Guerras de Independencia Hispano-Americanas Independencia de Perú Primera campaña de Álvarez de Arenales (octubre de 1820 a enero de 1821)

Inicio de la camapaña

La primera campaña de José Antonio Álvarez de Arenales por el interior del Perú, de muy importantes resultados para el plan sanmartiniano de la independencia del Perú, se inició el 5 de octubre de 1820, es decir, apenas roto el armisticio de Miraflores. Las fuerzas a cargo de Álvarez de Arenales estaban integradas por los siguientes cuerpos: BI-XI de los Andes, BI-II de Chile, medio escuadrón de granaderos de los Andes, un pelotón de cazadores de los Andes y dos piezas de artillería. El total de hombres ascendía a 1.242 efectivos. En cuanto a los fines y objetivos de esta expedición, estaba destinada a ganarse a la causa republicana a los pueblos del centro del Perú, haciendo todo lo posible para que proclamasen su independencia y estableciesen sus propias autoridades. También se llevaría a cabo la formación de partidas guerrilleras, que tan importante papel jugarían posteriormente.

El 4 de octubre y desde su cuartel general en Pisco, San Martín suscribió unas instrucciones para Álvarez de Arenales. Estas eran muy generales y dejaban a Álvarez de Arenales plena iniciativa en cuanto a su dirección, fines y objetivos a conseguirse y los medios a través de los cuales serían logrados; es decir, le daba carta blanca.

Las fuerzas de Arenales emprendieron campaña el 5 de octubre, marchando con dirección hacia Ica, donde llegaron la madrugada del día 7. Informados allí de que las fuerzas realistas al mando de Quimper se habían desplazado hacia Pisco, se dirigieron hacia dicho pueblo con el objeto de enfrentarlas, pero al llegar al lugar se encontraron con que Quimper había salido de allí con dirección a Nazca. En estas circunstancias, Arenales encargó al Tcol Manuel Rojas, segundo jefe de esta expedición, dirigirse hacia Nazca y batir allí a las fuerzas de Quimper.

La fuerza al mando de Rojas se puso de inmediato en marcha y el 15 de octubre, a la altura de la hacienda San Juan, lograba dar alcance a las fuerzas realistas. Sin embargo, Quimper logró escapar y dirigirse hacia la sierra. El Tcol Rojas pudo informarse, por los prisioneros, de que Quimper había hecho adelantar un convoy con armamentos hacia Acarí. Encargó al teniente Suárez salir de inmediato en búsqueda de dicho convoy. Esta maniobra fue realizada con pleno éxito, pues el 16 de octubre se lograba sorprender el objetivo. De esta manera, la misión encargada al Tcol Rojas quedaba totalmente cumplida, por lo que este emprendió regreso hacia Ica, donde llegaba el día 19 de octubre.

En tanto que el Tcol Rojas había llevado a cabo su objetivo, Arenales, que se había quedado en Ica, lograba nada menos que esa ciudad proclamase su independencia. Pero siendo vital dentro de su plan incursionar de inmediato por la zona central, decidió abandonar Ica el 21 de octubre. Diez días después, el 31, las fuerzas de Arenales llegaban a Huamanga, donde no encontraron la menor resistencia en vista de que las fuerzas realistas habían decidido abandonar dicha ciudad.

Informado Pezuela de los movimientos de la fuerza de Álvarez de Arenales, de inmediato tomó las providencias del caso para detener su progresión. Para ello ordenó que un destacamento al mando de O‘Reilly saliese con dirección a Pasco, en tanto que un destacamento de 150 efectivos debería interceptar los pasos del río Mantaro, que unían Huamanga con Jauja. Asimismo, dio aviso a Ricafort, que se encontraba en el sur, para que de inmediato abriese campaña por el centro, con el objeto de hacer frente a las fuerzas de Álvarez de Arenales. El virrey confiaba, como bien señala Rubén Vargas Ugarte, en la concentración de su poderoso ejército, pero sin tener en cuenta el factor tiempo.

Campaña de San Martín en el Perú en 1820-21.

Por otra parte, al ordenar que se cuidara el puente de Izcuchaca, para evitar el paso de Huamanga a Jauja, cometió un gravísimo error táctico, pues no era ese el único paso existente, de tal manera que Arenales, que avanzaba desde Huamanga, pudo atravesar el río Mantaro por el puente de Mayoc, que poseía una débil guarnición. Había ocurrido que Arenales, informado de los planes defensivos de los realistas, decidió abandonar Huamanga dejando preparadas partidas guerrilleras. Conociendo que solo una pequeña guarnición realista cuidaba el puente Mayoc, dispuso que su caballería se adelantase y dejase libre dicho paso. Cumplido fácilmente dicho objetivo el día 11 de noviembre, el grueso de la fuerza pudo atravesar dicho puente el 12 de noviembre y caer sobre el valle de Jauja, para luego incursionar sobre Huancayo. El día 20, el pueblo de Huancayo juraba su independencia.

El intendente de Huancavelica, José Montenegro, que se encontraba situado en el puente de Izcuchaca, al recibir informes sobre el paso de la fuerza republicana por el puente Mayoc, decidió retirarse con dirección a Tarma. Por su parte, Arenales, al ser informado del desplazamiento de Montenegro, encargó al mayor Lavalle salir en su persecución. Las fuerzas de Lavalle lograron dar alcance a las de Montenegro el 20 de noviembre, batiéndolas completamente.

El grueso de la fuerza republicana entró en la ciudad de Jauja la noche del 21 de noviembre. Arenales encargó a Rojas pasar hacia Tarma, con la misión tanto de perseguir a las fuerzas realistas que se desplazaban por dicha zona como la de apoderarse de todos los elementos bélicos allí existentes. Rojas llegaba a dicho pueblo el día 23, habiendo cumplido plenamente el objetivo de la misión.

Logró hacerse de un gran número de prisioneros, así como de 6 piezas de artillería, 500 fusiles y 50.000 cartuchos. El 25 de noviembre Arenales, con el grueso de su ejército, entraba en la ciudad de Tarma y tres días después lograba que dicha ciudad jurase solemnemente su independencia. Allí, en Tarma, Arenales recibió informes acerca de la ubicación de las fuerzas realistas al mando de O’Reilly en Cerro de Pasco.

Batalla de Cerro de Pasco (6 de diciembre de 1820)

Salió en su búsqueda de inmediato y el 5 de diciembre a las 11:00 horas acampaba en Pasco. Aquel mismo día, acompañado de una partida de granaderos a caballo, por la tarde, pasó personalmente a reconocer la entrada y localidad “de dicho Cerro, cuyo nombre se da al pueblo”; sin embargo, de estar en una hondonada, rodeado de cumbres elevadas, por cuya razón y otras circunstancias se suponía que era inaccesible. Efectuó un reconocimiento tomando las medidas de seguridad necesarias, regresando a su campamento, sin que los realistas le persiguiesen más que un corto trecho.

El 6 de diciembre al amanecer, Álvarez de Arenales se puso en marcha para hacer frente a las fuerzas de O’Reilly.


Dividió su infantería (740) y 600 monteras (milicias indígenas) en tres columnas, manteniendo artillería (25 y caballería (125) a su disposición:

  • Columna izquierda con el BI-XI de los Andes (280) del sargento mayor Román de Heza.
  • Columna derecha con el BI-II de Chile (280) del Tcol Santiago Aldunate.
  • Columna de reserva con parte del BI-II y del BI-XI (180) al mando del Tcol Manuel Patricio Rojas con unas 500 montoneras (milicias indígenas).
  • Artillería con 25 artilleros y 4 cañones de montaña al mando del teniente Hilario Cabrera.
  • Caballería con unos 125 jinetes al mando del sargento mayor Juan Lavalle (con granaderos a caballo de los Andes y cazadores a caballo). Quedó en observación, por no permitir el terreno de actuación.

Dejaron el cargamento y equipajes escoltados con los enfermos y algunas montoneras (milicias indígenas).

Las fuerzas realistas estaban al mando del brigadier Diego O’Reilly con 1.070 efectivos:

  • Infantería con 1.060 infantes: BI Victoria (600), Cía de milicias de Concordia de Pasto (100), BI Infante Don Carlos (2, 200).
  • Caballería con 160 jinetes al mando del coronel de Santa Cruz (dragones milicianos de Carabayllo, dragones milicianos de Lima y lanceros milicianos de Lima).
  • Artillería con unos 10 artilleros con dos piezas.

La marcha se hizo teniendo que soportar una copiosa nevada y bajo un cielo oscuro. A pesar de ello, se emprendió la subida; a las 09:00 horas llegó a los pies del escabroso cerro Uliachín, que dominaba la zona. Comenzaron la subida y pronto lograban alcanzar la cima de dicho cerro e incluso la artillería, compuesta por 4 piezas de montaña, y al mando del capitán Hilario Cabrera, se asentó en una estratégica posición.

Batalla del Cerro del Pasco (6 de diciembre de 1820). Juan Antonio Álvarez de Arenales motivando a sus hombres durante la batalla.

Al cesar de nevar y aclarar el día, Arenales tomó la iniciativa del ataque. Para ello, previamente provocó al enemigo con algunos disparos de artillería sobre la población, logrando que los realistas saliesen extramuros.

A las 10:00 horas,​ la derecha republicana (BI-II) atacó a paso de carga la izquierda monárquica, abriendo fuego a medio tiro de fusil y, cubierta por el humo, asaltó la posición, forzando la defensa en un estrecho istmo de terreno escabroso rodeado por dos lagunas.​ Sin embargo, el principal ataque fue contra el centro realista; allí la izquierda republicana (BI-XI) cruzó el barranco bajo fuego de la artillería enemiga. Luego siguió hasta la posición enemiga, siendo recibida con una descarga cerrada a tiro de pistola, lo que no impidió que se lanzara sobre el centro a la bayoneta calada. Los realistas intentaron defenderse formando un cuadrado, pero tuvieron que retirarse en desorden al pueblo, donde se desbandaron.​ Entretanto, las compañías de cazadores de ambos batallones republicanos rodearon la laguna de Patarcocha, que estaba al oeste del estrecho istmo que atacaba el BI-II, y flanqueaban la izquierda y centro realistas.​ Por su parte, Lavalle cargaba con su escuadrón sobre la caballería realista, poniéndola en fuga.​ En esos momentos el teniente Vicente Suárez dio alcance con sus jinetes al coronel Santa Cruz y su escuadrón, que se batían en retirada. La batalla apenas había durado poco más de tres cuartos de hora.

Batalla del Cerro del Pasco (6 de diciembre de 1820). Plano de la batalla.

Las columnas republicanas atravesaron el pueblo y se reunieron al norte, sin dejar de perseguir a sus enemigos.

Arenales informó haber recogido 58 realistas muertos, 18 heridos, 343 prisioneros, 2 piezas de artillería, más de 300 fusiles, todas las banderas y estandartes, pertrechos y municiones, equipajes, etc. Entre los que cayeron prisioneros en esa batalla se encontraba nada menos que Andrés de Santa Cruz, en aquel entonces teniente general, y que luego pasaría a las filas republicanas y tendría destacada actuación a partir de aquel momento. O’Reilly logró escapar el día 6, pero días después también cayó prisionero.

Batalla del Cerro de Pasco (6 de diciembre de 1820). El general realista Santa Cruz llevado ante Álvarez de Arenales. Autor Carlos Humberto García Tello.

Las bajas republicanas fueron de 4 muertos, incluido el teniente Juan Moreno, y 12 heridos. La noticia de la victoria llegó al campamento de Huaura el 11 de diciembre, justo cuando se celebraba la incorporación del batallón realista Numancia, que se había pasado a las fuerzas republicanas.

Arenales encargó a Nicolás Herrera y a Pedro Cherres salir en busca de los realistas fugitivos, así como para que gestionasen la jura de la independencia de Huánuco. La primera expedición de Arenales por la sierra central del Perú concluyó a primeros de enero de 1821 al disponer San Martín, desde su cuartel general de Retes, que las fuerzas de Arenales se uniesen al grueso del ejército situado en Retes.

Final de la misión

En realidad, la decisión de San Martín resultó un tanto apresurada y sobre todo desconcertante, pues a pesar de que se daba cuenta de la importancia de la posesión del valle del Mantaro. Sin embargo, en consideración a su plan de atacar la capital del Perú, ordenó que las fuerzas de Arenales se le uniesen en Retes; disponiendo que tan solo quedara en dicha zona 100 efectivos de infantería y 25 de caballería, con el objeto de observar los movimientos de los realistas en esa zona y mantener la comunicación de la sierra. Tres días después de impartida esa orden, el 5 de enero, cambió San Martín de parecer y envió a Arenales una contraorden para que suspendiese su movimiento de abandono de la sierra central.

Argumentó San Martín que era indispensable la presencia de Arenales en dicha zona por haberse producido la derrota del Intendente de Tarma, razón por la cual había decidido enviar al BI-IV para que se le uniese. La contraorden, sin embargo, no pudo ser cumplida por Arenales, quien en estricta observancia de lo estipulado el 2 de enero se había puesto de inmediato en marcha hacia Retes, a donde llegaría el 18 de enero.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2025-11-05. Última modificacion 2025-11-05.
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