Guerras Carlistas Primera Guerra Carlista en Cataluña Espoz y Mina capitán general de Cataluña (1835)

Llegada de Espoz y Mina

El teniente general Espoz y Mina llegó a Barcelona el 22 de octubre de 1835, e inmediatamente comenzó la reorganización de sus fuerzas, que dividió en siete brigadas bajo los siguientes mandos: La primera al mando del brigadier Gurrea, la segunda del coronel Antonio Aspiroz, la tercera del brigadier Magrath, la cuarta del coronel Sebastián, la quinta del coronel Montero, la sexta del coronel Niubó y la séptima del coronel Osorio.

Espoz y Mina conocía muy bien Cataluña, pues había operado contra los constitucionalistas en los tiempos de Fernando VII, y la dureza de su carácter le había conquistado el odio de los que estaban en el Principado al frente de la revolución. Esta dureza de carácter le había hecho fracasar en Navarra y acrecentaría la guerra sin cuartel en Cataluña, llevándolos a la extrema violencia, que a la larga favorecería a los carlistas.

Final de la expedición de Guergué

Mientras la expedición de Guergué, el 1 de noviembre entraba en la provincia de Barcelona, después de recorrer Castellfollit de Riubregós, Cunill, San Martín de Sasgayolas, Prats del Rey y Fonollosa, regresó el 4 de noviembre a la provincia de Lérida, emprendiendo una marcha con todas sus fuerzas; pasó a Comabella (Lérida), Olujas y de allí a Bellvehí, Torrefeta y Torroja. En esta villa dio a conocer la distribución que había hecho de las fuerzas de Cataluña. De allí marchó a Hostafranch, luego a Verdú, continuando por Vilagrasa y Anglesola. Tuvo un fuerte tiroteo con la guarnición de Tárrega, al atacar la población por tres puntos distintos. Los navarros se apoderaron del arrabal de Ofegat, y por el camino del mismo atacaron la población; otros lo hicieron por la carretera de Vilagrasa, mandados por Tristany, mientras que los de Tarragona, mandados por Ibáñez, lo hacían por la parte de la carretera de Verdú. El combate duró todo el día, puesto que empezó a las diez de la mañana del día 6 y terminó poco antes de ponerse el sol. Fueron a pernoctar los navarros a Anglesola, los catalanes de Tristany en Vilagrasa y los de Tarragona, con Ibáñez, en Verdú.

Prosiguió Guergué su marcha a San Martín de Maldá, luego a Belianes y, siguiendo después por Borjas Blancas, Hostal de Llop y Vinaixa, se dirigió a la provincia de Tarragona, siendo esta la última marcha por Cataluña, antes de replegarse a la provincia de Lérida para regresar a Navarra.

El día 8 de noviembre, entraba en la provincia de Tarragona la expedición de Guergué, y la caballería navarra persiguió a los nacionales de Vimbodí y Esplugas de Francolí, que se retiraban a Montblanch. Los carlistas pasaron rápidamente por Vimbodí y Esplugas, y alcanzaron los cristinos a la entrada misma de Montblanch; los dispersaron y Guergué entró en Montblanch, ordenando que fueran demolidas las fortificaciones, como se había hecho en los pueblos que había recorrido y se hizo también en Barberá, cuya guarnición la abandonó, ocupándola un destacamento carlista. Continuó el día 9 por Vilavert, La Riba y Picamoixons a Valls, donde la guarnición se aprestó a la defensa.

Después de ser intimidada a la rendición y en vista de la negativa, retrocedió Guergué a Fonscaldas, atravesó el Coll de Lilla y, por Figuerola, marcha a Pla de Cabra, donde pernoctó. El 10 de noviembre, por Cabra, Coll de Cabra y Barbará, marchó a Sarreal, de donde tomó el camino de la provincia de Lérida, pasando por Forés, Belltall, Pasanant y Vallfogona de Riucorp, y de allí, por Verdú y Vilagrasa, siguiendo por Figuerosa, llegó a Torroja, donde pernoctó el día 11.

El 12 de noviembre, pasaron por Bellvehi, Gra, Castillo de Las Sitges y Cabanabona a Pons, e hizo noche.

Los cristinos marcharon entonces sobre las huellas de los carlistas, ocupando Agramunt y Puigvert de Agramunt. En este último pueblo encontraron fuerzas tarraconenses, que les ofrecieron alguna resistencia, pero lograron posesionarse los cristinos de la localidad. El brigadier Guergué dejó el mando de la división al coronel Royo y marchó a San Lorenzo de Morunys para entrevistarse con la Junta y obtener de la misma la autorización para regresar a Navarra.

El 14 de noviembre, las fuerzas navarras, con los batallones catalanes, marcharon, bajo las órdenes de Royo, por Sanahuja y Biosca, a pernoctar en Torá. Cundía ya entonces el descontento de los navarros por verse tanto tiempo lejos de su tierra, que se traducía en algunos actos de indisciplina. Para calmar esa actitud, Royo dispuso que se hiciera una marcha de Torá a Oliana, atravesando las montañas nevadas y pasando por Pinelly Basella, a donde llegaron después de penosos esfuerzos; lo que aumentó la indisciplina de los navarros, particularmente del batallón de Guías, descontento porque le habían separado de su jefe, el coronel Torres, para darle el mando de la división de Lérida.

Durante esta primera quincena también se notaron otros combates en Cataluña. Al amanecer del día 7, las fuerzas de tanto Borges, Porredón y Orteu salieron de Talarn para atacar Tremp. La columna del coronel Joseph Conrad, compuesta de la Legión Extranjera y nacionales de Gerri de la Sal, Tremp, Pobla de Segur, Figuerola de Orcau y Salás de Pallars, salió a su encuentro, librándose un fuerte combate, retirándose los carlistas. La víspera, Conrad había atacado el pueblo de Puebla de Segur; el coronel Torres, que estaba apoyado por Porredón y Orteu, se retiró, dejando un prisionero que se había pasado de la Legión, que fue inmediatamente fusilado.

El día 11 de noviembre, la columna del coronel García Luna se dirigía con un convoy desde Vich a Barcelona. Los carlistas mandados por Puig Oriol le esperaban en las abruptas pendientes de la sierra de Bertí y de Puig-Gracios. Se entabló fuerte combate en los alrededores de San Miguel del Fay (Barcelona), y si pudo al fin pasar el convoy, los cristinos sufrieron bastantes pérdidas, entre ellas herido gravemente el capitán Juan Marcó, del BI-XII de voluntarios de Cataluña. Otros combates se señalan en aquellos días, como el de San Quirico Safaja (Barcelona), donde el BI-IX de voluntarios de Cataluña, mandado por el comandante Francisco Bellera, consiguió dispersar a una partida carlista.

En el ataque por los carlistas al pueblo de Monistrol de Montserrat, consiguieron entrar en la localidad, retirándose a la llegada de la columna de socorro mandada por el ayudante de campo de Espoz y Mina, Cayetano Cordero. También se combatió en San Celoni (Barcelona), donde se presentó con su fuerza el Tcol Zorrilla; pero defendida por el comandante de armas don Juan Claret, fue socorrida a tiempo por la columna de Rodríguez Soler.

El 18 de noviembre, Guergué llegó a Oliana en unión de la Junta de Cataluña, encontrándose con que los batallones navarros estaban medio insurreccionados; por lo que decidió enviar al Rey un oficial de su confianza a fin de que le expusiera el estado exacto de su situación, pues él ya había escrito varias veces pidiendo el envío de fuerzas de otras provincias. Su propósito era mantener la expedición en Cataluña cuanto tiempo le fuera posible, dirigiéndola después al Norte al mando del coronel Torres. Con él irían también 3.000 catalanes, a fin de que este refuerzo permitiera a don Carlos enviarle un contingente similar sin que sus tropas experimentasen disminución alguna.

La situación era cada vez más preocupante, hasta el punto de que Guergué escribió a Torres (que se había separado de la expedición al ser nombrado comandante general de Lérida) para que se uniera con él y tratara de restablecer el orden aprovechando el ascendiente que tenía sobre su antiguo batallón de Guías.

Las tropas navarras volvieron a quejarse, amenazando la disciplina interna con sus deseos de retorno a sus lares. Pero todo fue inútil; el 21 de noviembre, el BI-VII de Navarra se declaró en abierta rebeldía. Las fuerzas cristinas que se habían concentrado en Tremp, unidas a otras que habían seguido desde Agramunt y Guisona por Oliana, Isona y Aramunt, se presentaron en las cercanías de Puebla de Segur. Guergué ordenó que se formara la fuerza y se desplegara para librar combate. En esta situación insurreccionada, el BI-VII de Navarra se marchó por el camino de Salás de Pallars, en dirección a Talarn, pero se pudo al fin convencer a aquellos díscolos de que volvieran, con la promesa de que solo se empeñaría combate en caso de que atacara el enemigo.

El 21 de noviembre, durmió la división en Puebla de Segur, pues los cristinos se retiraron a Tremp sin combatir. El 22 dispuso Guergué que Cordeu marchara a Navarra. Esto calmó los ánimos. Cordeu se encaminó a la provincia de Huesca, y más tarde hizo lo propio la fuerza navarra a las órdenes de Guergué, pasando por Talarn y entrando en la provincia de Huesca por el puente de Montañana.

El día 23, de madrugada, prosiguió su marcha por Graus, cruzó el río Cinca, donde se encontró con una descubierta de nacionales de caballería, mandados por el capitán Plana, que fue dispersada, después de caer prisionero el citado capitán. Luego entraron los carlistas en Barbastro. La rápida marcha de Guergué, que fue de 12 horas el primer día y de 12 el segundo, desconcertó al enemigo de tal forma que apenas tuvo tiempo de huir de Barbastro, refugiándose en Monzón; mientras que 8 soldados navarros del batallón de Guías, de los que habían sido hechos prisioneros en los Pirineos, y que se habían prestado a servir en las filas cristinas, se presentaron para servir nuevamente en las filas carlistas.

Una vez en Barbastro, el brigadier Guergué ordenó que descansaran las tropas el tiempo suficiente para preparar las nuevas jornadas, reemprendidas en la mañana del día 24. Les acompaña el obispo de Barbastro. Emprendió su ruta en dicho día camino de Peraltilla, Ajara y Lacellas y como interceptara una comunicación del gobernador civil de Huesca al alcalde mayor de Barbastro, en la que se le anunciaba que la columna francesa del coronel Conrad iba a pernoctar ese día en Angües (Huesca); ordenó al jefe de la caballería carlista que sus fuerzas avanzaran lo más rápidamente posible para llegar al pueblo antes que los legionarios.

Al llegar, se dio cuenta de que la Legión Francesa se les había adelantado. Conrad disponía de 2 BIs de la Legión Francesa y fuerzas españolas; atacó a los expedicionarios, que, por la precipitación de su marcha, tardaron en ponerse en orden de combate, por lo que el combate se inició favorable a los cristinos. Pero la llegada del grueso expedicionario, así como una fuerte carga de caballería realizada por Lordán, restableció la ventaja de los carlistas, que arrollaron a los cristinos, que fueron perseguidos. Ese día los expedicionarios pernoctaron en Irieca, a poca distancia de Angües.

En la confusión del combate, el obispo de Barbastro quedó rezagado, y decidió regresar a la capital de su diócesis.

El día 25 de noviembre, tras la batalla de Angüés, continuó la marcha el cuerpo expedicionario, pasando por Coscullano, Loscertales, Los Molinos, Barluenga, Apiés hasta Bolea, donde descansaron. Mientras Conrad con su columna marchó a Huesca, y de allí salió el día 26 tras la expedición.

Lancero de Tortosa durante la Primera Guerra Carlista. Habla con dos infantes carlistas que señalan en una dirección. Autor Augusto Ferrer Dalmau.

De Bolea, Guergué salió el día 26 de noviembre hacia Sarsamarcuello y Anzánigo, por donde cruzaron el río Gállego, descansando en Ena. En ese pueblo supo que la columna de Cordeu había entrado en Navarra. El día 27, pasaron por Paternoy, Bailo y Arres, marchando al río Aragón, que atravesó; siguieron por Verdún, y de allí entró en la provincia de Zaragoza a Salvatierra de Escar, marchando por fin a Navarra, en la que entró por el puerto de Ollate, es decir, por el mismo lugar del que partió en el mes de agosto.

Peor suerte tuvo la caballería expedicionaria, que, habiendo salido con anterioridad de Cataluña, fue sorprendida el 30 de noviembre en Aoiz (Navarra), pues dejó aproximarse a las tropas liberales pensando que se trataba del resto de su columna y sufrieron fuertes pérdidas.

Terminó así la primera de las grandes expediciones carlistas, que si bien no obtuvo resultados tan positivos como en algunos momentos hubiera podido esperarse, sirvió de base para la reorganización del carlismo catalán, que a partir de su paso cobra una indudable fuerza.

Actuación de las partidas carlistas en Cataluña

Noviembre de 1835

Durante esta primera quincena de noviembre, las partidas carlistas siguieron operando en Cataluña. Al amanecer del día 7 de noviembre, las fuerzas de Borges, Porredón y Orteu salieron de Talarn para atacar Tremp. La columna del coronel Conrad, compuesta de fuerzas extranjeras y nacionales de Gerri de la Sal, Tremp, Pobla de Segur, Figuerola de Orcau y Salás de Pallars, salió a su encuentro, librándose un fuerte combate, retirándose los carlistas. La víspera había atacado Conrad el pueblo de Pobla de Segur, viéndose obligados los carlistas que la ocupaban, así como el Ayuntamiento legitimista de la misma, a abandonarla, retirándose el coronel Torres, que estaba apoyado por Porredón y Orteu. Un soldado de la legión extranjera que se había pasado a los carlistas fue el único prisionero que cogió Conrad, y este desgraciado cayó inmediatamente bajo el fuego de un pelotón de fusilamiento.

El día 11, la columna del coronel García Luna se dirigía con un convoy desde Vich a Barcelona. Los carlistas mandados por Puig Oriol le esperaban en las abruptas pendientes de la sierra de Bertí y de Puiggracios. Se entabló fuerte combate en los alrededores de San Miguel del Fay (Barcelona), y pudo al fin pasar el convoy; los liberales sufrieron bastantes pérdidas, entre ellas herido gravemente el capitán Juan Marcó, del BI-XII de voluntarios de Cataluña.

Otros combates se señalan en aquellos días, tal el de San Quirico Safaja (Barcelona), donde el BI-IX batallón de voluntarios de Cataluña, mandado por el comandante Francisco Bellera, consiguió dispersar a una partida carlista. En el ataque por los carlistas al pueblo de Monistrol de Montserrat, consiguieron entrar en la localidad, retirándose a la llegada de la columna de socorro mandada por el ayudante de campo de Espoz y Mina, Cayetano Cordero, quien, después de haber estado confinado en Mallorca por su actuación en los acontecimientos de enero en Madrid, en los que murió el general Canterac, había vuelto a la actividad del ejército por merced del gobierno Mendizábal y llamado a su lado por Espoz y Mina.

También se combatió en San Celoní (Barcelona), donde se presentó con su fuerza el Tcol Zorrilla; pero defendida por el comandante de armas Juan Claret, fue socorrida a tiempo por la columna de Rodríguez Soler.

Cuando la retirada de Guergué, los cristinos, en vez de perseguirle, prefirieron atacar a los carlistas que quedaban en Cataluña. Al retirarse de Pobla de Segur, los cristinos emprendieron una operación contra las fuerzas que mandaba el coronel Torres. Este se hallaba el 23 de noviembre en las inmediaciones de Montesquiu (Lérida), entre Tremp y la Sierra de San Corneli, y al verse atacado emprendió la retirada escalonada, batiéndose hasta Claverol, donde se empeñó en combate, y aunque los cristinos llegaron a apoderarse del pueblo, los carlistas los rechazaron y les obligaron a regresar a Tremp.

Diciembre de 1835

Entre los combates a finales de noviembre, hay que destacar la acción de Ridaura (Gerona) el día 28, y la librada en Pasanant el 26 de noviembre, entre la partida mandada por Vidal de Mora y la columna del coronel Niubó, en la que murió el jefe carlista.

El 5 de diciembre, por la noche, se luchaba en Bellvís (Lérida) contra la columna mandada por el Tcol Capell. El día 9, Zorrilla, con las fuerzas al mando de Grau y Pojol, luchaba de nuevo contra la columna Rodríguez Soler, en Arbucias (Gerona), y en aquellos mismos días se combatía en Vilanova de Meyá (Lérida).

El 13 de diciembre, Borges ocupaba Ager (Lérida), José Pons el Pep de l’Oli estaba en Artesa de Segre y pasaba a Foradada, Porredón en Alentorn volvía a ocupar Vilanova de Meyá y Forner se había posesionado de Rocafort de Queral (Tarragona). El día 15, Borges llegaba a Tragó y retrocedía después a Alberola, ocupando los pueblos de Santa Liña y Tärtareu el 16. En este mismo día, otras fuerzas entraban en Bellpuig de las Avellanes (Lérida), y Cortaza hacía lo propio en Os de Balguer (Lérida).

En una casa inmediata a Borjas Blancas fue preso el capitán Francisco Ricart, comisionado por el teniente coronel Masgoret para levantar y armar tropas, y cobrar con tribuciones. Este oficial había estado agregado al batallón de Guías de Navarra, a las órdenes del comandante don José Sabaté, y fue pasado por las armas el 19, en Lérida. El día 18 fue sorprendida por el Tcol Capell, en Cubell (Lérida), una pequeña partida carlista, quedando en poder de los cristinos dos prisioneros, uno de los cuales fue inmediatamente fusilado. El 18 también se combatió en Sanahuja (Lérida), y el coronel Brujó dio el día 10, fechada en Os, una alocución a los soldados liberales.

Los últimos días del año 1835 también se señalan por una incursión que realizó Tristany, quien, saliendo de Fonollosa (Barcelona), se dirigió hacia la costa entre Barcelona y Tarragona, amenazando el Panadés. Habiéndosele reunido el 31 de diciembre en San Quintín de Mediona (Barcelona) con el coronel Ibáñez, formaron todos juntos una fuerte columna de 11 batallones carlistas, con los que se dirigieron al Panadés.

Sitio y defensa del Santuario del Hort

Espoz y Mina estaba decidido a dar un golpe que los carlistas considerasen de importancia, y que causara efecto en la opinión liberal, después de tanto desconcierto al enseñorearse de Cataluña las fuerzas de Guergué. Para ello decidió atacar y posesionarse del Santuario de Nuestra Señora de Hort, donde los carlistas tenían establecidos sus hospitales, sus depósitos y sus prisioneros. El santuario está situado sobre alta peña, a tres cuartos de hora de San Lorenzo de Morunys, y había sido fortificado por los carlistas hasta convertirlo en una verdadera plaza fuerte. Tenía la guarnición, mandada por el valiente Francisco Miralles, víveres y municiones para un mes.

Para reducir este fuerte, salió Espoz y Mina de Cardona el 21 de diciembre, encargando al brigadier Sanz que condujera 2×7 obuses, y al coronel Iriarte que también llevara consigo un cañón de a 10. Espoz y Mina llegó el 22 a Solsona, de donde se emprendió la marcha el 23. Se había adelantado ya el BIL IX de voluntarios de Cataluña, los mozos de escuadra y la compañía de Guías del capitán general, para comenzar el bloqueo. Apoderándose de San Lorenzo de Morunys, lo que se hizo por no haber presentado gran resistencia los carlistas. La artillería y el convoy fueron conducidos por el coronel Iriarte, quedando establecido el campamento el 24 de diciembre al amanecer, en el sitio conocido por Isobols. Al amanecer del día 25, empezó el bombardeo por las tres piezas de artillería, que arrojaron 62 granadas y 36 balas rasas contra el fuerte. El bombardeo continuó los días 26 y 27, y el 28 intentaron asaltarlo por sorpresa, por la parte de la batería de Isobols. Los últimos días del año, 30 y 31 de diciembre, transcurrieron entre los sonidos de la artillería, con fuego menos intenso y más constante de fusilería.

El 1 de enero de 1836, los sitiadores del Hort solo tuvieron algún tiroteo con los defensores del Santuario. Pero el día 2, se avivó el fuego interviniendo la artillería cristina, iniciándose un asalto general, que fracasó ante la enérgica y heroica resistencia del puñado de carlistas que mandaba Miralles. Fracasado el ataque ante el fuego de los fusiles carlistas y el rodar de las peñas que hacían desprender sobre los asaltantes, estos abandonaron su propósito, no sin que dejaran ante el fuerte los muertos y retiraran a sus hospitales heridos, entre los que figuraban el capitán de artillería Joaquín Bassols.

Los días 3 y 4 fueron de tranquilidad; ese día Espoz y Mina tuvo que dirigirse a Barcelona ante los graves sucesos que se desarrollaban, confiando el asedio al coronel Niubó. En la noche del 5 de enero, se presentó ante las trincheras cristinas del Pla de Isobol una partida carlista mandada por Camas Cruas, hostigando con fuego de fusil a los que ocupaban dicho campamento.

Los días 6, 7 y 8 de enero, los sitiadores mantuvieron fuego de fusil y de artillería contra los muros del Santuario, y habiendo amanecido el día 9 con una nevada de 60 cm, el coronel Iriarte, de acuerdo con Niubó, prepararon barracones para albergar a los soldados cristinos, dedicando el día siguiente a mejorar el campamento.

Después de esta tregua, los días 11, 12 y 13 se reanudó el fuego entre sitiadores y sitiados. El día 14, se señalaron fuerzas carlistas por las alturas de Gosol, pero no ocurrió nada salvo un intercambio de disparos. Del 14 hasta el 20 comenzaron las acciones carlistas para liberar a los sitiados. El ataque lo inició el coronel Bujó, que había acampado el día 19 en las alturas de la Sierra de Busa hasta Pedra, formando un semicírculo que pasaba por La Corriu. Las fuerzas carlistas se componían de los batallones mandados por Zorrilla, Pujol, Puig, Altamira, Caballería y el de Guías del Ampurdán. El coronel Torres, por su parte, se había situado en Cambrils, Odén y Canalda, ocupando las alturas del Pico de Canalda, y amenazando las líneas cristinas y San Lorenzo de Morúnys. Contaba con el batallón de Guías de Navarra, el batallón aragonés de Mambiola, dos batallones de Porredón, dos batallones de Borges y el batallón de Orteu.

En el plan dispuesto por el coronel Brujó, las fuerzas que mandaba Tristany, que eran su batallón, el de Puigderol, el de Mañé y los tarraconenses de Sabater, Ibáñez, Pitxot, Marcó y algún otro, debían atacar apoyando su derecha en la izquierda de Brujó y su izquierda sobre la derecha de Torres por el pico de Canalda. Sin embargo, esta maniobra, que no dejaba de ser arriesgada, pues los cristinos estaban a retaguardia de Lladurs en Olius y a la de Busa en Castelló, tendría un contratiempo con Tristany.

El coronel cristino Manuel Sebastián salió de Solsona para proteger el sitio del Santuario, y al llegar a Lladurs advirtió la presencia de los batallones de Tristany, Ibáñez, Galcerán y Prats, que ocupaban el pueblo y las alturas correspondientes, entablándose una acción contra Tristany y sus compañeros. Al mismo tiempo destacó una parte de sus fuerzas, que bajo las órdenes del comandante Antonio García de Aro, atacara las fuerzas de Oorteu y Porredón, que se hallaban en la línea de ataque general.

Los carlistas resistieron con bastante tenacidad, pero fueron desalojados de sus posiciones, retirándose por Timonera hacia los barrancos de Isarta y Los Torrens.

Los cristinos, que habían ocupado además de Góstol los pueblos de Vallcebre y Salde en la provincia de Barcelona, sospecharon que los carlistas intentaban una operación sobre la línea sitiadora del Santuario del Hort; por lo que el coronel Niubó había dispuesto que las columnas cristinas, situadas en Bagá y Tuixent (Lérida), operasen contra ella, ya que les presentaban su retaguardia. En la noche del 19 de enero, al observar Niubó las fogatas de los campamentos carlistas en las alturas, creyó que una acción ofensiva iba a emprenderse en socorro de los sitiados.

Al amanecer del día 20, fuerzas carlistas descendieron de las alturas de La Corriu y Montcalp, situándose en el pueblo de Pedra en la Casa Vella; mientras que otros descendían de la parte del Castell del Hort, apostándose en las alturas del Serrat de la Casa Blanca, atacando San Lorenzo de Morúnys. De las alturas de la Sierra de Busa bajaban otras fuerzas carlistas, mientras que por el camino de Odén otra columna carlista se dirigía a los puntos avanzados del Plá de Isóbol, con objeto de tomar el sitio de la Roca Foradada.

Esta última fuerza era la que debía socorrer a los defensores del Santuario, y la mandaba el coronel Torres. Los cristinos, a pesar de lo crítico de su situación, redoblaron las avanzadas al pie del monte del Santuario, mientras que los carlistas “atacaban con la mayor intrepidez los campamentos del Plá de Isóbol, las Casas de Posada y el punto de la Roca Foradada”. Rechazado el primer ataque sobre Plá de Isóbol, lo repitieron después sobre Roca Foradada, y siguió el empeño hasta después de seis horas de vivo combate.

Entonces, ante la proximidad de la columna de Sebastián, los carlistas, viendo al enemigo así reforzado, se replegaron a las alturas de donde procedían.

La defensa del campamento de Isóbol, dirigida por el coronel Iriarte, la hicieron el RI-8 de Zamora; la de la Roca Foradada, el coronel José Macias, con fuerzas del RI-8 y la caballería del RCL-7 Navarra; con los Guías de Solsona, las Casas de Posadas, el comandante Antonio Marzo, del RIL-1 de cazadores del Rey, y el BI de Voluntarios de Cataluña. La defensa de San Lorenzo de Morunys la mandó personalmente el coronel Antonio Niubó, teniendo a sus órdenes el RI-14 de América, cazadores del RIL-1 del Rey, RCL-7 de Navarra, BI de Voluntarios de Cataluña, BI de Guías del general, guardias nacionales móviles de Berga, Guías de Berga y tiradores de Cataluña. Según Niubó, los cristinos tuvieron un oficial, 21 soldados y 2 caballos muertos; 3 oficiales, 57 soldados y un caballo heridos; 4 oficiales y 73 soldados contusos.

El 21 de enero fue un día de calma, y el 22, los carlistas prepararon escaleras de mano y cuerdas anudadas para descender del Santuario, al que querían abandonar impresionados por la llegada de artillería de grueso calibre para los sitiadores y el esfuerzo inútil del día 20. El gobernador Miralles distribuyó a sus hombres en pequeños grupos de forma que tuvieran alguien que los dirigiera. Confió a Cirera que era su segundo jefe, para que llevara el grupo principal.

A las siete de la noche del día 23, al amparo de la oscuridad, los sitiados se descolgaron por la rápida bajada, conocida por Cráu de Baix, introduciéndose en el pinar que existía entre este y el camino principal del Santuarió; con el fin de seguir el barranco que les separaba del campamento de Isóbol y la vereda que por las inmediaciones de la casa de Vallonga conducía al puente de este nombre sobre el río Cardoner, y donde, siguiendo este, no les era difícil alcanzar los espesos bosques de la sierra de Busa.

Desgraciadamente, el descenso se hizo con dificultad, pues solo pudieron utilizarse dos escaleras en la noche. Ya en el fondo del barranco, reunidos todos los defensores del fuerte, el ruido que producía aquella aglomeración despertó la sospecha de un centinela cristino, que dio la alarma. Comprendiendo que los sitiados se escapaban, una sección del batallón Franco de Cataluña, al mando de Juan Serra, subió al fuerte, apoderándose del edificio y liberando a los prisioneros que tenían los carlistas.

Mientras tanto, los carlistas, que iban siguiendo la vereda, fueron atacados por las fuerzas cristinas que ocupaban la casa de Vallonga; dándose cuenta entonces de que el fuerte había sido ocupado y que estaban descubiertos, se dispersaron por aquellos alrededores. Advertido el coronel Niubó de la partida de los carlistas, dictó una serie de disposiciones, con el fin de evitar que pudieran encontrar un resquicio por donde fugarse. Desgraciadamente para los carlistas, esto dio como resultado que en el fuerte fueran encontrados 29 carlistas que no pudieron escapar, la mayor parte por estar heridos; en los campos y montes se hicieron 156 prisioneros, y en el pueblo de San Lorenzo de Morúnys al gobernador del Santuario, Francisco Miralles, con 11 hombres.

Pero el núcleo principal, el mandado por Cirera, pudo abrirse paso al arma blanca y alcanzar la sierra de Busa. Esta fuerza constituyó entonces la compañía del Hort, que tuvo justificada y honrosa nombradía con el valor con que luchó a las órdenes de Cirera.

El acontecimiento del Santuario del Hort no tenía toda la importancia que le atribuyeron los cristinos, dispuestos a exagerar la victoria.

Mando interino de Brujó

Enero de 1836

El 6 de enero, un destacamento de guardias nacionales de Mataró tuvo un encuentro con fuerzas carlistas mandadas por Patricio Zorrilla en San Pedro de Torelló (Barcelona); la columna cristina fue completamente derrotada, quedando en poder de los carlistas 48 prisioneros, los cuales fueron llevados a Alpens (Barcelona), donde se encontraba el comandante general de Cataluña, el coronel Brujó.
El 7 de enero, se supo la noticia de lo ocurrido en Barcelona y de los carlistas asesinados.

Febrero de 1836

El 1 de febrero, el gobernador de Olot, Fábregas, salió contra las fuerzas del coronel Brujó, que, acompañado de los de Pujol, se hallaban en los alrededores de Olot. Brujó retrocedió abandonando el pueblo de San Pedro de las Presas (Gerona), retirándose hasta San Esteban de Bas (Gerona), donde tenía un refuerzo con las fuerzas mandadas por Zorrilla. Los carlistas entonces contraatacaron, obligando a la columna cristina a regresar derrotada en Olot “con algún desorden y bajas”, pues tuvo que hacer “esfuerzos sobrehumanos para no sucumbir”. El día 4 por la tarde, se presentó en la villa de Almenar el coronel Borges con los batallones que mandaba personalmente y los de José Cortasa y Antonio Mombiola. Entrados en la población, estuvieron en la misma hasta medianoche, retirándose después de haberse tiroteado contra los guardias nacionales refugiados en la iglesia.

El mismo día 4, por la tarde hubo otro combate en Mura (Barcelona), cuando los cristianos atacaron a una pequeña partida que estaba en aquel pueblo. Mandaba estas fuerzas carlistas Cirera, al que, al parecer, lo daban por muerto o fusilado en la Gaceta de Madrid cuando la toma del Santuario del Hort, y sus compañeros eran los que se habían librado de la trágica salida del Santuario. Los cristinos se atribuyeron una victoria, que en verdad no fue tal, pues tuvieron que retirarse ante el empuje de los carlistas.

El 5 de febrero, Borges atacó a la columna de Azpiroz en Santaliña (Lérida), perdiendo los carlistas a Francisco Tarrés, alias Cisco de Castelló de Farfaña, ayudante de Borges, además de un prisionero que los cristinos fusilaron. Por aquellos mismos días, las fuerzas mandadas por Tinxet combatían en San Quirico de Besora (Barcelona), contra la columna cristina mandada por Jaime Nart. En los alrededores de San Feliu de Codinas, se libraron escaramuzas entre pequeñas partidas carlistas y las que manda el cristino MacCrohon el día 5.

El día 6, Ibáñez atacaba a Montblanch (Tarragona), y aunque consiguió incendiar sus puertas, socorrida la villa por la columna del brigadier Gurrea, tuvo que retirarse y luchar de nuevo, el 7 en Plá de Cabra. Otra vez se combatió en Santaliña (Lérida) el 8, entre los cristinos mandados por el comandante francés Alejandro Dumesgnil, con fuerza de la Legión Francesa y las que tenía a sus órdenes Borges. El 8, las fuerzas cristinas mandadas por Domínguez Ortiz sostuvieron combate en los alrededores de Tremp.

El 11 de febrero, en Pont de Armentera, contra Fajardo, combaten los carlistas, mandados por Forner, combate que luego siguió en Santa Coloma de Cueralt. De nuevo fue hostigado Domínguez Ortiz en los alrededores de Tremp. El 13 hay otra pequeña acción en Montreal (Tarragona), pero más ventajosa fue la que sostuvo Zorrilla contra la guarnición de Hostalrich (Gerona), que abandonó la ciudad para encerrarse en el fuerte.

El día 18, se combatía en Ciurana (Tarragona); el 19 por la noche, el brigadier Gurrea sorprendió a fuerzas carlistas en Sarreal (Tarragona), y después pasó a Rocafort de Queralt, donde combatió con las fuerzas que, según el capitán general, mandaba José Masgoret, Ibáñez, Forner, Pons y Pitxot. Quedó prisionero de los cristinos Pedro Pablo Soler, alias el Coix de Tarragona, quien fue fusilado en Valls. El 20, Castells se presentaba en los alrededores de Manresa y atraía a una celada a una parte de la guarnición, que se veía obligada a abandonar el campo y refugiarse en la población. En Brunch de Baix (Barcelona), se sostuvo una pequeña escaramuza contra una columna cristina, mandada por el gobernador de Manresa, Jaime Carbó, en Prades (Tarragona), y no eran muy afortunados los componentes de la pequeña partida, ya que eran derrotados por fuerzas cristinas. Prat tuvo un ligero encuentro en Puyals (Barcelona), replegándose a Cunill y Castellfollit de Riubregós.

Los cristinos, que eran mandados por el coronel Niubó, siguieron a Manresana con el propósito de atacar a Tristany, que ocupaba Torá. El jefe carlista tomó posiciones en la aldea de la Aguda, tiroteándose con los enemigos. Después del combate marchó Tristany a Lloverola. El 24, la columna cristiana que mandaba el brigadier Vicente Magrat emprendió una marcha, con el fin de sorprender a los carlistas, que creía ocupaban San Hilario Sacalm (Gerona). Pero al llegar al pueblo solo encontraron unos 50 voluntarios carlistas, que lo abandonaron inmediatamente después de ligeros tiroteos. A las tres de la tarde se dijo que fuerzas carlistas, mandadas por Zorrilla, y en las que iban unidas las de Gráu y Pujol, se dejaban ver por la parte de la carretera de San Hilario a Vich. El brigadier Magrat ordenó que saliera inmediatamente José Rodríguez con el BI-III de Voluntarios de Cataluña, en reconocimiento de los carlistas, mientras daba disposiciones para que se maniobrara contra ellos. Los carlistas, después de tirotearse con los cristinos en el Plá de las Arenas, se retiraron.

El mismo 24, a mediodía, estaba el guerrillero carlista Cendrós en el pueblo de Blancafort (Tarragona), por lo que el brigadier Gurrea emprendió una marcha sobre dicha localidad, reduciéndose todo a una ligera escaramuza con una pequeña descubierta que en observación había dejado Cendrós. El 28 los carlistas tuvieron un excelente resultado en la operación emprendida contra un convoy, que fue capturado en Castelloli (Barcelona). Mientras que en el mismo día el coronel Torres, en las posiciones de Perotillo en las cercanías de Cambrils (Lérida) y Castellón de Basella, con los batallones Guías de Navarra y Guías de Tarragona, I, II y III de Cataluña y un escuadrón de lanceros, derrotaba completamente a la columna del coronel Azpiroz, que se dirigía remontando el curso del Segre de Pons a Oliana. La acción fue muy reñida, luchándose con ahínco por ambas partes. Los resultados del combate fueron gravísimos para los cristinos, calculándose que el número de sus muertos no bajaba de 300, habiendo además muchos que se ahogaron al arrojarse al Segre para huir de los carlistas. 500 prisioneros y todos los bagajes y 24.000 cartuchos quedaron en poder de los carlistas. Azpiroz fue destituido de su mando, arrestado y sumariado y, aunque absuelto en septiembre por un consejo de guerra, lo que demuestra que a la derrota se le dio gran importancia.

Marzo de 1836

El 2 de marzo, salía el coronel Torres de Orgañá, y atravesando la sierra de Cadi, remontando el río de Lavansa por Fornol y Alás, llegó a orillas del Segre, casi a las puertas de la Seo de Urgel. Mientras parecía amagar una operación sobre esta plaza fuerte, remontaba rápidamente el río, para presentarse a Martinea el día 3, cuya plaza, después de alguna resistencia, quedó en su poder, haciendo prisioneros a los que la guarnecían. Siguiendo su incursión, el día 4, con su fuerza que había descansado en Martinet, se dirigió a Bellver, que también ocupó, y abandonando entonces la provincia de Lérida, entró en la de Gerona, presentándose el mismo día antes en el pueblo de Alp; cuya guarnición, compuesta de una compañía del RI provincial de Guadix, después de alguna resistencia, se rindió.

De nuevo hace la misma operación que había realizado en Seo de Urgel, dirigiéndose aparentemente, el 5 de marzo, sobre Puigcerdá, cuya guarnición no se había atrevido a salir en socorro de los de Alp. La proximidad de las descubiertas del coronel Torres causaron gran pánico en la población, de la que mucha gente huyó refugiándose en territorio francés; mientras que el grueso de la fuerza de Torres, atravesando el famoso Coll de Tosas, descendió por la cuenca del Ragart y se presentó en Ribas del Freser. Probablemente, pretendía apoyar a las fuerzas del comandante Juan Caballería, que está bloqueando Ripoll. Pero como que este jefe se ha visto obligado a replegarse hacia los valles altos del Llobregat, Torres atravesó la sierra de Mongrony para llegar a Gombreny (Gerona), donde alcanzó a los cristinos, que habían seguido a la caballería en su retirada, los cargó y los derrotó completamente; persiguiéndoles hasta Campdevanol, donde terminó la persecución, ya que los cristinos habían realizado un “sálvese quien pueda” al amparo de Ripoll.

Ares (Lérida) uno un enfrentamiento, y otro más importante de San Quirico de Besora (Barcelona) el 7 de marzo. Mandaba a los carlistas el comandante Pujol con su batallón y los cristinos contaban con las fuerzas del cuarto batallón franco de Cataluña. La acción se presentó desfavorable a los cristinos, quienes emprendieron la retirada hacia Torelló; pero no considerándose seguros en la población, prosiguieron su retroceso hasta Manlléu, hostigados constantemente por los carlistas; pero de pronto vieron cerrado su paso por las fuerzas que mandaban Zorrilla y Trinxet, y solo después de un apurado combate consiguieron, no sin grandes pérdidas, alcanzar la protección de los muros y guarnición de Manlléu.

El 9 de marzo, una pequeña fuerza cristina de Guias, mandada por el subteniente don Francisco Sans, con otra numerosa de guardias nacionales mandados por el capitán Rafael Traver, en total 422 hombres, sorprendieron en Coll de Nargó (Lérida) a una pequeña partida de aduaneros carlistas; en la misma fecha, otros núcleos carlistas entraban en las calles de Berga y de Prat de Llusanés.

Por su parte, Benito Fristany no estaba ocioso; el 15 de marzo, realizó una tentativa contra las fortificaciones que estaban construyendo en los alrededores del Bruch, en casa Masana, y que debían asegurar las comunicaciones entre Igualada y Manresa y de Villafranca del Panadés y de San Quintín de Mediona a Monistrol de Montserrat y Manresa. A la una de la tarde se presentaron las fuerzas de Tristany. El jefe carlista había usado la estratagema de vestir a sus hombres con el uniforme de los voluntarios francos que habían hecho prisioneros en anteriores combates.

Las descubiertas carlistas se aproximaron al puesto cristino y al darles el “¡quién vive!” contestaron que “Isabel II”. Se trabó un combate contra una fuerza compuesta de la 6.ª compañía del BIL-II de cazadores de Oporto, que fue apoyada enseguida por las de tiradores, y 2ª y 3ª del BIL-I de Oporto, mandados por el coronel Osorio. Atacados los cristinos con singular denuedo, se replegaron a El Bruch, en donde se trabó un porfiado combate. El coronel Oscrio tuvo que coger un fusil y luchar cuerpo a cuerpo con los asaltantes. Si bien los cristinos consiguieron al fin dominar el empuje enemigo, no fue sin grandes pérdidas, ya que 3 tenientes, 2 subtenientes, 7 sargentos y 41 soldados murieron en el combate y quedaron heridos el coronel Osorio, 2 capitanes, un teniente, 2 sargentos y 49 soldados. Las pérdidas de los carlistas fueron mínimas, pues los cristinos en su parte señalaban para sus enemigos 12 muertos y 3 prisioneros. Unos 50 prisioneros se llevaron los carlistas.

Al amanecer del día 15 de marzo, hubo un pequeño combate en Boxols (Lérida) entre una partida de tiradores cristinos y otra muy pequeña de carlistas. El día 18, el coronel Orteu se tiroteaba con los cristianos en la Aguda (Lérida). Al regresar de una incursión en el Alto Aragón, el coronel Mombiola tuvo un fuerte combate en el puente de Trago de Noguera (Lérida) contra la columna cristina que mandaba el comandante José Orive, reforzada durante el combate por la que mandaba el también comandante Joaquín Miranda.

El 19 de marzo, Mombrió de la Marca (Tarragona) fue teatro de otro combate entre la columna cristina del coronel Montero y las fuerzas que mandaba Masgoret. En el mismo día 19, en Albiñana (Tarragona), los cristinos, mandados por el comandante José Rovira, alias Pep de la Po, luchaban entre las fuerzas de Ibáñez. Al día siguiente por la tarde, los carlistas mandados por Forner ocupaban las posiciones de Montmell (Tarragona). El 21 hubo un pequeño combate en Alentorn, y al día siguiente, hallándose Borges con su fuerza y la de Mombiola en Vilanova de Meyá, fue atacado por la columna del brigadier Manuel Gurrea, que había simulado desde Comiols una marcha hacia la Conca de Tremp para contramaniobrar luego por Rubies, atravesando la sierra de Montsech de Rubies. Los carlistas sufrieron bastantes pérdidas en esta acción y, además, al replegarse hacia la montaña, fueron atacados en las inmediaciones de Rubies por fuerzas allí destacadas por Gurrea. En esta operación se combinaron las maniobras de las columnas Gurrea y Niubó. La fuerza principal de los carlistas retrocedió de Rubies a Fonllonga y luego a Alós de Balaguer, para incorporarse a las que podían protegerles y que eran las del batallón que mandaba José Pons.

El 23 de marzo, unos molinos próximos a Tarrasa fueron hostigados por fuerzas destacadas desde Monistrol de Montserrat, de las que eran mandadas por el coronel Torres. El mismo 23, en San Quintín de Mediona (Barcelona), los carlistas de Pitxot luchaban contra la columna cristina de Villafranca, cayendo prisionero de los liberales un portugués miguelista, que, alistado en los cazadores de Oporto, había aprovechado la primera ocasión para pasarse a los carlistas. El 24 por la mañana, los carlistas entraban en Arbeca (Lérida), y el 25 entraba en el mismo pueblo la fuerza que mandaba Ramón Arbonés. El coronel Torres, que desde Monistrol de Montserrat amagaba la comarca del Vallés, cuando la escaramuza en los alrededores de Tarrasa, emprendió una operación adentrándose en dicha comarca y pernoctando en San Pedro de Vilamajor. Allí aquella noche fueron sorprendidos los voluntarios de Torres por una fuerza de la columna que mandaba el comandante José Rodríguez Soler, apoyada por la del comandante José MacCrohon. En esta ocasión quedó herido el entonces teniente Juan Prim, futuro marqués de Castillejos. Sin embargo, los carlistas se rehicieron y se lanzaron sobre las fuerzas que los habían sorprendido y que se llevaban a su teniente herido.

El coronel Torres no era hombre que se contentara con rechazar al enemigo, sino que emprendió al día siguiente (26) un ataque contra la columna del comandante Rodríguez Soler, que fue batida de tal modo que solo los restos de la misma, perseguidos por la caballería carlista, lograron entrar en Granollers. De la provincia de Barcelona marchaba el coronel Torres a la de Lérida, pasando por Ager, que por la lealtad de sus habitantes era una de las poblaciones más seguras para los cristinos. Sin embargo, Torres, al saber que se aproximaba la columna de Gurrea, se retiró del pueblo para no exponerlo a los azares de la guerra, lo que no impidió que Gurrea incendiara varias casas de la población.

El 27 de marzo, las fuerzas de Arbonés luchaban en Palma de Ebro (Tarragona), aunque no fue favorable a los carlistas. Pasó inmediatamente a la provincia de Lérida y al día siguiente (28) volvió a combatir en Sarroca (Lérida). En ese mismo día, se señala un tiroteo en los alrededores de Calaf (Barcelona). Una fuerza cristina mandada por el comandante José Capell fue atacada el 29 de marzo en Vinaixa (Lérida), cuando se dirigía de Lérida a Tarragona, y al día siguiente, cuando la misma columna procedente de Vimbodí pasaba por el lugar del combate anterior, se produjo un nuevo combate. El 31 de marzo, en San Juan de Fábregas (Barcelona), se libró un combate entre las fuerzas del coronel Brujó y la columna del brigadier cristino Vicente Magrat.

Abril de 1836

El 2 de abril, hubo un combate en las cercanías del Santuario del Milagro de Riner (Lérida), que terminó al anochecer del mismo día. También hubo una escaramuza en los alrededores de Biosca (Lérida), retirándose los carlistas en dirección a Pons. Por la parte de Castells (Lérida) combatieron las fuerzas del coronel Borges con las que mandaba el coronel Niubó, mientras que el batallón que mandaba José Pons recorría algunos pueblos de la ribera de Sió, sembrando alarma entre los cristinos y nacionales. En las montañas de Selma (Tarragona) se libraron pequeñas escaramuzas por las fuerzas del general Bretón. En el pueblo de Tahull (Lérida) también hubo una pequeña escaramuza entre las fuerzas del coronel Orteu y las del brigadier Gurrea.

Torner fue batido en Arnés (Tarragona) y decidió cruzar el río Ebro e internarse en el Principado; el 18 de abril cruzó el río en Ribarroja, descansando en Granadella (Lérida); tampoco fue afortunado en esa parte y en una entrevista con el coronel Torres, este le recomendó volver a cruzar el Ebro.

El 13 de abril, hubo un fuerte encuentro entre las fuerzas carlistas que mandaba Antonio Borges y José Gortaza con la columna del coronel Nuibó en Alentorn (Lérida); en esta acción los carlistas perdieron tres religiosos y dos soldados.

Fuerzas de Porredón y Ortéu tuvieron un fuerte combate con una columna mandada por el coronel Manuel Sebastián en Llavorsí (Lérida) el 17 de abril, después de un tiroteo en los alrededores de Rialp. La acción de Llavorsí tuvo un epílogo en un combate por la parte de Montclar (Barcelona).

El 20 de abril, hubo un fuerte tiroteo en Cabra (Tarragona) entre las fuerzas mandadas por Torner unidas a las de Forner contra la columna del comandante cristino Vicente Lloreáns. En esos días se combatía en la zona de San Lorenzo de Morúnys, cuando el capitán del RI provincial de Guadix, José Antonio Fernández, hacía un reconocimiento de dicha ciudad; pero rechazados por los carlistas, los cristinos tuvieron que replegarse a Bagá (Barcelona), siendo perseguidos por los carlistas, acabando rodeados en la localidad. El día 22, la columna mandada por el coronel Clemente luchaba en la Llacuna (Barcelona) con las fuerzas carlistas que mandaba Forner; desafortunadamente, era una pequeña partida que fue sorprendida en Sanahuja, cayendo prisioneros 5 voluntarios que fueron fusilados.

Mayo de 1836

El 4 de mayo, se combatía en Aiguafreda (Barcelona). En ese mismo día, las fuerzas armadas por Arbonés tenían un encuentro con los cristinos mandados por el gobernador militar de Mequinenza en Llardecans (Lérida). El coronel Torres había emprendido una nueva correría por el territorio de Cerdaña, pasando por Martinet (Lérida), donde el 3 de mayo fueron incendiadas 34 casas de los guardias nacionales. El jefe carlista, al que se le habían unido las fuerzas de Borges y Ortéu, llegaron al Alp (Gerona), y de regreso se situaron en Alás (Lérida), mientras que Porredón estaba en el pueblo de Torres, entre Alás y Estimariu (Lérida). El brigadier Gurrea se encontró con las fuerzas de Porredón cuando este iba a pasar la palanca del Segre entre Torres y Alás; librándose un combate que terminó con el paso del Segre por Porredón y su marcha hasta la altura de Ostardó, y de allí a las alturas de la sierra de Cadí. La consecuencia de esta acción fue la liberación de 102 prisioneros que llevaba Porredón, que con 14 que se pasaron a los liberales fueron 116 recuperados: 58 del RIL-1 del Rey, 24 del RI-6 de Saboya, 10 del RI-26 provincial de Guadix y el resto del RI-8, RI-9 y RI-14 de línea y de la Legión Francesa. Los carlistas llevaban esos prisioneros al Santuario de Hort; eso quiere decir que daban cuartel.

Tristany persistía en el corregimiento de Manresa, y así el 5 de mayo, un convoy que se dirigía de Manresa a Casa Masana, fue atacado por el guerrillero. La lucha tuvo lugar cerca de Guardiola (Barcelona), donde los carlistas intentaron en vano apoderarse del convoy y, después de los combates, se retiraron a Castellfullit de Boix (Barcelona), donde fueron pasados por las armas 8 migueletes de Igualada que habían caído prisioneros. De Castellfullit pasaron por Marganell, dirigiéndose el día 6 a Monistrol de Montserrat, incendiando las casas fuertes que tenían los cristinos y pernoctando en esa localidad. De allí prosiguió la marcha a Vacarisas, donde el 7 destruyó las fortificaciones, cayendo el día 10 sobre Calders, al que castigó duramente por no haber mandado raciones a Monistrol, menospreciando las peticiones carlistas.

El 15 de mayo, las fuerzas de Borges combatieron en Alentorn (Lérida), cayendo prisionero de los cristinos el capellán de la fuerza, que fue fusilado por los cristinos. En el mismo día, el comandante del BI-IV franco de Cataluña, Francisco Balleza, atacó a los carlistas, que ocupaban posiciones en Aiguafreda. En aquellos días, una fuerza cristina que había salido de Berga fue en busca de las fuerzas de Castells, que se habían situado en el caserío de San Bartomeu, en el municipio de Valldan. Los cristinos esperaban encontrar una partida, que se presentaría para acogerse al indulto, pero al llegar cayeron en una emboscada preparada, quedando muertos casi todos los francos con su jefe Juan Carreras, y solo 4 o 5 consiguieron salvarse y regresar a Berga.

El 16 de mayo, el destacamento cristino de Tordera, mandado por el capitán Gregorio Llorente, fue atacado a las 06:30 de la madrugada por fuerzas carlistas de Miguel Pujol, habiendo un intento de sorprenderles, y para ello habían ocupado la noche del 15 al 16 todas las casas inmediatas a la puerta del fuerte que sale para Hostalrich. Tres carlistas vestidos de paisano se acercaron al centinela de la puerta del fuerte, y al intentar sujetarlo, este pudo huir, aunque perseguido por los carlistas al interior del fuerte. Los cristinos se refugiaron en la torre de la iglesia, resistieron el ataque de los carlistas, que consiguieron incendiar la iglesia, pero sin lograr rendirlos. Se les invitó a la rendición, pero Lorenzo la rechazó. Al ser socorridos por los nacionales de Blanes, los carlistas se replegaron.

La columna que mandaba el coronel Corral tuvo el día 17 a las once de la mañana un fuerte enfrentamiento con los carlistas que mandaban Borges y Cortaza en las inmediaciones de Os de Balaguer (Lérida). Fuerzas salidas de Cardona sorprendieron en la casa de Ribas, en el término de Ardevol (Lérida), una fábrica de pólvora. Al aproximarse el enemigo, los ocupantes de la casa y los que trabajaban en la fábrica la abandonaron, con lo que los cristinos no tuvieron dificultad en apoderarse del edificio, llevándose el azufre y materias transportables, destruyendo lo demás, así como también la casa. El 19 de mayo, la partida de Mota atacó el pueblo de Cornudella (Tarragona), consiguiendo entrar en la población. En este mismo día hubo pequeñas escaramuzas en Arbucias y San Hilario Sacalm, en la provincia de Gerona, luchando contra los carlistas el brigadier Ayerbe. También el liberal Rodríguez Soler combatió en los alrededores de Viladráu (Gerona).

A pesar de los constantes triunfos de que se envanecían los liberales, lo cierto era que Cataluña estaba totalmente sublevada y que solo el gran número de guarniciones distribuidas en el Principado hacía posible que existiera territorio en poder de los cristinos. Los cristinos procuraban destruir cuanto elemento de vida pudieran hallar los carlistas para su alimentación, y estos contestaron amenazando con quemar las mieses de los pueblos liberales. Espoz y Mina, para impedirlo, publicó el 21 de mayo un enérgico bando en que, según costumbre, amenazaba con severísimas penas, hasta imponer la pena de muerte a los que impidieran la recolección y aprovechamiento de los frutos, calificando de cómplices al que formara parte de las partidas, imponiendo sanciones a los dueños de las casas de campo y caseríos que les albergaran y hasta a los justicias de los pueblos, si estos demostraban pasividad en la persecución.

Como si fuera poco el procedimiento de guerra a muerte a los levantados en armas, Gurrea ordenó el incendio del pueblo de Navés (Lérida), lo que se hizo el 22 de mayo, a lo que contestó Porredón incendiando el de Valencia de Areo (Lérida), que se había distinguido por sus ideas liberales, lo que ocurrió el 26, cuando regresaba del Valle de Arán, donde había atacado el 25 el pueblo Viella.

Unos días antes, el 22 de mayo, en el pueblo de Campdevanol (Gerona) hubo un enfrentamiento entre la columna del comandante Camprubi y las fuerzas carlistas mandadas por caballería y Puig. Terminado el combate, los carlistas se replegaron al amparo de la sierra de Mongrony. El día 23, se presentaron en las inmediaciones de Olot las fuerzas mandadas por Patricio Zorrilla; y aunque no tenía intención de atacar, el comandante de armas de la plaza hizo salir a sus fuerzas para combatir, librándose en las inmediaciones de la población un combate, en el que murió el capitán de guías carlista.

El coronel Nuibó, al mando de una columna cristina, salió de Agramunt para batir a las fuerzas de Borges, y antes de llegar a la vista de los carlistas, destacó al comandante Capell con una parte de la fuerza, para que por Clúa (Lérida) y el valle de Erief se colocara cerca de Santa María de Meyá para cortar la retirada de los carlistas. Otra fuerza mandada por el capitán Mateo Miguel fue destacada para impedir que los carlistas pudieran cruzar la sierra de Montsech por Pas Nou. A la una de la tarde, Nuibó vio el grueso carlista, que se hallaba en Vilanova de Meyá en dirección a Santa María de Meyá, atacándolo inmediatamente. Cuando los carlistas se retiraron hacia el valle de Eriet, se encontraron con las fuerzas del comandante Capell. En vista de la situación creada por la convergencia de ambas fuerzas cristinas, un grupo de carlistas se replegó por el pie del Montsech de Rubies, en dirección al Noguera Pallaresa; mientras que el grueso carlista de Borges lo hizo por las faldas del monte San Mamert en dirección a Alós de Balaguer, donde se le unieron los demás, que llegaron de Figueruela de Meyá. Cuando el coronel José Borges regresaba a su cuartel general en Santa María de Meyá, fue sorprendido el día 28 a las once de la noche, quedando prisioneros Borges y 30 granaderos de su escolta. Fue llevado a Cervera, donde fue fusilado el 3 de junio.

La última acción de importancia del mes de mayo fue la emprendida por Camprubí, sorprendiendo a un destacamento que tenía Brujó en San Juan de las Abadesas (Gerona), sufriendo los carlistas numerosas bajas; según el parte cristino, un oficial y 30 soldados muertos.

Junio de 1836

El mes de junio de 1836 fue de gran actividad en Cataluña. El día 1 al anochecer, la columna del general Bretón se encontró una emboscada en el camino cerca de Rocallaura (Lérida) que había sido tendida por fuerzas carlistas de Forner, Pons y Cendrós. Aunque los cristinos lograron repeler el ataque, al día siguiente fueron hostigados por Forner en Olmelles (Lérida). El día 2, los carlistas estrecharon el bloqueo de San Hilario de Sacalm. Ante la situación apurada en que se encontraban los defensores, se formó una columna al mando de Joaquín Manresa, jefe del BIL-II/7 de Albuera, con su BIL-II/7, BI-II/25 de milicias de Málaga, 40 guardias nacionales de Santa Coloma de Farnés, 50 voluntarios del BI-III de francos de Cataluña, así como guardias nacionales de Arbucias. Esta fuerza atacó a los carlistas y, tras un duro combate, consiguieron aliviar a los asediados de San Hilario.

El 2 de junio, una brigada cristina que se dirigía de Tahull a Orgaña (Lérida) fue hostigada por fuerzas de Bartolomé Porredón. También hubo un combate contra una pequeña partida carlista en Popiol (Barcelona). El día 5, pequeñas partidas combatieron contra el capitán de francos Francisco Periquet en Monrós (Lérida), muriendo el jefe de partida Albert de Serós. Al día siguiente (6), rodearon el pueblo de Albarella (Barcelona), donde se encontraba la compañía de BI-VII de francos de Cataluña; a pesar de su enérgica defensa, hubieran sucumbido los francos de no haber acudido en su socorro una columna liberal.

El 7 de junio, Arbonés cruzó el río Ebro e invadió Mora la Nueva (Tarragona). Acudió en su ayuda la columna del coronel Iriarte que cruzó el Ebro, por lo que Arbonés marchó a García y de allí a Torre del Español (Tarragona). Al amanecer del 10, la columna cristina llegó a Palma de Ebro, donde se encontraban las fuerzas carlistas, trabándose combate que duró dos horas, al cabo de las cuales, los carlistas cedieron terreno, retirándose hacia Granadella. Otras fuerzas carlistas mandadas por Masgoret, que se había unido a las de Pons, Forner y Prats, se presentaron el 6 de junio delante de Santa María de Meyá (Lérida) para impedir que fortificaran la localidad, pero después de algún tiroteo, tuvieron que replegarse.

Tirador de la división de Tortosa en la ribera del Ebro durante la Primera Guerra carlista. José Ferré Clauzel.

El 8 de junio, Benito Tristany derrotaba a un destacamento de la guarnición de Solsona cuando regresaba de Cardona, donde había ido en busca del correo. La sorpresa tuvo lugar cerca del lugar de Palá de Coma, y allí murieron los 50 hombres que formaban el destacamento. Al día siguiente se presentó en Salellas, donde sorprendió a un destacamento compuesto por belgas de la Legión Francesa y soldados del RI-8 de Zamora, fusilando a los que, habiendo sido hechos prisioneros, se negaron a unirse a los carlistas.

El coronel Torres, fuera porque no se cumplieron sus expectativas de ser capitán general o bien impulsado por sus voluntarios, decidió regresar a Navarra.

En Vilanova de Pradés (Tarragona) se libró un combate entre las fuerzas de Forner con el brigadier cristino Gurrea. El 12 de junio, el general Bretón se encontraba en Santa Coloma de Queralt cuando supo que el Priorato había sido invadido por fuerzas carlistas de Masgoret, Ibáñez, Carner, Marcó y otros. Por lo que decidió marchar a Valls. Al saber que los carlistas habían pasado por Alcover en dirección a Picamoixons (Tarragona), emprendió la marcha y entabló combate con los carlistas, que fueron derrotados y obligados a retirarse, siendo perseguidos. Creyó Bretón que Masgoret había muerto, pero se trataba de su ayudante Andreu.

El 12 de junio, hubo un combate en Oliana (Lérida), y el día 13, hubo otro en San Quirico de Basora entre la brigada de Ayerbe y los carlistas de Zorrilla, Grau, Pujol y Brujó, que se habían reunido en San Pedro de Torelló, teniendo fuerzas destacadas en Vidrá, Llaers, y San Quirico de Basora. Ayerbe marchó contra los carlistas, enterándose de que la ruta de San Pedro de Torelló había sido evacuada. Reunió sus fuerzas con las del comandante Camprubí, y al llegar a San Quirico descubrió que en las alturas contiguas, sobre la derecha del río Ter, había una fuerza carlista. La brigada de Ayerbe pernoctó en San Quirico, mientras que la de Camprubí se situaba en Montesquiu. Al día siguiente hubo dos zonas de combate, una en la margen derecha del río Ter, donde los carlistas llegaron a desorganizar los batallones de Camprubí, que al fin pudo ser socorrido por el comandante Pedro Pons; los carlistas que estaban en la zona de Mostesquieu se retiraron a Sora para buscar por el Coll de San Agustín las alturas de Nuestra Señora del Muns. La otra zona en la margen derecha del Ter estaba mandada por el brigadier Ayerbe; tras una enconada lucha, consiguió que los carlistas se retiraran a sus acantonamientos de Vidrá.

El 16 de junio, una fuerza de nacionales de Gosol mandados por el subteniente Silvestre Solá tuvo un enfrentamiento con una pequeña partida carlista que cobraba contribuciones. Al día siguiente, Solá tuvo un encuentro con una partida carlista destacada de Porredón en Canalda (Lérida). Otra acción tuvo lugar el día 21 en Granera (Barcelona) entre una partida destacada de Tristany y una columna del comandante Coll. Ese mismo día se combatió contra el comandante cristino MacCrohon en Santa Susana (Barcelona). Tristany de Granera había pasado a Olost, y de allí, contramarchando a Morfá (Barcelona), alojándose en una casa de campo conocida como Can Clusellas. La columna del coronel Sebastián, que estaba en Monistrol de Calders, salió en busca de los carlistas, que ofrecieron una fuerte resistencia, pero al morir el coronel Pablo Pons, alias el Degollat, se retiraron. Por orden del coronel Sebastián, el cadáver de Pons fue mutilado, cortándole la cabeza para identificarle, siendo colocada en una pica en una vía pública.

El 22 de junio, una columna cristina que había partido de Olot para Rupit fue hostigada al dejar Grau de Olot por fuerzas carlistas mandadas por Zorrilla. El 24 por la mañana, Altamira y Puigoril combatían contra la columna del brigadier Gurrea en Perafita (Barcelona). El mismo día por la tarde, Gurrea luchaba en San Baudilio de Llusanes (Barcelona) contra las fuerzas carlistas de Grau. El 30, en la Riva moría el guerrillero Marcó en un pequeño encuentro. Al día siguiente se combatía en Cambrils (Lérida).

Facciones carlistas catalanas atacadas por los isabelinos en las alturas de Cambrils (Lérida) durante la Primera Guerra Carlista.

Julio de 1836

El mes de julio comenzó con la sorpresa de Alós (Lérida) a una pequeña partida carlista, aprovechando la noche. Dicha operación fue seguida de otra algo mayor en Camarasa (Lérida). El 3 de julio, en Llovera (Lérida), las fuerzas de Porredón, Borges y Pons se enfrentaron a la columna del coronel Riambau, en la que murieron el capitán de caballería carlista José Casademunt, alias Carboné, y el teniente José Verdaguer. Por esas mismas fechas, el comandante de armas de Olot consiguió sorprender a una pequeña partida carlista mandada por Martiriano Frigola, alias Ratera, consiguiendo detener al cabecilla y a un voluntario que fueron pasados por las armas.

El 8 de julio por la mañana, la columna cristina del coronel José Clement se encontró en las cercanías de Pontons (Barcelona) con las fuerzas del coronel Ibáñez; a consecuencia del enfrentamiento, murió el capitán carlista Juan Forn, natural de Valls. Los carlistas se replegaron a San Juan de Cunillés, mientras que los cristinos se dirigieron a la Llacuna. El día 9, hubo también un fuerte combate en los alrededores de Puebla de Lillet (Barcelona), donde las fuerzas mandadas por Caballería y Puig disputaron hasta las nueve de la noche el acceso al pueblo de la columna del coronel Juan Bautista Ametller. El mismo día en la provincia de Gerona, en un lugar conocido como el Bosch dels Lladrés, en la carretera de Francia a Gerona, Zorrilla sorprendió el coche-correo que iba escoltado por 70 hombres pertenecientes al RI-14 de América, carabineros y guardias nacionales de Mataró. Los cristinos se vieron perdidos y se refugiaron en una casa de campo que fue incendiada, teniendo que salir, y solamente se salvaron 7. Al conocerse la noticia en Figueras, se produjo la alarma.

El 16 de julio, en San Hilario de Sacalm (Gerona) se produjo un combate. El 19 se produjo otro en Saderra (Barcelona) entre las fuerzas carlistas del coronel Brujó, muriendo en esta acción el capitán carlista de caballería José de Vilademur y un teniente de infantería. El 21 se produjo una escaramuza en la que tomó parte la partida de José Pons en el pueblo de Llorens (Lérida), al mismo tiempo que el comandante cristino Capeli tenía un enfrentamiento con el batallón carlista de guías de Tarragona en Rocallaura (Lérida), muriendo el teniente carlista Juan Franquet. Las fuerzas del coronel Brijó se habían acercado a la frontera francesa pasando por Villalonga para acantonarse en Setcasas (Gerona). Una columna cristina mandada por el comandante de armas de Camprodón, capitán de nacionales José Mas de Xara, salió contra los carlistas dirigiéndose a las vertientes meridionales de Costabona, intentando sorprender a los carlistas, sin conseguirlo; estos, después de tirotearse con los cristinos, marcharon hacia la sierra de Portolés, para llegar a Campellas, donde fue asistido el coronel Brujó por una herida leve en la mejilla.

El 22 de julio por la mañana, una fuerza carlista que había salido la víspera por la noche de Granadella, pasando por Palma de Ebro y dirigiéndose a Ulldemolins (Tarragona), tuvo un pequeño encuentro con la columna de Niubó en un lugar conocido como Hospitalet de Llena. Los carlistas siguieron a Senant, habiéndose unido a Omells de Nagaya tres batallones: el de Masgoret que mandaba Sabatés, el de José Pons que mandaba Badía y el de Ibáñez, que había combatido en Hospitalet de Llena. Los carlistas, al ver acercarse el día 24 a la fuerza de Niubó, salieron para la sierra de Tallat, librando combate con las fuerzas enemigas. El 25 de julio, hubo un combate en Viladráu de poca importancia contra las fuerzas carlistas que bloqueaban dicho pueblo.

El mismo coronel Ametller sostenía un tiroteo con las fuerzas carlistas sorprendidas en una emboscada en la ribera de Cabó, cerca de Orgaña (Lérida). El día 27, hubo combates en Vinebre, y el 28 en los alrededores de Falset. Otra vez el coronel Niubó se encontró con los carlistas mandados por Prats, Casulleras, Valls y Villella en Rubió (Barcelona), marchando los cristinos a Calaf, mientras que los carlistas lo hacían hacia Castellolí.

El 28 de julio, los carlistas atacaron el pueblo de Valldellors (Tarragona), y el mismo día hubo un fuerte combate en Llovera (Lérida) y cerca del Hostal del Boix; lucharon los cristinos del coronel Pozo. Una pequeña partida mandada por Mosen Miquel fue atacada por la columna del coronel Iriarte en el pueblo de Riudecols (Tarragona), muriendo el citado guerrillero. Por aquellos días, en los bosques de Las Pujadetas, cerca de Gallifa (Barcelona), combatió la partida carlista mandada por Jaime Garriga, quien resultó herido en la acción.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-12-03. Última modificacion 2025-12-03.
Valora esta entrada
[Reduce texto]
[Aumenta texto]
[Ir arriba]
[Modo dia]
[Modo noche]

Deja tu comentario

Tu comentario será visible en cuanto sea aprobado.

Tu email no se hará público.