facción fue dispersada, y desalentada siguió en dirección al pueblo de Llanera, por donde pasó al oscurecer de la tarde del 24. En represalia por el fusilamiento del oficial, Benito Tristany mandó fusilar a 26 prisioneros.

El 27 de abril, los matiners tomaron su desquite, ya que el general Tristany, unido a las fuerzas del brigadier Porredón y del coronel Vilella, atacaron inopinadamente la columna del coronel José María Morcillo, compuesta de su RI-28 de la Unión y lanceros del RC-12 de Santiago, que regresaba de Cardona. El combate fue muy violento en los bosques de la Molsosa y alrededores del Santuario de Pinos, siendo batidos totalmente los isabelinos, que se dispersaron, entrando el núcleo principal en completo desorden en Calaf (Barcelona), gracias a haber acudido la columna del comandante Francisco Monasterio del RIL-16 de Vergara en su socorro.

Acciones en el mes de mayo de 1847

El 1 de mayo, la facción al mando de Tristany, Vilella, el Tuerto de Ratera y Cuscó, con 250 hombres, se hallaba al amanecer en el campo de la Garriga de Ponts, dirigiéndose después al pueblo de Oriola por la parte de Artesa de Segre. Sin embargo, la columna de Cervera llegó a Balaguer y marchó para el pueblo de Artesa, donde pernoctó. A las siete de la mañana habiendo recibido aviso de que la facción estaba en Montsonís, salió a su encuentro, tomado ya el pueblo por la primera mitad de cazadores de la Unión al mando de su capitán, y dispuestas las otras tres partes, una de cazadores y dos de fusileros con la caballería para protegerse unos a otros, se dirigió a tomar la barca de Salgar, para pasar al otro lado del río, en persecución del enemigo, pero habiéndose presentado el grueso de su fuerza por las posiciones entre Foradada y Montsonís (Lérida), había mandado observar, y la tropa que hacia este servicio en malísimo terreno no pudo conservar toda la cohesión necesaria por lo que fue precisado a hacerla descender al llano; esto y la fatalidad de haber tenido que atravesar la acequia del molino que traía muchísima agua, motivado el haber perdido 16 hombres entre muertos, heridos y 4 prisioneros. Los carlistas rehusaron el enfrentamiento y se retiraron a Montsonís.

Llegó una columna de Tremp procedente de Vilanova de Meyá (Lérida) al mando del coronel Carlos María Yauch del RI-1 del Rey, que dejó un fuerte destacamento en Artesa para custodiar los heridos, y Cervera con el resto de la fuerza, y la columna de Yauch se dirigió a la búsqueda de la facción que ya estaba desalojando el pueblo de Montsonís para dirigirse a Foradada (Lérida). Las fuerzas de Tristany le batieron produciendo numerosas bajas. La actividad de este jefe, así como la de Porredón, decidieron al general Pavía a pasar a la provincia de Lérida para remediar tanto descalabro.

Tristany y Porredón descansaron en Guisona, que evacuaron el día 9 de mayo por la noche al aproximarse las fuerzas que mandaba el general Pavía. Hubo un tiroteo en Biosca y los carlistas entraron en Sanahúja (Lérida), pero al saber que se aproximaba la columna de Calaf (Barcelona), también la abandonaron.

Para descansar, marchó Tristany con parte de los suyos a la casa de las Vilas, del término de Llanera, mientras que Porredón, con su asistente y al parecer con una escolta, marchó a la Casa Borrellas, del término de Clariana.

El 13 de mayo, la columna de Tremp batió y dispersó completamente a las facciones reunidas de Badía, Pep de Térmens y Mas de Serra, causándoles algunos muertos y heridos en FontlIonga (Camarasa, Lérida), hasta después de pasado el puente de Montclús, donde cesó el fuego, y siguiéndoles en la huida en todas direcciones.

Muerte de Benito Tristany y el Ros de Eroles

Durante el 15 de mayo, Benito Tristany y el Ros de Eroles permanecían en Llanera, cerca de Ardévol. Tristany con parte de los suyos fue a la casa de las Vilas, del término de Llanera, mientras que Porredón con su asistente, y al parecer con una escolta, marchó a la casa Borrellas, del término de Clariana. La primera era propiedad de Juan Oliva, y la segunda de Celedonio Borrellas. El coronel Baixeras lo supo por el criado del Ros de Eroles, al que pagaron 200 onzas. Este, después de haber asegurado que Tristany se había quedado con muy poca gente, pues el grueso a las órdenes de Vilella había ido con orden de intentar un golpe de mano por la parte de Fonollosa (Barcelona), emprendió una marcha de ocho leguas al frente de todas sus fuerzas, y llegó con el mayor silencio hasta las masadas y las cercó completamente.

Un grito de alarma de uno de sus compañeros avisó a Tristany de la llegada del enemigo. Inmediatamente, se empeñó un terrible fuego. En vano se empeñó Baixeras por tres veces en apoderarse de la masada, pues otras tantas fue rechazado con pérdidas considerables, teniendo que retirarse a una distancia para ordenar sus columnas y combinar una nueva acometida, a fin de incendiar durante ella aquella fortaleza improvisada que no podía tomar de otro modo. Pero Tristany, viendo que escaseaban ya las municiones, y temiendo, por otra parte, que aumentase la fuerza sitiadora, con las del capitán general, que sabía se encontraba cerca, tuvo la infeliz ocurrencia de aprovechar la retirada de Baixeras para intentar una salida y ganar un cercano bosque, con el fin de salvarse por él en la montaña.

Era el único recurso que le quedaba; fue herido a los primeros pasos que dio fuera de la masada, por una descarga general que hirió también a varios de los que le rodeaban, dio orden inmediatamente a Borges para que tomase el mando y a todo trance salvase el resto de la fuerza. Una nueva descarga hirió a los que se esforzaban para salvar a Tristany aun con riesgo de su vida, y por consecuencia cayó este de nuevo en tierra y en poder del enemigo, con cuatro de los que le acompañaban que fueron fusilados enseguida. En la casa de las Vilas de Llaneras murieron 22 matiners.

El Ros de Eroles estaba en cama por culpa de unas fiebres altas; él y su asistente fueron sorprendidos y, al intentar huir, le dispararon una descarga; cayó herido y le asesinaron en el mismo acto a bayonetazos.

Tristany, canónigo de la catedral de Girona, fue conducido a Solsona, fue sometido inmediatamente a Consejo de Guerra y puesto en capilla el 17 de mayo por la mañana. La ejecución se hizo el mismo día por la tarde, a las seis y media, en la plaza mayor de Solsona, junto con José Rosell, sacerdote de Ager y capitán, que había sido en la Primera Guerra Carlista, y Valerio Roca de Avinyó, yerno del brigadier Porredón, al lado del cadáver de el Ros de Eroles. El canónigo fue trasladado herido hasta el paredón.

Continuación de las operaciones tras la muerte de Tristany

Una vez muerto Benito Tristany, le sustituyeron sus sobrinos Rafael, Francisco, Antonio, Ramón y Miguel.

El cabecilla Vilella fue nombrado jefe interino de los rebeldes hasta que llegase Brujó, que se hallaba ya en Andorra. Vilella se dirigió con 400 de los suyos a la parte de Tarragona. Se repartió el principado de la manera siguiente: el propio Vilella se consignó el Penedés y parte de la Segarra; Pere Sorribes, alias el Guerxo de Ratera, la zona de Urgel; al Estudiante del Grau las comarcas de Vich, Olot y parte del Ampurdán; Rafael Tristany, el campo de Tarragona.

El 19 de mayo, fuerzas mandadas por Antonio Masdefiol, alias Antón de la Puda, entraban en Capellades (Barcelona), donde se le reunían 35 mozos que habían salido de Igualada para incorporársele.

El 21 de mayo, era el coronel Forner el que, situado en el Más de la Serra, vigilando las avenidas de Falset (Tarragona), impedía que se acercara nadie a la población. Había sucedido a Benito Tristany su sobrino don Rafael Tristany. Este, reunido con el coronel Agustín Cendrós, entró en Montblanch, recorriendo luego el campo de Tarragona. La audacia de los montemolínistas llegó a su máximo cuando unos cuantos entraron en Igualada, paseándose por las calles, sin ser inquietados, a pesar de que algunos de ellos iban sin armas. Reus cerró sus puertas al anuncio de que una pequeña partida matiner se había dejado ver por los alrededores.

El 26 de mayo, el coronel Forner con unos 200 hombres penetraron de noche en Villanueva y Geltrú por la puerta del Mar, hicieron presos a los serenos que encontraron a su paso, entraron en casa del alcalde, al que retuvieron hasta haber conseguido que les entregara 3.000 reales de los fondos públicos y el tabaco de la Aduana. Otra partida se presentó en Artés (Barcelona), entrando en la población.

El 27 de mayo, las fuerzas mandadas por el coronel Vilella tirotearon las defensas exteriores de la plaza de la Seo de Urgel, pero se retiraron al replicarle la artillería de la plaza. Forner, después de estar en Villanueva y Geltrú, había entrado en San Pedro de Ribas (Barcelona).

Acciones en junio de 1847

El 2 de junio, una partida matiner tuvo un encuentro en Carós (Gerona).

El 5 de junio, la columna isabelina del coronel Figuerola capturó al jefe carlista el Pep de Térmens, que estaba en una cueva con otro compañero, que fue llevado a Cervera, siendo puesto en capilla y fusilado a las cinco de la tarde.

El 14 de junio, se libraba combate en San Martín de Sobremunt (Barcelona), y el 17 tuvo lugar otro en Gombreny (Gerona). Otro combate importante tuvo lugar el día 22, en que, según los isabelinos, tomaron parte las partidas de Forner, que debió mandar como jefe, y los jefes de partida Sorribes, Miguel Vila alias Calestrus, Cornet, Pablo Mañé alias Pau de Mañe, Vilella, Badía y Cendrós, en Montagut (Gerona), donde habían esperado a la columna que mandaba el comandante Fulgencio Schmid del BIL-XV de cazadores de Antequera. El combate fue durísimo, pues hubo momentos en que pareció incierto el éxito del choque, porque los matiners, apoyados en las empinadas crestas y robustas moles de granito, sostenían el centro de la defensa. Los carlistas, al final, se replegaron hasta Querol (Tarragona), donde descansaron, ya que los liberales, habiendo llevado lo más desfavorable en el combate, no les inquietaron. Los isabelinos dijeron que los montemolínistas habían tenido 21 muertos, entre ellos el jefe de partida Cornet, y confesaron que ellos tuvieron 7 muertos y 16 heridos. El comandante Schmid tuvo su caballo muerto.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-12-10. Última modificacion 2025-12-10.
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