¡Ayúdanos a mejorar el blog!
Si ves alguna palabra mal escrita, o frase que no tenga mucho sentido, es muy fácil hacérnoslo saber. Sólo tienes que seleccionar las palabras que te resulten sospechosas y pulsar las teclas CONTROL y ENTER. Se abrirá un formulario con el texto seleccionado, y con pulsar enviar recibiremos tu notificación.
También puedes abrir el formulario pulsando el siguiente botón
Antecedentes
Con sus escasas fuerzas, a las que unió partidas de indígenas guaraníes y milicianos correntinos, José Artigas ocupaba el sur de la provincia de Corrientes. Allí se seguía considerando el Protector de los Pueblos Libres, es decir, el superior de Francisco Ramírez, gobernador de la provincia Entre Ríos. Este, en cambio, consideraba a Artigas solo como un aliado. En parte, esto era así porque se había encumbrado por sus propios medios. Y, en parte, porque Artigas no estaba en condiciones de proteger a nadie, ni siquiera su propia provincia, entonces bajo control portugués.
Artigas se instaló en abril en el campamento de Ávalos (cerca de Curuzú Cuatiá), en donde recibió la noticia del Tratado del Pilar e intentó respaldarse firmando el Pacto de Ávalos con los gobiernos de Corrientes y Misiones (24 de abril de 1820), que tuvo una existencia mucho más formal que real, y debió emprender su última campaña con fuerzas menguadas. Por Corrientes asistieron el gobernador Juan Bautista Méndez y el alcalde del Cabildo de Corrientes, Domingo Rodríguez Méndez; por Misiones, el comandante general Francisco Javier Sití y en representación del Cabildo de Asunción del Cambay, Miguel Ariyú; y por la Banda Oriental, el comandante Gorgonio Aguiar y el propio jefe de los orientales, José Artigas.
Artigas se hizo designar jefe de las fuerzas que debían sostener una guerra ofensiva y defensiva por la libertad e independencia de estas provincias y protector de los Pueblos de la Liga Federal, con poder para hacer la guerra y proclamar la paz. Armó un ejército de 3.000 jinetes, principalmente de Corrientes, única provincia que aún le era leal. Le declaró la guerra a Ramírez el 8 de mayo y avanzó sobre Entre Ríos. Ante los preparativos militares de Artigas, Ramírez regresó a Entre Ríos desde Buenos Aires, de la que partió el 23 de mayo publicando un manifiesto.
Lo conminaba finalmente a abandonar Entre Ríos, que no lo quiere y no lo recibirá sino como un americano que busca su refugio sujetándose a las leyes y al gobierno que ella tiene, negándole derecho para inmiscuirse en el gobierno de territorios que tenían sus autoridades naturales.

La intención de Artigas era ocupar Concepción del Uruguay, punto estratégico frente a la Banda Oriental. Ramírez, resuelto a evitar el avance de Artigas hacia Concepción del Uruguay, salió de Paraná con una división de caballería, pasando el río Gualeguay por la zona de Villaguay. Destacó fuerzas de observación sobre el Arroyo Grande al mando de Gervasio Correa, mientras que Artigas ordenó al comandante misionero Francisco Javier Sití que avanzara sobre Entre Ríos con 1.500 hombres. Las dos vanguardias chocaron en el combate de Arroyo Grande con resultados favorables a los artiguistas, por lo que Ramírez repasó el río Gualeguay y se situó en la zona de Las Guachas. El triunfo de su vanguardia permitió que Artigas tomara Concepción del Uruguay, que fue saqueada por sus soldados.
El 13 de junio Artigas y Ramírez chocaron en la batalla de Las Guachas, cerca del río Gualeguay (departamento Tala), batalla que Ramírez juzgó de resultado indeciso y Artigas como un triunfo propio, ya que Ramírez se retiró a Paraná. Pero este logró rehacerse gracias a las tropas y las armas que el gobierno de Sarratea le proporcionó desde Buenos Aires, cuyo núcleo eran 220 civiles al mando del comandante Lucio Norberto Mansilla. Ramírez reunió 700 hombres de caballería y tres piezas de artillería y esperó la llegada de Artigas en una posición favorable en las afueras de Paraná.
El 24 de junio de 1820 se produjo la batalla de la Bajada del Paraná: Ramírez colocó una línea de infantería y artillería al mando de Mansilla en una posición fija, desde donde podían tirar sin temer el ataque de la caballería de Artigas. A continuación, los jinetes de Artigas fueron llevados por dos veces hasta las filas de la infantería y fueron destruidos. Finalmente, los coroneles López Jordán, Gregorio Piris, Pedro Barrenechea y Juan León Solas atacaron de lleno el campamento de los correntinos, misioneros y orientales, obligándolos a huir.
Tras su derrota, Artigas se situó luego cerca del arroyo Sauce de Luna en espera de la llegada de tropas correntinas y el repliegue de algunas de las guarniciones que había dejado, mientras Ramírez enviaba emisarios a toda la provincia para reunir tropas y hostigar a las fuerzas de Artigas.
En junio de 1820, San Antonio del Salto Chico (actual Concordia) sufrió un éxodo total de sus moradores guaraníes, partidarios todos de Artigas, ante la derrota de su líder. Estos se refugiaron en la vecina orilla de la Banda Oriental atraídos por el exjefe artiguista de Mandisoví, Domingo Manduré, quien se había pasado al bando portugués y recibido de Lecor el grado de teniente coronel y comandante de un pueblo de emigrados guaraníes.
Ramírez partió de Paraná con 1.000 jinetes y 300 infantes a las órdenes de Mansilla en dirección al campamento de Artigas en Sauce de Luna, derrotando el 17 de julio en el combate de Sauce de Luna, cerca del río Gualeguay, a las fuerzas correntinas al mando de López alias Chico; y el 22 de julio logró derrotar al misionero Perú Cutí, quien contaba con 300 hombres en el combate del Rincón de los Yuquerís. Pocos días después batió al misionero Matías Abacú en el combate de Mandisoví. Artigas pasó el río Mocoretá perseguido por Ramírez.
El 25 de julio Francisco Javier Sití, quien fuera lugarteniente de Andrés Guazurary y desde el 5 de marzo de 1820 era el comandante general interino de la provincia de Misiones, se pasó al bando de Ramírez, firmando el 28 de julio el Acuerdo de Mocoretá, donde reconoció a Ramírez la dirección de la provincia de Misiones, incluyendo a Mandisoví, que desde agosto de 1819 tenía un alcalde guaraní dependiente del comandante de Misiones y un comandante militar para los criollos dependiente de Entre Ríos.
Tras recibir la incorporación de Sití, Ramírez volvió a derrotar al correntino López, alias Chico, en el combate de Mocoretá el 24 de julio, quien protegía con 400 hombres el camino hacia el campamento de Artigas.

El 27 de julio, Ramírez derrotó una vez más a Artigas en la batalla de Las Tunas, en la que hizo un inteligente uso de la artillería al mando del comandante Mansilla. El propio Artigas escapó en ancas de su primogénito Manuel, siendo derrotado al día siguiente en el combate de Osamentas.
Ramírez atacó el propio campamento de Artigas en Avalos, cerca de Curuzú Cuatiá. Allí, el caudillo oriental estaba al frente aún de 600 hombres, y con apoyo del exgobernador Juan Bautista Méndez, intentó un último combate. Pero fue derrotado completamente el 29 de julio por Ramírez, Piris, Casco y el cacique Sití, que habían sido hombres suyos, en la batalla de Ávalos. En Ávalos cayeron prisioneros sus mejores oficiales y su secretario José Benito Monterroso, a quien Ramírez obligó a cumplir idénticas funciones a su servicio. Artigas salió de allí con solo 12 hombres. También pasaron a poder de Ramírez toda la artillería de Artigas, armas y municiones, 25 carretas y 500 bueyes.
A finales de julio, había iniciado su avance por el río Paraná la flotilla que Sarratea le había suministrado a Ramírez, al mando del comandante Manuel Monteverde, que logró evadir un bombardeo frente a Esquina y tomó el puerto de Goya. El 3 de agosto la escuadra se apoderó en el río Corrientes de los lanchones y los barcos de Pedro Campbell, que se llamaban: Carmen, Victoria, Correntina y Esperanza. El capitán irlandés se vio obligado a retirarse a pie hasta Corrientes, en donde fue detenido y posteriormente deportado al Paraguay.
Ramírez llegó a la capital misionera (Nuestra Señora de la Asunción del Cambay), que estaba siendo sitiada por Artigas con 800 hombres. Allí se hallaba Sití, con 600 misioneros resistiendo a Artigas, que estaba indignado por el cambio de bando del comandante de Misiones. Las fuerzas de Ramírez, al mando del comandante Gregorio Piris, llegaron por sorpresa, venciendo en el combate del Cambay el 15 de agosto de 1820 la resistencia de los dragones mandados por Matías Abucú.
Esta fue la última acción militar de Artigas: derrotado definitivamente, quedó rodeado por Ramírez, los portugueses y los esteros del Iberá. En permanente huida hacia el norte por el territorio de Misiones, perseguido de cerca por Piris y por Sití, se acercó a la frontera del Paraguay con 150 hombres. El 5 de septiembre de 1820, cruzó el río Paraná en Candelaria (Misiones), exiliándose en el Paraguay.
El 13 de noviembre de 1820, Sití dejó casi despoblada a Asunción del Cambay al marchar con el ejército misionero y parte de la población civil a intentar fundar una población en San José con el objetivo de iniciar la repoblación de Misiones y adelantarse a Ramírez en la ocupación de los yerbales. En Asunción del Cambay permaneció su corregidor Miguel Javier Ariyú y una parte de la población que había escapado de la destrucción de Yapeyú por los luso-brasileños.
Ariyú, ante el eminente ataque de las tropas de Ramírez mandadas por Alderete, decidió abandonar Cambay con su tropa y vecindario, para evitar males mayores y pasar al otro lado del río.
Cuando Alderete llegó al Cambay el 9 de diciembre, la población ya estaba en el Paso de los Higos (Monte Caseros) y decidió atacarlos el 10 de diciembre. Los misioneros triunfaron en el combate de Paso de los Higos poniendo en fuga a las fuerzas de Alderete, compuestas por correntinos y naturales de San Roquito, con su comandante Ibaroni, que murió en la encarnizada lucha. Ariyú logró una victoria que le permitió cruzar el río Uruguay. Gran parte del ejército misionero pasó a refugiarse en territorio portugués al ser derrotado Sití el 13 de diciembre en el combate de Santo Tomé. Alderete fue perseguido por Ariyú hasta Curuzú Cuatía.
A partir de entonces, Misiones dejó de tener un comandante general, nombrando Ramírez y los 5 comandantes locales para los pueblos de Misiones. El capitán criollo Nicolás Cabral fue designado comandante de Asunción del Cambay, la cual quedó despoblada y poco después desapareció. A la caída de Ramírez, Félix de Aguirre logró ser reconocido como comandante de Misiones, situando su capital en el pueblo de San Miguel.
El general Ramírez, con su triunfo, fundó el 29 de septiembre de 1820 la República de Entre Ríos o República Federal Entrerriana y anexionó a la provincia de Corrientes. El 24 de noviembre de 1820, mediante elecciones realizadas en los pueblos, fue elegido jefe supremo de la República. Fue un efímero estado provincial de facto independiente dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Desapareció poco después de su muerte ocurrida el 10 de julio de 1821; en esto los ingleses pretendían un país nuevo porque lograría la internacionalización del Río Paraná. Como producto de estos hechos, Corrientes se normalizó, dictó su estatuto constitucional y salió su primer gobernador, Fernández Blanco, y Pedro Ferre, el padre del federalismo argentino, empezó su intensa vida política; fue el segundo gobernador en 1823, y fue elegido 4 veces gobernador hasta que fue derrotado en el año 1842 en Arroyo Grande.
Proyecto de invasión de Paraguay
En su propósito de recuperar la Banda Oriental ocupada por los portugueses, Ramírez buscó aliarse con el presidente de Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia, quien contaba con un poderoso ejército. Como este no respondió sus correspondencias, decidió invadir el Paraguay e integrarlo a las Provincias Unidas del Río de la Plata, tomar 30.000 reclutas, como paso previo para crear un gran ejército que oponer a los portugueses. Ramírez concentró fuerzas en la ciudad de Corrientes a principios de diciembre de 1820.
Pronto consiguió reunir de 3.000 a 4.000 efectivos y una escuadra regular para tal empresa; Francia contaba con 3.000 hombres profesionales y bien equipados. Además, construyó buques y lanchas como base de la Armada paraguaya. Como consecuencia del Tratado de Benegas, Entre Ríos quedó virtualmente bloqueada y ningún gobernador consintió en ayudarlo a invadir el Paraguay; en marzo de 1821 desistió, dirigiéndose a Paraná con 2.000 soldados.
Muerte de Ramírez
Distanciado Ramírez de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba a causa del Tratado de Benegas y de su alianza con el chileno José Miguel Carrera, quien había logrado que los ranqueles del oeste de la provincia de Buenos Aires causaran grandes pérdidas a esa provincia, decidió tomar las armas contra esas provincias. Concentró sus fuerzas en La Bajada: 4.000 hombres, 20.000 caballos y 70.000 vacunos. Solicitó permiso a López para atacar a Buenos Aires vía Santa Fe, pero el gobernador santafesino le respondió que no podía, por lo que firmó en Benegas, por lo que Ramírez se resolvió a atacarlo.
A principios de mayo de 1821, el coronel Anacleto Medina, burlando el bloqueo de la escuadrilla de Buenos Aires en el río Paraná, logró dar un golpe de mano en Coronda, apoderándose de la caballada de López. Después de eso, el 6 de mayo, Ramírez cruzó el río Paraná con 1.000 hombres desde Punta Gorda (actual Diamante), reuniéndose con Medina y avanzando hacia Rosario.
El 8 de mayo, Ramírez derrotó a las fuerzas de Buenos Aires al mando de Gregorio Aráoz de Lamadrid que se dirigían a Santa Fe en la batalla de Oliveros, en San Lorenzo. Desde allí invirtió su rumbo y se dirigió a la ciudad de Santa Fe, dispersando el 13 de mayo en el combate del Carrizal de Medina a una fuerza santafesina al mando de José Luis Orrego que iba en ayuda de Gregorio Aráoz de Lamadrid. Ese día Mansilla cruzó el Paraná con 1.000 infantes en una flotilla al mando de Manuel Monteverde y debía tomar Santa Fe, pero reembarcó la tropa y volvió a Paraná.
A principios del mes de mayo de 1821, el coronel Anacleto Medina cruzó exitosamente el río Paraná hacia Santa Fe, y capturó las monturas de López, privando a este de su caballería. Pocos días más tarde, el cuerpo principal del ejército de Ramírez desembarcaba también cerca de Coronda. Allí tomó por el flanco a la columna dirigida por el tucumano (al servicio de Buenos Aires) Lamadrid, que se dirigía a reforzar a López, y la desarmó.
Mientras tanto, Mansilla estaba a cargo de llevar la infantería por barco hasta Santa Fe. Pero Mansilla traicionó a su jefe: condujo la tropa a Santa Fe, pero volvió a embarcarla poco más tarde y ordenó el regreso. La escuadra porteña destruyó la flota de Ramírez, cortando las comunicaciones con Entre Ríos, e impidiendo el avance de Ramírez y Medina hacia el sur.
El 21 de mayo, Matías Zapiola logró forzar el paso de Punta Gorda y situarse en el río Colastiné. Ramírez, con solo 700 hombres en condiciones de combatir, acampó en Coronda para evaluar su plan de acción; allí recibió noticias de que Lamadrid, con más de 1.500 hombres, artillería, caballos y 380.000 pesos que Buenos Aires remitía para ayudar a López, avanzaba sobre su posición. Pese a que Martín Rodríguez había indicado a Lamadrid que se reuniera con López antes de emprender acciones, este intentó aprovechar la posición, y buscó sorprenderlo cerca del río Carcarañá. Pero Ramírez, avisado, había logrado disponer sus fuerzas y el 24 de mayo maniobró de tal modo que en el combate de Coronda logró hacer huir a las tropas de Lamadrid, quedándose con los caballos, el parque y los fondos.
Sin embargo, la victoria le costó casi la mitad de su tropa y la situación se hacía desesperante. Dos días más tarde, debió enfrentarse con las tropas de López que le cortaban el paso hacia Córdoba, donde pensaba replegarse, buscando rodear a sus oponentes y cruzar el Paraná cerca de Corrientes. Ante la superioridad del enemigo, debió huir en medio de la refriega con apenas 200 hombres y marchó hacia el oeste.
Pocos días más tarde, encontró un refuerzo inesperado en una columna de 700 hombres mandada por Carrera, que acudía a su ayuda desde la provincia de San Luis. Sin embargo, no pudieron acordar un plan de acción: Carrera pretendía cruzar hacia Chile, mientras que Ramírez juzgaba más provechoso dirigirse a Corrientes. Para ganar tiempo, atacaron a Bustos en Cruz Alta el 16 de junio (combate de Cruz Alta), pero fracasaron ante su posición defensiva. Luego se enemistaron y separaron en Fraile Muerto (actual Bell Ville), siguiendo Carrera hacia Río Cuarto, pero sería vencido y arrestado por orden del gobernador mendocino Tomás Godoy Cruz, que lo hizo fusilar.
Ramírez, por su parte, prosiguió camino hacia el norte por la sierra, intentando recabar ayuda de la oposición local a Bustos, pero fue perseguido por una partida enviada por este. El 10 de julio, uno de los oficiales de López lo derrotó en la breve batalla en Chañar Viejo (cerca de Villa de María de Río Seco y de San Francisco del Chañar), donde fue nuevamente vencido. Logró escapar, pero al descubrir que su amante (la Delfina, que había luchado a su lado durante toda la campaña) había sido capturada, regresó a rescatarla. En ese momento fue muerto de un balazo; tenía 33 años.
Fue decapitado y su cabeza clavada en una pica y luego enviada a López, quien la hizo embalsamar y la exhibió en una jaula, en la puerta del Cabildo santafesino. La cabeza de Ramírez fue enviada a Estanislao López, quien la hizo embalsamar y exponer en una jaula en la iglesia matriz de Santa Fe y en la galería del cabildo.
El 26 de julio la escuadrilla entrerriana fue destruida por la de Zapiola en el combate naval de Colastiné, muriendo su comandante Monteverde a bordo del falucho La Correntina.
La República de Entre Ríos no sobrevivió a Ramírez. Por un corto tiempo lo sucedió su medio hermano Ricardo López Jordán, pero el coronel Mansilla se levantó en su contra el 23 de septiembre y se hizo elegir gobernador. Esa noticia provocó la recuperación de la autonomía por la provincia de Corrientes y, a finales de octubre, López Jordán se exiliaba en Paysandú. La República fue dada por muerta y Mansilla se alió con Santa Fe y Buenos Aires. El 22 de enero de 1822 se firmó el Tratado del Cuadrilátero, que convocaba un nuevo congreso en Buenos Aires.
Exilio de Artigas
Artigas llegó hasta Candelaria, entonces en poder paraguayo. El 5 de septiembre de 1820 cruzó el río Paraná hacia Itapuá con un centenar de fieles y desde allí envió su espada y una carta al dictador Gaspar Rodríguez de Francia, pidiéndole que se le permitiera ingresar al Paraguay con su gente en calidad de refugiado.
El dictador paraguayo aceptó con la condición de que no podrían acompañarlo más de 25 personas, por lo que Artigas licenció a sus tropas. Al dirigirse a Asunción, Artigas llevaba por única compañía la de dos sargentos y un liberto, el “Negro Ansina”, que lo acompañaría hasta su muerte acaecida el 23 de septiembre de 1850. Rodríguez de Francia lo tuvo recluido un tiempo en la celda de un convento, y luego lo destinó a San Isidro del Curuguaty.
Desaparecía así de la escena política uno de los más acérrimos defensores del federalismo. Derrotado por los portugueses, la traición de López, Ramírez y otros subalternos y las intrigas de los partidarios del centralismo porteño, contra los cuales había luchado durante casi una década.
La campaña de los Treinta y Tres Orientales inició la liberación de la Banda Oriental del Imperio del Brasil en 1825. Pero la complicada Guerra del Brasil y las intromisiones diplomáticas de Gran Bretaña llevaron a la independencia del Estado Oriental del Uruguay en 1828, en la cual Artigas nunca participó.
Confinado a la lejana e inhóspita Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, allí vivió cultivando la tierra y no causó problema alguno a las autoridades paraguayas. Fue en esta localidad donde Artigas conoció hacia el año 1825 a Clara Gómez Alonso, quien fue su compañera hasta la muerte.
No obstante su pasividad en el exilio, por mera precaución, fue arrestado algunas semanas después de la muerte del dictador Francia, ocurrida el 20 de septiembre de 1840. El nuevo gobierno de Carlos Antonio López, primer presidente constitucional del Paraguay, lo trasladó a Asunción, donde disfrutó de su plácida ancianidad en la quinta Ybyray, propiedad del presidente de la república, en el barrio asunceno de Trinidad, rodeado del afecto de los paraguayos.
Falleció en la quinta Ybiray el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años de edad.
