Batalla de Bayona (14 de abril de 1814)

Paso del río Adour (19-24 de febrero de 1814)

A las 16:00 horas del 19 de febrero, Wellington se presentó en San Juan de Luz después de una larga y frío cabalgada desde Garris de más de 50 km. Antes de desmontar de su caballo visitó al almirante Penrose a cargo de la cooperación naval, y al coronel Elphinstone, su ingeniero jefe; para convocarlos y recibir su informe sobre los preparativos de tender un puente sobre el río Adour en su desembocadura, que esperaba encontrar en un estado de finalización. Los preparativos estaban completados, en la medida en que se había elegido y examinado el lugar de cruce y se había preparado una batería enmascarada en el pinar de la desembocadura del río para cubrir el cruce.

Más de 50 lugres, llamados localmente chasse-marees (caza mareas), habían sido reunidos y estaban ancladas en los pequeños puertos de San Juan de Luz y la vecina Socoa. Se había reunido una inmensa reserva de cables y una provisión igualmente buena de tablas y vigas, que se habían hecho de una manera bastante cara, aserrando madera preparada para plataformas de artillería. Cada lugre tenía una parte de la madera y el cordaje almacenado a bordo. También estaba listo un tren de pontones, con compañías auxiliares de zapadores británicos y portugueses.

Pero para tender un puente sobre el estuario del Adour era necesario introducir los barcos en él, y el clima les impedía moverse. El viento venía fuerte del oeste, en el golfo de Vizcaya soplaba con más ferocidad de la habitual. El 14 de febrero, la tormenta había sido tan fuerte que se había levantado una lengua de grava que casi cerraba la estrecha entrada al puerto San Juan de Luz. Había un banco de arena de 30 metros de largo, que tuvo que ser removido con palas durante la marea baja por los grupos de trabajo de la DI-1. En la desembocadura del Adour, la barrera, siempre un obstáculo desagradable, estaba marcada por una línea de olas agitadas, en la que ningún barco pequeño podría sobrevivir, y donde un barco grande ciertamente embarrancaría o sería golpeado lentamente hasta hacerse pedazos.

En la mañana del 20 de febrero, las cosas todavía se veían muy mal. Wellington estaba en el malecón de San Juan de Luz con el almirante Penrose a su lado, escuchando el viento que aún soplaba directamente en la bahía y examinando los lugres, anclados a proa y popa, y tirando de sus cables. Pero en cualquier momento podría llegar un cambio en el viento y el mar se calmaría. Wellington pasó el día revisando los informes que llegaban y escribiendo los despachos necesarios para Bathurst que estaba en el Bidouze y el Saison; y para Freire en el Bidasoa, pidiéndoles que estuvieran listos para marchar y reemplazar a las tropas de Hope en el lado sur de Bayona con una hora de anticipación; le habían dado órdenes de empacar su equipaje y de sacar sus raciones de los almacenes británicos, varios días antes. El Estado Mayor acordó con Hope los detalles exactos de la forma en que se redistribuiría la fuerza de bloqueo, cuándo deberían comenzar los movimientos. Y entonces Wellington vio que no podía esperar más para supervisar el asunto él mismo.

Soult podría sentirse inspirado a tomarse libertades, si la presión sobre él se relajaba durante demasiados días. Así que por la noche se vio obligado a escribir a Bathurst “el tiempo es tan desfavorable que es imposible intentar esta operación en este momento. Por tanto, vuelvo al cuerpo de Rowland Hill mañana por la mañana del 21 de febrero, y dejó a John Hope cruzar el río Adour cuando el tiempo lo permita”.

En la noche del 21 de febrero, Wellington estaba en Garris, dando instrucciones a Hill para reanudar su avance contra el Gave d’Oloron. Los detalles de ese asunto tan arriesgado del paso del Adour cayeron enteramente bajo la responsabilidad de Hope.

Cuando la DI-6 marchó hacia Hasparren, para unirse a la columna de Beresford, las tropas alrededor de Bayona habían sido redistribuidas. La DI-5 ocupó durante un breve período de tiempo de la línea fortificada frente a las defensas de Mousserolles, donde había estado la DI-6. La BRI independiente de Aylmer, los españoles de Carlos de España y los portugueses de Campbell se distribuyeron a lo largo del frente sur, desde Urdains a través de Bassussary hasta cerca de Barrouillet. La DI-1, que iba a liderar el avance hacia el Adour, estaba concentrada frente a Anglet, en las aldeas de Bidart y Biarritz, y el pinar al norte de ellas se extendía hasta el río. Los portugueses de Bradford estaban por detrás de la DI-1.

El tren de pontones y los ingenieros se escondieron en el extremo norte de ese mismo bosque, cerca del río. Se preparó el emplazamiento de una batería enmascarada para cañones pesados, desde la cual se abrirían fuego contra los cañones de 18 libras de la artillería de reserva en la orilla opuesta. Cerca de la aldea de Le Boucau, los franceses tenían un pequeño puesto, una batería de dos cañones, y la corbeta Sapho y algunas cañoneras ancladas río arriba.

El 22 de febrero por la tarde, el viento amainó y todas las líneas de lugres (chasse-marees) que estaban en San Juan de Luz y Socoa recibieron órdenes de hacerse a la mar y tratar de llegar a la desembocadura del río Adour. Después de la medianoche del 22 al 23 de febrero, la DI-1 de Howard marchó hacia el punto de cruce designado, bordeando los puestos avanzados franceses en Anglet y al norte de este. Los caminos eran de arena, y el tren de pontones y la artillería que acompañaba a la DI encontraron que era muy difícil progresar, un cañón de 18 libras se salió de la carretera y se atascó hasta que la infantería lo arrastró, al igual que muchos de los pontones.

Al amanecer, el jefe de la DI-1, la BRI-III/1 de la Guardia de Stopford, estaba en el punto de partida destinado, con las otras tropas detrás. Pero no había ni rastro de los lugres que iban a formar el puente, ni de los pequeños barcos de guerra que los escoltarían. Todos habían sido arrastrados al mar por un cambio de viento, y ninguno de ellos era visible.

El problema de John Hope era difícil. Debía esperar hasta que apareciera la flotilla, lo cual podría tardar mucho tiempo, o debería intentar el paso sin ellos, no teniendo mejores medios que sus pontones y 5 botes pequeños, pertenecientes al tren de pontones. Cada momento de demora era peligroso, porque los franceses podían detectar a las tropas en el bosque y apresurarse a sacar una fuerza considerable desde el lado norte de Bayona para ocupar las colinas de arena alrededor de Le Boucau.

Después de esperar todas las horas de la mañana sin recibir noticias de la flotilla, John Hope dio el arriesgado paso de intentar cruzar solo por medio de sus pontones y botes, mientras los franceses aún parecían ignorantes de la situación. Para distraerlos del verdadero punto de paso, ordenó a las tropas de bloqueo de todo el frente sur que simularan un ataque concéntrico contra los campamentos atrincherados franceses. La BRI Aylmer, los portugueses de Campbell y los españoles de Carlos de España presionaron a los piquetes periféricos franceses, y mostraron BIs formados detrás de sus líneas de escaramuza, la BRI-II/1 KGL de Hinüber salió del bosque de pinos y asaltó Anglet, donde los franceses tenían un fuerte piquete. Hubo un ruidoso enfrentamiento en un frente de 5 o 6 km, y los cañones de los campamentos atrincherados empezaron a intentar disparos lejanos contra las tropas formadas visibles en la distancia.

Además, la batería enmascarada en el bosque de pinos se abrió sobre la corbeta francesa y las cañoneras que se encontraban en el Bajo Adour, cerca del punto destinado al cruce, se intentó disparar bolas al rojo vivo, y también lanzamiento de cohetes. La corbeta, gravemente dañada, navegó río arriba y se refugió cerca del puente de Bayona, algunas de las cañoneras se hundieron, las otras siguieron a la corbeta alejándose del importante tramo de costa.

Las demostraciones de Hope cumplieron completamente su objetivo. El general Thouvenot decidió que el enemigo estaba a punto de intentar asaltar sus líneas en los frentes de Beyris y Marrac, y reunió sus reservas para apoyar a las tropas que guarnecían las obras de tierra. Los franceses tenían 14.000 efectivos, incluyendo la DI-3 de Abbé, detrás de una línea formidable de reductos y bien artillada, podría haber rechazado cualquier asalto con confianza. Que el peligro en la orilla norte del Adour pudiera ser inminente no parecía preocuparlo.

Aunque Soult había hecho una pequeña mención de la posibilidad de un cruce en esa dirección, y que había oído hablar de la acumulación de barcos de pesca en San Juan de Luz; ni él ni Pierre Thouvenot parecían haber prestado atención seriamente a una posible acción en esa zona. De hecho, la aparición de la mayoría de las divisiones de Wellington en el Bidouze y el Saison había persuadido al mariscal de que en ese momento no era probable ningún ataque contra Bayona.

Thouvenot estaba tan convencido de que no habría peligro en el estuario del Adour, que el 17 de febrero había retirado los 2 cañones de la pequeña batería de Le Boucau, y el 22 de febrero, retiró las dos Cías que hasta entonces vigilaban ese lugar, como si su propósito fuera facilitar la tarea a Hope. Explicó, en una carta al ministro de guerra, la acumulación de barcos en San Juan de Luz, sugiriendo que los ingleses tenían en mente un desembarco en algún lugar de la costa de las Landas, donde la población era desleal y no había tropas francesas guardándolas. Además, los expertos navales le habían asegurado que el estuario del Adour era inaccesible durante el tiempo que reinaba entonces. Si los generales franceses no hubieran estado completamente ciegos ante el peligro, es posible que la aventura de Hope habría terminado en desastre.

Hope habiendo puesto en marcha su ruidosa manifestación en el frente sur y habiendo alejado a la corveta Sapho y las cañoneras; resolvió acabar con las tropas a través del Adour, aunque casi no tenía medios para transportarlas. A las 11:00 horas de la mañana, hora entre la bajada y la subida de la marea, botó los 5 botes pequeños que habían subido junto con el tren de pontones. Solo podían albergar a 8 o 10 hombres cada uno, pero, como no había oposición, este pequeño grupo cruzó el río Adour a salvo. Llevaban consigo una maroma larga, que fue asegurada a la orilla opuesta, y se sujetó allí. A lo largo de esta maroma se unieron balsas, hechas con el pequeño número de pontones que habían llegado a la orilla, que habían sido amarradas juntas en pequeñas balsas, cada una con capacidad para 50 hombres.

Después de las 14:00 horas, el agua lenta había cesado, y se hizo muy difícil y lento cruzar las balsas, porque la marea había comenzado a correr de nuevo a una velocidad de 11 km por hora, y la maroma se hundía. A las 17:00 horas, solo 5 compañías de la Guardia y 2 del BIL-V/60 habían llegado a la orilla norte. A medida que llegaba cada carga de la balsa, el general Stopford jefe de la BRI-III/1, que pasó temprano, se colocó entre las colinas de arena, y cubrió el punto del paso.

Es obvio que si Thouvenot no hubiera retirado el puesto de 2 Cías de Le Boucau el día anterior, el desembarco original en barcos habría terminado en un pequeño desastre. Los hombres habrían sido arrojados al agua o capturados. Pero incluso cuando 500 hombres hubieran cruzado en el transcurso de la tarde, la posición era de lo más peligrosa. Porque los franceses tenían 2.700 hombres al mando del general Maucomble en la Ciudadela y otras fortificaciones transpontinas de Bayona, a solo 3 km de distancia. Podían ser reforzados desde la orilla sur en cualquier medida, cuando estaba claro que el ruido frente a los campamentos atrincherados era solamente una demostración.

Parece un increíble error de juicio que Thouvenot no hiciera ningún intento serio de destruir las 7 Cías establecidas entre las colinas de arena de Boucau antes del anochecer. Pero las órdenes que envió a Maucomble fueron simplemente de “reconocer las tropas que habían cruzado, actuar según su número permitiera actuar, sin comprometer sus tropas destinadas a la defensa de la Ciudadela, y no separarse de ellos”.

Ese fue su propio relato de las lamentables instrucciones que dio a Maucomble, que también perdió toda percepción de la situación, extrajo de sus obras solamente 2 BIs incompletos del RIL-5 y del RI-62, unos 1.000 efectivos, y los envió contra Le Boucau. Fueron contra un enemigo oculto de fuerza desconocida y fueron recibidos con un fuego contundente desde la larga línea de colinas de arena ocupadas. Pero lo que resolvió el asunto, según todos los relatos ingleses, fue un vuelo de cohetes Congreve, lanzado por un grupo de cohetes que se había cruzado con los Guardias. Estas armas, nuevas para el enemigo, estallaron correctamente en la cabeza de la columna que se acercaba y la provocaron tal desorden que el oficial al mando ordenó la retirada inmediata a la Ciudadela, aunque solo había perdido 30 o 40 hombres. Maucomble informó que “los hostigadores del enemigo habían sido rechazados, pero que la caída de la noche impidió que se les hiciera más daño”.

La noche del 23 al 24 de febrero, hubo una brillante luz de la luna; lo que contrastaba extraordinariamente con el mal tiempo del día anterior, y durante la marea baja se transportaron muchas más cargas de balsa a través del río para apoyar a Stopford en caso de que fuera atacado a la mañana siguiente. El embarque y desembarque de los hombres se hizo a la luz de grandes hogueras erigidas en la ribera a ambos lados, donde estaban fijados los cables.

El amanecer reveló una vista agradable, toda la flotilla fue descubierta frente a la desembocadura del Adour, y solo estaba esperando la luz del día y la marea alta para cruzar la peligrosa barrera. Había más de 40 lugres y 6 o 7 barcos de guerra a la vista.

La dificultad estribaba en llegar al canal navegable comparativamente estrecho, que además era propenso a desplazarse después de un fuerte vendaval y, por supuesto, los franceses habían retirado los postes de señales con los que los buques locales solían guiarse. El almirante, esperando la marea alta, enviaron algunos botes de grandes barcos a intentar por el presunto canal, donde el oleaje no volaba tan alto como a lo largo de la mayor parte de la barra. El primer barco, en el que estaba el capitán O’Reilly del Lyra y un piloto local, pasó por encima de la barrera, pero un remolino lo hizo a un lado y lo volcó inmediatamente después de su paso. Casi el capitán y casi toda la tripulación fueron sacados del oleaje por hombres de la Guardia, y apenas se perdió una vida.

El segundo barco encontró un mejor punto de paso y lo atravesó sin contratiempos, un tercero, con Cheyne del Woodlark, trazó el canal central con mayor precisión y pasó sin dificultad. Ya se había mostrado el camino, pero la marea había cambiado y la profundidad del agua disminuía cada minuto (la caída de la marea allí era nada menos que 5,5 metros). Por lo que el almirante resolvió no pasar con los lugres por el canal descubierto hasta que el agua hubiera vuelto a alcanzar un nivel alto. Esto significaba un retraso de 6 horas, algo sumamente exasperante para John Hope, que había pensado que la flotilla podría pasar y comenzar el trabajo de enlace en el transcurso de la mañana.

Por lo tanto, el paso de las tropas tuvo que ser continuado por botes de remos y balsas, se lanzaron más pontones y se usaron más botes de remos, y durante toda la mañana los hombres continuaron cruzando. Incluso algunos de los dragones ligeros de Vandeleur fueron cruzados: sus caballos nadaban detrás, sujetos por las riendas. La situación todavía eran un poco peligrosa al mediodía, porque aunque habían cruzado 3.000 hombres, Thouvenot fácilmente podría reunir a 5.000 para una salida. Pero permaneció quieto, su atención aparentemente estaba distraída por un falso ataque realizado por órdenes de Hope en el frente de Mousserolles por 2 BRIs de la DI-5. Al anochecer, sin embargo, las 3 BRIs de la DI-1 habían llegado a salvo, y algunas portuguesas de Campbell, con dos cañones y una tropa de caballos, unos 8.000 efectivos en total. Esta fuerza, atrincherada en las colinas de arena, era lo suficientemente fuerte como para hacer frente a cualquier salida que la guarnición pudiera realizar.

Hacia el final de la tarde, con la marea favorable y el canal reconocido, el almirante Penrose ordenó a los lugres que entraran en el estuario y rodearan el extremo de la barra. El Lyra dirigido por Bloye, que guiaba el paso, naufragó con la pérdida de todos, pero los barcos continuaron pasando, sin demasiadas dificultades manejados por tripulaciones vascas y españolas, estimulados por el ingeniero británico y los oficiales navales que estaban a cargo. 34 lugres pasaron la barra con éxito, uno encalló en la barrera y fue destrozado con pérdida de vidas, otro se dirigió a tierra fuera de la entrada, y 12 regresaron a San Juan de Luz, sin haber podido pasar antes de que comenzara a bajar la marea. Las bajas fueron mucho menos numerosas de lo que había esperado el almirante: 2 barcos de guerra se volcaron, con la pérdida del capitán Elliott del Martial, el capitán Bloye del Lyra, un cirujano y 12 hombres, también tres barcos un lugre español y 2 embarcaciones pequeñas, con una veintena de vidas más.

Como cada uno de los barcos tenía su provisión de tablas y cordaje a bordo, no pasó mucho tiempo antes de que pudieran comenzar los preparativos para el puente. El lugar exacto seleccionado fue uno donde el estuario era anormalmente estrecho, no más de 100 metros de ancho, aunque había puntos tanto por debajo como por encima donde medía 150 o 180. Se encontró que el espacio podría cubrirse con 26 lugres amarrados al costado lado a lado con la proa hacia la corriente, todos estaban anclados a popa y a proa, y amarrados juntos permitiendo la subida y la bajada de la marea.

La conexión principal era mediante 5 cables tensados por cabrestantes de cubierta a cubierta de toda la fila. Sobre los cables se colocaron transversalmente tablones robustos, cada uno unido en cada extremo a los dos cables más externos. Los extremos de los cables en la orilla occidental se sujetaron a 2×18 cañones franceses capturados en las líneas del Nivelle, los de la orilla este a cabrestantes fijados en la arena y asegurados con grandes estacas y cuñas. Todo subía y bajaba sin interrupciones a medida que variaba la marea.

La construcción del puente, iniciada el 25 de febrero, se terminó en la tarde del día 26. Mientras estaba en marcha, Hope siguió enviando hombres a través de sus botes y balsas, un trabajo lento pero continuo. El día 25 no sólo se cruzó al resto de la DI-1 y a los portugueses de Campbell, sino también a la BRD portuguesa de Bradford y a 2 EDLs de Vandeleur. El 26 de febrero, finalizado el puente, le siguieron los españoles de Carlos de España y el grueso de la caballería y la artillería. Esto provocó un reordenamiento de la fuerza de bloqueo dejada en el lado sur de Bayona: las DIs de Freire, que habían llegado del Bidasoa, reemplazaron a Carlos de España; la DI-5 envió una BRI a la orilla occidental del Nive, dejando solo 2 BRIs frente a las obras del frente de Mousserolles. La BRI independiente de Aylmer fue trasladada de Urdains a Anglet: así, la fuerza de inversión tenía unos 15.000 hombres en el lado norte y 16.000 en el sur de Bayona.

Inversión de Bayona

La inversión se completó el 27 de febrero, cuando Hope, que había estado extendiendo su posición en la orilla norte del Adour a medida que avanzaba cada BRI, contra las obras transpontinas de la fortaleza y asaltó todas las fortificaciones menores hasta la base de la colina de la Ciudadela. Una serie de casas fortificadas y obras de tierra que rodeaban los suburbios de Saint-Etienne. Se trataba de un asunto costoso, principalmente las luchas callejeras, en el que el enemigo tenía que ser desalojado de las casas y las barricadas derruidas. Fue un éxito total, pero le costó a Hope muchos más hombres de los que perdieron los franceses. Sus bajas fueron 55 muertos y 103 heridos, con unos 30 o 40 prisioneros.

La BRI-II/1 KGL de Hinüber, que asaltó Saint-Etienne, tuvo no menos de 328 bajas, en la BI-I y BI-V, y el BIL-II, el general Hinüber, resultó herido. Como los Guardias y los portugueses, que apoyaron a la BRI-II/1 KGL, también tuvieron algunas pequeñas pérdidas, el total llegó a casi el doble de la lista francesa. Pero la ocupación de Saint-Etienne era absolutamente necesaria si se quería cerrar el lado norte de Bayona; sobre todo porque se pretendía que el asedio formal de la fortaleza, por baterías y trincheras, se llevara a cabo en esa zona, frente a las obras de la Ciudadela, que dominaba todo el pueblo desde el lado opuesto del río.

Habiendo empujado a los franceses dentro de sus obras interiores, la línea de esclusas se estableció rodeándolos completamente. Comenzaba desde el convento y vidrieras de San Bernardo, 1,5 km río abajo desde el puente, dando vueltas alrededor de la colina de la Ciudadela, abarcando todo suburbio de Saint-Etienne, y descendiendo al pequeño grupo de casas llamado Hayet, en la mitad del Adour.

El gobernador permaneció a la defensiva durante los días cruciales posteriores al cruce, salvo por una débil salida contra la línea mantenida por la BRI-II/1 KGL el 1 de marzo. Mientras los franceses estaban encerrados en Bayona, Hope pudo terminar el trabajo en el puente sin ser molestado, el último toque fue la construcción de una barrera de palos flotantes y cadenas sobre esa estructura, destinada a detener brulotes, que los franceses podrían enviar río abajo contra el puente. Pero ni siquiera lo intentaron.

Una decepción grave, descubierta poco después, fue que la boca del Adour, que Wellington tenía la intención de utilizar como puerto de abastecimiento complementario de San Juan de Luz; no podía ser utilizado por buques de guerra o buques mercantes de cualquier tamaño, debido a su poca profundidad en la barrera. Solo las embarcaciones pequeñas podían estar seguras de entrar, y solo con la marea alta y con un clima favorable.

Desde el día de la partida del ejército de Wellington para la campaña de Orthez, las cosas habían estado particularmente tranquilas en Bayona, donde la guarnición de Thouvenot de 14.500 efectivos distribuidos en:

• DI-3 de Abbé con 5.520 efectivos en 10 Bóns:
  • BRI-I/3 de Rignoux con 3.047 en 5 Bóns: RIL-27 (690), RI-63 (724) y RI-64 (2, 1.116), RI-120 (617).
  • BRI-II/3 de Maucomble con 2.473 efectivos en 5 Bóns: RIL-5 (620), RI-82 (551), RI-93 (292) y RI-119 (2, 1.030).
• DI guarnición de Bayona con unos 9.000 efectivos:
  • BRI-I/B de Gougeon con 3.247 efectivos en 5 Bóns: RI-1 (807), RI-94 (2, 1.166), RI-95 (792) y RI-118 (532).
  • BRI-II/B de Delosme con 2.941 efectivos en 5 Bóns: RIL-31 (561), RI-26 (2, 1.041), RI-66 (775), RI-70 (664).
  • BRI-III/B de Saint-Martin con efectivos en BIs: RIL-34 (565), Gendarmería a pie (?) y a caballo (?).
  • Artillería 845 efectivos en 7 Bías a pie.
  • Tren 121 efectivos en 1 Cía.
  • Ingenieros 564 efectivos
  • Caballería: RC-15 de cazadores (?)

Estaba siendo bloqueada de cerca por John Hope y su numerosa pero diversa fuerza de unos 21.500 efectivos:

• DI-1 de Howard con 6.800 efectivos en 3 BRIs:
  • BRI-I/1 de Guardias de Maitland con 1.600 efectivos: BI-I/1 Coldstream, BI-III/1 y 1 Cía del BI-V/60.
  • BRI-II/1 KGL de Hinüber con 3.00 efectivos: BI-I, BI-II, BI-V, BIL-I y BIL-II todos KGL.
  • BRI-III/1 de Guardias de Stopford con 2.042 efectivos: BI-II/1 y BI-I/3 de Guardias.
  • Bía a pie de Carmichael con 6 cañones y 2 obuses.
• DI-5 de Colville con 4.500 efectivos en 3 BIs
  • BRI-I/5 de Hay con 1.400 efectivos: BI-III/1 Royal Scots, BI-I-9, BI-I/38 y una Cía jäger de Brunswick Oels.
  • BRI-II/5 de Robinson con 1.300 efectivos: BI-I/4, BI-II/47, BI-II59 y una Cía jäger de Brunswick Oels.
  • BRI-III/5 de Spry con 1.700 efectivos: RI-3/P, RI-15/P y BIL-VIII de cazadores.
  • Bía de Lawson 6×6 cañones
• BRI independiente de Aylmer con 1.900 efectivos en 3 Bóns: RI-76 (611), BI-II/84 (754), RI-85 (565).
• BRI portuguesa de A. Campbell con 2.500 efectivos en 5 Bóns: RI-1/P (2), BRI-16/P (2) y BIL-IV de cazadores.
• BRI portuguesa de Bradford con 1.600 efectivos en 5 Bóns: RI-13/P (2), RI-24/P (2), BIL-V/P de cazadores.
• DI-2/4 Carlos de España con 4.000 efectivos: RI-3 de Guardias Españoles, RI-1 de Sevilla, Tiradores de Castilla, RI-1 de Mallorca, RI-1 de la Princesa. (Las DIs de Marcilla, Ezpeleta y Morillo habían sido enviadas con Wellington tras la batalla de Orthez).

Wellington había tenido la intención de que Bayona fuera formalmente sitiada, y había indicado que el frente adecuado de ataque sería la ciudadela en la orilla norte del Adour, que, aunque fuerte en sí misma, estaba bastante aislada. Si la ciudadela caía, toda la ciudad baja al otro lado del río era dominada por ella y expuesta a su fuego. Hope, aunque se preparó para ejecutar las órdenes de Wellington de una manera bastante pausada, no parece haber tenido mucho entusiasmo por ellas. Había llegado a la conclusión de que Thouvenot estaba muy mal de provisiones y que se moriría de hambre y se rendiría en una fecha no muy lejana. Esta opinión, por casualidad, era completamente errónea: aunque la guarnición y los habitantes estaban algo apretados, y estos últimos muy descontentos, había suficiente comida en el lugar para semanas, o incluso meses.

Mientras tanto, como sucedió tan a menudo durante el último año de la Guerra de la Independencia, todo estaba tranquilo en los puestos avanzados. Los oficiales de ambos bandos desalentaron a los francotiradores y llegaron a un acuerdo tácito en cuanto a dónde se podía colocar a los centinelas. Los hombres que trabajaban en las afueras de la ciudadela no eran molestados, aunque dentro del alcance de los rifles de las trincheras británicas, y los franceses observaron plácidamente mientras se realizaban los relevos en la cadena de piquetes a lo largo del frente.

Los métodos de Hope fueron tan pausados que, aunque el tren de batir que se le había asignado estaba listo para moverse el 1 de abril, informó a Wellington el 10 de abril que no tenía la intención de abrir fuego antes del 27. No se había excavado ninguna paralela ni asentamientos de baterías comenzó cuando la guerra llegó a su fin. Se habían levantado una cierta cantidad de almacenes y se habían fabricado algunos gaviones y fascines, pero eso era todo. Evidentemente, Hope persistía en su idea de que Bayona podría rendirse por hambre en poco tiempo.

Salida de la guarnición de Bayona (14 de abril de 1814)

El 10 de abril recibió de Burdeos noticias completas y detalladas no solo de la entrada de los aliados en París el 21 de marzo, sino del decreto del Senado que deponía al Emperador. Podría haber enviado una notificación formal de estos eventos al gobernador, pero pensó que sería mejor obtener órdenes definitivas de Wellington para hacerlo. La información, sin embargo, llegó a la ciudad, tanto por cartas privadas pasadas de contrabando por los realistas a amigos dentro, como por aviso dado en los puestos avanzados por varios oficiales británicos a sus oponentes.

El goteo constante de desertores a las líneas de Hope aumentó durante los siguientes días, sin duda cuando se filtró la noticia.

El 12 de abril, llegó un mensajero trayendo noticias de la entrada de los aliados en París y la abdicación de Napoleón. Las tropas inglesas quedaron profundamente sorprendidas por esos hechos, y el teniente Gleig asegura que el general en jefe, John Hope, envió una bandera de tregua al gobernador de Bayona, para informarle que la guerra había cesado entre Francia e Inglaterra; pero el general Thouvenot se negó a tener en cuenta esta comunicación, porque dijo que no había recibido ninguna información del mariscal Soult, bajo cuyas órdenes directas estaba.

La defensa pasiva y poco emprendedora de Thouvenot llegó a un abrupto final en la noche del 14 de abril, cuando de repente reunió todas las tropas disponibles de la guarnición para una salida precipitada sobre el lado norte de la línea de inversión de Hope. Posiblemente por las noticias recibidas, ya que estaba en contacto intermitente con el exterior, debido a que el bloqueo no era muy efectivo, por la forma en que ambas partes se comportaban en los puestos avanzados. Las razones de la salida, no era para romper el bloqueo y escapar con toda su guarnición. Tampoco tenía ninguna esperanza de infligir tales pérdidas en los sitiadores que se vieran obligados a levantar el bloqueo. Tampoco las obras de asedio habían avanzado tanto para ser peligrosas, de hecho, ni siquiera habían comenzado. No se había asentado ni un solo cañón contra la ciudadela, ni se habían excavado trincheras de aproximación frente a ella.

Por tanto, la salida no tenía justificación y carecía de objetivo. Fue un asunto de amor propio, que costó 1.700 bajas totalmente innecesarias. Wellington, justamente indignado, llamó a Thouvenot “canalla”.

Durante el 13 de abril, 12 cañoneras fueron llevadas a medianoche, cerca de Sabalce; otras 8 fueron situadas en el muelle alto de Adour. El ataque iba a tener lugar al amanecer; pero a las 02:00 horas de la madrugada notaron en la ciudadela que un soldado había desaparecido: el capitán Batty dijo que eran dos. Inmediatamente, se resolvió actuar de inmediato con el fin de asombrar al enemigo y evitar que diera la alarma a toda la línea.

Antes del amanecer del 14 de abril, reunió 6.000 efectivos, principalmente de las DI-3 de Abbé con algunos BIs escogidos de la guarnición, la guarnición había sido reducida a 12.000 efectivos por la enfermedad y la deserción. El plan consistía en un avance simultáneo por tres columnas, dos partieron desde los lados norte y noreste de las obras de la ciudadela, la tercera desde el suburbio de Saint-Esprit en la cabecera del puente.

El objetivo para las tres columnas era el pueblo de Saint-Etienne, situado en el cruce de las calzadas de Tolosa y Burdeos, que era el punto central y más avanzado en la línea de inversión, y estaba atrincherado. El beneficio particular que se obtendría del asalto de Saint-Etienne no aparece; no hay indicios de que se pretendiera incorporar la aldea al circuito de las defensas. Evidentemente, los británicos podrían regresar y establecerse allí de nuevo. Sin embargo, se arriesgaba a 6.000 hombres por esta insignificante ventaja.

La línea de inversión esa noche estaba ocupada por los portugueses de Bradford en su extremo izquierdo, en Hayet en el río Adour. la DI-1 de Howard continuaba la línea, con la BRI-II/1 KGL de Hinüber a su izquierda, la BRI-III/1 de Guardias de Stopford en el centro, y la BRI-I/1 de Guardias de Maitland al oeste, frente al Adour debajo de la ciudad, cerca de la aldea de San Bernardo. Pero ese día sucedió que John Hope había reforzado la línea al traer a la BRI-I/5 de Hay desde el otro lado del río. Esto no parece haber sido el resultado de ninguna advertencia previa sobre una salida proyectada, porque aunque un desertor francés llegó esa noche con el aviso completo del ataque que se avecinaba, Hay ya había cruzado el río cuando llegó.

El grueso de la BRI-I/5 se quedó en Le Boucau. John Hope tenía la idea de que, si se producía una salida francesa, se dirigiría al valioso puente de barcos de Le Boucau, y este habría sido un objetivo mucho más racional que el elegido por Thouvenot. Por eso se había ordenado un cuidado especial, la BRI-I/5 de Hay se dejó cerca del puente, y delante de él el convento, la fábrica de vidrio la aldea de San Bernardo fue cuidadosamente aspillada y atrincherada.

Algunas fuentes dicen que a la 01:00 horas de la mañana el 14 de abril, un desertor francés entró en los piquetes británicos con la información de un ataque inminente francés. Napier dice que Hay no hablaba francés y llevó al desertor al general Hinüber, jefe de la BRI-II/1 KGL cuyo campamento estaba detrás de Saint-Etienne. A la luz de la información del desertor, las unidades británicas de la zona fueron alertadas. Se desconoce si le hicieron caso y difundieron la alarma o no tuvieron tiempo suficiente, pero lo cierto es que fueron sorprendidos por la fuerza y la rapidez del asalto francés.

La distancia que el enemigo tenía que cubrir era muy corta, y atacaron en masa y en la oscuridad total de una noche sin luna a las 03:00 horas de la mañana. Mientras tanto, los cañones de la ciudadela disparaban, bastante al azar, sobre las carreteras de Le Boucau, y la flotilla de cañoneras en el río descendió corriente abajo y bombardeó San Bernardo. Pero todo ese fuego, aunque ruidoso, no fue efectivo.

Las columnas estaban precedidas de unos 50 zapadores. La columna del este (derecha) estaba compuesta por el RI-64 (2) y el RI-95 (1) estaba mandada por el coronel Lassalle; partió de Saint-Esprit, invadió por completo los piquetes de la DI-5 en Saint-Etienne, capturó a muchos de ellos y asaltó una tras otra la mayoría de las casas barricadas de la aldea. El general Hay fue muerto temprano, en la iglesia del pueblo, que en vano intentaba defender, allí se apoderaron de una pieza de artillería y Lasalle resultó muerto de un disparo desde la iglesia durante la toma de la misma. Los únicos puntos en los que los británicos lograron mantenerse fueron una casa fortificada defendida por el capitán Forster con un grupo del BI-I/38 y el cementerio judío en la carretera de Burdeos. Algunos franceses atravesaron el pueblo y cortaron la línea de inversión en dos, aunque es posible que no lo supieran. Posteriormente, la columna fue tomada de flanco por un cuerpo de portugueses que había sido llevado. La columna francesa se vio obligada a replegarse sobre el telescopio de Saint-Esprit.

La columna central que consistía en el BIL-5 (1), RI-94 (2) bajo el coronel Reynet jefe del RI-94, partió desde el norte de la ciudadela, atacó la línea de piquetes de la BRI-III/1 de Guardias de Stopford, que dejaron 84 prisioneros del BI-II/1 Coldstream y otros muchos del BI-I/3. Atacaron el cementerio judío, Esperon y las numerosas casas en las que los aliados se habían instalado y atrincherado. Luego marcharon sobre el campamento inglés y lo atacaron vigorosamente, la mayor parte de la BRI-III/1 de Guardias de Stopford, luchando confusamente, fueron empujados en dirección norte. Los franceses pasaron por la carretera hundida de Le Boucau a Saint-Fitienne, que marcaba la línea de inversión, y se pusieron en contacto con sus camaradas de la columna oriental. Posteriormente, fueron atacados por fuerzas superiores, y al no estar apoyado por la columna de la derecha, se vieron obligados a su vez a replegarse sobre el cementerio de judío.

La columna oeste (izquierda) que consistía en el RI-26 (1), RI-70 (1) RI-82 (1) bajo el coronel Vivier jefe del RI-82, partió del reducto Basterrèche y, corriendo sobre el barranco que lo separaba del enemigo, se apoderaron de la casa Basterrèche, la loma que lo unía a la de Montaigu y todos los atrincheramientos en medio de los cuales lucharon cuerpo a cuerpo, que en poco tiempo, se cubrió de muertos y heridos.

Los voltigeurs del RI-82, ocultos en la espesura de la casa Monnet, oyeron ruido de caballos en el sendero que conducía a Boucau. El subteniente Pigeon que mandaba el destacamento de 20 hombres, ordenó de inmediato que se calaran bayonetas y se disparara solo a quemarropa. Esta orden se ejecutó con tal precisión que los 3 caballos fueron abatidos, y los jinetes heridos. Se trataba del general Hope, comandante en jefe de las tropas sitiadoras, y 2 oficiales de Estado Mayor Herries y Moore (sobrino de John Moore), que se dirigían al campamento de Lous Teys para liderar la defensa de los aliados. El caballo de Hope fue muerto, y él mismo fue herido en el hombro y derribado, sus ayudantes fueron heridos y hechos prisioneros y conducidos a la ciudadela. Lo notable es que el general Hope no iba de uniforme. Hope resultó nuevamente gravemente herido en el pie por una bala inglesa antes de que llegaran a la ciudadela. Tras la captura de Hope, no hubo una dirección general hasta que se enteraron de su captura y el general Howard asumió el mando.

Mientras las 3 columnas ocupaban posiciones para hacer frente un contraataque enemigo, los ingenieros bajo el capitán Jamp, prendieron fuego a las casas que servían de defensa y refugio a los sitiadores, derribaron empalizadas y trincheras, rellenaron las trincheras y destruyeron los caminos. 3 Cías de granaderos de del RI-26 y RI-94 y 4 Cías de infantería, bajo las órdenes del capitán de artillería Romagné se encargaron de destruir los las posiciones protegidas.

El RI-64 (1), una Cía de granaderos del RI-95 y el RI-119 (2), que guarnecía las obras del campamento fortificado, apoyaban con el fuego y enviaban destacamento en todo momento para sacar a los heridos y prisioneros para llevarlos a la ciudadela.

La responsabilidad del contraataque recayó en los subordinados, que no estaban en contacto entre sí. Pero estuvieron a la altura de la ocasión, el capitán Forster con un grupo del BI-I/38 aguantaba en la casa fortificada, y otro grupo aguantaba en el cementerio judío.

Hinüber jefe de la BRI-II/1 KGL, que tenía sus 5 Bóns, fue reforzado por el RI-13/P y BIL-V/P de cazadores de la BRI portuguesa de Bradford, se abalanzó sobre Saint-Etienne desde el flanco y liberó al capitán Foster que resistía en la casa fortificada, los franceses fueron expulsados.

El general Howard, al encontrar que la BRI-I/1 de Guardias de Maitland estaba en las posiciones de Saint-Bernar sin ser molestada, la llevó y, reuniendo lo que pudo de la BRI-III/1 de Guardias de que estaba bajo el coronel Guise por la baja de Stopford; atacó de flanco a los franceses desordenados que estaban todavía luchando con el grupo instalado en el cementerio judío.

A las 07:00 horas de la mañana, con la llegada de la luz del día, y viendo que los aliados se estaban reorganizando y contraatacando, Thouvenot ordenó a sus tropas que se retiraran.

Los franceses sufrieron terriblemente por el fuego de mosquetería de sus perseguidores, antes de que pudieran romper el contacto y ponerse a cubierto.

Secuelas de la salida

Las bajas francesas fueron 111 muertos, 780 heridos, 16 capturados, en total 807 bajas entre ellos 53 oficiales.

La pérdida británica fueron 150 muertos, 457 heridos y 236 prisioneros, la mayoría en los primeros momentos cuando los piquetes de Hay y Stopford fueron cortados y capturados en su mayor parte. Se perdieron 42 oficiales, entre los cuales se encontraban John Hope comandante en jefe, el general Stopford jefe de la BRI-III/1 de Guardias.

El mando de las tropas delante de Bayona recayó en Colville jefe de la DI-5. En su lacónico informe dijo, “El daño hecho a las defensas es tan poco como podría suponerse en un ataque realizado con tal fuerza, y será en su mayor parte reparado en el transcurso de una sola noche”.

Thouvenot agradeció a sus tropas en nombre del Emperador por el coraje mostrado en su exitoso ataque, y se negó a rendir la ciudad cuando Colville le envió el Moniteur y otros periódicos de París. Él respondió que solo una orden oficial de sus superiores le autorizaría a concluir una entrega de armas. Esto no llegó hasta el 26 de abril, cuando Gazan envió copia de Soult del armisticio del 17 de abril, y notificaba su adhesión al nuevo gobierno. Solo entonces rindió la ciudad, la guarnición aún contaba con 11.800 hombres armados, con varios miles de enfermos y heridos.

El 28 de abril se izó la bandera blanca en todos los fuertes y castillos de la ciudad, y la guarnición tomó la escarapela blanca, pero este acto no estuvo acompañado de ninguna solemnidad, al menos por parte de los franceses.