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Movimientos previos
El 22 de noviembre, Napoleón se enteró por Oudinot de que Chichagov había capturado Borisov y que él mismo estaba en camino de retomarlo. El Emperador respondió en una carta algo incoherente, indicándole que tomara un punto de paso e intercalando órdenes e inteligencia con llamamientos agitados a la energía y devoción del Mariscal. Los últimos no fueron necesarios. La capacidad intelectual de Oudinot no era grande, pero su devoción era indudable, y nunca sirvió tan bien a Napoleón como en los terribles días que siguieron.
El 23 de noviembre, Oudinot recogió a Dombrowski y los restos de su fuerza. Colocó los restos de su caballería a la cabeza del avance, con el apoyo de la DI-6/II de Legrand; y por la tarde cayó sobre Pahlen cerca de Lochnitza. Los rusos fueron tomados completamente por sorpresa, en gran parte aparentemente debido a la negligencia de su líder, y, como eran veteranos, se rompieron y huyeron precipitadamente. Llenaron de pánico a Borisov justo cuando Chichagov y su personal estaban cenando. Todo el mundo parecía haber perdido la cabeza, y el lugar fue abandonado a toda prisa y en completo desorden.
Todo el equipaje que había cruzado el río quedó atrás como presa del CE-II, para su beneficio. Voinov apresuró a 4 BIs, que ocuparon las casas cerca del puente y permitieron que la multitud presa del pánico cruzara con seguridad. Luego rompieron el puente, y a pesar de su éxito realmente brillante, el paso del río se cerró a los franceses. Los rusos habían perdido en su huida de pánico alrededor de 1.000 hombres en total y una cantidad de equipaje, incluido el servicio de campamento y la cartera del Almirante; pero no se perdieron cañones, probablemente más debido a la buena fortuna que a la buena gestión. Langeron se burló amargamente de su jefe, pero la culpó obviamente fue de Pahlen y su vanguardia, que no deberían haberse dejado sorprender por una pequeña fuerza de caballería.
El 23 de noviembre, Napoleón con sus tropas de cabeza llegó a Bobr, una ciudad de 300 casas, a unos 55 km de Borisov. Víctor retrocedía hacia la carretera de Chereia, y ese día la brigada de Billard de la división de Partouneaux tuvo un fuerte encuentro con la vanguardia de Wittgenstein al mando de Vlastov. Billard fue rechazado con pérdidas considerables, lo que, sin embargo, fue muy exagerado por los rusos, aunque un batallón del RI-126 francés fue completamente destruido. Wittgenstein podría haber hecho mucho más, pero fue muy circunspecto y tímido, y Clausewitz insinúa que no estaba muy dispuesto a cooperar cordialmente con Chichagov. Este último esperaba que se uniera a su propio ejército detrás del río, según las instrucciones del Zar; y lo mismo hizo Napoleón, quien ordenó a Víctor que se esforzara por impedir su marcha sobre Zembin. El mariscal no pudo obedecer, porque ya estaba demasiado al sur, habiendo actuado de acuerdo con las instrucciones dadas previamente cuando Napoleón aún no estaba seguro del punto en el que debería cruzar el río Berezina.
En Bobr, Napoleón recibió la noticia aplastante del fracaso en salvar el puente de Borisov. Ahora todo dependía de tender puente del río. Eblé, con sus pontoneros y su inestimable convoy de accesorios y algunos pontones, recibió la orden de avanzar, mientras que el general Chasseloup fue enviado también al Berezina con todos los zapadores y trabajadores que pudiera reunir, pero estaban sin forjas y casi desprovistos de herramientas manuales ordinarias. Se dieron órdenes estrictas de destruir los vehículos superfluos y entregar sus caballos a la artillería. No hace falta decir que, en general, no fueron cumplidas. Se ordenó a Davout que se mantuviera firme el mayor tiempo posible para dar tiempo a la miserable multitud de no combatientes a llegar. En Bobr de Alorna se reunió con la guarnición de Mohilev. Sus 1.500 hombres y los restos del CE-V y la Legión del Vístula de Claparède se unieron a las reliquias del CE-III, dando así a Ney una fuerza de unos 6.000 hombres y 30 cañones.
También Oudinot, a orillas del Berezina, hacía lo que podía. Era, como de costumbre con los generales de Napoleón, tímido de responsabilidad; pero habiéndose decidido, actuó con excelente juicio. Habiendo obtenido, a pesar de todas las dificultades, información sobre los puntos de paso, alrededor del mediodía del 24 de noviembre, seleccionó a Studianka y dirigió allí su pequeña fuerza de artífices mal entrenada y mal equipada. Informó a Napoleón con franqueza de la dificultad de su tarea; el enemigo vigilaba atentamente el curso del río. Para distraer a Chichagov, hizo ataques demostrativos por encima y por debajo de Borisov y notó que los rusos parecían inclinados a esperar el avance francés más bien por debajo que por arriba. Napoleón, después de una conferencia con los generales Dode y Jomini, que conocían el curso del río, también decidió forzar un paso por encima de Borisov, e indicó el vado en Veselovo, 25 km arriba de ese pueblo. Sin embargo, cuando llegó la orden, el mariscal ya había seleccionado a Studianka.
El frío, que había cesado desde el 18 de noviembre, volvía a instalarse. Por un lado, las penalidades de los soldados comenzaron nuevamente a aumentar. Por otro, endureció las orillas bajas y pantanosas del río Berezina y permitió a los franceses transportar su artillería y trenes. Frente a Studianka, aproximadamente a 1,5 km de la orilla derecha, discurría la carretera Borisov-Zembin, por la que el ejército debía desfilar para ganar la carretera Minsk-Vilna en Molodechno. Detrás de Studianka, el terreno se elevó y la artillería podía situarse en posición para dominar la orilla opuesta. Studianka en sí era un pueblo de buen tamaño y sus casas estaban construidas de madera que sería útil para la construcción de puentes.
Chichagov creía que Napoleón tenía 70.000 a 80.000 efectivos contra sus 32.000. A continuación, Wittgenstein le había informado que, en su opinión, Napoleón se retiraba en dirección a Bobruisk. El Almirante fue confirmado en esto por la inteligencia de que los exploradores de la caballería austríaca estaban en el camino Minsk-Bobruisk. Las disposiciones de Chichagov en estas circunstancias eran perfectamente claras. Chaplitz, que había estado observando la parte superior de Berezina durante algún tiempo, permaneció cerca de Brelova, casi frente a Studianka; mientras que Voinov y Sabaniev, con la fuerza reunida de Pahlen, se concentraron alrededor de Borisov, listos para actuar con fuerza en cualquier dirección.
El 25 de noviembre, recibió un despacho de Kutúzov. No era una orden directa, pero, viniendo del comandante en jefe, naturalmente tenía gran peso para el Almirante. Sugirió que Napoleón probablemente se movería hacia el sur hacia Bobruisk para cruzar el Berezina. Al mismo tiempo, el general O’Rourke y el coronel Lukovkin informaron que habían encontrado tropas polacas más abajo (estos eran los destacamentos tardíos de Dombrowski).
Chichagov, asumiendo que Kutúzov tenía buenas razones para enviar su despacho, y considerando la inteligencia enviada por los comandantes de su destacamento, concluyó que el rumoreado movimiento hacia el sur de Napoleón era una realidad; y, el 25, dejando a Pahlen en Borisov y ordenando a Chaplitz que se acercara a él, marchó con Voinov y Sabaniev hacia Chabachevichi, unos 25 km río abajo por Berezina. Langeron dice que tanto él como Sabaniev se esforzaron por disuadirlo.
El 25 de noviembre, el propio Napoleón llegó a Borisov y Langeron y su personal lo vieron, para su consternación, ya que la única fuerza disponible para oponerse a él era la debilitada vanguardia de Pahlen. Los guardias franceses estaban en Borisov; el resto del remanente de Moscú entre Borisov y Krupki, dos jornadas atrás. Oudinot estaba en Studianka; Víctor más bien al norte de Davout en Krupki. para cubrirlo. El grueso de la fuerza de avance lento de Wittgenstein estaba en Kolopenichi, a unos 45 km al noreste de Borisov; Platov estaba al este de Krupki, y Yermólov en Maliavka, cerca de Bobr.
El general Aubry, jefe de artillería de Oudinot, comenzó a talar árboles y construir caballetes para puentes inmediatamente después de llegar a Studianka, pero desafortunadamente resultaron demasiado débiles. Tan pronto como oscureció, Oudinot puso en marcha su artillería hacia el punto de paso seleccionado, y cuando oscureció, los generales Eblé y Chasseloup llegaron a Studianka con sus hombres y su escaso equipo, y comenzaron en serio a construir puentes. Toda la noche trabajaron para preparar los soportes, y a las 08:00 horas del 26 de noviembre se colocó el primer caballete. Se esperaba tender tres puentes, pero había escasos materiales para dos. Chasseloup pronto se dio cuenta de que la deficiencia irreparable del equipo de sus ingenieros le impediría hacer cualquier cosa de forma independiente; por lo tanto, trajo a sus hombres para ayudar a Eblé.
Temprano en el día 26, Eblé verificó el ancho y la profundidad del río. Este último había aumentado, debido a una actualización, desde el cruce de Corbineau de 1 a 1,5 m.
Además de impulsar los preparativos para los puentes, los ingenieros construyeron tres pequeñas balsas, en las que se transportaron unos 400 infantes para proteger la cabeza del puente, acompañados por algunos de los jinetes de Corbineau, que vadearon el río con soldados de a pie detrás de ellos.
El frío era intenso el agua ya estaba helada; y los pontoneros tenían que trabajar en ella hasta los hombros. La prueba significaba una muerte segura para mucho; pero los hombres respondieron a la llamada de su jefe con un heroísmo tan alto como el suyo. Fueron relevados cada 15 minutos y se les prometieron recompensas especiales, pero cinco sextos de ellos perecieron. Había 7 compañías en total, unos 400 hombres, de los cuales 100 eran holandeses.
Los puentes se colocaron a 200 metros de distancia. Cada uno tenía 23 juegos de caballetes. El de la derecha estaba destinado únicamente a las tropas. Era terriblemente débil. Faltaba madera adecuada para el camino, pero los ingenieros remendaron uno de los tablones clavados uno sobre otro, y colocaron maleza y ramitas sobre él para disminuir la tensión. El camino estaba en algunos lugares casi al nivel del agua; no había rieles. El puente de la izquierda tenía 5 m de anchura y estaba destinado a artillería y equipaje. Era más sólido que el otro; pero todavía muy débil, y como no había tiempo para cuadrarlos, la calzada estaba construida con troncos toscos, el paso de los vehículos ocasionaba continuas sacudidas que perjudicaban la estabilidad de la frágil estructura.
El propio Napoleón, con su Cuartel General y Guardia, llegó a Studianka a primera hora del 26 de noviembre. Se dirigió a la cabecera de los puentes y allí permaneció hasta que se terminaron, supervisando personalmente la construcción. En los intervalos en que no podía hacer nada, se sentaba en una pila de troncos en la orilla, contemplando con tristeza las estructuras que avanzaban lentamente en las que descansaban sus últimas esperanzas. Más de una vez le pidió a Eblé que se diera prisa. El general señaló a sus devotos pontoneros trabajando hasta la muerte en la corriente helada, y el emperador no pudo decir más. Lo que podía hacer para aliviarlos aparentemente lo hacía, a veces ayudando con sus propias manos a servirles brandy.
Cuentan que Napoleón ordenó quemar los estandartes de los regimientos destruidos antes del cruce.
La artillería de la Guardia y del CE-II se concentró detrás de Studianka, lista para abrir fuego tan pronto como los rusos apareciesen. Pero Chaplitz ya se retiraba por los bosques hacia Borisov; frente al pueblo solo quedaba una débil retaguardia con 2 cañones ligeros. El peor error de Chaplitz fue no destruir los largos puentes de madera por los que la carretera de Zembin cruzaba las marismas.
Cruce del río Berezina 27 de noviembre
A las 13:00 horas se completó el puente de la derecha y Napoleón dio la orden de cruzar al CE-II de Oudinot. Con la adición de los polacos de Dombrowski parece haber sido casi 11.000 efectivos. Algunos de sus regimientos quedaron en cuadro; pero otros todavía eran relativamente fuertes. En general, iban bien vestidos y en buen orden, y su espíritu aún intacto se reflejaba en los vítores poco habituales con los que saludaban a Napoleón cuando pasaban junto a él. Solo se cruzaron 2 cañones por temor a dañar el puente. La vanguardia despejó fácilmente la débil retaguardia de Chaplitz y avanzó por la carretera de Borisov hasta que encontró a Chaplitz, reforzado por Pahlen, en posición en su camino. Los reconocimientos enviados a Zembin encontraron el camino de Vilna despejado, y el Emperador decidió renunciar a cualquier intención de llegar a Minsk y avanzar hacia Vilna.
El puente más pesado estuvo listo a las 16:00 horas, y comenzó a pasar la artillería de la Guardia y el CE-II de Oudinot. A las 20:00 horas cedieron tres juegos de caballetes. Se llamó a la mitad de los pontoneros y, agotados por el trabajo desesperado y hundidos en el sueño como estaban, respondieron a la llamada de Eblé. A las 23:00, se reparó la rotura y comenzó a cruzar el resto de la artillería, los restos del parque de reserva y el CE-III de Ney.
A las 02:00 horas del 27 de noviembre, se rompió el puente en el centro; tres juegos de caballetes fueron destruidos. Se llamó a la segunda mitad de los pontoneros. El propio Eblé escogió maderas buenas y sólidas y supervisó la fabricación de otras nuevas, mientras que los heroicos pontoneros se sacrificaban tan noblemente como antes. A las 06:00 horas se reparó el daño y se procedió al paso. El puente se rompió nuevamente a las 16:00 horas, cediendo dos caballetes. Fue reparado a las 18:00 horas.
Los soportes del puente de la tropa se mantuvieron firmes, pero la calzada débil se rompía continuamente y los dedicados ingenieros trabajaban en ella con poca interrupción. Era tan frágil y se balanceaba tanto que es notable que no se derrumbara.
Napoleón, con el Cuartel General y la Guardia (menos Claparède), cruzó alrededor de las 13:00 horas del día 27. Todavía no había llegado un gran número de no combatientes, y en su mayoría eran miembros del ejército que cruzaron con su cuerpo.
Chichagov, al llegar a Chabachevichi, envió patrullas a través del río que no lograron localizar al enemigo, y el almirante se dio cuenta de que lo habían engañado. Volvió una vez más con sus tropas hacia Borisov, a donde llegó la noche del 26. Le ordenó a Langeron que hiciera lo que pudiera para reforzar a Chaplitz, y agregó que estaba llegando a toda velocidad posible. Las tropas de Voinov y Sabaniev, después de una marcha de 50 kms bajo la helada y la nieve, no estaban en condiciones de luchar, y el Ejército del Danubio tuvo que permanecer en reposo el 27 de noviembre.
Borisov estaba lleno de franceses, que podrían intentar forzar un pasaje allí. En su mayoría eran no combatientes, pero esto, por supuesto, no podía determinarse con certeza. Por lo demás sus tropas estaban cansadas.
Wittgenstein se movió con tanta cautela que el 25 de noviembre su vanguardia no alcanzó la retaguardia de Víctor, quien retrocedió sin ser molestado hacia la carretera principal en Borisov. Los reconocimientos dejaron en claro que Napoleón no se movía más allá de la derecha rusa y Wittgenstein avanzó hasta Kostritza, a solo 13 km de Borisov y unos 16 km al este de Studianka. Víctor llegó a salvo a Borisov; y Eugène y Davout se trasladaron a Studianka, donde llegaron al anochecer del 27 de noviembre.
El movimiento de Victor, sin embargo, tuvo efectos negativos; sus tropas se encontraron con la línea de marcha de los infelices fugitivos de Moscú, y la terrible condición de estos últimos sembró la desmoralización en las filas del CE-IX. En Kostritza, Wittgenstein se enteró de que los franceses estaban en Studianka, pero en lugar de marchar allí, el 27 dirigió parte de sus tropas a Borisov, parte a Staroi-Borisov, algunos km por encima del lugar anterior. Platov estaba en contacto con Wittgenstein y Yermólov estaba en marcha hacia Borisov.
Las fuerzas francesas eran unos 47.000. Estaban compuestas de la siguiente manera: Guardia Imperial (menos Claparède) 8.500, Ney unos de 5.000, Davout 3.000, Eugenio 2.000, Junot 1.500 (incluida la caballería a pie), Oudinot 11.000 (incluido Dombrowski), Victor 13.500, el Cuartel general 2.500. Había entre 250 y 300 cañones, y quizás 5.500 efectivos de caballería, de los cuales 1.500 pertenecían a la Guardia y Cuartel General. Pero de estas tropas, casi un tercio estaban tan desgastados por las dificultades que apenas eran capaces de hacer un gran esfuerzo.
Eugenio y Davout al llegar a Studianka cruzaron de noche con un frío glacial. Las tropas de Oudinot, todavía en condiciones comparativamente buenas, sufrieron mucho en sus miserables vivaques en los bosques de Stakhov. Detrás del CE-I y del CE-IV, la horda de no combatientes descendió en tropel hacia los puentes. El camino de Borisov a Studianka estaba obstruido por sus multitudes. Todas las edades y sexos estaban representados en esa masa indefensa.
La nieve cayó pesadamente durante la noche sobre los desafortunados acurrucados sin techo entre los bosques y pantanos. Los no combatientes al llegar a Studianka no irían más allá, a pesar de los esfuerzos de Eblé y Chasseloup por inducir a algunos de ellos a cruzar. Napoleón había dado órdenes de que el pasaje se mantuviera abierto día y noche, pero probablemente sus órdenes no pudieron ser ejecutadas, al menos no lo fueron.
La desafortunada gente continuó descendiendo hacia Studianka hasta que la orilla estuvo cubierta de ellos, y vivaquearon apáticamente lo mejor que pudieron entre sus vehículos. Muy pocos parecen haber intentado cruzar; aquellos que lo hicieron probablemente crearon bloqueos y desorden, no siendo susceptibles a ningún tipo de control. Los pontoneros y los ingenieros eran muy pocos y estaban demasiado cansados para imponer el orden en tal masa. Se podría haber hecho más si Napoleón se hubiera esforzado personalmente para supervisar el paso; desafortunadamente después del 27 no hizo nada.
El CE-IX de Víctor el 26 de noviembre se convirtió en la retaguardia, Davout y Eugenio pasaron por delante con los escasos restos de sus tropas. Victor se fue de Borisov a Studianka el día 27. La brigada Baden de la división de Dändel marchó primero y cruzó los puentes poco después que Napoleón. El propio Victor con el resto de las tropas de Dändel, los polacos y sajones de Gérard y la artillería salieron de Borisov hacia el mediodía, mientras que la división de Partouneaux con 4 cañones y la brigada de caballería de Delaître formaban la retaguardia. Debía permanecer en Borisov hasta que oscureciera. Platov marchaba sobre Borisov; detrás de él venía Wittgenstein con las tropas de Steingell y Berg. Yermólov estaba detrás. La DI de Vlastov marchaba sobre Staroi-Borisov y la reserva de Fock en camino a reunirse.
El camino de Borisov a Studianka estaba repleto de no combatientes, enfermos y heridos que apenas podían arrastrarse, soldados rezagados, merodeadores desbandados, fugitivos de Moscú, seguidores de los campamentos, hombres, mujeres y niños, apiñados en una masa indefensa, todos fluyendo mecánicamente a Studianka con el último de los combatientes organizados.
La división de Vlastov llegó a la carretera en Staroi-Borisov alrededor de las 03:00 horas, cortó la línea de retirada y las porciones de retaguardia de la multitud huyeron hacia Borisov, de donde Partouneaux salió para abrirse camino. Su división solo tenía 4.000 efectivos. Delaître tenía alrededor de 500 jinetes sajones y berg. Dos caminos conducían de Borisov a Studianka, el de la izquierda bordeaba la orilla, pero estaba lleno de rezagados, y Partouneaux, creyendo que el de la derecha lo llevaría directamente a Studianka, lo tomó.
Este movimiento lo llevó justo contra la división de Vlastov. Después de un intento más valiente de abrirse camino a través de los franceses, se vieron obligados a ceder. Partouneaux y Billard fueron hechos prisioneros con los pobres restos de la última brigada, y las tres restantes retrocedieron hacia Borisov, para encontrarlo ocupado por Wittgenstein. Pasaron una noche terrible en la nieve, sin comida, fuego ni refugio. Al día siguiente, casi todos los heridos y los hombres más débiles estaban muertos, y los sobrevivientes entumecidos y hambrientos solo podían rendirse. Un solo batallón, de unos 160 efectivos, que afortunadamente había tomado el camino de la izquierda, llegó a Studianka. La pérdida francesa fue de más de 4.000 hombres, incluidos 500 de caballería y 4 cañones.
Batalla en la orilla izquierda el 28 de noviembre
En la tarde del 27 de noviembre, Yermólov entró en Borisov. Tan pronto como los franceses abandonaron la ciudad, Chichagov reparó el puente con pontones, y una vez establecida así la comunicación directa, se concertó un ataque general para el día siguiente. Wittgenstein iba a completar la destrucción del CE-IX de Víctor, mientras que Chichagov, apoyado por Yermólov y Platov, presionaba a Ney y Oudinot y se esforzaba por devolverlos a Zembin.
Todo el país estaba parcialmente arbolado excepto en las orillas pantanosas del Berezina, y en algunos lugares los bosques eran muy espesos. En la orilla occidental, a unos 5 km al sur de Studianka y casi a mitad de camino entre los pueblos de Brilova y Bolshoi-Stakhov, se encontraban Ney y Oudinot. Su frente tenía 1,5 km de largo, la fuerza de Ney estaba a la izquierda, descansando en el río, Oudinot a la derecha, apoyada sobre un denso bosque. Los cañones no podían entrar en acción en ninguno de los lados excepto en la carretera, donde 8 piezas, divididas por igual entre los dos ejércitos y reemplazadas continuamente, lucharon entre sí durante todo el día. En reserva, detrás de Ney y Oudinot, estaba la Guardia.
A las 08:00 horas, Chaplitz y Pahlen comenzaron un ataque contra el CE-II de Oudinot con 7 RILs jägers, y pronto estalló un furioso enfrentamiento en el bosque. Al principio, el ataque avanzó y los soldados franceses y suizos, que habían pasado una noche horrible, comenzaron a ceder terreno. Cuando el estruendo de los disparos aumentó, todos los hombres desbandados se dieron a la fuga, desordenando y arrastrando a las reservas, mientras que Oudinot quedó incapacitado por una herida. Ney, se apresuró a tomar su lugar, reunió al CE-II y, llamando a algunas de sus propias tropas en apoyo, detuvo el avance de Chaplitz y comenzó a hacerlo retroceder hacia Stakhov. Se tomaron unos cientos de prisioneros.
Sabaniev, que se estaba moviendo para apoyar a Chaplitz, detuvo el avance de Ney, pero de repente los coraceros de Doumerc cargaron. Irrumpieron desde el bosque sobre la división de Cherbatov, rompieron su línea de escaramuzas y cargaron sus cuadros con valor desesperado. Unos 2.000 rusos fueron sableados y capturados. Los coraceros, por supuesto, casi fueron destruidos, pero su espléndido comportamiento salvó al ejército por el momento. Chichagov envió al frente a Voinov para apoyar a Sabaniev, pero aunque casi el doble de numerosos, los rusos no pudieron avanzar. Las pérdidas francesas fueron temibles. General Zayonczek, que había defendido a Praga contra Suvorov en 1794, se rompió la pierna; Legrand, Rapp, Amey, Dombrowski y Kniaziewicz también resultaron heridos. La mitad de los supervivientes del CE-II murieron o quedaron discapacitados; pero por la noche sus filas destrozadas aún resistían, y si el coraje y la devoción hubieran podido salvar a la Grande Armée, ese fin se habría logrado.
El desastre tarde del 28 y mañana del 29 de noviembre
Mientras tanto, en la orilla izquierda, el cuerpo de Víctor, con igual heroísmo, pero menos éxito, había estado compitiendo con Wittgenstein. La mayor parte de la artillería de Víctor y la brigada de Baden ya habían cruzado, pero Napoleón envió ahora a esta última, añadiéndoles aparentemente el batallón de Baden en el Cuartel General. Los puentes estaban tan bloqueados que la artillería no podía regresar. Víctor tomó una posición casi perpendicular al río, justo al sur de Studianka, en un terreno elevado parcialmente arbolado. A la derecha, cerca del río, había un grueso macizo de madera. Esto fue defendido por los Badeners. El siguiente a la izquierda estaba la brigada Berg cuando llegó en línea, luego los 3 RIs polacos de Gérard, con la brigada sajona de Löw más allá. En el extremo izquierdo estaba el general Fournier con sus dos regimientos de caballería restantes (Baden y Hesse). Victor tenía bajo su mano solo 15 cañones, y su fuerza total no era más de 8.000 de infantería y 500 de caballería (según su propia cuenta, solo 7.400). La brigada Berg había avanzado para esforzarse por rescatar a Partouneaux.
Wittgenstein dejó a Steingell en Borisov para desarmar a los prisioneros; el resto de su ejército se dirigió a Studianka. Vlastov hizo retroceder a las tropas de Berg hacia la línea principal del CE-IX; pero luego fue detenido, aunque una batería establecida por Diebich causó terribles estragos entre la multitud salvaje que se arremolinaba alrededor de la entrada de los puentes. Todos los no combatientes, cuando las balas comenzaron a caer entre ellos, se agolparon en la orilla del río en total confusión y allí permanecieron, acurrucados en una masa que ocupaba 1 km de frente y 200 metros deancho. El pánico fue aterrador, y los horrores que tuvieron lugar en la multitud nunca se sabrán. Los hombres se abrieron paso por todos los medios y condujeron sus vehículos sin piedad a través de la multitud. Hombres, mujeres y niños fueron muertos, pisoteados y arrojados sin poder hacer nada al río, mientras todo el tiempo las balas de cañón rusas caían en la nieve.
Muchos de los que llegaron a los puentes fueron arrojados y ahogados o aplastados por las ruedas de los vehículos. Muchos se suicidaron para evitar un destino peor: hay al menos un caso bien documentado de una madre que, herida de muerte, mató a su hijo antes de morir. Sin embargo, los carruajes del estado mayor de Napoleón y de los generales de la guardia iban cargados de mujeres y niños indefensos a quienes sus protectores se esforzaban por salvar. El mariscal Bessières y el general Laborde en particular ganaron por su humanidad laureles más hermosos que los que habían ganado en el campo de batalla.
La primera división del general Berg apoyó rápidamente a Vlastov. Los alemanes de la derecha fueron rechazados; pero Napoleón inmediatamente tomó a los rusos por el flanco estableciendo una batería al otro lado del río. Los alemanes volvieron a ocupar su posición y la mantuvieron todo el día contra los incesantes ataques, a un precio muy alto para ellos mismos. Más a la izquierda, las tropas polacas de Víctor ejecutaron un feroz contraataque y estaban a punto de perforar el centro ruso cuando Fock llegó con su división y restauró la línea. Los hombres de Víctor estaban ahora irremediablemente superados en número, pero lucharon con magnífica tenacidad hasta el anochecer. Un intento de envolver la izquierda fue detenido por una valiente carga de las tropas de Fournier y rechazado por los sajones y un regimiento polaco. La segunda división de Berg, por algún malentendido, no llegó hasta que terminó la acción. La izquierda de Víctor fue empujada hacia atrás, pero aún cubrió los puentes.
A las 21:00 horas, Víctor recibió órdenes de cruzar y comenzó a retirarse. Alrededor de ambos puentes se apiñaba la masa viviente de seres humanos y animales, que luchaban para escapar, pero prácticamente inertes. Las salidas del este estaban bloqueadas por un espantoso montón de vehículos averiados y seres humanos y caballos muertos o moribundos amontonados unos sobre otros en la nieve pisoteada y manchada de sangre, a través de la cual era imposible abrirse camino. Eblé y sus ingenieros literalmente tuvieron que hacer un corte a través del horrible montón y apilar los cadáveres a cada lado para mantener alejada a la desdichada multitud.
Uno de los puentes, bajo la presión de muchos miles de personas que corrían por él, no pudo soportarlo y se derrumbó. En la confusión resultante, el cruce se estancó, la gente aglomerada en la orilla, según un testigo presencial, murió en una estampida y asfixiada.
Víctor y Eblé se esforzaron en vano por persuadir a algunos de la multitud para que los siguiera, pero la mayoría de ellos estaban aletargados por la miseria y la desesperanza y no se movían. Al amanecer del día 29 se retiró un pequeño destacamento del CE IX que se había quedado hasta el último. Las órdenes de Eblé eran incendiar los puentes a las 08:00 horas, pero esperó hasta las 08:30, con la esperanza de salvar más vidas. Algunos de los no combatientes siguieron la retaguardia de Víctor, pero los pasos pronto fueron bloqueados. A las 08:30 horas, Eblé incendió el puente y hubo una última escena de horror. Muchos de los desdichados, finalmente conscientes de la situación, se esforzaron por atravesar las llamas, otros se esforzaron por cruzar sobre el delgado hielo entre los puentes, muchos se arrojaron a la corriente helada para vadear o nadar. Es inútil a la vez que doloroso detenerse más en la tragedia, cuyos detalles se pueden extraer de innumerables obras. Tal vez ningún acontecimiento de la historia haya unido tan completamente en sí mismo todos los elementos de la miseria.
Secuelas de la batalla
La pérdida de vidas al paso del Berezina nunca se sabrá con exactitud. La Grande Armée perdió 1.200 oficiales muertos y heridos, lo que tal vez pueda indicar un total de 12.000 a 15.000 de tropa. El CE-II y el CE-IX perdieron la mitad de su fuerza efectiva. Incluyendo prisioneros y muertes por frío y miseria durante los tres días, el ejército probablemente se vio disminuido de 20.000 a 25.000 hombres.
Se perdieron enormes cantidades de equipaje, pero pocos cañones: los rusos reclamaron haber capturado 23. La pérdida de vidas entre los no combatientes debe haber sido enorme; casi todos los que fueron capturados murieron de hambre o frío; sus captores tenían poco de qué prescindir, y si los soldados regulares rusos a menudo se comportaban con amabilidad, los cosacos más salvajes despojaban a sus cautivos de todo. Quizás el incidente más terrible fue el destino de 500 mujeres que estaban acurrucadas en un granero en Borisov, sin comida durante varios días y casi sin fuego. Solamente unos 20 sobrevivieron.
Hay razones para creer que los ejércitos rusos perdieron en Berezina no menos de 10.000 muertos, heridos y prisioneros. Langeron dice que solo Chichagov perdió 7.000. De los 1500 prisioneros, muchos murieron de necesidad antes de que los rusos recuperaran a los sobrevivientes.
No se puede decir que Napoleón mostró ninguna ventaja en la Berezina. La elección del punto de paso se debió a la habilidad y energía de Oudinot; el mérito de la espléndida resistencia del día 28 debe atribuirse a Ney y Víctor; mientras que los verdaderos héroes del episodio fueron el general Eblé y sus pontoneros. Eblé murió a causa de sus penalidades un mes después, y de sus 400 pontoneros, menos de 40 regresaron.
Unos 28.000 soldados franceses con 200 cañones habían conseguido cruzar el Beresina, seguidos de 30.000 soldados auxiliares y refugiados civiles; los primeros dejaron atrás 32.000 bajas, y los rezagados sufrieron otras 10.000. En los combates, los rusos tuvieron 20.000 bajas.