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Ayuda jázara contra los sasánidas
Durante la guerra bizantino-sasánida ente Cosroes II y el emperador Heraclio en el año 620, el emperador bizantino estaba en una situación desesperada, los ávaros y eslavos habían invadido los Balcanes y los persas sasánidas habían ocupado Egipto, Siria y parte de Capadocia.
La única opción que le quedaba era la alianza con el Kaganato jázaro, de aliarse con Heraclio, los jázaros podían, por su poderío y situación geográfica, presionar sobre la frontera oriental de los ávaros y paralizar su ofensiva sobre los Balcanes; además, lo que era aún más importante, atacar directamente Persia y sus provincias septentrionales, proporcionando a un tiempo al Imperio bizantino una magnífica caballería pesada y de arqueros montados que desbordaría las reservas persas.
En el año 622, mandó una embajada al kagan proponiendo una alianza, pero el kagan tardó en contestar; Cosroes debió advertir los esfuerzos diplomáticos de Heraclio, y también mandó una embajada ofreciendo mejores términos.
El kagan jázaro supo negociar y mostrar su poder tanto a Heraclio como a Cosroes: si el primero quería su apoyo, debería ofrecer más; en cuanto al segundo, comprendería la importancia del factor jázaro en la Gran Guerra y estaría dispuesto a ofrecer grandes recompensas al kagan jázaro si se mantenía apartado del teatro de operaciones. El kagan, mostraba el valor de los jázaros en aquella contienda universal, podía elevar su precio y decidir en el último momento qué bando le interesaba más, algo que tanto Heraclio como Cosroes entendieron perfectamente.
En el 623 Heraclio decidió atacar a Armenia en la frontera del Kaganato jázaro, para realizar una demostración de poder y convencer a los jázaros de su poder. Cosroes por carta ofrece al kagan superar con creces lo que Heraclio le había ofrecido: “Si el kagan tuviera necesidad de oro, plata, piedras preciosas y tejidos de muselina o trajes de púrpura bordados con oro y con perlas, yo podría haberle dado dos veces más que él para satisfacer sus deseos”.
En el verano de 625 Cosroes era mucho mejor apuesta que Heraclio, y tanto el kagan como Heraclio lo sabían. Por eso Heraclio forzó las negociaciones y volvió a enviar a Andrés. Pese a todo, el patricio solamente logró el compromiso en otoño de que el kagan atacaría al verano siguiente las provincias persas de Albania y Atropatene en una incursión de saqueo.
Las noticias de las actividades del patricio Andrés ante los jázaros impulsaron al Rey de Reyes a preparar un ataque devastador y definitivo junto con los ávaros. Los persas mantenían contactos diplomáticos desde por lo menos el 622, y de hecho, ya habían sido capaces de coordinar ataques conjuntos en los Balcanes y en el Egeo. Esta vez planearon realizar un gran ataque contra Constantinopla en el verano del 626. Los esfuerzos diplomáticos de los persas debieron de producirse durante el verano y el otoño de 625 pues los ejércitos persas se pusieron en marcha en la primavera siguiente.
Heraclio había avanzado hacia el río Fasis. Llegó allí sin dificultades, y a fines de agosto instaló su campamento en algún lugar del valle del río. Era una excelente posición desde la que enviar al patricio Andrés al encuentro del ejército jázaro que marchaba desde la Albania Caucásica hacia las Puertas Caspias para regresar a las estepas del Terek. Andrés los encontró a tiempo: llevaba consigo las noticias de la victoria de los ejércitos de Heraclio sobre los de Cosroes y el envío de un ejército de refresco a la capital imperial.
Andrés portaba, además, la última oferta de Heraclio: para sellar la alianza el emperador ofrecía a su propia hija, Epifania, de 16 años y de gran belleza a la que todo el mundo llamaba Eudocia en recuerdo de su llorada madre. El kagan se convertiría así en miembro de la familia imperial con todas las ventajas y prestigio que ello acarreaba. Heraclio aportaría como dote de su hija (amén de cuantiosos regalos en joyas, vestidos y dinero) Albania, Iberia y parte de Armenia. De llegarse a una paz concertada con Persia, dejaría libres a los jázaros si desearan continuar sus ataques a la derrotada potencia y favorecería bajo cuerda sus movimientos, reconociendo los futuros logros jázaros.
Ziebel llegó 40.000 jinetes jázaros y se unieron a los bizantinos en algún lugar cerca de Tiflis. En la primavera de 627, Heraclio, al frente de un gran ejército de campaña de 40.000 hombres, junto con otro 40.000 jázaros se acercó a Tiflis, la capital del reino de la Iberia Caucásica y centro de la resistencia persa en aquellas regiones. Sometió la ciudad bajo asedio. A mediados de septiembre del 627, Heraclio decidió abandonar el asedio de Tiflis, ya que se acercaba el invierno y se le estaban acabando los suministros, y decidió invadir la Armenia persa, esta vez con 40.000 bizantinos y 40.000 jázaros, y unos 10.000 armenios y caucasianos, en total unos 90.000 hombres.
Para más detalles de la compaña contra los sasánidas ver el capítulo “los sasánidas” – “Cosroes II”
En febrero del 628, en Barzan los jázaros dieron por terminada su campaña y emprendieron el camino de regreso a sus hogares.
Heraclio en cumplimiento del tratado, envió a su hija al país de los jázaros para que se casara con el khan, en la primavera del 630, y antes de llegar al territorio jázaro, recibieron la noticia de la muerte del khan, y ordenó que Eudocia regresara antes de terminar su viaje.
Alianzas durante el siglo VII
Hacia el 632, los jázaros tomaron el control sobre Iberia y Albania-Azarbayan. En los años siguientes las relaciones entre Bizancio y los jázaros crecieron hasta que el propio Justiniano II (695-705), que se había refugiado en las costas del mar Negro durante un exilio, desposó a la hermana del kagan de Itil o Atil, la emperatriz Teodora.
Itil, Atil o Attel es el nombre del río Volga en época sármata y jázara y también el nombre de la capital del kaganato jázaro, residencia del kagan y la kagatum (su esposa principal, madre del heredero y sus hermanos).
A mediados del siglo VII, los godos de Crimea, se rebelaron y fueron derrotados por los jázaros y su ciudad, Doros (actual Mangup-Kale), fue ocupada. Un tudun (gobernante) jázaro se estableció en Quersoneso en la década de 690, a pesar de que nominalmente la ciudad dependía del Imperio bizantino.
Alianzas durante el siglo VIII
Los jázaros se aliaron con los bizantinos durante al menos parte del siglo VIII. En 704 o 705, Justiniano II, exiliado en Quersoneso, escapó a territorio jázaro y contrajo matrimonio con la hermana del kagan, Busir. Con ayuda de su esposa, huyó de Busir, quien estaba intrigando contra él ante el usurpador Tiberio III, llegando a asesinar a dos funcionarios jázaros. Se fugó a Bulgaria, cuyo kagan, Tervel, le ayudó a recuperar el trono. Los jázaros proporcionaron más tarde apoyo al general rebelde Bardanes, que acabó subiendo al trono imperial en 711 con el nombre de Filípico.
El emperador bizantino León III casó a su hijo Constantino (más tarde Constantino V Coprónimo) con la princesa jázara Tzitzak (hija del kagan Bihar), como parte de una alianza entre ambos imperios. Tzitzak, que fue bautizada como Irene, alcanzó fama por su vestido de novia, que comenzó una febril moda en Constantinopla por un tipo de túnica (para hombres) llamada tzitzakion. Su hijo León (León IV) sería conocido como León el Jázaro.
Ambos sumaron 208.000 colonos a los 30.000 que Justiniano II había llevado a Bitinia y el Ponto. Fue su hijo el emperador León IV el Jázaro (775-780), desposado con otra Irene, cuyo hijo será Constantino VI.
Hacia el año 970 una invasión de los rusos financiados y apoyados por Bizancio, sometieron Itil tras tres años de asedio. A su caída, se produjeron que llevaron a un desconocido pero importante número de jázaros, entre ellos la familia del kagan, a viajar a Sefarad o Al Andalus.