Batalla de Fuentes de Oñoro (3 al 5 de mayo de 1811)

Viaje de Wellington a Extremadura

Messéna con el ejército de Portugal, se retiró dentro de las fronteras de España, y habían perdido a la vista de Wellington el 8 de abril, cuando bruzó el río Águeda y retrocedió en columnas divergentes hacia varias ciudades del reino de León: el CE-VI en Salamanca, el CE-II en Ledesma y el CE-VIII en Toro, donde entró en acantonamientos. Solo Drouet con el CE-IX las DIs de Conroux y Claparéde permaneció en observación de los aliados, con su cuartel general en San Muñoz. El general británico era muy consciente del estado lamentable en el que habían llegado a sus bases y calculó que a Masséna le llevaría muchas semanas volver a poner a su ejército en estado de combate.

Hubo un breve momento durante el cual Wellington tenía algunas esperanzas de poder adueñarse tanto de Ciudad Rodrigo como de Almeida. Había aprendido que la fortaleza española estaba casi tan desprovista de alimentos como la portuguesa, y que las tropas de Masséna habían consumido 200.000 raciones de sus provisiones cuando llegaron a la frontera. Pensó que la guarnición extra que Junot le había dejado, antes de seguir adelante, solo serviría para agotar las raciones mucho antes.

En consecuencia, pidió al activo y emprendedor guerrillero Julián Sánchez, que cerrara las carreteras entre Salamanca y Ciudad Rodrigo, para que no pasaran provisiones; pero hizo los preparativos para lanzar algunas tropas ligeras británicas al otro lado del río Águeda para cooperar con él, cuando se enteró del acercamiento de un convoy, envió la DIL y la BRCL de Arentschildt cerca de Águeda a pocos km de Ciudad Rodrigo. Su cuartel general estaba en Gallegos, sus puestos avanzados se extendían desde el puente de Barba del Puerco en el norte hasta El Bodón en el sur.

Se pretendía que, cuando Julián Muñoz informara de la llegada de los franceses, la DIL se precipitara a través de los vados de Agueda e intentara interceptar el convoy. Este plan fracasó el 13 de abril debido, a que todavía estaba al mando de la DIL William Erskine, aunque acababan de llegar noticias, para gran satisfacción de todos, de que el general Craufurd, estaba de camino al frente después de su permiso.

Después de que Ciudad Rodrigo fue abastecido, Wellington abandonó toda esperanza de tomarlo. Pero Almeida podía ser rendida por hambre antes de que Masséna pudiera aliviarla. Calculó que le quedaban muchas semanas por delante, y resolvió también enviar sus tropas a acantonamientos, en una posición tal que bloqueara el camino a Almeida, y le diera un merecido descanso mientras la fortaleza se estaba muriendo de hambre.

Wellington no quiso seguir avanzando hasta que no organizó su línea de comunicación con su nueva base en Coimbra y estableció grandes depósitos intermedios en Lamego, Celorico y otras localidades intermedias. El ejército vivía de los suministros de los convoyes que llegaban a intervalos irregulares desde el bajo Mondego, ya que la zona había sido esquilmada por los franceses. Los caballos estaban en muy mal estado, por falta de forraje adecuado, subsistían con el maíz verde, que era terrible para los habitantes, y de poca utilidad a los caballos, cuando se agotó el maíz, se cortó el centeno. Hasta que hubo depósitos y se estableció un servicio regular, fue imposible concentrar el ejército, y mucho menos entrar en España.

En consecuencia, las tropas aliadas se distribuyeron en los pueblos entre los ríos Coa y Águeda. La DIL y la BRCL estaban al frente, sosteniendo los puestos avanzados frente a Ciudad Rodrigo, y en contacto con el CE-IX de Drouet, que se encontraba a lo largo del arroyo Yeltes, que discurre paralelo al Águeda, a una distancia de 10 a 25 km al noreste. La DI-5 estaba en las aldeas alrededor del fuerte Concepción, en apoyo de la DIL. La DI-6, con los portugueses de Pack, recién llegados del Mondego, donde habían sido dejados durante la persecución de Masséna, bloqueaban Almeida. El cuerpo principal del ejército, la DI-1, DI-3 y DI-7, con la BRI portuguesa de Ashworth, fueron acantonados en los valles de los ríos Dos Casas y Turones, afluentes del río Águeda, se distribuyen entre Nava de Aver, Fuentes de Oñoro, Poço Velho, y otros pequeños rincones de la zona.

La caballería, salvo la destacada al frente, intentaba mantener con vida a sus caballos en los pueblos pobres del río Coa, desde Castello Rodrigo hasta Alfayates. Todo el ejército, distribuido en un cuadrado de unos 35 km, las fuerzas estaban colocadas de modo que pudiera concentrarse en cualquier punto en una jornada de marcha. Wellington, aunque juzgó que Masséna no podía molestarlo, estaba decidido a no ser sorprendido con sus tropas dispersas.

Wellington resolvió realizar la visita largamente postergada a Extremadura que había proyecto desde el comienzo de la retirada de Masséna.

Wellington formuló tres posibles líneas de acción:

1. Masséna podría llamar a Bessières, e inducirlo a unirse al ejército de Portugal con todas sus tropas disponibles, para que pudieran salvar Almeida expulsando al ejército británico.
2. Masséna podría permitir a sus tropas un largo reposo en acantonamientos, aliviando al ejército del Norte en su actual carga de Castilla la Vieja, mientras que Bessières, con la parte de su cuerpo que pudiera reunir, podría invadir Galicia, para limpiarla.
3. Masséna podría dar a sus tropas el reposo que necesitaban y, después de algún intervalo, pasar al sur hacia Extremadura, para unirse a Soult en las operaciones sobre el Guadiana, dejando a Bessières a cargo de la defensa de las fronteras de León.

Los franceses realmente adoptaron la primera línea (1), el esfuerzo por salvar Almeida mediante una unión de los ejércitos de Portugal y del Norte, y luego, un mes después, la tercera (3), una concentración en Extremadura para salvar Badajoz.

Curiosamente, Wellington concibió que el primer plan era el menos probable de los tres, aparentemente porque sobrestimó el tiempo que le tomaría a Masséna reorganizar su ejército y reanudar las operaciones activas.

Sin embargo, en ese momento se tomó una de las medidas más importantes, mediante la cual el Emperador logró afectar el curso general de los acontecimientos en la frontera de Portugal. El 20 de abril decidió retirar a Masséna y enviar un nuevo jefe al ejército de Portugal. Cinco días antes, el mariscal Marmont, recién regresado del mando en Dalmacia, había recibido órdenes de partir de inmediato hacia España, donde reemplazaría a Ney al frente del CE-VI.

La destitución de Masséna, como comandante en jefe, se firmó el 20 de abril, no fue hasta el 12 de mayo cuando Marmont presentó sus cartas de servicio y asumió el mando.

Wellington, por su parte, convencido de que no tenía nada que temer desde hacía poco tiempo del ejército de Portugal y su comandante, salió de Villar Formoso la mañana del 15 de abril, llegó a Sabugal esa noche, a Castello Branco el 17 y a Elvas al mediodía del 20 de abril. Permaneció solo 4 días en Extremadura; durante ese breve período de tiempo inspeccionó Badajoz y dio instrucciones completas para el asedio; trazó un plan de campaña para los ejércitos unidos de Beresford, Blake y Castaños, y luego, regresando tan rápidamente como había llegado, volvió sobre su ruta hacia las fronteras de León, y regresó a la Alameda el 29, habiendo estado 15 días ausente de su ejército.

Movimientos preliminares del 20 de abril al 3 de mayo

Durante la ausencia de Wellington, el mando de las tropas acuarteladas entre el Águeda y el río Coa había sido entregado a Brent Spencer, jefe de la DI-1, el jefe de división de más alto rango presente.

El 22 de abril, Marchand salió de Ciudad Rodrigo con un RI y un Escón, para hacer el reconocimiento que se le había ordenado ejecutar. En Marialva, a 8 km de la fortaleza, se topó con los piquetes del RIL-95 y del RI-52, y recibió una acogida tan cálida que se volvió de inmediato y envió el informe a Masséna de que los británicos se habían establecido con una fuerza fuerte cerca del río Águeda. Después de esto, no hubo más alarmas en el frente hasta el 28 de abril, día en que Wellington regresó de Elvas.

Masséna decidió hacer un último esfuerzo desesperado por salvar la reputación militar de la que estaba tan orgulloso y justificarse ante el Emperador. Si tanto Almeida como Ciudad Rodrigo se perdían, toda su campaña sería considerada como un fracaso. Salamanca y Valladolid estaban llenas de hombres reclutados y acumulación de provisiones, pertenecientes al ejército de Portugal, que se había estado reuniendo allí durante muchos meses mientras se cortaban las comunicaciones con ese ejército. En un momento de finales del invierno, Thiébault, el gobernador de Salamanca, llegó a tener nada menos que 18.000 hombres de destacamentos pertenecientes a las tropas de Masséna; en parte convalecientes, en parte pequeños grupos que habían llegado de los depósitos franceses para unirse a sus regimientos y no habían podido hacerlo.

Aunque algunos de ellos finalmente habían seguido adelante con Foy y Gardanne, todavía quedaban muchos por enviar. Los cuadros de los cuartos batallones de cada regimiento fueron luego enviados a Francia, y los otros 3 restantes fueron reforzados con sus efectivos. Con los cual la infantería del ejército de Portugal ascendía a 42.000 infantes, que habían sido reabastecidos de ropa, calzado y municiones.

Pero los puntos débiles eran la caballería y la artillería. La mayor parte de los caballos que habían sobrevivido a la retirada de Santarém solo habían llegado a las llanuras de León para morir. Cuando se ordenó a todos los jinetes montados del CE-II y del CE-VI que se reuniesen, Lamotte solo pudo reunir 319 de una brigada que había contado 800 en marzo; Pierre Soult tenía 600 de 900, la división de dragones de reserva de Montbrun de 2.400 solo pudo contar con 1.187. La unidad de caballería más eficaz del ejército era la BRCL de Fournier del CE-IX de Drouet, que al no haber participado en la campaña de invierno en Portugal, pudo reunir 794 hombres en buen estado. Así Masséna no pudo adelantar para la nueva campaña más de 3.000 jinetes, y estos no estaban en las mejores condiciones.

Con la artillería el caso era aún peor, porque la mortalidad de caballos había sido mayor. El ejército solamente podía contar con 20 cañones con la dotación completa de vehículos auxiliares, debidamente montados. El estado del tren militar era igualmente malo, el transporte de los RIs y CEs se redujo prácticamente a cero, y únicamente contaba con unos pocos carros encontrados en Rodrigo y Salamanca.

Existía comida en las bases; cuando Masséna llegó a Salamanca había encontrado allí acumulaciones considerables, aunque no tanto como esperaba o requería. Le habían dicho que encontraría en Salamanca 10.000 fanegas de trigo, y que en pocos días aparecerían 8.000 más y 200.000 raciones de bizcocho para la guarnición de Ciudad Rodrigo; afirmó que solo pudo descubrir 6.000 fanegas y 39.000 raciones de bizcocho, y que el convoy enviado a Ciudad Rodrigo el día 13 de abril, solo llevaba como máximo 20.000 raciones. Bessières respondió que estaba haciendo todo lo posible, que tenía su propio cuerpo para alimentar, que la llegada del ejército de Portugal fue totalmente inesperada. Además, Castilla la Vieja estaba terriblemente exhausta y los guerrilleros tan activos que cada convoy requería una inmensa escolta para vigilarlo.

Bessières, sin embargo, no rompió su promesa, como Masséna había temido por un momento, simplemente la ejecutó un poco tarde y en la menor escala posible. Trajo consigo dos pequeñas brigadas de caballería, haciendo entre 1.600 y 1.700 sables, la BRCL de Wathier (RCs 11, 12, 24 de cazadores, y el RH-5), y la BRCL de Lepic, que constaba de 2 Escons de cada uno de los granaderos, lanceros y cazadores de la Guardia Imperial. Contaba también con una batería de artillería a caballo de la Guardia, y había llevado 30 equipos de cañones, que al distribuirse al ejército de Portugal, le permitían poner en campo 32 piezas y los correspondientes cajones.

Masséna había llegado a Ciudad Rodrigo el 26 de abril, sus 4 CEs se concentraron allí el 29 y Bessières llegó con su caballería el 1 de mayo. Toda la fuerza reunida estaba formada por 42.000 infantes, 4.500 jinetes y 38 cañones, un total, contando las armas auxiliares, de unos 48.000 efectivos.

El 30 de abril, Marchand fue enviado con 6 Escons y su propia infantería para hacer un reconocimiento en fuerza de las líneas aliadas. Encontró la DIL aún en posición en Gallegos, con puestos avanzada a lo largo del Azaba, y se retiró a Ciudad Rodrigo después de haber permanecido algunas horas frente a la altura de Marialva. Al día siguiente 1 de mayo, el ejército francés comenzó a cruzar el Águeda, por el puente de Ciudad Rodrigo, dividiéndose en dos columnas cuando había pasado: el CE-II en la carretera de Marialva, más a al norte, el CE-VIII y el CE-IX por la vía Carpio, más al sur. El CE-VI que formaba la reserva y cruzó más tarde, también tomó el camino de la izquierda de Carpio. Cada columna estaba precedida por su cuerpo de caballería.

Wellington estaba perfectamente preparado para afrontar el movimiento. Estaba de regreso con su ejército desde el 29 de abril y, a su llegada, se le informó que Masséna había llegado a Ciudad Rodrigo en persona dos días antes, y que los caminos de Salamanca hacia el oeste estaban atestados con columnas francesas. La posición de batalla ya estaba elegida y el ejército se concentró en ella, todo excepto la fuerza de cobertura formada por la DIL y la caballería, que debían mantenerse el mayor tiempo posible antes de volver a caer sobre el cuerpo principal. Los 2 regimientos de caballería que habían sido enviados a la retaguardia a mediados de mes habían sido llevados de nuevo al Azaba el 28 de abril.

Wellington tenía menos tropas de las que deseaba, principalmente de la infantería portuguesa, provocado por la forma ineficaz en que fue alimentada por su gobierno, y la lentitud con la que los convalecientes y los destacamentos se reincorporaron a sus colores. Algunos de los regimientos que deberían tener 1.200 hombres, solo contaban de 500 a 700 hombres, y los 25 Bóns portugueses contaban solo con 11.000 infantes. La única BRCL portuguesa sus 2 RIs contaban con 312 de los 800.

La fuerza total disponible para una acción general el 1 de mayo era de 34.000 de infantería, de los cuales 23.000 eran británicos, 1.850 de caballería, incluidos los 312 portugueses, y 1.250 de artillería, zapadores, etc. Había 4 Bías británicas y 4 Bías portuguesas, con 48 cañones. Este total no incluía el destacamento que bloqueaba Almeida, que estaba formado por la BRI portuguesa de Pack y un BI británico.

El terreno entre Almeida y Ciudad Rodrigo es en su mayor parte una meseta ondulada, practicable en la mayoría de las partes para operaciones de caballería a gran escala. Los únicos obstáculos de importancia son los 3 arroyos que atraviesan la carretera, el Azaba, Dos Casas y Turón, afluentes menores del Águeda. Los tres son arroyos insignificantes, salvo en caso de fuertes lluvias, había llovido poco y sus aguas eran insignificantes, pero en algunas partes de su curso fluyen en profundos barrancos que presentan un serio obstáculo para el movimiento de tropas.

La zona que Wellington había elegido como campo de batalla era la línea del arroyo Dos Casas, desde las ruinas del fuerte Concepción hasta la aldea de Fuentes de Oñoro. El barranco de las Dos Casas es a la vez ancho y empinado en las cercanías de su fuente, quizá 4 metros de profundidad, pero se hace decididamente menos profundo hacia Fuentes de Oñoro, y por encima de ese lugar ya no es un obstáculo notable.

Hay 8 km desde el fuerte Concepción hasta el pueblo de Fuentes de Oñoro, y esta era la posición elegida por Wellington, completamente cubierta al frente por un barranco bien marcado. Pero los 2 km de Fuentes de Oñoro a Poço Velho, que procedió a tomar para defenderse cuando el enemigo dio señales de envolver la derecha, pueden describirse como terreno abierto, sin protección en su flanco salvo el pantano de Nava de Aver, que obviamente podría ser evitado por cualquier enemigo que eligiera hacer un movimiento suficientemente amplio.

El propio Fuentes de Oñoro se sitúa en la margen occidental de Dos Casas, en el punto donde las alturas comienzan a hundirse y cesa el barranco. Sus casas bajas están casi al nivel del arroyo, pero el pueblo desciende cuesta arriba hasta dos puntos un poco más altos que la cumbre general de la meseta, uno de los cuales está coronado por su iglesia, el otro por una cruz sobre una gran roca. En el lado opuesto del arroyo no hay edificios sino una capilla y un solo cortijo. Pasados estos, la carretera de Ciudad Rodrigo asciende por una suave pendiente, dominada en unos 100 metros por las alturas sobre las que se asienta la aldea, de modo que cualquier fuerza que avance para atacar a Fuentes de Oñoro puede ser atacada temprano y cobertura alguna.

La posición está acrecentada por el hecho de que las casas están rodeadas por numerosos muros de piedra, lo que hace que los caseríos y los huertos sean de una altura y resistencia adecuadas para dar excelente cobertura a la infantería en orden de escaramuza. Tampoco se puede envolver fácilmente, ya que a la izquierda está protegido por el barranco de Dos Casas, cada vez más profundo río abajo, mientras que a la derecha las casas retroceden un largo trecho cuesta arriba, y los muros de piedra continúan su línea a cierta distancia.

La posición general detrás del Dos Casas tiene un solo defecto grave: tiene en su retaguardia, a una distancia de unas 10 a 13 km, el barranco del río Coa, transitable en un número limitado de puntos para artillería y vehículos de ruedas, aunque hay muchos más en los que la infantería o la caballería pueden cruzar. De los puentes que se encuentran a una distancia razonable de la posición, solo existen el de Ponte Sequeiro a 16 km de Fuentes de Oñoro, el de Castello Bom a 10 km; y el de Almeida a 13 km. Si el ejército se viera obligado por alguna desgracia a retirarse, su transporte y artillería tendrían que pasar por uno o más de estos tres desfiladeros.

También que estaba peligrosamente cerca de Almeida, aunque fuera de la vista de esa fortaleza, y completamente fuera del alcance de su artillería. La única línea de retirada realmente conveniente desde la posición de Fuentes de Oñoro era la que cruzaba el puente de Castello Bom, una estructura de poca anchura y susceptible de congestionarse o bloquearse en un momento de prisa. Sin embargo, por encima por y debajo del puente de Castello Bom hay buenos vados para la infantería y la caballería en San Miguel y Algeirenos, además de muchos otros puntos por donde las tropas podrían cruzar en caso de apuro.

El 2 de mayo todo el ejército francés avanzó desde Ciudad Rodrigo, una columna por la carretera Marialva-Gallegos, la otra por la carretera sur o Carpio.

La DIL, y los 4 RDs que la acompañaban, comenzaron a retirarse, según sus instrucciones, sin apresurarse más de lo necesario, y de vez en cuando volviéndose para una pequeña acción de retardadora. El campo era algo peligroso para una pequeña fuerza de detención, siendo transitable para la caballería en muchas direcciones y densamente arbolado. En la noche del 2 de mayo, la fuerza de cobertura vivaqueó detrás de Gallegos y Espeja, pueblos ambos ocupados por la guardia avanzada del enemigo.

Despliegue de fuerzas

El 3 de mayo, Masséna reanudó su avance y condujo la DIL y la caballería en la posición elegida por Wellington. Se retiraron los escaramuzadores, hasta llegar al cuerpo principal, cuando los 4 regimientos de caballería se alinearon en la retaguardia a derecha de la aldea de Fuentes de Oñoro, mientras que la DIL, cruzando el puente en ese lugar, se colocó en reserva en las alturas, detrás de la cresta delantera. Por la tarde, todo el ejército francés se hizo más o menos visible desde la posición de los aliados. Estaba en tres columnas:

• Columna derecha estaba formada por el CE-II, que había tomado la ruta Gallegos-Alameda, y se desplegaba en las alturas frente a la izquierda de Wellington, mirando hacia fuerte Concepción y San Pedro, con la parte más profunda del barranco de las Dos Casas frente a él. El CE-II de Reynier disponía de 11.064 efectivos:
  • DI-1/II de Merlé con 4.891 en 12 Bóns (RIL-2, RI-36, y RIL-4).
  • DI-2/II de Heudelet con 5.491 en 12 Bóns (RIL-17, RI-70, RIL-31 y RI-47).
  • BRCL-/-/II de Pierre Soult con 682 efectivos (RH-1, RC-22 de cazadores, RD-8).
• Columna central estaba formada por:
  • DI-2/VIII de Solignac, que se ubicaba a la izquierda del CE-II, al sur de la Alameda. Disponía de 4.714 efectivos en 13 Bóns (RI-15, RI-86, RI-65 y BI irlandés)
• Columna izquierda era la más importante, estaba la caballería de Montbrun, que había estado toda la mañana ocupada en hacer retroceder a la caballería británica. Se acercó directamente frente a Fuentes de Oñoro, y al encontrar ese pueblo ocupado en fuerza, ocupó posiciones a su izquierda, frente a la caballería británica que estado persiguiendo, al otro lado del arroyo Dos Casas. Cuando la caballería se hizo a un lado, el frente fue ocupado por el CE-VI que se hizo visible en la carretera, división tras división. El CE-IX, todavía estaba oculto en la retaguardia, detrás del CE-VI.
  • Caballería con 2.753 jinetes:
    • DD/R de Montbrun con 1.187 efectivos:
      • BRD-I/R de Cavrois con 451 (RD-3, RD-10, y RD-15).
      • BRD-II de Omano con 736 (RD-6, RD-11, y RD-25).
    • Caballería del Ejército del Norte BRCL de Wathier con 750 efectivos (RCs 11, 12, y 24 de cazadores; y RH-5).
    • BRC de la Guardia Imperial de Lepic con 816 efectivos (lanceros polacos, cazadores a caballo, granaderos a caballo y mamelucos).
  • CE-VI de Loison con 17.140 efectivos:
    • DI-1/VI de Marchand con 5.872 en 12 Bóns (RIL-6, RI-69, RI-39, y RI-76).
    • DI-2/VI de Mermet con 6.702 en 12 Bóns (RIL-25, RI-27, RI-50, y RI-59).
    • DI-3/VI de Ferey con 4.232 en 10 Bóns (RI-26, BI Legión de Midi, BI Legión Hannoveriana, RI-66, y RI-82).
    • BRCL-/-/VI de Lamotte con 334 efectivos (RH-3, RC-15 de cazadores).
  • CE-IX de Drouet con 11.098 efectivos:
    • DI-1/IX de Claparéde con 4.716 efectivos en 9 Bóns (1 de cada de los RILs 21 y 28; y de los RIs 54, 40, 63, 88, 64, 100, y 103).
    • DI-2/IX de Conroux con 5.588 efectivos en 9 Bóns (1 de cada uno de los RILs 9, 16 y 27; y de los RIs 8, 24, 45, 94, 95 y 96).
    • BRCL-/-/IX de Fournier con 794 efectivos (RC-7, RC-13 y RC-20 de cazadores).

El ejército aliado se había desplegado en el terreno elegido por su jefe, que tenía tiempo suficiente para hacer todas sus disposiciones mientras la fuerza de cobertura les daba tiempo.

Su línea estaba formada de izquierda a derecha:

• DI-5 de Erskine estaba desplegado al sur del fuerte de la Concepción. Estaba apostada justo al sur del fuerte Concepción, con la BRC/P portuguesa de Barbaçena con 320 efectivos (RC-4 y RC-10) vigilando su flanco. Disponía de 5.185 efectivos:
  • BRI-I/5 de Hay con 1.770 (BI-III/1, BI-I/9, BI-II/38, Cía de Brunswick Oes).
  • BRI-II/5 de Dunlop con 1.624 (BI-I/4, BI-II/30, BI-III/44, 1 Cía de jägers Brunswick Oes).
  • BRI-III/5P de Spry con 1.764 (RI-3, RI-15, BI-VIII de cazadores).
• DI-6 de Campbell frente a San Pedro con el barranco al frente. Disponía de con 5.250 efectivos:
  • BRI-I/6 de Hulse con 2.041 (BI-I/11, BI-II/53, BI-I/61, y 1 Cía del RIL-60).
  • BRI-II/6 de Burne con 1.072 (BI-I/2, y BI-I/36).
• DI-3 de Picton estaba desplegada en primera línea frente al norte de Fuentes de Oñoro. Disponía de 5.480 efectivos:
  • BRI-I/3 de Mackinnon con 1.863 (BI-I/45, BI-I/74, BI-II/88, y 5 Cías del RIL-60).
  • BRI-II/3 de Colville con 1.967 (BI-II/5, BI-II/83, BI-II/88, BI-I/94).
  • BRI-III/3P de Power con 1.650 (RI-9/P, y RI-21/P).
• DI-1 de Spencer estaba desplegada en primera línea frente al sur de Fuentes de Oñoro. Disponía de 7.565 efectivos:
  • BRI-I/1 de Stopford con 1.943 (BI-I/3 de Guardias, BI-I/1 Coldstream, 1 Cía RIL-60).
  • BRI-II/1 de Nightingale con 1.774 (BI-II/24, BI-II/42, BI-I/79, y 1 Cía del RIL-60).
  • BRI-III/1 de Howard con 1.934 (BI-I/50, BI-I/71, BI-I/92, 1 Cía del RIL-95).
  • BRI-IV/1 KGL de Löwe con 1.914 (BI-I, BI-II, BI-V, BI-VII, 2 Cías).
• DIL de Craufurd estaba en segunda línea detrás de DI-3. Disponía de 8.815 efectivos:
  • BRIL-I de Beckwith con 1.184 (BI-I/43, y 5 Cías RIL-95).
  • BRIL-II de Drummond con 1.734 (BI-I/52, BI-II/52, y 4 Cías RIL-95).
  • BRIL-III/P con 897 (BIL-I y BIL-IV de cazadores).
• DI-7 de Houstong estaba en segunda línea detrás de la DI-3. Disponía de 4.590 efectivos:
  • BRI-I/7 de Sontag con 2.409 (BI-II/51, BI-I/85, BI cazadores, y 8 Cías de jägers Brunswick Oels).
  • BRI-II/7P de Doyle con 2.181 (RI-7, RI-19, y BI-II de cazadores).
• Destacamento en Fuentes de Oñoro bajo el Col Williams 1.500 efectivos de 15 Cías de flanco de la DI-1 y DI-3, y el BI-II/83 de la BRI-II/3 en apoyo.
• Caballería británica situada al sur y a retaguardia de Fuentes de Oñoro frente a San Pedro. Disponía de 1.500 efectivos:
  • BRD de Slade con 766 (RD-1 y RDL-14).
  • BRCL de Arentschildt con 776 (RD-16 y RH-1 KGL).

Tanto Wellington, como Masséna, había reforzado su flanco sur. Los aliadostenían 4,5 DIs con 24.000 de infantería y 1.500 de caballería y frente al CE-VI y CE-IX con sus 27.000 de infantería y 3.500 de caballería.

Ataque a Fuentes de Oñoro 3 de mayo

Masséna, después de haber examinado la posición de Wellington a primera hora de la tarde, reconoció sin dificultad que el pueblo de Fuentes de Oñoro era la clave del conjunto y que el frente norte era demasiado formidable, por la naturaleza del terreno. Era imposible distinguir la disposición de las tropas aliadas, ya que había colocado su línea detrás de la cresta, de modo que no se podía distinguir nada más que los escaramuzadores a lo largo de las alturas, y la propia guarnición de Fuentes de Oñoro, que era visible. De una manera que sugiere el despliegue de Busaco.

Masséna ordenó a la DI en vanguardia del CE-VI, la DI-3/VI de Frey con 4.232 en 10 BIs, asaltar la aldea mediante un ataque frontal directo, mientras que Reynier hizo un ataque demostrativo contra la DI-5 en el extremo norte de la posición. Este último movimiento no condujo a nada, salvo que, cuando parecía amenazador, Wellington envió a la DIL para fortalecer su ala derecha, pero, dado que el CE-II nunca cerró, no fue necesario allí y se detuvo detrás de la cresta hasta el anochecer.

En la aldea de Fuentes de Oñoro, sin embargo, hubo un fuerte enfrentamiento: la BRI-I/3/VI de la DI-3/VI de Ferey (RI-26, BI Legión de Midi, BI Legión Hannoveriana) cargó a través del arroyo fácilmente vadeable bajo un intenso fuego, y tomó posesión de algunas de las casas en la ladera inferior. De allí, los franceses fueron desalojados por la carga de las reservas de las que el coronel Williams podía disponer. La BRI-II/3/VI de Ferey (RI-66 y RI-82) fue entonces puesta en acción, llegando a los británicos mientras estaban en el desorden causado por una carga entre casas y muros, los rechazó y los persiguió hasta la cima del pueblo. Allí las Cías ligeras se reagruparon, en la iglesia y entre las rocas, pero los franceses quedaron por un momento dueños de toda esa parte de Fuentes de Oñoro que se encuentra en la ladera y en el fondo junto al arroyo.

Wellington estaba decidido a que los franceses no se afianzaran en su línea, y a última hora de la tarde envió 3 BIs de la DI-1 para limpiar la aldea. Cadogan con el BI-1/71, apoyado por el BI-I/79 y el BI-II/24, hizo un avance decidido a través de la maraña de casas, calles y muros, y a un coste considerable rechazó a los hombres de Ferey por encima del arroyo y cuesta arriba. Masséna ordenó entonces que las tropas derrotadas fueran apoyadas por 4 BIs de DI-1/VI de Marchand; y con esta ayuda, una vez más avanzaron y tomaron posesión de la capilla y de los pocos edificios que estaban en el lado este del arroyo Dos Casas, pero no pudieron cruzar el curso de nuevo ni entrar en el cuerpo principal del pueblo.

El combate solo se detuvo con la caída de la noche, aunque el enfrentamiento a través del arroyo fue, por supuesto, sin objetivo, ya que ninguno de los bandos realizó ningún otro ataque definitivo. Les había costado a los franceses 652 hombres, la mayoría en la DI-3/VI de Ferey, de los cuales 3 oficiales y 164 hombres fueron hechos prisioneros, tomados cuando Cadogan volvió a asaltar la aldea. Los aliados, estando a la defensiva y a cubierto, salvo en el momento del contraataque, solo tuvieron 259 muertos y heridos, de los cuales 48 eran portugueses. El coronel Williams, el comandante original de la aldea, resultó gravemente herido, pero ningún otro oficial superior al rango de capitán resultó herido.

Desarrollo de la batalla el 4 de mayo de 1811

Estaba claro que había dado con un punto fuerte en la bien escondida línea de Wellington, y había pagado caro su intento. Tenía que buscar alguna forma de cambiar la posición delos aliados mediante un amplio movimiento de flanco. Río abajo el terreno parecía muy impracticable y el barranco de Dos Casas parecía hacerse cada vez más formidable a medida que se acercaba a su confluencia con el río Águeda. Por tanto, el mariscal ordenó a Montbrun que hiciera reconocimientos en todas las direcciones hacia la derecha, en el lado de Poço Velho y Nava de Aver, y que informara sobre los caminos y el carácter del terreno, así como sobre la disposición del flanco enemigo.

Todo el 4 de mayo transcurrió sin enfrentamientos salvo en el propio pueblo de Fuentes de Oñoro, cuando las tropas de Ferey por la mañana intercambiaron disparos a través del arroyo con los británicos que ocupaban la otra orilla. Los disparos cesaron antes del mediodía, ninguno de los lados se decidió a tomar la ofensiva.

Los informes de Montbrun llegaron durante la tarde y fueron muy importantes. El enemigo, dijo, no tenía más que una pantalla de piquetes de caballería al sur de Fuentes de Oñoro, con un solo BI destacado en la aldea de Poço Velho. El final de su línea se había encontrado en Nava de Aver una banda guerrillera de Julián Sánchez. No había nada que impidiera un ataque frontal a Poço Velho por parte de la infantería, aunque el lugar estaba rodeado de bosques y era algo difícil de acercarse. Entre Poço Velho y Nava había terreno accesible donde podía actuar la caballería, y el pantano de esta última aldea, sobre el que descansaba la extrema derecha de los aliados, era intransitable.

Con ese informe Masséna basó su nuevo plan de operaciones. Resolvió envolver la derecha de Wellington con 3 DIs y casi la totalidad de su caballería, mientras lo fijaba en su posición mediante ataques demostrativos. La fuerza de ataque debía estar compuesta por las DI-1/VI de Marchand (5.872), DI-2/VI de Mermet (6.702) y la DI-2/VIII de Solignac (4.714); la DD/R de Montbrun (1.187), BRCL de Fournier (794) del CE-IX, la BRCL de Wethier (750), BRC de Lepic (816), una masa de 17.000 de infantería y 3.600 de caballería, no empleó las BRCLs del CE-VI y CE-II por ser muy débiles.

Reynier, frente a la izquierda de Wellington, iba a hacer ataques demostrativos, que se convertirían en un ataque serio solo si los aliados mostraban debilidad en esa dirección. Pero en el centro iba a producirse un enérgico ataque contra Fuentes de Oñoro, cuando se produjera el movimiento envolvente hacia el sur. Por esto, no solo se emprendería por la división de Ferey, que ya estaba en posición frente al pueblo; sino también a las 2 DIs de Drouet del CE-IX. 14.000 de infantería se concentraron frente a Fuentes de Oñoro para fijar a Wellington.

Después de anochecer, el ejército francés hizo los movimientos preliminares requeridos por el nuevo plan. La caballería de Montbrun cabalgaba hacia el sur, una BRI al pie de la colina de Nava de Aver y las otras en el terreno al este de Poço Velho. A este último lugar se dirigieron las DIs de Marchand y Mermet, seguidas de la DI de Solignac. Drouet llevó al CE-IX al terreno anteriormente ocupado por el CE-VI, mientras que Reynier se acercó un poco al sur, dejando una división frente al fuerte Concepción, pero moviendo la otra a la posición frente a la Alameda últimamente ocupada por Solignac. Un gran destacamento de zapadores partió con Montbrun, para reparar los caminos del pantano que su brigada de flanqueo tenía que cruzar.

Wellington no había ignorado que la falta de movimientos de Masséna durante el 4 de mayo, como su flanco izquierdo era prácticamente inexpugnable, sospechaba que su flanco derecho podía estar en peligro, sospecha que se confirmó al detectar los reconocimientos franceses entre los bosques pantanosos. Toda su caballería fue enviada en esta dirección, pero los 4 regimientos solo pudieron cubrir el terreno de manera inadecuada, y al estar dispersos en escuadrones a lo largo de 5 km de frente, eran débiles en todas partes. El movimiento más importante que realizó fue el de enviar la DI-7 para cubrir su derecha: se situaron 2 BIs en la aldea de Poço Velho y el bosque que tenía enfrente; los 7 BIs restantes ocuparon una posición en la ladera al oeste de ese pequeño lugar.

Se trataba de una apuesta algo peligrosa, ya que la DI-7 era la unidad más pequeña y débil del ejército de Wellington, solo tenía 2 BIs británicos que eran recién llegados y con poca experiencia de combate. Fueron desplegados a 3,5 km de la posición principal, y en terreno abierto que no presentaba ninguna ventaja para la defensa; de hecho, si el enemigo atacara en fuerza, se vería obligada a actuar como una mera fuerza de detención y observación en lugar de una fuerza de combate. Sin embargo, si la maniobra de flanqueo del enemigo fuera realizada por un cuerpo grande y muy lejos, estaba claro que la DI-7 tendría que retirarse apresuradamente hacia la posición principal. Más de 20.000 hombres estaban en movimiento, y Houston tenía solo 4.000 de infantería, con 1.400 de caballería para proteger su flanco.

La otra preparación que hizo Wellington para una posible batalla el 5 de mayo, fue hacer retroceder a la DIL al anochecer desde el ala izquierda a su posición original detrás del pueblo de Fuentes de Oñoro en reserva. También retiró las 15 Cías ligeras que habían formado la guarnición original de ese lugar, y dejó allí solo 2 BIs (BI-I/71 y el BI-I/79), con el BI-II/24 para apoyarlos en lo alto del cerro.

Desarrollo de la batalla principal el 5 de mayo

Ataque envolvente francés

Los combates del 5 de mayo comenzaron muy temprano. Justo al amanecer, el flanco de extrema derecha de la pantalla de caballería de Wellington fue atacado por la más externa de las columnas envolventes francesas, compuesta por 2 RDs de Montbrun. Esto se llevó a cabo bajo el cerro de Nava de Aver, donde el 3 de mayo, se había apostado Julián Sánchez con sus guerrilleros, mientras que la noche del 4 de mayo habían subido 2 EDL del RDL-14 en su apoyo.

Los guerrilleros de Julián Sánchez en Nava de Aver fueron tomados por sorpresa por la brigada de caballería francesa de Fournier, al parecer no vigilaban adecuadamente, y se retiraron apresuradamente hacia el sur sin oponer resistencia. Luego, la brigada francesa se dirigió contra los 2 EDLs británicos al mando del mayor Brotherton, que lucharon en un frente de más de 3 km, hasta que su flanco fue envuelto por las fuerzas superiores francesas. Se retiraron hacia Poço Velho, donde se encontraban con los 2 BIs de la DI-7, cuyo piquete en la extrema derecha, colocado en un bosque, detuvo la persecución del enemigo con una descarga.

El cuerpo principal de la caballería francesa comenzó un poco más tarde que la fuerza de flanqueo que asaltó Nava de Aver, ya que sus principales RDs solo atacaron la pantalla de la caballería británica a la derecha de esa aldea algún tiempo después de que los 2 EDLs de Brotherton hubieran comenzado a ser empujados. Allí la línea de observación era proporcionada por un EDL del RDL-16 y otro EH del RH-1 KGL, que se unieron, e intentaron detener el avance del enemigo en un desfiladero entre dos bosques. El EDL del RDL-16, cargando contra una masa del enemigo, sufrió mucho y su oficial al mando fue capturado.

Los húsares alemanes luego tomaron su turno, pero también fueron rechazados con pérdidas. Las tropas destruidas tuvieron que retroceder a toda prisa hasta que, el destacamento de Brotherton llegó al flanco de la aldea de Poço Velho y formaron allí. La caballería francesa, que se extendía por las laderas cuando estuvieron fuera del bosque, apareció en números abrumadores y mostró una intención evidente de envolver el flanco derecho de la fuerza británica. Eran lo suficientemente fuertes para hacer retroceder a los 12 Escons de la caballería de Wellington, retrocediendo desde varios puntos de la línea que habían estado vigilando, se concentraron en el flanco del bosque y fueron cercados en Poço Velho.

Hasta ese momento, una hora después del amanecer, solo se había visto la caballería francesa, pero la infantería se unió después. Las 2 DIs de Marchand y Mermet se habían trasladado en la noche a un punto frente a Poço Velho, cuando la escaramuza en la derecha de ese lugar estaba aumentando, la DI de Marchand, cargó contra el bosque de frente y despojó a los escaramuzadores de las 5 Cías de RI-85 y del BIL-II/P de cazadores; y luego irrumpió también en la aldea, expulsando de ella a los 2 BIs, que en vano intentaron mantenerse allí contra la aplastante superioridad del ataque.

Cuando salían de entre las casas en gran desorden, un regimiento de caballería ligera francés los cargó y los arrolló, que les había envuelto por el flanco sin ser vistos. Ambos batallones sufrieron mucho, perdieron más de 150 hombres, de los cuales 85 resultaron muertos y heridos y unos 70 prisioneros ilesos. Es asombroso que los dos RIs no fueran completamente destruidos, pero fueron salvados por una carga de 2 EHs alemanes, y lograron formarse con prontitud y alejarse en dirección al cuerpo principal de la DI-7.

La caballería francesa contaba con unos 3.000, mientras que los aliados rondaban los 1.500. La caballería francesa no logró aprovechar el desajuste. Al parecer se descubrió una reserva de alcohol en algún lugar de esa zona del campo de batalla y muchos de los soldados franceses se describen como galopando sin ningún orden en particular, claramente borrachos.

Hubo fricciones en los niveles más altos de mando en todo el ejército francés y particularmente en la caballería. Montbrun pidió a Bessières que le enviara los 6 cañones a caballo de la Guardia Imperial que había traído al ejército, pero Bessières se negó.

Reorganización de las líneas

La hora siguiente fue muy peligrosa: las DIs francesas, emergiendo del pueblo capturado y del bosque, comenzaron a formarse en fuertes columnas, amenazando tanto con atacar la posición de Fuentes de Oñoro en su flanco derecho, como con aislar la DI-7 del resto del ejército. La caballería de Montbrun, desplegando regimiento tras regimiento, avanzó en persecución de las tropas que habían escapado de Poço Velho y de los escuadrones británicos que los cubrían. Ya flanqueaban por la derecha DI-7, por medio del destacamento que venía de Nava de Aver.

Wellington se sorprendió por la entidad de la fuerza envolvente, sus efectivos eran mucho mayores de lo que había previsto, y se vio obligado a tomar una nueva resolución y reordenar la batalla. Lo más importante era evitar que la DI-7 quedara aislada y volver a alinearla con el resto del ejército. En consecuencia, ordenó a la DIL, ya bajo el mando de Craufurd, que se había unido la noche anterior; para que abandonara su posición en reserva detrás de Fuentes de Oñoro, y avanzara por la ladera de las alturas bajas hasta entrar en contacto con Houston y la caballería, y ayudarlos a incorporarse. Mientras tanto, el resto del centro del ejército: la DI-1, la DI-3 y los portugueses de Ashworth, formaron una nueva línea de batalla, perpendicular al flanco derecho original de la posición británica.

Desplegaron a lo largo del terreno dominante entre los montículos rocosos que dominan el pueblo de Fuentes de Oñoro y el descenso al valle del arroyo Turón. Era la línea divisoria de aguas entre los arroyos Dos Casas y el Turón deja de estar compuesta por una cresta dominante y se hunde en suaves pendientes. Así Fuentes de Oñoro se convirtió en el punto culminante del orden de batalla, que estaba en ángulo recto con respecto a la posición original, donde la DI-5 y la DI-6 seguían ocupando su antiguo puesto frente a Reynier.

Las formaciones en potencia eran proverbialmente peligrosos, debido a la posibilidad de que el ángulo fuera enfilado y aplastado por fuego de artillería. Pero en este caso el peligro era menor de lo habitual, ya que Wellington por una vez en su vida, tenía más cañones que los franceses; y la meseta era tal que las partes bajas del pueblo de Fuentes podían ser enfiladas, pero no el terreno por encima por la iglesia y las rocas, ni por la meseta detrás de ella, donde el terreno ocupado por la DI-3 estaba fuera de la vista de los franceses en las alturas menores. De hecho, el mantenimiento de las casas en la parte inferior tenía comparativamente poca importancia para Wellington, siempre y cuando mantuviera su control sobre el extremo superior de la aldea. Allí, en las dos alturas coronadas por la iglesia y las rocas, estaba el verdadero pivote de la posición.

Wellington tuvo tiempo suficiente para trasladar a la DI-1, la DI-3 y los portugueses de Ashworth a la nueva posición; ninguno de ellos tenía mucho más de 1,5 km por recorrer, ya que todos estaban concentrados detrás de Fuentes de Oñoro cuando sonó la alarma. El acercamiento de los franceses fue lento, en parte porque su infantería tuvo que desempeñarse de las casas de Poço Velho y el bosque circundante, y formar un nuevo frente; en parte porque su caballería quedó completamente absorta en una lucha continua con la DIL y la DI-7 y no prestó atención a ninguna otra dirección.

El plan de Masséna, cuando sacó su ala izquierda del bosque, pronto se hizo evidente. Tenía la intención de irrumpir con su caballería entre DI-7 y el resto del ejército; mientras que Marchand y Mermet iban a atacar el nuevo frente de la DI-1 y DI-3 con el CE-IX y la DI de Ferey, iba a asaltar el pueblo de Fuentes de Oñoro y la altura detrás de él. Reynier, como el 3 de mayo, debía realizar un ataque demostrativo contra la izquierda aliada, pero no atacar hasta que el éxito en el centro pareciera asegurado. La principal intención del Masséna era vencer a Wellington mediante una dura lucha y dividir su ejército, no solo para maniobrarlo en una mala posición estratégica y cortar sus líneas de comunicación más disponibles para obligarlo a una retirada difícil y peligrosa.

La lucha se dividió durante algún tiempo en dos secciones completamente distintas: un intento de las 3 DIs de Drouet y Ferey de ocupar la aldea de Fuentes de Oñoro y romper el centro de Wellington, y otro un intento de cortar, solo con la caballería, a la DI-7 y su caballería, antes de que pudieran ser socorridos y llevados hacia la nueva línea de defensa de Wellington. Fue solo después de algún tiempo que estos dos combates se unieron, mediante un intento de atacar esa parte de la posición británica que se encontraba en la parte trasera derecha de Fuentes de Oñoro.

Lucha en Poço Velho (Pozo Bello)

La lucha al oeste de Poço Velho puede tomarse primero, ya que era una continuación lógica del enfrentamiento temprano en la mañana. Allí Montbrun tenía bajo su mano 4 brigadas de caballería, las de Wathier, Fournier, Cavrois y Ornano, alrededor de 2.700 sables, con la caballería de 800 la Guardia de Lepic como reserva, aunque, al final, resultó que se le negaría el uso de esa reserva.

Frente a él estaban los 2 BIs (RI-88 y BIL-II/P de cazadores) recientemente desalojados de Poço Velho, con las brigadas de caballería británica de Slade y Arentschildt (1.400) y la tropa de artillería a caballo de Bull, que se había preparado para proteger la retirada de los BIs derrotados hacia el cuerpo principal de la DI-7. El general Houston con esa fuerza (un BI británico, 2 extranjeros y BI portugueses) se dedicó a la ocupación del terreno, en la ladera que se separa de Poço Velho por la vaguada poco profunda que forma el valle del arroyo de Dos Casas.

El objetivo de Montbrun era, por supuesto, derrotar a los jinetes británicos y luego caer sobre la infantería que estaban protegiendo y destruirla antes de que pudieran cruzar el valle. El resultado fue un combate de caballería muy feroz y prolongado, muy meritorio de los 4 RDs, que tuvieron que librar una acción de detención contra el doble de franceses. Estaban obligados a retirarse al final, pero era su deber contener al enemigo hasta que la infantería detrás de ellos desplegase en orden.

Esto se hizo, aunque con un gran coste, los RDs se retiraron por EDs alternos: mientras que el ED trasero en cada cambio de frente cargaba sus carabinas, el delantero esperaba al enemigo y realizaba una descarga contra su vanguardia, tras lo cual cargaban haciendo que el enemigo huyese, y luego se retiraban a detrás del ED de retaguardia, cambiando los papeles.

En los sucesivos combates tuvieron 157 bajas, de los cuales 1 oficial y 4 hombres fueron hechos prisioneros.

Después de una lucha en carrera, la caballería británica fue empujada de regreso a la DI-7, que (se habían unido los 2 BIs destacados) se había asentado en la mejor posición que Houston podía seleccionar en la pendiente sobre el valle: su centro estaba en un ángulo sobresaliente entre algunas rocas que surgen en la ladera casi desnuda, con las alas echadas hacia atrás y parcialmente cubiertas por muros de piedra que forman los límites de los prados. Los dragones británicos ya replegados, tomaron posición en la retaguardia izquierda de la infantería, dejando a la DI-7 frente a una masa bastante confusa de los jinetes de Montbrun, que después de la persecución de la caballería británica, habían perdido la cohesión.

El general francés hizo un serio intento de irrumpir en la DI-7: mientras los escaramuzadores hostigaban su frente, y una batería a caballo recién enviada por Masséna bombardeaba su centro, una BRD envolvió su ala derecha y trató de enrollarla. Este ataque fue frustrado por los cazadores a pie británicos y las Cías jägers Brunswick Oels, que detrás de un largo muro de piedra, aparentemente había escapado a la atención de Montbrun; recibiendo una descarga asombrosa a quemarropa, justo cuando supusieron que habían llegado a un flanco desprotegido, los escuadrones que avanzaban retrocedieron confundidos.

Otra carga, realizado contra el RI-51, también fue rechazada por fuego fusil. Entonces, los franceses tomaron una posición: estaba claro que necesitaban infantería si querían obtener alguna ventaja sobre la DI-7, que estaba bien asentada en su posición. Pero los BIs de Marchand y Mermet no habían seguido a Montbrun a través del valle, sino que habían comenzado a marchar directamente contra el centro de la nueva línea de Wellington, al oeste de Fuentes de Oñoro.

En ese momento apareció en escena Craufurd con la DIL que estaba cerca, marchando a lo largo de la pendiente más alta de la línea divisoria de aguas entre el Turones y el Dos Casas, para unirse con la DI-7. Pero Craufurd no había llegado a formar y mantener el terreno donde Houston ya estaba comprometido. Las órdenes de Wellington eran que la DI-7 se moviera hacia la retaguardia, cruzara el Turones y prolongara al oeste de ese arroyo, la nueva línea ya formada por la DI-1 y la DI-3.

Para hacer este movimiento cubierto por la DIL y la caballería, quienes debían mantener la pendiente hasta que Houston hubiera pasado y estuviera fuera de peligro. Luego debían retirarse detrás de la DI-1. Era una tarea peligrosa para Craufurd y sus hombres, pero Wellington los había seleccionado precisamente porque sabía que se podía confiar en ellos. Mientras Montbrun estaba ocupado reorganizando sus desordenadas brigadas, Houston se deslizó por la pendiente inversa de la ladera donde había estado desplegado, cruzó el Turones y finalmente se detuvo con una BRIL de Sontag en las alturas al oeste de ese arroyo, y la BRI portuguesa de Doyle en el pueblo de Freneda, un km más a la derecha.

Así Wellington tenía una vez más guardado su flanco, cubriendo los caminos que conducen al río Coa y al puente de Castello Bom. Con la excepción de los dos BIs cortados al comienzo del combate, la DI-7 había sufrido muy levemente; aparentemente, la caballería francesa no la había dañado mucho, pero su batería adjunta había causado algunas bajas, que en total no llegaron a más de 90 hombres de los 3.800 de los 7 BIs que no habían combatido en Poço Velho.

A la partida de la DI-7, todo el peligro y responsabilidad recayeron sobre Craufurd y la caballería, que ya había probado su valía. Tuvieron que hacer el camino de regreso durante más de 1,5 km a lo largo de la pendiente abierta de la ladera, para unirse a sus camaradas en la nueva posición al sur de Fuentes de Oñoro. Montbrun, aunque había fracasado en su ataque a la infantería en posición, pensó que debería tener más fortuna contra los hombres que se retiraban sobre una ondulada montaña, por lo que instó a la persecución con gran energía. Craufurd formó a sus hombres en cuadros de batallón, salvo algunas compañías de fusileros y cazadores portugueses, a los que situó en matorrales y recintos a derecha e izquierda, donde los creía seguros contra los jinetes.

El cuerpo principal se retiró en una línea de cuadros, con la caballería y la Bía de artillería a caballo en los intervalos. Siempre que los franceses avanzaban, los cañones disparaban sobre ellos y la caballería británica cargaba en Escóns para detener el ataque. La retirada fue tan bien realizada que Montbrun nunca tuvo la oportunidad de cargar con ventaja sobre la infantería. La firmeza y regularidad con que las tropas ejecutaban su movimiento, todo el tiempo expuestas a un cañoneo; y seguidas a través de una llanura por una numerosa caballería, dispuesta a cargar sobre los cuadros si se detectaba el menor desorden, la operación fue vista por cientos de espectadores desde las alturas.

Los cuadros sufrieron pérdidas muy insignificantes por el cañoneo, muchas veces Montbrun amenazó con atacar los cuadros de Craufurd, pero siempre las encontró demasiado peligrosas para comprometerse. Los 15 cañones que estaban con la caballería francesa, el CE-VIII estaba en orden de batalla detrás de ellos, los bosques a su derecha estaban llenos de los escaramuzadores de Loison, y si ese general, girando sobre Fuentes de Oñoro, hubiera salido con el CE-VI, mientras Drouet asaltaba el pueblo y la caballería hacía una carga general; una multitud suelta de no combatientes y tropas rotas se habría estrellado violentamente contra la DI-1, para interceptar su fuego y romper sus filas, y la batalla podría haberse perdido.

Pero Montbrun sabía tan bien como Craufurd que la infantería intacta de buena calidad no se puede romper cuando está firmemente formada en cuadro, y cualquier intento de atacar la DIL con fuego de artillería era frenado por los esfuerzos abnegados de la caballería y los cañones británicos, que lucharon lo mejor que pudieron para alejar al enemigo. Los cañones de Bull incesantemente se desenganchaban y disparaban algunas rondas en los intervalos de los cuadros, y luego se retiraban rápidamente a una nueva posición.

En la única ocasión en que una Bía francesa se acercó, fue cargada al frente, por un EDL del RDL-24, que sufrió terriblemente, pero ganó los minutos necesarios para que el cuadro saliera de alcance. Por fin, toda la fuerza que se retiraba, a caballo y a pie, entró en las líneas de Wellington, con los franceses cerca en su retaguardia, y encontró seguridad en la DI-1.

Dos incidentes marcaron los últimos momentos de la retirada: en un momento ocurrió un episodio que ha inmortalizado por numerosas pinturas: el capitán Norman Ramsay, con 2 cañones de la tropa de Bull, se había detenido para realizar una o dos descargas contra la caballería que lo perseguía, se encontró aislado por un enjambre de cazadores a caballo franceses, que cabalgaban desde los flancos. Puso sus cañones al galope y, cargándose frente a ellos con los artilleros montados, se abrió paso entre los franceses. Llegaron en su ayuda un EDL del RDL-14 al mando de Brotherton, por el otro ED del RD-1 Reales, que se habían vuelto atrás cuando vieron la artillería en peligro.

Cayeron sobre los cazadores antes de que Ramsay sufriera algún daño, y lo salvaron a él ya sus cañones, que fueron llevados a las filas de la DI-1 en medio de fuertes vítores de todos los que lo habían observado desde las alturas.

Un poco a la izquierda del lugar donde tuvo lugar la fuga, hubo un episodio menos afortunado para los aliados. Cuando los cuadros de la DIL, la caballería británica y la caballería francesa en la persecución, se acercaban a la línea de la DI-1; el oficial a cargo de los puestos avanzados de la BRI de la Guardia, el Tcol Hill del RI-3 les indicó que formaran en cuadro. En esa formación rechazaron la carga bastante desordenada de la caballería francesa; pero el coronel Hill luego muy imprudentemente mandó formar en línea, y así los expuso en el orden más peligroso a una segunda carga del RC-13 de cazadores que llegó de flanco, después de que terminase su ataque al cuerpo principal. Las tres compañías fueron cargadas de flanco, enrolladas y muy maltratadas, matando o hiriendo de 70 a 80 hombres, y el propio Hill con otro oficial y 19 hombres hechos prisioneros. El resto tuvo tiempo para agruparse y defenderse, hasta que fueron rescatados por la carga de un ED Reales al mando del coronel Clifton y una tropa de los RDL-14, que se llevaron a la mayoría de los supervivientes. La pérdida total fue de unos 100 hombres.

Este fue solo uno de varios ataques parciales realizados por la caballería francesa contra el frente de la nueva posición de Wellington. Montbrun parece haber pensado que podía seguir presionando a los aliados, sin reconocer que hasta ese momento había tenido que enfrentarse con las tropas que se retiraban voluntariamente, pero entonces tenía que enfrentarse a una línea de batalla que pretendía no retroceder. De hecho, quiso probar el efecto de una carga general contra el frente de la DI-1, y con ese objeto envió órdenes a su reserva, la BRC la Guardia de Lepic, para que se dirigiera al frente y encabezara el ataque, mientras los Escons de su cuerpo principal lo apoyarían. Lepic, sin embargo, se negó a moverse, diciendo que personalmente estaba demasiado listo para atacar, pero que había recibido órdenes específicas de utilizar su brigada solo bajo el mando directo de su superior inmediato, el mariscal Bessières. Mientras se buscaba al mariscal (finalmente lo encontraron, después de mucho retraso, detrás de Poço Velho), Montbrun supuso que el momento para la carga había pasado.

Las pérdidas británicas habían sido apreciables, unos 250 de la DI-7, unos 150 en la caballería y 200 en la DI-1. Los escuadrones de Montbrun tuvieron 359 bajas, a las que se pueden agregar quizás un centenar en la DI de Marchand del CE-VI en el ataque a Poço Velho.

Ataque a Fuentes de Oñoro

Según el plan de Masséna, el segundo acto de la batalla consistiría en un vigoroso intento de romper la nueva línea de Wellington, se desprende de su propio despacho. Y el punto a perforar era el ángulo saliente de su centro, en la derecha del pueblo de Fuentes de Oñoro. Allí el ataque iba a ser concéntrico y envolvente, la DI de Ferey y las 2 DIs del CE-IX estaban destinadas a asaltar la aldea, después de lo cual las DIs de Marchand y Mermet, apoyadas por Solignac, atacarían las alturas al sudoeste, donde Picton y Spencer estaban entonces en línea. Seis de las ocho DIs del ejército francés iban a atacar en un frente de no mucho más de 1,5 km. Esta era una formación poderosa, pero la posición que debía atacar también era muy fuerte. El pueblo, con sus calles barricadas y sus hileras de casas subiendo la colina, era susceptible de una defensa indefinida. La ladera sobre él y a su derecha era un perfecto campo de batalla: con el barranco en su frente, buenos emplazamientos de artillería a lo largo de la línea del cielo, y una meseta plana detrás en la que la línea principal donde las reservas podían permanecer protegidas, hasta que el momento en que debían enfrentarse a un ataque de infantería.

El plan de Masséna era asaltar el pueblo primero y luego, cuando Ferey y Drouet debían haberlo atravesado y haberse alojado en la meseta, lanzar el ataque frontal con las otras 3 DIs. No tenía la intención de que Marchand y Mermet se movieran hasta que el ángulo de proyección de la línea de Wellington se doblara y se rompiera por el éxito del otro ataque. Porque enviar estas dos divisiones del CE-VI Cuerpo para un asalto a la fuerte posición frente a ellos, que estaba ocupada por tropas intactas con sus flancos debidamente cubiertos, habría sido invitar a una repetición de Busaco. La meseta estaba dominada por una fuerza de 4 BRIs de la DI-1 (menos 3 BIs destacados en Fuentes de Oñoro, la BRI portuguesa de Ashworth y toda la DI-3, más de 13.000 efectivos, en un frente reducido, mientras que la DIL había vuelto a ocupar su lugar como reserva.

Wellington dispuso estas tropas en doble línea, la DI-1 junto a Turones, la BRI portuguesa de Ashworth en el centro, y la DI-3 por encima de Fuentes de Oñoro, cuya defensa debía reforzar, si era necesario, empleando BIs de su segunda línea, que estaba formada por la BRI de Mackinnon. Debido a la inferioridad numérica de la artillería francesa, Wellington también había podido concentrar un mayor número de cañones (6 Bías) en el punto crítico del campo de batalla donde el enemigo podía atacar.

Masséna no esperó la llegada de las DIs de Marchand y Mermet al frente de la posición antes de comenzar su ataque. Las tropas frente a Fuentes de Oñoro, habían recibido la orden de asaltar el pueblo cuando las operaciones de Montbrun hubieran comenzado a envolver la derecha británica. Cuando se vio a la caballería barriendo las laderas más allá de Poço Velho y empujando al enemigo ante ellos, el ataque a Fuentes de Oñoro fue iniciado por la DI de Ferey; que ya estaba en posesión de las pocas casas en el lado este del arroyo Dos Casas.

El asalto se inició aproximadamente dos horas después del amanecer, cuando el combate ya estaba en plena marcha en el sur, mediante un enérgico ataque que expulsó a los defensores de la aldea (BI-I/71 y BI-I/79 highlanders) en su parte inferior. Dos compañías de este último regimiento, atrincheradas en unos edificios cercanos al agua, fueron completamente rodeadas y obligadas a rendirse, después de que todos sus oficiales hubieran resultado heridos. Fueron hechos prisioneros 94 hombres. El resto de BI-I/79 y de sus compatriotas del BI-I/71 se reunieron en el extremo superior del pueblo, y cuando se les unió el BI-II/24/ en reserva se adelantaron de nuevo y empujaron a los franceses a las casas bajas junto al río. La lucha se paralizó por un momento, la DI-3/VI de Ferey (que ya había sufrido tan severamente el día 3) era una fuerza gastada en lo que respecta a la iniciativa.

Pero Drouet, a quien se le había dicho que diera a Ferey su mejor apoyo, alimentó entonces la lucha con 3 BIs de élite, compuestos por las 18 Cías de granaderos de sus dos DIs. Estas tropas escogidas, que fueron confundidas con hombres de la Guardia Imperial por sus oponentes debido a sus pieles de oso y plumas altas; avanzaron con gran coraje y despejaron todas las laderas medias del pueblo, empujando a la guarnición hasta la cima de los cerros coronados por la iglesia y las rocas. La lucha fue muy dura por ambos bandos, pero más para los franceses, que tuvieron que expulsar a un enemigo obstinado de las casas con barricadas y los muros de piedra.

Terminó con el establecimiento de la fuerza atacante al borde de la cumbre, pero los granaderos no pudieron ir más lejos; la cabeza de la aldea y la meseta sobre ella todavía se mantenían los restos de los RIs 71, 79 y 24, y Wellington comenzó a alimentar a la fuerza defensora enviando al extremo superior de Fuentes de Oñoro. Una tras otra, las compañías ligeras de varias BRIs de las D-1 y DI-3, los mismos destacamentos que habían defendido la aldea el 3 de mayo, en sucesión, las de la BRI KGL de Löwe, la BRI de Howard, la de Ashworth y la portuguesa de Power, fueron enviadas al punto crítico. Le siguió el BIL-VI/P de cazadores portugueses.

Drouet resolvió terminar el asunto enviando fuertes apoyos de las DIs de Conroux y Claparéde para un ataque final, que debería conducir a la meseta, sacar a las tropas aliadas de las últimas casas del pueblo y romper definitivamente la línea de Wellington. De 8 a 10 nuevos BIs cargaron a través del arroyo en columna, a través de las estrechas calles llenas de muertos y heridos, y, subieron la pendiente, expulsando a los aliados de la iglesia y de las rocas a su lado. Este fue el momento crítico del día, el único en el que Wellington perdió la posesión de todos los puestos avanzados que había defendido su centro.

Los highlanders habían sido rechazados al cementerio en lo más alto de la aldea y estaban luchando con los granaderos franceses a través de las tumbas y lápidas. El RIL-9 francés había penetrado hasta la iglesia y se preparaba para envolver en la parte trasera.

La segunda línea de la DI-3 que estaba en reserva, y cuya unidad más cercana del borde de la posición era la BRI de Mackinnon (BI-I/45, BI-I/74 y BI-I//88), fue enviada a taponar la brecha. Mackinnon avanzó con el BI-I/74 y el BI-I/88 en la columna de secciones, dejando el BI-I/45 en reserva en su antigua posición.

Hubo un terrible enfrentamiento en la iglesia en las calles del pueblo, entre el BI-I/88 y el BIL-IV/9 al frente de la columna de Conroux. Se encontraron de frente a frente, ambos en columna, y se dice lucharon a la bayoneta durante algunos momentos, tras los cuales el BIL francés cedió y retrocedió. En el mismo momento, el BI-I/74 cargó por otro carril que conducía al pueblo, y todos los restos destrozados de los RIs highlanders y las Cías ligeras vitorearon y avanzaron entre los callejones y las casas.

Los franceses cedieron en cada punto, viendo cómo su columna principal era rechazada, y el avance de la línea británica barrió toda la aldea hasta el arroyo: algunos de los perseguidores, yendo demasiado lejos, murieron incluso en el lado más alejado. Era imposible mantener las casas cerca del agua, que estaban demasiado expuestas al fuego de la artillería francesa en la orilla opuesta. Pero el BI-I/74 y el BI-I/88 se asentaron firmemente en las partes media y alta del pueblo, y no fueron molestados por ningún nuevo intento de Drouet de expulsarlos, aunque sus cañones hicieron que su posición fuera muy incómoda.

El comandante del CE-IX se contentó con llevar al frente sus últimos batallones intactos, para cubrir a las masas derrotadas, mientras volvían a reagruparse en la retaguardia de su posición original.

El intento de asaltar a Fuentes de Oñoro había fracasado con pérdidas, y hacia las dos de la tarde había terminado la lucha decisiva. El CE-IX había perdido 835 hombres en la lucha callejera, la DI de Ferey al menos 400 más. Por parte de los defensores, el BI-I/71 y el BI-I/79 highlanders, la guarnición original de la aldea, tuvieron 458 bajas, incluidos 119 prisioneros tomados en el momento del primer asalto; esto era una pérdida del 30 por ciento, ya que tenían 1.419 efectivos. Cameron, el coronel del RI-79, recibió un disparo desde una casa durante la última carga victoriosa, resultando muerto.

El BI-I/74 y el BI-I/88, que finalmente recuperaron Fuentes de Oñoro con su carga decisiva, perdieron solo 116 hombres al hacerlo. El BI-II/24, con las Cías ligeras y cazadores portugueses que habían formado los primeros refuerzos, parece haber tenido unas 160 bajas, pero es imposible discernir las bajas de las Cías ligeras en la aldea de las de los BIs a los que pertenecían, quienes se alinearon en la posición principal y sufrieron ciertas bajas allí.

En conjunto, los defensores de Fuentes de Oñoro parecen haber perdido unos 800 hombres, sus asaltantes unos 1.300, de los 4.000 y los 7.000 hombres que, respectivamente, combatieron en ella.

Evidentemente, Masséna había considerado la captura del pueblo de Fuentes de Oñoro como el preliminar necesario para un ataque general a la línea de Wellington. Mientras Ferey y Drouet hacían sus últimos esfuerzos, las DIs de Marchand y Mermet se habían detenido delante la posición de la DI-3 de Picton y la BRI/P de Ashworth, mientras que la caballería de Montbrun se enfrentaba a la DI-1. Solignac estaba más atrás, frente a Poço Velho, actuando como reserva general. Los 24 cañones pertenecientes a estas unidades fueron llevados al frente, y cañonearon la línea británica que era visible, causando poco daño. Pero gradualmente fueron superados por las 6 Bías que Wellington había llevado al frente y finalmente dejaron de disparar.

Las columnas de infantería de Marchand y Mermet también sufrieron apreciablemente por los disparos y proyectiles, ya que estaban dentro del alcance, aunque demasiado lejos para que el fuego de infantería los alcanzara. Estaba claro que Masséna se negó a atacar el frente de la DI-3 y la DI-1 hasta que su flanco fuera envuelto desde Fuentes de Oñoro, y como ese preliminar no se logró, el asalto frontal se canceló, aunque 3 DIs estaban listas para hacerlo.

El único movimiento en ese lado, durante las horas posteriores al mediodía, fue que en el extremo izquierdo de la línea francesa algunos voltigeurs, al parecer de la DI de Mermet, fueron enviados al barranco del Turones, y trataron de subirlo, como si fueran a envolver el flanco derecho de la BRI de Guardias. Sin embargo, pronto fueron detenidos por 5 Cías del RIL-95 de rifles, a quienes Craufurd había dejado para bloquear el paso por esta parte baja de la posición británica; no se hizo ningún intento serio por reforzar el ataque, que pronto se disipó.

Combate en el flanco norte

En el flanco norte de la posición británica, donde la DI-5, cerca del fuerte Concepción, y la DI-6 frente a San Pedro, vigilaban al CE-II de Reynier a través del escarpado barranco de las Dos Casas, no sucedió nada de importancia durante todo el día. Las fuerzas opuestas eran casi iguales, cada una con unos 10.000 hombres, y se le había ordenado a Reynier que no hiciera más que un ataque demostrativo general a lo largo de su línea, para apoyar el ataque del ejército principal. Es cierto que también se le ordenó hacer un movimiento paralelo a lo largo del río, si Wellington llevaba hacia Fuentes de Oñoro a las tropas que se le oponían inmediatamente. Pero esto nunca se hizo, Wellington mantuvo la DI-5 y la DI-6 casi en sus posiciones originales durante todo el día.

Un RI de la DI-6 fue trasladado al borde de la meseta en el extremo norte de la aldea de Fuentes de Oñoro, para evitar cualquier intento de envolver el lugar por ese lado; pero tal intento no se hizo, y el resto de la DI-6 mantuvo su lugar original frente a Reynier. El ataque demostrativo que se le había ordenado hacer, no fue más que el envío del RIL-31 y 2 cañones de la DI de Heudelet para escaramuzar, al borde del barranco, con las tropas ligeras de la DI-5 al otro lado. Algunos RIs franceses más se desplegaron, pero nunca estuvieron a tiro. Las cifras de las bajas de ambos bandos muestran lo poco serio que fue el enfrentamiento: el RIL-31 perdió 4 oficiales y 48 hombres muertos o heridos; las Cías ligeras de los BI-I/3, BI-I/9, BI-II/30 y BI-II/44, y del BI-VIII de cazadores portugueses perdieron 27 hombres.

La DI-6 no tuvo pérdidas en sus BRIs británicas, y solo 4 hombres en el RI-12/P portugués. Algunos críticos franceses han culpado a Reynier por no impulsar un ataque pronunciado, pero es difícil ver cómo pudo haber hecho más. Se le ordenó que se manifestara solamente, no que se comprometiera a una acción real, a menos que los británicos se retiraran de su frente y se dirigieran hacia Fuentes de Oñoro. Un ataque habría sido rechazado, mientras que si hubiera maniobrado hacia Fuentes para unirse a Drouet, la DI-5 podría haber cruzado el barranco y tomarlo por la retaguardia.

Así terminó la batalla de Fuentes de Oñoro, la lucha, que había sido ardiente y bien reñida hasta las dos de la tarde, se redujo a una mera escaramuza entre puestos avanzados antes del anochecer.

Secuelas de la batalla

Las bajas totales por parte de los aliados fueron de 1.452 efectivos, de los cuales 192 fueron muertos, 958 heridos y 255 hechos prisioneros. El de los franceses fue de 2.192, de los cuales 267 fueron muertos, 1.878 heridos y 47 prisioneros. En ambos bandos, la mayor parte de las bajas se produjo en los combates callejeros en el pueblo de Fuentes de Oñoro durante tantas horas; como ya se ha explicado, los aliados perdieron allí 800 hombres, los franceses alrededor de 1.300. Las pérdidas restantes entre los hombres de Wellington fueron de la DI-7 en Poço Velho, que costó 237 hombres.

De los 255 prisioneros tomados a los aliados, cerca de 100 se perdieron en Poço Velho por la DI-7, y 94 pertenecían a las 2 Cías del BI-I/79 highlander capturadas en Fuentes de Oñoro durante el primer ataque de Ferey. Sin duda, el dato más sorprendente en las estadísticas del día fue las escasas pérdidas sufridas por la DIL durante su retirada a las líneas británicas, donde, aunque acosada por 3.000 jinetes y una batería de artillería a caballo, contabilizó solo 67 bajas.

En la mañana después de la batalla, el amanecer mostró que los dos ejércitos aún mantenían sus posiciones de la noche anterior. Masséna no retrocedió, y la línea de sus piquetes todavía cubría todo el terreno arrebatado a los británicos el 5 de mayo. Las divisiones estaban acampadas muy cerca, las DIs de Marchand, Mermet y Solignac en el borde del bosque en el lado cercano de Poço Velho, las DIs de Ferey, Conroux y Claparéde en las alturas frente a Fuentes de Oñoro, las de Reynier más lejos a la derecha. Wellington tampoco había movido un hombre; pero desde varias horas antes del amanecer, sus tropas se habían dedicado a atrincherar el nuevo frente que habían tomado.

Esta fue casi la única ocasión durante toda la Guerra de la Independencia en la que Wellington utilizó la fortificación de campos a gran escala. Se construyó una trinchera con la tierra excavada desde cerca de Fuentes de Oñoro hasta las orillas del Turón, una distancia de más de unos 1,5 km y un abatís bloqueando el barranco del Turones. La aldea de Villar Formoso en ese arroyo, algo al final de la línea, y la de Freneda, en el extremo derecho, donde se encontraba la DI-7, también habían quedado en estado de defensa.

Masséna, habiendo fracasado cuando el enemigo tenía una posición ligeramente organizada, no tenía intención de atacarlo cuando estaba bien atrincherado. El objetivo principal de la expedición del ejército de Portugal se había frustrado; después de la batalla se abandonó la idea de retener a Almeida, como punto de apoyo más allá de la frontera.

Retirada francesa de Almeida

El 6 de mayo transcurrió sin ningún signo de movimiento por parte de los franceses. Wellington observó con ansiedad los indicios de una extensión del frente enemigo hacia el norte o el sur. Pero ni siquiera se mostró una patrulla de caballería a la derecha de Nava de Aver, ni a la izquierda del fuerte Concepción; el reconocimiento en el flanco mostró que los franceses seguían concentrados en sus antiguas posiciones. Era claramente improbable que Masséna estuviera a punto de arriesgarse a otro ataque frontal. Si como era más probable, pretendía intentar alguna otra forma de llegar a Almeida que la que atraviesa Fuentes de Oñoro, era extraño que no hubiera partido.

El 8 de mayo, sin embargo, se hizo evidente que el enemigo se consideraba derrotado y ya se estaba retirando; en la madrugada se constató que el CE-VI y el CE-IX habían desaparecido frente a Fuentes de Oñoro. Solo una parte del CE-II seguía manteniendo su terreno frente a la Almeida. Las columnas de Drouet y Loison fueron detectadas por oficiales exploradores en el bosque hacia Espeja y Gallegos. Reynier estaba actuando como una fuerza de cobertura para proteger su retirada, y se habría desvanecido de inmediato si hubiera sido atacado con fuerza.

Masséna, de hecho, solo se había demorado en el campo de batalla durante los días 6 y 7 de mayo para organizar su retirada. Había ordenado repartir entre el cuerpo el gran convoy de víveres, que había subido a Gallegos, pues ya no había esperanzas de entregarlo a Almeida, y había enviado sus cajones de artillería a Ciudad Rodrigo para que los rellenaran. No debían regresar, ya que tenía la intención de recogerlos durante su retirada. Pero la principal razón por la que el ejército permaneció cerca de Fuentes de Oñoro durante dos días fue que se había hecho un esfuerzo por comunicarse con el general Brennier a escondidas, puesto que la fuerza no habría servido de nada.

Al ofrecer una recompensa de 6.000 francos, el mariscal había logrado encontrar tres soldados que se ofrecieron voluntarios para intentar atravesar las líneas británicas de noche con un mensaje cifrado. Chance ha conservado sus nombres, Zaniboni, Lami y Tillet. Los dos primeros se disfrazaron de campesinos españoles, pero ambos fueron detectados y fusilados como espías. El tercero, un soldado raso del RIL-6, conservó su uniforme y se arrastró algunos kilómetros por el cauce del barranco de Dos Casas en la oscuridad, saliendo de él solo cuando llegó un poco más allá del fuerte Concepción. Desde allí se dirigió a Almeida antes del amanecer, arrastrándose por los campos de maíz.

El despacho que llevó al gobernador le ordenó evacuar el lugar y escapar lo mejor que pudiera; se le recomendó intentar una línea norte y dirigirse al puente de la Barba del Puerco, donde se ubicaría el cuerpo de Reynier a partir del 8 de mayo en adelante. Al tomar esta ruta, evitaría el cuerpo principal del ejército aliado, ya que no parecía haber nada más que patrullas de caballería al norte del fuerte Concepción. Brennier recibió instrucciones de acusar recibo del mensaje disparando tres salvas pesadas a intervalos de cinco minutos desde sus cañones más pesados a las 10 de la noche. Así lo hizo, y fue su sonido el que permitió a Masséna retirarse durante las oscuras horas que siguieron, sabiendo que sus órdenes habían sido recibidas y que la guarnición trataría de escapar. Durante el día siguiente 8 de mayo, el CI-VI y el CE-IX volvieron a cruzar el río Azaba y se retiraron a Ciudad Rodrigo. Reynier con el CE-II inició el movimiento más tarde y tomando una ruta separada.

Wellington, al ver que los franceses volvían a su punto de partida, pensó que Almeida y su guarnición eran ahora los suyos, y así deberían haber sido si sus subordinados hubieran actuado con habilidad. Empujó sus puestos avanzados hacia el Azaba y el Águeda frente al enemigo que se retiraba, pero envió de regreso a toda la DI-6 para relevar a los portugueses Pack en la tarea de bloquear Almeida. El general Campbell tomó el mando de Pack el 10 de mayo y dispuso sus tres BRIs alrededor del lugar en lo que él consideraba una posición idónea.

Sin embargo, parece que los acantonó, por conveniencia, demasiado lejos, y descuidó la precaución habitual de enviar patrullas cerca de las murallas todas las noches para vigilar la guarnición durante las horas oscuras. Los regimientos se colocaron en aldeas a 5 a 6,5 km de la ciudad, y la pantalla de piquetes que los conectaba era delgada. Los portugueses de Pack fueron trasladados por Campbell a Cinco Villas, a 6 km al noroeste de Almeida. De la BRI de Burne estaba cerca de Malpartida. La otra BRI británica de Hulse estaba de cara al lado sur de la fortaleza a una distancia considerable. Los portugueses de la BRI de Madden, estaban en o cerca de Junca en el frente este.

Brennier estaba decidido a hacer todo lo posible para llevar a cabo la peligrosa tarea que se le había encomendado. No solo se llevaría a su guarnición, sino que dejaría a Almeida en ruinas detrás de él. El 8 y el 9 de mayo se emplearon en cavar minas en todo el recinto y en inutilizar la mayor cantidad de artillería posible en ese momento. Algunas de las piezas fueron simplemente clavadas, otras fueron enterradas; muchas quedaron inutilizadas por el ingenioso sistema de disparar varios pares de cañones simultáneamente, con las bocas de algunas colocadas en ángulo recto con las demás; de modo que mientras la mitad de los disparos volaban hacia afuera, la otra mitad golpeaba e inutilizaba las piezas contra las que se dirigían. Los sitiadores detectaron que había algo extraño en estas salvas.

Aproximadamente a las 22:30 horas del 10 de mayo, los franceses salieron por la puerta norte de Almeida en dos columnas, una formada por el BI del RI-82, la otra por el BI provisional, artillería y zapadores que formaban la mitad de la guarnición, que contaba con algo más de 1.300 hombres. Las dos columnas, que marchaban paralelas entre sí, chocaron con el cordón de la línea de bloqueo cerca del punto donde los piquetes del RI-1/P portugués, perteneciente a la BRI de Pack. Apresurándose violentamente, atravesaron la línea, con nada más que un pequeño tiroteo de fusilería de los pocos centinelas portugueses, que fueron arrollados y expulsados. Cinco minutos después, una tremenda serie de explosiones de Almeida sobresaltó a toda la fuerza sitiadora: las minas dejadas por Brennier habían funcionado y la mayor parte de los frentes este y norte del lugar habían volado. En el lado sur, algo había fallado con las mechas y se causaron pocos daños, pero la fortaleza estaba efectivamente arruinada.

Durante los primeros km de su retirada, Brennier fue seguido solo por el general Pack, que había alcanzado a 80 portugueses, y se apresuró tras las columnas en retirada, después de enviar un mensaje a Campbell en Malpartida indicando la dirección del enemigo. Pack capturó a muchos rezagados y todo el equipaje francés; pero, por orden de su comandante, las columnas en retirada no se detuvieron para rechazar a la fuerza que los perseguía, ni siquiera para devolver el fuego. Hacia el amanecer Pack se encontró cerca de Villa de Ciervo, con solo un mayor y 11 hombres en su Cía, pero todavía pisándole los talones a los franceses.

En este pueblo había una tropa del RD-1, vigilando la línea del Agueda; resultaron al oír los disparos, se manifestaron contra el enemigo que huía, y lo detuvo durante unos minutos muy útiles; pero 50 dragones no pudieron hacer nada contra 2 columnas de batallón. Sin embargo, con la luz del día cada vez clara, se vieron más tropas británicas apresurándose. El general Campbell, al recibir el mensaje de Pack, se había acercado rápidamente con el RI-36 de Malpartida, y estaba a 1,5 km de Brennier, cuando este se desvió hacia el desfiladero que conduce al puente de Barba del Puerco. Al mismo tiempo, el RI-4, tan lamentablemente ausente hasta ese momento, se percibía acercándose por el sur, paralela al curso del Agueda, mientras que un ED de Barbaçena y alguna infantería portuguesa eran visibles en dirección noroeste.

Pero la columna principal francesa se estaba acercando al puente antes de que los británicos lo alcanzaran.

El general Campbell había ordenado al RI-36 que tiraran sus mochilas y corrieran, cuando vio lo cerca que estaban los franceses de la seguridad, y fue seguido por el RI-4, que llegó un minuto después, golpeó a la segunda columna francesa justo cuando estaba descendiendo al puente. Dispararon y cargaron contra el camino empinado, el BI francés se rompió, y muchos hombres, tratando de encontrar atajos por la ladera escarpada, perdieron el equilibrio y cayeron por las rocas, mientras que otros fugitivos cayeron al río y se ahogaron.

Mientras tanto, se abrió un fuerte fuego contra los perseguidores desde la orilla opuesta. Reynier, había enviado 3 BILs del RIL-31 y algunos cañones para acoger la guarnición volante. Habían alineado el la orilla y estaban listos para defender el desfiladero. El coronel Cochrane, del RI-36, sin las órdenes de Campbell, se encargó de intentar forzar un paso a través de la fuerza de cobertura, y condujo una masa mixta de su propio RI y el RI-4 a través del puente y cuesta arriba por la ladera opuesta. Fueron rechazados con pérdidas por el RIL-31.

Las bajas en esta temeraria empresa fueron las únicas sufridas por los británicos esa mañana, y ascendieron a 18 muertos y heridos, y un oficial y 16 hombres hechos prisioneros. Los portugueses de Pack habían perdido a unos 15 hombres cuando su línea de piquetes se vio forzada a medianoche, de modo que las bajas totales de los aliados fueron unas 50.

Las columnas de Brennier, por supuesto, habían sufrido muchas más, pero era un escándalo que un solo hombre hubiera escapado. Afirmaron sus pérdidas en su informe a Marmont en 360 hombres de 1.300, de los cuales más de 200 eran prisioneros y 150 muertos o heridos.

Wellington opinó que la huida de la guarnición de Almeida era “el acontecimiento militar más vergonzoso que le había ocurrido al ejército británico en la Península”.

Brennier por su peligrosa hazaña, Napoleón le promovió muy merecidamente al rango de general de división.

El mariscal Marmont se hace cargo del ejército de Portugal

El mariscal Auguste-Frédéric Louis Viesse de Marmont cuando fue nombrado jefe del ejército de Portugal, Napoleón le había ordenado que respetara la organización de los CEs, y que enviara a casa a los comandantes de cuerpo superfluos y a cualquier otro general cuya ausencia deseara más que su presencia. Ese consejo cuadraba con las propias ideas del mariscal Marmont, duque de Ragusa, ya que no le gustaba tener a su lado los generales con alto grado y antigüedad para que fueran sus humildes asistentes. Junot y Loison regresaron a Francia de inmediato, y con ellos casi todos los viejos generales de división, Marmont trabajó en el ejército con generales de división recién ascendidos. Se deshizo de Marchand, Merlé, Mermet, Heudelet, etc., de tal forma que de los antiguos comandantes de división solo quedaron Clausel y Solignac.

El resto de las nuevas DIs, en las que se redistribuyó el antiguo cuerpo, fueron entregadas a hombres que habían entrado en Portugal en 1810 como jefes de brigada: Ferey, Brennier, Sarrut, Foy, Maucune. Reynier estuvo unos meses más con el ejército y se marchó en julio, ya que no había lugar para él en el nuevo sistema. De los antiguos oficiales superiores, solo Montbrun, al mando de toda la caballería, permaneció con Marmont hasta el final de la campaña de 1811; puesto que no había nadie que pudiera sustituirlo al mando de ese cuerpo.

En la reorganización del ejército se adhirió principalmente a la antigua asociación de regimientos en brigadas y divisiones. Las 2 DIs del CE-VI (de Marchand y Mermet) simplemente se convirtieron en la DI-1 de Foy y DI-2 de Clausel. Las 2 DIs del CE-II (Merle y Heudelet) se convirtieron en las DI-4 y DI-3 bajo Sarrut y Ferey respectivamente. El CE-VIII y la división original de Loison del CE-VI se fusionaron y se convirtieron en las DI-5 y DI-6 de Maucune y Brennier.

Algunas pequeñas unidades anormales, como la Legión de Midi y la Legión Hannoveriana, a caballo y a pie, se disolvieron y dejaron de existir. Todos los cuartos batallones aislados del antiguo CE-VIII que se habían reducido a unidades esqueléticas de 200 o 300 efectivos; sus efectivos reforzaron otros RIs, y sus cuadros enviados a Francia para reclutar. En cada RI de línea, Marmont redujo el número de BIs de campaña a 3 o 2 y, habiéndolos rellenado hasta una fuerza de 700 hombres cada uno, envió de regreso los cuadros y el pequeño resto de las filas de los BIs a sus depósitos.

Quince días después de la batalla de Fuentes de Oñoro no había más de 28.000 infantes en el ejército de Portugal, pero había una gran masa de convalecientes en los hospitales de base y de reclutas recién llegados a los gobiernos de León y Castilla la Vieja; a quienes Marmont se esforzó, no al principio con gran éxito, por atraer a sí mismo y encuadrar en sus RIs. Resultó difícil sacarlos adelante, cuando cada oficial que comandaba un pequeño puesto en la retaguardia detenía las corrientes para fortalecer su propia guarnición, y los gobernadores de Salamanca y Valladolid querían retener con ellos a tantos convalecientes recuperados como pudieran retener, porque sus fuerzas eran insuficientes.

Las unidades de caballería estaban en un estado mucho peor que las de infantería. Ya en Fuentes de Oñoro, la mayoría de los regimientos habían mostrado solo dos escuadrones por falta de caballos, y habían dejado atrás en sus acantonamientos hombres desmontados en gran número. Marmont, al ver que era imposible encontrar caballos para ellos en España, se vio obligado a enviarlos a todos a pie a Bayona, para obtener caballos del interior de Francia. En junio solo pudo poner en campaña a 2.500 hombres montados.

De manera similar, la artillería carecía de equipos, solo pudieron reunir 36 cañones (6 Bías) debidamente montados, aunque Masséna había partido de Santarém en marzo con más de 100. Marmont dice que los restos del ejército mostraron que Masséna había entrado en Portugal en 1810 con 4.200 caballos de artillería; de estos, solo 1.400 sobrevivieron a la retirada.

En cuanto al tren, se había desvanecido por completo, en lo que respecta a caballos y carros; el mariscal dice que solo 4 vagones estaban completamente a caballo y listos para trabajar cuando asumió el mando. Pero el descanso, la vuelta a una tierra donde la comida se conseguía con facilidad y regularidad, y la apertura de los depósitos de Salamanca y Valladolid, donde se acumulaban uniformes, botas y sueldos, pronto hicieron maravillas para el ejército, bajo la cuidadosa y juiciosa supervisión del mariscal. En junio pudo salir de campaña con un ejército que había recuperado la moral y estaba en condiciones de prestar un buen servicio.