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Alianza de España con Gran Bretaña (14 de enero de 1809)
España e Inglaterra habían sido enemigos desde el siglo XVI, pero los británicos acogieron con gran simpatía el levantamiento español del 2 de mayo de 1808 contra los invasores franceses. El rey Jorge III de Inglaterra llegó a proclamar oficialmente el 4 de julio que la guerra entre su nación y España había finalizado.
Ya el 15 de julio de 1808 Inglaterra hizo una oferta de paz a España y el 12 de julio desvió a La Coruña uno de sus navíos, que iba rumbo a Sudamérica con 9.000 soldados abordo, comandados por Arthur Wellesley. No se les permitió desembarcar por la rivalidad que existía entre ambas naciones, y esos soldados irían a Portugal, tradicional aliado inglés, donde fueron bien recibidos; sin embargo, la expedición posterior de John Moore a España si se consintió.
La Junta Suprema Central encargó a Juan Ruiz de Apodaca, como ministro plenipotenciario ante Gran Bretaña, las negociaciones de paz con el primer ministro inglés, Cannins, se intercambian los prisioneros de pasadas guerras. Finalmente, el 14 de enero de 1809 se firmó el tratado por el que, además, se acordaba la alianza hispano-británica contra Francia. Los británicos reconocieron a Fernando VII como rey de España y se prometió ayuda militar mutua contra los franceses.
El primer ministro Canninis dijo: “Desde ahora nuestras deficientes relaciones con España han terminado. Se trata ya para nosotros de una nación de Europa que se opone a una potencia que es la enemiga de todas las restantes; y, en tales circunstancias, España se convierte en nuestra aliada”.
Situación en España a primeros de año
La situación en del ejército francés en la península Ibérica a principios de 1809 era la siguiente:
- El CE-II de Soult tras la toma la Coruña estaba en Oporto, al norte de Portugal.
- El CE-VI de Ney en Asturias.
- El CE-I de Víctor en Extremadura.
- El CE-V de Mortier en Burgos.
- El CE-IV de Sebastiani en La Mancha.
- El CE-III de Suchet en Aragón.
- El CE-VII de Saint-Cyr en Cataluña.
Las fuerzas españolas y aliadas estaban compuestas:
- El ejército de la Izquierda de La Romana en Galicia.
- El ejército de Asturias de Ballesteros.
- El ejército de la Derecha de Blake en Cataluña.
- El ejército del Centro, bajo al mando del Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo, se fusionó con el de Sierra Morena bajo el mando del marqués del Palacio para formar el ejército de La Mancha, bajo el mando del conde de Cartaojal, con 20 000 hombres y cuartel general en Ciudad Real.
- Unos 20.000 británicos en Lisboa con el incipiente ejército portugués.
Batalla de Uclés (13 enero 1809)
Tras la derrota en la batalla de Tudela (23 de noviembre de 1808), el ejército del Centro se encontraba en la zona de Cuenca, tras su retirada desde Aragón. El día 7 de diciembre, cuando las tropas se encontraban en Belinchón, se produce un motín. El oficial de artillería José de Santiago, junto con algunos hombres, pretendió imponer su fuerza y dirigirse hacia Madrid. Finalizó con el fusilamiento del oficial y dos de sus seguidores. Todo ello consecuencia de una evidente falta de mando.
A los pocos días se produce el nombramiento de Pedro Alcántara de Toledo y Salm-Salm, duque del Infantado para dirigir el ejército del Centro. Comenzará reorganizando en Cuenca este maltrecho ejército, recabó recursos económicos y reclutó hombres procedentes de la Mancha y Andalucía, consiguiendo reunir a unos 21.000 efectivos mal armados y bajos de moral, estaba compuesto de:
- DI de vanguardia, bajo el duque de Albuquerque con 3.929 efectivos: RI Corona (415) RI de Murcia (652), BI-I de Cantabria (315), BI de Jaén (342), BI de Chinchilla (354), el BIL de voluntarios de Cataluña (499), BIL de cazadores de Barbastro (221) y el BI de Campo Mayor (465 hombres), BIL tiradores de Castilla (666).
- DI de retaguardia, bajo el TG Manuel Peña con 4.295 efectivos: BI-I de Guardias Valonas (425), BIs I y II Guardias Españolas (1.217), BG provinciales de Andalucía (522), BI-I/1 Irlanda (377), BG del General (324) BI provincial de Córdoba (622), BI provincial de Guadix (391) y BI provincial de Lorca (417).
- DI-1, bajo TG Antonio Malet Coupigny con 5.121 efectivos: BIs I y III de Reina (494), BIs I y III del RI África (771), BIs I y III del RI Burgos (519), BI-I del RI Sevilla (106), BI provincial de Granada (176), BI de Bujalance (101), BI provincial de Cuenca (626), BI provincial de Ciudad Real (268), BI provincial de Plasencia (180), BI voluntarios de Valencia (327), BI Navas de Tolosa (542), y RI tiradores de Cádiz (818).
- DI-2, bajo el GD conde de Orgaz con 5.288 efectivos y 2.800 jinetes: RI Órdenes Militares (848 hombres), BI-IV del RI Sevilla (224), RI voluntarios de Madrid (688), BI provincial de León (484), BI provincial de Logroño (265) BI de Toro (265), BI provincial de Valladolid (378), BI Bailén (472) BIL tiradores de España (407), BI voluntarios de Carmona (456), BI voluntarios de Ledesma (497). El contingente de caballería RD Castalla (125), RC Borbón (119 hombres), RC España (342 hombres), RC Lusitania (158), RC Pavía (428), RC Príncipe (141), RC Reina (276), RC Santiago (74) y RC Tejas (131).
El día 25 de diciembre envió un cuerpo al mando del mariscal Venegas con un conjunto de unidades dispares de las divisiones: la vanguardia proporcionó 2.848 hombres, la reserva de 1.634, la primera 2.804 y la segunda 1.917 y el 1.814 de caballería. Todos los zapadores, es decir 383 hombres y 100 artilleros, en total unos 10.500 efectivos. Venegas llegó a Aranjuez y Tarancón con intención de recuperar Madrid. Los franceses decidieron acabar con esta nueva amenaza enviando al CE-I de Víctor con 14.000 infantes, 3.000 jinetes y 20 cañones, enviando por delante la DD-1/R de Latour-Maubourg con 2.527 efectivos (RDs 1, 2, 4, 9, 14 y 26), que se situó al sur del Tajo.
El duque del Infantado planeaba atacar a la caballería francesa presente en Tarancón, para posteriormente cortar la retirada al resto de jinetes enemigos, en dirección a Madrid. Encargó la misión al mariscal de campo Venegas, así como a los brigadieres Girón y Senra.
El ataque se produjo el día 25 de diciembre. La infantería española estuvo a punto de cortar la retirada a los dragones franceses, pero una gran nevada impidió que la caballería llegara a tiempo. Las Guardias Reales Españolas, pertenecientes a la DI-2, recibieron una distinción por su actuación, y su coronel fue ascendido a mariscal de campo, aunque solo se consiguió desviar a los franceses hacia el sur.
Ante la situación, y por temor a una ofensiva inminente del CE-I de Víctor, Venegas solicitó autorización al duque del Infantado para retirarse hasta Cuenca. El duque se lo denegó, pero le permitió retirarse a Uclés. Mientras él avanzaba desde Cuenca con el resto del Ejército del Centro.
Venegas retiró su fuerza de Tarancón a media noche del 11 de enero, bajo un fuerte temporal de lluvia y nieve, para dirigirse hacia Uclés.
El 12 de enero, se unieron las tropas al mando de Senra, y se concentró todo el cuerpo en Uclés. 8.000 infantes, 1.200 jinetes y 4 piezas de artillería, mal equipados y bajos de moral.
La fuerzas del mariscal Víctor eran:
- DI-1/I de Ruffin con 5.429 efectivos con:
- BRI-I/1/I de Lefol con 3 BILs: RIL-9 (3).
- BRI-II/1/I de Barrois con 6 BIs:RI-24 (3) y RI-96 (3).
- DI-3/1 de Villatte con 6.376 efectivos con:
- BRI-I/3/I de Pacthod con 6 Bóns: RIL-27 (3) y RI-63 (3).
- BRI-II/3/I de Puthod con 6 BIs: RI-94 (3) y RI-95 (3).
- DD-1/R de Latour-Maubourg con 2.527 efectivos (RDs 1, 2, 4, 9, 14 y 26)
- BRCL de Beaumont con 1.386 sables: RH-2 y RC-5 de cazadores.
- RC caballos ligeros de Wesfalia (487).
- Artillería 1.523 artilleros con 48 cañones mandados por el general Alejandro-Antoine Hureau de Sénarmont.
La DI-2/I del general Pierre Belon Lapisse con 7.692: RIL-16, RI-8, RI-45, y RI-54 estaba destacada en otro lugar.
Desarrollo de la batalla
La noche del día 12 al 13 de enero, Venegas ordenó reforzar el destacamento de Tribaldos, quedando el despliegue español:
- Destacamento de Tribados al mando del brigadier Veremundo Ramírez de Arellano, con el RI voluntarios de Madrid, RI Navas de Tolosa y RI Bailén y los destacamentos de caballería de los RDs Reina, Príncipe, España y RD Castilla.
- Ala derecha sobre las alturas de la sierra del Pavo, al mando el mariscal de Campo Augusto Laporte con BG de provinciales de Andalucía, el BI-I de Guardias Valonas, los BILs de Campo Mayor y Gerona, RI Murcia, BI provincial de Toro, BI de Irlanda y los tiradores de Carmona.
- Centro a las órdenes del mariscal de Campo Francisco Javier Venegas: BI provincial de Jaén, BI provincial de Chinchilla, BIL Gerona (Voluntarios Catalanes), RI Burgos, RI La Reina, BIL tiradores de Castilla, BI provincial de Lorca y zapadores.
- Ala izquierda al mando del brigadier Antonio Senra: RI Cantabria, BIL Barbastro, RI África, BI provincial de Cuenca, RI Órdenes Militares y BI-IV de Sevilla; en reserva el BIL de tiradores de España.
- Caballería desplegada en el camino de Tribaldos: Los RCs Príncipe, Borbón, España, Santiago; los Carabineros Reales; RC cazadores de Sevilla, y los RDs de Pavía y Lusitania.
Al amanecer del día 13 de enero, la DI-3/I de Villatte, junto a la de los dragones de Latourg-Mabourg, y la BRI-I/3/I de Pacthod (RIL-27 y RI-63) avanzaron hacia Tribaldos. A las 08:00 horas, Villatte atacó Tribaldos, la infantería española aguantó el bombardeo artillero francés, hasta que finalmente se replegaron hacia Uclés, algunos no consiguiendo llegar, pues murieron o fueron hechos prisioneros.
En Villarrubio se encontraba el destacamento del ala izquierda española a las órdenes del brigadier Senra, que se replegó hasta alinearse en el ala izquierda de Uclés. Quedan así alineados los BIs IV de Sevilla, Órdenes Militares y provincial de Cuenca. Cuatro cañones apoyaban la defensa, dos en el centro, en el convento; uno al oeste, que apoyaba a la caballería y el último al sur de Uclés, en el ala izquierda. Un quinto cañón estaba inutilizado por la rotura de una rueda.
Venegas se encontraba enfermo, y dispuso su cuartel general en el convento de la Orden de Santiago. En Uclés, se encuentran los el RI Burgos, y los BIs provinciales de Chinchilla, Lorca, Jaén y zapadores.
El mariscal Víctor, con la DI-1/I de Ruffin y la artillería del CE-I, partieron desde Tarancón hacia Alcázar del Rey. Pero se perdieron en el camino, y acabaron dirigiéndose hacia Uclés por el camino de Paredes.
Hacia las 11:00 horas, comenzó la batalla propiamente dicha. La DI-3/I de Villatte llegó frente a Uclés, al tiempo que la DD-1/R de Latour-Mabourg y la BRI-I/3/I de Pacthod (RIL-27 y RI-63).
Mientras la BRI-II/3/I de Puthod (RI-94 y RI-95) maniobró la izquierda española para tomarla de flanco. Pasando desapercibida para los españoles, que tenían fija su atención en su centro, ante el cual avanzan los dragones precedidos de una densa línea de guerrillas.
Cuando se apercibieron de la amenaza sobre el flanco izquierdo, fue demasiado tarde. Un pequeño barranco (el portillo de la Recua) separaba al BI-IV de Sevilla de las columnas francesas, 5 BIs le arrollaron, tres atacaron al BI de Cuenca y al de Órdenes Militares, que huyeron en desbandada hacia Uclés.
Ante la situación se intentó reconstruir el ala izquierda con los BILs de tiradores de España, Guardias Valonas, Navas de Tolosa y Gerona, apoyados por los Carabineros Reales y el RD Pavía.
El avance de las columnas francesas era imparable, y fueron arrollando los sucesivos intentos de las tropas españolas al descender de la sierra del Pavo. La brigada Patchod asaltó frontalmente el centro, en dirección al convento, en apoyo de la BRI-II/3/I de Puthod, que se aproxima desde el sur. Su ataque tuvo éxito, ante unos BIs españoles que se veían desbordados por su ala izquierda.
En el ala derecha española, Venegas había sido herido levemente de un balazo, y no había nadie que lo relevase. Fue entonces cuando Pedro de Girón, marqués de las Amarillas, decidió abandonar su posición.
La DI-1/I de Ruffin, que venía casi perdida por el campo, se encontró frontalmente con la columna de Girón y le cerró el paso. Quedando así rodeada por los franceses, pues los dragones de Latour-Maubourg avanzando por la sierra del Pavo, había conseguido situarse a su retaguardia.
Los españoles intentaron abrirse paso a la bayoneta y Pedro Girón intentó evadir el cerco, consiguiendo escapar junto con otros oficiales.
Entretanto, los RDs Castilla, Lusitania y cazadores de Sevilla consiguieron escapar hacia Carrascosa, sin encontrar resistencia. Los RCs Borbón, Príncipe y Reina atacaron brillantemente a la caballería francesa, logrando incluso desorganizarla, pero en su huida, la fatalidad les llevó a tropezar con la artillería del CE-I. Para mayor desgracia, una acequia de unos tres metros de ancho y uno de profundidad les cortaba el paso. Muchos de ellos murieron y otros fueron heridos o hechos prisioneros, tan solo unos pocos consiguieron llegar a Huete y ponerse a salvo camino de Cuenca.
Víctor se propuso caer seguidamente sobre la columna del duque del Infantado. Dejó en Uclés a los dragones de Latour-Mabourg, con RIs, para vigilar a los prisioneros, y que aprovecharon para saquear la villa.
Víctor marchó con la DI-1/I de Ruffin y un RD hacia Alcázar del Rey, en tanto que la DI-3/I de Villatte, con otro RD lo hacía hacia Carrascosa por Rozalén. A su paso arrasaron y saquearon todo en las localidades de Rozalén y Carrascosa.
Tras la estrepitosa derrota, los restos del ejército del Centro emprendieron la huida hacia Cuenca, continuando por el sur, perseguido sin tregua por el mariscal Víctor, que acabó con la pérdida de la artillería española en un combate en la localidad de Tórtola.
Secuelas de la batalla
Los restos del ejército español se replegaron a Valencia, habiendo perdido 2.000 muertos y heridos; otros 5.680 caerían prisioneros, entre ellos 4 generales, 17 coroneles, 17 tenientes-coroneles, 290 oficiales y 5.460 de tropa, 22 banderas y 4 cañones; y otras 15 piezas fueron incautadas poco después.
Los vencedores tomarían salvajes represalias contra los habitantes de Uclés. Las tropas francesas que tomaron la ciudad llevaron a cabo un saqueo salvaje, en las casas del pueblo y el monasterio. Los monjes sufrieron mofa, fueron cargados con angarillas y albardas, para ser posteriormente ahorcados; los hombres degollados en la carnicería y las mujeres fueron violadas. No se libraron del saqueo ni la ermita, ni el hospital, que fueron destruidos por completo. Al daño de los franceses, aprovechando la confusión creada, se añadió el pillaje de los propios vecinos.
El resultado de la batalla fue desastroso para las armas españolas, aparte de los miles de muertos y de prisioneros, el ejército del Centro quedó disperso y en desbandada, asegurando los franceses su posición en Castilla y al rey José en Madrid. El mariscal Víctor entró sin oposición en Cuenca el 16 de enero de 1809, dando por terminada la operación que se le había ordenado: perseguir y destruir las tropas del duque del Infantado y alejarlas en lo posible de Madrid.
Batalla de Ciudad Real (26 y el 27 de marzo de 1809)
Víctor, tras su victoria en la batalla de Uclés, y su vano intento de sorprender a Palacio, había dirigido hacia el oeste, sin dejar nada en la llanura manchega salvo las divisiones de dragones de Milhaud y Latour-Maubourg, que fueron colocados como pantalla de caballería. Las fuerzas se situaron cortando las carreteras hacia el sur, con sus sedes divisionales en Ocaña y Madridejos respectivamente.
El mariscal retrocedió hasta el valle del Tajo y marchó por Toledo sobre Almaráz; esto fue en estricta ejecución del plan dictado por Napoleón antes de dejar España, que había ordenado que, cuando terminaran las lluvias de febrero, Víctor se trasladara a Badajoz, para apoyar con su presencia en esa dirección el proyectado ataque de Soult contra Lisboa. Solo cuando Extremadura y Portugal hubieran sido sometidas, se podría llevar a cabo el ataque a Andalucía.
El conde de Cartojal reunió a las tropas supervivientes del ejército del Centro derrotado en la batalla de Uclés, y con más hombres reclutados en La Carolina, formó el ejército de la Mancha con 19.000 hombres, 3.000 jinetes. Su misión consistía en proteger Andalucía. El duque de Alburquerque, con la mitad de dicha fuerza, realizó una expedición hacia Toledo, como maniobra de distracción de su objetivo real, que era atacar a los franceses de Extremadura.
El 18 de marzo atacó en Mora a 600 dragones franceses del general Dijon. Por equivocación de los guías, y cierto desarreglo que casi siempre reinaba en las marchas, no había llegado aún toda la gente de Alburquerque, particularmente la infantería, determinó este atacar a los franceses, que advertidos por el fuego de las guerrillas españolas, evacuaron la villa de Mora, y solo fueron alcanzados de camino a Toledo. Les acometieron con brío principalmente los regimientos de España y Pavía, acosándolos de cerca, haciendo unos 80 prisioneros, capturando equipaje y el coche del general Dijon.
Después envía al general Cuesta 3.500 infantes y 200 jinetes de refuerzo. Pocos días después, en Los Yébenes, los jinetes del RC Borbón pusieron también en fuga a un cuerpo de ulanos polacos del Vístula bajo el coronel Konopka, 591 hombres en 4 ECs, que fueron sorprendidos mientras estaban descansando, haciendo 98 prisioneros y tomándoles un estandarte, bagajes y algunos caballos.
El teniente-general Horacio Sebastiani sucesor de Lefevbre al mando del CE-IV acudió a Castilla La Mancha con 12.000 soldados, para terminar con esta expedición, replegándose los españoles a Ciudad Real.
Las fuerzas francesas estaban compuestas de unos 11.500 efectivos:
DI-1/IV de Sebastini con unos 8.000 infantes en 12 BIs (RI-28, RI-32, y RI-58) y 12 cañones.
DD-2/R de Milhaud con 2.500 efectivos en 24 EDs (RDs 1, 2, 4, 9 ,4 ,20 y 26).
BRC de Maupetit con 1.000 efectivos 11 Escóns: RC-10 de cazadores (3), RH-4 holandés (3), RC-7 ulanos polacos (3), RC ligero de la Legión del Vístula (2).
El ejército de La Mancha del TG José de Urbina y Urbina, conde de Cartaojal, había situado su cuartel general en Ciudad Real y sus divisiones se extendían a lo largo de la provincia: la caballería hasta Manzanares, ocupando Daimiel, Torralba de Calatrava y Carrión de Calatrava, y el grueso de la infantería se situaba en las cercanías de Valdepeñas. Se componía de la DI del mariscal de campo Francisco Javier Idíaquez y Carvajal, vizconde de Zolina, y de la DI del brigadier Pedro Agustín Girón Las Casas, marqués de las Amarillas.
La caballería se componía de Guardias de Corps, Carabineros Reales, RC España, RD Sagunto, RD Pavía, RC Príncipe, RC voluntarios de Sevilla, ReC de cazadores de Tejas.
La infantería comprendía RI-1 cazadores de Guadix, RI cazadores de Écija, RI cazadores de Vélez-Málaga, RI de Loja, RI-1 de milicias de Ciudad Real.
La artillería estaba al mando del coronel Joaquín Ibarra Labiano, con BI-II de artillería de marina.
En total 6.500 efectivos y 10 piezas de artillería.
Sebastiani tomó la decisión de dividir su Ejército en dos: uno bajaría hasta Ciudad Real por el Camino Real de Andalucía, y el otro intentaría envolver a los españoles por retaguardia.
El 26 de marzo a las 10:00 horas, bajo la lluvia, la DD-2/R de Milhaud se acercó hasta Peralbillo a 8 km de Ciudad Real. Continuaron hasta el Guadiana, intentando cruzar los puentes, aunque inicialmente fueron rechazados por un ED del RD de Sagunto al mando del brigadier Pedro José Gámez. Tras llegar refuerzos, consiguieron cruzar el puente Nolaya con 1.000 jinetes y 4 cañones. Un contraataque de la caballería española del RD de Pavía con la ayuda del RC España junto con el fuego de los fusileros del RI de cazadores Écija les hizo volver a pasar el puente de Nolaya en dirección a la aldea de Peralbillo.
Aun así, el refuerzo de las demás unidades del CE-IV, como el RD-20 que acudieron, les permitió mantener el puente del Molino del Emperador sobre el Guadiana, parapetándose dentro del Molino. Durante todo ese día el ejército español y las milicias provinciales, como la de Ciudad Real, resistieron el empuje del ejército francés en el puente de Nolaya, en el río Guadiana y consiguieron expulsar a los franceses del puente del Molino del Emperador. Tras esto las tropas francesas se retiraron a Peralbillo y los españoles tras dejar una guardia con los 4 cañones emplazados en los puentes del Guadiana se retiraron a Ciudad Real.
A la mañana del día siguiente 27 de marzo, tuvo lugar la batalla decisiva entre las tropas españolas y las tropas francesas en el río Guadiana a la altura del puente Nolaya. La infantería francesa avanzó y fue rechazada una y otra vez por los cañones situados en los puentes. Mientras la caballería polaca del general Milhaud al mando de su coronel Konopka, que por la noche había cruzado el puente sobre el Guadiana cercano al castillo de Calatrava; consiguió envolver por sorpresa y apareciendo por retaguardia al RI de milicias de Ciudad Real, que ni siquiera estaba en formación de combate para repeler el ataque. Con sus flancos copados y sin más escapatoria que retroceder en formación y disparando, se replegaron hacia el cerro de la Atalaya.
Al mismo tiempo, sobre las 08:00 horas, la infantería francesa avanzó en formación de escalones desde Peralbillo y con su superioridad numérica arroyó a las tropas españolas que defendían el puente de Nolaya. Después cayó la infantería que se había replegado hasta el cercano cerro de la Atalaya, los Carabineros Reales protegieron la retirada de las tropas españolas de infantería hasta el pueblo de Almagro. Al mediodía los franceses llegaron hasta Ciudad Real donde acabaron con la resistencia de las últimas tropas españolas parapetadas en sus murallas. Tras esto, Cartaojal ordenó la retirada hasta el pueblo del Santa Cruz de Mudela a unos 60 Kilómetros.
A las 14:00 horas, entraron los franceses por la puerta de Toledo de Ciudad Real y en las calles inmediatas empezaron a disparar sobre todos los que se encontraban a su paso, matando a 6 personas. Los franceses liberaron a los 80 prisioneros franceses que habían sido capturados por las tropas españolas en los combates de los días anteriores y que estaban presos en los sótanos de la Casa de la Caridad.
En esta acción quedo casi destruido el RI de milicias de Ciudad Real, que perdió su bandera. Dicho regimiento volvería a la actividad en la defensa de San Fernando en 1811.
Los españoles perdieron 2.000 hombres entre muertos y heridos más otros tantos que cayeron prisioneros o desaparecidos. Los supervivientes se refugiaron en Sierra Morena. El conde de Cartaojal fue depuesto del mando por su total ineptitud, siendo sucedido por el general Venegas.
Sebastiani no se atrevió a perseguir a los fugitivos a las montañas, ya que había recibido órdenes de despejar La Mancha, pero no de invadir Andalucía, esa era la tarea del CE-I de Víctor