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Antecedentes
El rey de Inglaterra, Harold Godwinson, esperaba un ataque de Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, ordenó inmediatamente la movilización total de sus fuerzas tanto terrestres como navales, debido a que Tostig, hermano de Harold, se encontraba en Sandwich. Cuando estuvo completada la movilización, llevó su ejército al sur y situó a los fyrds a lo largo de la costa de Sussex y Kent, manteniendo a los husecarles centralizados en reserva. Al mismo tiempo, reunía la flota frente a la isla de Wight. Así estuvo hasta y el 8 de septiembre se le acabaron los víveres y el dinero, por lo que debió mandar a sus tropas de regreso a Londres.
Al enterarse de la invasión de Harald Hardrada, Godwinson convocó a los fyrds y husecarles que aún no se habían dispersado, reuniendo un ejército de unos 8.000 efectivos y recorrió 320 km, desde Londres a York, en tan solo cinco días. Su plan era emboscar a Harald, ya que este no esperaba el ataque tan pronto.
Despliegue inicial
El ejército anglosajón estaba acercándose al campamento de Hardrada, en la otra orilla del río Derwent, en Stamford Bridge. Harald divisó las tropas enemigas y mandó fuerzas de contención al puente y a un vado para evitar que cruzasen el río, mientras él y el resto de sus soldados tenían tiempo para formar las tropas y preparar el terreno. Harald organizó sus tropas formando un muro de escudos (fylking) en semicírculo en una colina, con su séquito en el centro.
Un jinete se adelantó y preguntó por Tostig. Le ofreció recuperar Northumbria y sus privilegios. Cuando preguntó Tostig que ofrecía al rey noruego, recibió la famosa respuesta: “Seis pies de tierra inglesa para ser enterrado, quizás un poco más, pues se dice que es más alto que el común de la gente”. La respuesta de Tostig no fue menos épica. “Decid al rey Harold que se prepare para la batalla, pues ningún nórdico dirá con razón que Tostig dejó al rey Harald Sigursson para pasarse al enemigo. Tomamos la resolución de morir con honor o ganar Inglaterra”. La embajada se retiró.
Defensa del puente
Según la Crónica anglosajona, el puente fue defendido por un enorme y alto berserk (fuerza de élite vikinga) noruego que empequeñecía al mismísimo Harald Hardrada (que medía más de 2 metros), armado con un hacha y sin armadura alguna. Aterrorizó al ejército anglosajón y protegió el puente durante una hora, matando a todo aquel que pretendía cruzarlo. Un soldado sajón encontró un viejo leño en el lecho del río con el que logró cruzar el río y dar muerte al berserk con su lanza por detrás, tras lo cual el ejército de Harold pudo cruzar el puente.
Primera batalla
Los anglosajones formaron en falange, haciendo un muro de escudos, y parapetados tras él, los arqueros asaetaron a los vikingos, la infantería avanzó lentamente e inició el ataque frontal. Pero el ejército estaba cansado por la marcha. Tras horas de batalla, no habían conseguido romper la formación vikinga y los asaltos eran cada vez más débiles.
Después de una breve tregua, Harold hizo una nueva carga. Pero esta vez los houscarles (soldados profesionales) no entraron en combate. Solamente los fyrd (milicias reclutadas) avanzaron, y después de un corto combate se retiraron.
Hardrada pensó que había ganado, y se precipitó, creyendo que una carga poderosa podía quebrar las fuerzas enemigas y acabar dándole la victoria, e inició un contraataque abalanzándose sobre los anglosajones y perdiendo la cohesión.
Los fyrd dieron media vuelta y, junto con los houscarles que habían quedado con Harold, rodearon a los vikingos. Hardrada había caído en la trampa. Ambos ejércitos se dieron un respiro y de nuevo se formaron dos murallas de escudos y todo volvió a empezar.
Segunda batalla
Harold ofreció cuartel si los noruegos prometían retirarse para no regresar y entregar las armas, los noruegos vieron a lo lejos los refuerzos, y rechazaron la propuesta. Llegaron al fin las tropas de las naves, dirigidas por Eystein Orre, perfectamente armadas y pertrechadas.
Se volvió a la batalla y los sajones recuperaron su empuje, reforzados por la incesante lluvia de flechas que hacían estragos en gran parte de los noruegos desprotegidos, y los nórdicos retrocedieron y empezaron a ceder terreno. Harald murió por un flechazo en la garganta, Orre también cayó. Solo la noche detuvo la matanza. Al amparo de las sombras, los vikingos que quedan en pie se retiraron a sus barcos.
Al día siguiente Olaf Haraldson pidió una tregua. El rey Harold se mostró generoso y les permitió retirarse, bajo palabra de no volver a atacar Inglaterra. De los 300 barcos que usaron para traer sus tropas desde Noruega, solo 24 volvieron con lo que quedó tras la derrota. Perecieron 4.500 noruegos, regresando solamente 500 supervivientes.
Harold Godwinson cumplió su promesa y cedió siete pies de suelo inglés para enterrar a Hadrada.
Secuelas
Esta batalla marcó el final de las grandes invasiones vikingas, aunque aún habría otra lucha posterior, protagonizada en 1075 por el rey de Dinamarca, Svein Strithsson.
Otra consecuencia fue el desgaste que sufrieron las tropas anglosajonas, porque después de esta batalla, Guillermo el Conquistador invadió Inglaterra.