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Antecedentes
A pesar de la derrota y pérdida de muchos barcos en la Primera batalla de Copenhague en 1801, Dinamarca-Noruega, que poseía Jutlandia, Noruega, Groenlandia, Schleswig-Holstein, Islandia y varios territorios más pequeños, todavía mantenía una armada considerable. La mayoría del ejército danés, bajo el mando del Príncipe Heredero, estaba en ese momento defendiendo la frontera sur contra un posible ataque de los franceses.
En Gran Bretaña existía la preocupación de que Napoleón pudiera intentar obligar a Dinamarca a cerrar el mar Báltico a los barcos británicos, quizás haciendo marchar tropas francesas a Zelandia (Seeland). Los británicos creían que el acceso al Báltico era «de vital importancia para Gran Bretaña» para el comercio; así como una fuente importante de materias primas necesarias para la construcción y mantenimiento de buques de guerra, y que le daba a la Royal Navy acceso para ayudar a los aliados británicos Suecia y Rusia contra Francia. Los británicos pensaron que después de que Prusia fuera derrotada en diciembre de 1806, la independencia de Dinamarca parecía cada vez más bajo la amenaza de Francia. El predecesor de George Canning como secretario de Relaciones Exteriores, lord Howick, había intentado sin éxito persuadir a Dinamarca de una alianza secreta con Gran Bretaña y Suecia.
El 21 de enero de 1807, lord Hawkesbury dijo a la Cámara de los Lores que había recibido información de alguien en el continente “que había cláusulas secretas en el Tratado de Tilsit para emplear las armadas de Dinamarca y Portugal contra este país«. Se negó a revelar la fuente porque dijo que pondría en peligro sus vidas.
Los informes de los diplomáticos y comerciantes franceses en el norte de Europa inquietaron al gobierno británico y, a mediados de julio, los británicos creían que los franceses tenían la intención de invadir Holstein para usar Dinamarca contra Gran Bretaña. Algunos informes sugirieron que los daneses habían aceptado en secreto eso.
El 7 de julio, Canning recibió otra carta de uno de sus agentes secretos en Le Havre, Normandía. De que estaba bien informado de fuentes fiables de que Napoleón pronto invadiría el ducado de Holstein y lo reclamaría la entrega de la flota danesa con la intención, informó la fuente, de utilizar la flota para una invasión de Irlanda.
El Gabinete decidió actuar y el 14 de julio lord Mulgrave obtuvo del Rey permiso para enviar una fuerza naval de 21 a 22 barcos al Kattegat para vigilar a la marina danesa con el fin de llevar a cabo operaciones rápidas y vigorosas si fuera necesario.
El gabinete decidió el 18 de julio enviar a Francis Jackson en una misión secreta a Copenhague para persuadir a Dinamarca de que entregara su flota a Gran Bretaña. Canning había querido que Jackson persuadiera a los daneses de una manera amistosa, con argumentos lógicos, en cambio, presentó el caso con tanta torpeza, que tanto el Príncipe Heredero como el ministro de relaciones exteriores se enfurecieron y se sintieron profundamente ofendido.
Ese mismo día, el Almirantazgo emitió una orden para que más de 50 barcos navegasen para un «servicio particular» al mando del almirante James Gambier. El 19 de julio, lord Castlereagh, secretario de estado para la Guerra y las Colonias, ordenó al general William Cathcart en Stralsund que fuera con sus tropas al Estrecho donde obtendrían refuerzos.
Inicio de las hostilidades
Durante la noche del 21 al 22 de julio, Canning recibió información de Tilsit de que Napoleón había tratado de persuadir a Alejandro I de Rusia para que formara una liga marítima con Dinamarca y Portugal contra Gran Bretaña. Spencer Perceval, ministro de Hacienda, escribió un memorando en el que exponía el caso del gobierno para enviar fuerzas a Copenhague: “La inteligencia de tantas y tan diversas fuentes, de que la intención de Napoleón era obligar a Dinamarca a la guerra contra Gran Bretaña no podía ser puesta en duda. No es el hecho de que él haya confesado abiertamente tal intención en una entrevista con el emperador de Rusia es traído a este país de tal manera que no se puede dudar. En tales circunstancias, sería una locura, sería idiota … esperar un acto manifiesto”. La historiadora Hilary Barnes señala que Canning no tenía conocimiento de los artículos secretos del tratado de Tilsit. Sostiene que la decisión de Canning fue precipitada, calamitosa y carente de comprensión de los daneses y de la política exterior danesa.
Los británicos reunieron una fuerza de 25.000 soldados y la vanguardia zarpó el 30 de julio; Jackson partió al día siguiente. Canning ofreció a Dinamarca un tratado de alianza y defensa mutua, con una convención firmada para el regreso de la flota después de la guerra, la protección de 21 buques de guerra británicos y un subsidio por la cantidad de soldados que Dinamarca mantendría en pie. El 31 de julio, Napoleón ordenó a Talleyrand que le dijera a Dinamarca que se preparara para la guerra contra Gran Bretaña o, de lo contrario, Jean-Baptiste Bernadotte invadiría Holstein.
El 6 de agosto, el príncipe heredero Federico, que se estaba con el ejército en Holstein, recibió un ultimátum inglés: Dinamarca debía entablar una alianza con Inglaterra y entregar su armada, o habría guerra. El mismo día, el enviado danés en París se enfrentó a un ultimátum francés similar. Sin embargo, antes de que pudiera llegar, el príncipe heredero había rechazado las demandas de los ingleses.
El 12 de agosto, la fragata danesa Friderichsværn (32) zarpó hacia Noruega desde Elsinor. El almirante James Gambier envió al Defence (74) y a la fragata Comus (22) tras la fragata danesa, a pesar de que la guerra aún no había sido declarada. La Comus (22) era mucho más rápida que el Defence (74) en los vientos suaves y así la dejó atrás. El 15 de agosto, la Comus (22) alcanzó a la Friderichsværn (32) en Marstrand y la capturó. Los británicos la tomaron en servicio como la Frederikscoarn.
La flota inglesa superior con 25 buques de guerra y 377 buques de transporte, más de la mitad de ellos eran barcos alemanes fletados, comenzó un bloqueo de Zelanda el 2 de agosto y, a partir del 16 de agosto, un ejército de 25.000 efectivos desembarcó en Vedbæk y en Brøndby Strand. Dinamarca declaró la guerra a Inglaterra, pero los invasores no encontraron resistencia y pronto Copenhague, con sus obsoletas fortificaciones, estuvo sitiada.
Fuerzas enfrentadas
Las tropas británicas al mando del general William Cathcart se organizaron de la siguiente manera:
- BRDL: bajo el MG Linsingen (RDL 1, 2 y 3) de la Legión alemana del Rey.
- Artillería e ingenieros: bajo el MG Blomefield (84 cañones de campaña y 101 cañones de asedio).
- DI-1 el mando del TG George Ludlow:
- BRI Guardias: bajo el MG Edward Finch con 2 BIs de los RIs 1 y 3 de Guardias a pie.
- BRI-I bajo el general Warde, 2 BIs de los RIs 28 de Gloucester 79 highlanders de Cameron.
- DI-2 bajo el TG David Baird:
- BRI-II/2: bajo el MG Grosvenor, 2 BIs: RI-4 del Rey y RI-23 Royal Welsh.
- BRI-III/2 bajo el MG Spencer, con 3 BIs: RI-2 de Cornualles, RI-50 de la Reina, y RI-82 voluntarios del Príncipe de Gales.
- BRI-IV/2 bajo el brigadier Macfarlane, 2 BIs: RIL-7 Fusileros Reales, y RI-8 del Rey.
- Reserva: MG Arthur Wellesley:
- Brigadier Stewart, con el RI-43 de Monmouth (1), RI-52 de Oxford (2), RI-92 highlander de Gordon (1), RI-95 (2).
- DI-KGL (Legión Germana de Rey) del GD Drechel:
- BRI-I/KGL del coronel du Plat con los BIs de línea VI, VII y VIII.
- BRI-II/KGL del coronel von Drieburg con los BIs de línea III, IV y V.
- BRI-III/KGL del coronel von Barsse, con los BIs de línea I y II .
- BRI-IV/KGL: Coronel von Alten, con los BILs I y II.
A la cabeza de la defensa de Copenhage estaba el general de división Ernst Peymann, de 72 años. Tenía la autoridad suprema sobre las fuerzas terrestres y la marina. El mayor-general Carl fue nombrado su segundo al mando y Bielefeldt jefe de las fuerzas terrestres y Steen Bille jefe de la Marina.
Las fuerzas danesas en la ciudad ascendían a 5.000 soldados regulares y un número similar de milicias. La mayoría de los habitantes civiles de Copenhague fueron evacuados unos días antes de que Copenhague estuviera completamente investida.
Batalla de Køge (26 de agosto de 1807)
El 26 de agosto, el general Arthur Wellesley (primer duque de Wellington) fue destacado con su reserva y 2 BRAs ligeras de artillería británica, así como 1 BI, 8 EDs y una tropa de artillería a caballo de la KLG (Legión Germana del Rey) para dispersar una fuerza que había sido enviada a aliviar la ciudad asediada. El 29 de agosto, en el riachuelo de Køge, los daneses con 7.000 milicianos mal armados (BIs V, VI, y VII de Landværn de Zelanda del Norte; y los BIs I, II, IV, V, VII, VIII, IX y X Landværn de Zelanda del Sur), 600 jinetes (RC de Zelanda y tropas montadas de Landværn) y 13 cañones bajo Joachim Castenschiold, se enfrentaron con las fuerzas de Wellesley con unos 6.000 hombres que incluía 1 BI de los RIs 43, 52 y 92, 5 Cías de del RIL-95; BI-6 y 3 EHs de la KGL, y RDs I, II, y III que sumaban 1.620 jinetes. Los 8×6 cañones y 2×5,5 obuses.
En la batalla de Køge, los británicos se impusieron fácilmente a los daneses, avanzaron a la bayoneta calada y los daneses huyeron. Los daneses tuvieron 356 muertos o heridos y 1.700 capturados con 9 piezas de artillería, 1 color y 68 vagones. Los británicos tuvieron 29 muertos, 122 heridos y 21 desaparecidos. La batalla también es conocida como la de Clog (zueco), ya que los campesinos en su huida los arrojaron para correr más rápido.
Bombardeo de Copenhage (2 al 5 de septiembre)
A las tropas británicas les llevó tiempo asentar la artillería pesada de asedio en su lugar y establecer baterías alrededor de la ciudad a pesar de sus recursos muy superiores. Las baterías estaban dispuestas en dos líneas. La línea más interna más cercana a las murallas estaba equipada con cañones de campaña para contrarrestar las salidas o apoyar un posible asalto británico contra las posiciones exteriores danesas. La línea más externa constaba de morteros una distancia de entre 1.500 y 2.000 metros para bombardear la ciudad con granadas. Las granadas tenían un calibre de 8, 10 o 13 pulgadas británicas y algunas pesaban hasta 50 kg.
Se colocaron los 40 morteros que no se podían ver desde las murallas de Copenhague. Desde posiciones como Rolighedsvej, Nørrebrogade, cementerio de Assistens y Øster Allé podían bombardear las zonas residenciales densamente pobladas alrededor de Frue Plads.
El 23 de agosto, los daneses realizaron una salida contra algunas baterías británicas en el Svanemøllen (molino del Cisne). Dos días después ejecutaron otra contra las baterías británicas en el cementerio Assistens. El objetivo estaba oculto por algunos árboles, que cubrían la vista de los soldados daneses. Terminó en una lucha con los británicos en la zona de Classens Have y jardín de Østerbro. Los británicos, sin embargo, se retiraron para refugiarse en el jardín y la batalla tuvo que ser abandonada. El ataque fue un éxito estratégico. Por un lado, los ingleses tuvieron que retirarse, por otro lado, el ataque pudo retrasar la operación inglesa. Y el factor tiempo era crucial para los ingleses porque se acercaba el otoño con tormentas y mal tiempo que podían convertir el viaje de regreso a Inglaterra en un viaje peligroso.
El 31 de agosto, 2.000 hombres del cuerpo de voluntarios y algunos de la base naval de Holmen siguieron al mayor Holstein a través de la Puerta del Rey del Kastellet (la Ciudadela). Los soldados hicieron retroceder a los británicos lo suficiente como para talar los árboles para que no ocultaran a las tropas enemigas. La salida de Classens Have fue de hecho, el único contraataque exitoso de los daneses.
El 1 de septiembre, los británicos con la ciudad invertida y la artillería asentada, presentaron un ultimátum a Peymann para entregar la flota, y se podría evitar el derramamiento de sangre. De lo contrario, los británicos lanzarían un bombardeo sobre Copenhague. El viejo general respondió que necesitaba tiempo para pedir permiso al Príncipe Heredero.
Al día siguiente, la flota británica (1×98, 1×80, 16×74, 6×64, 1×38) al mando del almirante Gambier comenzó el bombardeó la ciudad del 2 al 5 de septiembre.
El bombardeo realizó 14.000 disparos y 300 cohetes Congreve, que causaron incendios.
Secuelas del asedio
Debido a la evacuación de civiles, los servicios normales de extinción de incendios fueron ineficaces; más de 1.000 edificios fueron quemados, casi un tercio. Las autoridades registraron cerca de 200 civiles resultaron muertos a causa directa del bombardeo y otros 1.071 resultaron heridos.
El 5 de septiembre, los daneses pidieron la paz y la capitulación se firmó el 7 de septiembre, rindiendo la ciudad y la flota. Dinamarca acordó entregar su armada y sus provisiones navales. A cambio, los británicos se comprometieron a abandonar Copenhague en 6 semanas.
Miles de personas se quedaron sin hogar tras los estragos de las bombas. Unas 300 granjas y casas fueron incendiadas, mientras que más de unos cuantos miles de casas fueron dañadas por bombas y el fuego. Unas 7.000 familias tuvieron que irse de su hogar después del bombardeo británico.
El 21 de octubre de 1807, la flota inglesa dejó la ciudad junto a los barcos apresados con destino a Inglaterra, aunque la guerra continuó hasta 1814, cuando se firmó el Tratado de Kiel.
Muchos de los barcos entregados estaban en mal estado por los bombardeos. De los 18 barcos de línea uno se incendió en el viaje y 2 fueron declarados inútiles, los 15 restantes fueron agregados a la Royal Navy; de las 16 fragatas 2 fueron declaradas inútiles; de las 27 cañoneras, solo 2 llegaron a Gran Bretaña, 25 se perdieron en una tormenta en el estrecho de Kattegat, de las cuales 6 fueron recuperadas por los daneses; de las 4 stykpram (plataformas flotantes de 20 cañones), no podían moverse muy lejos, por lo que los británicos las hundieron.
Tras el ataque, Dinamarca concluyó alianzas con Napoleón y España. Como resultado, el 13 de marzo de 1808, Napoleón envió una fuerza franco-española a Dinamarca. La fuerza fue dirigida por el mariscal francés Jean-Baptiste Bernadotte, y los 14.000 españoles bajo el marqués de la Romana, para invadir Suecia, aliada de Gran Bretaña.
La estancia de las tropas no fue barata, para cubrir los gastos se imprimieron varios billetes, pero el dinero se hizo cada vez menos valioso, terminó con Dinamarca entrando en una quiebra estatal, simplemente no hay más dinero en la tesorería.