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Conquista de Hispania por los visigodos
Hacia el año 438 el rey suevo Requila emprendió una decidida actividad de conquistar el resto de Hispania, adueñándose de la Lusitania, la Cartaginense y la Bética. Su sucesor, Requiario, aprovechará las perturbaciones del movimiento bagauda para avanzar hacia la zona de Zaragoza y Lérida. Tal acción impulsó al Imperio Romano a pedir nuevamente a los visigodos, a través de su rey Teodorico II, la ayuda para controlar Hispania.
Las tropas visigodas cruzan de nuevo los Pirineos y en el 456 capturaron al rey Requiario. Ese mismo año el emperador fue depuesto y asesinado por Rikimero, general de las tropas bárbaras en el servicio romano. Teodorico continuó con la conquista de Hispania.
En 466, Teodorico II, que había ganado su trono por el asesinato de su hermano, fue asesinado por su hermano menor Eurico, un general hábil y un hombre de estado astuto, totalmente destituido de conciencia, que no se apartaba de ningún acto de crueldad o traición necesario para la realización de sus planes.
Eurico continuó con la conquista de Hispania, y en el 468 tomaron León y Palencia (los campos palentinos pasarían a ser llamados campos góticos). El reino de los suevos quedaría en el territorio comprendido en la actual Galicia, parte de Asturias y León y mitad norte de Portugal. Se estima que los visigodos que pasaron a la península serían unos 200.000 en total, de los cuales 25.000 podían ser guerreros, quedaban en la península unos 200.000 suevos, vándalos y alanos, con una población local de unos 5 millones. El reino Suevo se mantuvo independiente hasta finales del siglo VI.
El resto de la península quedó en manos visigodas, pasando a formar parte del Reino visigodo de Tolosa, con capitalidad en Tolosa (Toulouse, actual Francia). A la muerte de Eurico en 485. Los visigodos tenían casi todo el país al sur del Loira y al oeste del Ródano, además de la región conocida desde entonces como Provenza, incluía las grandes ciudades de Aries y Marsella. Su vecino oriental era el reino de los burgundios, gobernado por Gundobad, sobrino de Rikimero. Al norte del Loira se encontraba el llamado «Reino Romano, que había sido fundado por Siagrio, hijo del general romano Aegidio, y que tenía su capital en París. Y detrás del »Reino Romano», en el tramo que incluía el noreste de Francia, Bélgica y Holanda, habitaba la nación de los francos.
Expansión de los francos
Después de mediados del siglo V, el rey de los francos salios, Childerico (457-481), se convirtió en una potencia importante en el norte de la Galia, y sus victorias contra los visigodos, sajones y alamanes sentaron las bases del Estado franco-salio en el norte de la Galia. Además, apoyó a Aegidius en la victoria de este último contra los visigodos en Orleans en el 463. Pero fue el hijo de Childerico, Clodoveo (481-511), quien uniría la mayor parte de la Galia al norte del Loira.
Hacia el año 481, habías tres potencias que competían por el predominio en el territorio de Aquitania: los visigodos en el suroeste de la Galia, los borgoñones en el sureste y los francos al norte de Aquitania. Clodoveo (Clovis), que había sucedido a su padre como líder de los francos salios de Tournai en 481, puso bajo su control gradualmente los territorios entre el Loira y el Somme; alrededor de 486 había derrotado a Syagrius y disuelto efectivamente el reino de Soissons. Esta victoria proporcionó a Clovis una base fuertemente fortificada: Soissons, una importante fábrica de armas, y las unidades romanas que habían servido a Syagrius y se estaban integrando a sus seguidores.
Después de obtener el control total de Neustria (los territorios bajo el antiguo reino de Soissons, entre el Loira y el Somme), Clodoveo dirigió su atención contra un pequeño grupo de turingios en el este de la Galia, justo al norte de los borgoñones, ganando una batalla en 491. Rápidamente, se hizo evidente que la estrategia expansionista de Clodoveo estaba dirigida contra los borgoñones y los alamanes del Alto y Medio Rin. Finalmente, ganó la batalla de Tolbiac en 496, a unos 50 kilómetros al sur de Colonia, contra una invasión de alamanes de Austrasia y el Bajo Rin.
Aunque los detalles exactos de la batalla se desconocen y permaneces oscurecidos por la leyenda, tras la batalla Clodoveo adoptó la fe cristiana ortodoxa de su esposa Clotilde, o quizás fue una mera maniobra diplomática para contar con el apoyo de la iglesia galorromana.
Los últimos años de la década del 490, vieron una serie de ataques francos contra la Aquitania visigoda, que fueron impulsados por una alianza con los Arborychi (armoricanos) de la actual Bretaña que, probablemente, proporcionó a Clodoveo un mejor acceso al reino visigodo al sur del Loira. Pero los visigodos finalmente repelieron los ataques de los francos. Clodoveo asedió Nantes, en la desembocadura del Loira, durante 60 días, siendo rechazados finalmente por los visigodos.
Alrededor del año 500, Clodoveo tomó la imprudente decisión de involucrarse en la guerra civil de Borgoña del lado del rey de Borgoña Godegisel. La derrota de este último fue un revés político y diplomático para Clodoveo, con los cautivos francos enviados presos a Tolosa, al rey Alarico, mientras que los visigodos, que habían apoyado al rival de Godegisel, Gundobad, incluso obtuvieron el control de Aviñón.
Clodoveo siguió teniendo planes para Aquitania. Planeaba mejorar su posición en Europa occidental fortaleciendo su alianza con otros líderes germánicos; así casó a su hermana Audefleda con el ambicioso rey ostrogodo Teodorico.
Batalla de Vouillé 507
Los reyes visigodos eran arrianos, la gran masa de sus súbditos en la Galia eran católicos y el odio entre los partidos religiosos era tan grande que era casi imposible para un soberano ganar el favor de los súbditos que lo consideraban un hereje, pero no hubo persecución religiosa. Cuando los obispos católicos fueron hallados predicando rebelión y conspirando contra el trono, Eurico mató a algunos de ellos, desterró a otros y se negó a permitir que los sucesores fueran consagrados en sus diócesis. La indignación se extendió tanto en el propio reino como entre los cristianos católicos en todas las tierras vecinas.
Mientras tanto, el clero franco presionaba a su rey en el deber de declarar una guerra santa contra el hereje opresor de sus hermanos.
En 506, el año anterior a la batalla, Clodoveo acordó un pacto de no agresión con el rey visigodo Alarico, tras una reunión en una isla en medio del río Loira, frontera simbólica entre los dos reinos. Y es probablemente en ese momento cuando Alarico entregó a Clodoveo las ciudades fortificadas de Nantes, Angers, Tours y Orleans, que controlaban el bajo valle del Loira con su inmensa importancia agrícola y comercial; la gente de las ciudades antes mencionadas eran cristianos católicos romanos que despreciaban, o incluso odiaban, a los arrianos visigodos.
En febrero o principios de marzo de 507, Clovis emitió órdenes durante todo el reino franco para la movilización del ejército. Poco después, a principios de la primavera, cruzó el Loira hasta Aquitania. La estrategia de campaña de Clovis era invadir la Aquitania controlada por los visigodos y avanzar hacia el sur lo más rápido posible, con la esperanza, sin duda, de ser bienvenido por la élite sociopolítica católica galo-romana de la región, que se oponía a la dominación visigoda.
Alarico II obligó, o trató de obligar a todos los hombres aptos en su reino a convertirse en soldados, e intentó todo tipo de medios para obtener dinero para pagarlos. Primero pidió prestado al rey de Inglaterra y otros muchos reyes, y obligó a los ricos a prestarle dinero. Pero con todos sus esfuerzos Alarico no pudo reclutar los hombres ni disponer del dinero necesario. Su única esperanza estaba en la ayuda de los ostrogodos y an la llegada a tiempo del ejército de Hispania.
El ejército franco cruzó el río Loira en dirección a Poitiers, bajo el mando de Clodoveo I y de su hijo mayor Teodorico. La importancia de Poitier residía en su ubicación estratégica en el cruce de antiguas vías romanas que iban de norte a sur, y el cruce de un río navegable.
Llegaron al río Vienne, y vieron animales salvajes atravesándolo. Clodoveo vadeó el río e instaló su campamento en la llanura de Vogadum cerca de Vouillé al noroeste de Poitiers, en un lugar donde la distancia entre su ejército y la ciudad de Poitiers era de unos 15 km, disponía de unos 40.000 efectivos, de los cuales 10.000 eran jinetes. Había enviado a sus exploradores el día antes de la batalla para averiguar el paradero del ejército visigodo, teniendo así tiempo suficiente para posicionar a sus soldados en un campo de batalla de su elección.
La rapidez del avance de Clodoveo fue algo bastante inesperado para los visigodos. El ejército visigodo marchó hacia el norte para cortarles el paso con la esperanza de que los refuerzos ostrogodos y de Hispania llegaran a tiempo.
El ejército visigodo contaba con un número algo inferior de soldados, y encima poco entrenados. Gran parte eran las levas locales galorromanas, que carecían tanto de caballos como de equipo militar sofisticado debido al bajo nivel económico, había una élite bastante pequeña de tropas montadas bien armadas y bien entrenadas que eran las tropas domésticas de los aristócratas galorromanos.
Alarico llegó con su ejército a la zona, dispuesto a esperar a los ostrogodos y al ejército de Hispania, mientras que sus oficiales eran de opinión de hacerlos frente. La superioridad habitual de los ejércitos visigodos sobre sus adversarios, hizo que Alarico despreciara el peso de las fuerzas de Clodoveo, y no esperó a los refuerzos de Hispania y de los ostrogodos que eran más veteranos.
Se inició un terrible choque entre las infanterías, en la lucha cuerpo a cuerpo los francos se impusieron y mataron al rey visigodo Alarico II. La muerte del rey provocó la desbandada de los visigodos, que acabaron masacrados por los francos. Solamente la oportuna llegada e intervención in extremis de sus hermanos ostrogodos permitió que los visigodos pudieran huir hacia Hispania. El hijo de Alarico, Amalarico, un niño de cinco años de edad, fue llevado a través de los Pirineos a España.
Durante los dos años siguientes Clodoveo conquistó, con muy poca resistencia, casi todos los dominios de los visigodos y los añadió a los suyos. El reino visigodo de Tolosa dejó de existir.
Los visigodos en Hispania
Después de la derrota, los visigodos se retiraron de lo que es Francia, con la excepción de la provincia de Septimania o Galia Gótica, que fue defendida por sus aliados los ostrogodos. Los visigodos a partir de entonces se centraron en Hispania, estableciendo su capital en Barcina (Barcelona).
Mientras que Teodorico el Grande vivió, Hispania y Septimania, fueron gobernadas por él en el nombre de Amalarico. El general ostrogodo Teudis, que fue nombrado virrey, era sin embargo, prácticamente el rey del país. Se nos dice que envió cada año su tributo a Rávena y profesó obediencia a los mandamientos de su amo. Teodorico estaba celoso de su poder, pero no se atrevía a despedirlo de su cargo. Hizo muchos intentos para persuadir a Teudis a visitar Italia, pero el virrey era demasiado astuto para caer en la trampa.
Cuando Teodorico murió Amalarico, entonces con veinticuatro años de edad, fue reconocido como soberano de todos los territorios godos al oeste del Ródano, y el tesoro real de los visigodos fue enviado de Rávena a Narbona, donde el joven rey reunió su corte.
Amalarico se esforzó por fortalecer su reino al casarse con la familia de sus peligrosos vecinos, los reyes de los francos. Pero este matrimonio resultó ser la causa de su ruina. Su reina, Clotilda hija de Clodoveo, era una católica ferviente. Amalarico había prometido permitirle conservar su propia religión, envió a sus hermanos un pañuelo manchado con su sangre diciendo que había sido torturada para que renunciase a su fe (es muy posible que no fuera cierto). El rey Hildeberto, de París, con un poderoso ejército, marchó contra Narbona. Los godos fueron derrotados y huyeron a España. La capital fue tomada, y Hildeberto regresó a casa, enriquecido con los tesoros reales, y con el saqueo de las iglesias arrianas. La reina Clotilda acompañó a su hermano, pero murió antes de llegar a París.
Amalarico fue asesinado en una iglesia de Barcelona, por órdenes de Teudis, a quien el pueblo eligió rey en su lugar. Durante los 17 años (531-548) del reinado de Teudis hay muy muy poca información, pero incluso los católicos admiten que fue un gobernante sabio, capaz y tolerante.
En el 543, los dos reyes de los francos, Hildeberto y Clotairo, invadieron Hispania y sitiaron a Caesaraugusta (actual Zaragoza), pero tuvieron que retirarse sin tomarla. Los godos alcanzaron a los invasores al pie de los Pirineos, y el ejército franco habría sido totalmente aniquilado si sus jefes no hubieran sobornado al general godo con grandes sumas de dinero para permitirles escapar sin molestarse a través de los pasos de montaña.
El ejército de Justiniano estaba haciendo la guerra a los vándalos, su rey Gelimer intentó en vano persuadir a Teudis de que tomara su parte, sobre la base de sus simpatías religiosas. Pero cuando los bizantinos conquistaron la ciudad de Ceuta y amenazaron el sur, e Hildibado rey de los ostrogodos, pidió su ayuda en su lucha contra el Emperador, pasó la capital de Barcina a Emerita Augusta (Mérida) para dirigir las operaciones. Teudis dirigió un ejército para atacar las ciudades que Belisario había conquistado de los vándalos de África, pero fueron derrotados sufriendo una gran matanza, y el rey apenas escapó con vida. Poco después, Teudis fue asesinado en su palacio por uno de sus propios soldados.
El sucesor elegido fue Teudigisel, un general que había llevado a los godos a la victoria sobre los francos. Pronto demostró ser un tirano cruel, y toda la nación se regocijó cuando, después de un reinado de 18 meses, fue asesinado por sus huéspedes en un banquete en su propio palacio.
La elección siguiente fue disputada. Agila, el nuevo rey que fue elegido por las ciudades del norte, no fue reconocido por el sur, y su gobierno arbitrario pronto disgustó incluso a sus propios partidarios. La rebelión fue encabezada por Atanagildo. En el 551 estalló la guerra civil entre Agila y Atanagildo, este trasladó la capital a Sevilla y pidió ayuda a los bizantinos.
A finales de 552 el emperador Justiniano I ya había finalizado la campaña de conquista del reino Ostrogodo en Italia, accedió a la petición de ayuda a cambio de una franja costera desde Alicante hasta Cádiz, incluyendo el norte de África y las Islas Baleares. El emperador envió al Patricio Liberio con un poderoso ejército en su ayuda. La lucha duró cinco años. Agila fue derrotado, y muerto por sus propios soldados, y entonces Atanagildo se convirtió en rey, gobernando durante 14 años.
El nuevo territorio cedido a los bizantinos se denominó provincia de Spania, y se estableció su capital en Carthago Spartaria (Cartagena), controlando buena parte del Mediterráneo hispano y el estrecho de Gibraltar, y con ello el comercio de la zona.
Atanagildo llevó la capital a Toledo y en el año 567 murió en su palacio de Toledo, amado por sus propios súbditos, y respetado por las naciones extranjeras. Fue el primer rey visigodo desde Eurico que murió de muerte natural, los anteriores fueron asesinados.
Después de la muerte de Atanagildo, pasaron cinco meses antes de que los godos pudieran acordar la elección de su sucesor, pero esta vez se hizo sin lucha. Eligieron a un tal Liuba de la Galia Gótica, era un hombre tranquilo y poco ambicioso, que entregó el gobierno de Hispania a su hermano Leovigildo, mientras él permaneció en Narbona, muriendo 3 años después.
Leovigildo retomó la conquista de los territorios bizantinos hasta su completa expulsión en el 625 durante el reinado de Suintila.