¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Operaciones en enero de 1873
El 1 de enero, Pascual Cucala Mir entraba en Chert y seguía el día 2 a San Mateo. En este mismo día Juan de Dios Polo estaba en Cinctorres, y el 10 entraba en Horcajo, donde recogía calzado y fondos. Ese mismo día Cucala estaba en Benicarló, y de esta población seguía a Alcanar, donde entraba el 4 para, por último, unirse a las fuerzas que mandaba Piñol y Ferrer. Polo recorría Las Parras de Castellote, Aguaviva, Luco y Castellote. El día 3, Cucala también estuvo en Cálig antes de ir a Benicarló, y tanto en esta población como en Vinaroz, destrozaba la línea férrea y recaudaba fondos. Cuando salía de Alcanar, llegaba a San Carlos de la Rápita y se entrevistaba con Ferrer en Santa Bárbara.
El 5 de enero, estaban en Roquetas, Cucala, Ferrer y Piñol. Por su parte, al frente de una pequeña partida, Bou llegaba a Tivenys. Desde Roquetas, las fuerzas reunidas de Cucala, Ferrer y Piñol fueron por Cherta, Prat del Compte y Pinell, entrando el día 7 en Gandesa, donde quemaron el Registro civil y cobraron las contribuciones, continuando su marcha por los puertos de Beceite, llegando el 9 a Peñarroya.
Polo el día 9 tuvo un encuentro con la columna de Recarte en el alto de Peña Cortada y luego contra la misma fuerza en el santuario de la Virgen de la Palma, cerca de Zorita. Separados Ferrer y Piñol de Cucala, se dirigieron a Valderrobres, donde tuvieron un encuentro con una fuerza gubernamental. Cucala, por su parte, fue a Corachar, y después pasó por Bel, Villabona y Canet lo Roig. Una pequeña partida entraba en Rosen y otra menor se le vio en Vistabella.
En Cuevas de Vinromá, el día 12, Cucala tuvo un tiroteo con la columna del Tcol Dabán. Polo se dirigía por La Iglesuela del Cid y Villafranca del Cid a Vistabella, mientras que Cucala, por Torre Embasora, tomaba la ruta de Borriol. Los carlistas mandados por Cucala y Polo entraron en Adzaneta, pero separándose, Cucala tuvo un combate con la columna del Tcol Dabán en Puertomingalvo.
El 18 de enero, Ferrer estaba en Catí y marchó a Chert, donde luchó contra la columna de Trujillo, retirándose en dirección a Rosen. El día 19, Cucala entraba en Benasal. La columna del Tcol Dabán combatió contra la partida que mandaba Pedro Beltrán el día 20, y en esta misma fecha la misma fuerza del Tcol Dabán luchaba contra Cucala en Serratella. Las fuerzas mandadas por Ferrer tuvieron un mal encuentro en Beceite el día 24, por lo que este jefe pasó el Ebro para buscar el amparo de las partidas catalanas.
El día 25, la columna del Tcol Barrios tuvo un encuentro con Polo cerca de Cinctorres. La partida mandada por Mariano Ganchola estuvo el 25 por Ariño y Alibalate, mientras que la mandada por el coronel Melcbor Ginés recorría en la misma fecha los pueblos de Alcorisa, Molinos y Cuevas de Cañart. El 26 aparecía en Muniesa una partida mandada por Francisco Simón, recorriendo los pueblos de Cortes, Josa y Alcaine, reuniéndose con el coronel Ginés en Estercuel. El mismo día estuvieron unos carlistas en la Venta de la Virgen de Guía al Guerrero, cerca de Cubel. Con ellos iba Manuel Aparicio, conocido por Arlequín, que después mandó la partida.
Durante los días 27 y 28, el coronel Ginés recorrió los pueblos de La Hoz, Montalbán, Muniesa, Blesa, Cortes, Huesa y Plou. El 27 hubo un combate en el Mas de Silvestre. El 30 se presentó Pablo Montañés en Codo, y en el mismo día entró en Vinaceite, y el 31 estaba en Lécera. En esta misma fecha, Ginés, que se había reunido con otras partidas, entró en Seno y fue a pernoctar en Cuevas de Cañart. La partida mandada por Pascual Aznar, conocido por el Cojo de Cariñena, entró en Longares, y de allí marchó a Paniza, para pernoctar en Aladrén.

Operaciones en febrero de 1873
El 1 de febrero, cuando Aznar entró en Herrera y pasó la noche en Villar de los Navarros. El coronel Ginés se presenta delante de Aliaga, donde cobró contribuciones y recogió fondos públicos, pero perseguido por los gubernamentales, fue totalmente derrotado en Villarroya de los Pinares, quedando prisioneros Ganchola y Simón. El brigadier Aznar estuvo en Suesma, alojándose en Aladrén, y, en esta misma fecha, el brigadier Montañés entraba en Plou, así como el coronel Francisco Cavero lo hacía en Moyuela. Las fuerzas de Aznar, Montañés y Cavero reunidas descansaron aquella noche en Plenas. El día 3, estuvieron de nuevo Aznar y Montañés en Villar de los Navarros, de donde pasaron a Huesa, y por último en Santa Cruz de Nogueras. El día 3 estuvo el coronel Ginés en Crivillén, pasando luego a Cuevas de Cañart y de allí siguió a Ludriñán.
Aznar, con Montañés y Cavero, estaban en Santa Cruz de Nogueras, y el día 4 se presentó la columna del comandante Ayos, que atacó a los carlistas. En realidad fue una sorpresa, en la que los carlistas se batieron heroicamente, muriendo el comandante de caballería Pedro Erruz y quedando prisioneros los brigadieres Aznar y Montañés, el coronel Cavero, los comandantes Fernando Bretos y Francisco Lisbona, y los capitanes Casimiro Buendía, Manuel Oliver, Domingo Pérez, Santiago Cortés y Francisco Sancho, así como 124 individuos de tropa.
El desastre de Santa Cruz de Nogueras tuvo verdaderas consecuencias, tanto por el prestigio de Aznar, como porque en el levantamiento de su partida se habían cifrado las mejores esperanzas para el alzamiento de Aragón.
El coronel Ginés estuvo el día 6 en La Ginebrosa y en Mas de las Matas, y fue alcanzado en la masía de Torretiguera, en el término de Alcoriza, por las fuerzas mandadas por el capitán Vizcaíno. Desde esta fecha no volvió a sonar el nombre de Melchor Ginés. Mientras tanto, se levantaba una partida en Alfaz (Alicante) mandada por Ricardo Fúster, quien quemó el Registro Civil y siguió luego para La Nucia. Esta misma partida entró en Pólop, donde recaudó fondos, pernoctando en Benimantell. Fuster estuvo el día 8 en Gorga, y de allí marchó a Castell de Castell.
El 9 de febrero, se supo que los carlistas estaban en la ermita del Santo Cristo, cerca de Tollos, y que para evitar la persecución de cuatro columnas gubernamentales. Fúster había preferido diseminar a su gente. El día 13, salió de Pinoso una partida mandada por Ramón García del Campo, que marchó por Hondón de la Sierra y Hondón de los Frailes. Otra pequeña partida apareció a la vista de Elche, temiéndose que intentara entrar en la población, a pesar de que no ascendía a más de 50 voluntarios. También se presenta la partida de Ramón García Montes, conocido por Roche, en Salinas.
Las autoridades republicanas estaban preocupadas por el temor de que en Elda, Petrel y Sax se levantaran los carlistas, por lo que se tomaron grandes precauciones militares. Además, la partida de Joaquín Aznar amenazaba los pueblos de la cuenca del Segura. Efectivamente, el 16, partiendo de la Sierra de Pila y pasando Abanilla (Albaete) y Albatera, amenazó entrar en la ciudad de Orihuela, pero haciendo también como una amenaza sobre Elche para que las fuerzas del Ejército estuvieran indecisas, y el 18, en realidad, se presentó ante Orihuela, entrando en la población. Los voluntarios de la República, el personal militar, el Ayuntamiento con sus funcionarios y el del Juzgado se refugiaron en tres edificios, librándose un gran tiroteo, pero Aznar no pudo reducir a los que resistían, si bien dominó la población.
Ferrer volvió entonces al Maestrazgo atravesando el río Ebro por Vinebre, y junto con Cucala estuvieron el 18 en Aldover, para ir a Alfara, mientras que las partidas de Piñol y Airiño salían de Cherta para Pauls. Aznar, después del combate de Orihuela, fue a Beniferri. El día 19, Cucala entró en Santa Bárbara, donde detuvo un tren que procedía de Tortosa, destrozó el telégrafo y los aparatos de la estación. El coronel Morán recorrió Sena y Tibi. Y al día siguiente entraba en Benimantell.
Cucala estuvo a la vista de Ulldecona el día 20, y en este mismo día una partida aparecía en El Poyo. En el término de Benejama apareció otra mandada por Jose Maestre, que tenía por objeto reunirse a la que mandaba García Montes. El 21, una partida aragonesa se dirigía a Campo de Beco, mientras que la mandada por don Francisco Sanz entraba en Torralbo de los Sisones, y la del coronel Madrazo hacía lo mismo en Monterde, marchando luego hacia Cimballa y Campillo. En fin, una pequeña partida entraba en Sisamón, donde quemaba el Registro Civil.
El 22 de febrero, el coronel Madrazo estaba en Campillo de Aragón y por la tarde entraba en Calmarza. El 23, esta misma fuerza estaba en Cetina, donde inutilizaba el telégrafo, pasando luego a Embid de Ariza. Cucala entró el 24 en Borriol. Una pequeña partida ocupaba Agullent en este mismo día.
El día 25, Madrazo estaba en Castejón de Alarba. Cerca de Carcagente se formó una partida que fue disuelta después de ser batida por los voluntarios de dicho pueblo mandados por el alcalde. Madrazo había pasado a Munébrega y, al llegar el 26 a La Venta de Coscójar, término de Used, se vio atacado por la columna del comandante Fontana, compuesta de infantería, guardia civil y caballería. Los carlistas se defendieron con heroísmo, replegándose la columna de Fontana, y cuando esta estaba en retirada, llegó la columna de Riera, que junto con la de Real atacaron La Venta, viéndose obligados los carlistas a huir del edificio, llevando consigo al coronel Madrazo, herido en un brazo.
En la provincia de Alicante, una partida mandada por Bartolomé Sopena entró de madrugada del 27 en Palomar, desarmando a los voluntarios, pero esta partida quedó pronto deshecha.
Otra desgracia aconteció a finales del mes. El 28 en Castell de Cabres, la partida de Joaquín Ferrer, comandante general del Maestrazgo, tuvo un fuerte choque con la columna del capitán Joaquín Vila, muriendo en esta acción el jefe carlista. Por su parte, en ese día, Piñol intentó copar en Regués una partida formada por una compañía del RI-21 de Aragón, pero fracasó en su intento. En la provincia de Valencia apareció una partida mandada por López, que fue batida cerca de Losa del Arzobispo.

Operaciones en marzo de 1873. Disminuye la intensidad
El día 9, Cucala, unido a la partida de Martínez, entró en Nules, destrozó la línea telegráfica y se apoderó de 100 fusiles y sus correspondientes municiones, que iban facturadas para Gandesa en el tren correo. Se separaron Cucala y Martínez, y el 20 libró combate el primero con los voluntarios de la República de La Jana, pero no pudo entrar en la población para reducirlos. De allí siguió, el 21, a Benicarló, donde destruyó la línea telegráfica y quemó la estación del ferrocarril. Acudió la columna Padin y solo se tirotearon con las fuerzas de retaguardia de Cucala en las últimas casas del pueblo y en el ermitorio de San Gregorio. También acudió la columna de Villacampa, luchándose contra los carlistas en el Mas de Exudi. Esto no impidió que Cucala atacara el 25 la población de Alcalá de Chisvert, aunque sin resultado.
El 25 de marzo, el capitán general republicano García Velarde ordenó que fueran cerradas las misas de las jurisdicciones de Zorita, Ortell, Forcall, Cinctorres, Arés del Maestre, Castellfort y de los juzgados de Albocácer y San Mateo, y todavía unos días más tarde hizo extensiva esta disposición a los términos de Todolella, La Mata, Palenqués y Olocau, orden que estuvo vigente hasta el 6 de mayo, cuando se consideraba dominada la insurrección.
Sin embargo. Cucala, reunido a las fuerzas que mandaban Martínez y Merino, tuvo un fuerte combate en Culla contra la columna del coronel Santos. La partida mandada por José Jimeno, conocido por el Barrero, estuvo en Náquera el 31 y luego entró en Marines.
Operaciones en abril de 1873
El 3 de abril, Cucala tuvo un encuentro con movilizados de Cálig y luego entró en Benicarló. Villacampa salió en su persecución, y el día 4 luchaba en La Galera, y quizás no hubiera podido cantar victoria si no hubiesen acudido refuerzos al jefe republicano. El 8 se combatía en la Sierra de Hoya Hermosa, en el término de Villena, por la fuerza mandada por García Montes contra la columna del capitán Valentín Aristoy.
El día 11, Polo entraba en Cantavieja. En la misma noche, la columna de Castañer fue atacada por Polo, luchándose encarnizadamente en las calles, acudiendo en socorro de los republicanos las columnas Gaya y Arjona, y más tarde la de Maturana. Piñol, que había pasado a la orilla izquierda del Ebro, sorprendió el día 11 la barca de Flix, entrando por sorpresa en el pueblo, quemando el Registro Civil y destruyendo la lápida de la plaza de la República, apoderándose de los fondos municipales. El alcalde y los voluntarios, encerrados en el fuerte, trataron de resistir. Cucala, que había pasado a Cataluña, regresó, librando combate el día 19 en Mas dels Pins, término de Zorita, contra la columna del capitán Vila. Cucala volvió a pasar el Ebro.
Operaciones en mayo y junio de 1873
La guerra parece casi terminada. Pero Tomás Segarra cruzó el río Ebro al frente de 6 hombres y levantó una partida en Masdenverge, entrando el 25 de mayo en Santa Bárbara.
Segarra marchó a Torre de Arcas y fusiló al alcalde y secretario por haber dado cuenta, por escrito, a las autoridades de los movimientos de su partida; esto ocurrió el 4 de junio. El día 7, una partida mandada por Borrés tuvo un encuentro desafortunado en San Juan de Peñagolosa, que era un ermitorio, y la fuerza carlista quedó disuelta y muchos se presentan a indulto. Vicente Ferrer, que había sucedido en el mando de la partida a su tío Joaquín, disolvió también la suya. El 8 de junio apareció una partida en Villalonga (Valencia) y también se dio noticia de que cerca de Gandía se habían visto fuerzas carlistas.
El 24 de junio, Segarra tuvo un encuentro en la masía de Guimerá, en el término de Arés del Maestre, contra la columna del teniente Simeón Camacho. Otra partida que entonces figuraba mucho y que había aparecido en junio fue la de Francisco Meseguer, conocido por el Cisco de Vallibona, que operaba generalmente de acuerdo con Segarra.
Puede decirse que entonces sí que había llegado el momento crítico para Aragón y Valencia, cuando de pronto una serie de circunstancias cambiaron completamente el panorama. En junio la indisciplina cundía en el ejército republicano, y en Sagunto los soldados del BIL-II de cazadores de Madrid se amotinaron contra sus jefes y asesinaron a su Tcol Luis Martínez Llagostera. El orden público se alteraba en las grandes poblaciones y los movimientos federalistas anunciaban nuevas insurrecciones.
Operaciones de julio de 1873
Los carlistas, sin embargo, todavía no demostraron gran actividad, aunque Cucala regresó de Cataluña y el 9 de julio estaba en Benifallet. El Infante había dirigido una proclama.
También había pasado el Ebro, como comandante general del Maestrazgo; el coronel Vallés, quien el 9 de julio entraba en Bot. Inmediatamente, la insurrección cundió en Aragón.
Nicolás Carceller, conocido por el Seco de las Parras, se presentó el 18 de julio en Castellote, junto con dos voluntarios, y desde allí ofició a 22 pueblos del partido judicial, imponiendo pena de muerte a los alcaldes, concejales, comisionados y cualquier otra persona que contribuyera a la presentación de los mozos de la reserva en la capital de la provincia. En los días sucesivos recorrió varios pueblos de los partidos judiciales de Aliaga, Montalbán y Castellote, y por último marchó a la jurisdicción de Alcañiz.
Un nuevo jefe que se presentó en campaña fue el coronel Domingo Calvo, que entró el 26 de julio en Alcorjsa. Otras partidas las mandaban Vicente Tello y Aniceto Val, conocido este por el Tuerto del Doctor.

Operaciones en agosto de 1873. Se reemprende la guerra
El 4 de agosto, en la Masada de Umbría, en el término de Torre de Arcas, la partida de Carceller tuvo un encuentro con la columna de Peña. El día 8, daba la coincidencia de que la fuerza de Calvo, mandada personalmente por este jefe, entraba en Mas de las Matas al mismo tiempo que una fuerza de movilizados a las órdenes del teniente Antonio Bayo, librándose un combate. El Tcol Agramunt, conocido por el Cura de Flix, pasaba el Ebro por Aseó el día 9.
El coronel Vallés estuvo el día 10 en Villalba de los Arcos y en Arnés, y de allí marchó a Valderrobres, donde entraba el 11. El 12 se anuncia la entrada de catalanes en Allfara. Calvo estuvo aquel mismo día en Olocau, CareeHer en Aguaviva y Cucala se reunía con Segarra en Chertta.
Procedente de la provincia de Guadalajara, el brigadier Villalaín entró en la provincia de Teruel y el 13 de agosto estaba en Campillo, el 14 en Orihuela del Tremedal y el 15 en Griegos, de donde regresó a Castilla la Nueva.
En Samper, el 18 de agosto, Calvo tuvo un encuentro con la columna del capitán Peña. En este mismo día, Castañer, unido a Batalla, se tirotearon con la retaguardia de Carceller, sorprendiendo a los carlistas en La Cañada.
Reunidos Vallés, Cucala y Merino, marcharon sobre Segorbe, entrando los carlistas, que permanecieron dentro de la población hasta el día siguiente. Los voluntarios se defendieron tenazmente. Una partida carlista apareció entonces en Fuentelahiguera. Otra pequeña partida castellana destacada de Villalaín estuvo en Villar del Saz el día 21, y el día 23 en Ródena.
Carceller sostuvo un combate el 22 de agosto en el término de Villarluengo contra las fuerzas de Castañer, Batalla y Peña. Con Carceller estaba Calvo, quien por la noche pernoctó en Alcaine con una pequeña escolta de caballería. El 23 estaba Calvo en Cortes con su corta escolta. El día 25 entraba otra vez Villalaín en Aragón, ocupando Sisamón, y después recorría los pueblos de Ibdes, Nuévalos, Cervera, Villarroya y Jarque. Entonces apareció Santés en campaña, presentándose el 25 en Ribaroja.
El 27 de agosto, ya vigente la Primera República, el jefe carlista Pascual Cucala Mir, con una partida de 300 hombres, entra en Utiel. Ese mismo día se reciben en Requena armas y municiones, preparándose para impedirles la probable entrada en esta ciudad.
Ese mismo 27 de agosto, Morán entraba en Beniarrés, y en esta misma fecha ocurría un hecho de importancia en la provincia de Teruel. Una columna republicana que se dirigía a Cantavieja, a un kilómetro de La Iglesuela, bajando la cuesta de la Cruceta, fue atacada por las fuerzas mandadas por Segarra. El jefe de la columna republicana retrocedió a Cantavieja, donde ofreció resistencia, pero considerando imposible continuarla, capituló con los carlistas, quienes pusieron en libertad a los prisioneros después de entregar estos las armas y correajes. Cuatro soldados de la columna se unieron a los carlistas.
Cucala entra en Villarreal el 28, habiendo estado este jefe en las inmediaciones de Sagunto. Efectivamente, en Segorbe habían pedido fuerzas para que la guarnecieran, y se mandó una compañía del regimiento de Castrejana, que estaba en Sagunto, con cien fusiles para armar a los voluntarios. Cuando estuvieron en Segorbe, se encontraron con que no había nada más que cuarenta hombres que pidieran armas y que la mayoría de la población era contraria a que se resistiera a los carlistas. En consecuencia, el comandante militar decidió que la fuerza de Castrejana y el cuadro del batallón de reserva regresaran a Sagunto. Cucala sabía esto y decidió operar contra ellos.
Vallés, el 29, estaba en Mosqueruela. En la madrugada del 28, una fuerza carlista fue sorprendida entre Azalla y Escatrón, y el 29 hubo otro combate en la Sierra de Arcos.
El 31 de agosto, la partida de José Santés y Murgui entra en Chelva con fuerza de unos 900 hombres. Ese mismo día, la compañía del regimiento de Castrejana y el cuadro de reserva de Segorbe, con un convoy de 287 armas, llegaron a Sagunto a las cinco de la tarde, de donde debían seguir para Valencia por la carretera. A las siete y cuarto se presentaba Cucala. Los republicanos se posesionaron de la Casa Ayuntamiento. Intentaron resistir, pero habiéndoseles ofrecido parlamentar, se consiguió que, contra la entrega de los 287 fusiles, dejarían salir la compañía para Valencia, lo que se hizo sin más incidentes. Desde allí, los carlistas marcharon a Segorbe, donde entraron el 1 de septiembre entre las aclamaciones del vecindario. En este mismo día 31, Agrés fue atacada por las partidas de Rico y Margelina, acudiendo en socorro una columna salida de Cocentaina que obligó a los carlistas a replegarse. En esta misma fecha Segarra y Polo estaban en Monroyo, y las partidas de Morán y Fúster habían entrado en Benefitó.
Santés llegó el día 25 de agosto a Riobarroja, donde desarmó a los voluntarios de la República, y al día siguiente entraba en Benalguacil, donde hizo lo mismo, y luego por Liria siguió por Casinos, pernoctando en Villar del Arzobispo. El 27 había entrado en Losa del Obispo y el 28 desarmó a los voluntarios en Chulilla. Siguió el 29 por Loriguilla hasta llegar a Domeño, y el 30, pasando por Calles, se dirigió a Chelva, donde entró el 31.
Operaciones en septiembre de 1873
Polo y Segarra recorrieron los primeros días de septiembre Mazaleón, Maella y Batea. El día 1 de septiembre Villalaín tuvo un encuentro en los campos de Morón contra la columna del coronel Real.
El 1 de septiembre, Santés, con tres compañías de Guías y dos batallones (entre 900 y 1.000 hombres), partió de Chelva para Utiel, donde desarmó a los voluntarios, y prosiguiendo el 3 de septiembre por Caudete, fue a pernoctar a Fuenterrobles, donde desarmó a los republicanos y, por último, a Camporrobles, de donde penetró en la provincia de Cuenca, no regresando hasta el 8 de septiembre.
La guerra había tomado un fuerte vigor, de lo que resultaba que poblaciones como Oribuela no solo no ofrecían resistencia, sino que abrían sus puertas a los carlistas, recibiéndolos con repiques de campanas, música y aclamaciones del vecindario. Rico luchaba contra la columna del Tcol Montero en Monóvar, y Aznar estaba en Crevillente y luego recorría los pueblos de Ibi y Castalla. El día 6 de septiembre, Aznar estuvo en Hondón de los Frailes y, habiendo salido contra él la columna mandada por Ganga, se empeñó combate contra los carlistas en el monte llamado Agudo.
El 7 de septiembre, tras ocupar la zona de Utiel en los días anteriores, parte de las fuerzas del general carlista Santés marcharon por Camporrobles, Fuenterrobles y Mira, adentrándose en el Rincón de Ademuz por Vallanca. Ese mismo día 7, ya se encontraban en Ademuz unos 500 hombres que mandaba un tal Vidal. En ese mismo día, llegó a Moya una columna carlista mandada por Santés compuesta de 2.000 hombres.
Segarra entraba en Valderrobres el día 8, fecha en la que Santés hacía lo mismo en Ademuz con unos 2.000 efectivos, donde permaneció hasta el 12 armando a los nuevos voluntarios con las armas recogidas. Ademuz, junto con Chelva, sería considerado en aquellos momentos, según noticias de la prensa, el cuartel general de Santés. Esta comarca quedaría totalmente dominada, por lo menos, hasta mediados de este mes. El 9 entraba Segarra en Cretas y Vallés hacía lo mismo en Valderrobres, y habiéndose reunido ambas fuerzas, marcharon el 10 a Calaceite y Fresneda.
Calvo estaba el 11 de septiembre en Seno y Vallés se presentaba el 13 en Villarluengo. Santés, saliendo de Ademuz, pasó por Puebla de San Miguel y siguió por Arás de Alpuente, donde volvía a recoger armas de los voluntarios y el 13, pasando por Titaguas, llegaba a Alpuente, continuando el 14 hasta La Yesa y el 15, por Andilla y Canales, entraba en Alcublas, donde se le presentaba la partida organizada por Benito Chiarri, que fue el núcleo sobre el que organizó su caballería. Carceller había dejado el mando de su partida a José Calvero, quien el 13 de septiembre fue a Molinos, Berge, La Mata, Ejulve y La Zoma, siendo alcanzados por el Tcol Montero en Palomar el día 14.
El 15 de septiembre, el coronel Vallés entraba en Alcanar y destruía las obras de defensa hechas por los voluntarios, que consiguieron refugiarse en Vinaroz. Santés entraba en Alcublas, donde se le unieron las fuerzas mandadas por Cucala y las de Mir y Merino; todos juntos fueron a Villar del Arzobispo y después el 17 a Casinos. Reunidos todos, se dirigieron por fin a Liria, donde entraron el mismo 17. El 16, Villalaín, con una pequeña fuerza de caballería castellana, estaba en Calamocha, recorriendo los partidos de Albarracín, Montalbán y Teruel.
Durante su reciente estancia en Chelva, había estado organizando sus fuerzas el coronel Santés, creando, además de su escolta, el batallón de Guías y dos de cazadores, el BI-I del Cid y el BI-II de Liria. A medida que se le incorporaban los voluntarios, fue creando nuevas compañías, y una de ellas era llamada del Requeté.
Acción de Játiva (21 de septiembre de 1873)
El 18 de septiembre Santés y Cucala estaban en Liria y se encontraron con la columna Parreño, que rehuía el combate regresando hacia Valencia, aunque no dejó de tener algún tiroteo con los voluntarios que mandaba Cucala. Entonces recibió el general Arrando la orden de perseguir a los carlistas combinándose con la columna Parreño, a la que fue a recoger en la ciudad de Valencia, emprendiendo una operación conjunta. Parece que a Parreño le designaron como objetivo las fuerzas de Santés y a Arrando las de Cucala.
El 19 marcharon los carlistas de Liria, pasando por Benalguacil y Ribarroja, pernoctando en Cheste; el 20 siguieron por Monserrat, Real de Monroy, Llombay y Catadau, para dormir en Carlet, y prosiguieron el 21 por Alcudia de Carlet, Montortal, Masalavés, Alberique y Villanueva de Castellón hasta Manuel, entrando el día siguiente en Játiva, librándose un fuerte combate, venciendo los carlistas. Los republicanos reclamaron una victoria completa, pero no pudieron retirar algunas fracciones que defendían puntos estratégicos entre el castillo y la ciudad.
Las fuerzas que Arrando se había olvidado eran tres compañías del BI-II de Soria, mandadas por el comandante Bruno González, que hostigaban desde la ermita de San José, llave del castillo, en donde estaban las fuerzas de Santés. Hasta las cuatro de la mañana, es decir, al menos ocho horas después de que Arrando se diera cuenta de que habían sido olvidadas las tres compañías de Soria, más una del RI de Granada; por la falta de alimentos y escasez de municiones, así como porque la columna había marchado de la población sin que tuvieran conocimiento de su salida ni de la dirección que había tomado, decidieron capitular, con la condición de que los oficiales y la tropa serían puestos en libertad una vez recogidas las armas de los últimos y conservarían las suyas los oficiales.
Las fuerzas que se rindieron fueron 25 soldados de la Cía-1, con el capitán Bruno Miguel, el comandante Bruno González, con el teniente Jiménez y 39 individuos de la Cía-2, así como el capitán Manuel Mozas, el teniente Francisco Romero y 46, entre clases y soldados de la Cía-3. En total, los que capitularon en la ermita de San José eran 115, y Arrando confesó que se le habían extraviado 258, de los que muy ufano decía: “Se han presentado ya 16 soldados que han podido escapar hasta el día de hoy, y quizás se presenten algunos más”.
Otras acciones en septiembre
No todo había sido favorable a los carlistas en Játiva, aunque la victoria de Cucala fue indiscutible. Durante el combate, Santés marchó por la carretera de Albaida, torció luego por la de Genovés y, atravesando el llano de Játiva, se posesionó de la Sierra de Santa Bárbara. Cuando ya había terminado la acción o, mejor dicho, estaba terminando, Santés hizo bajar algunas fuerzas, que fueron cargadas por la caballería republicana, causando confusión en las filas carlistas, y lo que es más inconcebible, que Santés dejara a Cucala, continuando su ruta hasta Cárcer. En realidad, Santés no había conseguido mantener sus fuerzas y hubo una gran confusión. En Cárcer fueron tiroteados por los republicanos, por lo que se dividieron los carlistas, mandados unos por Santés y otros por Arnau, y estos, a su vez, pasaron por Alcántara, donde encontraron a Mir y Merino.
Mientras que Santés, que no había combatido en Játiva, sufría tal desorden, Cucala salía tranquilamente de la población y llegaba a Alcira, cuya estación quemaba, y pasando por Manuel y Villanueva de Castellón entraba en Alberique el día 25. Las fuerzas dispersas de Santés se habían concentrado, el 24, en Sumacárcer, y de allí por Quesa y Millares, fueron a descansar cerca de Siete Aguas, y por último, el día 25, en esta población. Cucala siguió por Masalavés, Llombay y Monserrat, mientras que Arnau estaba en Losa del Obispo el 26. Cucala siguió por Ribarroja y Benaguacil, Liria y Casinos, llegando el 27 a Villar del Arzobispo, donde se le unieron las fuerzas de Santés, que se dirigían a Chelva como centro de operaciones. Cucala continuó para Onda y entró en la provincia de Castellón.
El 18 de septiembre, Vallés invadió Ulldecona, y habiendo entregado los voluntarios las armas después de pactar la rendición de un fuerte de madera, los carlistas lo redujeron a cenizas, así como la estación del ferrocarril. Vallés llegó el 25 a San Mateo, pero marchó sobre Amposta, en donde fue rechazado. El 27 las fuerzas carlistas derrotaron completamente en Benasal a la columna de Peralejo, que pertenecía al ejército republicano de Aragón.
El coronel Vicente Alcober, comandante general de Alicante, entraba en Orihuela. Entonces se iniciaron levantamientos de nuevas partidas en el partido judicial de Onteniente, entre ellas las mandadas por Bartolomé Sopena, Luis García y el Maestro de Fontanares. Fuerzas valencianas estuvieron el 27 en Manises y Cuart, y siguieron a Paterna, entrando en Moncada y pernoctaron en Rafelbuñol, para llegar el 28 de septiembre a Sagunto. El 29, Segarra, unido a Vallés, estaba en Cinctorres. El 29, Villalaín recorría Ibdes y Jaraba, teniendo un combate contra la columna del Tcol Perruca. Villalaín marchó luego a Cimballa, donde se le reunió una partida mandada por Flodia, que acababa de levantarse en armas. El 30, Bou estaba en Cuevas de Vinromá y tuvo un encuentro en Salsadella contra la columna de Villacampa. Una partida que se levantó entonces fue la mandada por Manuel Sierra, conocido por el Polaco, que se presentó el 28 en Urrea de Gaen.
Operaciones en octubre de 1873
Nombramiento de Marco de Bello
En octubre apareció una gran figura carlista al frente de los aragoneses. Se trata del general Manuel Marco y Rodrigo, que fue nombrado el 9 de octubre comandante general de Aragón. Había nacido en Bello (Teruel), por lo que era conocido como Marco de Bello. Marco de Bello fue el organizador de la División aragonesa. Creó cuatro batallones, la compañía de Guías del Pilar y dos escuadrones de caballería. Durante su mando estableció una escuela de cadetes y un taller para la fabricación de cartuchos en Cantavieja, compró armamento, uniformó a sus voluntarios, organizando tan perfectamente la administración civil y militar, que nunca le faltaron medios económicos, a pesar de pagar su tropa al día y no cobrar las contribuciones más que por trimestres vencidos.
Dominio carlista
Segarra, que seguía operando por el Maestrazgo catalán, entró el 1 de octubre en Ulldecona. Vallés, después de su intento de apoderarse de Amposta, se trasladó a Aragón. Villalaín llegaba a Villarroya, y en el lugar llamado Las Cuatro Sendas, en el término de Villaluenga, libraba combate contra la columna del Tcol Perruca. Santés, que había reorganizado su fuerza, salía el 4 de octubre de Chelva con dirección a Calles, y por Domeño, Losa del Obispo, entraba en Pedralba, donde se apoderó de los efectos de guerra de los republicanos. La partida mandada por Bernardo Cortés entraba el día 2 en Escatrón, y después de recorrer algunos pueblos de la jurisdicción de Pina, pasó a la de Castellón.
El día 5 de octubre, Santés siguió por Mugarra, recogiendo también efectos y armas, mientras que el batallón de cazadores de Liria, destacado de Santés, estaba en Gestalgar en dicho día. Reunidas de nuevo las fuerzas de Santés, este estuvo en Sot de Chera el día 6; el 7 pasó por Chera y llegó a Utiel, y el 8 el batallón del Cid se adelanta a Santés, entrando en Villalgordo de Cabriel, donde se le unió el día 9 el coronel Santés, que había estado en Caudete, y ya reunida toda la división, entró en la provincia de Cuenca, apoderándose de la capital, la efímera ocupación que les reportó un importante botín de guerra, además del prestigio para su causa por haber tomado por primera vez una capital de provincia; de donde no regresa hasta el día 20.
Fue precisamente el día 9 de octubre cuando el general Marco de Bello tomaba el mando de los carlistas aragoneses y se dirigió a Estercuel, donde revistó a los hombres que se le habían reunido, más las fuerzas que Arnal había organizado en Luco de Jiloca. La presencia de Marco de Bello en campaña animó a los aragoneses, que tenían confianza en este jefe, y el general Marco se dispuso a recorrer el territorio aragonés, estando en Olalla, luego en Oliete; pasó después por Huesa del Común hasta llegar a Cantavieja, cuyo vecindario le acogió con entusiasmo el día 14.
El mismo día 9, la partida mandada por Manuel Sierra entraba en Godos. Vallés, después de su tentativa de apoderarse de Amposta, había marchado a Aragón, entrando en Fabara el día 12. En ese mismo día 12, fuerzas destacadas de Cucala estuvieron en Oropesa y otras en Geldo. Los voluntarios de la República de Benisanet se rindieron a los carlistas también en esta fecha. Vallés, procedente de Fabara, entró en Caspe el 16 de octubre. Los voluntarios de la República se refugiaron en el fuerte, pero después de sostener una hora de fuego se rindieron a los carlistas, quienes permanecieron en la ciudad hasta la mañana del día 18, retirándose después de recaudar las contribuciones y haber sido destruido el fuerte y la cárcel.
El 17 de septiembre, Cucala, que había estado en Villavieja y Vall de Uxó, marchó a Sagunto y de allí a Segorbe, donde el día 18 la columna de Arrando le sorprendió, replegándose los carlistas. Vallés, al salir de Caspe, se dirigió a Maella y luego retrocedió a Calaceite. Segarra, al frente del BI-V del Maestrazgo, estuvo el 18 en Castellserás y Torrecilla, el 19 en Calanda y Andorra, el 20 en Híjar, Samper, La Puebla de Híjar, Albalate y Urrea de Gaen, y el 21 en Andorra y Alloza, y por último el 22 en Cañizar.
El día 24, Segarra se había unido a Marco en Campos, haciéndole entrega de los aragoneses que había reclutado, dirigiéndose luego por la parte de Morella, mientras que Marco siguió el camino de Teruel, llegando sus avanzadas hasta las puertas de la capital. Vallés atacó Mora de Ebro el día 25. Mientras tanto, Marco, después de haber hostigado Teruel, se dirigió a El Pobo y de allí a Albarracín. En una de sus incursiones, el general aragonés cambia sus impresiones con el coronel Santés en El Rincón de Ademuz. En Alcora estaba el 27 José Pascual con el batallón “Altar y Trono”, y en ese mismo día, en Ribesalbes, entraba la fuerza mandada por Ramón Domingo, conocido por Sierra Morena. El 27 de octubre. Vallés y Bou hacían otra demostración contra Mora de Ebro, y Segarra establecía el bloqueo de Morella.
Santés había regresado el 20 de septiembre de la provincia de Cuenca, pasando por Camporrobles, Fuenterrobles y Caudete, llegando el 22 a Utiel, de donde fue a Chelva; allí el vecindario le recibió con arcos de triunfo, aclamándole y agasajando a los voluntarios. Sin embargo, el 28 Santés salió de Chelva, y por Calles, Domeño y Losa del Obispo fue a Villar del Arzobispo, mientras que su caballería estaba en Benaguacil. A finales de mes, el 31, Santé por Alcublas y Altura marchaba a Segorbe, donde entraba. En ese mismo día los carlistas habían volado el puente de La Bota y cortado la carretera en el Alto de Querol. Era que el bloqueo de Morella se había convertido en sitio, que mantenía la fuerza de Cucala.
El dominio carlista en el mes de octubre fue tal, que la línea férrea de Tarragona a Valencia estaba cortada en numerosos puntos, y las estaciones de Almenara, Chilches. Nules, Burriana, Villarreal de la Plana, Benicasin, Torreblanca, Alcalá de Chisvert, Benicarló y Vinaroz habían sido reducidas a cenizas.
Primera toma carlista de Cuenca (16 de octubre de 1873)
En octubre de 1873, 2.600 carlistas liderados por José Santés, que había emprendido una campaña por Guadalajara y Cuenca, sorprendieron a la guarnición de la capital de esta última y se hicieron con el control de la ciudad conquense el día 16 de octubre. Inmediatamente, Madrid envió un contingente a recuperar la ciudad. Los carlistas, que habían obtenido armas, munición y un generoso botín en la ciudad, la abandonaron y emprendieron la retirada. El caso es que, a pesar de que la victoria aumentó la moral de los tradicionalistas, los conflictos entre el general Savalls y el infante Alfonso hicieron muy difícil que la guerra se decantase del lado faccioso. Fueron estas distensiones entre altos mandos las que llevaron a Alfonso Carlos a tomar Cuenca.

Operaciones en noviembre de 1873
A comienzos de noviembre, Santés emprendió una de sus famosas correrías. Partió de Jérica el día 1 de noviembre y por Segorbe y Torres entraba en la provincia de Valencia, siguiendo por Estivella, Hostalets de Puzol, Puzol y Rafelbuñol, llegando el día 3 al amanecer a Moneada. Siguió por Bétera, Náquera y Serra, regresando a la provincia de Castellón por Gátova, para después dirigirse a Alcublas, Higueruelas y Villar del Arzobispo, para volver a Chelva.
Mientras tanto, Marco había estado el día 2 en Sarrión, donde prosiguió a Mora de Rubielos, en donde permaneció hasta el 9. Fue allí en Mora de Rubielos donde comenzó la organización del ejército de Aragón, formando el BI-I, BI-II y BI-III de Aragón, e iniciándose también la organización de la caballería. Marchó luego en apoyo de los que sitiaban la plaza de Morella. El día 6, las fuerzas mandadas por Vallés, Segarra. y Meseguer estaban reunidas en Cuevas de Vinromá, y avanzaron hasta Cabanes, pero luego retrocedieron en dirección a Useras. Fuerzas destacadas de dichos jefes tuvieron un tiroteo en Alcalá de Chisvert. El día 11, fue vista en Hondón de los Frailes (Alicante) una partida carlista mandada por Pedro Purtó, que fue batida el día 13 en el monte Agudo, en la Sierra de Crevillente. El capitán general republicano de Aragón, José de Santa Pau, desde Alcañiz intentó avanzar hasta Monroyo con el objeto de hacer levantar a los carlistas el sitio de Morella, lo que no consiguió el día 14, retrocediendo por considerar que no era realizable esta empresa.
Santés salió el día 15 de Chelva y pasó por Sinarcas y Jaraguas, entrando en la provincia de Cuenca, de donde no regresó hasta el último día de noviembre.
El general Marco se presenta el 20 de septiembre en Mas de las Matas, trasladándose luego por Andorra, Alloza y Oliete, dirigiéndose hacia Daroca. Por la parte de Romanos siguió su camino Marco, y convergía sobre Daroca el coronel Madrazo con fuerzas castellanas, procedentes de la provincia de Guadalajara, que habían entrado en Villafeliche (Zaragoza), donde los voluntarios de la República habían entregado sus armas. Daroca fue atacada por Marco a las once de la noche, durando el fuego hasta el amanecer del día siguiente, en que mandó un parlamentario a los que estaban defendiéndose en la población, utilizando varios sitios fortificados, y estos aceptaron la capitulación. Daroca fue ocupada por los carlistas y, después de recaudar contribuciones y quemar el Registro Civil, se retiraron.
Acción de Arés del Maestre (26 de septiembre de 1873)
Mientras ocurría esto en Aragón, el capitán general de Valencia, Romualdo Palacio, había dispuesto que se fuese en socorro de Morella, por lo que la brigada del brigadier Valeriano Weyler, junto con la del brigadier Luis Fernández Golfin, emprendieron la marcha en aquella dirección.
La división republicana pernoctó en Albocácer el 24 de septiembre, después de haber hecho una marcha difícil a causa del mal estado en que se encuentra el único camino carretero que existe. Ya en dicho pueblo informaron que habían salido a su encuentro; pero como las noticias eran vagas, aumentaron al siguiente día las precauciones estableciendo la vanguardia y flanqueos. Emprendió la jornada hacia Villar de Canes el día 25, a las seis de la mañana. Al salir de Albocácer, se oyeron las detonaciones con que los carlistas suelen indicar los movimientos de las tropas, y hasta se dejó ver algún que otro grupo en lejanas alturas; pero la marcha continuó sin más dilaciones, ralentizada por el estado pésimo del camino, por el que era muy difícil arrastrar los carruajes.
Llegados a la Rambla de Arés a Carbonera, por cuyo lecho sigue el camino, se hizo este más fácil, y a las 11 de la mañana estaba la vanguardia a la altura de Villar de Canes, en un punto denominado Torre de Beltrán, poco distante del Arranque.
El terreno era elevado por la derecha, y un poco más despejado y abierto por la izquierda, formando un estrecho y profundo valle muy difícil de flanquear. Sobre una elevada montaña de la derecha, a cuyo pie hallaban las guerrillas republicanas, aparecieron las fuerzas carlistas e inmediatamente abrieron un nutrido fuego sobre dos compañías de Aragón que, al mando del comandante Pedro Calva, empezaban a trepar para flanquear aquel lado. Mandó hacer alto, formar en columna las brigadas con el mayor frente que el terreno permitía y reforzar el flanqueo por otra compañía de la segunda brigada que marchaba en cabeza, así como sostenerlo con alguna fuerza de la primera, y esperó a ver el giro que tomaban los acontecimientos. El flanqueo continuó, sin embargo, y las compañías de Aragón treparon con tal rapidez que pronto pudieron contestar al fuego adversario.
Reconocido el campo de batalla, las posiciones carlistas en las alturas de ambos lados impedían la marcha, por lo que se decidió asaltar las alturas. Para ello envió al Golfín a que atacase y flanquease la derecha, llevando a sus órdenes 40 compañías de Granada, 6 de Cuenca, 6 de Albuera y 3 de carabineros de Valencia; y como el terreno de la derecha no permitía el uso de la artillería de montaña, puso las 4 piezas a disposición del brigadier Weyler, quien con 9 compañías de Aragón, 3 de Soria y las de voluntarios de Sales y de la Ceina recibió el encargo de atacar la izquierda.
El resto de la división con la artillería de batalla, la caballería y los bagajes quedó en la Rambla en reserva. Apenas hubieron coronado las alturas las compañías de Aragón que flanqueaban la derecha, se abrió fuego por una y otra parte, y los carlistas abandonaron la cresta, se internaron en las mesetas y barrancos que tenían a su retaguardia y esperaron la llegada de la brigada Golfín.

Esta no se hizo esperar, y muy pronto el nutrido fuego que se oía por la derecha hizo comprender que la brigada se las había con fuerzas considerables en aquel lado. El brigadier Weiler, después de haber protegido desde el fondo del barranco con algunos disparos de artillería de montaña la marcha de la brigada Golfín, subió a las alturas de la izquierda, y a la una de la tarde el fuego era muy intenso y general en ambos lados; el cuartel general y la reserva recibieron disparos desde los bosques que tenían enfrente en el recodo que hace el camino cerca de la masía Montalbana.
Las alturas de primera línea de la derecha quedaron pronto en poder del brigadier Golfín; pero al descender de ellas para seguir avanzando, se encontraron con una pendiente casi vertical y cubiertas de espeso bosque, desde donde los carlistas realizaron descargas, que fueron contestadas por dos compañías de Albuera, mientras las demás fuerzas coronaban las alturas.
La resistencia carlista fue tan tenaz, que reforzó aquel flanco con 2 compañías de Aragón y una de la guardia civil de Castellón, y que la artillería de batalla lanzara granadas sobre el enemigo, que al fin, ante el impetuoso ataque de 3 compañías de Granada, unidas a las 2 de Aragón, abandonó la posición para tomar inmediatamente otra y otras que sucesivamente iba ocupando a su derecha y retaguardia, siendo desalojados de todas por el brigadier Golfín.
Entretanto el brigadier Weyler dominaba las mesetas de la izquierda, a donde subió la artillería de montaña con rapidez, a pesar de lo escarpado de la pendiente, y allí se encontró con las facciones que en crecido número ocupaban una extensa línea, y que, apoyados en algunos caseríos y cercas de piedra, presentaron el combate, parapetados en las referidas defensas.
La artillería de montaña tomó posición, y protegidas por sus eficaces disparos avanzaron por derecha e izquierda con una compañía de voluntarios y dos piezas toda la fuerza de Aragón, que embistió enseguida a la bayoneta, quedando a retaguardia para sostener el ataque las otras 2 piezas con 3 compañías de Soria. Los carlistas ofrecieron resistencia, pero finalmente fueron obligados a abandonar sus fuertes posiciones y a las dos de la tarde se retiraron hacia Benasal y su izquierda, después de haber incendiado el caserío más importante de los que ocupaba.
Mientras se avanzaba por la derecha, por la izquierda avanzaban la artillería de batalla y las fuerzas de reserva por el centro de la Rambla, hostigada sin cesar por el enemigo, situado en las alturas y bosque del frente. Las dos baterías montadas, mandadas por el comandante Félix León, abrieron fuego siempre avanzando, silenciando el fuego enemigo que estaba a vanguardia y facilitando la marcha de las columnas de los flancos.
El brigadier Golfín continuaba su victoriosa marcha a pesar de la dispersión que producía en sus tropas lo escabroso y lo accidentado del terreno. Siempre en guerrillas, ganó cinco posiciones enemigas y utilizó una extensa meseta para reunir las fuerzas que marchaban a la desfilada y dar lugar a la incorporación de los muchos que, rendidos por el cansancio y la fatiga, no habían podido continuar a la altura de sus compañías; pero como el enemigo colocado en anfiteatro seguía hostigando con sus fuegos, tuvo que proteger la concentración con las compañías de Cuenca y carabineros. La brigada Golfín se había internado por la derecha hasta tal punto que se encontraba no solo fuera de la vista y alcance de la de Weyler, sino también de la columna del centro.
La noche se acercaba, y convencido de lo importante que era el ocupar Arés y las Muelas que lo dominan, se envió al capitán de EM Federico Ochando para que ordenase al brigadier Golfín la continuación de la marcha hasta llegar a las posiciones deseadas si le era posible conseguirlo. Lo accidentado del terreno, y el tener que recorrerlo a pie y de noche, retardó la llegada del oficial portador de esta orden, y cuando el brigadier la recibió, ya había adoptado algunas disposiciones, que completó entonces para cumplir la orden. Señaló un punto de reunión a su tropa, y dividida esta en tres columnas, que mutuamente se protegían, continuó avanzando sobre el enemigo, y bien entrada la noche se encontraba a dos horas de Arés, sobre terreno sumamente difícil, con la gente cansada y con la incertidumbre de lo que en el centro e izquierda había sucedido.
El brigadier Golfín comprendía lo importante que para el éxito de la jornada era la ocupación de la Muela de Arés, verdadera llave del profundo desfiladero que tenían que recorrer, y a pesar del cansancio y las dificultades del terreno, se apoderó del estratégico punto a las diez de la noche. Las fuerzas que le habían hecho frente, confiadas en los casi insuperables obstáculos que el terreno ofrecía, se habían refugiado en Arés, y un precipitado toque de llamada en el pueblo indicó al brigadier Golfín la presencia de carlistas en él. Inmediatamente, reunió las fuerzas y las lanzó sobre el pueblo, dejando guarnecida la Muela; pero favorecido por la oscuridad de la noche, pudo evadirse el enemigo, dejando de los rezagados 44 muertos en las calles, varios prisioneros y muchos efectos de guerra.
El brigadier Weyler había puesto en dispersión hacia Benasal al enemigo, que le resistió en primera línea; pero habiendo descubierto con el auxilio del anteojo otra no menor facción, que formada en batalla y parapetada en cercas de piedra ocupaba la pendiente de una montaña que tenía a vanguardia, ante la imposibilidad de esperar refuerzos por lo próximo que se hallaba la noche, dispuso que 5 compañías de Aragón desplegasen y atacasen de frente al enemigo, yendo apoyadas en sus flancos por columnas de a 2 compañías, utilizando para ocultarse cuantas sinuosidades presentaba el terreno, y bajo la protección siempre de la batería de montaña.
Quebrantado el enemigo por los certeros disparos de la artillería, se ordenó un ataque a la bayoneta, que, ejecutado con la mayor intrepidez, puso al enemigo en completa dispersión a pesar de la firme resistencia que en un principio había presentado; y su derrota fue tan clara y manifiesta, que no le permitió ocupar las sucesivas y ventajosas posiciones que a su retaguardia iba encontrando. La noche impidió al brigadier Weyler el que se empeñase en una activa persecución. El enemigo había huido, las hostilidades habían cesado, y había que pensar en proporcionar a las tropas el alimento y el descanso. Además, el brigadier Weyler se había alejado bastante en el curso del combate, y considerando que sus fatigadas fuerzas no se bastarían para prevenir una sorpresa durante la noche, el capitán general dispuso reforzarle con 3 compañías de Castrejana y otras 3 de Soria que le llevaron municiones de boca y guerra.
La columna del centro con el cuartel general había avanzado hasta la masía Montalban, siempre bajo la protección de los flancos, y estrechándose allí considerablemente el valle y no siendo posible continuar la marcha por el angosto camino, se ordenó que con las precauciones convenientes se acampase en los alrededores de la masía para continuar la marcha al alba.
En la masía se iban reuniendo los heridos y los prisioneros, y por estos supe que el cabecilla Cucala, con 3.000 hombres, había sido el defensor de las posiciones de la derecha, y que habían sostenido el combate en la izquierda las acciones de Vallés y Segarra, con 4.000 hombres, mientras que Vizcaíno, con 4.500, guardaba las alturas que dominan el camino entre Montalbano y Arés (cifras, por supuesto, muy exageradas).
Al alba del 26 de septiembre, se emprendió la subida a Arés, que fue sumamente lenta por el poco frente que permitía el tortuoso camino. Dos compañías del RI de Granada, previamente enviadas desde el pueblo a la cuesta por el brigadier Golfín con los trabajadores correspondientes bajo la dirección del capitán de ingenieros Francisco Rodríguez Trefiles, se dedicaron a allanar los malos pasos, y a las doce entraba en Arés la columna central, llegando una hora después la brigada Weyler. La concentración de todas las fuerzas en Arés fue el resultado inmediato de la victoria.
El número de bajas que tuvo la división fue un guardia civil y un bagajero muerto, un oficial y 16 individuos de tropa heridos y 2 oficiales y 45 de tropa contusos.
Las bajas carlistas, según los hospitales de la Cruz Roja, en una comunicación del alcalde de Benasal, en el número de muertos vistos en el transcurso de la acción y en los que se encontraron en Arés, fueron 60 y más de 200 el de heridos.
Los carlistas levantaron el sitio de Morella y se retiraron. Al anochecer del día 27 entraba la división en Morella, siendo vitoreada por la guarnición que había aguantado 32 días de asedio.
Marco estuvo el día 25 en Horcajo y el 26 pasó por Atea y Valtorres, cortó el telégrafo y el puente del ferrocarril en Terrer, y en la madrugada del 27 se presentó ante Ateca, intimando la rendición a aquellos voluntarios de la República. Estos se resistieron y los carlistas se retiraron camino de Castejón de las Armas. Marco entró entonces en Castilla y recorrió algunos parajes del Señorío de Molina, y aunque tuvo un pequeño encuentro con la columna de Navarro en Pardos (Guadalajara), no tardó en regresar al territorio aragonés.
La situación general de los carlistas a finales de noviembre era ventajosa, sobre todo en el Maestrazgo y las provincias de Valencia, Castellón y Teruel, a pesar de haberse visto obligados a levantar el sitio de Morella, que había durado un mes. Chelva era el centro militar para los carlistas que operaban en la provincia de Valencia, y poblaciones como Alberique, Carlet y Silla siempre eran utilizadas como bases y apoyo de incursiones.
Operaciones en diciembre de 1873
Santés volvió de la provincia de Cuenca el último día de noviembre, y así el 1 de diciembre pasaba por Castielfabib, Torrebaja, Ademuz, Santa Cruz de Moya, Arás del Puente, Titaguas y Tuéjar, llegando hasta Chelva, donde entró el día 6 de diciembre.
Cucala, después de la batalla de Arés del Maestre, estuvo en Alcalá de Chisvert y en Traiguera, y Vallés fue a Cuevas de Vinromá y luego a Borriol. Marco llegó a Mora de Rubielos. Vallés llegó el día 3 a Serra y, al día siguiente, marchó a Benaguacil, pasando por Náquera. Bétera y Puebla de Vallbona. Cucala el día 4 estaba en Puzol; Valles llega el 6 a Alacuás, siguió a Torrente e invadió Monserrat, llevando sus avanzadas hasta Manises y Burjasot.
El día 5 de diciembre, el Tcol Agramunt ocupó la barca de Fayón, a fin de acompañar al territorio de su mando al nuevo comandante general carlista de Valencia, Manuel Salvador y Palacios. Bajo el mando de Salvador y Palacios, la guerra tomaba mayor impulso. Cucala el 7 de diciembre derrotaba a una columna de carabineros en Bujasot, y pocos días después tenía un tiroteo en los alrededores de Requena.
Cucala había estado en Algimet y Alcudia de Carlet, de donde había seguido el 7, 8 y 9 de diciembre a Catadau, Sieteaguas y Utiel, y Vallés marchó a Buñol, Gestalgar y Villar del Arzobispo. Santés estuvo en Cañete el 2 de diciembre, y después regresó el 6 a Chelva, donde se dedicó a la organización militar de su fuerza, compuesta de un batallón de Guías de ocho compañías, de dos batallones de cazadores, formando una brigada, y otros dos batallones, que componían una segunda brigada. Constituyó entonces cinco compañías del Requeté, una compañía sagrada y un regimiento de caballería. Santés estuvo el 11 en Villar del Arzobispo, donde conferenció con Vallés, regresando luego a Chelva, mientras que Vallés se dirigía a Alcublas y Cucala a Sinarcas.
Acción de Bocairente o de Camorra (22 de diciembre de 1873)
Es curioso que en este fin de año la mayor actividad tuviera efecto por las provincias de Alicante y Valencia. Se explica por qué los carlistas procuraban indirectamente auxiliar a los cantonales de Cartagena. Después de sus entrevistas, Santés marchó a Cheste, Monserrat, Real de Monroy y Llombay, mientras que un destacamento cortaba la vía férrea en Benifayó de Espioca, siguiendo luego por Catadau, Masalavés, Alberique y Sumacárcer, llegando el 17 a Enguera. Al día siguiente estuvo en Canals y Mogente, el 19 en Ayelo, de Malferit, pasando a Ollería, y por fin entraba de nuevo el 20 en Ayelo de Malferit, y por Onteniente corrió hasta Bocairente.
Por su parte, el brigadier Weyler dejó Játiva para encaminarse a Canals, pero retrocedió sobre sus pasos sin pérdida de tiempo, ante el temor de que los carlistas aprovecharan su ausencia para entrar en aquella ciudad. El día 20 de diciembre, resolvió marchar a Onteniente, y tras comprobar el paso de las tropas carlistas por esta población, se dirigió a Albaida en su persecución. Santés, como sabemos, había regresado a Onteniente. Desde Albaida, siguiendo la estela de los voluntarios carlistas, Weyler se dirigió a Bocairente.
En las proximidades de esta localidad se enfrentaron ambos ejércitos. Los carlistas, algo superiores en número, estaban peor armados, con una carencia que no lograron solventar durante toda la campaña y que condicionó muchas veces, ahora también, el resultado final de la batalla. Se combatió hasta el anochecer. Al cesar el fuego, mientras los carlistas permanecieron en el Alto de la Cruz y en los pinares del Rincón, los republicanos se retiraron a la villa.
Hacia las 10 de la mañana del día siguiente, 22 de diciembre, se reanudó el combate. La victoria estuvo tan cerca de Santés y los suyos, que Weyler quiso suicidarse, frustrando su intento un ayudante del general. La falta de municiones, a la que he aludido, endémica en el ejército carlista, acabó por decantar la victoria a favor de los republicanos, cuando los carlistas se vieron precisados a retirarse de sus posiciones, a media mañana, acosados por el frente y uno de sus flancos. Sin embargo, el castigo infligido a los republicanos fue tan considerable que Weyler no pudo completar el éxito persiguiendo a sus adversarios, que se retiraron a Mogente.
Los autores militares liberales hacen el siguiente comentario: «Por el mal efecto que entonces pudiera haber ocasionado, dejó el brigadier de consignar en el anterior parte la dispersión de los batallones de Soria y Albuera y la pérdida momentánea de dos piezas de artillería, hecho que, pronto se hizo público. También tuvo que dar conocimiento de la huida al principio del combate, de unos 100 hombres, que con dos oficiales fueron a parar a Játiva, sembrando, como era consiguiente, el pánico y las más desoladoras noticias respecto a la brigada».

Muy cerca del campo de batalla fueron enterrados 72 muertos, carlistas y republicanos.
Santés, después del combate, entraba en Mogente, donde se apoderaba de 118 caballos pertenecientes al Estado, que iban en un tren de mercancías escoltado por un oficial y 30 hombres del Establecimiento Central.
Otras acciones en diciembre
El 21 de diciembre Cucala penetró en Sagunto, que fue socorrida por la brigada Golfin. Santés el 23, habiendo llegado en tren a Vallada, que era el sorprendido en Mogente, cortó el ferrocarril en el puente de Boquilla, entre Mogente y Vallada, arrojando dos máquinas y 19 vagones al fondo del barranco. Aquella noche pernoctaron en Enguera. El día 24, Santés llegaba a Ayora y Jarafuel, pero al llegar a los puentes de Jalance y Cofrentes, así como al de Jarafuel, encontraron a estos cortados, viéndose obligado a pasar el río Júcar por Casas de Ves (Albacete), cruzando el río por el puente de Los Molinos de Don Benito. Así llegó el 28 a Utiel, y para descansar el fin del año entró en Chelva.

El brigadier Cucala quedó en la nueva organización dada por Salvador y Palacios al frente de los batallones de Guías del Maestrazgo y BI-I y BI-II del Maestrazgo como división de operaciones. Una brigada quedó a las órdenes del brigadier Vallés, y estaba compuesta del BI-V, BI-VI y BI-IX del Maestrazgo, y la otra a las órdenes del brigadier Almenar, compuesta del BI-III, BI-IV y BI-VIII del Maestrazgo. La otra división se llamaba de Valencia, mandada por Santés, y estaba compuesta de dos brigadas. La primera formada por el BIL de Guías, BIL-I de cazadores del Cid y BIL-II de cazadores de Liria, y la segunda formada por el BIL de cazadores de Cuenca, BIL de cazadores de Oríhuela y BIL de tiradores de la escolta.
La caballería todavía no estaba organizada en la División del Maestrazgo, pero sí la había tenido en cuenta Santés, lo que se explica por las largas incursiones que hacía fuera de Valencia, particularmente en la provincia de Cuenca. Además de la escolta a caballo de Santés, llevaba el RC de lanceros del Cid y el escuadrón de tiradores de Valencia.
Asíi terminaba la campaña de 1873, quedando al frente de los carlistas valencianos el general Salvador y Palacios, y de los aragoneses el general Marco de Bello, siendo el general Díaz de Cevallos el comandante general del Alto Aragón.
Operaciones en el Alto Aragón en 1873
Como ocurrió generalmente en las anteriores guerras, el Alto Aragón no figura mucho en el año 1873, y lo que se destaca en ella es por la intervención de fuerzas catalanas y navarras que penetraban en su territorio, particularmente las mandadas por Nasarre y por Camats. El 17 de enero se supo que Nasarre, con 100 aragoneses y 400 catalanes, se dirigía a la provincia de Huesca, por lo que los gubernamentales tomaron precauciones para impedir que pasara el Noguera Ribagorzana, lo que no impidió que Nasarre estuviera en Camporrells (Huesca) y que de allí hubiese entrado en Estopiñán, y marcharon a Tolva, retirándose hacia el puente de Montañana. El 19 entraba por este puente Camats, reuniéndose con Nasarre, pero se separaron, el uno tomando la dirección de Sopeira y el otro la de Aren. Esta incursión fue muy corta, pues el 21 las partidas habían regresado por Sopeira a Cataluña.
El 4 de febrero se supo que Camats amenazaba la provincia de Huesca y que desde Serós se dirigía a Fraga, en donde entró el día 6 por la noche. Los guardias civiles se hicieron fuertes en la iglesia, pero no fueron hostigados por los carlistas, quienes, después de recoger los efectos estancados, así como los fondos públicos, requisaron los caballos y destruyeron el telégrafo, marcharon luego a Torre de Cinca, de donde salieron el día 7, atacando la plaza de Maquinenza. No habiendo podido entrar en ella, el 8 de febrero fueron a Velilla de Cinca, y después a Zaidín, de donde salió para Almacellas, entrando en Cataluña por Albella.
En el mes de abril hubo otra incursión catalana en la provincia de Huesca, mandada por Francisco Tristany, que llevaba con él a Vallés, Camats y Nasarre. El 12 de abril, después de haber engañado al enemigo sobre el sitio por donde esperaba invadir la provincia, lo que consiguieron hasta dejar libres los pasos del Noguera Ribargozana, entraron en Tamarite de Litera, cobrando contribuciones y extrayendo los fondos públicos y requisando armas, prosiguiendo su marcha a Benabarre, en donde entraron el día 13, y después de haberse incautado de los fondos de la Administración, siguieron su marcha a Llinás de Broto; el 14 llegaron a Arén, donde tuvieron un pequeño encuentro con los republicanos, pero no les impidió que regresaran a Cataluña por Pont de Suert.
El 30 de mayo estaba otra vez en el Alto Aragón Joaquín Nasarre con la misión de levantar aquella provincia de la que era comandante general. Estuvo en Mongay (Huesca), y de allí pasó a Arén, donde entró el 1 de junio. Recorrió los pueblos de Santores y Bonanza, y cuando intentaba regresar a Cataluña por Aulet fue rodeado por fuerzas republicanas, quedando prisionero con 29 hombres en el monte y bosque de Rocamora.
El 1 de julio, se presentó una partida en Aguas, que fue perseguida y copada el día 3 en la Sierra de Bailo. Hasta el mes de agosto no hay que destacar acción alguna de importancia. En el día 17, por la madrugada, la partida mandada por Juan Pujol sorprendió la villa de Fraga. Los guardias civiles consiguieron fortificarse en la torre de la iglesia, pero no hubo combate, pues ni unos ni otros se atacaron. Los carlistas, que permanecieron tres horas en el pueblo, recogieron armas de fuego, se apoderaron del tabaco y de los fondos públicos. Cuando llegó una columna procedente de Binéfar, los carlistas habían salido y regresado a Cataluña.
Fuerzas mandadas por el coronel Antonio Segués estuvieron el 20 de septiembre en Sos del Rey Católico, donde recogió armas, caballos y tabaco. El 25 y 26 estuvo en Sádaba, Layana, Uncastillo, regresando después a Sos.
Otra vez entraron los navarros en el Alto Aragón, haciéndolo el 4 de octubre en Mianos (Zaragoza), y por tercera vez entraron en Sos el día 15, y por fin el 23 lo hicieron en Carcastillo y Sofuentes, de donde pasaron el 24 a Egea de los Caballeros. Había en esta localidad un destacamento de 16 guardias civiles mandados por un sargento, y aunque este ofreció al alcalde la resistencia, la autoridad local prefirió no sufrir vejaciones, por lo que la guardia civil salía del pueblo en dirección a Zuera, mientras que por el otro lado del pueblo entraban los carlistas. Se cobró una contribución, se recogieron las existencias de la Administración pública y se quemó el Registro Civil. El 25 de octubre, esta misma partida estuvo en Biota, el 26 entraba de nuevo en Sos y, por último, el 28 regresaba a Navarra.
Otra incursión importante fue llevada a cabo por Francisco Tristany en el mes de octubre, en que entraron en la provincia de Huesca y visitaron Benabarre, y después de estar en Tolva el 2 de noviembre, tranquilamente regresaron a Cataluña. El 20 de noviembre Gamundi penetró por Berdún, y el 21 estuvo en Martés, recorriendo varios pueblos, entre ellos Sos y Uncastillo, y el día 30, desde Sos, regresó a Sangüesa.
Habiendo sido nombrado el general Díaz de Cevallos comandante general de Aragón, dispuso que el brigadier Gamundi hiciera otra incursión en territorio aragonés. El 6 de diciembre, Gamundi estuvo en Sos, recorriendo luego algunos pueblos, entre ellos Uncastillo. Una columna republicana que estaba en Ruesta, cuando supo la entrada de los carlistas en Sos, avanzó, pero ante la decisión de los realistas de entablar combate, regresó de nuevo a Ruesta. El día 20, Gamundi mantuvo un ligero combate en la Sierra de Castiliscar, a poca distancia de Sos.
El día 15 de diciembre, la fuerza mandada por el Tcol Agramunt estuvo en Fraga, y de allí pasó a Torrente de Cinca y al día siguiente marchó a Candasnos, donde ordenó al capitán Isidro Esteve que con 62 hombres pasaran a Peñalva para cobrar las contribuciones. Cuando el destacamento que mandaba Esteve llegó a Peñalva, fue sorprendido por fuerzas republicanas mandadas por Delatre, quien consiguió copar a los carlistas. Parece natural que, en vez de dirigirse contra el destacamento del capitán Esteve, se hubiese operado contra el Tcol Agramunt, que además tenía una misión más importante, que era la de facilitar el paso al Bajo Aragón del general Salvador y Palacios. Pero Delatre prefirió lo que era menos riesgo de encontrar respuesta de los carlistas, y no inquietó a Agramunt.