¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Operaciones en Castilla la Vieja 1873
Apaciguada estaba en general Castilla la Vieja a comienzos de 1873, pues en las únicas zonas donde se notaba actividad carlista era en las provincias de Burgos y de Logroño. Las partidas vizcaínas de Isidro Gómez y Cecilio del Campo tuvieron un combate en Burceña, en enero de 1873, pero luego regresaron a las Vascongadas. El comandante general de Logroño, Eustaquio Llorente, procuraba, por su parte, levantar el espíritu de los riojanos para que secundaran el alzamiento carlista. Una partida organizada en la provincia de León entró en la de Palencia; la mandaba Apolinar González. Contra ella operaron fuerzas de la guardia civil procedentes de Saldaña y Guardo, sorprendiéndole el día 17 de enero en Villapún (Palencia), y aunque ofrecieron resistencia en una casa fortificada, fueron presos todos los de la partida, dos de ellos heridos, y el cadáver de uno de los carlistas fue enterrado en el pueblo.
A finales de enero, el comandante general carlista de la provincia de Palencia, Francisco Hierro, ordenó que se suspendiera la circulación de trenes por la línea de Santander, conminando con la pena de muerte a los empleados que el 1 de febrero no hubiesen abandonado su residencia sobre la vía. Amenaza que, sin embargo, no llevó a cabo, pues una partida de 20 jinetes carlistas que a primeros de febrero pasó por Melgar de Fernamental no la ejecutó.
En Carrión de los Condes, el 18 de febrero, apareció una partida mandada por Manuel Rodríguez, que recorrió varias poblaciones, cobrando contribuciones, hasta que, perseguido por fuerzas de la guardia civil y de caballería, tuvo que marchar a la provincia de León. Una partida que se distinguía en la zona de Santander, mandada por Penagos, también inquietaba a los republicanos al extender sus correrías hasta las provincias de Palencia y León.
En la provincia de Valladolid aparecieron partidas que fueron vistas en los alrededores de Medina del Campo, Rueda, Villanubla y Villanueva del Duero, aunque tenían poca importancia. También se notan partidas, pero no de escasa importancia, en las provincias de Burgos y en Soria, y en la de Segovia hizo una incursión el coronel Madraza, comandante general de Guadalajara. Un grupo de 45 carlistas montados entró en la provincia de Palencia, procedente de la de Burgos, pero hostigados por la guardia civil de Baltanás, se diseminaron para regresar a su normal campo de operaciones.
En marzo había sido quemada por los carlistas la estación de Alar del Rey, así como lo fue antes la de Santa Olalla de Bureba el día 5. Una partida mandada por Ribera, procedente de la provincia de Madrid, fue batida en Peguerinos (Ávila).
En el mes de abril, Santiago Ayala se levantó en armas en San Clemente del Valle (Burgos). El 22 de ese mismo mes entró en la provincia de Palencia al frente ya de 70 infantes y 40 caballos. Contra Ayala salió una columna de guardias civiles, 40 voluntarios de la República y 24 caballos del regimiento de Albuera, a la que se unió un destacamento de guardias civiles procedentes de Aguilar de Campóo, y operando combinada con otra columna de 58 guardias civiles que salieron de Alar del Rey. Ayala fue alcanzado en la Sierra de Cervera y sucumbió su partida al ser batida por fuerzas tan superiores, regresando los restos a la provincia de Burgos para reorganizar su fuerza.
En el mismo mes de abril, una partida montada mandada por Fernández se había presentado en la provincia de Soria procedente de Aragón, entrando en Torlengua y marchando a Berlanga del Duero. En sus operaciones por las provincias de Burgos y Soria, esta partida llegó a inquietar a los republicanos. La partida de Ayala estuvo en Duruelo de la Sierra (Burgos) antes de su incursión a la provincia de Palencia. En la de Burgos estaba operando la que mandaba Lorenzo Dorado, que a veces entraba en la provincia de Soria. Fernando Olmo, alias Manchón, que había levantado una partida en la provincia de Segovia; también entraba en la de Soria, presentándose en Baldanzo y luego en Berlanga de Duero. Una partida mandada por Solano atacó Vega de Pas (Santander).
En mayo ocurrió un hecho de importancia. Tal fue el proyecto de incursión por territorio Logroño, que se llevó a cabo por el coronel Férula, con cuatro compañías de infantería y cien caballos. Para proteger su salida, Dorregaray combatió en San Vicente de la Sonsierra con el fin de amenazar Haro. El 1 de mayo, Pérula, pasando por San Vicente de la Sonsierra, donde mantuvo un pequeño combate, combinado con Dorregarav, siguió por cerca de Briones, llegando a Cirueña (Logroño), donde pernoctó, y por Gallinero de Rioja siguió por Santurdejo, dejando la provincia de Logroño para seguir por la de Burgos, entrando en Avellanosa de Rioja, Puras de Villafranca y Castil de Carías. Luego, por Bañuelos de Bureba, Vallarta de Bureba, Zuñeda, Fuentebureba, siguieron hasta Cascajales de Bureba, donde pernoctaron el 3 de mayo. Prosiguió la marcha por Miraveche, La Molina del Portillo de Busto, Valderrama y el puente de Frías, siguiendo por Frías, Quintana, Martín Galíndez, Ranedo y Herrán; luego siguieron por Villafría de San Sadornil, San Sadornil y San Millán de San Sadornil, donde se le unió la partida burgalesa de Ayala y la alavesa que mandaba Iturralde, pernoctando todos el 5 de mayo en Valpuesta y entrando Pérula en la provincia de Álava. Ayala procedía de la provincia de Palencia, donde había quemado la estación de Quintanilla de las Torres.
Entre otros hechos coincidentes con el mes de mayo, hay que señalar la acción librada el día 13 por la partida mandada por Fernández en Quintanar de la Sierra, donde fue batido por una pequeña columna mandada por el teniente Juan José García, siendo hecho prisionero el jefe de la partida carlista. También había levantado una partida el guerrillero Romero, que operaba en la provincia de Palencia, lo mismo que Grajal había organizado la suya en la de Santander. Penagos libró combate el 7 de mayo en el caserío de Verzosa, cerca de Olmos de Ojeda (Palencia) y el 27 tiene otro combate en las cercanías de Ayuela (Palencia), donde fue abatido.
En junio la situación de los carlistas era bastante crítica, y quizás el único hecho de importancia fue una operación de fuerzas del Norte que amenazaron Miranda de Ebro. Varias partidas, sin embargo, recorrieron los valles de Losa, Valdivielso y Mena. Estas partidas más tarde, en agosto, reconocerían como jefes a los vascongados y particularmente al general Salvador y Palacios. Elío comprendió que la guerra era difícil de organizar en Castilla la Vieja, y dio orden de que las partidas se fueran concentrando en Orduña con el fin de constituir los batallones de Castilla, que tanta gloria debían alcanzar en esta guerra, emulando la que habían adquirido en la primera.
En la provincia de Santander operaba la fuerza mandada por José Navarrete y Serrano, quien en el mes de septiembre conminó a la Junta de Comercio de Santander a pagar una contribución, y de no hacerlo interrumpiría la circulación de trenes. Navarrete, que era comandante general de Cantabria, recorrió la parte montañosa de la provincia de Santander levantando partidas en Reinosa, valles de Camargo, Buelna, Iguña y Carriedo, así como en la comarca de Trasmiera. Ayala entró en Poza la Sal. Una partida que mandaba Rosendo Martínez tuvo que refugiarse en la provincia de Vizcaya por no poder mantenerse en la de Santander. Sin embargo, nunca faltaron voluntarios y se levantaban nuevas fuerzas en el valle de Liébana. Las que había organizado en su incursión Navarrete se reunieron, y por Villasana de Mena (Burgos), marcharon a Vizcaya, donde constituirán el núcleo de la gloriosa brigada de Cantabria.
Las fuerzas vizcaínas mandadas por Andéchaga entraron en Castro-Urdiales (Santander), y para no ser menos, Navarrete entró en Laredo (Santander). Una partida fue batida en el mes de agosto en Peguerinos (Ávila).
En octubre, el brigadier Villalain, procedente de la provincia de Guadalajara, entró en Medinaceli (Soria), destruyendo los aparatos del telégrafo en la estación. Todavía en noviembre, procedente de Aragón, entró el coronel Madraza en Medinaceli. Una fuerza procedente de Vascongadas y mandada por el brigadier Zaratlegui sostuvo un fuerte combate al atacar Villacaryo (Burgos), el 15 de diciembre. En La Rioja, en una de las incursiones de los navarros fue incendiada la estación de Fuenmayor.
A finales de ese año se notaba ya la influencia de las partidas en armas, hasta el extremo de que quedaron establecidas aduanas para los carros que transitan en Bóvido, Poza de la Sal y en el puerto del Escudo; así como accedió la Compañía de Ferrocarriles a no transportar material de guerra ni fuerzas del ejército liberal, pagando una contribución diaria. Las fuerzas asturianas, mandadas por Rosas, entraban de vez en cuando en la provincia de Santander.

Operaciones en el Reino de León 1873
A comienzos del año, tanto en las provincias de León y Salamanca como en la de Ávila, solo existían pequeñas e insignificantes partidas. Pero todavía había cierta inquietud por temerse que la agitación que existía en la provincia de Valladolid, pudiese propagarse a las provincias leonesas. El día 5 de enero una partida mandada por Apolinar González se presentó en Almanza (León), pero inmediatamente se trasladó a la provincia de Palencia, terminando su campaña el 17 del mismo mes en Villapún.
El 17 de febrero apareció en Galende (Zamora) una partida mandada por Bernardino Carrera, saliendo en su persecución dos columnas de carabineros, una de Puebla de Sanabria y la otra de Zamora, consiguiendo la disolución de la partida y que cayera prisionero su jefe.
En este mismo mes, la partida palentina que mandaba Manuel Rodríguez, perseguida por dos columnas de la guardia civil y un escuadrón del regimiento de Albuera, tuvo que entrar en la provincia de León. El día 23, en el lugar conocido como Trévede, en las inmediaciones de Crémenes (León), fue batida por la fuerza mandada por el teniente Esteban Barriga, quedando muy maltrecha y, al día siguiente, en el Collado de Pinajos, cuando pretendía entrar de nuevo en la provincia de Palencia, fue de nuevo batida y, como consecuencia, pocos días después, quedó disuelta.
Era comandante general carlista de Zamora Pedro Álvarez, quien en el mes de marzo circuló un llamamiento para que los mozos tomaran las armas. Personalmente, Álvarez formó una partida de 45 infantes y 20 caballos, que fue perseguida por los guardias civiles, empeñó combate el 26 de febrero en los llanos de Tábara (Zamora), siendo derrotado, diseminándose los voluntarios en pequeños grupos y regresando a Portugal el jefe Álvarez.
No hay nada importante que destacar en ese verano de 1873, cuando las pequeñas partidas leonesas no daban casi manifestación de su existencia. Eran de fuera de la región en donde se forjaban las amenazas. De Galicia la partida que manda Núñez Saavedra, y de Asturias la que capitaneaba Rosas. Esto explica por qué en la raya de Galicia y en la de Asturias, los republicanos estuvieran siempre vigilantes y atentos.
Otras partidas que también amenazaban el territorio leonés eran las organizadas en el valle de Liébana (Santander) y que mandaban Lázaro y Movellán.
Una partida asturiana mandada por Rosas luchó el 4 de agosto en Riaño (León) contra un destacamento procedente de Pola de Gordon. También entró en la misma provincia la partida mandada por González Arias, alias el Gordito, quien llegó hasta Rioseco de Tapia (León), retirándose cuando fuerzas republicanas le amenazaban, a la provincia de Asturias, pero regresó el 22 de agosto por el puerto de Cubillas, librándose combate en el sitio llamado Matona de Trascastro, donde fue batida.
Puede decirse que un choque habido en San Juan de Palezuelos (León) con fuerzas de la guardia civil es el hecho más importante de ese fin de verano. El 24 de noviembre Rosas intentó penetrar en la provincia de León, pero el destacamento republicano de Cármenes y fuerzas que acudieron de Pola de Gordón le obligaron a retroceder e internarse en Asturias.