Guerras Carlistas Tercera Guerra carlista en 1872 Operaciones en Cataluña el primer semestre de 1872

La partida de Savalls

En el día 8 de marzo de 1872, Francesc Savalls cruzó la frontera por el Vallespir y el Alt Empordà, con solo 90 reales en el bolsillo. La información procedente de fuentes militares señalaba que Savalls había llegado a España por el collado de Les Illes (Francia), que conecta con La Bajol (España). Savalls también iba acompañado de tres hombres más, a los que simplemente se identificaba por el primer apellido o el sobrenombre. Uno era Sabater (Felip Sabater) y los otros dos, Mallorca y Costa.

El 13 de marzo, Savalls dirigió una proclama a los habitantes del país pidiéndoles que tomaran las armas a su lado y enfatizando su condición de catalán y gerundense.

Durante el día 18, se supo que los carlistas a las órdenes de Savalls habían destruido la línea telegráfica entre Gerona y Figueras. Seguramente, Barrancot fue el ejecutor de esta acción. La destrucción de líneas telegráficas constituía la especialidad de Miquel Cambó, alias Barrancot. Mientras, Savalls entró en San Jordi Desválls (Gerona) y se llevó 500 duros de la casa del juez y 150 del arca municipal.

El día 27 de marzo, Savalls y los hombres de su partida se encontraban en la casa Perecaula (San Juan de las Fuentes), de donde fueron desalojados por una columna de carabineros. Los rebeldes sufrieron algunos muertos y heridos. Al día siguiente, ocho voluntarios de Savalls se presentaron a las autoridades de Figueras pidiendo el indulto.

Savalls, acompañado por Bonet, Costa, Valentí, Vidal de la Llobatera y seguramente también por Auguet, requisaron 2000 duros en Sarriá de Ter. Después, llegaron a Puente Mayor (Gerona), donde, precisamente, Auguet tenía domicilio y un taller de alpargatas.

La partida de Castells

La Tercera Guerra Carlista se inició en Cataluña, anticipándose la fecha del alzamiento. Algunos han pretendido que la fecha primitiva señalada por don Carlos era la del 7 de abril, pero que por haberse aplazado hasta el 21 no llegó a tiempo la contraorden. La verdad es otra: el general Juan Castells, al que se había asignado la comandancia general de la provincia de Barcelona, supo a tiempo que iba a ser preso por las autoridades amadeístas bajo pretexto de que estaba conspirando, por lo que decidió anticipar los acontecimientos lanzándose al campo. Consultó con el doctor Vendrell y este creyó acertadamente que no se podía dejar abandonado al general Castells, cuya prisión por los amadeístas hubiera causado trastornos al plan de los conspiradores. Inmediatamente, salieron para comunicar la noticia el marqués de Santa Cruz de Inguanzo y Sáenz de O’Ryan, a Díaz de Rada.

El general Castells formó su pequeña partida en el ensanche de Barcelona, que en aquella época no estaba muy urbanizado, en la noche del 6 al 7 de abril. Al frente de 74 voluntarios, salió de la ciudad pasando por el pueblo de Gracia donde, a las doce de la noche, en la calle de la Granja, sorprendió al alcalde Hernando Iglesias, llevándolo preso, así como a dos serenos, prosiguiendo su marcha hasta el monte Tibidabo, donde dejaron en libertad a los tres presos. Desde la sierra de Tibidabo tornaron la dirección de Molins de Rey. En la misma noche, el teniente Felipe de Sabater levantaba una pequeña partida de 7 hombres en Tayala (Gerona) y el día siguiente 7, se formaba otra en San Martí Vell (Gerona) mandada por Salvador Llach.

En los trabajos de organización, había intervenido notablemente el coronel Cadórniga, que esperaba poder entregar a los carlistas las plazas de Figueras, Gerona y Olot, pero no pudo realizar su proyecto. Nombrado el infante don Alfonso para el mando de Cataluña, fue designado para JEM López Cadórniga, que recibía el empleo de brigadier del Ejército Real, siendo además conferidos los mandos de Cataluña como comandantes generales de las provincias: en la de Tarragona, el general Matías de Vall; en la de Gerona, al general José Estartús; en la de Barcelona, al general Juan Castells; y la de Lérida, al general Andrés Torres. El secretario de campaña del infante era el brigadier Moya y, como ayudante de don Alfonso, el coronel Ruiz.

Mando interino de Castells

La partida de Castells no dio señales de actividad hasta el 10 de abril, fecha en que se presentó en Gelida (Barcelona), donde detuvo el tren e interceptó la comunicación telegráfica, marchándose luego a Piera, y de allí se dirigió a la comarca de Manresa. El día 15, el coronel Guiu levantaba una partida en Aiguafreda (Barcelona), y en esa misma fecha aparecía otra en Cardedeu (Barcelona). Fue el 17 cuando se cruzaron los primeros tiros al encontrarse las fuerzas mandadas por Guiu con la columna La Canal en Pla de la Calma (Barcelona), dividiéndose después las fuerzas carlistas en dos grupos.

El 22 estaba Castells en Bagá (Barcelona), de donde se dirigió a San Jaime de Frontanyá (Barcelona), perseguida por dos columnas, mandada una por el Tcol Cecilio Roda y la otra por el Tcol Narciso Muñiz. Al tener el coronel Mola y Martínez noticias de esta persecución, se unió a las dos columnas anteriores tomando el mando de las tres, por lo que el 23 por la tarde se libró un combate en Coll de Vinardell, cerca de Ripoll (Gerona).

En este mismo día 23, apareció una partida en Frontrubí (Barcelona). También apareció otra partida en La Palma de Cervelló (Barcelona). Una nueva partida se presentó en el Panadés, entre Cañellas y Villafranca del Panadés. El 24, en los alrededores de Tortosa se alzaba en armas una partida de 24 hombres, mandada por el comandante Francisco Tallada.

Después de la acción de Coll de Vinardell, Castells retornó a la comarca de Manresa y el 26 de abril, fuerzas destacadas de su partida aprehendieron a dos dependientes del Ayuntamiento de Manresa que patrullaban por las afueras de la población.

El capitán general de Cataluña, Manuel de la Serna, viendo formarse partidas y que la agitación aumentaba, declaró el 26 de abril el estado de guerra en el Principado. No era posible ya evitar el alzamiento, que si no tomó en Cataluña, desde el primer momento, grandes proporciones como en el Norte, la abundancia de pequeñas partidas hacía la posición de los amadeístas más difícil. El 28 Castells estuvo en San Jaume Sas Oliveras (Barcelona), y el 29 entró en Igualada, donde se llevó los recursos de la administración de Rentas y además puso preso al cabo del somatén, Barral, al que Castells había exigido el desarme de los somatenistas, a lo que se había negado dicho Barral. Este, que había sido acompañado voluntariamente por un cuñado y el secretario del Ayuntamiento, fue puesto en libertad junto con los otros dos una vez que hubieron salido los carlistas de Igualada.

En ese mismo día, los carlistas de Castells estuvieron en Odena (Barcelona). Mientras esto ocurría en la provincia de Barcelona, el día 28 se levantaba en armas en La Bisbal del Panadés (Tarragona) una partida que mandaba Francisco Cerdá, conocido por el Quico de Constantí, contra la que salieron varias columnas. También en Agramunt (Lérida) se formó una de 80 hombres, mandada por el brigadier Pedro Sorribes, conocido por el Guerxo de la Ratera, quien en el mismo día entró en Artesa de Segre y pasó por Corbins (Lérida).

Jefes carlistas en Cataluña en 1872. Juan Castells y Rosell, y Francisco Savalls y Masot.

En Francia se tomaron precauciones para vigilar la frontera, colocándose un cordón de observación en los altos valles de Segre, Ter y Tech. A pesar de estas precauciones, el paso de la frontera no se hacía difícil. Por fin, el 30 de abril se anunciaba la aparición de una partida en las inmediaciones de Cardona (Barcelona), y las fuerzas mandadas por Castells libraban combate entre Prats del Rey y Calaf contra las columnas mandadas por Mola y Casalis. También en la misma fecha una partida de 20 hombres armados entraba en Samalús (Barcelona). En Amer (Gerona) se levantó una partida aquel mismo día.

En Barcelona se practicaron numerosas detenciones, entre ellas la del doctor Felipe Vergés y la de su hijo José, el canónigo Andrés Brossa y los sacerdotes Mateo Bruguera y Laureano de Grau.

El 1 de mayo, se luchaba en Mayans (Barcelona), por una partida mandada por Domingo Massachs, alias el Nas Ratat, contra la columna de Araoz. En Tordera (Barcelona) apareció una partida de 70 hombres, mandada por Soliva. En la provincia de Lérida, el general Torres, desde Cubells, donde estaba, se dirigió a Balaguer, entrando por sorpresa en esa población, apoderándose de los fondos de la administración de Rentas, así como de los carros con armas y municiones, agregándosele 40 voluntarios. De allí marchó a Os de Balaguer. En la Conca de Tremp se lanzó en campaña, al frente de 60 hombres, el Tcol Manuel Camats. En el Alto Fluviá apareció la mandada por el veterano de las anteriores guerras José Solanich, conocido por Saragatal, intentando entrar por sorpresa en Olot. Esta misma fuerza libró combate el día 3 de mayo en Ridaura (Gerona), quedando herido gravemente Solanich, quien murió a los pocos días de sus heridas, siéndolo también levemente el comandante amadeísta Peñarrubia, que mandaba la columna. También ese día entraba en Cataluña, por Bassegoda, la partida mandada por el famoso Miguel Cambí, alias Barrancot, compuesta de 20 hombres.

El 8 de mayo, hizo su entrada el coronel Francisco Savalls, acompañado del comandante Francisco Auguet y ocho hombres más, por el Collado de Illas. Una pequeña acción sin importancia se había librado el 3 de mayo cerca de La Bisbal del Panadés, por la partida de Cerdá. El día 4, hacía su entrada en campaña Jerónimo Galcerán, presentándose el mismo día en San Feliu Saserra (Barcelona). Las noticias que recibían los amadeístas eran de que continuamente aparecían nuevas partidas; así se supo que el 5 de mayo había salido de Borjas del Campo (Tarragona) el general Vall, acompañado del alcalde y un regidor y al frente de 50 carlistas. Nuevos núcleos se levantaban en armas en Alebrar, Alforja y Valls, para reunirse con el general Vall.

Otra partida salió de Maspujols (Tarragona), entrando de madrugada del 6 en Vilaplana (Tarragona). En Juncosa (Lérida) se lanzó al campo el coronel Ramón Pliñol. Otra partida había aparecido el 4 en Mura (Barcelona), donde se reunió con la de Castells, que venía siendo perseguida por la columna del brigadier Franch, alcanzándole en dicho pueblo el 6, librándose una acción desfavorable a los carlistas. El día 7 fue en Tivisa (Tarragona), donde se levantó una importante fuerza carlista.

Los carlistas mandados por Sorribes se presentaron el 7 en San Guim de la Plana (Lérida), con objeto de impedir que fuera reparada una avería que se había causado en la vía férrea de Lérida a Barcelona, y en el mismo día el general Torres llegó a las inmediaciones de Pinell (Lérida), donde al anochecer fue atacado por la fuerza amadeísta del comandante Pérez, que procedía de Solsona. Una fuerza carlista presentó el 8 en Pont de Armentera (Tarragona) desarmando al capitán y 11 individuos de los voluntarios de la Libertad. Los carlistas iban mandados por José Antonio Mestre.

Una pequeña partida que se encontraba en La Musara (Tarragona) fue sorprendida por el comandante Parra, rindiéndose a discreción. El 9 de mayo, las fuerzas mandadas por el coronel Galcerán lucharon contra la columna de Montero en Masías de San Pedro de Torelló (Barcelona). Apenas había llegado a España Savalls, que el 9 entró en Terradas (Gerona), desarmando a los voluntarios de la Libertad de dicho pueblo. El mismo Savalls tuvo un tiroteo el día 10 por la tarde en el Mas de Genovés, cerca de Lladó (Gerona), contra el capitán Conde. En la provincia de Lérida entregaba sus armas y se disolvía el día 10 la partida mandada por Piñal, pero, en cambio, una partida carlista mandada por el comandante Antonio Ventosa, separada de la fuerza mandada por el general Vall, entró en el Panadés. Desgraciada fue la acción librada en Senant (Tarragona) entre el brigadier Sorribes y la columna de Arrando, en la que murió el jefe carlista y sus fuerzas fueron dispersadas.

No era conveniente que el infante don Alfonso entrara en Cataluña para tomar el mando de las fuerzas, y se recordaba la lección de Oroquieta, tan reciente, que no podía olvidarse. Aunque Castells ejerciera la dirección de las fuerzas carlistas de la provincia de Barcelona y, por su prestigio, venía a ser el jefe de todos los carlistas catalanes en armas, se imponía un jefe inmediato que reemplazara al Infante en la dirección de los carlistas de las cuatro provincias catalanas. Castells, por su edad avanzada, no podía en realidad cumplir este cometido, pues debía dedicarse a su provincia y, más que nada, a su partida.

No hay que olvidar que Savalls, con su carácter díscolo y sus ambiciones independientes, no podría acarrear más que disgustos a Castells. Pero había otro jefe ante el cual debían rendirse todos por su prestigio militar, por su historia carlista y por su apellido. Un apellido que tiene ecos de leyenda; se trataba de Rafael Tristany.

Tristany era todo lo opuesto a Castells. Castells era siempre guerrillero, aunque mandase una división. Tristany era siempre militar, aunque mandase una partida. Por su parte, Savalls era una mescolanza de guerrillero y de militar. Tristany era puramente militar. Rígido, firme, audaz, pero siempre calculador.

General carlista Rafael Tristany.

Mando interino de Tristany

El infante don Alfonso dispuso el 12 de mayo que la comandancia general interina de Cataluña que tenía el general Castells fuese desempeñada por el general Rafael Tristany. Habiendo muerto en un accidente de ferrocarril el brigadier Cadórniga, fue nombrado en su sustitución de JEM de Cataluña el general Díaz de Cevallos. El día 12 hubo un pequeño combate en Brull (Barcelona), así como otro en La Font del Bosch, término municipal de Cabrera (Barcelona), siendo mandados los carlistas por Massachs y Borrás. El día 13, se les unieron las fuerzas mandadas por Sabater, atacaron Santa Coloma de Farnés (Gerona), pero fueron rechazados; en cambio, Soliva entró en San Celoní (Barcelona).

El 15 de mayo, el general Castells llegaba a Castelltersol (Barcelona), donde desarmaba al somatén. En ese mismo mes, Castells, al pasar por Pou del Glas, cerca de Matadepera (Barcelona), tuvo un encuentro con la 7.ª compañía de cazadores del BIL-III de Cataluña, mandada por el capitán Massons, reforzada por voluntarios de Tarrasa. Castells, después de tirotearse con la misma, siguió a Castellar del Vallés, de donde el 16 regresó a Matadepera, amenazando con desarmar a los voluntarios de la Libertad de la comarca del Vallés. En este mismo día el comandante Ventosa, procedente de Vilabella, estaba en las inmediaciones de Vendrell (Tarragona), mientras que las fuerzas mandadas por el general Vall se encontraban en los alrededores de Falset, a cuyo socorro acudieron fuerzas de varias columnas liberales.

El 17 de mayo, Ventosa llegó a Torredembarra (Tarragona), donde cortó la línea férrea y la telegráfica. En la provincia de Gerona, Savalls, que se había reunido con Sabater, entró en San Jordi Desvalls, donde exigió las contribuciones el 18. Después marchó a la Barca de Viñals con el objeto de hacer creer que pretendía pasar a la orilla derecha del Ter, con el fin de desconcertar a las columnas enemigas. En esta misma fecha, Vall llegó a la Musara (Tarragona), intentando marchar a Alforja, pero al saber que lo ocupaba la columna del comandante Peña, desistió de pernoctar en dicha población, retirándose a Margalef, de donde salió el 19. Contramarchó en la noche del 19, pasando a la provincia de Lérida por las inmediaciones de Vilosell, pero sin entrar en pueblo alguno.

El 20 de mayo, las fuerzas mandadas por Vall libraron combate en Molá (Tarragona), pero tuvo que replegarse el jefe carlista a García, y de allí a Darmós, donde pernoctó. En esa población se dividieron las fuerzas de Vall, dirigiéndose este general a Escornalbou, y el comandante Barenys fue a Montblanch el 21. En ese día Vall tuvo un encuentro con la columna de Gabilá en Llaverías (Tarragona), alcanzando, sin embargo, por el Coll de Jou, el pueblo de Vilanova de Escornalbou, donde pernoctó.

La partida mandada por Barenys pasó de Montblanch a Blancafort de Queralt (Tarragona). Mientras esto ocurría en la provincia de Tarragona, el 20 el general amadeísta Franch tuvo un encuentro en los alrededores de Perafita (Barcelona) con el general Castells, que había pernoctado en dicha población. El mismo Castells volvió a luchar en la misma fecha en Allpens (Barcelona). Otra partida carlista tuvo un encuentro en Sant Pere de Ferrerons (Barcelona).

La columna de Araoz, que se encontraba en Capellades el 21, porque había sabido que los carlistas habían estado en esa población el 20, marchó a Piera, donde creía encontrar al enemigo. Los carlistas, que estaban mandados por Mariano de la Coloma, al saber la proximidad de los amadeístas, se retiraron, por lo que las tropas de Araoz, al enterarse de la retirada de los carlistas, rompieron filas. Mariano de la Coloma atacó entonces a los amadeístas, librándose un combate en el que los liberales pretendieron haber hecho prisionero al jefe carlista de la partida, y como que Mariano de la Coloma, que los mandaba, no fue hecho prisionero, hay que poner en tela de juicio lo que afirman los datos oficiales. En ese mismo día 21, estaba Savalls en Sagaró (Gerona), donde tuvo un combate con la columna del comandante Ricardo Viera que comenzó a las seis de la mañana, y como siempre, se atribuyeron los amadeístas una gran victoria.

Savalls marchó a San Esteban de Bas, donde los voluntarios entregaron las armas, recibiendo además el jefe carlista la contribución y gran cantidad de alpargatas. Mientras el día 22 Savalls estaba en San Esteban de Bas, había avanzado Auguet por la otra parte de la provincia de Gerona, librando combate el 23 en la Sellera contra la columna del comandante Aranda. También hubo tiroteos por haber sido hostilizados por carlistas los destacamentos que estaban en Breda (Gerona) y San Celoní (Barcelona). La edad avanzada del general Matías de Vall, los achaques, que le obligaban a marchar con su fuerza montado en una caballería, le impelieron a presentarse a indulto. Pero antes de hacerlo dividió su fuerza en tres grupos. Uno mandado por Bautista Piñol, alias Mañeru, la otra por Barenys y la tercera por Ventosa. Barenys estuvo en la Selva del Campo (Tarragona), y de allí marchó a Alcover el día 24.

San Esteban de Bas (Gerona) durante la Tercera Guerra Carlista.

Al quedar sin mando la provincia de Tarragona, se pensó en que lo tomara el coronel Francesch, pero ignorándose en dónde estaba, se encargó interinamente el coronel Domingo Sanz. Francesch estaba oculto y preparaba una sorpresa sobre Tortosa, que no se verificó, porque los carlistas tortosinos desconfiaron de dicho jefe por no conocerle. En Francia, el Infante nombraba jefe de la escolta de caballería, para cuando entrara en España, al coronel Redondo. El 26 de mayo, Camats, con una pequeña partida, entraba en Temp (Lérida), donde se apoderaba de la cantidad de 10.000 pesetas recaudadas por el delegado del Banco de España.

Este golpe atrevido coincidió en la misma fecha con otro también de audacia. Se presentaron en Cubells (Lérida) un grupo de 26 hombres, desarmados en su mayor parte, y se apoderaron de las armas de los vecinos del pueblo que constituían el destacamento de voluntarios de la Libertad. En la provincia de Gerona, el general Tristany, al frente de diez hombres, pasaba la frontera para entrar en campaña. El 27 Savalls combatía en Llorá (Gerona), contra la columna mandada por Galindo. Al día siguiente, Ventosa entraba en Juncosa (Lérida), de donde marchó, librando combate en las inmediaciones de Pontils (Tarragona), para pernoctar luego el 29 en Conesa (Tarragona).

Castells estaba en esa fecha en unos caseríos próximos a Olban (Barcelona). En Mas de Mestre, por la parte de Marsá (Tarragona), luchaba la partida mandada por Piñol contra la columna de Cappá. Cerca de Espluga de Francolí (Tarragona), las fuerzas mandadas por Barenys tuvieron el 30 un encuentro con la columna de Gabilá, retirándose los carlistas a Montblanquet y Senant. En Montblanch había estado aquel día la fuerza que mandaba el comandante Ventosa, y que entonces obedecía a su jefe superior, el coronel Sanz.

El 31 de mayo, Savalls pasó el río Ter por el puente de Sarriá (Gerona) con dirección a la costa, entrando a las nueve de la noche en La Bisbal, donde carabineros y guardias civiles se refugiaron para defenderse en una casa previamente fortificada. No fueron hostigados y Savalls recaudó las contribuciones. Salieron a las dos de la tarde camino de Calonge, es decir, hacia la costa. En esa misma fecha, Barenys estaba en Vilaplana (Tarragona) la partida mandada por Cerdá junto a Vendrell (Tarragona), y el coronel Sanz descansaba en Santa Coloma de Queralt.

Con el fin de que se pusiera en contacto con las fuerzas armadas en Cataluña y con la Junta de Armamento y Defensa, el infante don Alfonso dispuso que el brigadier Moya pasara a España, como así lo hizo el 29 de mayo. Por parte de los amadeístas se hacían esfuerzos para conseguir el levantamiento de los somatenes, habiéndose efectuado el día 20 una reunión en Manresa bajo la presidencia del brigadier Pialtain; pero los vocales somatenistas se negaron a considerar que fuese llegada la ocasión de levantar el somatén contra los carlistas, afirmando que se trataba de una cuestión política y no de bandoleros. Se acordó una nueva reunión el 28, también en Manresa, y allí otra vez el elemento civil se negó a efectuar el levantamiento.

Acciones en junio de 1872

El siguiente mes de junio comenzó con la espectacular entrada de Savalls en San Feliú de Guixols (Gerona) para cobrar la contribución, causando gran sorpresa la noticia, pues dicha población era una de las más liberales de Cataluña. Recorrió Savalls otras poblaciones de la costa, marchando luego a Santa Cristina de Aro, Llagostera, Vidreras y Sils, donde interceptó el ferrocarril; llegando por fin a Riudarenas, donde libró combate contra la columna mandada por González Pola. En esta acción resultaron batidos los amadeístas, y el jefe de la columna, mortalmente herido, falleció al día siguiente.

En el mismo 2 de junio, hubo un combate en Fogas de Monclús (Barcelona), entre la fuerza de Castells y la columna de Mola y Martínez. Al día siguiente fue en Seva (Barcelona) donde Castells tuvo un combate contra la columna Muñiz. El día 3, estaban en Montblanch las fuerzas mandadas por Barenys, de donde salieron a las diez de la mañana para La Bisbal del Panadés, donde se reunieron con el coronel Sanz. El 4, este jefe carlista llegó a Rodoñá, de donde salió el 15, teniendo un encuentro en Mas de Campanera, cerca de Juncosa (Tarragona), contra la columna mandada por Galibá. Esta acción no fue afortunada para los amadeístas, pues perdieron al teniente Joaquín Manso y 7 soldados prisioneros de los carlistas, y tuvieron que reconocer que un alférez de caballería, jefe de la escolta del Tcol Alcega, había muerto en el combate.

El coronel Slanz marchó luego a Torrellas de Foix (Barcelona), en donde puso en libertad al teniente Manso para que solicitara el canje de prisioneros que llevaba el jefe carlista, por los que habían quedado en manos de los amadeístas en la sorpresa de La Musara. El general La Serna, que mandaba en Cataluña, se negó a ese canje. Al mismo tiempo, Sanz denunciaba al gobernador de Tarragona que en la acción de Mas de Campanera, los amadeístas habían asesinado a varios heridos carlistas.

Acción de Coll de Guardiola (6 de junio de 1872)

Otra acción importante fue librada en el Coll de Guardiola, en las inmediaciones de Vallcebre,(Barcelona), el día 6 por el general Castells. Se batió ese día contra la columna del coronel Roda desde las dos y media hasta las siete de la tarde. El combate fue diestramente llevado por Castells, y se distinguió notablemente el coronel Galcerán. Roda fue reforzado por la columna de Montero, y cuando ya había casi terminado la acción, llegó la de Mola y Martínez. Aunque no fue una victoria decisiva de los carlistas, tampoco pudieron apuntarse los amadeístas haberla obtenido. Afirmaron haber tenido 6 muertos y 26 heridos, y dijeron que los carlistas tuvieron 6 muertos y 2 heridos.

El 7 de junio, se libró combate por Tristany en San Esteban de Bas (Gerona) y en ese mismo día Auguet luchó en Puig del Estañol (Gerona) contra la columna Font de Mora y luego con otra fuerza en Bruñola (Gerona). Tristany marchó el 8 a San Feliú de Pallarols (Gerona), donde los voluntarios se rindieron, y después de cobrar la contribución marchó a Amer y Anglés, en donde estaba el día 12. El coronel Sanz entró el 9 de junio en Granadella (Lérida), donde desarmó a los voluntarios, pernoctando en dicha población. Luego marchó a La Figuera (Tarragona), y se dirigía a Lloá cuando supo que la columna de Peña le cerraba el paso, encaminándose entonces a Masroig. Allí, en el santuario de la Virgen de las Piñeras, se libró el combate contra la columna de Gómez Medeviela, y mal lo hubiera pasado el jefe amadeísta si no acude a tiempo la mandada por el Tcol Alcega.

Sanz marchó luego a García (Tarragona), de la que salió para Mora la Nueva, donde se reunió la fuerza de Piñol. Tristany había estado en Breda, de donde pasó a Gualba el 13 de junio, pero retrocedió a Breda en ese mismo día, tiroteando a los voluntarios de la Libertad, que se refugiaron en la torre de la iglesia. Ante el temor de que acudiera la columna del general Nouvilas, Tristany se retiró a Arbucias (Gerona), y de allí a San Hilario Sacalm (Gerona). El día 15, marcharon estas fuerzas a Palautordera (Barcelona), donde recaudaron la contribución y se proveyeron de alpargatas, siguiendo luego a Fogás de Tordera el 16, y de allí a San Esteban de Palautordera, donde pernoctaron, prosiguiendo a Viladrau (Gerona) el 17.

En esta misma fecha, la partida mandada por Agustín Farré, alias Cap-Redó, estaba en Bosost (Lérida). El 18 de junio, Tristany y Savalls atacaron a los voluntarios de San Hilario Sacalm (Gerona), que se vieron obligados, después de ofrecer resistencia, a rendir sus armas. Se separaron Tristany y Savalls, y mientras el primero, con las fuerzas mandadas por Vila de Prat, se dirigió a Terradell (Barcelona), Savalls marchó el 19 a Arbucias, donde se encontró en la Casa de Horta, entre dicho pueblo y Breda, con la columna del coronel Keller, librándose un fuerte combate. En esta acción, que fue una derrota para los amadeístas, confesaron estos haber tenido 9 muertos y 18 heridos, entre estos el Tcol Salvador Tomaseti y el comandante graduado Antonio Morenés, así como 2 prisioneros, además del citado comandante Morenes. El propio coronel Keller resultó herido con dislocación de los huesos del pie derecho, por lo que entregó el mando de la columna al Tcol graduado Manuel Blaso. Consecuencia de este combate fue que los voluntarios de la Libertad de Arbucios entregaron su armamento en el castillo de Hostalrich, pues consideraron que no tenían bastantes fuerzas para oponerse a los carlistas. Carlos VII ascendió a Savalls al empleo de brigadier por este hecho de armas.

El general La Serna fue relevado entonces del mando de las fuerzas amadeístas en Cataluña, sustituyéndole el general Baldrich, que había tomado parte en la insurrección republicana de Cataluña en 1848, cuando operaba bajo la protección de los carlistas. El 21 fue hecho prisionero en los alrededores de Falset (Tarragona) el jefe carlista Mestres, con 5 voluntarios que le acompañaban.

Entrada de Francesch en Reus

El 21 de junio, se presentó en campaña el coronel Juan Francesch, quien había intentado apoderarse de Tortosa. El coronel Sanz resignó el mando que tenía de la provincia en Francesch, nombrado anteriormente cuando el general Vall se acogió a indulto. Francesch era hombre atrevido y es curiosa la aventura de su vida. Hijo de un jefe carlista de la primera guerra, pertenecía al Cuerpo de Ingenieros, y con el afán de ascender y ganar notoriedad, fue voluntario en África durante la campaña de 1859-60. En aquella época estaba enamorado de una señorita de alta posición social, y Francesch deseaba, no solo laureles, sino que también el ascenso, con el fin de pretender la mano de la mujer amada. Bien es verdad que ascenso tuvo, pero fue a costa de una herida que lo dejó cojo, y la damisela creyó que, aunque fuese un héroe, la cojera no le favorecía y lo recibió con desdén. Francesch tuvo que renunciar a sus ilusiones, dedicándose entonces a los estudios y a las actividades políticas.

Reunidas las fuerzas carlistas de Tarragona al mando de Francesch, pasó este a Vilaplana (Tarragona) y de allí a Tivisa, donde permaneció del 26 al 29 de junio. En esta fecha, la columna de Gómez Medeviela se dirigió sobre Tivisa, retirándose los carlistas a Vandellós, donde dejaron una pequeña fuerza para entretener a los amadeístas, pasando Francesch, con el grueso de la fuerza, a Hospitalet del Infante (Tarragona).

Mientras esto ocurría en la provincia de Tarragona, el 25 de junio hubo un tiroteo cerca de Gironella (Barcelona) por las fuerzas reunidas de Tristany y Castells contra la columna de Pieltain, quien tuvo que desistir de proseguir su ruta a Manresa y se vio obligado a regresar a Berga. El general Díaz de Cevallos se aproximaba a Cataluña; al ocupar el cargo de JEM del infante don Alfonso, fijaba su residencia en una casa de campo propiedad del conde de Lazerme, cerca de la frontera española. El día 27, la partida mandada por Borrás llegaba hasta Las Corts de Sarriá, a las puertas de la ciudad de Barcelona, y el coronel Guiu entraba ese mismo día en Granollers.

Francesch estaba en Hospitalet del Infante; allí detuvo un tren de viajeros procedente de Valencia, obligando a desalojar los coches, embarcando sus hombres en los mismos, después de inutilizar la vía telegráfica, partiendo para Salou. Una vez en esta población, desembarcaron los carlistas y, después de inutilizar el aparato telegráfico, se dividieron en tres columnas, que marcharon sobre Reus, con el fin de sorprender aquella ciudad. Con este fin, un destacamento fue a Vilaseca, donde cortó el telégrafo. Ordenó al entrar en Reus que Barenys se dirigiera al cuartel para apoderarse del edificio, aprovechando que la tropa en aquella hora estaría de paseo, y Barenys, en vez de sorprender la guardia y apoderarse del edificio, mandó abrir fuego contra el mismo. Francesch, que estaba en aquel momento en la Casa Consistorial, acudió inmediatamente para enterarse de lo que ocurría.

En el camino se encontró con el coronel comandante militar de la plaza Manuel Soria, y habiéndose reconocido, siguieron juntos. Puede deducirse que el comandante militar de Reus se había entendido con su amigo el coronel Francesch para dejar entrar a los carlistas y que se apoderaran de la ciudad. Unos voluntarios de Barenys, al ver al coronel amadeísta, dispararon, sin darse cuenta de que iba con Francesch, cayendo herido Soria. Francesch, en aquella confusión, se dirigió al cuartel para que no siguiera el fuego, y una bala disparada desde una ventana del edificio hirió gravemente al coronel carlista. Un grupo de legitimistas mandado por José Agramunt, más conocido por el cura de Flix, intentó socorrer a Francesch con el fin de recogerlo y llevarlo fuera de la ciudad. Pero le confundieron con el coronel Soria, que era llevado también para ser asistido, por unos carlistas.

En fin, trataron de llevar a Francesch, pero este, comprendiendo que no podría soportar el traslado fuera de la población, dispuso que le llevaran a la próxima casa del pirotécnico José Morgades. Barenys todavía insistió para sacarlo de Reus, pero Francesch respondió que así como se habían tenido atenciones para el coronel Soria, esperaba que sus enemigos harían lo mismo con él. Efectivamente, el coronel Pablo Hernández, del RC-2 de Bailén, al enterarse de dónde estaba atendido Francesch, ordenó que un capitán de caballería, con varios soldados, fuera a la casa de Morgades para trasladarlo al domicilio del coronel amadeísta, quien dispuso que se atendiera al herido en su propio cuarto y en su misma cama. Todos los recursos de la ciencia fueron vanos, y el coronel Francesch, asistido por un capellán castrense, murió aquel mismo día.

La muerte de Francesch hizo fracasar el bien combinado plan para tomar Reus, donde esperaba encontrar armas y elementos de guerra, lo que le hubiera permitido dar mayor extensión a la guerra en la provincia. La retirada de los carlistas se hizo con cierto desorden. De momento quedó encargado del mando Barenys, pero como este no tenía la graduación necesaria, la Junta de Armamento y Defensa volvió a nombrar comandante general de Tarragona a Domingo Sanz, quien, a pesar de estar herido, salió de nuevo al campo para ponerse al frente de las fuerzas carlistas.

El acto de Francesch fue realmente atrevido, dado el carácter liberal de la población de Reus, y aunque pudiera estar convenido con el coronel Seria, no dejaba de ser peligrosa la aventura.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-12-15. Última modificacion 2025-12-15.
Valora esta entrada
[Reduce texto]
[Aumenta texto]
[Ir arriba]
[Modo dia]
[Modo noche]

Deja tu comentario

Tu comentario será visible en cuanto sea aprobado.

Tu email no se hará público.