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Acciones en julio de 1847
El día 2 de julio, el coronel Puig, tan conocido por su apodo Boquica, con únicamente su asistente, se presentó por la mañana al Hostal de Can Có, en los alrededores de Vich, almorzando sin ser inquietados y no mostrando temor alguno. Ambos iban armados con sendos trabucos. Después de este reconocimiento, por la noche fueron destacados por Puig unos cuantos montemolinistas, que tirotearon los guardias de la población sin empeñarse en combate formal.
El 5 de julio, el jefe de partida Cuadros, conocido por Marchantó, fue batido por la columna del comandante Francisco de Paula Patiño, Tcol del BIL-XIII de cazadores de Simancas, y habiendo sido dispersada su partida, Cuadros, con siete de sus voluntarios, se acogió a indulto. Este combate había tenido efecto en Vallclara (Cuenca de Barberá, Tarragona).
Tampoco fue afortunada una partida compuesta de 83 hombres, que había entrado en Torre del Español (Tarragona), que fue atacada el 6 de junio por la columna de Igualada, dispersándose, no sin dejar dos muertos en el lugar de la acción. De escasa importancia fue el tiroteo sostenido por unos 50 hombres contra el destacamento isabelino de Moyá, en Gallifa (Barcelona). Las fuerzas reunidas de Forner, Vilella y Vila tuvieron un combate en Fonollosa (Barcelona) contra la columna de Igualada, que mandaba el coronel Manuel Catalán del RI de la Unión.
El 9 de julio, se combatía en Fontrubí (Alto Penedés, Barcelona), el 18 en Vilanova de Sau (Barcelona), y el 20 en el Más Pareda, en el término de Fals (Barcelona), por las fuerzas mandadas por Vilella, quien tuvo que replegarse. Allí, los isabelinos dicen que se encontró abandonado el trabuco de Vilella, con diez balas de a onza, arma singular que tenía una inscripción de plata, con las palabras “Viva Carlos V. Fábrica de Berga”.
La partida mandada por el coronel Marcelino Gonfaus, alias Marsal, había estado en Lloret de Mar (Gerona) y, con la creencia de poder sorprender a fuerzas de la guardia civil, se apostó cerca de Vidreras, sobre la ruta de Massanet de la Selva. Pero a su vez fue sorprendido, al ser atacado por las columnas reunidas de Santa Coloma de Farnés y de Mataró, y después de viva lucha en que fue muerto el caballo del jefe carlista, se retiraron los montemolinistas, dejando en manos de los isabelinos 3 muertos y 6 prisioneros, que con otros 6 perdidos en la retirada, sumaron 12. Entre los prisioneros estaban el comandante Manuel Herrero, herido, y el capitán Magín Mateu, siendo conducidos ambos a Mataró. Los isabelinos confesaron haber tenido 8 heridos, entre ellos el teniente del RI de Córdoba, Nicolás Rafols.
En la primera hora de la mañana del 25 de junio, el teniente Manuel Pavía y 12 soldados estaban en la iglesia de La Llacuna (Barcelona), para oír misa con motivo de la festividad del día. Cuatro soldados y un cabo vigilaban desde la torre y otros 13 soldados permanecían en la casa-cuartel. A pesar de las precauciones tomadas, fueron sorprendidos por 40 matiners mandados por el comandante Vila. Intimaron a la rendición a los soldados que estaban en la iglesia; estos trataron inútilmente de abrirse paso a la bayoneta, pero viendo que era imposible conseguirlo, se entregaron a discreción. El cabo y los soldados que estaban en la torre, a invitación del teniente isabelino, también se rindieron. Los que estaban en el cuartel resistieron, y los montemolinistas se retiraron, llevándose a los prisioneros. En ruta fue puesto en libertad el teniente, que al presentarse en Gerona fue sumariado. De los 17 soldados, todos pertenecientes al RI de la Unión, 15 de ellos aparecieron muertos en el sitio conocido por la Creu del Coll, cerca de Manresa. Los otros dos se unieron a los carlistas. Este hecho de Vila, sumamente reprobable, fue en desobediencia de las órdenes recibidas, que eran de no matar a los prisioneros, aunque lo hicieran los enemigos.
En el mismo día 25, hubo combates en San Pedro de Torelló y en La Bola (Barcelona), el 26 lo hubo en Perafita (Barcelona), el 27 en el Santuario de Nuestra Señora de Cabrera, en la Sierra de Ayats (Barcelona), y el 28 en Prades (Lérida).
Estaban en Mataró varios prisioneros, entre ellos el comandante Herrero, dos jóvenes llamados Angel Peiró y Antonio Puig, y los montemolinistas Jaime Vila y Antonio Franco, este andaluz. Mataró mandó una comisión a Barcelona, que con diversas gestiones consiguió que no fuesen ejecutados y que se les indultara la pena de muerte, señalada para el 27 de julio. Pero cuando se supo la muerte de los 15 soldados del regimiento de la Unión por la partida de Vila, y el general Pavía ordenó que fueran fusilados los prisioneros que estaban en Mataró ya indultados. En cumplimiento de dicha orden, el 31 de julio fueron pasados por las armas el comandante Herrero, el capitán Mateu, el sargento Ramón Masot y los citados Vila, Franco, Peiró y Puig, así como otros 10 montemolinistas más. El comandante Herrero, al encontrarse herido, fue llevado hasta el lugar donde debía ser fusilado en una camilla, y en la misma le dieron la muerte.
El mismo día en que se consumaba el fusilamiento de los presos en Mataró, un destacamento de la Guardia Civil mandado por el sargento segundo José Soler fue atacado en el Hostal Nou (Tarragona), quedando todos prisioneros y, después de desarmados el sargento y los guardias civiles, fueron puestos en libertad. Al día siguiente, al entrar el coronel Gonfaus en Malgrat (Barcelona), puso en libertad a un teniente de carabineros que acababa de hacer prisionero.

Acciones en agosto de 1847
Empezó el mes de agosto con la entrada de Gonfaus en Malgrat el día 1 y un combate en la Bisbal de Falset (Tarragona), entre las fuerzas mandadas por Forner, Borges y Mañé, en que resultaron batidos los mozos de escuadra y guardias civiles, que tuvieron que abandonar el pueblo a los Montemolínistas, que se contentaron en demoler el fuerte; y el combate menos afortunado que sostuvieron las partidas de Bartolomé Posas y Jaime Mur en el Hostal de la Arengada (Barcelona). El 6 de agosto, se libró una acción en La Granada (Barcelona) por la partida mandada por Mariano de Piera, y se combatió el 9 en Sampedor (Barcelona). Habiendo ascendido Borges a brigadier, tomó el mando de las fuerzas matiners de la provincia de Tarragona, en sustitución de Forner. El 12 de agosto, Borges libró combate en la Bisbal de Falset (Tarragona) contra la columna de Granadella.
En Cornudella (Tarragona), estando la población ocupada por la columna de Tarragona, penetraron tres matiners que arrebatan fusil, bayoneta y sable a un soldado, que con el boleto de alojamiento se dirigía por la calle a su hospedaje. Pocos días más tarde, en la misma población, un matiner, trabuco en mano, estuvo apuntando desde una ventana al jefe de la columna de Cervera, cuando esta estaba entrando en la localidad, y no disparó ante las súplicas del dueño de la casa. En Igualada entraron 6 matiners, llegando hasta la tercera casa de la calle de la Soledad, en donde encontraron a dos soldados sentados junto a la puerta, con una muchacha y un joven de quince años. Les intimidaron a la rendición y los soldados resistieron, entablándose un tiroteo que duró quince minutos, pues tuvieron que retirarse los matiners por haber acudido fuerzas del ejército, de la Guardia Civil y de seguridad de la población.
En Vilavert (Tarragona), en aquellos días también hubo combate. La partida mandada por Badía luchó contra las fuerzas del comandante Manuel Martínez del BG-II, en Pasanant (Tarragona), el día 17. El 21 de agosto, se señala combate en Alcoll (Barcelona). El 27, reunidas las partidas que mandaban Forner, Vila, Vilella, Cendrós y Sorribes, tuvieron un fuerte combate con la columna del coronel Genaro Quesada del RI de Zaragoza, en El Fonoll (Tarragona).
El 28 de agosto, la partida que mandaba el Noy de Sant Quintí combatía en Montmell (Tarragona), y el 30 se luchaba en Tivisa (Tarragona). Parece que el centro principal de la actividad de los montemolinistas se desarrollaba en la provincia de Tarragona.
Acciones en septiembre de 1847
Pavía, a partir del 1 de septiembre y durante casi dos meses, fue sustituido por Manuel Gutiérrez de la Concha, recién agraciado con el título de marqués del Duero, por su fácil intervención en Portugal en 1847, al que el gobierno envió un refuerzo de 17.000 soldados; por lo que cuando Pavía regresó a la capitanía del Principado, en noviembre del mismo año, se encontró con que disponía de 39.000 hombres. 13.000 de estos soldados prestaban servicios en villas, castillos y fortificaciones, mientras que el resto (26.000) lo hacían en columnas móviles.
Como era costumbre, el nuevo capitán general traía refuerzos al ejército de Cataluña, es decir, 10 batallones de infantería: RI-9 de Soria (3), RI-11 de San Fernando (2), RI-15 de Extremadura (1), RI-16 de Castilla (2), RI-31 de Asturias (2); el RC-15 de lanceros de Lusitania, un EC del RC-11 de lanceros de Calatrava y dos compañías de zapadores. Con este refuerzo, el ejército isabelino en Cataluña era de 42.000 hombres, y los montemolinistas en armas no pasaban de 1.600.
El marqués del Duero publicó el 12 de septiembre un bando ofreciendo el indulto a los que estaban en armas; y aprovechándose de la institución del Somatén, dispuso que en los pueblos en que se aprehendiera o matara algún matiner por los somatenistas, quedaría exento del correspondiente cupo de quinta. Lo mismo disfrutarían los que fuesen heridos o los hijos de los que murieren persiguiendo a los matiners, y también el que hiciera preso a un jefe montemolinista. Ni esa disposición ni el indulto sirvieron para nada. También ordenó que quedara bloqueada la frontera con Francia, dejando reservado para el tránsito la aduana de la Junquera (Gerona).
La guerra, sin embargo, proseguía. El 4 de septiembre, en las inmediaciones de Sabadell, hubo un choque entre las fuerzas mandadas por Vilella y Vila contra las columnas isabelinas de Contreras y Manzano. El mismo día, también se luchaba en Santa Margarita de Montbuy (Barcelona) por las fuerzas reunidas de Castells y Puig. El día 6, se libraba combate en San Vicente de Junqueras (Barcelona); el 9, una partida matiner era sorprendida y batida en Vallvert (Tarragona); el día 14 hubo combate en Curantella (Gerona), y en aquellos mismos días, otro en Rocallaura (Lérida) contra la columna isabelina del coronel Quesada.
El 17 de septiembre, la partida mandada por el conocido por Currutaco luchó en Montreal (Tarragona); el día 19, fue en Massanet de la Selva (Gerona) donde se señala un choque, y el 21 se combatía en los alrededores de San Juan de las Albadesas (Gerona).
El 25 de septiembre, en Vilacta (Barcelona), las fuerzas mandadas por Estartus libraron combate contra la columna de García de Paredes. También se luchó el día 28 por las partidas de Castells y Vilella, en Borredá (Barcelona), y en ese mismo día, Cendrós combatía contra los isabelinos en el Castellar de Nuch (Barcelona).

Cabrera en Niza
Para coordinar mejor el levantamiento, Cabrera se trasladó en barco a Niza, que por aquel entonces pertenecía al Reino de Cerdeña. Allí recibió los donativos de los absolutistas españoles y los hacía llegar al pretendiente a través de un agente especial, llamado Algarra. Y en dicha ciudad recibió a Tristany, Pons y otros jefes catalanes, que le ofrecieron el mando de todas las fuerzas carlistas del principado. Pero Cabrera lo rechazó, diciendo que no iba a ponerse al frente de un puñado de bandidos, ya que su categoría y posición solo le permitían mandar un ejército organizado. Esta respuesta no sentó muy bien en el círculo de Montemolín, llegando algunos cortesanos a afirmar que la permanencia de Cabrera en Francia había acercado a Cabrera a las posiciones liberales.
Acciones en octubre de 1847
El 2 de octubre, el capitán general interino Gutiérrez de la Concha dictó un nuevo bando en el que se amenazaba con grandes multas a los ayuntamientos que no dieran parte de las actividades de los montemolinistas, y también a los dueños de las casas de campo que acogieran a los matiners y a los que participaran en sus movimientos. Nada producía efecto, y tanto amenazas como promesas quedaban inoperantes.
Se decidió entonces a salir en campaña partiendo de Barcelona el 2 de octubre, llegando a Vich el día 3, cuando en Vilatorta estaban reunidas las fuerzas mandadas por Gonfaus y Bou, alias Pep Malivern. En conjunto, temían unos 700 hombres, y a pesar de la presencia del capitán general, hicieron avanzar una docena de caballos, tiroteando las avanzadas isabelinas.
Gutierrez de la Concha hizo salir una columna del ejército, y los matiners se retiraron dividiendo sus fuerzas. Los mandados por Gonfaus fueron a Samalús (Barcelona) y de allí cayeron rápidamente sobre Arenys de Mar (Barcelona), sorprendiendo a los isabelinos y haciéndoles 5 prisioneros.
Se había encargado interinamente del mando de los montemolínistas en Cataluña el mariscal de campo Brujó. Pero este no había entrado en España a pesar de situarse en la frontera. Brujó dispuso que, mientras él estuviera en el extranjero, la dirección efectiva de los carlistas catalanes la tuviera el brigadier Borges, también interinamente. Borges también dio algunas disposiciones de importancia, y muy particularmente contra algunas partidas, que haciéndose pasar por montemolinistas cometían tropelías y eran en realidad bandas de bandoleros. Previno a las justicias de los pueblos que aprehendieran a todo el que bajo el nombre de los carlistas exigiera, pidiera o robase cualquier cosa por ínfima que fuese, y lo entregara al jefe carlista más próximo. Advirtió también a los dueños y habitantes de las casas aisladas que se negaran a abrir las puertas cuando fuese ya de noche a hombres desconocidos, si no pasaban de diez, aunque tuviesen pasaportes. En esta misma disposición se castigaba que se tocara a Somatén contra los montemolínistas, y el que advirtiese a los isabelinos de los movimientos de los carlistas.
En el mismo 2 de octubre, se libró un combate en las Sierras de Montsant (Tarragona), y la fuerza mandada por Sabaté fue sorprendida por los isabelinos en la casa Blanquet, cerca de Taradell (Barcelona). El día 3 hubo combate en el Grau de Olot (Gerona), y pocos días después en Anglés (Gerona). El 4, la partida de Bou luchaba en Espinelvas (Gerona). El 6, las fuerzas mandadas por Estartús libraban combate en San Pedro de Torelló (Barcelona), y en ese mismo día se combatió en Sierra de Llena (Lérida). Menor importancia tuvo el tiroteo sostenido en Mura (Barcelona) y en Ulldemolins (Tarragona), donde los montemolinistas, sin embargo, atacaron a la bayoneta a las tropas isabelinas.
El 9 de octubre, las partidas mandadas por Garrofa y José Joaquín Aymerich tuvieron un combate en el sitio llamado El Molar, en el término de Montseny (Barcelona). El día 12, fue en Pont de Vilomara donde se combatía, y de nuevo en Montseny el día 13. Otro combate se señala el día 14 en los molinos de San Juan de Fábregas (Barcelona), pero fracasó la sorpresa que habían preparado Vilella, Torres y Vila a las fuerzas isabelinas destacadas en Balsareny (Barcelona), para lo que se habían provisto los montemolínistas de uniformes de los mozos de escuadra para poder aproximarse impunemente a los isabelinos. Estos fueron advertidos a tiempo y se retiraron a Sallent (Barcelona). Las fuerzas mandadas por Gonfaus libraron combate el 18 en Montnegre (Barcelona), contra la columna del coronel Felipe Ruiz, jefe del RI-43 San Quintín.
El 22 de octubre, el coronel Forner combatía en Selma (Tarragona), y el 24, la partida de Favot en Vilavert (Tarragona). El día 26 hubo combate en Caserras (Barcelona), el 29 otro contra la columna del Tcol Ángel Losada del RI-9 de Soria en el coll de Finestres (Gerona), y el 31 se dieron combates en Conesa (Tarragona) y en la Selva (Lérida), para el que se habían reunido las fuerzas mandadas por Borges, Vilella, Mañé y Forner.
Acciones en noviembre de 1847
Al subir de nuevo Narváez al poder, hubo cambio de mando en Cataluña. En realidad, el periodo en que estuvo el Gutiérrez de la Concha, marqués del Duero, no fue brillante para los isabelinos, ya que a fines de octubre, aquellos 1.600 montemolínistas que había en septiembre alcanzaban a la cifra de 4.000 al ser relevado el capitán general.
En noviembre el periódico La Esperanza publicó un completo “estado de las fuerzas carlistas que se hallan recorriendo las montañas de Cataluña”. Cabecillas y hombres: Vilella (300), Boquica (260), Hermanos Tristany (250), Marsal (250), Bozo (230), Castells (200), Borges (200), Clenchu (200), Caletrus (190), Torres (190), el Griset de Cabra (180), Sendrós (180), Cor de Roure (160), Currutaco (160), Estartús (150), el Guerxo de la Ratera (120), Antón de la Puda (90), Pau Mañé (70), Estalladé (70), Llucifer (60), Garrofa (50), Pataix (50), Blanco el Comediante (40), Campanera (40), Cobet de Serós (40), Juvany (40), Altimira (40), Pocaroba (40), Galart (30), Miguel Vila (30), Pío (20), Gironella (20), Estebet de Sallent (20), Grabat (10). Total de hombres: 3.980.
El marqués del Duero fue relevado por Manuel Pavía Lazy, marqués de Novaliches, quien se hizo cargo del mando el 9 de noviembre, dictando un bando fechado en Manresa el 19, por el que concedía indulto a los que se presentaren, plazo que luego extendió hasta el 15 de diciembre.
Las acciones de guerra en el mes de noviembre fueron abundantes. El 3 de diciembre, se libró combate contra la columna del comandante Andrés Melitón del BI-III/1 del Rey, en Pla de la Calma (Barcelona); el día 4, los matiners mandados por el comandante Rafael Sala, apodado Planademunt, luchaban en Canet de Adri (Gerona); el día 5, eran los que tenía a sus órdenes el coronel Vilella los que sostenían combate contra la columna del coronel Francisco de Paula Garrido del RI-9 de Soria en la Llacuna (Barcelona); y el mismo día, las del comandante Vila lo hacían contra la columna del capitán José Acuña en las cercanías de Santa Coloma de Queralt (Tarragona).
Reunidas las partidas mandadas por el coronel Cendros y el Currutaco, lucharon en Resquera (Tarragona) contra la columna del brigadier Enna. Gonfaus entraba en San Feliú de Guixols (Gerona), y de allí pasaba a Tossa (Gerona). El coronel Yauch salió en persecución de Gonfaus, pero este destacó al capitán Simón Alamá para que fuese a Palafrugell (Gerona) y luego siguió por la costa, hasta que en Orsaviñá (Barcelona) fue alcanzado, y la pequeña partida destruida el 18 de noviembre, quedando prisionero dicho capitán Alamá y el teniente Ramón Cortés, conocido por Juliá.
El día 6 de este mismo mes de noviembre, hubo combate en Pobla de Lillet (Barcelona); el 8 en La Portella (Barcelona) y el 10 en Pujalt. El 11, las fuerzas reunidas de los coroneles Tristany y Torres sostuvieron un combate en Mura (Barcelona). Tristany combatió todavía el 12 en Matamargó (Lérida), mientras que en San Miguel de Pera (Gerona) hubo otro combate contra la columna del comandante Andrés.
El 16 de noviembre, fue en Viladecans (Barcelona) donde se combatió. El día 20, Gonfaus luchaba en Santa María de Barbará (Barcelona), mientras que otras partidas rnonternolinistas hacían lo mismo en Madrona y San Clemente (Lérida). En San Miguel de la Guardia (Barcelona) se combatió el día 22.
El 26 de noviembre, hubo lucha en Pla de Tivenys (Tarragona); el día 27 en Casa Trullás y Puigdalba (Barcelona), y el 28, la partida de Aymerich luchaba en el Molar, término de Montseny (Barcelona). En ese mismo día, el brigadier Borges libraba duro combate contra la columna de Eugenio Muñoz de Castro en Torrellas de Foix (Barcelona). En el combate de Montagut (Tarragona), cayó prisionero el jefe montemolínista conocido por Barrancot de Puigpelat, quien fue fusilado en Montblanch. En Matamargó cayó prisionero Cirera, y en Vich fue fusilado el conocido por Capdebadella.
El 30 de noviembre, el capitán general Manuel Pavía publicó otro bando, por el que levantaba el bloqueo establecido por el marqués del Duero en la línea de la frontera, y después de una entrevista con el obispo de Urgel, fray Simón de Guardiola, que había vuelto de la emigración, consiguió que la República de Andorra expulsara a todo matiner que entrara en ella. Ya en 1842, Van Halen había llegado a un acuerdo parecido con dicha República, para impedir que se instalaran en ella emigrados carlistas que amenazaran el territorio catalán.
Acciones en diciembre de 1847
Terminado el plazo del 15 de diciembre, dictó un nuevo bando el general Pavía, castigando a los que se mantenían en armas y a los que los protegieran, y el 30 ordenó un levantamiento general de somatén para perseguir a los montemolínistas y contribuir a la comedia que hicieran de acuerdo Narváez y Pavía, presentando a Cataluña como pacificada.
Sin embargo, los combates no habían cesado en diciembre. El día 2 de diciembre, la partida mandada por Salas luchó en San Julián de Llor (Gerona). Las fuerzas mandadas por el brigadier Borges amenazaron Sarreal (Tarragona), y solo se retiraron al acudir la columna del coronel Quesada. El mismo día se luchó en Lavid (Barcelona).
El 3 de diciembre, las fuerzas reunidas de Gonfaus, Pedro Gisbert y Estartús combatieron en Orriols (Gerona), batiendo a los isabelinos. En ese mismo día hubo combate en Llanera (Lérida). El día 5, Gonfaus luchó en Bescanó (Gerona), y después, reunido con las fuerzas de Estartús y Bou, entró por sorpresa en San Feliu de Guixols (Gerona).
El 7 de diciembre, la partida mandada por Vila combatía en Casa Bastardas, en el término de Fals (Barcelona). El 12, los montemolínistas mandados por Estartús libraban combate en San Martín de Cantallops (Gerona), y según los isabelinos, los matiners tuvieron 4 muertos y 7 heridos.
El 14 de diciembre, hubo combate en Iborra (Lérida); el día 18 en Vallespinosa (Tarragona), por los voluntarios mandados por Forner. El día 23, hubo combate en Colomés (Gerona), y cerca de Torá una escaramuza de los matiners mandados por el coronel Torres, contra la columna del comandante José Villacampa del BI-II/3 del Príncipe.

El 24 de diciembre, hubo combate en Casa Santasusana, en el término de Saló (Barcelona); el día 25, día de Navidad, se luchó en Olost y orillas del río Gavarresa; y por fin, el día 29, se ha de citar el combate librado por las fuerzas mandadas por Gisbert contra la columna del Tcol Juan José Hore del BIL-II de cazadores de Tarragona, en Orriols (Gerona), perdiendo ocho oficiales prisioneros, que fueron fusilados por los isabelinos el 4 de enero de 1848; en el sitio conocido por Mas de las Marietas.
Las invitaciones al indulto hicieron alguna mella en ese fin de año, pues Gisbert, herido en Orriols, sea por cansancio natural, sea por el aliciente del indulto, se acogió al mismo, como lo hicieron también Pocarroba, el coronel José Altamiras, Feliuet de Manresa, Estevet de Sallent, el coronel Bataller, Sucarrats, Taranquet, los conocidos por Castellar de Nuch y Fregaire de Sant Quintí, el coronel Mauri, Masdefiol, el coronel Antonio González y otros. Algunos de ellos reaparecieron en 1848. Fue hecho prisionero Favot, que fue fusilado en Valls, y en combate murió el antiguo jefe de trabucaires Collet de Mont.
No todos los carlistas se acogieron al indulto. Pequeños grupos, escondidos en las montañas más altas, de vez en cuando realizaban alguna acción sorpresa y volvían a sus escondrijos. A finales de enero de 1848, la prensa liberal señalaba el paso de una partida de más de 100 hombres por Alfarrás (Lérida), que recogía a los guerrilleros diseminados por esa zona.
El general Narváez había ofrecido en las Cortes que, para el 1 de enero de 1848, la guerra había terminado en Cataluña. Pavía se conformó con el resultado de los indultos.