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Orígenes
El pueblo sármata era un conglomerado de distintas tribus que hablaban una lengua aria, emparentada con el persa. Desde el siglo VII AC, habitaban el océano de hierba que constituían las llanuras de la estepa euroasiática, Estaban inicialmente al norte y este del mar Caspio, comenzando su desplazamiento hacia el mar de Azov.
Los primeros sármatas en entrar en la historia fueron los saurómatas (sauromatae), su nombre viene del griego “sauramatais” que a su vez proviene de “sauro” que significa lagarto y “Maeotis” que es el nombre del mar de Aral; lo que quiere decir lagartos del mar de Aral, debido a su parecido por la coraza de escamas.
Otra versión dice que viene de la raíz mat que significa mujer o madre en la lengua indo-europea, lo cual significaría mujer sauro.
El escritor griego Heródoto de Halicarnaso, autor de las Historias, describió a los sauromatae como los descendientes de padres escitas y madres amazonas. Por supuesto, esto es una leyenda, pero la tribu nómada existió y habitó donde Heródoto decía, en las llanuras entre el mar Negro y el mar Caspio, al norte del Cáucaso. El río Don separaba a los sauromatae y a los jinetes escitas que vivían en la actual Ucrania.
Según Heródoto, los sauromatas tienen su origen cuando las amazonas saquearon las posesiones de los escitas. Estos quedaron extrañados ante el comportamiento y la apariencia de sus agresoras, a quienes tomaron por adolescentes, ya que no tenían barba. Únicamente comprendieron que eran mujeres cuando lucharon contra ellas y observaron a las que habían caído en combate.
A partir de ese momento, la estrategia seguida por los escitas no pudo ser más novelesca, ya que decidieron enviar a sus soldados más jóvenes cerca del campamento de las amazonas al objeto de seducirlas y engendrar hijos con ellas. Posiblemente en espera de que estos se convirtieran en grandes guerreros. Ambas comunidades, que tenían un número similar de miembros, se encontraban cada vez más cercanas, hasta que un día un escita se abalanzó sobre una amazona que se encontraba sola y esta no lo rechazó. Como no hablaban el mismo idioma, la mujer le indicó por gestos que al día siguiente acudiese al mismo lugar y que llevase a un compañero, dándole a entender que ella traería a otra amazona.
Al final, todos acabaron emparejados, incluso llegaron a unir ambos campamentos y las amazonas terminaron hablando la lengua escítica. Lo primero que les dijeron los escitas es que ellos tenían padres y propiedades como símbolos de su «civilización«; en contraposición a las amazonas, que no conocían a sus padres y tampoco tenían propiedades estables; no estaban dispuestos a continuar el género de vida que llevaban, es decir, la caza y el pillaje, actividades propias de las míticas amazonas, de modo que les propusieron residir entre los suyos convirtiéndolas en sus esposas.
Las amazonas, fieles a su naturaleza «bárbara» y antisocial, les respondieron que ellas eran incapaces de convivir con las mujeres escitas, puesto que no tenían las mismas costumbres. A continuación, enumeraron las propias de las amazonas: manejar el arco, lanzar venablos y montar a caballo. En cambio, las escitas realizaban las tareas consideradas propias de mujeres dentro de sus carros, debido a que el pueblo escita, por lo general, llevaba una vida nómada y carecía de casas.
Las amazonas lograron convencer a los jóvenes para que regresaran junto a sus padres, tomasen la parte de sus bienes que les correspondía y regresasen junto a ellas para vivir por su cuenta. Finalmente, los escitas las obedecieron y acabaron instalándose al este del río Tanais dando origen a la etnia saurómata, que hablaba la lengua escítica con algunas particularidades locales. Las mujeres saurómatas de la época de Heródoto mantenían muchas costumbres de las amazonas: salían a cazar a caballo e iban a la guerra con el mismo atuendo que los hombres.
Costumbres
Como pervivencia de un rasgo cruel, mencionó el autor una norma que regía entre los saurómatas: para contraer matrimonio, toda doncella tenía que matar previamente a un enemigo y, para dar a entender la veracidad de esta costumbre, señaló que algunas mujeres fallecían ancianas y solteras por no haber podido cumplir esta norma.
Se sabe muy poco de ellos, se dice que durante tres días al año mandaban las mujeres y los hombres se dedicaban a comer y a beber.
En el 507 AC, los combatieron como aliados de los escitas contra el rey Darío I, cuando éste cruzó el Danubio.
Después del 400 AC, los kurganes (tumbas) de Pokrovka fueron reutilizados por los saurómatas. En general, las mujeres eran enterrados con una variedad más amplia y mayor cantidad de artefactos que en los hombres y siete tumbas de mujeres contenían espadas de hierro o dagas, puntas de flecha de bronce, y piedras de afilar.
Algunos estudiosos han argumentado que las armas encontradas en los enterramientos femeninos puramente servían a un propósito ritual, pero los huesos cuentan una historia diferente. Los huesos de las piernas arqueadas de una niña de 13 o 14 años de edad, niña dan fe de una vida a caballo, y una punta de flecha doblada que se encontraba en una cavidad del cuerpo de otra mujer sugiere que había muerto en batalla.
Asentamientos
La zona de asentamiento de los saurómatas probablemente se situó entre el río Ural y la desembocadura del Don, permaneciendo vigente hasta aproximadamente el siglo IV AC. Es a partir de estas fechas cuando el etnómino «saurómatas» cede su lugar al de syrmatae o syrmates en las fuentes helénicas. Cambio que no solo se constata en este aspecto, sino también en el plano arqueológico, coincidiendo con el inicio de la expansión sármata en dirección al los ríos Don, Dniéper y las costas del mar Negro.
Los saurómatas y escitas coexistieron pacíficamente, pero a partir del siglo III AC se produjo un desequilibro de poder que favoreció a los primeros. Los escitas habían comenzado su decadencia y los sármatas que cada vez eran más fuertes y numerosos ocuparon su lugar. Fue un proceso lento y silencioso por el aislamiento geográfico que era la inmensa estepa.
Según Diodoro de Sículo los nómadas saurómatas »devastaron una parte considerable de Escitia, exterminando todos los hombres que encontraron y redujeron la mayor parte del país a un desierto’‘. Las regiones del mar Negro fueron abandonadas durante mucho tiempo, siendo posteriormente ocupadas por los sármatas. Es decir irrumpieron en la Historia a lomos de sus caballos. Ocuparon las llanuras del norte del lago Maeotis (Aral), cortando el acceso de los escitas a las colonias griegas del Ponto Euxino (mar Negro).
Durante los siglos siguientes a Heródoto, los sármatas fueron moviéndose al oeste gradualmente. Un primer paso es mencionado en un texto publicado bajo el nombre del explorador Scylax de Caryandaen escrito en la segunda mitad del siglo IV AC. Se refiere a los syrmatae al oeste del Don. También empezaron a aparecer asentamientos fortificados escitas en el bajo Dniéper, probable respuesta a la progresiva amenaza de la expansión sármata hacia Occidente.
A mediados del siglo III AC, controlaban grandes partes de Escitia, lo cual pudo ser deducido por la extensión de los típicos enterramientos sármatas.