Edad Moderna Guerra de los Treinta Años (1618-48) La revuelta Bohemia. Internacionalización del conflicto (1620-25)

Batalla de Mingolsheim o de Wiesloch ( 27 de abril de 1622)

Antecedentes

La violencia en Bohemia y Hungría se reanudó cuando Behtlen rompió en abril las negociaciones con el Emperador, y además invitó a Jägerndorf a asistirlo. El general imperialista Bucquoy avanzó hacia Presburgo (en alemán Pressburg, en eslovaco Bratislava) con 20.000 hombres, casi todos de los territorios austríacos y bohemios, forzando al príncipe transilvano a retirarse a Kassa; Bucquoy decidió entonces sitiar Neuhäusel, pero cayó muerto en una escaramuza y el príncipe Maximiliano de Liechtenstein asumió el mando; el 11 de julio, acosados por 15.000 transilvanos, las tropas imperiales fueron atrapadas en un pantano a orillas del río Neutra y solamente 8.000 logran escapar. El 30 de julio, Bethlen se reúne finalmente con Jägerndorf, que había sido forzado a dar un rodeo largo por las montañas húngaras debido a la presencia de tropas sajonas en la frontera con Bohemia; entonces las fuerzas combinadas de transilvanos, húngaros y mercenarios de Jägerndorf asaltaron Moravia y la frontera con Austria; Presburgo fue sitiada, pero la ciudad resistió, y el Emperador logró reunir un nuevo ejército de 12.000 hombres.

No obstante, incluso antes de atacar, Bethlen ya había iniciado negociaciones con Fernando, y el 6 de enero de 1622 llegaron a un acuerdo: Bethlen recibiría 7 condados húngaros que corresponden con la actual Eslovaquia, por su parte, el Emperador recibiría la Corona de San Esteban, pero debía garantizar la libertad de culto en Hungría y reconocer la independencia de Transilvania. El duque Juan Jorge de Jägerndorf quedó fuera del trato y se refugió en Glatz, pronto es abandonado por sus tropas, el ducado de Jägerndorf le es confiscado y traspasado al príncipe Carlos de Liechtenstein, y finalmente muere dos años después.

La restitución de la autoridad Habsburgo en Bohemia fue afianzada en enero de 1621, cuando Federico, ahora apodado el «Rey de Invierno» por su corto reinado, es expulsado de Brandeburgo por su príncipe, el elector Jorge Guillermo; el depuesto monarca recibió entonces presiones para hacer la paz de parte de Sajonia y Dinamarca, y también de su suegro, el rey de Inglaterra. Al salir de Berlín, ya había iniciado negociaciones con Fernando a través del elector Juan Jorge; y aunque se mostraba dispuesto a renunciar a la corona bohemia; también pidió que se reconociera la confederación Bohemia y que el Imperio pagase todos los gastos de guerra de los rebeldes y del Palatinado. La indignación del Emperador fue tal, que de inmediato lo colocó al margen de la ley Imperial, y extendió esa medida a Anhalt, Hohenlohe y Jägerndorf; las irreales demandas de Federico solo pueden explicarse a la luz de su correspondencia, en ella, él se define como el verdadero rey de Bohemia, que no podía abandonar a los rebeldes traicionando su conciencia, solamente para salvar el resto de sus posesiones. Federico fue recibido en Segeberg por el rey danés Cristián IV, este se encontraba preocupado por el aumento del poder de los Habsburgo, e hizo una llamada al círculo de Baja Sajonia para que apoyase al elector Palatino, sin encontrar una respuesta positiva.

El desafortunado Federico prosiguió entonces su viaje hasta que llega a La Haya, donde vivirá el resto de su vida, ya que en el ínterin, había perdido también el Palatinado. Aunque en el campo militar no había habido grandes progresos en el Bajo Palatinado, la Unión Protestante inició negociaciones en febrero para abandonar sus posiciones; y el 14 de mayo se disolvió después de que el comandante español Ambrosio Spínola se comprometiera a paralizar sus operaciones, y con carácter permanente, si Federico decidiera hacer la paz, algo que nunca hizo. La amenaza de Spínola a los Estados de la Unión Protestante en realidad era más efímera que lo que estos últimos pensaban, la tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas estaba a punto de expirar, y Spínola tenía órdenes de regresar lo más pronto posible a los Países Bajos.

Sirviendo a un señor sin dinero, tropas y tierras, los principales comandantes rebeldes recurrieron entonces al exilio: Thurn huyó a Estambul; Hohenlohe escapó a Emden, pero regresaría en 1623 tras obtener el perdón imperial; y Anhalt huyó a Dinamarca, pero en 1624 regresaría a Viena al obtener las mismas garantías que el anterior, además de la liberación de su hijo. Solamente Mansfeld mantuvo su ejército de mercenarios, pero en febrero acordó una tregua de seis semanas con Tilly. Los Estados miembros de la Liga Católica estaban tan confiados en la pronta pacificación del Imperio, que en marzo desmovilizaron su ejército, reduciéndolo a 15.000 efectivos.

El duque Cristián de Brunswick, paladín de la causa protestante y enamorado confeso de la reina Isabel de Bohemia, contribuyó, junto con Mansfeld, en esparcir la revuelta al norte del Imperio.

No obstante, el elector del Palatinado aún poseía el prestigio de ser yerno de rey inglés, y su causa sería enarbolada como bandera por paladines protestantes germanos; aunque también había ambiciones territoriales y económicas en sus acciones, ya que muchos de estos príncipes eran los hijos menores de familias numerosas, que solamente podían aspirar a una porción mínima de la herencia, incapaz de mantener su estilo de vida. Independientemente de sus motivos, al igual que el general mercenario Mansfeld, su entusiasmo por hacer guerra contra los Habsburgo quedó condicionado a los recursos que Federico podía proporcionarles, los cuales hubieran sido pocos, si no hubiera sido por su suegro, quien entre 1620 y 1632 le envió 1,44 millones de libras esterlinas a él y a Mansfeld. Aunque la victoria en el campo de batalla y la fortuna económica evadió a la mayoría de los paladines, una excepción importante fue Bernardo de Sajonia-Weimar y un caso típico fue Magno de Württemberg, su participación sí sirvió para trasladar el conflicto al oeste y al norte de Alemania, que España y Dinamarca, respectivamente, consideraban sus zonas de influencia.

La guerra de Flandes o de los Ochenta Años jugaría un papel en la continuación de la guerra de los Treinta Años, España deseaba la pronta culminación del conflicto en el Imperio, los recursos de los Habsburgo españoles debían ser concentrados en los Países Bajos. Al príncipe de Orange, Mauricio de Nassau, no le convenía que el conflicto en el Palatinado acabase rápidamente; el 9 de abril de 1621 había dado una bienvenida real a los depuestos reyes de Bohemia, y el 27 de abril, firmó un tratado con Federico, donde este último aceptaba la ayuda neerlandesa para reconquistar el Palatinado Renano. También fueron enviadas cartas desde las Provincias Unidas al mercenario Mansfeld, invitándolo a seguir luchando contra los Habsburgo en el Rin.

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Guerra de los 30 años. Movilización del ejército imperial. Autor Alexander Lunyakova

Después de la batalla de la Montaña Blanca, Mansfeld había estado ofreciendo sus servicios a la Unión Protestante, Saboya, Venecia y también a las Provincias Unidas, pero sin éxito; en mayo de 1621, Mansfeld intentó unirse al desafortunado Jägerndorf, pero no lo logró; se replegó entonces con 13.000 hombres a Waidhaus, en el Alto Palatinado, donde se estuvo defendiendo de 18.000 soldados al mando de Tilly durante cuatro meses. Su situación era desesperada, sin dinero ni tierras para pagar a sus mercenarios y las familias que los acompañaban, también había un precio sobre su cabeza; le llegó entonces la noticia de que las Provincias Unidas estaban dispuestas a financiar a Federico, ahora que su guerra con España se había reanudado. Mientras Mansfeld continuase siendo una amenaza militar para el Imperio, existía la esperanza de que sus enemigos negociasen su desmovilización; claramente, la perspectiva de paz tampoco era beneficiosa para él.

Mientras Mansfeld planeaba salir del Alto Palatinado para entrar al servicio holandés, el duque de Baviera formaba un ejército de 14.500 hombres en Straubing, con la intención de expulsarlo para apropiarse del territorio. Maximiliano había acordado con Fernando que ocuparía la Alta Austria hasta que recuperase lo gastado en la guerra, pero lo recolectado allí era muy poco, y el duque estaba impaciente por comenzar a explotar el Palatinado y hacerse con el título de elector que Fernando le había prometido. La confiscación de los títulos y tierras de Federico era una prerrogativa que dudosamente correspondía al Emperador, pero respaldado por la ambición de Maximiliano, Fernando planeaba llevar su poder al límite constitucional para castigar al «Rey de Invierno«. La continuación de la guerra otorgaba a los Habsburgo el escenario ideal para seguir expropiando más territorios; aumentando el poder imperial, y la paz en el Imperio los dejaría sin esta justificación.

En septiembre, Maximiliano inicia su asalto en dirección a Amberg, Mansfeld se dio cuenta de que quedaría atrapado y entabló negociaciones con el duque; a inicios de octubre, obtuvo una compensación monetaria de parte de este para abandonar a Federico, pero de inmediato escapó hacia Neumarkt, y luego hacia Mannheim, en el Palatinado Renano, llegando a finales de octubre con solo 7.000 hombres. Tilly lo persiguió con instrucciones de capturar Heidelberg para su patrón, ya que esta ciudad estaba asociada al título de elector Palatino. Cuando llegó Tilly, la lucha en esta tierra ya había sido reactivada por los españoles, que bajo el mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, intentaban sacar a los ingleses de Frankenthal.

Además de Mansfeld, el margrave Jorge Federico de Baden-Durlach y el duque Cristián de Brunswick también se interesaron en la campaña del Palatinado. El duque Cristián había estado luchando al norte bajo servicio holandés, pero bajó al Palatinado desde Paderborn, trayendo consigo un amplio botín, que Mansfeld planeaba usar para pagar a sus mercenarios. Por su parte, el calvinista margrave de Baden-Durlach había formado un ejército rebelde de 11.000 hombres en sus tierras, como reacción al aumento de presencia española en el Rin; en abril de 1622 parte a reunirse con Mansfeld, quien se encontraba en Germersheim con Federico. Las fuerzas combinadas de estos paladines llegaban a 40.000 hombres, por lo que Tilly, junto con Córdoba, se apresuraron a enfrentárseles por separado antes de que pudieran reunirse.

Desarrollo de la batalla

Tilly había entrado en el Palatinado e intentaba rodear a Heidelberg por el sur. Para ello concentró a sus 12.000 hombres en Wiesloch y abandonó el asedio de la fortaleza de Dilsberg.

Mansfeld, que disponía de 16.000 soldados a pie y 6.000 jinetes, había cruzado el 23 de abril de 1.622 el río Rin a la altura de Germersheim y avanzaba hacia Bruchsal para unirse con el ejército del Margrave Jorge Federico I de Baden-Durlach, cuyo «Regimiento Blanco» de 20.000 hombres marchaba a su encuentro desde Staffort.

El 26 de abril Mansfeld intentó en vano que Tilly saliese de su buena posición en Wiesloch, y este le atacó al día siguiente en Mingolsheim, que Mansfeld había mandado incendiar para obstaculizar su avance. Más allá del pueblo las tropas de la Liga Católica se toparon en la ladera del Ohrenberg con el enemigo desplegado para el combate, que les contraatacó inesperadamente haciéndoles retroceder al pueblo.

El ejército de la Liga sufrió numerosas pérdidas (según se dice más de 2.000) y el propio Tilly resultó herido. Las fuerzas de Mansfeld tuvieron 300 bajas entre muertos y heridos.

Mansfeld desistió de perseguir al enemigo y se dirigió a Bruchsal para reunirse con las tropas de Baden-Durlach, pero volvieron a separarse cuatro días más tarde.

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Batalla de Mingolsheim o de Wiesloch 1622. Ejército de la liga

Batalla de Wimpfen (6 de mayo de 1622)

Tilly había perdido la batalla de Mingolsheim el 27 de abril de 1622 y se había retirado a Wimpfen, donde había un vado en el río Neckar. El ejército protestante, de casi 70.000 soldados, le había perseguido, pero Ernesto de Mansfeld se dirigió luego al norte del Palatinado y el margrave Jorge Federico de Baden-Durlach se quedó con unos 13.000 hombres (según otras fuentes 20.000) persiguiendo a las fuerzas de Tilly, que saquearon toda la región. El 5 de mayo, las tropas badenses se desplazaron por Biberach hacia Wimpfen para atacar a los católicos.

Mientras se fortificaba pidió urgentemente la ayuda de Gonzalo de Córdoba, que se hallaba acantonado en Kreuznach, avisándole de que Mansfeld se encontraba en la zona con un ejército y que Federico de Baden-Durlach había llegado a Heilbronn con otro. Entretanto Federico el Palatino, que iba con Mansfeld, se fue apoderando de las villas principales situadas al sur de Heidelberg; resolviéndose luego ir a sitiar Ladenburg, villa sobre el Neckar con un punto de cruce estratégico del río Neckar que se le podría negar a los españoles si estos decidían acudir en socorro de Tilly. Esta maniobra obligaría a los tercios a seguir la ruta de las montañas del Odenwald, ocasionándoles un retraso que podía resultar decisivo si finalmente decidían ir al rescate de Tilly y de su ejército.

Córdoba no las tenía todas consigo, pues para ir en socorro de Tilly debía dejar expuestas todas las plazas ganadas durante los dos años anteriores con la amenaza que suponía el ejército protestante de Cristian de Brunswik, que según todas las noticias venía acercándose desde el norte del río Meno. No obstante, don Gonzalo decidió reforzarlas bien de gente y pertrechos para que pudieran resistir un asedio y marchó en socorro de Tilly, cruzando el río Rin por Oppenheim. Conocedor del sitio que Mansfeld había puesto a Ladenburg sobre el río Neckar, tomó el camino de la montaña por la localidad de Bensheim. Conscientes los españoles de lo que estaba en juego, fueron marchando a jornadas forzadas para llegar a tiempo y aliviar la comprometida situación en que se hallaban los imperiales.

Tras una agotadora marcha, el ejército de Gonzalo de Córdoba salió de las montañas a la altura de una villa situada en las riberas del río Neckar que tenía una guarnición imperial; caminando a partir de allí por sus orillas aguas arriba y siendo vitoreados por los soldados bávaros e imperiales que guarnecían los fuertes de aquella zona, hasta llegar a Wimpfen.

Mientras los ejércitos católicos se reunían en la villa de Wimpfen, Federico de Baden-Durlach, había dejado a su retaguardia Heilbronn por la margen izquierda del río Neckar, teniendo a la su izquierda un bosquecillo y al frente una gran llanura, con Wimpfen al fondo. Sus fuerzas excedían los 16.000 efectivos entre infantes y jinetes, y su artillería constaba de 10 cañones gruesos, 7 medianos, 2 trabucos y adopto un dispositivo laager, una fortaleza realizada con los carromatos. Pretendía el protestante con este dispositivo desgastar a los católicos.

Los soldados del margrave avanzaron desde el suroeste y se desplegaron en un frente de 2 km. Las tropas de Tilly tomaron posiciones al norte del enemigo. El ala derecha la constituían soldados españoles a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba. El cuartel general de Tilly se había instalado en la iglesia de Wimpfen.

Tilly contaba con unos 9.000 hombres y 8 piezas de artillería. Gonzalo de Córdoba había llegado con 700 españoles de su tercio Viejo de Nápoles (otras fuentes dicen que 1.000), los alemanes del coronel Bauer y del conde de Emden en dos regimientos y la caballería a las órdenes del comisario general Berenguel, sumando en total unos 5.000 infantes y 2.000 jinetes.

Apenas había comenzado el consejo entre Tilly, Córdoba y sus generales, y descansado los agotados hispanos tras su larga marcha, a las 05:00 horas del 6 de mayo de 1622, comenzó un intenso cañoneo. Se dio la alarma, y las tropas formaron en la llanura donde se iba a dar la batalla.

Mientras esto sucedía, el consejo militar decidía la disposición que habían de llevar las tropas católicas en la batalla, según las características del terreno. En total, el ejército católico se iba a disponer en ocho regimientos, siendo el ala derecha para los hispanos: colocando su caballería en el flanco, luego el tercio Viejo de Nápoles, a continuación los regimientos alemanes del ejército español (Bauer y Endem), y un buen trecho más allá en el ala izquierda los batallones de infantería de Tilly, cerrando la caballería imperial el flanco izquierdo.

Dispuesto el ejército, enviaron partidas de exploradores a reconocer al ejército enemigo y a averiguar sus intenciones, con el apoyo de una manga de mosquetería. Y refugiarse en unos bosques descubrieron que el ejército de Durlach formaba en 11 grandes escuadrones y se extendía desde el Neckar hasta una aldea llamada Biberach, detrás de la cual escondía al parecer mayor número de soldados, lo que hizo sospechar que pudiera estar preparando una emboscada. La caballería protestante estaba dispuesta en ambos flancos. En un principio se creyó que los protestantes iban a presentar batalla, pero solo tenían intención de probar las fuerzas de la Liga.

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Batalla de Wipfen (6 de mayo de 1622). Plano de la batalla. Autor Nicolaus Bellus, Frankfurt del Meno, 1627.

A causa del calor reinante se suspendieron las hostilidades entre las 11:00 y las 14:00 horas. Tilly y Córdoba avanzaron hacia una torre que atalayaba el campo en unas lomas situadas en la parte central de la llanura, en la que soldados de Durlach señalaban con señales de banderas los escuadrones y las tropas a medida que las iban divisando. De esta manera fue advertido el de Baden-Durlach de que los católicos estaban a tiro de cañón, ordenando este que se comenzara a batirlos: con resultados tan mortales que para evitar más pérdidas, Gonzalo mandó asentar algunas piezas que le había enviado Tilly.

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Batalla de Wipfen (1622). Despliegue de fuerzas. Autor Hugo A. Cañete

El general bávaro hizo otro tanto en su ala, y el resultado del cañonear católico también empezó a hacer mella en el enemigo; especialmente al adelantar Gonzalo sus cañones, forzando a Durlach a desalojar apresuradamente a la gente que tenía oculta en su ala izquierda tras Biberach con intenciones de hacer una emboscada.

Los protestantes dieron por finalizada la batalla y se estaban retirando al laager. Gonzalo y Tilly, se apresuraron a la batalla, para atacar al enemigo en su retirada.

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Batalla de Wipfen (1622). Desarrollo, se puede ver una unidad de caballería haciendo la caracola. Autor Pieter Snayers

Hacia las 17:30 horas, un cañonazo impactó de lleno en un carromato de pólvora que hizo explotar el depósito de municiones del margrave Jorge Federico, parte de cuyos soldados fueron presa del pánico y se dieron a la fuga. A las 6 de la tarde cayó muerto el duque Magno de Wurtemberg que mandaba el regimiento de coraceros de los badenses, y poco después las fuerzas de Tilly consiguieron hacerse con todo el campamento y la artillería.

Los soldados de Baden se vieron acorralados en su retirada cuando intentaban cruzar el único puente sobre un pequeño río en Bolligen. La caballería de Tilly hizo allí una gran matanza. En total hubo 5.000 muertos entre los protestantes y 1.500 prisioneros, a Federico solo le quedaban 3.000 efectivos con los que se dirigió para reunirse con Mansfeld.

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Batalla de Wipfen (6 de mayo de 1622). Se puede ver la explosión del carro de las municiones. Autor Pieter Snayers

Federico de Baden Durlach perdió sus cañones, pedreros y trabucos, 4.000 carros, incontables municiones, 74.000 ducados (otros dicen que 100.000), muchas banderas y estandartes, documentos de los demás aliados protestantes; y en la batalla y ahogados en el Neckar unos miles de hombres, entre ellos Magno Württemberg, el reingrave de la caballería y otras 42 personas de oficio y cargo.

En el bando católico murieron 114 españoles y 1.600 de naciones e imperiales.

Batalla de Höchst (20 de junio de 1622)

Cristian quería usar la situación para un ataque crucial contra la Liga Católica. Con 12.000 soldados de infantería, casi 5.000 soldados de caballería y tres cañones se mudó de Westfalia a lo largo de la orilla del río Weser, y por Hesse hacia el río Main para unir sus tropas con los ejércitos de Mansfeld y Baden-Durlach, en Darmstadt. Continuando con su misión de bloquear la unión entre Mansfeld y Cristian de Brunswick, las fuerzas católicas llegaron al río en Höchst el 20 de junio para encontrar el ejército de Christian que ya había cruzado el río.

El 15 de junio de 1622, Cristian llegó al territorio del arzobispado de Mainz en Oberursel. Envió al coronel Dodo zu Innhausen und Knyphausen con una avanzada de 1.500 hombres contra Höchst para tomar el pueblo en un golpe de mano y hacerse con el cruce principal del río. Sin embargo, las tropas municipales de Höchst defendieron con éxito la ciudad contra el asalto inicial de Knyphausen. El 16, las tropas de Knyphausen finalmente asaltaron y saquearon Höchst.

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Batalla de Höchst (1622). Movimientos de fuerzas y despliegue. Autor Hugo A. Cañete

Dos días después, los protestantes comenzaron a construir un puente de pontones sobre el río Main. Mientras tanto, Cristian se dirigió con sus tropas hacia Höchst y destruyó los pueblos de Oberusel, Eschborn y Sulzbach. Al mismo tiempo, las tropas católicas se aproximaron a marchas forzadas desde Würzburg con 20.000 soldados de infantería, 6.000 jinetes y 18 cañones. El 19 de junio, llegaron al río Nidda entre Nied y Sossenheim a altas horas de la noche, comenzando a tender un puente.

Cuando el puente se completó en la mañana del 20 de junio, el tren de bagajes de Cristian comenzó a cruzar el río. Una vez cruzado el río, Cristian formó sus tropas para luchar contra los católicos en Sossenheim.

Mientras tanto, las tropas de Tilly fueron reforzadas con un ejército bajo el mando general Franz von Hövelberg. Planeabanon forzar a las tropas de Cristian a regresar a las murallas de Höchst y el río Main. Por lo tanto, Cristian ordenó a sus tropas que se retiraran por el puente de pontones hacia Kelsterbach, pero bajo el fuego de artillería católica la retirada se convirtió en una huida precipitada. El puente se rompió y muchos de los soldados de Cristian se ahogaron en el río Meno (Main). Según las antiguas crónicas, los protestantes perdieron más lansquenetes ahogados que en la batalla misma.

Todo el tren de bagajes y los cañones de Cristian se convirtieron en un botín católico. Mientras que las tropas de la Liga perdieron solo 100 soldados, Cristian perdió 2.000 soldados. Sin embargo, logró escapar con 3.000 soldados de caballería, 8.000 soldados de infantería y su cofre de guerra, y finalmente se unió con el ejército de Mansfeld.

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Batalla de Höchst (20 de junio de 1622). Tilly persiguiendo al ejército de Cristian Brunswick. Autor Peter Zimmermann

Córdoba y Tilly obtuvieron una victoria estratégica porque tuvieron menos pérdidas, a pesar de que Cristian de Brunswick había logrado su objetivo operacional de unir su ejército con el de Mansfeld.

Höchst fue la batalla final para el electorado del Palatinado y las acciones inminentes de Mansfeld y Cristian señalaron el final del «El Rey del Invierno» Federico V. Poco después de la batalla, las fuerzas protestantes combinadas, que entonces suman 25.000 efectivos, seguía siendo una cantidad considerable en comparación con los católicos; pero Mansfeld no estaba dispuesto a arriesgar su ejército, y junto con Cristián y Federico, se retiró a la Alsacia y luego a Lorena.

Sin enemigos cerca, las fuerzas imperialistas se ocuparon de las fortalezas palatinas: el 15 de septiembre Tilly capturó la capital de Federico, Heidelberg, tras una resistencia de 11 semanas. Con estas noticias, las simbólicas fuerzas inglesas bajo las órdenes de Horacio Vere evacuaron Mannheim y se trasladaron a la fortaleza de Frankenthal, que sirvió como un puesto avanzado para la resistencia protestante en esa zona. El 2 de noviembre se rindió Mannheim, y el 20 de marzo de 1623, siguiendo órdenes de su rey, los británicos rindieron Frankenthal.

Batalla de Fleurus (29 de agosto de 1622)

Antecedentes

Después del fracaso en intentar liberar Heidelberg, la capital de Federico, asediada por el ejército del conde Tilly, Federico V del Palatinado por consejo de su suegro, el rey inglés; decidió disolver su ejército. El 13 de julio de 1622, el contrato fue cancelado para las fuerzas de Mansfeld y Cristian Brunswick fue contratado por los holandeses para ayudar a aliviar el sitio que sufrían en Bergen-op-Zoom.

Mansfled reagrupó los supervivientes (unos 14.000 a 15.000 hombres) protestantes en la región de Sedán con el objetivo de ponerse al servicio de los holandeses. En su marcha hacia el norte, los protestantes pasaron por Aubenton, Binche, Mariemont en el Flandes Español.

El ejército protestante de Cristian Brunswick, partió de Alsacia y a paso rápido cruzó el norte de Francia, entrando en los Países Bajos españoles a través de Henao.

El ejército español de Flandes, bajo el mando de Ambrosio Spínola, que estaba ocupado en el sitio de Bergen-op-Zoom, una ciudad en el estuario del río Escalda, quedaba en una peligrosa situación; mientras los refuerzos holandeses se reunían al este de Breda, él encaraba una invasión desde el sur. Estaba en peligro de quedar atrapado entre los dos ejércitos enemigos, pues su línea de retirada hacia Amberes estaba bloqueada por el ejército invasor alemán. Gonzalo Fernández de Córdoba, comandante del ejército español en el Palatinado, fue reclamado a toda prisa para detener a este ejército. Fernández de Córdoba marchó a través de Luxemburgo y el dificultoso terreno de las Ardenas, y consiguió interceptar a Mansfeld y Brunswick en la frontera de Brabante.

La vanguardia del ejército protestante se topó con exploradores de caballería españoles el 27 de agosto, y el 29 encontraron al ejército de Córdoba atrincherado. Córdoba, mucho más débil en caballería, había dispuesto una posición de bloqueo al norte de la ciudad de Mellet, cerca de Fleurus, con los flancos protegidos por bosques. Los comandantes protestantes desplegaron su ejército tratando de romper a través de la posición española.

En la mañana del 29 los dos ejércitos se despliegan en una llanura entre Mellet y Fleurus.

Despliegue de fuerzas

El ejército español tenía 6.000 soldados de infantería, 2.000 de caballería y 4 cañones de campaña, la caballería estaba compuesta por 53 pequeñas compañías, de las cuales 29 compañías eran de coraceros y 24 compañías de arcabuceros. La infantería estaba compuesta por 4 tercios y 3 regimientos que desplegó de la siguiente manera:

  • Ala derecha mandada por de Silva, con 4 escuadrones de caballería en 2 líneas.
  • El centro mandado por Gonzalo de Córdoba formando en 4 escuadrones: el 1º con los tercios de Nápoles (16 compañías, españoles), Balanzon (2 compañías, borgoñones) y Verdugo (15 compañías, valones). El 2º con los regimientos Isenburg (10 compañías, alemanes del Bajo Rin), Emden (1 compañía, alemanes del norte) y 4 compañías libres (franceses). El 3º con el tercio de Capua (14 compañías, italianos). El 4º con el regimiento Fugger (7 compañías, alemanes).
  • Ala derecha mandada por Gauchier, con 800 mosqueteros (en los árboles) y 5 escuadrones de caballería en dos líneas.

El ejército protestante contaba con 8.000 soldados de infantería, 6.000 de caballería y 11 cañones, y los desplegó de la siguiente manera:

  • Ala izquierda mandada por Cristian de Brunswick, con 50 compañías de caballería en dos líneas.
  • Centro mandado por Mansfeld, 26 regimientos de infantería, reunidos en 8 escuadrones, dispuestos en doble línea.
  • Ala derecha mandada por Weiss, 10 compañías de caballería en dos líneas.
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Batalla de Fleurus (1622). Despliegue de fuerzas y primera fase

Desarrollo de la batalla

La batalla se inició con un intercambio de fuego de artillería, tras el cual Mansfeld ordenó un avance general sobre las posiciones españolas.

En el ala derecha protestante, la caballería de Weiss cargó con éxito contra sus oponentes españoles mandados por Silva, obligándoles a refugiarse detrás de los equipajes.

Con el apoyo de la infantería, Weiss cargó sin éxito contra el escuadrón italiano de Campolattaro. Estos adoptaron una posición defensiva y aguantaron el ataque protestante.

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Batalla de Fleurus 1622. Segunda fase
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Batalla de Fleurus (1622). Ataque protestante. Autor Pieter Snayers

Mientras tanto, en el ala izquierda protestante, Brunswick lanzó su primera carga contra la caballería de Gauchier. Ante la resistencia de los españoles, Brunswick tuvo que ordenar dos cargas más para poner en fuga sus oponentes. La segunda línea consiguió acorralar a la caballería valona. Brunswick se centró entonces en la infantería española, pero su infantería fracasó al intentar soportar la embestida de estos, el tercio de Nápoles mandado por Ibarra aguantó su posición, y los mosqueteros agazapados en los árboles comenzaron a disparar a la caballería protestante, que empezó a desordenarse. Durante dos horas la caballería de Brunswick intentó romper el escuadrón español, pero estos opusieron una feroz resistencia apoyados por el fuego de los mosqueteros situados en la granja fortificada de Chassart.

En el centro los ataques protestantes eran más débiles y no pudieron romper la línea de defensa española y fueron rechazados.

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Batalla de Fleurus 1622. Tercera fase y retirada protestante
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Victoria de Fleurus (1622). Vista del campo de batalla. Autor Vicente Carducho

En el ala izquierda Brunswick resultó herido y posteriormente perdería el brazo izquierdo, y su caballería, desmoralizada, se retiró. Mansfeld ordenó la retirada de sus tropas cansadas. Los protestantes se retiraron en orden sin ser perseguidos por las tropas españolas.

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Batalla de Fleurus (1622). La última caga de Brunswick

Después de un breve descanso, Córdoba lanzó la caballería de Gaucher en persecución del ejército protestante. Durante la retirada, la infantería protestante perdió el contacto con su caballería. Al día siguiente Gaucher encontró la infantería protestante sola, sin protección de su caballería, en el ataque que siguió, los protestantes perdieron 2.000 hombres muertos y 2 cañones.

Secuelas de la batalla

Los protestantes tuvieron unos 5.000 bajas entre muertos y capturados, lo que quedaba de Brunswick y Mansfeld, unos 3.000 efectivos de caballería, se unieron finalmente al ejército holandés en Breda después de dar un rodeo. Los españoles tuvieron 300 muertos y 900 heridos.

Spínola se vio obligado a abandonar el sitio de Bergen-op-Zoom, pero como ya no estaba en peligro de ser rodeado, lo hizo tranquilamente, siendo capaz de asegurar su tren de asedio y todo su tren de suministros.

Brunswick y Mansfeld solo sirvieron tres meses a sueldo de los holandeses, sus tropas revoltosas e indisciplinadas no tenían sitio en el disciplinado ejército holandés. Mientras tanto, el ejército del conde de Tilly invadió fácilmente el Palatinado.

Batalla de Stadtlohn (6 de agosto de 1623)

Antecedentes

En enero de 1623, Cristián llegó a la Frisia Oriental, donde se encontraba refugiado el conde Ernesto de Mansfeld, otro paladín protestante que también era antagonista del Emperador. Luego de varios roces con Mansfeld, el duque de Brunswick continuó hacia la Baja Sajonia, donde contaba con varios allegados con cargos de importancia, incluyendo a su hermano mayor, el duque Federico Ulrico de Brunswick-Wolfenbüttel. No obstante, el rey de Dinamarca y duque de Holstein, Cristián IV de Dinamarca, preocupado porque la presencia del rebelde atrajera fuerzas imperiales hacia lo que él considera su zona de influencia, movilizó sus fuerzas para que lo expulsen. Federico Ulrico intervino a favor de su hermano y logró que los otros príncipes del círculo lo contratasen para organizar un ejército que defendiera su neutralidad. El duque Cristián reclutó en junio 21.000 hombres en Wolfenbüttel y Halberstadt, este último un obispado secularizado del que era administrador.

Lejos de sentirse intimidado por el ejército de la Baja Sajonia, el emperador Fernando II autorizó a Tilly que protegiese el Imperio contra Cristián de Brunswick; no obstante, también ofreció un perdón a este último por sus campañas pasadas, y le garantizó su cargo de obispo de Halberstadt. El duque rechazó el perdón a menos de que fuera extendido también a todos sus oficiales, muchos de ellos partícipes de la revuelta de Bohemia. El sur de Westfalia quedó entonces resguardado por Juan Jacobo, conde de Anholt, con 12.000 hombres. El duque Cristián empezó a retirarse de Halberstadt hacia el oeste, y rompió finalmente las negociaciones con el Emperador.

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Guerra de los 30 Años. Destrucción de un monasterio por parte de las tropas de Cristián de Brunswick. Autor Alexander Lunyakova

El 28 de julio, Cristián renunció al obispado de Halberstadt a favor de su tío materno, el rey de Dinamarca, sin ganar ningún tipo de apoyo por esa acción. Después se dirigió hacia Osnabrück, con la esperanza de que Mansfeld, que tenía 20.000 hombres en su refugio de la Frisia Oriental, lo ayudara, pero este se negó a moverse. El plan de retirada del duque se convirtió entonces en una huida a Bredevoort, en los Países Bajos, para que los holandeses lo contratasen de nuevo. Tilly lo persiguió, logrando reducir enormemente la distancia inicial entre ellos, e informó haber llegado a Greven media hora después de que Cristián hubiese partido, el 4 de agosto.

El Duque no ayudó a su causa al distraerse durante tres días saqueando el obispado de Münster. El conde Anholt se unió a Tilly en ese momento, las tropas imperiales habían sido reducidas a 20.000 hombres por la necesidad de dejar guarniciones por donde pasaban. El 5 de agosto, la vanguardia croata de Tilly alcanzó a Cristián en Steinfurt, pero este y sus hombres lograron retirarse y acamparon unos 3 km al oeste. Después de dejar instrucciones de que el equipaje debía partir a las once de la noche seguido por el resto del campamento, el duque se retiró a dormir, despertándose a las 3 de la madrugada para descubrir que sus hombres habían seguido durmiendo. No fue hasta las ocho de la mañana cuando el último soldado de Cristián abandonó el campamento, y momentos después los Imperiales llegaron al lugar.

Desarrollo de la batalla

Durante el resto de la mañana, el Duque fue desplegando sus tropas contra Tilly para ganar tiempo y permitir que el tren de bagajes cruzase el río Berkel. Salvarlo era importante, ya que contenía el dinero que necesitaban para pagar a sus tropas, las cuales podían rebelarse o incluso cambiar de bando si no cobraban la soldada. El puente más cercano sobre el río se encontraba en Stadtlohn, que estaba a solo 9 km de la guarnición neerlandesa de Bredevoort. Los hombres del Duque eran 15.000, pero la mayoría no tenía experiencia de combate y muchos ni siquiera estaban armados. Cuando cedió la última barrera entre Tilly y el grueso del ejército, unos 2.000 mosqueteros y dos cañones mandados por el barón Knyphausen, Cristián no tuvo más remedio que presentar batalla, justo antes de entrar en Stadtlohn.

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Batalla de Stadtlohn (1623). Lucha entre jinetes

El Duque colocó entonces sus tropas de espaldas a Stadlohn. No obstante, un bosque a su izquierda y un arroyo a su derecha le restaban espacio de maniobra, espacio que sí le era otorgado a Tilly, ya que dichos obstáculos naturales se abrían al alejarse del pueblo. Las tropas de la Liga Católica eran optimistas sobre el desenlace por ser ese día la Fiesta de la Transfiguración de Jesús; el conde Tilly obtuvo otra prueba religiosa de su segura victoria cuando Cristián desplegó su estandarte, que incluía la frase: «Por Dios y por ella», en referencia a Isabel Estuardo, a quien el conde consideraba un «costal de corrupción mortal«; Tilly, apodado el «monje con armadura«, opinó que tal blasfemia no podía contar con el favor de Dios.

A las dos de la tarde, aún sin terminar de desplegar todo su ejército, Tilly ordenó que la artillería abriese fuego contra el enemigo; Cristián contraatacó dos veces, sin éxito. A las 15:30 horas, el ejército imperial empezó a avanzar, y cuando los mosqueteros veteranos de Tilly entraron en combate con su contraparte enemiga, su caballería logró desbordar el flanco derecho del Duque. La caballería de este último se encontró entonces con poco espacio de maniobra y emprendió la huida. De inmediato se inició también la retirada de la infantería rebelde hacia el pueblo, pero debido a que el campo se cerraba en esa dirección, lo hicieron de forma desordenada. Los soldados croatas y cosacos de los Habsburgo no tuvieron compasión con los enemigos que intentaban rendirse, causando gran mortandad.

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Batalla de Stadtlohn (1623). Autor Sebastiaen Vrancx

Secuelas de la batalla

Aunque la mayor parte de la caballería de Cristián de Brunswick escapó, muchos oficiales murieron o fueron capturados, pérdidas que eran más graves que la destrucción de su infantería, ya que le dificultaban la posibilidad de formar un nuevo ejército.

En total, Cristián, apodado ahora el «loco de Halberstadt«, perdió 10.000 hombres, de los cuales 6.000 fueron muertos y 4.000 capturados, así como 16 cañones y casi toda su munición.

Acompañado por 5.500 sobrevivientes, Cristián logró escapar a las Provincias Unidas, culpando a Knyphausen por la derrota, y ordenando su ejecución, aunque pudo ser disuadido antes de que la orden se cumpliese.

Por su parte, Federico del Palatinado, sin perspectivas de encontrar otro ejército que le sirviera, tuvo que ceder a las presiones de su suegro y firmó un armisticio con el Emperador.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2018-03-14. Última modificacion 2023-07-29.
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