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Antecedentes
En 1380, el Imperio bizantino consistía en la capital de Constantinopla y unos pocos enclaves aislados, que solamente reconocían nominalmente el emperador como su señor. Para estar en paz pagaba tributo anual a los sultanes otomanos.
Las exigencias turcas se agravaron cuando Juan murió en 1391, y su hijo Manuel II Paleólogo subió al trono. En desacato al sultán otomano Bayaceto (Beyazid) I el Rayo (hijo y sucesor de Murad, caído en la batalla de Kosovo en 1389), dejó de pagar el vasallaje, lo que llevó a los turcos otomanos a sitiar Constantinopla por tierra. Después de 7 meses de sitio, Manuel Paleólogo cedió, comprometiéndose a seguir pagando vasallaje y al establecimiento de un distrito de mercaderes otomanos en Constantinopla. Los otomanos se retiraron para las campañas en el norte, contra Serbia y Hungría.
Bayaceto convocó a Manuel y a otros reyes cristianos del este europeo para una audiencia, donde demostraría las consecuencias para cualquiera que resistiera al sultán. Paleólogo presintió que sería asesinado y rehusó la invitación. Después de un segundo rechazo en 1396, Bayaceto envió nuevamente su ejército a Constantinopla, saqueando y destruyendo los campos aledaños a la ciudad e impidiendo que cualquiera entrase o saliese vivo de allí. Constantinopla aún podía contar con suministros por mar, ya que los turcos no se apoyaron en un cerco marítimo a la ciudad.
Tras una cruzada predicada por el papa Bonifacio IX, y emprendida por Segismundo de Hungría, junto con los duques de Borgoña y Nevers atacaron Nicópolis, Bayaceto abandonó el asedio y se enfrentó a ellos el 28 de septiembre de 1396, derrotándoles en la batalla de Nicópolis.
Tras la victoria, Bayaceto volvió al asedio de Constantinopla. En 1400 Carlos VI de Francia envió un pequeño cuerpo expedicionario de 1.400 efectivos bajo el mando del mariscal de Boucicaut, que penetró en el Cuerno de Oro, impidiendo que los otomanos tomasen Gálata, después Manuel partió a Francia e Inglaterra para buscar ayuda, regresando en el 1402. Durante su ausencia, Bayaceto intentó tomar la ciudad al asalto, pero fracasó.
En 1402, el temible ejército turco-mongol de Timür el Cojo o Tamerlán invadió el Imperio otomano por el este y Bayatceto se vio obligado a movilizar sus tropas para este nuevo frente, salvándose Constantinopla en el último momento.
En las dos décadas siguientes, Constantinopla se vio libre del yugo otomano (debido a la derrota y prisión de Bayaceto en la batalla de Ankara y la posterior lucha entre sus hijos Solimán, İsa, Mûsa y Mehmed, de la que salió victorioso este último.
Mehmed (Mehmet) I llamado el Chelebi o Caballero (1413-21) se dedicó a imponer el orden en sus territorios y a recuperar los territorios balcánicos, firmando la paz con los bizantinos.
El nuevo sultán Murad II el Conquistador (1421-51), hijo de Mehmed I, propuso renovar la paz con los bizantinos, e incluso ceder Galípoli al Imperio bizantino. Juan VIII, prefirió apoyar a Mustafá al trono. La respuesta fue enviar un contingente de 10.000 soldados para cercar Constantinopla una vez más. En aquel año, el 24 de agosto, el Sultán ordenó un duro ataque a las murallas y, después de varias horas de batalla, ordenó la retirada y, una vez más, Constantinopla consiguió sobrevivir, pero Juan VI tuvo que pagarle tributo.
Murad se dedicó a recuperar los territorios de los territorios de los Balcanes y en 1430 recuperó Salónica, e invadió Transilvania, y en 1435 asedió Belgrado, donde sufrió una severa derrota a manos de Juan Hunyadi. En 1441 derrotó a los otomanos expulsándolos de Serbia. En 1443 Hunyadi volvió a derrotar a los otomanos en la batalla de Kunovica, firmando una tregua de 10 años
Tras la victoria, Murad se dedica de nuevo a atacar a los bizantinos, en 1.444 destruyó las fortificaciones del istmo de Corinto y devastó Morea dos años después.
En 1448, rompiendo el pacto firmado con los otomanos, se reunió un nuevo ejército cruzado que fue derrotado en la batalla de Varna, eliminado la amenaza del norte del Danubio.
Con las manos libres volvió a sitiar Constantinopla, el emperador bizantino pidió ayuda a las potencias occidentales, solo respondieron los venecianos y los genoveses porque su comercio se veía amenazado y el Papa que envió al cardenal Isidoro con la ridícula cifra de 200 soldados.
Preparativos
En 1451 llegó al trono otomano un joven que solo tenía una idea: apoderarse de Constantinopla. Prudente y metódico, Mehmed (Mehmet) II, apodado “el Conquistador”, comenzó por aislar diplomáticamente a Constantinopla por medio de la firma de tratados con los únicos susceptibles de acudir en su ayuda: Venecia y Hungría. Después, realizó dos maniobras de distracción, una en Morea y la otra en Albania para impedir cualquier envío de tropas, emprendió el trigésimo asedio de la ciudad.
Lo primero que hizo fue modernizar la artillería, para ello contrató fundidores y técnicos de cañones europeos como el legendario maestro húngaro (o transilvano) Urbano o Orbano, también movilizó a todos los técnicos militares, artesanos y armeros locales disponibles.
Urbano primero había ofrecido sus servicios al emperador Constantino, pero este no pudo o no quiso pagar el precio de la gigantesca pieza de artillería que le propuso el húngaro. Entonces, acudió al bando otomano. Mehmed no solo aceptó la oferta, sino que además multiplicó por cuatro sus honorarios. El resultado fue la batería instalada en la fortaleza Europa, que utilizaba proyectiles de más de 200 kg. El éxito de las piezas instaladas impulsó a Mehmed II, que encargó a Urbano una pieza dos veces más grande. El húngaro fundió cuatro enormes bombardas de llamadas basiliscos de más de 8 metros de largo, y con un calibre de más de 40 cm, que lograba disparar un proyectil esférico de 550 kg la mayor, 360 kg la siguiente a un kilómetro y medio de distancia. Curiosamente, una de ellas reventó matando al propio Urbano.
Edirne (Adrianópolis) se convirtió en un gran lugar de fundición, donde varios grupos de fundidores y técnicos refinaban sus diseños bajo la supervisión personal de Mehmed. Sus baterías de artillería recién organizadas probaban los nuevos cañones como parte de su programa de instrucción. Se sabe que se construyeron, aparte de los cuatro basiliscos, 74 bombardas medianas que disparaban bolas de unos 90 kg que se organizaron en 14 baterías de asedio de unas 5 piezas cada una. También hubo unas 15 baterías de artillería de campaña equipadas con piezas ligeras de hierro forjado, casi todas las baterías estaban servidas por cristianos.
En marzo de 1452, Mehmed apareció frente a las murallas de la ciudad con unos 50.000 efectivos para reconocer las murallas de la ciudad, retirándose de nuevo para completar sus preparativos.
Construyó de marzo a agosto de 1452 una fortaleza denominada Rumeli Hisarı sobre la orilla europea, con el objetivo de impedir el aprovisionamiento civil y militar de la ciudad. Tenía planta cuadrangular con cuatro torres redondas tipo medieval, tenía asentamientos para más de 20 cañones medios y muchos cañones ligeros.
También movilizaron a su flota, una impresionante acumulación de más de 100 naves entre galeras, fustas, parandarias y cúteres, capaces de transportar a miles de hombres.
La logística u Orducus acumuló los abastecimientos necesarios para abastecer a las tropas de todas sus necesidades, sin causar problemas a la población civil.
Los Lagımcı (cuerpo zapadores-minadores), fue reforzado con mineros serbios de la región de Novo Brdo (actual Kosovo oriental), que lograrían cavar al menos cinco túneles bajo los muros, pero todos ellos fracasaron debido a las operaciones contra-mineras exitosas.
También se hizo acopio de máquinas de asedio clásicas como torres de asedio móviles, y también se utilizaron varios tipos de artillería cinética, como catapultas, y trabuquetes que según fuentes lanzaron cadáveres al interior de la ciudad para propagar enfermedades.
Despliegue de fuerzas
Las tropas de Mehmed II se plantaron ante las poderosas murallas de la ciudad de Constantinopla el 5 de abril de 1453, desplegando sus fuerzas delante de la muralla de Teodosio. Mehmed disponía de unos 100.000 efectivos combatientes, de los cuales 25.000 eran profesionales o kapikuli (10.000 jenízaros y 15.000 jinetes) 60.000 fuerzas provinciales y 15.000 auxiliares (minadores, artilleros, asediadores, etc.).
Las fuerzas provinciales de Anatolia bajo el mando de Isha pachá (bajá o pasha) se colocaron en el ala derecha (en el sur) en tres grupos que cubrían la mitad de la muralla de Teodosio. Las fuerzas profesionales o kapikulli se situaron en el centro en dos grupos, bajo el mando de Mehmed, y las fuerzas provinciales de Rumelia el ala izquierda (en el norte) con dos grupos bajo el mando de Karadje pachá. Otro grupo cubría el suburbio geográficamente separado de Gálata bajo el mando de Zaganos pachá. La mayoría de la caballería actuaba desmontada, actuando como arqueros a pie, y mantuvieron solo una pequeña reserva en cada sector, con el fin de evitar problemas logísticos.
Constantino XI Paleólogo disponía de un ejército de 6.000 hombres en 12 allagias (regimientos) de 500 hombres a los que se sumaban 300 arqueros napolitanos y varios mercenarios o condotieros, entre los que se encontraba el capitán Giovanni Giustiniani Longo que aportó 700 soldados. En total alcanzarían los 8.000 efectivos, así como unos 25.000 ciudadanos civiles en edad militar. Para defender 22 km de murallas, la terrestre o de Teodosio tenía 6 km de largo, con triple defensa: el primer obstáculo para el enemigo lo componía un foso de unos 18 metros de ancho, y más de 5 m de profundidad, parcialmente inundable, en cuyo extremo corría un parapeto bajo que cubría parateichión, una zona libre a modo de camino para las tropas de unos 15 metros de ancho. El siguiente obstáculo era la muralla interior, de 8 m de altura salpicada de torres cuadrangulares a intervalos regulares. Entre las murallas había un espacio de 20 m de ancho llamado períbolos y a continuación la muralla interior de 12 m de altura y 5 de grosor con 112 torres de 20 m de altura. (Para más información ver el capítulo – el Imperio Bizantino – el ejército bizantino temprano).
Se sabe que los nombres de los capitanes que mandaban los sectores de las murallas: Jacopo Contanari mandaba las fuerzas del barrio Stadium (sur). En la muralla terrestre de sur a norte: Demetrio Cantacuzano hasta la puerta de Oro, Filipo Contanari hasta la puerta Pege, Teófilo Paleólogo hasta la puerta Regia, a continuación el emperador Constatino, Giustiniani Longo, los hermanos Bochiardi con los genoveses, y en la esquina norte Girolano Minotto con los venecianos.
Había otros sectores defendidos por los capitanes de navíos venecianos Gabriel Trevisano y Alviso Diedo; otro sector defendido por el cardenal Isidoro, otro por Peré Juliá con los catalanes, un aspirante al trono de los otomanos recluido desde su infancia en Constantinopla, el príncipe Orkhán, se ofreció para participar de la defensa con una pequeña cantidad de soldados leales. Había una reserva montada junto a la iglesia de los Santos Apóstoles bajo el mando de Nicolas Gaudélès dispuesta a acudir a cualquier sector en muy poco tiempo. También había una unidad de artillería de reserva móvil bajo el mando de Lucas Notaras en el barrio de Petrion.
Primeros asaltos
El sitio comenzó oficialmente el 7 de abril, cuando el gran cañón o basilisco realizó el primer tiro en dirección al valle del río Lyco, junto a la puerta de San Romano.
Los cañones de asedio otomanos, y en especial los basiliscos, destrozaban los lienzos de la muralla exterior, pero los defensores lograban restaurar las defensas a base de barricadas, y además estaba la muralla interior. Así fue como, a pesar de su inferioridad numérica, lograron rechazar hasta tres asaltos masivos. Los minadores zapadores y mineros serbios intentaron excavar un túnel para volar las murallas; sin embargo, los defensores lograron excavar contraminas y anular a los minadores inundando su obra o asfixiándoles con humos, y al menos en una ocasión se produjo un combate cuerpo a cuerpo bajo tierra, en las galerías entre los minadores rivales.
Durante los primeros días los bizantinos realizaron numerosas salidas, pero era mucho más lo que perdían que las ganancias, así es que dejaron de realizarlas.
El 10 o el 11 de abril, llegó el embajador húngaro que aconsejó a Mehmed realizar tres disparos en triángulo y un disparo con un basilisco en el centro, que derribaría la debilitada estructura, en vez de disparar sobre el mismo punto como venían realizando. Los musulmanes realizaban de unos 100 a 150 disparos diarios.
El 12 de abril, el almirante búlgaro al servicio del sultán Solimán Baltoghlu fue rechazado por la armada bizantina al intentar forzar el paso por el Cuerno de Oro.
La noche del 17 al 18 de abril los turcos lanzan un ataque sorpresa nocturno que pero después de cuatro horas de lucha fueron rechazados.
El 20 de abril, los navíos enviados por el Papa, además de otro navío griego con grano desde Sicilia, consiguieron atravesar el bloqueo turco; llegando con éxito al Cuerno de Oro y Baltoghlu, el almirante turco de origen búlgaro fue humillado públicamente por el Sultán y posteriormente ejecutado, el mando de la flota paso al bey Hanza.
El 22 de abril, el Sultán asestó un golpe estratégico a las defensas bizantinas con la ayuda de la maniobra ideada por su general Zaganos pachá. Imposibilitados para atravesar la cadena que cerraba el Cuerno de Oro, el sultán ordenó la construcción de un camino de rodadura al norte de Pera, por donde sus navíos podrían ser empujados por tierra, evitando la barrera. Tal y como habían hecho anteriormente los varegos.
Con los navíos posicionados en un nuevo frente, los bizantinos no tendrían recursos para reparar después sus murallas. Los bizantinos se vieron forzados a contraatacar y el 25 de abril intentaron un ataque sorpresa a los turcos en el Cuerno de Oro, pero fueron descubiertos por espías y ejecutados. Los bizantinos, entonces, decapitaron a 260 turcos cautivos y arrojaron sus cuerpos sobre las murallas del puerto.
En adelante, la reducida flota cristiana se vio obligada a permanecer al amparo de las murallas de Constantinopla y constituyó un grave revés moral para los sitiados.
Esto obligó a los bizantinos a mover unidades de las murallas de tierra para hacer frente a la nueva amenaza. Por otra parte, tuvo que reforzar estas unidades con soldados adicionales cuando los otomanos construyeron un nuevo puente flotante sobre el Cuerno de Oro, lo que les permitía mover unidades más libremente.
La situación de los bizantinos en el Cuerno de Oro se hizo más desesperada cuando un gran mortero de nuevo diseño había comenzado a bombardear la flota bizantina protegida en el puerto, hundiendo varios buques de ellos.
El 28 de abril hubo un intento de quemar las naves otomanas que estaban en la bahía, pero fue impedido por un intenso fuego de cañón. Se construyó un puente entre los barrios Ayvansaray y Sütlüce para atacar las murallas situadas en la orilla de la bahía.
Mehmed hizo una oferta de rendición incondicional que fue entregada al emperador a través de los genoveses. Si rendía la plaza, podría ir a donde quisiera y la vida y las propiedades de su pueblo se salvarían. El emperador rechazó esta oferta.
El 7 de mayo, el Sultán intentó un nuevo ataque al valle del Lycos, pero fue nuevamente repelido. Al final del día, los otomanos comenzaron a mover una gran torre de asedio, pero durante la noche un comando bizantino se escabulló sin ser descubierto por los escuchas turcos y prendió fuego a la torre de madera. Los turcos también intentaron abrir minas por debajo de las murallas, pero los griegos consiguieron contraminar tres galerías turcas con diverso éxito.
El 12 de mayo, el bombardeo de artillería derrumba parte de la muralla de la puerta de Caligaria (norte), realizan un ataque relámpago, consiguiendo penetrar en el palacio de Blaquernas (Tekfur) pero fueron derrotados por la defensa bizantina.
El 16 de mayo, hubo un intento de cortar la cadena grande que bloqueaba la entrada del Cuerno de Oro, pero el ataque falló. Al día siguiente, el ataque se repitió, pero de nuevo terminó con el fracaso.
El 18 de mayo, las fuerzas otomanas lanzaron otro ataque desde la dirección del barrio de Topkapi mediante el uso de una torre móvil de madera llamada la Heliopolis, desde la cual se hizo fuego contra la plaza. Giustiniani la voló arrojando barriles de pólvora. Durante los siguientes días, se continuó bombardeo de las murallas de tierra.
25 de mayo, Mehmed envió a Beyoglu como un embajador para ofrecer al Emperador una última oferta de rendición. De acuerdo con la misma, el Emperador y sus seguidores podrían tomar sus riquezas e ir a cualquier lugar que quisieran. Las personas que decidieran quedarse podían mantener sus pertenencias y propiedades. Esta oferta también fue rechazada.
Asalto final
Según los rumores, los países europeos y, especialmente, los húngaros estaban planeando para movilizar sus tropas para ayudar a los bizantinos a menos que se pusiera fin al asedio. Al escuchar estos rumores, el sultán Mehmed reunió a su consejo de guerra. El Sultán ya empezaba a tener problemas logísticos y los sucesivos fracasos iban haciendo mella en la moral de las tropas.
Decidieron realizar un último y definitivo asalto, que se realizaría el 29. Se ejecutaría sin intervalo alguno, de día y de noche, hasta que los defensores quedaran exhaustos y en el asalto final opusieran poca resistencia. Durante la noche se iluminaría con hogueras que formaban un semicírculo alrededor de la ciudad. Primero emplearía los bashi-bazouks (voluntarios aventureros que se habían alistado por el botín), luego las tropas provinciales y finalmente los jenízaros, es decir de peores a mejores, con el fin de que los primeros les hiciesen gastar la munición y reunieron. Reunieron 2.000 escaleras de asalto, garfios para derribar barricadas y fajinas pare rellenar los fosos.
Al amanecer del 29, el ataque general empezó como siempre con el sonido de las trompetas y el batir de los tambores. El esfuerzo principal se realizaría en el valle de Lycus. Durante dos horas los bashi-bazouks o voluntarios lucharon contra los defensores sin conseguir penetrar, entonces Mehmed los mandó sustituir por las fuerzas provinciales anatolias y rumelias, algunos consiguieron penetrar en el períbolos (espacio entre las dos murallas), Giustiniani con sus hombres de armadura completa acabaron con ellos. El combate se convirtió en un duelo sin que ningún bando se impusiera al otro. Finalmente, Mehmed ordenó el avance de los jenízaros, que consiguieron adueñarse de la muralla exterior en la zona del Lycos.
Mientras tanto, en el ángulo donde se une la triple muralla con la sencilla que rodea el palacio de Porfirógeneta (Tekfour) se encontraba una puerta llamada Kerkaporta o puerta del Circo, que estaba semiabierta y sin defender, corrieron hacía ella penetrando en el recinto interior, atacando a los defensores de flanco. Permitiendo que sus compañeros se apoderasen de la muralla y el soldado otomano Ulubatli Hasan consiguió izar el estandarte otomano, muriendo posteriormente. Los hermanos Bochiardi consiguieron restablecer la situación.
Mientras en el valle del Lycos el tercer asalto había sido rechazado. Mehmed ordenó el cuarto asalto ya contra la muralla interna, al parecer los jenízaros consiguieron escalar la muralla, pero fueron rechazados; en ese asalto Giovanni Giustiniani fue herido por un disparo y evacuado apresuradamente hacia un navío. Constantino, avisado inmediatamente del hecho, fue hacia él y lo quiso convencerle de no abandonar la batalla. Cuando el resto de los soldados genoveses vieron que se llevaban a su capitán, se desmoralizaron.
Mehmed vio que ocurría algo extraño en las filas bizantinas y ordenó el quinto asalto con tropas jenízaras de refresco. Entonces se produjo una brecha, el emperador bizantino en persona combatió en la brecha, flanqueado por el hidalgo castellano Francisco de Toledo, que era primo suyo. Constantino se despojó de sus insignias imperiales y se lanzó al combate por última vez, los otomanos lo decapitaron, su cabeza fue capturada por los turcos, mientras que su cuerpo sería enterrado en Constantinopla con todos los honores.
Los turcos entraron en la ciudad por varias direcciones y se dedicaron a saquearla.
Mehmed II entró en la ciudad por la tarde dando fin a los saqueos, quería que Constantinopla fuera la nueva capital de su Imperio, por lo que no quería su total destrucción.
Secuelas
Las bajas de los bizantinos se estiman en 4.000 soldados, la de los otomanos se desconoce, pero debieron ser muy altas. Se cometieron asesinatos, torturas, violaciones, y saqueo, se estima que 4.000 personas fueron asesinadas durante el saqueo. 40.000 personas de ambos sexos fueron convertidos en esclavos, incontables libros fueron destruidos, se dice que quemaron 120.000 libros de la biblioteca pública. Más tarde se divirtió comprando los nobles presos a sus soldados y mandándoles ejecutar, incluso el Sultán ordenó al megaduque bizantino Lucas Notaras fue ejecutado con sus dos hijos menores.
Constantinopla pasó a ser la capital del Imperio otomano y Mehmed II se declaró emperador romano.
Los últimos restos del Imperio bizantino, el despotado de Morea y el imperio de Trebisonda, cayeron poco después.
Los eruditos bizantinos, huyendo de los otomanos, se difundieron por Occidente, contribuyendo a la difusión cultural con el Renacimiento.