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Innovaciones militares de Gustavo Adolfo
Gustavo Adolfo era hijo de Carlos IX de Suecia, su abuelo era Gustavo I fundador de la dinastía de los Vasa. En 1611 siendo un niño y ese mismo año combatió a los daneses. Era inteligente de mente despejada, sus libros favoritos eran De jere Belli ac Pacis de Hugo Grotius y el Anábasis de Jenofonte. Además del sueco hablaba el latín, el griego, el alemán, el holandés, el italiano, el polaco y el ruso, y además era un profundo protestante.
La mayoría de sus subordinados eran jóvenes, no le gustaban los generales de más de 60 años, y a todos les exigía cuidar al máximo de sus tropas, tanto en alimento, ropas o equipo. Prohibió en su ejército las palabras soeces, las expresiones calumniosas, el juego y la bebida, imponiendo severos castigos a los infractores. Tampoco permitió la presencia de mujeres en sus ejércitos, e insistió que aquellas que se empeñaran en seguir al ejército debían estar unidas en matrimonio a algún soldado en matrimonio.
Fue uno de los primeros que desde la edad clásica, basó la táctica en función del armamento, en vez de los procedimientos tradicionales, superando al resto de los militares de la época en táctica, organización y armamento, muy pocos le sobrepasaron como organizador. Comprendió que los ejércitos de la época estaban anticuados, porque todos copiaban el sistema español, sin introducir cambio alguno, excepto Mauricio de Nassau, que había reducido el tamaño de las unidades.
Gustavo Adolfo también apostó por la utilización de formaciones pequeñas. Había varias razones por las que formaciones de menor tamaño pudieran ser más exitosas. Podían desplegarse con más facilidad en formación de combate, especialmente en terreno accidentado. Desde un punto de vista táctico, estas unidades se adaptaban mejor a las maniobras en el campo de batalla, y además estaban en mejor disposición de prestarse apoyo mutuo; aunque eran más débiles en caso de tener que enfrentarse a un choque de picas con el masivo escuadrón de un tercio.
Suponiendo que dos ejércitos enfrentados tuvieran igual número de efectivos, el ejército que utilizara formaciones más pequeñas ocuparía un frente más amplio que su oponente (aunque menos profundo), siendo así capaz de atacar más prontamente su flanco o de aprovechar mejor una potencia de fuego instantánea de sus mangas. Más aún, cuando una pequeña unidad era derrotada y puesta en fuga, el impacto general era menos serio que cuando le pasaba lo mismo a un tipo más grande de unidad. Por ejemplo la gran formación en escuadrón, que fue la causa que motivó a Mauricio de Nassau a concebir el batallón holandés.
Se cree que el ejército de Gustavo fue el primer ejército en utilizar tácticas efectivas de armas combinadas en la historia del renacimiento, y que el Imperio sueco fue de hecho la fuerza de combate más exitosa de la guerra de los Treinta Años.
La infantería
Se dio cuenta de que el arma principal de la infantería era el mosquete, en consecuencia disminuyó el número de piqueros y acortó la longitud de la pica de 16 pies (5,8 metros) a 11 pies (3,3 metros) aligerando las armaduras y utilizándoles en combinación de los mosqueteros. Se formaron compañías de 150 hombres, compuestas de 24 mandos y personal, 72 mosqueteros (3 secciones de 24) y 54 piqueros (3 secciones de 18). Los piqueros desplegaban en el centro, formando los mosqueteros en los flancos, ambos desplegaban en 6 filas de profundidad en vez de las 10 habituales en los ejércitos de Nassau. Cuatro compañías formaban un batallón, ocho batallones formaba un regimiento y entre dos y cuatro regimientos una brigada.
Cada provincia debía mantener un regimiento. Seis de estos regimientos debían estar activos en la parte continental de Suecia en todo momento, y otros dos regimientos estarían estacionados en las partes orientales del imperio, dando a Suecia un ejército permanente de 19.584 hombres.
El mosquete se aligeró también a fin de suprimir la horquilla, se sustituyó la llave de mecha por la llave de pedernal, se introdujo el cartucho de papel y se dotó a los soldados de bandoleras para llevarlos. Esta nueva arma disparaba pelotas de unos 36 gramos, menos pesada que la estándar del mosquete español, de unos 55 gramos, pero más pesada que la del arcabuz, de entre 10 y 15 gramos.
Gustavo Adolfo experimentó primero con dos filas disparando sus mosquetes al mismo tempo, introduciendo el concepto de “descarga”. Al tiempo de la batalla de Breitenfeld (17 de septiembre de 1631), los suecos utilizaban una serie de diferentes sistemas de fuego: disparando dos, tres y hasta seis filas al mismo tiempo. Ocasionalmente, se disparaba también por fracciones del frente de la formación esto es, por un pelotón o trozo. El mosquete sueco al ser más corto aligeraba el proceso de carga, aumentando la cadencia de disparo.
Para proporcionar algún tipo de protección contra la caballería, sus mosqueteros se equiparon en algunas ocasiones con las llamadas “plumas suecas”, que tampoco eran una invención de Gustavo Adolfo. Eran unas estacas con punta de hierro que se instalaban delante de la infantería y donde se podía apoyar los mosquetes a modo de horquilla además de servir como defensa contra la caballería, estacas similares fueron utilizadas por el Gran Capitán en la batalla de Ceriñola en 1503. Sin embargo, las plumas suecas cayeron en desuso en campañas posteriores.
La caballería
Durante la guerra Sueco-polaca (1621-29), cuando la caballería sueca se enfrentaba a sus adversarios estaba en una gran desventaja. Generalmente montados en caballos más pequeños, los suecos no podían luchar contra la caballería polaca en igualdad de condiciones. Los polacos estaban todavía armados con las lanzas de estilo medieval, montaban en grandes caballos de batalla, y solo utilizaban sus pistolas antes de atacar al galope, con largas espadas o lanzas. Igualmente, debido a que muchos jinetes suecos solo llevaban una pistola, (los reiters alemanes por ejemplo portaban invariablemente dos y algunos hasta seis), la caballería sueca era incapaz de ejecutar la táctica de la caracola con la efectividad de sus oponentes.
Después de varios años evitando enfrentamientos de caballería a gran escala, Gustavo Adolfo diseñó un método para mejorar la efectividad de su caballería. El tamaño medio de los caballos hacía imposible para el jinete ir más pesadamente acorazado, así que Gustavo Adolfo redujo la cantidad de blindaje con el objetivo de ganar más libertad de movimientos para sus jinetes. Al mismo tiempo, cambió las tácticas que debían utilizarse. Las caracolas habituales de la guerra barroca destinadas a realizar las primeras descargas de fuego contra el enemigo fueron estrictamente prohibidas, volviendo a reintroducir la antigua táctica de caballería de choque.
Empleó dos tipos de caballería: los coraceros y los dragones; los primeros iban parcialmente cubiertos de armadura, los segundos eran simplemente infantería montada. Los coraceros formaban en escuadrones de 4 en vez de 10 filas de profundidad, estaban adiestrados para cargar al galope en vez de al trote, utilizando pistolas en la refriega. Avanzaban una tras otra en línea de escuadrones, y la última se constituía en reserva. Solo a la primera fila se le permitía disparar sus pistolas, pero debían reservarse hasta que vieran el blanco de los ojos de sus enemigos. Incluso en la batalla de Lutzen (6 de noviembre de 1632), Gustavo Adolfo prohibió disparar a su primera fila hasta que el enemigo hubiera disparado primero. Tan pronto como la primera fila disparara, todo el escuadrón debía cargar al galope.
Al tiempo de su muerte en 1632, la caballería sueca desplegaba en solo tres filas. Poniendo en práctica estas maniobras en 1627, la caballería sueca comenzó a ser cada vez más efectiva contra la caballería polaca. El menor peso de las protecciones acorazadas significaba que las monturas suecas podían galopar mucho más rápido que sus contrapartes polacas, que con blindaje más pesado debieron de luchar más bien a medio trote.
Aunque Gustavo situaba a su caballería en las alas, según el procedimiento habitual, también las situó a retaguardia de la infantería y frecuentemente la mezcló con grupos de mosqueteros. Generalmente la caballería cargaba a cubierto del humo de los disparos artilleros y una vez que había hecho retroceder a las patrullas de vanguardia enemigas, se retiraba para dejar pasar a la infantería, después a cubierto de otro bombardeo, volvía a la carga, esta vez contra los flancos del enemigo, para hacerlos afluir al centro y crear la consiguiente confusión.
Las fuerzas de caballería se organizaron de manera similar a la infantería, un regimiento tenía 1.000 jinetes distribuidos en 8 compañías cada una con 125 efectivos, 23 mandos y personal, y 102 jinetes. Permanentemente había 13 compañías (seis suecas, cuatro finlandesas y tres nobles).
Artillería
Gustavo Adolfo también puso un gran énfasis en el papel de la artillería, si Mehmed II fue el gran artillero de asedios, se puede decir que Gustavo fue el gran artillero de campaña. Con el fin de que sus cañones tuvieran movilidad, los acortó, aligeró sus cureñas y redujo sus calibres. Adoptó tres tipos de artillería: de asedio, de campaña y de regimiento:
- Asedio disponía de cañones de 24 libras, y un peso de 60, 30 y 15 quintales (6.000, 3.000 y 1.500 kg).
- Campaña con cañones de 12 libras, y un peso de 27, 18 y 12 quintales (2.700, 1800, y 1200 kg).
- Regimiento con cañones de cuero ultraligeros, de 4 libras con un peso de 50 kg. El ánima del cañón estaba formada por un tubo reforzado por aros de hierro, afianzados con cuerdas de cuero hervido. Estas piezas, que podían ser arrastradas por solo dos caballos, lo que significaba que podían formar parte de los regimientos de infantería. En un principio cada regimiento tenía dos piezas con munición en cajas de madera. Su cadencia de disparo era que podían dispara 8 veces por cada 6 disparos de un mosquetero
Posteriormente se introducirían en el regimiento cinco piezas más pesadas que tenían más alcance. Estos cañones eran menos propensos a calentarse que los cañones ordinarios y podían ser disparados más rápidamente. Se estima que, aún no teniendo la misma potencia de fuego, tenían una cadencia de fuego un 50 % superior a los ordinarios.
La munición empleada eran bolas en la de asedio, y metralla en las de campaña y regimiento.
Logística
Para su suministro, Gustavo dependía de almacenes bien situados y fortificados, dirigidos por un cuerpo regular de comisarios. Redujo el número de carruajes, y solo permitió diez de ellos por escuadrón y ocho por compañía.
Los cirujanos se aumentaron en las filas del ejército, dedicándose la décima parte de los botines a los hospitales militares.
La marina
Dinamarca siempre había amenazado el dominio naval sueco en el mar Báltico, e incluso durante el reinado de Gustavo Adolfo, la armada sueca permaneció algo inferior a sus adversarios del sur. El buque Vasa fue construido en respuesta a esto, y fue el buque de guerra más fuertemente armado de su tiempo. Pero el Vasa en su primer viaje y se hundió en 1628, dejando a Suecia sin su buque más poderoso y causando problemas financieros dentro del ministerio naval. No se habían ahorrado gastos en la decoración del buque de guerra, y muchas toneladas de estatuas de oro y bronce.
En lugar de confiar en un poder naval propio, Gustavo intentó aliarse con las potencias navales protestantes dominantes en Europa (concretamente Inglaterra y la república Holandesa). Pero una armada fuerte no era considerada importante por el rey: era en tierra donde se librarían las batallas contra el catolicismo y no en el pequeño mar Báltico. El concepto de Dominium Maris Baltici no fue un objetivo principal para Suecia durante la guerra de los Treinta Años, ya que se vio ensombrecida por la lucha para proteger el protestantismo. Sin embargo, Suecia poseía una fuerza naval bastante poderosa en comparación con la mayoría de los adversarios además de Dinamarca: la mancomunidad polaca y lituana y el Sacro Imperio Romano tenían fuerzas navales inadecuadas para detener un desembarco sueco de tropas en el norte de Alemania, y solo se concedió inmunidad a Dinamarca.
Inicio la intervención
Gustavo II Adolfo justificó oficialmente su intervención aduciendo que defendería a los protestantes de un Emperador injusto. Pero, como previamente había hecho Cristián IV, acudió en ayuda de los luteranos alemanes para prevenir una posible agresión católica a su país y para obtener influencia económica y política de Suecia en los estados alemanes situados alrededor del mar Báltico; en detrimento de las esferas de influencia de Dinamarca, Polonia y la Liga Hanseática. También, como Cristián IV, Gustavo II Adolfo fue subvencionado por Richelieu, el primer ministro del rey Luis XIII de Francia, y por las Provincias Unidas.
El 26 de junio de 1630, una gran flota sueca apareció frente a las costas de la isla de Usedom, en Pomerania, en Peenemünde. Desembarcó un pequeño ejército de veteranos suecos de las interminables guerras bálticas de Gustavo Adolfo. Los invasores se desplazaron rápidamente hacia el interior, a Stettin, capital de Pomerania.
El 10 de julio de 1630, se firmó un tratado con el duque de Pomerania y el lugar fue ocupado por los suecos. Los suecos después atacaron a las fuerzas imperiales en ambas orillas del río Óder. Gustavo tenía la intención de unir sus bases en Polonia con su ejército de campaña a lo largo del río Óder y su guarnición en Stralsund.
Con la caída de Wolgast en agosto de 1630, Gustavo pudo controlar efectivamente la costa desde el Óder oeste hasta Stralsund, aunque Savelli y las fuerzas imperiales retuvieron Greifswald, a mitad de camino entre los dos puntos.
Al este del río, los suecos comenzaron a despejar la costa entre Polonia y el Óder, con las fuerzas bajo el mando de Horn sitiaron Kolberg.
En septiembre de 1630, Gustavo se sintió lo suficientemente fuerte como para intentar un ataque de diversión en Mecklemburgo (Mecklenburg en alemán). Allí intentó despertar al pueblo para restaurar a los depuestos duques de Mecklemburgo. Los ciudadanos de Mecklemburgo, contentos con el excelente gobierno que Wallenstein les había dado, no respondieron.
A pesar de los ataques de diversión contra Mecklemburgo, el foco de los ataques suecos seguía siendo el valle del río Óder. Las fuerzas imperiales se habían concentrado en la ciudad fluvial de Garz y la fortaleza asociada de Greifenhagen a solo 32 kilómetros al sur de la base sueca en Stettin. Desde allí pudieron montar incursiones en el territorio en poder de los suecos o desviar fuerzas para auxiliar a Kolberg (como lo harían, sin éxito, en noviembre de 1630).
Gustavo decidió concentrar sus fuerzas y destruir este impedimento para su expansión. Durante una tormenta atacó con audacia las posiciones fortificadas, y tomó el Greifenhagen el 24 de diciembre de 1630.
El 25 de diciembre de 1630 Schaumberg y los restos de las fuerzas imperiales se retiraron río arriba, pasando por la fortaleza de Küstrin, nominalmente neutral, en Brandeburgo, y huyendo finalmente a Fráncfort del Óder y Landsburgo en la Warthe.
Durante las primeras fases de la invasión sueca, Tilly permaneció inactiva en el oeste de Alemania, a la espera del regreso de las fuerzas imperiales destacadas Italia. A fines de 1630, sus fuerzas se movieron hacia el este. A mediados de enero, habían llegado ante que Fráncfort del Óder para reforzar las agotadas fuerzas imperiales.
Con el Óder despejado hasta Fráncfort del Óder y con las guarniciones imperiales restantes de Pomerania huidas en enero de 1631 Gustavo golpeó al oeste en Mecklemburgo. En contraste con su finta anterior, fue capaz de conquistar el lugar por completo.
Dentro de Pomerania y Mecklemburgo, los imperiales tenían solo las fortalezas de Demmin, Greifswald y Kolberg, todas las cuales cayeron en marzo de 1631.
A instancias de Jorge Guillermo de Brandeburgo, Juan Jorge de Sajonia convocó una reunión de los príncipes protestantes en Leipzig. El coloquio de Leipzig se inauguró en febrero de 1631. Tanto los electores protestantes como el propio Juan Jorge y Jorge Guillermo asistieron, al igual que la mayoría de los príncipes menores de Sajonia, a los administradores de los obispados protestantes y las ciudades libres Imperiales. Los gobernantes protestantes decidieron aliarse entre ellos y reclutar fuerzas para defenderse.
También esperaban que esta alianza armada, el Leipziger Bund, les permitiera negociar con el Emperador. Así, los reunidos enviaron un manifiesto al Emperador exigiendo que rescindiera el edicto de Restitución. Si lo hacía, prometieron unirse a las fuerzas imperiales en la campaña contra los suecos. Juan Jorge levantó un ejército de 40.000 hombres; los otros príncipes fuerzas más pequeñas. Juan Jorge colocó sus fuerzas bajo el mando de Hans-Georg von Arnim, un general capaz que anteriormente había sido el segundo al mando de Wallenstein. El Emperador se negó a aprobar cualquier cambio al Edicto. Su confesor jesuita Lamormain lo había convencido de que era mejor perder todos sus reinos en esta vida que perder su esperanza de salvación eterna.
Saqueo de Magdeburgo (20 de mayo de 1631)
La ciudad imperial de Magdeburgo se levantó contra el emperador del Sacro Imperio Romano. Los concejales de la ciudad habían sido alentados por la entrada del rey Gustavo II Adolfo de Suecia en Pomerania el 6 de julio 1630. El rey sueco era un cristiano luterano, y muchos de los habitantes de Magdeburgo estaban convencidos de que iba a ayudarles en su lucha contra el emperador católico Fernando II de Habsburgo.
No todos los gobernantes evangélicos dentro del Sacro Imperio Romano habían abrazado inmediatamente al rey Gustavo como líder. Algunos creían que su motivo principal para entrar en la guerra era tomar los puertos del norte de Alemania, lo que le permitiría controlar el comercio en el mar Báltico.
Sin embargo, la ciudad de Magdeburgo tenía una buena razón adicional para aliarse con él. El ejército sueco era uno de los más eficientes, no se basaba en mercenarios, sino que se componía fundamentalmente de suecos; mientras que los ejércitos del emperador del Sacro Imperio Romano eran una mezcla de soldados de diversas procedencias, la relación detallada de unidades que componían ambos ejércitos debate este hecho.
De los aproximadamente 17.770 hombres de los ejércitos de Tilly y Pappenheim, unos 16.700 eran alemanes y el resto, 500 valones, 200 bohemios y 300 croatas. Por otro lado, de los más de 20.000 hombres que componían en mayo de 1631 el ejército sueco, solo unos 3.500 eran suecos, siendo aproximadamente el resto 12.700 alemanes, 2.800 escoceses, 700 finlandeses, 250 de Livonia y 150 de Curlandia.
En cuestión de meses, las fuerzas imperiales bajo el mando del conde de Tilly pusieron sitio a la ciudad.
En el último día del asedio los concejales de Magdeburgo estaban convencidos de que era el momento de pedir la paz, pero el mensaje con su decisión no llegó a tiempo al conde de Tilly.
El 20 de mayo de 1631 terminó el asedio, y el mariscal de campo imperial Gottfried von Pappenheim, y el propio conde de Tilly, asaltaron Magdeburgo para hacerse con sus ricos depósitos de mercancías. Las fortificaciones de la ciudad cedieron y las fuerzas imperiales fueron capaces de dominar a la resistencia armada y abrir la puerta de Kröcken. Lo que permitió a todo el ejército imperial entrar en la ciudad, que sufrió otro duro golpe cuando el coronel Dietrich von Falkenberg, un aristócrata y militar enviado por el rey Gustavo Adolfo para dirigir la defensa de Magdeburgo, fue muerto a tiros por las tropas imperiales. Cuando la ciudad estaba casi perdida, la guarnición minó varios lugares y prendió fuego en otros.
Después de la caída de la ciudad, los soldados imperiales y de la liga católica, fuera de control, comenzaron a masacrar a los habitantes de Magdeburgo y prendieron fuego a la ciudad. Los soldados invasores no habían recibido el pago por su servicio, y tuvieron la oportunidad de saquear todo lo que estaba a la vista, exigiendo objetos de valor de todos los hogares que encontraron. El físico Otto von Guericke, ciudadano de Magdeburgo, afirmó que cuando los civiles se quedaron sin cosas para dar a los soldados, «comenzaron realmente los actos miserables. Fue entonces cuando los soldados comenzaron a golpear, asustar, y amenazar con disparar, ensartar o colgar a las personas.»
Bastó un solo día para que toda esta destrucción y muerte tuviese lugar. De los 30.000 habitantes de la ciudad, solo 5.000 sobrevivieron. Durante catorce días, los soldados quemaron todos los cadáveres y los arrojaron al río Elba para prevenir epidemias.
Consecuencias
Las noticias del saqueo de Magdeburgo resonaron en todo el Imperio. La destrucción de la principal ciudad del luteranismo alarmó a los príncipes protestantes. De acuerdo con su acuerdo en Leipzig, los gobernantes protestantes de Suabia y Franconia comenzaron a reclutar tropas.
Gustavo también fue estimulado. Después del saqueo, devolvió puntillosamente al elector de Brandenburgo, Küstrin y Spandau; que había guarnecido solo durante el asedio de la ciudad condenada. Posteriormente marchó su ejército a las murallas de Berlín. Con el ejército de Gustavo rodeando su capital, los méritos de una alianza sueca se hicieron evidentes para Georg-Wilhelm. El tratado se firmó el 19 de junio de 1631, y Brandeburgo se vio obligado a pagar mensualmente 30.000 reichsthaler al warchest (tesoro) sueco crónicamente vacío.
Tilly, en cambio, parecía casi aturdido por la enormidad de la destrucción. Permaneció inmóvil en las humeantes ruinas de Magdeburgo hasta fines de junio.
Batalla de Werben (6 de agosto de 1631)
Tilly marchó hacia el oeste a Suabia y Franconia para unirse a las tropas imperiales recién liberadas de servicio en Italia. Allí los estados protestantes habían levantado ejércitos como habían acordado en el coloquio de Leipzig. El ejército de Bernardo de Sajonia-Weimar ocupaba el obispado de Fulda, y el aliado de Gustavo, Guillermo de Hesse-Kassel, también estaba en armas.
La expedición occidental logró intimidar a los protestantes hasta someterlos, a excepción de Hesse-Kassel, que fue obligado a refugiarse en sus fortalezas.
Los suecos, alentados por la ausencia de Tilly, habían invadido el ducado de Mecklemburgo de Wallenstein y habían vuelto a instalar a los duques derrocados. También se habían movido hacia el Elba, tomando a Werben amenazando a las fuerzas imperiales.
Gustavo esperó en Werben con una fuerza de 16.000 efectivos, el conde de Tilly recibió un mensaje del mariscal de campo Pappenheim solicitándole que fuese a Magdeburgo y ayudase en su defensa contra los suecos. Después de un tiempo, Tilly decidió enviar tres regimientos de caballería en una misión de reconocimiento hacia Werben el 27 de julio de 1631. Tras unos días, Gustavo recibió noticias del avance de la caballería y rápidamente reunió a 4.000 soldados de caballería y los condujo hacia la fuerza enemiga, los sorprendió en Burgstall y Angeren el 1 de agosto. Las fuerzas imperiales sufrieron muchas bajas y perdieron su tren de bagajes.
Durante este enfrentamiento, el mismo Gustavo estuvo a punto de convertirse en víctima. Los que fueron capturados proporcionaron al rey sueco una información valiosa. Pronto supo que Tilly planeaba atacar a sus fuerzas en Werben.
Cuando las noticias llegaron a Tilly que las fuerzas de caballería que él había enviado habían sido desbaratadas, se enfureció. No perdió el tiempo, reunió sus fuerzas y se dirigió hacia Werben con 15.000 infantes y 7.000 jinetes. La prisa de Tilly hacia Werben era evitar que los suecos cavaran completamente en una posición defensiva. Sin embargo, cuando Tilly llegó, vio que los suecos ya habían establecido fortificaciones defensivas, ya que era un procedimiento estándar entre los militares suecos hacerlo una vez que establecían el campamento.
Tilly, viendo que el elemento sorpresa estaba fuera de discusión, desplegó sus fuerzas y abrió fuego contra el campamento sueco con 16 cañones pesados, y los suecos devolvieron el fuego a Tilly. El primer día de lucha fue principalmente salidas y escaramuzas fuertes fuera del perímetro sueco. El segundo día fue muy similar, ya que cada bando intercambió disparos de cañón y participó en escaramuzas limitadas. Mientras Tilly empujaba y empujaba a los suecos, recibió información de que una unidad alemana dentro de las filas suecas se amotinaría. Tilly, comprensiblemente sospechosa de la información, decidió que era algo que no podía ignorar. Por lo tanto, Tilly dio la orden de lanzar un asalto a gran escala contra las trincheras suecas el 6 de agosto.
Esto fue un grave error, a medida que las fuerzas imperiales avanzaban, se encontraban bajo una concentración bien organizada de fuego de artillería y de mosquetes. Las fuerzas imperiales comenzaron a caer rápidamente. Viendo que el avance le estaba costando muchas bajas, y no viendo ningún signo de que el regimiento alemán cambiaba de bando; ordenó la retirada, pero mientras la ejecutaban, la caballería sueca cayó sobre ellos. 6.000 soldados imperiales cayeron en el campo de batalla, mientras que los restantes heridos y sanos se dispersaron.
Batalla de Breitenfeld (7 de septiembre de 1631)
Antecedentes
Juan Jorge, elector de Sajonia, se encontraba en una posición difícil. Él, como el resto de los príncipes alemanes, no deseaba una alianza sueca. El Emperador había exigido a Juan Jorge que disolviera su ejército y a Tilly le había ordenado que los hambrientos ejércitos imperiales se acantonaran en las ricas tierras sajonas. Juan Jorge tuvo que elegir ente el rey sueco o el emperador.
Teniendo un ejército de tal tamaño en su retaguardia, Gustavo no podía ir a auxiliar Magdeburgo, y se vio obligado a abandonarla a su suerte. Estuvo un par de semanas esperando la decisión de Juan Jorge y finalmente se dirigió a Berlín, amenazándolo con sus cañones y obligando a Juan Jorge a abandonar su neutralidad.
Mientras Tilly, aislado por todas partes y con un ejército muerto de hambre, invadió Sajonia a la cabeza de 40.000 efectivos y amenazó con hacerse con Leipzig lo mismo que había hecho con Brandeburgo y exigió su rendición.
Inmediatamente Juan Jorge hizo su elección, el 11 de septiembre de 1631 le prometió una alianza a Gustavo. Ambos ejércitos se encontraron en Düben sobre el río Mulde el 15 de septiembre, sus fuerzas reunidas alcanzaban los 47.000 efectivos, persiguiendo a Tilly a Leipzig, que se había rendido a los imperiales.
Tilly, superado en número por la fuerza aliada, era reacio a presentar batalla. Pensó en romper las fuerzas sueco-sajonas aguantando un largo asedio de Leipzig y esperando refuerzos.
Von Pappenheim había sido enviado a una salida contra las fuerzas aliadas el 16 de septiembre para reconocer las fuerzas enemigas al sur de Düben. Cuando entró en contacto con ellos, pidió ayuda a Tilly afirmando ser incapaz de romper el contacto y pidió que Tilly trajera el resto de la fuerza imperial para apoyarlo. Tilly a regañadientes tuvo que ceder.
Despliegue inicial
Tilly salió de Leipzig y tomó posiciones a unos 8 km al norte de la ciudad, en una suave pendiente, con el pueblo de Breitenfeld a su izquierda y el de Stenber a su derecha. El terreno era conocido con el nombre de Tierra de Dios, porque en ese lugar, en tiempos pasados se habían librado varias batallas. En lo alto de las colinas, asentó su artillería que eran 27 cañones apuntando hacia el noreste, desde donde debía llegar el ejército enemigo. Al pie de las colinas estableció sus campamentos, fortificándolos. Con esa disposición pretendía dar una batalla defensiva, esperar a que el enemigo entrase en la llanura, rechazarlo al intentar tomar sus campamentos, obligándole a retirarse por donde había venido para, a continuación, perseguirlo y destrozarlo en su huida.
El 16 de septiembre, Gustavo a la cabeza del ejército llegó ante la posición de Tilly, asentando su campamento a 1,5 kilómetros de la posición imperial, pasando la noche discutiendo la táctica a seguir con John Hepburn, Horn, Banner y Tauffer.
A la mañana siguiente al amanecer la llanura estaba cubierta de neblina, ambos ejércitos desplegaron. Tilly desplegó su ejército a la manera tradicional, disponiendo de la ventaja del terreno, del viento y del sol, disponía de 21.400 infantes y unos 10.000 jinetes:
- Ala izquierda compuesta por caballería conde de Pappenheim (unos 5.000 jinetes).
- Centro al mando de Tilly, a vanguardia la artillería, los cañones pesados en el centro-derecha y los ligeros a la izquierda, detrás unos 17 escuadrones de 1.500 a 2.000 hombres, detrás del mismo una unidad de caballería de reserva (1.000 jinetes).
- Ala derecha mandada por Fürstenberg e Isolani (4.000 jinetes)
Gustavo desplegó sus fuerzas con el ejército sueco con 15.000 infantes y 8.000 jinetes ocupando el centro y ala derecha, y los sajones con 13.000 infantes y 5.000 jinetes ocupando el ala derecha:
- Flanco bajo el mando del mariscal Horn, estaba compuesta de 3 regimientos de caballería en primera línea con mosqueteros en los intervalos, y 2 regimientos en segunda línea, unos 2.500 jinetes.
- Centro con la artillería a vanguardia mandada por Torstensson, detrás 4 brigadas en primera línea, detrás en primera línea mandada por Tauffel, compuesta de 6 brigadas (incluyendo las de Monro y Ramsay) apoyadas por un regimiento de caballería; la segunda línea mandada por Hall estaba compuesta de 3 brigadas (incluyendo la escocesa de Hepburn) apoyadas por un regimiento de caballería.
- Ala derecha mandada por Banner con 6 regimientos de caballería en primera línea con cuerpos de mosqueteros intercalados entre ellos, en segunda línea 4 regimientos, unos 4.500 jinetes.
- Ala izquierda los sajones de Juan Jorge, aunque no hay información sobre su despliegue.
- Reserva detrás del centro dos regimientos de caballería (unos 1.000 efectivos).
La formación sueca proporcionaba mayor libertad de movimientos a sus tropas y un eficaz uso de las reservas.
Desarrollo de la batalla
Tilly comenzó la batalla a las 07:00 horas, abriendo fuego contra los suecos. Los suecos respondieron y estuvieron intercambiando disparos durante dos horas y media. Los cañones suecos eran más numerosos y más rápidos, ya que disparaban tres veces por cada disparo imperial, exasperaron de tal modo a los imperiales; que Pappenheim que no pudo resistir más tiempo el fuego.
Sin esperar órdenes, cargó con sus 5.000 jinetes contra el ala derecha sueca de Banner, que aguantó perfectamente, las pistolas de los jinetes no podían medirse con los mosquetes de los suecos, cuyos mosqueteros intercalados, disparaban una salva tras otra contra los jinetes imperiales. Pappenheim cargó 7 veces siendo rechazados en todas ellas; tras la última, Banner lanzó sus reservas contra él, haciéndole huir del campo de batalla, saliendo tan descalabrado, que quemó un pueblo cercano para cubrir su retirada, creando aún más humo en el campo de batalla; pero, aun así, muy perseguido, no solo no se limitó a retirarse a su campamento, sino que abandonando el campo de batalla, emprendió la huida definitiva hacia Leipzig.
Mientras en ala derecha Fürstenberg e Isolani, confundidos por la acción de Pappenheim, que interpretaron como la señal de ataque, cargaron contra los sajones, que abandonaron rápidamente las posiciones, dejando solos a los suecos, huyendo del campo de batalla y dirigiéndose a Eilenburgo.
Tilly, un general experimentado observando que el ala derecha sueca había quedado al descubierto, ordenó un movimiento en oblicuo hacia la derecha y ordenó a Fürstenberg atacar la retaguardia sueca. Con toda probabilidad si se hubiese enfrentado a un enemigo distinto, la maniobra hubiera resultado decisiva.
El escalonamiento en profundidad, hizo que Gustavo pudieran reaccionar rápidamente; ordenó a Horn girar sus efectivos a la izquierda para hacer frente a Tilly y al mismo tiempo mandó avanzar a las brigadas de Hepburn desde la segunda línea del centro para reforzar la izquierda de Horn, y a la reserva.
Mientras Gustavo, aprovechando que su ala derecha estaba libre por la huida de Pappenheim y que Tilly se había desplazado a su derecha dejando sin guarnición sus cañones y sus campamentos; avanzó contra ellos, atacando de flanco a los escuadrones de Tilly y apoderándose de sus cañones, que giró para disparar contra las fuerzas de Tilly.
Tortesson también giró sus cañones, descargando sus piezas contra los cuadros imperiales. Siguió una desesperada lucha, pero el final era previsible, pronto los imperiales perdieron todo orden y huyeron en desbandada. Cayendo ya la tarde, por el acoso de las tropas de Horn que salieron en su persecución. La retirada resultó desastrosa, no cesando la persecución hasta llegada la noche.
Secuelas de la batalla
Los muertos del ejército de Tilly fueron 7.000, capturando los suecos 5.000 prisioneros, la artillería enemiga y los bagajes de sus campamentos, así como 90 banderas. Los sajones tuvieron 2.000 bajas, no superando 700 las de los suecos. 1.500 jinetes suecos siguieron la persecución con Gustavo a su frente, capturando otros 3.000 prisioneros en Mesemburgo el día 19 de octubre, y el 21 abandonaron la persecución en Halle.
Gustavo decidió avanzar sobre el Rin, mientras el elector de Sajonia llevaba la guerra a Bohemia.
El rey sueco ocupó Wurzburgo el 18 de octubre, prosiguiendo hacia Fráncfort del Main y desde allí a Maguncia, que tras un cerco de dos días se rindió. A los tres meses de la victoria, había sometido todo el país del Rin, formando alianzas, obligando a la neutralidad a los príncipes católicos del Rin y rechazando a las fuerzas españolas hacia los Países Bajos; estableciéndose firmemente en las orillas del Rin medio en Alsacia, el Palatinado Inferior y Colonia.
La rápida conquista alarmó a Richelieu que dijo “hay que idear un medio para contener a ese impetuoso visigodo, ya que su triunfo resultaría fatal para Francia y el Emperador”. La alarma no era infundada, porque Gustavo se inclinó a la formación de un Corpus Evangelicorum, una federación de príncipes protestantes bajo su jefatura, lo que significaba la destrucción del sistema imperial, que Richelieu no quería ver destruido, sino convertido en una entidad inoperante.
Batalla de Rain (15 de abril de 1632)
Tilly desde su derrota en Breitenfeld, había reunido otro ejército y tras unirse el duque de Lorena con 12.000 hombres, sus efectivos alcanzaban los 25.000.
Gustavo cruzó el río Danubio en Donauwörth con unos 40.000 efectivos y estableció contacto con el enemigo en el río Lech que le esperaba en la orilla opuesta.
El elaborado plan de Gustavo Adolfo era atrapar a la totalidad del ejército imperial, el plan de batalla constaba de dos elementos principales:
- Un fuerte ataque de distracción de una parte de la infantería sueca con apoyo de la artillería pesada contra el centro fortificado de Tilly al otro lado del río Lech. Se pretendía atraer totalmente la atención del ejército imperial y su retaguardia. Las fuerzas suecas consiguieron establecer y fortalecer su posición en una pequeña isla o península cerca de la orilla del río de las tropas imperiales. Desde esta posición repelerían los feroces contraataques imperiales.
- A medida que el ejército imperial quedaba fijado intentando eliminar desesperadamente la cabeza de puente sueca, la caballería sueca, sin oposición o ni despertar la atención del enemigo cruzaría el río 10 km al sur del flanco izquierdo del ejército imperial. Desde esa posición rodearían al ejército imperial y así atraparlo entre la infantería de sueca al frente y la caballería sueca a su retaguardia.
Gustavo mandó construir un puente de barcas para cruzar el río Lech cerca de la ciudad de Rain durante la noche anterior a la batalla, y por la mañana bajo la protección de una cortina de humo y del fuego propio mandó cruzar el río a 300 soldados hakkapeliittas fineses. Los soldados fineses cavaron parapetos para las baterías que protegieron al resto de las tropas de Gustavo cuando cruzaron el río. En cuanto su ejército cruzó el río Gustavo asaltó y consiguió tomar la colina. El conde de Tilly recibió un disparo en la pierna al inicio de la batalla y fue trasladado a la retaguardia. Y su segundo al mando, Aldringen, cayó inconsciente con una fractura de cráneo unos minutos después.
Maximiliano I de Wittelsbach ordenó una retirada inmediata para salvar al ejército que se había quedado sin dirección, dejando la mayor parte del equipo y la artillería de la liga católica en el campo de batalla.
Con el conde de Tilly mortalmente herido la moral de las tropas imperiales se desvaneció rápidamente y el ejército de la liga Católica retrocedió antes de que llegara la caballería sueca. Así la muerte del conde posiblemente salvó a su ejército de ser completamente aniquilado. Aun así, ambos ejércitos sufrieron considerables pérdidas (3.000 en del bando imperial y 2.000 en el sueco), principalmente debidas al ataque frontal y los contraataques contra las posiciones fortificadas.
El grueso del ejército pudo escapar de la persecución gracias a una tormenta y los fuertes vientos que bloquearon los caminos la noche siguiente.
El conde Tilly herido en el muslo por una bala de falconete, murió dos semanas después en la ciudad de Ingolstadt.
El resultado inmediato de la batalla fue que Baviera quedó expedita para la ocupación del ejército sueco, permitiendo a Gustavo Adolfo amenazar temporalmente al corazón del territorio de los Habsburgo. Maximiliano se vio obligado a huir a Salzburgo.
Batalla de Alto Veste (31 de agosto al 9 de septiembre de 1632)
Muerto Tilly, al emperador Fernando II no le queda más remedio que recurrir de nuevo a Wallenstein para defender Baviera del empuje sueco. Pero este puso dos condiciones: el absoluto e incondicional mando del ejército y la inmediata revocación del edicto de Restitución, y probablemente también la dignidad de elector.
El primer acto del checo consistió en una tentativa de ganarse a Juan Jorge de Sajonia, y el segundo hacer vacilar la fe de Jorge Guillermo de Brandeburgo en la causa sueca; pero no lo consiguió, y en abril de 1632 penetró en Bohemia ocupada por los sajones, ocupó Praga obligando a los sajones a retirarse y el 27 de junio, después de haber unido sus fuerzas a las de Maximiliano de Baviera, consiguió reunir unos 60.000 hombres. Marchó contra Amberg, entrando en colisión con una fuerza sueca en Neumark, tras lo cual Gustavo se retiró a Núremberg.
Wallenstein lo siguió y el 16 de julio llegó a Fürth, localidad situada en las inmediaciones de Núremberg, donde se atrincheró. Las tropas católicas se instalaron en un gran campamento en los actuales distritos de Zirndorf, Oberasbach y Stein, para cuya construcción se talaron cerca de 13.000 árboles.
Ante la nueva amenaza Gustavo Adolfo decidió regresar con parte de sus tropas (unos 18.000 soldados) a Franconia y reorganizar las defensas de la ciudad imperial de Núremberg. Entretanto el canciller Axel Oxenstierna mandaba desde Suecia 24.000 soldados de refuerzo que se juntarían con las tropas del Rey el 24 de agosto. El total las fuerzas suecas era 44.600 efectivos, de los cuales 30.000 eran infantería en 37 regimientos y 306 compañías; y 15.500 jinetes integrados en 39 regimientos y 263 compañías. Los imperiales contaban con 45.000 efectivos.
Durante dos semanas los dos ejércitos quedaron frente a frente mientras “toda Alemania y toda Europa estaban pendientes esperando noticias de la acción”. El 4 de septiembre los víveres empezaban a escasear y Gustavo lanzó un asalto contra las posiciones del adversario, atacó el campamento imperial en el Alte Veste (o «Antigua Fortaleza»), un castillo abandonado situado en lo alto de una colina boscosa. Su propiedad permitiría entonces que las armas suecas dominaran el campamento imperial. Los imperiales estaban preparados con trincheras y un abatís (trinchera hecha con troncos de madera y ramas de árboles) que obstaculizó el avance sueco. Cuando las brigadas suecas flaquearon, gran parte de la caballería fue enviada desmontada. Wallenstein vio una oportunidad de dar un golpe y salió con su caballería y derribó a muchas de las tropas agotadas. Solo la introducción final de la reserva de caballería sueca fue capaz de evitar un desastre completo, los suecos perdieron 3.000 hombres en la acción; el comandante de la artillería sueca, Lennart Torstensson, fue hecho prisionero y encerrado durante casi un año en Ingolstadt.
Dos semanas después, cuando millares de sus soldados habían muerto por enfermedad, Gustavo recibió refuerzos y levantó el cerco y decidió marchar contra Viena, con el fin de obligar a Wallenstein a abandonar sus posiciones defensivas y seguirle. Este último comprendió el plan de su enemigo, y en vez de seguirlo, se dirigió a Sajonia, mientras que Maximiliano se retiraba con el resto de sus fuerzas para defender Baviera.
Wallenstein envió mensajes a Holk y Pappenheim, que se hallaban en el río Wesser, para que se uniesen a él y juntos realizar una concentración general contra Sajonia para obligar a Juan Jorge a que abandonara la guerra.
En cuanto la cosa resultó aparente, Juan Jorge envió frenéticas llamadas al rey Gustavo que se encontraba en camino, y el 22 de octubre llegó de nuevo a Núremberg. El 2 de noviembre, se le unió en Anstadt Bernardo de Sajonia-Weimar, y el 8 de noviembre ocupó el desfiladero de Kösen, en Naumburgo, desde donde instó a Juan Jorge a unirse a él con todas las fuerzas disponibles.