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Situación en 1801
A finales de 1800, la Revolución Francesa iba mal para los británicos. Los españoles firmaron el Tercer Tratado de San Ildefonso el 7 de octubre de 1800, por el que Francia recuperaba su influencia sobre España en asuntos exteriores desde la firma del anterior tratado de San Ildefonso, una alianza militar mutua contra Inglaterra. La aureola de Napoleón se acrecentó con sus victoriosas campañas militares en la campaña de Italia; y el ejército español era demasiado débil para repeler una invasión semejante.
Presionado por Bonaparte, el gabinete español restauró el 18 de diciembre a Manuel Godoy, principal impulsor de la alianza franco-española, en su antiguo puesto como secretario de estado. Los franceses alentaron a los hispanos a declarar la guerra a Inglaterra, con malos resultados, pero el reciente triunfo de los franceses contra Austria reforzó su posición.
Napoleón había perdido la mayor parte de su flota de guerra del Mediterráneo en la batalla de Abukir hacía dos años, necesita de la Armada Real Española para su proyecto de bloquear Gran Bretaña. Con ese fin ofreció al gobierno español un nuevo estado satélite en Italia, una ampliación del ducado de Parma que se llamaría reino de Etruria, que será regido por la infanta María Luisa, ya casada con el duque de Parma.
Pero Bonaparte exigía la entrega de otro territorio en compensación de ceder la rica región de la Toscana que conquistó tras derrotar a los austriacos. El gobierno español decidió entregarle la Luisiana, una extensa zona prácticamente deshabitada de Norteamérica que había sido francesa hasta 1763, y que había sido cedida también por otro tratado.
Godoy aceptó destinar cuatro escuadras contra la Royal Navy y ceder la Luisiana a Francia, firmando esa nueva imposición francesa en la Granja de San Ildefonso. España cumplirá con lo exigido, pero Napoleón cambiaría su parte del acuerdo el siguiente año, dando la corona de Etruria al hijo de la infanta española y el duque.
Por otro lado, la economía británica estaba en peligro, sus aliados habían sido expulsados de la guerra, Rusia estaba cambiando para apoyar a Francia y las naciones bálticas neutrales se estaban armando para hacer cumplir sus derechos marítimos y su neutralidad. Sin embargo, a pesar de todo esto, Gran Bretaña luchaba sola contra Francia tras la forma de paz con los austriacos.
Las fuerzas armadas británicas eran una historia de dos ramas. La Royal Navy había limpiado los mares de buques de guerra franceses, bloqueado las costas de Francia y era muy respetada. En contraste, el ejército británico se había desempeñado mal en tierra en el norte de Europa, había sufrido bajas catastróficas mientras hacía campaña en las Indias Occidentales y había sido ridiculizado por otros ejércitos europeos. Gran Bretaña necesitaba una victoria militar para solidificar la posición política del gobierno en el país y en el extranjero, así como para demostrar la capacidad del ejército británico recién reformado.
Los políticos británicos estuvieron de acuerdo en que necesitaban una victoria, pero dónde debería atacar Gran Bretaña era un tema de debate. El primer ministro y el gabinete debatieron si apoyar otro levantamiento realista en Francia, otro desembarco en Holanda, Egipto o en algún otro lugar. Sorprendentemente, a pesar del reciente apoyo de Gran Bretaña a los fallidos levantamientos y desembarcos monárquicos franceses en Holanda, ambas opciones fueron inicialmente más populares que Egipto.
El secretario de estado de guerra, Henry Dundas, había pasado años mejorando la posición de Gran Bretaña en la India y no quería que la interferencia francesa amenazara su trabajo. El secretario Dundas y Napoleón estuvieron de acuerdo en que Egipto era la clave para la India. El cónsul francés en Egipto declaró que 10.000 soldados franceses podrían avanzar por el mar Rojo hasta la India y arrebatar Bengala a los británicos en una campaña.
En Londres, la inteligencia sobre las fuerzas francesas en Egipto era escasa, pero se estimaba que 13.000 soldados franceses estaban desmoralizados y paralizados por la plaga. Los informes de inteligencia indicaban que la guarnición de Alejandría ascendía a 3.000 efectivos y que, dispersos por el Alto Egipto y Siria, había 10.000 soldados franceses más. En realidad, el ejército francés en Egipto estaba más cerca de los 25.000 soldados y, a pesar de los sacrificios y las dificultades, su moral era alta.
Finalmente se decidió que una operación anfibia británica en Egipto era lo que necesitaba la nación para expulsar a los franceses, ya que la permanencia del ejército francés en Egipto, era una amenaza permanente para la India Británica.
Planeamiento de la expedición
Gran Bretaña planeaba enviar un ejército de 15.000 efectivos a Egipto. También planeó enviar 3.000 soldados adicionales desde la India, pero había poca probabilidad de coordinación entre las dos fuerzas, y un desembarco fallido permitiría a los franceses derrotar a ambas fuerzas por separado. Esta información escasa podía resultar desastrosa para la fuerza de desembarco. Los diplomáticos británicos en Estambul también creían que habían coordinado el apoyo logístico otomano para caballos y cañoneras.
El secretario Dundas se dirigió a su compañero escocés, el general Ralph Abercromby, para que dirigiera la expedición y cambiara el rumbo de la guerra. El general Abercromby era un general experimentado que había realizado con éxito varias operaciones anfibias en las Indias Occidentales a principios de la guerra, aunque fracasó en Puerto Rico y en el desembarco en Holanda en 1799, pero tuvo éxito en el desembarco de Malta en 1800. A sus 65 años, era un soldado innovador a pesar de su edad que mezclaba lo mejor de la infantería ligera estadounidense y las escuelas prusianas de instrucción de orden cerrado del pensamiento militar británico. Su protegido, otro escocés, el general John Moore, fue pionero en las tácticas de infantería ligera británica y había servido con el general Abercromby durante las campañas de las Indias Occidentales para apoderarse de las islas de azúcar de los franceses. Se desempeñó como comandante de división durante toda esta campaña y representó los intereses del ejército en la planificación de los movimientos de barco a tierra de la campaña.
La dirección naval no fue menos capaz y distinguida. El almirante George Elphinstone, primer vizconde de Keith, negoció con éxito con los amotinados en el Nore en 1798. Se desempeñó como comandante en jefe adjunto del Mediterráneo bajo el mando del almirante Saint-Vincent antes de asumir el mando en noviembre de 1799. Elphinstone experimentó operaciones anfibias durante el asedio de Charleston en la Revolución Americana y en 1795, una expedición que capturó la Colonia Holandesa del Cabo. El ayudante de Elphinstone para planificar el movimiento del barco a la costa era el capitán Alexander Cochrane, tío del almirante Thomas Cochrane y un distinguido futuro almirante por derecho propio. Había participado durante la Guerra de la Independencia Americana como oficial al mando del Ajax (74).
No se dio una dirección clara inicialmente para los objetivos operativos y estratégicos. Se propusieron campañas en los Países Bajos, Francia y Egipto. Finalmente, el secretario Dundas encargó al general Abercromby y a Elphinstone que realizaran un desembarco en Egipto. El secretario Dundas les dio a los comandantes cuatro objetivos: expulsar a las fuerzas francesas, restaurar el dominio otomano en Egipto, proteger los intereses británicos en India y asegurar una mejor posición de negociación para una futura conferencia de paz.
El secretario Dundas ordenó a la fuerza conjunta que intentara apoderarse de la flota española anclada en Cádiz; después de dirigirse a la bahía de Marmorice (actual Turquía), para recibir el apoyo logístico prometido del Imperio otomano; y finalmente derrotar a las fuerzas francesas en Egipto para lograr los objetivos británicos.
La planificación operativa de la expedición comenzó cuando el general Abercromby llegó a Gibraltar. La planificación se ejecutó de arriba hacia abajo, la unidad de esfuerzo y la planificación integrada eran los componentes clave de la fase de planificación. La presencia del general Abercromby en la planificación se sintió profundamente, sin embargo, Elphinstone mostró poco interés en la planificación.
El general Abercromby habló con oficiales navales que habían servido en la costa egipcia. Estas conversaciones ayudaron a dar forma a la campaña y limitar los lugares de desembarco a la península de Abukir o a Rosetta. Abukir permitiría a la flota británica proporcionar apoyo logístico y los flancos del ejército estarían protegidos por agua durante el avance sobre Alejandría. Un desembarco en Rosetta permitiría al ejército británico unirse al ejército otomano y avanzar juntos hacia los franceses.
Preparación de la expedición
Los informes iniciales llevaron al general Abercromby a creer que su ejército encontraría agua potable en la península de Abukir. Finalmente, el general Abercromby se enteró a través de cartas capturadas que toda el agua tendría que provenir del transporte anfibio. Durante un consejo de guerra a bordo del Foudroyant (80), los oficiales navales familiarizados con la costa explicaron que “cuando estuviesen anclados en la bahía de Abukir, la flota tendría desembarcar una cantidad suficiente de agua y provisiones para el ejército”. A medida que el ejército avanzase, “siempre debería estar dentro de una milla de la costa, para ser apoyado por botes con agua y provisiones”. Si la flota fuera destruida en una batalla o forzada a abandonar la estación por vendavales, “el ejército moriría de sed”.
Mientras la fuerza estaba anclada en la bahía de Marmorice, el general Moore sería enviado a Siria para hablar con el capitán Sydney Smith de Royal Navy, para servir con las fuerzas otomanas que luchaban contra los franceses. El general Moore evaluó a las fuerzas otomanas como desorganizadas, mal entrenadas y plagadas de enfermedades. El general Abercromby seleccionó a Abukir para el lugar de desembarco. La condición del ejército otomano jugó un papel importante en esa decisión. A pesar del riesgo de suministro de agua, la península de Abukir estaba más cerca de Alejandría y las aguas de la bahía y el lago protegían los flancos del ejército de la caballería francesa.
A pesar de casi una década de guerra, en 1801, el ejército británico seguía siendo pequeño. Crear una expedición de 15.000 soldados implicaba el redespliegue de las fuerzas británicas en Gran Bretaña, Irlanda y Europa. No todos los RIs del ejército británico fueron designados para el servicio fuera de Europa. Algunos RIs, particularmente los regimientos de milicias, pudieron ofrecerse como voluntarios para el servicio activo, pero solo en Europa. Las altas tasas de bajas en las Indias Occidentales significaron que pocos RIs de milicias se ofrecieron como voluntarios para servir fuera de Europa.
Las tropas británicas se embarcaron desde Irlanda y Gran Bretaña, incluidas las unidades que no participarían en campaña, pero que relevarían a las unidades en Gibraltar y Menorca que participarían en la campaña. El complejo plan de embarque movió a los soldados por toda Europa, lo que resultó en que algunos soldados pasaran meses hacinados dentro de las naves de tropas esperando llegar a tierra.
La fuerza expedicionaria no llevaría caballos, ya que los caballos ocupan una gran cantidad de espacio a bordo de los barcos y había una gran dificultad para mantenerlos sanos durante los viajes largos, por lo que decidieron adquirirlos localmente. El Imperio otomano prometió al ejército británico un amplio suministro de caballos. En realidad, los diplomáticos británicos y los oficiales de suministro no pudieron conseguir una cantidad suficiente de monturas de calidad para la caballería, la artillería y el tren de carros. Los caballos proporcionados resultaron ser insatisfactorios, y los caballos más fuertes se entregaron a la artillería para tirar de los cañones. Las monturas de mala calidad significaban que la caballería francesa superaría a la caballería británica en Egipto.
El intento británico de desembarcar una fuerza para apoderarse de la flota española en Cádiz fue un fiasco. Una gran parte de eso se debió a que no hubo tiempo para un ensayo. Los botes tomaron el transporte equivocado, los soldados tardaron horas en embarcar y luego no desplegaron adecuadamente. Se canceló el desembarco y al día siguiente una tormenta esparció la flota, y la invasión de Cádiz terminó. Cuando la flota llegó a Marmorice (Turquía), planearon pasar unos días para reunirse con las fuerzas navales otomanas y los suministros antes de dirigirse a Egipto.
El esperado apoyo logístico de los otomanos nunca se materializó y la expedición pasó casi dos meses esperando. El general Abercromby utilizó ese tiempo con buenos resultados para entrenar a sus tropas. Esta vez permitió a la fuerza aprender y ensayar su movimiento de barco a tierra con gran efecto. Durante siete semanas, las tropas practicaron movimientos de los botes a tierra, botes yendo al transporte correcto, soldados embarcando en los botes, botes formando oleadas y soldados formando en línea de batalla desde los botes.
Movimientos
La flota, comandada por el almirante George Elphinstone incluía 7 navíos de línea, 5 fragatas y una docena de corbetas armadas que escoltaban a los barcos de transporte.
Los movimientos de la expedición constaba de tres fases. La fase 1 consistió en el movimiento desde Gran Bretaña e Irlanda hasta Gibraltar y Menorca, donde se estaban reunieron las fuerzas. Esta fase incluyó el fallido intento de apoderarse de la flota española en Cádiz.
La fase 2 consistió en el movimiento desde Gibraltar y Menorca hasta la bahía de Marmorice (Turquía). Tras la debacle de Cádiz, la expedición replegó y tomó víveres en África y se dirigió a la bahía de Marmorice, Turquía. Durante esta fase, una terrible tormenta dispersó la flota y se pasaron varios días devolviendo los transportes a la flota. 19 Después de varias semanas, la flota llegó a la bahía de Marmorice, cuyas aguas profundas y altos acantilados resultaron un excelente fondeadero.
La fase 3 fue el movimiento de la bahía de Marmorice a Egipto. La expedición se encontró con una tormenta que asustó a las cañoneras turcas, que abandonaron la expedición. El 1 de marzo, la expedición llegó frente a Alejandría, navegando tan cerca que los mástiles de los barcos franceses en el puerto eran visibles, y prosiguió costa abajo hasta Abukir. Sin embargo, las condiciones climáticas impidieron el desembarco hasta el 8 de marzo. Esto alertó a los franceses, le dio al general Menou ocho días para concentrar tropas y atrincherarlas en la península de Abukir. Mientras las tropas francesas fueron trasladadas a la zona, incluidos 2.000 soldados en la península de Abukir, hubo confusión en el ejército francés, como describió el capitán Moiret, “varios movimientos tan numerosos que resultaron imposibles, además de inútiles”.
La expedición estaba frente a la costa, los ingenieros reales llevaron a cabo un reconocimiento de la playa. Desafortunadamente, las buenas acciones de los mayores Fletcher y Mackerras fueron en vano. El mayor Fletcher fue capturado y el mayor Mackerras fue muerto por artillería durante su reconocimiento. Cuando llegó la flota, el general Abercromby realizó el reconocimiento en persona.
Los británicos querían aprovechar los problemas internos que se estaban desarrollando en el gobierno francés de Egipto. El general Menou, que se había convertido al Islam, no era un jefe militar adecuado a la tarea, y sus subordinados Reynier y Belliard no dejaban de recordárselo. Los rumores de desembarco inglés en la costa egipcia comenzaron a extenderse por el Cairo, y ambos generales franceses no cesaban de exigir la construcción de nuevas defensas a Menou, que solía hacer caso omiso.
Desde la metrópoli se enviaron refuerzos para colaborar en la defensa de las posesiones francesas en Egipto contra la inminente invasión británica. A finales de enero de 1801, una flotilla de 7 navíos de línea y 2 fragatas, escoltando buques de transporte que transportaban a 5.000 soldados, no lograron romper el bloqueo de la flota inglesa del Mediterráneo y tuvieron que volver a Francia tras perder uno de los buques de línea.
Otro intento de refuerzo de 400 soldados liderados por el general des Fourneaux a bordo de la fragata Africane fue interceptada el 19 de febrero por la fragata británica Phoebe. Tras un breve combate, el navío francés arrió su bandera tras perder 200 hombres en la lucha.
El general Jacques-Francois Menou, el comandante en jefe francés del ejército de Oriente, se había convertido musulmán para poder casarse con Zobeida, la hermosa hija de un banquero local. Se quedó en El Cairo cuando los británicos llegaron, e hizo poco por reunir o concentrar todas sus fuerzas. Esperaba que el ejército francés tuviera que luchar en tres frentes en Egipto: contra un ejército otomano numéricamente superior, pero cualitativamente inferior al este de Suez, contra un posible desembarco en algún lugar cerca de Alejandría y contra la fuerza de un posible desembarco de una fuerza de la India en algún lugar de la costa del mar Rojo.
El general Menou había dudado tanto de la capacidad de los británicos para establecer una cabeza de playa que solo había enviado un destacamento de 2.000 para defenderse de un posible desembarco en Abukir, en lugar de una fuerza mayor. Los prisioneros franceses declararon: “No tenían miedo de que un desembarco pudiera tener éxito”.
Batalla de Abukir (8 de marzo de 1801)
Las fuerzas de Abercromby se componía de 15.555 infantes encuadrados en 6 BRIs, una reserva, 1 BRDL y artillería, en total 16.347 efectivos, de los cuales unos 1.000 no estaban en condiciones de combate:
- BRI-I de Guardias de George Luddow: BI-I/3 de Guardias (812), y BI-I Coldstream de Guardias (766).
- BRI-II de Eyre Coote: RI-92 highlander (529), RI-54 (2, 974), y RI-92 (529).
- BRI-III de lord Cavan: RI-79 highlanders (604), y RI-50 (477). (El RI-27 quedó en Malta).
- BRI-IV de John Cradok: RI-90 (727), RI-18 (411), RI-13 (561), y RI-8 (439).
- BRI-V de John Doyle: RI-89 (378), RI-44 (263), RI-30 (412), y RI-2 (530).
- BRI-VI de John Stewart: RI Dillon (530), RI Roll (528, RI Menorca).
- Reserva bajo Moore RI-23 (457), RI-28 (587), RI-40 (250), RI-42 highlanders Black Watch (754), RI-58 (469), y rangers de Córcega (209).
- BRCL de Edward Finch (1.125): RDL-8 (229), RDL-11 (53), RDL-12 (474), RDL-26 (369).
- Artillería bajo Robert Lawson (627): Bías 13, 14, 26, 28, 55, 69, 70, y 71.
A las 02:00 horas del 8 de marzo, 5.500 soldados subieron a sus botes para comenzar el asalto a la península de Abukir. Los 60 botes de fondo plano, eran capaces cada uno de transportar a 50 soldados, separando cada bote 15 metros del siguiente.
Algunos de los botes tuvieron que remar 10 km para formarse, lo que retrasó el asalto desde el amanecer hasta casi las 9 de la mañana. Cuando los barcos se acercaron a la playa, pudieron ver las tropas francesas y la artillería en las dunas de arena al frente, y la artillería del fuerte a su derecha comenzó a disparar. En uno de los botes para el asalto se embarcó el teniente Aeneas Anderson, quien declaró: “Nunca hubo un momento más difícil”.
Los granaderos fueron los primeros en desembarcar a la derecha de la playa de Abukir, y plantaron una banderola en la playa, para que los siguientes botes desembarcaran siempre a la izquierda, y así sucesivamente.
Cuando las tropas se apiñaron en los botes de desembarco, que pesadamente cargados eran vulnerables al fuego, los franceses lograron hundir varios notes. Algunos de los hombres en los botes murieron por disparos o se ahogaron, mientras que muchos fueron rescatados del agua por botes encargados de servicio de salvamiento (SAR). El apoyo de los disparos navales fue proporcionado por los buques de la armada, las bombardas Tartarus y Fury, y 6 lanchas armadas. Estas lanchas se pusieron en los flancos y apoyaron los desembarcos atacando el castillo de Abukir en el flanco derecho.
En la segunda oleada llegaron cúters (pequeñas embarcaciones con un solo mástil) con más infantería, y en la tercera oleada otras 51 lanchas que llevaban la artillería.
Cuando desembarcó la primera oleada, que estaba compuesto por la reserva de Moore en el centro, la BRI-I de guardias de Ludow y la BRI-II de Coote a ambos lados, formaron fuera del agua. Soldados de los RI-40 y RI-23 de Moore avanzaron por delante para capturar una duna de arena que estaba delante.
Las fuerzas francesas estaban mandadas por el general Friant, y estaban constituidas por 1.600 infantes en MBRI-51 (210), MBRI-75 (950) y MBRI-61 (680) de norte a sur. 400 dragones del El RD-18 y el RD-20, y 15 cañones, que al parecer fueron asentados muy cerca de la playa.
A la izquierda, 200 dragones franceses cargaron contra los Guardias de Coldstream que aún estaba formando con en el agua hasta las rodillas, pero la caballería fue repelida por una descarga oportuna disparada por el RI-48. La brusca acción de veinte minutos aseguró una cabeza de playa británica en Abukir. En un lapso de 5 minutos, los británicos habían desembarcado 5.500 soldados y se formaron para la batalla en una playa. Después de 15 minutos, los británicos habían expulsado a las fuerzas francesas atrincheradas, los franceses se retiraron, perdiendo al menos 350 muertos o heridos y 8 cañones.
Las bajas británicas fueron numerosas. De una fuerza de desembarco inicial de 5.500, la Royal Navy había perdido 97 oficiales y hombres muertos o heridos, mientras que el ejército había perdido 625 muertos, heridos o desaparecidos y presuntamente ahogados. A pesar de las grandes pérdidas, la moral británica se disparó.
La bahía de Abukir proporcionaba un buen fondeadero, pero no era un refugio seguro en una tormenta. La falta de marineros también aumentó el riesgo de naufragios en tormentas y derrotas en batalla si aparecía la flota francesa. Con los barcos medio tripulados, lord Keith dudaba que en una crisis esos marineros pudieran reunirse con la flota antes de un enfrentamiento con los franceses.
Los británicos explotaron el lago Abukir y la bahía de Abukir como una carretera que transportaría agua, suministros y lanchas armadas para proporcionar apoyo de fuego naval a la vanguardia de la batalla. Con la cabeza de playa asegurada, las fuerzas del general Abercromby avanzaron desde Abukir hacia Alejandría.
Los generales Reynier y Belliard no tardaron en culpar a Menou por no reaccionar con la suficiente rapidez ante la cercanía de la flota británica, que había sido divisada el 28 de febrero cuando navegaba frente a Alejandría, y además no había enviado refuerzos a Friant. Es probable que con 3.000 hombres más y una decena de cañones más los franceses hubieran repelido el desembarco británico.
Batalla de Mandara (13 de marzo de 1801)
Habiendo establecido un depósito y un hospital de campaña en la playa, los británicos sitiaron y capturaron el castillo de Abukir de los franceses y comenzaron los preparativos para actuar contra Alejandría. El 12 de marzo, los británicos comenzaron su cauteloso avance hacia Alejandría a lo largo de un estrecho istmo entre el Mediterráneo y el lago Maadie (más tarde conocido como lago Abukir). Cuando llegaron a una zona llamada Torre Mandara, acamparon para pasar la noche.
Un reconocimiento personal de Abercromby había demostrado que una fuerza francesa de casi 5.000 hombres al mando del general François Lanusse sostenía una loma de terreno elevado que cruzaba el extremo occidental del istmo; su línea descansaba sobre las ruinas del Nicópolis de Alejandría al norte y el Canal de Alejandría al sur, y se había reforzado con la construcción de un reducto. En consecuencia, el 13 de marzo, los británicos iniciaron su avance en dos líneas.
Los franceses desataron un fuego feroz de su artillería y fusilería contra el el RI-92 que lideraba la columna izquierda y montaron una carga de caballería contra el RI-90 que lideraba la derecha. Pocos miembros de la caballería francesa alcanzaron la línea británica, y la mayoría fueron rechazados por una eficaz andanada de fuego de fusilería. A medida que las líneas británicas continuaron su avance, los franceses comenzaron a retirarse a sus fortificaciones a una cresta más cerca de Alejandría. El RI de Dillon (compuesto por varias tropas extranjeras y oficiales emigrados franceses) capturó dos cañones franceses junto al canal en una carga de bayoneta.
Habiendo asegurado las antiguas posiciones francesas, Abercromby, que estaba decidido a tomar las fortificaciones francesas fuera de Alejandría mediante un golpe de mano, comenzó un nuevo avance a través de la llanura que separaba las dos crestas. Se ordenó al general Hutchinson que tomara una colina que dominaba la llanura desde el sur, lo cual tuvo éxito, y el RI-44 que capturó un puente vigilado sobre el canal.
Sin embargo, el general Moore, al mando de la columna de la derecha, se encontró con un intenso fuego de artillería al que estuvo totalmente expuesto. Al detenerse mientras Abercromby realizaba un reconocimiento, durante el cual su caballo recibió un disparo, las fuerzas británicas finalmente se retiraron al atardecer a la línea que habían capturado más temprano en el día.
Los británicos sufrieron 179 muertos y 1.095 heridos; las bajas francesas se desconocen, pero fueron significantes.
Los británicos se dispusieron a fortalecer aún más su nueva posición, desembarcaron cañones pesados de los barcos en alta mar y llevaron suministros con la intención de bloquear la guarnición francesa.
Después de dos victorias británicas, los árabes locales comenzaron a vender provisiones al ejército, reduciendo la dependencia de las provisiones provistas por los barcos.