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Situación naval en 1805
El 4 enero 1805, se ratificó de la alianza militar franco-española para invadir Inglaterra, que había sido prometida dos años antes.
Gran Bretaña a principios de 1805 disponía de 84 buques de línea, 150 fragatas y 265 buques menores, con 109.000 marineros estaban distribuidos:
- En el Canal de la Mancha el almirante Cornwallis con 37 buques de línea y 30 fragatas.
- En el mar del Norte y los Downs el almirante Keith con 9 buques de línea y 13 fragatas.
- En el estrecho de Gibraltar John Orde con 7 buques de línea y 4 fragatas.
- En el mar Mediterráneo el almirante Nelson con 12 buques de línea y 13 fragatas.
- En las Indias Occidentales el almirante Duckwork con 17 buques de línea y 19 fragatas.
- En las Indias Orientales el vicealmirante Pellew con 8 buques de línea y 10 fragatas.
- En diferentes puertos 14 buques de línea y 27 fragatas.
Los franceses disponían de 56 buques de línea y otros 15 en construcción, 55 fragatas, 15 veleros bátavos (holandeses) y 15 genoveses, así como los barcos para la invasión de Inglaterra. El zenit de la Armada Española había sido en 1797 cuando contaba con 79 buques de línea, 54 fragatas y 156 barcos menores, que disminuyeron tras las últimas derrotas quedando 60 buques de línea y 50 fragatas, por lo que los aliados disponían de 116 buques de línea (83 frente a 116), pero menos fragatas (150 frente a 130).
Los buques de línea aliados en Europa quedaban distribuidos de la siguiente manera: En Tolón 11 y en Cartagena 5 bloqueados por Nelson; en Cádiz 10 bloqueados por Orde; en Ferrol 9, en Roquefort 5 y en Brest 21 bloqueados por Cornwallis; en Texel 6 bloqueados por Keith.
En cuanto a la calidad de los buques, eran similares, pero los marinos británicos habían estado en acción, mientras que los franceses al estar bloqueados tenían mucha menos instrucción y experiencia. La Armada Española habían sufrido una reciente epidemia de fiebre amarilla que había azotado Andalucía entre 1802 y 1804 dejando a la flota española sin la cantidad suficiente de tripulantes, por lo que muchos de los marineros tuvieron que ser reclutados en una forma apresurada y obligada. Estos marineros eran de diversos orígenes: mendigos, campesinos, soldados de infantería, incluso reclusos liberados.
Una flota británica mantiene bloqueada en el puerto de Tolón a los restos de la flota francesa del Mediterráneo y a la escuadra venida Oriente, compuesta por los 12 buques de línea 7 fragatas y 2 bergantines, en total 21 buques, puestos al mando del almirante Pierre Charles Jean-Baptiste Silvestre de Villeneuve.
El 11 de enero de 1805, el vicealmirante Tomás de Burges de Missiessy logró escapar de Rochefort con 5 barcos de línea y 2 fragatas, poniendo rumbo a la Martinica, Nelson una semana más tarde estaba en la isla Magdalena en el estrecho de Bonifacio (mar Tirreno), pensando que se dirigían a Egipto para interceptarlos.
El Emperador ordenó al almirante Villeneuve que viajase a Cádiz y después a la isla de La Martinica, para hacer que le persiguieran varios buques de la Home Fleet británica, dejando desguarnecido el Canal de la Mancha para poder realizar la invasión a Inglaterra. Después debería retornar al puerto de Brest con su armada franco-española y escoltar la flota de transporte francesa hasta las costas inglesas de Kent, el lugar elegido para los desembarcos.
Aprovechando la ausencia de Nelson, Villeneuve consiguió burlar el bloqueo inglés y salir del puerto de Tolón con 11 buques de línea y 9 fragatas, pero tuvo que regresar a Tolón por una tormenta, volviendo a partir el 30 de marzo.
Nelson al enterarse de la salida de Villeneuve el 4 de abril, suponía que se dirigía a Egipto siguiendo la costa del norte de África. Puso rumbo para situarse entre Córcega y el Norte de África para localizar y destruir la flota francesa.
La armada franco-española en el Caribe
Napoleón ordenó a los 21 barcos franceses al mando del almirante Villanueve reunirse con una escuadra española en Cádiz, y después surcar el Atlántico hasta la isla de Martinica, esperando que los británicos les persiguiesen. Allí se uniría al vicealmirante Missiessy y esperaría al almirante Gentaume procedente de Brest con 21 buques de línea y 6 fragatas, que se haría cargo del mando.
Tras una estancia de 60 días en los que causaría todos los daños posibles a las posesiones británicas, y si no contactaba con Gentaume regresaría al Ferrol para liberar al capitán Gordon con sus 5 buques de línea y 2 fragatas. Luego debería dirigirse al puerto de Brest, batir a las flotillas de los puertos del Canal y escoltar los desembarcos de infantería francesa en Inglaterra, y todo antes de que retornase la Home Fleet.
El 9 de abril la flota francesa llegó al puerto de Cádiz, donde les esperan 6 buques de línea y 1 fragata españoles, al mando del experto almirante Federico Gravina, un siciliano al servicio de España. El almirante británico Orde que bloqueaba Cádiz con 7 buques de línea y 4 fragatas, dejó a las fragatas para vigilar a Villeneuve y partió con sus buques de línea hacia Inglaterra.
El 10 de abril sin esperar a los buques de Gravina, zarpó al Atlántico. Gravina se incorporó sobre la marcha, llegando a aguas de Martinica el 14 de mayo, allí se unió el contraalmirante Crochrane con 2 buques de línea, y el vicealmirante Missiessy con 5 buques de línea y 2 fragatas.
Nelson cuando vio que la flota francesa no aparecía, regresó, llegando a Gibraltar el 6 de mayo retrasado por el mal tiempo. Allí fue informado de que la flota franco-española se dirigía a las Indias Occidentales, y partió el 10 de mayo en su persecución con 10 buques de línea y 3 fragatas, llegando a las Barbados el 4 de junio.
La flota hispano-francesa capturó la plaza fuerte de El Diamante a los británicos. En las Antillas la flota combinada encontró un convoy británico de 16 mercantes con un valor total de 5 millones de francos y con la escolta de la fragata de Barbadoes (28) y de la balandra Netley. La flota enseguida ordenó caza general y 2 fragatas francesas junto con el navío español Argonauta, que se unió a la caza, lograron capturar todos los mercantes excepto uno, mientras que la escolta huyó. Los mercantes fueron llevados a Guadalupe.
El 30 de junio, abordaron un buque corsario inglés de 14 cañones y 49 hombres, y tres días después consiguieron represar el transporte español Matilda, con mercancías y metales auríferos que estaban valorados en unos 15 millones de francos; sería puesto a salvo y las mercancías devueltas a sus propietarios, salvo la parte de represa que le correspondía a la flota, que consistió en una décima parte del valor total.
Poco después los buques de la flota franco-española capturaron otro corsario inglés, el Mars de Liverpool, cuya tripulación informó que Nelson les había perseguido tan de cerca que ya merodea por las Islas Barbados.
Sorprendido por la velocidad de los ingleses, Villeneuve navegó durante unos días por aguas del Caribe sin rumbo, hasta que decidió continuar con la misión encomendada por Napoleón, ordenado a su flota de 29 barcos regresar a Europa el 9 de junio.
La travesía atlántica había sido bastante accidentada y muy dura, tanto que el propio Gravina dijo que fue la travesía más difícil de su vida. Por tanto, con los buques en malas condiciones y con las tripulaciones muy cansadas y con escasez de víveres llegaba la flota a las cercanías de Finisterre. Pero vientos del noreste le impidieron entrar en el golfo de Vizcaya hasta el 22 de julio.
Cuando el vicealmirante Robert Calder se enteró de la llegada de Villeneuve, ordenó levantar el bloqueo de los puertos de Rochefort y Ferrol, y navegar hacia el cabo de Finisterre para interceptar a Villeneuve.
Batalla del cabo Finisterre (22 de junio de 1805)
El 22 de junio, cuando hubo un cambio favorable del viento, se encontraron con la escuadra británica del vicealmirante Calder, a 25 barcos:
15 navíos de línea: Prince of Wales (98), Glory (98), Barfleur (98), Windsor Castle (98), Malta (80), Thunderer (74), Hero (74), Repulse (74), Defiance (74), Ajax (74), Warrior (74), Dragon (74), Triumph (74), Agamemnon (64)y Raisonnable (64); 2 fragatas: Égyptienne (40) y Sirius (36), así como 2 buques menores Nile y Frisk.
Villeneuve tenía 20 navíos de línea, 6 españoles; Argonauta (80), Terrible (74), América (64), España (64), San Rafael (80), y Firme (74); 16 franceses: Pluton (74), Mont Blanc (74), Atlas (74), Berwick (74), Neptune (80), Bucentaure (80), Formidable (80), Intrépide (74), Scipion (74), Swiftsure (74), Indomptable (80), Aigle (74), Achille (74) y Algésiras (74), así como 7 fragatas: Cornélie (44), Rhin (44), Didon (40), Hortense (40), Hermione (40), Sirène (40), Thémis (40); y 2 bergantines.
Las flotas se avistaron alrededor de las 11:00 horas del 22 de julio. Después de varias horas de maniobras hacia el suroeste.
Al mediodía el Prince of Wales (98) izó la señal para prepararse para la batalla, cuando dos columnas británicas fueron formadas, seguidos por la orden de formar en una sola línea de batalla. Esta orden fue completada a las 13:15 horas, cuando se izó otra señal para mantener el orden cercano.
Mientras tanto, la flota de Villeneuve que habían estado navegando en tres columnas, había emitido señales similares, y había formado en una línea de batalla inmensa virando en redondo en busca de la escuadra británica. La escuadrilla española de Gravina, que se encontraba en un principio en la retaguardia, pasó estar en la vanguardia tras la virada, y eran los más cercanos al enemigo.
A las 15:30 horas, la flota franco-española, avanzaba en línea bien formada, precedida por una fragata, mientras en retaguardia otra fragata remolcaba el mercante con el tesoro. Las 5 fragatas restantes formaron una segunda línea sobre el lado de barlovento por el centro. Las dos flotas estaban casi en paralelo, pero todavía aproximadamente a unas 7 millas.
La distancia entre las dos flotas había disminuido, los bancos brumosos tendieron a espesarse, haciendo muy difícil la visión de los movimientos de cada flota, ni siquiera al navío que tenían delante. A las 15:20 horas, Calder izó la señal de atacar al enemigo, seguido de otras órdenes como virar en dirección sur, y formar la línea de batalla abierta y con la clara intención de cortar la línea de la franco-española.
La flota británica, con el Hero (74) en vanguardia, se abalanzó sobre la línea de batalla franco-española. Gravina hizo virar su buque por redondo, señalando que los demás navíos siguiesen su estela, y llevando su barco alrededor para proteger el flanco de la flota, incluyendo el mercante con el tesoro. Villeneuve también había ordenado previamente la orden de virar. El Argonauta (80), que había retenido el fuego, dejando pasar a la fragata británica Sirius (36), decidió disparar contra un adversario de más entidad, descerrajando una terrible andanada en hilera al Hero (74), quien no puede contestar hasta ponerse en paralelo con el buque insignia de Gravina.
A las 17:30 horas, las dos escuadras están prácticamente en paralelo en su totalidad, excepto las últimas unidades de cada escuadra, pero el combate era ya generalizado. La espesa niebla no deja ver al enemigo y se dispara casi a bulto o a los resplandores de los cañonazos. Los británicos, a sotavento de la combinada, disparan por lo alto principalmente, empezando a dañar a varios navíos de la vanguardia seriamente, que poco a poco van derivando a sotavento al quedar sin maniobra.
Los últimos 6 navíos de Villeneuve, todos franceses, se quedaron sin enemigo por ser la línea combinada más larga que la británica debido al menor número de navíos de estos. Villeneuve, que conocía este dato por las señales que le hacen desde retaguardia, no ordenó ninguna acción para que entrasen en combate de otra forma, como intentar doblar a la retaguardia británica y así atacarlos entre dos fuegos. En vez de eso ordenó mantener la línea.
A las 20:00 horas, tras más de tres horas sometidos a un intenso fuego los españoles Firme (74) y el San Rafael (80), habían caído a sotavento entre la línea británica, ya que su arboladura se encontraban muy dañadas y no habían podido maniobrar para mantenerse en la línea de la combinada. Gravina, debido a la niebla, no se había enterado de este grave hecho. El Pluton (74), navío francés que navegaba detrás del Firme (74) sí se había percatado de la situación y forzó vela para tapar el hueco que han dejado los dos navíos españoles para evitar el corte de la línea por los británicos.
El Firme (74) le hizo señales para que acudiese en su auxilio, pero el Pluton (74) no las vio, o no quiso verlas, y siguió adelante, al igual que el resto de buques franceses que pasan sin percatarse de los dos navíos, que ya se encuentran dentro de la línea enemiga. Los buques de Calder atacaron a los solitarios buques y no tardaron en rendirlos, enviando al Malta (80) a tomar posesión del Firme (74). En las tres horas que había durado la batalla en paralelo en ningún momento Villeneuve había ordenado a su retaguardia atacar. Seguramente este sería el último combate de la historia con las clásicas líneas paralelas entre dos escuadras.
A las 20:25 horas, Calder dio la señal a la flota para abandonar la acción. Sin embargo, muchos de los navíos no la vieron o la oyeron y la lucha siguió durante una hora más en la oscuridad y la niebla. Calder entonces llevó sus barcos a un rumbo nuevo, hacia el sudoeste.
El amanecer del 23 de julio encontró a las flotas a 17 millas (25 km) de distancia. Calder no estaba dispuesto a atacar por segunda vez contra adversidades superiores, tenía que proteger el Castillo de Windsor (98) muy dañado y el Malta (80) con las presas españolas capturadas. Había que considerar la posibilidad de que las flotas previamente bloqueadas en Rochefort y Ferrol pudieran hacerse a la mar y hacer la unión con la flota combinada de Villeneuve. En consecuencia, se negó a atacar y se dirigió al noreste con sus premios.
Villeneuve afirma al principio tenía la intención de atacar, pero con la muy ligera brisa tardó todo el día en llegar hasta los británicos y decidió no arriesgarse a combatir al final del día. El 24 de julio, un cambio de viento puso a la flota franco-española a barlovento de los británicos, la posición ideal para un ataque, pero en lugar de atacar, Villeneuve se desvió hacia el sur.
La batalla no fue concluyente y ambos almirantes, Villeneuve y Calder, reclamaron la victoria. Las pérdidas humanas británicas fueron 39 oficiales y hombres muertos y 159 heridos; el lado franco-español perdió 476 oficiales y hombres muertos y heridos, con otros 800 enfermos. Calder fue relevado de su mando, sometido a consejo de guerra y condenado a ser severamente reprendido por no haber reanudado la batalla los días 23 y 24 de julio y destruir la flota franco-española. Nunca volvió a servir en el mar.
La flota franco-española en el Ferrol
El 27 de junio, la flota franco-española llegó al puerto de Vigo. Los barcos españoles España (64) y América (64) están muy dañados y deben ser dejados para su reparación, y el barco francés Atlas (74) es apartado para hospitalizar a los heridos del combate y enfermos.
El 2 de agosto la mayoría de la flota franco-española dejó el puerto de Vigo y partió hacia el de El Ferrol, donde permanecerá amarrada durante dos semanas. Allí recibió órdenes de Napoleón de dirigirse inmediatamente a Brest y Rochefort liberando a ambas escuadras o al menos una y dirigirse a Boulogne, si por causa de un encuentro o cualquier otra contrariedad no pudiera dirigirse a Boulogne, debía dirigirse a Cádiz.
El 15 de agosto reforzado con 9 buques de línea españoles, decidió dirigirse a Cádiz. La decisión de Villeneuve de ir a Cádiz arruinaría todas las esperanzas de Napoleón de realizar la invasión y de Inglaterra.
Mientras el almirante Stirling, que se había retirado de Rochefort para reforzar a Calder el 17 de julio; permitió que el contraalmirante Allemad que había sustituido a Missiessy pudo abandonar Rochefort con 5 navíos con órdenes de unirse a Villeneuve. Envió por delante a la fragata Didon para advertirle que está a punto de zarpar hacia Brest y se dirigiera allí directamente; sin embargo, la fragata sería abordada por los británicos y la escuadra de Allemand continuó hacia Vigo.
El 13 de agosto, Villaneuve zarpó de El Ferrol hacia el puerto de Brest, pero dos días después se encontró con el capitán de un mercante que le advirtió de la presencia de una gran flota de bloqueo británica delante su destino. Ordenó girar a Cádiz, para recoger más buques españoles y aumentar las posibilidades de derrotar a las escuadras enemigas.
Villeneuve divisó unas fragatas, deduciendo que eran inglesas, puso rumbo al sur para evitar el encuentro. En caso de haberse reunido con Allemand, hubiera dispuesto de 37 veleros.