Guerras de Independencia Hispano-Americanas Independencia de Nueva Granada Congreso de Angostura (15 de febrero de 1819)

Bolívar comprendió que debía rendir cuentas públicamente. Su gesto desinteresado era necesario, aunque no convenciese a nadie. Ya desde antiguo había abogado por la presidencia, seguro de ser el más apto para ocupar ese cargo, pero comprendió que era necesario hablar de los peligros que derivan del ejercicio del poder en un solo hombre durante mucho tiempo.

Bolívar tomó la decisión de reunir el Parlamento el 15 de febrero, pero fue convocado mediante un decreto el 22 de octubre de 1818; dicho Parlamento no se reunía desde 1812 y algunas voces criticaban este hecho a Bolívar.

Según el decreto, las provincias que participarían en la gran asamblea nacional serían: Caracas, Barcelona, Cumaná, Barinas, Guayana y Margarita; cada una estaría representada por 5 diputados, que en conjunto sumarían 30. Se contempló la posibilidad de que, además de las provincias citadas, pudiesen enviar representación Mérida y Trujillo y también Casanare; esta última, perteneciente a la Nueva Granada, era la única de esa región que se hallaba libre de la ocupación española. Las elecciones se efectuaron en la forma que mejor se pudo, dadas las circunstancias de la época, ante la amenaza perenne de un enemigo bien equipado y dispuesto a recuperar el territorio perdido. Votaron civiles, militares, eclesiásticos.

El 15 de febrero de 1819, se instaló en Angostura el Congreso. Concurrieron a la sesión inaugural 26 de los 30 representantes electos. En total, 10 abogados, 10 militares, 2 sacerdotes, un médico-abogado, un científico y 6 ciudadanos que eran comerciantes, funcionarios o hacendados.

La directiva del cuerpo quedó constituida así:

  • Presidente Francisco Antonio Zea
  • Secretario Diego Bautista Urbaneja.

El propio 15 de febrero, Bolívar leyó en la sesión inaugural una importante pieza oratoria, conocida en la historia como el Discurso de Angostura.

Congreso de Angostura (febrero de 1819 y julio de 1821). Simón Bolívar leyendo su famoso discurso. Autor Tito Salas

Con la reunión de esta Asamblea popular, la república nómada adquiría fuerza legal y las decisiones que tomara serían mejor obedecidas y comprendidas.

  • El Congreso se instaló para formular lo que jurídicamente se ha llamado la «Ley Fundamental» (base de la Constitución). Las decisiones tomadas inicialmente fueron las siguientes:
  • Se creó la República de Colombia, que sería gobernada por un presidente. Existiría un vicepresidente que supliría al presidente en su ausencia (la historiografía optó por denominar a esta primera Colombia como la Gran Colombia).
  • La República de Colombia quedó organizada en tres Departamentos: Cundinamarca, Quito y Venezuela, con sus respectivas capitales las ciudades de Bogotá, Quito y Caracas. Vale aclarar que la Nueva Granada fue renombrada Cundinamarca y su capital, Santa Fe fue renombrada Bogotá.
  • Los gobernadores de los tres departamentos también se llamarían vicepresidentes. La capital de esa Colombia sería una nueva ciudad que llevaría el nombre de Simón Bolívar, cuya ubicación debía ser determinada posteriormente (Artículo 7).
  • A Bolívar se le da el título de «Libertador» y su retrato se expondría en el salón de sesiones del Congreso con el lema «Bolívar, Libertador de Colombia y Padre de la Patria«.
  • El presidente y vicepresidente se elegirían con voto indirecto, pero a los efectos de empezar, el Congreso los eligió de la siguiente forma: presidente de la República el general Simón Bolívar, vicepresidente de Colombia a Francisco Antonio Zea, vicepresidente de Venezuela a Juan Germán Roscio, y como vicepresidente de Cundinamarca al general Francisco de Paula Santander.

El 17 de febrero, el presidente de la República de Venezuela, general Simón Bolívar, decretó la organización del Poder Ejecutivo en 3 departamentos: Estado y Hacienda, cuyo ministro secretario será Manuel Palacio; Marina y Guerra, bajo el ministro secretario coronel Pedro Briceño Méndez; Interior y Justicia, bajo el ministro secretario Diego Bautista Urbaneja.

Bolivar no quería caer en el error de implantar una democracia absoluta, de dudosos resultados a lo largo de la historia. Inglaterra era el ejemplo que señalaba para su país. Siguiendo el ejemplo de Montesquieu, trató de salvar lo mejor posible los derechos humanos. Bolívar creía en la nación, pero no en las masas.

En cuanto al Senado, reservaba para él una función especial: habría de servir de contrapeso en las luchas entre las masas y los individuos públicos. Sería una especie de escuela de líderes que controlaran el ejercicio de la justicia por medio del Senado hereditario. Ante la acusación de que quería formar una nueva nobleza, se defendió diciendo que no se trataba de un título, sino de un cargo difícil para el que los aspirantes debían ser preparados intensivamente.

Hay que reconocer que el Senado hereditario no se conciliaba muy bien con los principios democráticos. Quizás su creación respondiera a la desconfianza latente que Bolívar sentía por el pueblo a la hora de gobernar. El Libertador era hijo de la Ilustración, que consideraba absolutamente necesaria para un buen gobierno. Difícilmente podrían acertar a dirigir el país quienes no sabían leer ni escribir.

Por otra parte, era casi imposible encontrar quien pudiese reunir los requisitos necesarios para entrar a formar parte del Senado. La élite criolla era tan rica como los españoles; sin embargo, no era noble ni tampoco culta.

En todas partes fue rechazado el Senado hereditario de Bolívar, idea que se oponía radicalmente a uno de los principios claves de la democracia: selección de los más aptos. La democracia no puede tolerar las escuelas de líderes y jerarquías garantizadas, lo que impediría el acceso al poder de jóvenes valores desprovistos de riqueza.

En cuanto a la presidencia de la República, Bolívar requirió para él poderes desorbitados. Casi superaba a los atribuidos a un rey constitucional, sin aludir al hecho de que no tendría que rendir cuentas ante nadie. Su ideal era la democracia presidencial, que en realidad era contradictoria.

No parecieron suficientes a Bolívar el control de los tres poderes tradicionales, que todo país debe organizar. Un cuarto poder era necesario desde su punto de vista: un tribunal ético que se ocuparía del control de la moral. En realidad, puede decirse que estaba creando una nueva Iglesia, a quien contradictoriamente había dejado de lado. Sin embargo, el tribunal de moral era tan impracticable como el Senado hereditario. En 1819 Bolívar no consiguió encontrar a los 50 hombres que llevarían la salud moral al país.

El 16 de febrero, el Congreso elegía a Bolívar como presidente de la República, pese a sus repetidas renuncias. El congreso fue un triunfo personal de Bolívar y un triunfo político para la República de cara al exterior.

Por fin, Bolívar había legalizado todos sus poderes y podía impartir órdenes con todo el peso de la autoridad gubernativa. Todos sus rivales tuvieron que olvidar sus sueños de grandeza, cualquier intento contrarrevolucionario caería automáticamente bajo el peso de la ley. Es especialmente gráfica la frase de Bolívar: «Dejé a todos mis adversarios enterrados tras de mí en el Congreso de Angostura».

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-11-01. Última modificacion 2025-11-01.
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