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Los ejércitos normandos
Normandía era una región pequeña comparada con todo un país como Britania, y, por lo tanto, disponía de menos recursos.
El sistema militar normando se basaba en que cada barón u obispo poseía sus propias tierras, otorgadas por el duque, con la condición de que mantuvieran y equiparan para su servicio inmediato un número de caballeros designados por él.
El núcleo verdadero del ejército normando era el familia regis, o la casa militar de los reyes. Las tropas de la familia eran tropas mercenarias profesionales que eran pagadas por el servicio militar de tiempo completo. Debe entenderse que, durante el siglo XI, el término «mercenario» no llevaba el equipaje negativo que hace hoy. Los miembros pagados de la familia a menudo mostraban una intensa lealtad hacia su señor. La lealtad mostrada por la familia era a menudo mucho más fuerte que la mostrada a un señor feudal. Un soldado de la familia normanda compartía mucho en común con los husecarles sajones.
Los principios de servicio y lealtad eran casi los mismos. Tal vez esta similitud se debe a sus raíces comunes en las zonas nórdicas y germánicas del norte de Europa. Como tal, los soldados profesionales de la familia formaron el brazo verdaderamente eficaz del poder militar normando.
En un principio se denominaba miles o milite a un soldado montado y pedite a un soldado de infantería, aún no se empleaba el término caballero. Estos términos no parecen haber sido utilizados exclusivamente para describir los de nacimiento noble, como cabría esperar de las definiciones posteriores de la caballería. El equipo de un hombre era el factor determinante, si un hombre poseía el equipo requerido de cota de malla, yelmo, lanza, espada y caballo podría considerarse un milite. En una época en que el caballo era un símbolo principal de la riqueza y estado, indudablemente la mayor parte de la nobleza feudal habría ocupado este papel. A veces los milites normandos a menudo desmontaban y combatían como pedites, o infantería organizada, sobre todo durante los asedios.
Evidentemente, el miembro de la familia era responsable de suministrar inicialmente su propio equipo, los artículos perdidos o dañados eran reemplazados por su señor como parte del contrato de servicio. Un próspero y exitoso soldado de familia, o noble feudal, habría poseído una cota de malla que era muy lento de fabricar y, por lo tanto, bastante caro.
Los milites normandos de los varones y obispos eran básicamente «elegidos» basados en su linaje, y así los muchachos de ocho a diez años (puers) eran enviados a la casa de un señor a tomar su entrenamiento en combate y lo más importante siguiendo órdenes. Más allá de la edad de 14 años, muchos de los adolescentes eran introducidos en las filas de los escuderos. Y por fin, a la edad de 21 años, eran denominados como milites con un rito de iniciación aparentemente extraño en el que el joven recibía un fuerte golpe en las orejas. Teniendo que asumir el golpe sin represalias, sugiriendo así simbólicamente que era el único golpe físico después de la caballería que iba a tolerar de buena gana.
Estos jóvenes solteros (conocidos como juvenis) renombrados milites, algunos eran elegidos para la casa, mientras que los demás ejercían su oficio como mercenarios.
Además, hacia el siglo XI, los jóvenes jinetes normandos participaban en torneos que implicaban ejercicios de forma libre (como el combate cuerpo a cuerpo francés) en campos abiertos. Estos «encuentros» casi se desarrollaban como verdaderas batallas horripilantes, con un equipo de caballeros opuestos que luchaban unos contra otros con su panoplia de guerra completa, armados con armas cortantes. Los derrotados, por regla general, tenían que renunciar a su caballo de guerra y su rica armadura, lo que constituía un incentivo para muchos jinetes de la época, a pesar del peligro físico inminente.
La caballería normanda
Aunque escandinavos en origen, los normandos cobraron en seguida fama de jinetes, su poder militar se basaba en la caballería pesada.
La caballería estaba formada por los mejores jinetes. Por lo general, tenían un título o eran caballeros. De hecho, un cuarto de la fuerza de Guillermo estaba montada. Estas tropas de élite eran las más protegidas de todas. Al igual que el husecarles ingleses, llevaban una cota de malla sobre una prenda interior de cuero o acolchada (gambeson, aketon). Las primeras llegaban hasta la rodilla con rajas laterales para facilitar el movimiento, posteriormente se alargaron por debajo de la rodilla con rajas delanteras y traseras para facilitar la monta, tenían una pequeña apertura en el lado izquierdo para sostener la vaina de espada. Algunos llevaban un ventail para proteger el cuello y la cabeza, que podía ser de cuadrado que se abatía, de apertura lateral, y a veces llevaban refuerzos cuadrados en el pecho. Las piernas podían estar protegidas por brafoneras abiertas por detrás. También existían armaduras de escamas y lamelares.
El yelmo era de tipo spangenhelm con protección nasal, podía ser de una sola pieza que era muy caro. Pero lo normal era de cuatro segmentos unidos por cuatro bandas de hierro, rematadas por una pieza circular en la parte superior durante el siglo X o bien segmentados unidos directamente entre sí usados en el siglo XI. Posteriormente en el siglo XII apareció la calota normanda en torno al año 1200, era de forma cilíndrica con protección facial y se les consideran los antecesores del greathelm. Todos los cascos llevaban en el interior un forro de cuero ajustable, e iban sujetos a la cabeza con dos correas de cuero que se anudaban bajo el mentón. Posteriormente, aparecieron las cofias acolchadas para evitar molestias.
El escudo era de forma circular durante el siglo X, en el siglo XI se introdujo la forma de cometa, aunque ambos fueron usados indistintamente, estaban sujetos por una correa de cuero para evitar su pérdida durante el combate y para colgarlos a la espalda cuando cabalgaban. Estaban hechos de madera con refuerzos de metal alrededor del perímetro para absorber golpes, tenían el escudo de armas pintado, algunos estaban recubiertos de cuero. Era casi seguro que había tenido su escudo de armas en él. Se pensaba que los caballos eran solamente sementales, pero no eran grandes. La protección del caballo no parece haber sido de primordial importancia. La manera de montar era de naturaleza vertical, con las piernas rectas ligeramente inclinadas hacia delante, para evitar ser tirado en una carga (monta a la caballera), en caso de que dispusiese de dos monturas. Cada jinete tendría su propio muchacho de establo o escudero que cuidaría de su montura. A diferencia de la fuerza sajona, que no dependían de los caballos para luchar, los jinetes eran parte integral de la estrategia normanda y francesa.
En cuanto al armamento, los jinetes portaban lanza de madera, generalmente de fresno de 2,5 a 2,8 metros de larga, las puntas de lanza de forma romboidales y relativamente grandes, se volvieron más pequeñas y afiladas, una forma diseñada para perforar armaduras y escudos, más que para causar heridas en partes desprotegidas. Los jinetes usaban la lanza en ristre (couche) con una mano acometiendo en forma descendente, que se elevaba poco antes del choque. También podían emplearse como armas arrojadizas. Una vez que los caballos habían llegado hasta las filas enemigas, utilizaban la espada, maza o hacha como arma secundaria.
Las espadas eran rectas con doble filo, estaban diseñadas más para el corte que para la estocada, se volvieron más finas y afiladas. La espada era el arma distintiva del caballero y le daba prestigio, un hombre se convertía en caballero en la ceremonia de ceñir la espada. El proceso de la forja del acero en el siglo X trajo algunos cambios. Primero se templaba el metal. La dureza del acero le hacía más quebradizo que las antiguas hojas de acero. Los herreros solucionaros el problema mediante la introducción de un alma de hierro dúctil. Después se igualaba, se soldaba el acero con el hierro, se batía y se templaba. Así se conseguían espadas más duras pero a la vez los suficientemente flexibles para no romperse.
Además de la espada se podía utilizar otras armas, la maza o hacha a elección del jinete, el hacha era de un solo corte y se manejaba con una sola mano. La maza podía ser con una cabeza de hierro rebordeada, otras tenían protuberancias en la cabeza y otras eran un garrote de madera o baculum que era más bien un signo de distinción de mando.
El caballo de guerra o destrero era la pieza más cara del equipo poseído por los milites o jinetes. Al igual que con los animales de trabajo modernos, solamente ciertos especímenes eran adecuados para su uso. Un cierto tipo de espíritu y temperamento era necesario para una montura de guerra, no todos los caballos poseían tales rasgos. Una vez que el caballo era seleccionado para estos menesteres, al igual que su jinete, se sometería a una doma o entrenamiento intenso para que fuera adecuado para la tarea. Se puede asumir que el entrenamiento de un caballo para operar en formaciones cerradas, así como operar en la confusión del campo de batalla, hacía que desde muy temprana edad; los hombres de la sociedad medieval fueron entrenados en los métodos de la guerra, el deporte popular de la caza a caballo era en sí mismo un medio de entrenamiento militar utilizado para perfeccionar las habilidades ecuestres del jinete.
Los caballos no estaban protegidos, solo tenían un petral, se empleaba una silla de arzón con los borrenes delanteros y traseros elevados, los segundos casi a la altura de la cadera, el jinete quedaba encajado, siendo una buena plataforma para el uso de las armas. Los estribos eran largos y permitían al jinete ponerse de pie tanto para manejar la lanza como la espada. Los jinetes empleaban espuelas largas.
La infantería normanda
La infantería podía, y a menudo lo hacía, desempeñar un papel importante en el combate. Guillermo I supo el valor de la infantería y reclutó gran número de ellos para la invasión de Inglaterra. Si estos mercenarios pedites profesionales no hubieran estado presentes en Hastings, la batalla habría ido muy mal para la caballería normanda.
La infantería normanda estaba constituida por hombres pedites y arqueros bien armados con el arco corto normando o con ballesta.
El arma básica de la infantería al igual que la caballería normanda era la lanza con una punta de hierro en forma de hoja y un asta de madera, por lo general brezo. La única diferencia visible en las ilustraciones contemporáneas entre las lanzas de infantería y de caballería es que las lanzas de infantería a veces aparecen con el asta más corta y más gruesas en la punta. Ambas se muestran a menudo con una barra transversal horizontal debajo de la punta, destinada a evitar la penetración excesiva.
La infantería masiva probablemente podría formar un muro de escudos de los que sobresalían las lanzas como protección contra la caballería, como lo harían más adelante en el siglo XII. Las puntas de las lanzas inclinadas hacia delante, los extremos del asta descansan en la tierra. Pero esta no era la forma usual en que se usaron las lanzas. En las ilustraciones contemporáneas se muestran con más frecuencia sujetas por encima de la cabeza y empuñadas en un movimiento apuñalador hacia abajo, la misma técnica que se utilizaba contra la caballería y la infantería. Empleando esta técnica, la lanza podría ser lanzada cuando era necesario y esto explicaría por qué en la mayoría de las ilustraciones manuscritas de los siglos XI y XII las lanzas parecen ser de construcción ligera.
Los infantes también portaban varias jabalinas que lanzaban antes de que el enemigo llegase al choque. Como arma secundaria disponían de la espada y el hacha danesa que se manejaba con las dos manos.
Los arqueros eran importantes, usaban el arco corto normando y el propio Guillermo era un reconocido arquero, la destreza con el arco se volvió más común en Inglaterra después de la conquista.
El tapiz de Bayeux describe dos tipos de arqueros, unos bien vestidos incluso con armadura y otros más toscos, tal vez los primeros fuesen profesionales y los segundos reclutas locales, ambos llevaban un gran cuchillo en el cinto como arma secundaria. Las ballestas no fueron descritas en el tapiz de Bayeux, aunque fuentes escritas dicen que sí fueron empleadas, es posible que se trate de bretones, que las usaban regularmente.
Las unidades de infantería normanda no estaban organizadas en unidades tan reconocibles como la caballería, pero tampoco eran una masa desordenada. En campo abierto adoptaban formaciones en círculo o rectangulares.
Tácticas de los normandos
La superioridad de los normandos sobre sus enemigos, que disponían armamento de similar calidad, se basaba fundamentalmente en dos aspectos: el liderazgo y su superior caballería. A lo largo del siglo XI, los líderes normandos se mostraron agresivos y capaces. Casi todos ellos, desde el cruel y carismático Roberto Guiscardo hasta el Guillermo II de Normandía, poseían una personalidad dinámica y contundente que les permitía mantener el control total de sus tropas en el campo de batalla. No solamente parecen haber liderado desde el frente, sino que también sabían recompensar ampliamente a sus hombres por el servicio leal, esta práctica solo puede haber servido para fortalecer la motivación de sus tropas. Las rebeliones a que se enfrentaron provenían principalmente de parientes y señores feudales, mientras que las tropas de su familia parecían haber sido leales de manera consistente.
En el empleo de la caballería, a diferencia del Imperio bizantino y los árabes de Oriente Medio que usaban la caballería de forma tradicional en las alas, los normandos la solían emplear en el centro para romper las formaciones enemigas mediante cargas controladas. Con el escudo en el lado izquierdo y lanza en ristre cargaban contra las formaciones enemigas, probablemente no fueron los descubridores del uso de esta manera de cargar, pero fueron los que con más entusiasmo la adoptaron.
El uso de la carga lanza en ristre contra una formación cerrada de infantería, solo tenía éxito si el caballo estaba entrenado para ello. Tras el choque inicial, a menos que el enemigo huyera, la lucha se tornaba en una refriega confusa, y entonces abandonaban las lanzas para usar las espadas y mazas.
La caballería normanda operaba en grupos de 20 a 30 hombres conocidos como conrois, que se identificaba por un guión o pequeña bandera llamado gonfalón que se colocaba en el extremo de una lanza. Los emblemas o blasones en los escudos eran probablemente un adorno en aquella época, pero las banderas eran elementos esenciales de mando y control, sobre todo para trabajar en una formación de caballería extremadamente cerrada.
Varios conrois se agrupaban para formar una batalla, una unidad de mayor tamaño que podía efectuar cargas controladas, girar, dar media vuelta e incluso realizar una huida simulada, lo que requería una excelente disciplina y unos métodos de señalización fiables. El método de la huida simulada lo aprendieron de sus vecinos bretones que ya la aplicaban en el siglo X.
A pesar de su impetuosidad en el combate, los normandos a menudo observaban y esperaban, normalmente realizaban reconocimientos minuciosos y las campañas de invierno eran corrientes.
Las batallas en las que participaba solo caballería eran poco frecuentes. El papel de la infantería, aunque auxiliar, seguía siendo importante, y los jinetes estaban preparados para combatir a pie.