Guerras Napoleónicas Guerras Revolucionarias Francesas III (1798-99) Campaña de Napoleón en Egipto en 1798. Batalla de las Pirámides

Antecedentes

Tras el Tratado de Campo Fornio, solo quedaba Gran Bretaña contra los franceses. Los franceses planearon invadir Inglaterra y nombraron a Napoleón Bonaparte como jefe del ejército francés de Inglaterra en octubre de 1797, dedicándose a planear desde entonces cómo invadir las costas inglesas. Tras estudiar la operación durante meses, descubrió que el Reino Unido estaba excelentemente bien protegido por la Home Fleet, la escuadra naval que custodiaba el Canal de la Mancha, y que en ese momento tenía mejores capacidades que la armada francesa. Había aumentado su superioridad naval tras la batalla naval de San Vicente el 14 de febrero de 1798, ya que España debía proporcionar a Francia 15 buques de línea, 6 fragatas y 4 corbetas.

En febrero, Bonaparte llegó a la conclusión de que para vencer a los británicos se debe dañar primero su economía, causando una pérdida de recursos que les perjudique posteriormente; pues la potente Royal Navy requería de grandes sumas de dinero para mantenerse, y si Inglaterra descuidase sus flotas por precariedad presupuestaria, podría ser vulnerable a corto plazo.

Napoleón propuso al Directorio que, en lugar de una invasión a Inglaterra, se debía ocupar Malta e invadir Oriente Próximo, para cortar así las rutas comerciales marítimas y terrestres con la India desde el golfo Pérsico y el mar Rojo hasta el Mediterráneo; lo cual sería un duro golpe para la economía inglesa, que repercutiría negativamente en su esfuerzo bélico.

Esta empresa sería posible porque tanto el Imperio otomano turco como sus vasallos mamelucos, dueños de las tierras a ocupar, eran militarmente inferiores a Francia. Por otro lado, la ocupación de la pequeña isla de Malta, aún regida por la decaída y atávica Orden de Caballería de San Juan, proporcionaría a las escuadras navales francesas un puerto estratégico en el Mediterráneo, y su saqueo podría sufragar toda la operación.

El Directorio, pensando también en alejar al incómodo general del país, aceptó darle los medios que precisaba para su campaña, que sería preparada en el más estricto secreto para que los ingleses no pudieran enviar flotas al Mediterráneo.

Desde el principio, Bonaparte requería la presencia de eruditos en su expedición, con los que formará una Comisión de las Ciencias y las Artes, pues insistió en que la suya será también una expedición de conquista científica, de acuerdo con los ideales de la Ilustración. También se justificaba esta campaña argumentando que servirá para exportar a Egipto la Revolución Francesa, liberando a los campesinos Fellahin del yugo de los mamelucos.

El 12 de abril, Napoleón fue designado comandante del futuro ejército francés de Oriente, que sería el encargado de realizar la conquista del exótico Egipto Mameluco.

Preparación de la expedición

En poco más de un mes, Napoleón había logrado organizar en secreto una fuerza que estima más que suficiente para ocupar Malta y arrebatar Egipto y Palestina al Imperio otomano.

El ejército de Oriente está formado por 5 divisiones mandadas por Desaix, Dugua, Reynier, Bon y Vial con 14 medias-brigadas (4 MBRILs y 10 MBRIs) con 32.000 infantes, entre los cuales había 1.140 ingenieros, zapadores y pontoneros; una división de caballería mandada por Murat con 7 regimientos de caballería (RH-2 y RH7, RC-22 de cazadores, RDs 3, 14, 15, 18 y 20) con 2.700 jinetes; 171 cañones y morteros servidos por unos 3.000 artilleros, y un cuerpo de 480 guías. En total, unos 36.180 hombres. La mayoría de ellos ignoraba a donde serán movilizados. Además, Napoleón contaba con ayudantes de campo como su hermano Luis Bonaparte, Duroc, Eugène de Beauharnais y el noble polaco Sulkowski.

La artillería se componía de artillería de asedio con 35 cañones con 600 disparos por pieza; 72 de campaña (17×12, 2×11, 35×8, 6×5, y 12×4) con 500 disparos por pieza, 24 obuses (4×8 y 20×6); 40 morteros (15×12, 4×10, ); con 248 vagones de munición.

La Comisión de las Ciencias y las Artes del Ejército de Oriente está formada por 153 de los mejores científicos y artistas de Francia, entre los que figuran 21 matemáticos, 17 ingenieros, 13 naturalistas, 10 literatos, 8 dibujantes, 4 arquitectos y 3 astrónomos, además de 22 impresores provistos de prensas y caracteres latinos, griegos o árabes. Ignoran su destino, y solo se les han dicho cosas como que donde “conquistarían gloria y saber”.

En la costa mediterránea de Francia se fueron reuniendo discretamente una gran flota, repartida entre varios puertos para no llamar la atención. Estaba compuesta de 455 barcos escoltados solamente por 4 fragatas y 13 buques de línea (1×120, 3×80 y 9×64) en los que servían unos 16.000 hombres, 2×34 y 8 fragatas venecianas, al mando del vicealmirante François-Paul Brueys D’Aigalliers. Solo pocos días antes de la fecha de partida, los buques se congregarían en los puertos de Tolón, Génova, Civita Vechia y Ajaccio (Córcega).

Napoleón llegó a Tolón el 9 de mayo para supervisar la última fase de la operación.

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Campaña de Napoleón en Egipto. Embarque de las fuerzas francesas en Tolón en 1788. A la izquierda Bonaparte y sus oficiales inspeccionando el embarque. Autor Pierre Martinet.

A las 06:00 horas del 19 de mayo, la flota francesa abandona la dársena de Tolón con rumbo a Malta, su primer objetivo. Las condiciones de vida abordo de los barcos eran incómodas para militares o civiles debido al hacinamiento y la escasez de víveres. Napoleón viajó en el Orient (120), el buque insignia de la escuadra y unos de los buques más potentes del momento.

Los periódicos franceses especularon con el misterioso destino de la flota, publicando que se dirigía a Irlanda para atacar Gran Bretaña desde allí, bulo quizás propagado por Bonaparte; lo cierto es que estos rumores desconcertaron a los espías británicos, que especulaban con Portugal o Nápoles como otros posibles destinos de la expedición francesa.

El 7 junio 1798, Nelson zarpó de San Vicente con su flota, en persecución de la armada francesa.

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Campaña de Napoleón en Egipto 1788-89. Itinerario seguido por Napoleón.

Ocupación francesa de Malta

El 9 de junio, la flota francesa que transporta al ejército de Oriente de Napoleón recaló en la franja costera septentrional de la isla mediterránea de Malta, gobernada por Hompesch, gran maestre de la Orden de los Caballeros de San Juan, que tenía sus cuarteles generales en la ciudad amurallada de La Valeta.

Desde el buque insignia de la escuadra francesa, el Orient (120), Bonaparte pidió permiso a las autoridades de La Valeta para amarrar sus buques en el puerto y repostar agua. El Gran Maestre convoca un consejo de guerra y llamó a todos los caballeros a las armas, que acudieron rápidamente a guarnecer las murallas de la capital.

Tras arduas deliberaciones, Hompesch consintió que los franceses acercasen su flota al puerto en grupos no mayores de 4 barcos a la vez; es cierto que unos 200 caballeros eran franceses y no desean luchar contra compatriotas. Napoleón embarcó en un pequeño bote y dedicó el resto de la jornada a visitar el litoral y las fortificaciones exteriores. Se dio cuenta de que los cañones eran viejos y de hierro.

Las fuerzas de Malta eran 2 BIs de 500 hombres; 200 guardias del Gran Maestro, 250 hombres de galeras; 250 efectivos de los buques; 200 artilleros o guardias de batería; en total 1.900 efectivos regulares. Esta cifra se elevaba a 2.900 hombres, agregando 800 cazadores, 200 mineros y zapadores (reclutados cuando fuera necesario de las canteras de Malta); y una fuerza de las milicias que se estimaba en 10.000 hombres. Según Bonaparte “la isla está bien dotada… había en la plaza 1.200 piezas de artillería, 40.000 rifles, un millón de libras de pólvora… Las reservas de trigo eran muy considerables; había para alimentar a la ciudad (La Valletta) durante tres años”.

El 10 de junio los infantes franceses realizaron varios desembarcos. El desembarco en la bahía de San Pablo en el norte de Malta fue ejecutado por tropas al mando de Louis Baraguey d’Hilliers. Los malteses ofrecieron cierta resistencia, pero rápidamente se vieron obligados a rendirse. Los franceses lograron capturar todas las fortificaciones que dominaban la bahía de San Pablo y la cercana Mellieħa sin ninguna víctima. Las bajas de los defensores consistieron en la muerte de un caballero y un soldado maltés, y alrededor de 150 caballeros y malteses fueron capturados.

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Desembarco de Napoleón en Malta el 10 de junio 1798. Napoleón permaneció en el buque Orient hasta después de la rendición, desembarcando en La Valeta el 13 de junio y permaneció en la isla durante seis días. No participó en los desembarcos como muestra la imagen

La fuerza francesa que desembarcó en la isla de Gozo estaba mandada Jean Reynier. Gozo estaba defendido por un total de 2.300 hombres, que consistía en una compañía de 300 regulares, un regimiento de 1.200 guardacostas y 800 milicianos. El desembarco comenzó alrededor de las 13:00 horas en la zona de Redum Kebir en las cercanías de Nadur, entre la batería derecha de Ramla y la torre Sopu. Los defensores abrieron fuego contra los franceses, y fueron ayudados por la artillería de las baterías en Ramla y la torre Sopu.

Los franceses lograron avanzar a un terreno más alto a pesar del fuego. Las baterías en Ramla fueron tomadas, y los franceses lograron desembarcar al resto de sus tropas. Las bajas entre la fuerza invasora fue un sargento mayor muerto por disparos durante el desembarco. Los defensores se refugiaron en la Ciudadela, que se rindió al anochecer. Los franceses capturaron unas 116 piezas de artillería.

Una fuerza mandada por Louis Desaix desembarcó en Marsaxlokk, una gran bahía en el sur de Malta, los franceses lograron capturar el fuerte Rohan después de cierta resistencia. Después de la captura de la fortaleza, los defensores abandonaron las otras fortificaciones costeras en la bahía, y los franceses desembarcaron la mayor parte de sus fuerzas sin oposición.

Las fuerzas dirigidas por Claude-Henri Belgrand de Vaubois desembarcaron en San Julián y sus alrededores. Una galera, 2 galeazas y una chalupa de la armada de la Orden zarparon del Gran Puerto en un intento por evitar el desembarco, pero su esfuerzo fue inútil. 3 BIs desembarcaron, y fueron recibidos por algunas Cías del RI de Malta que ofrecieron resistencia simbólica antes de retirarse a La Valeta. Las fuerzas francesas rodearon la ciudad, uniéndose a las tropas de Desaix que habían desembarcado con éxito en Marsaxlokk. Los defensores hospitalarios intentaron un contraataque rechazando a los franceses, que comenzaron a retirarse. Los hospitalarios y los malteses avanzaron, pero fueron emboscados por un BI de línea y fueron rechazados en caos. Luego, los franceses comenzaron un avance general, y los defensores se retiraron a la ciudad fortificada.

Con Valeta rodeada, Vaubois condujo a algunas de las tropas a la antigua ciudad de Mdina, donde la milicia restante se había retirado después de los desembarcos. Bonaparte ofreció al gran maestre un armisticio de un día para rendir la capital. La fama del ejército Francés y su Revolución había alcanzado la isla, y eran muchos los malteses que no deseaban combatir.

En un consejo de la ciudad en el Palacio del Obispo, se decidió que la resistencia era inútil y acordaron capitular si se respetaba la religión, la libertad y la propiedad del pueblo. Alrededor de las 12:00 horas, los términos habían sido acordados por los representantes y Napoleón en el buque Orient, y la ciudad capituló ante Vaubois. Malta pasaría a ser parte de la república de Francia, el gran maestre recibiría una compensación de 300.000 francos, aunque debería ceder los puestos de poder a los caballeros de origen francés. Las propiedades de los miembros de la Iglesia católica y la Orden serían respetadas.

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Napoleón aceptando la rendición de Malta el 12 de junio de 1798 en el buque Orient. Autor Pat Nicolle.

Napoleón desembarcó en La Valeta el 13 de junio, y permaneció en la isla durante seis días, pasó la primera noche en la Banca Giuratale y luego se quedó en el Palazzo Parisio.

Así terminaron los 268 años de gobierno de la Orden de San Juan en Malta. Napoleón reconoció que no habría tomado la capital sin ayuda del interior, debido a su magnífica fortificación, y se instaló en el Palazzo Parisio, nombrando al general Varbois gobernador de la plaza, cuyo primer cometido era organizar una comisión para administrarla.

Unos días después de la capitulación, el gran maestre y muchos caballeros abandonaron la isla, llevándose consigo algunas posesiones, incluidas algunas reliquias e iconos. La Orden recibió refugio de Pablo I de Rusia, quien finalmente fue proclamado gran maestre por algunos caballeros. La Orden se convirtió gradualmente en la Soberana Orden Militar de Malta, que todavía existe actualmente con su sede en Roma y tiene soberanía, pero no territorio.

Bonaparte pidió la elaboración de un inventario en el que figuren los bienes y patrimonios del tesoro de la Orden de San Juan, su palacio y las iglesias, y ordenó que todo aquello que no figurase en la lista o que, en palabras del general, «resulte imprescindible para el culto» fuera requisado y embarcado en el Orient y el Seriuse.

Las joyas, objetos valiosos y las monedas del tesoro de la Orden y las iglesias fueron saqueadas; la plata fue fundida en barras y embarcada. Unos días después Napoleón ya tenía una fortuna que se eleva a un cuarto de millón de libras. Posteriormente la Orden sería expropiada de sus tierras y rentas.

El registro de las riquezas saqueadas en Malta después de la conquista de la isla por las tropas francesas: Tesoro de la iglesia de San Juan 420.438 Ecus de Malta (59.953 en diamantes, 97.470 en oro, y 263.025 en dinero). Tesoro de la iglesia de San Antonio, dependiente de la Orden de San Juan 8.663 Ecus de Malta (703 en diamantes, 550 en oro, y 2.410 en dinero). En el palacio del gran maestre 52.976 Ecus de Malta (2.334 en oro y 50.642 en dinero). En el banco de la Isla de Gozo 7.578 Ecus de Malta.

Malta supuso para Francia un eslabón crucial de su cadena de islas junto a las de Sainte-Pierre y Corfú, que permitirán a su armada cerrar el Mediterráneo a la Royal Navy y abastecer sus futuras conquistas. Sin embargo, en Francia no sentará bien en un principio, pues no todo el gobierno estaba al tanto de que Malta fuese un objetivo. Napoleón tendrá que justificar su ocupación a Talleyrand, ministro de Asuntos Exteriores francés.

Bonaparte dejó en Malta una guarnición de 4.000 soldados, aunque recluta 600 habitantes con los que forma la Legión Maltesa, que se embarcaría con el ejército de Oriente.

En tres meses, los malteses se levantaron contra los ocupantes y tomaron el control de la mayoría de las islas con ayuda británica, napolitana y portuguesa. La guarnición francesa en La Valeta y La Cottonera resistió el bloqueo resultante durante dos años, antes de que Vaubois se rindiera a los británicos en 1.800, convirtiendo a Malta en un protectorado e iniciando 164 años de dominio británico.

El 18 de junio, Napoleón abandonó la isla. Pronto el almirantazgo británico se enteró donde se encontraba la flota francesa y envió tras ella a las escuadras de Nelson y del almirante Jervis, que estaba en el puerto de Gibraltar dispuesta a cerrar el paso del Estrecho.

Desembarco en Alejandría

El 22 de junio, una goleta procedente de Ragusa informó a Nelson de la partida desde Malta hacia el este de los franceses el 16 de junio. Tras consultar con sus capitanes, el almirante concluyó que el objetivo francés debía de ser Egipto y puso rumbo allí para comenzar la persecución. Nelson insistió en tomar una ruta directa a Alejandría sin desvíos porque creía que los franceses le llevaban una ventaja de cinco días, cuando esta era en realidad de tan solo dos.

En la noche del 22 de junio, la flota de Nelson adelantó a la francesa en la oscuridad, sin darse cuenta de lo cerca que estaba de su objetivo, en parte también a causa de la niebla. Gracias a haber tomado la ruta directa, Nelson arribó a Alejandría el 28 de junio y descubrió que los franceses no estaban allí. Tras una reunión con el comandante otomano Sayyid Muhammad Kurayyim, Nelson ordenó que la flota británica pusiese rumbo hacia el norte el 30 de junio. Esta llegó a la costa de Anatolia el 4 de julio y luego viró al oeste hacia Sicilia. El 28 de junio, Napoleón reveló a sus hombres que Egipto era el destino de su campaña.

El 31 julio, el ejército francés de Oriente llegó a Egipto. Preocupado por la cercanía de Nelson, Bonaparte ordenó una invasión inmediata; las tropas desembarcaron mediante una operación anfibia en la bahía de Marabut, cuya planificación había sido bastante deficiente y como resultado al menos 20 soldados se ahogaron.

El ejército francés de Oriente una vez desembarcado, marchó desde Marabout durante cinco horas hasta llegar a la ciudad portuaria de Alejandría. La retaguardia de la columna fue asaltada por una partida de mamelucos, capturando a varios soldados y cantineras, para someterles después a todo tipo de vejaciones: los varones son violados y las mujeres golpeadas.

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Desembarco de las fuerzas de Napoleón en la bahía Marabaut el 1 de julio de 1798. Autora Christa Hook.
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Napoleón observando el desembarco francés en la bahía Marabaut el 1 de julio de 1798.
Autor Edouard Pingret.

Ante Alejandría, el general francés Menou organizó el asalto al fuerte triangular y las afueras, mientras las divisiones de Kléber y Bon entraron en la ciudad por las puertas de Pompeyo y Rosetta. La resistencia fue escasa y a primeras horas de la tarde los combates habían terminado. El general Menou recibió siete heridas al cruzar las murallas. Bonaparte ofreció una rendición pactada y liberó a 700 esclavos árabes procedentes de Malta.

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Campaña de napoleón en Egipto. Conquista de Alejandría (2 de julio de 1798). Napoleón a caballo observando la conquista de la ciudad.
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Campaña de Napoleón en Egipto. Conquista de Alejandría (2 de julio de 1798). Napoleón a pie observando la conquista de la ciudad.

Durante el resto del día, las tropas de Napoleón repartieron entre los habitantes copias impresas de los panfletos propagandísticos revolucionarios que él mismo ha elaborado; en los que se decía que la llegada de los franceses obedecía a la voluntad de Alá, que les envía para liberarlos del dominio de los mamelucos, una casta militar minoritaria que sometía a los fellhains, los campesinos árabes de Egipto, desde hacía siglos.

Bonaparte observará complacido como los egipcios acogieron los ideales revolucionarios, esperando que tolerasen a los franceses e incluso les ayuden a luchar contra los mamelucos.

Después Bonaparte condujo al grueso de su ejército hacia el interior. Le encomendó a su comandante naval, el vicealmirante Brueys, la tarea de anclar en el puerto de Alejandría, pero los sondeos indicaron que el canal del puerto era demasiado estrecho y de poca profundidad para los barcos más grandes de la flota. Consecuentemente, los franceses seleccionaron un fondeadero alternativo en la bahía de Abukir, 32 km al noreste de Alejandría.

El ejército egipcio

El ejército egipcio estaba compuesto por las fuerzas de los mamelucos que contaban de 9.000 a 10.000 jinetes y unos 20.000 auxiliares de infantería, y las fuerzas del gobernador otomano compuestas por la caballería sipahi (cipaya) y la infantería jenízara en total unos 20.000 efectivos. Aparte estaban los beduinos árabes de las tribus del desierto que se dedicaban principalmente a acosar las columnas y los fellahins que estaban armados con herramientas de labranza. Las mejores tropas eran los mercenarios albaneses y marroquíes, que eran principalmente infantería.

Los jinetes mamelucos estaban armados con de 2 a 6 pistolas en comparación con sus homólogos europeos que solamente tenían una, como armamento secundario tenían una lanza, una cimitarra o sable curvo, y una maza. Los mamelucos adaptaron el uso de pistolas a la «furusiyya» del siglo XIV. Estos, a diferencia de los europeos, disparaban esporádicamente, los mamelucos disparaban sus armas según la situación a la que están expuestos. Durante la carga desenfrenada, los mamelucos forman una especie de masa totalmente desordenada como en los días cuando se enfrentaron a los cruzados. Esta masa debería permitir romper las formaciones enemigas para masacrar a los fugitivos. Sin constituir una formación táctica, los jinetes mamelucos actuaban y luchaban por sí mismos, de ahí este armamento individual.

Los mamelucos preferían persistir en un estilo de lucha tradicional en lugar de adaptarse a los nuevos métodos de guerra. Murad-Bey, entonces responsable de asuntos militares, trató de adoptar una política de conversión de estilo occidental. Para hacer frente a un posible regreso de los otomanos, Murad decidió dotar al ejército mameluco de una flota fluvial, que debe evitar cualquier invasión por el Nilo. El río era el corazón económico de Egipto, y debía ser preservado de los invasores. Sin embargo, los mamelucos apenas eran marineros, tuvieron que reclutar mercenarios para manejar la flotilla que causaría mucho daño a los franceses. Murad confiaba la organización de su flota a un mercenario griego convertido al Islam, Nicolas Papas Oglou. Las tripulaciones estaban compuestas por mercenarios griegos y fieles a su líder.

Para la artillería, Murad también recurrió a griegos de Zantes, los tres hermanos Gaeta, que se habían convertido al Islam e incluso se convirtieron en mamelucos. Organizaron una fundición de cañones cerca del palacio de Murad, y consiguieron proporcionar a Murad con una artillería ligera. Sin embargo, esta artillería era muy pobre comparada con la europea. Los cañones fueron montados en afustes marinos, que estaban hechos para disparar a objetivos grandes y difíciles de perder, como un barco.

Los cañones de campaña mamelucos también eran de muy mala calidad porque están hechos de hierro. Por lo tanto, el alcance era menor y con disparos intensivos y prolongados, el hierro tendía a fundirse mucho más rápido. Los cañones estaban hechos a mano y eran difíciles de maniobrar.

Aunque los mamelucos están emprendiendo algunas reformas, no podían establecer una táctica que combinase todos los cuerpos, es decir, caballería, artillería, infantería y la flotilla de río. Esta falta de combinación sería fatal para ellos. Cada cuerpo operaba independientemente en las batallas. En su patrón de pensamiento, la caballería seguía siendo el elemento clave para derrotar al enemigo. En Europa, la caballería ya no era el elemento principal de ruptura. Desde Agincourt, la infantería tendía cada vez más a dominar el campo de batalla, Napoleón olvidaría esto en Waterloo.

Batalla Shubra Khit (13 de julio de 1798)

Tras desembarcar en Marabout, sorprendiendo por completo a los mamelucos y dejar una guarnición en Alejandría, 25.000 soldados y 35 cañones ligeros del ejército francés de Oriente al mando de Napoleón iniciaron una marcha hacia el sur por la ribera occidental del Nilo, para llegar a El Cairo, la capital del gobierno mameluco. Las divisiones de Degua y Murat avanzaron por Abukir, Roseta y siguieron por el Nilo hasta Rahmaniya, donde se unirían al ejército principal.

Pero los franceses no se habían preparado para soportar los rigores climáticos del país. Sus uniformes europeos les daban un calor asfixiante, acentuado por el peso del equipo. Su dieta era fundamentalmente de galletas secas, por lo que pronto empezaron a pasar sed.

Los árabes envenenaron los pozos y los franceses enfermaron poco después de disentería y cólera entre otros males, para acabar muchos de ellos cuestionándose por qué Bonaparte les castigaba conduciéndoles a ese infierno; algunos acabaron suicidándose por desesperación. El día 9 de julio muchos soldados pensaban rebelarse y Napoleón logró imponer la disciplina advirtiendo que los desertores serían fusilados; el general Mireur fue hallado muerto.

Los beys o gobernadores mamelucos reaccionan llamando a sus campesinos fellahines a las armas. El bey Ibrahim concentró en torno a El Cairo unos 40.000 guerreros, pero en su mayoría a pie y armados a la turca, con sables, hachas o lanzas pero muy pocos con mosquetes, y lo que es peor, carecían de formación militar.

El 3 de julio, poco después de desembarcar los franceses, el bey Murad movilizó una fuerza de caballería, que a pesar de lucir un exuberante aspecto con coloridas vestimentas y enjoyadas armas, estaban equipados de forma similar a la infantería, aunque cada mameluco solía portar 2 pares pistolas.

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Batalla de Shubra Khit (13 de julio de 1798). Movimiento de fuerzas.

Una flotilla al mando del capitán Perree formada por el jabeque Le Cerf, 3 cañoneras y 1 galera, navegaba por el Nilo en paralelo al ejército, y el día 13 de junio, fue atacada por una flotilla egipcia de 7 djermes (bajeles egipcios de 2 o 3 mástiles) tripuladas por marineros griegos, atacaron a los franceses. En poco tiempo, las 2 cañoneras y la galera tuvieron que ser abandonados por los franceses al ser abordados en inferioridad, dejando solamente el jabeque y la tercera cañonera, los cuales fueron cargados de civiles y soldados que habían abandonado las otras naves.

Estos fueron atacados de la flotilla de los mamelucos, junto con pequeñas armas de fuego y cañones turcos desde la orilla. Sin embargo, el jabeque Le Cerf consiguió un certero disparo en el buque insignia de los mamelucos, que se incendió y explotó. Para entonces las fuerzas terrestres de los mamelucos estaban a punto de cargar de nuevo, pero la explosión hundió parte de la flotilla, dejando las fuerzas en tierra.

En tierra, tras oír los primeros disparos de la batalla naval mandó a sus tropas a atacar el pueblo (división de Bon), guarnecido por unos pocos cañones y 4.000 fellahines, encontrándose de frente con el enemigo que avanza desde el sur. Bonaparte tenía cerca de 20.000 hombres divididos en 5 divisiones. Las divisiones de Desaix y Bon se colocaron de frente al enemigo mientras que las divisiones de Reynier, Dugua y Vial se dispusieron en escalón hasta el río. Mourad-Bey tenía entre 3.000 y 4.000 jinetes, apoyados por 20 cañones y 2.000 jenízaros a pie.

Para rechazar la caballería mameluca, que en gran medida superaba en número a la caballería francesa, los franceses formaron sus divisiones en cuadros de infantería de 6 a 10 filas de profundidad con un pequeño grupo de caballería y equipajes en el centro, con la artillería en las esquinas. Alrededor de las tres primeras horas, los mamelucos cabalgaron en círculo alrededor de los cuadros, buscando un hueco para iniciar sus ataques. Luego, cuando las flotillas francesa y egipcia terminaron su batalla y se alejaron, los mamelucos atacaron.

Estos fueron detenidos de inmediato por el fuego de la artillería e infantería francesas. Los mamelucos se reagruparon y atacaron a un cuadro diferente, pero fueron detenidos de nuevo por la artillería y la infantería francesa, pero siempre lejos del alcance de los fusiles. Como resultado el RD-14 fue incapaz de atraparlos en su persecución, y en su mayor parte de la caballería permaneció dentro de los cuadros. Después de una hora de defensa, Napoleón ordenó a sus tropas atacar la aldea para aliviar la flotilla naval, empujando los mamelucos que finalmente fueron obligados a retirarse. Los mamelucos dejaron cerca de 1.000 muertos y heridos, mientras que los franceses tuvieron 20 heridos y 9 muertos.

Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798)

El día 15 de julio dejaron la aldea de Shubra Khit y cinco días más tarde, habían llegado a Omm el Dinar, en la punta del Delta, donde el Nilo se divide en dos ramas. El día 21, con los primeros rayos del sol, el ejército deja Omm el Dinar a las 02:00 horas tras levantar el campamento, y 12 horas después, a las 14:00 horas, llegaron a la aldea de Embabeh, a la altura de El Cairo.

El 21 julio, los beys Murad e Ibrahim salieron al paso de los franceses cerca de las pirámides de Giza (Guiza) desplegando a 6.000 de sus buenos jinetes y 8.000 infantes inexpertos en la ribera occidental del Nilo; emplazaron otros 7.000 fellahins y 40 piezas de artillería en la aldea fortificada de Embabeh, mientras en la otra orilla aguardaban 18.000 fellahins a pie al mando de Ibrahim-Bey.

Murad había cometido un gran error al colocar a sus tropas en la orilla izquierda del Nilo, ahorrando a los franceses el tener que cruzar el río bajo fuego para atacarlo. Ibrahim-Bey tendría que cruzar el río Nilo para ayudar si algo salía mal para Murad-Bey. Cuando se informó al general Bonaparte sobre la posición de los enemigos y la ventaja que los dos beys le habían dado, decidió entablar una batalla decisiva.

Alrededor de las 14:00 horas, Bonaparte vio por primera vez el pueblo de Embabeh, a unos 13 km de distancia de Giza y sus pirámides. Después de dar a sus tropas solo una hora para descansar, Bonaparte estaba listo para la batalla a las 15:00 horas.

Para arengar a sus desmoralizadas tropas, Napoleón les recuerda que pasarán a la historia: – “¡Soldados…! ¡Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan…!”

Después de 12 horas de marcha bajo el ardiente sol egipcio, los soldados franceses cansados, hambrientos y sedientos vieron al ejército de los mamelucos en las posiciones que Bonaparte quería que estuvieran, y las grandes pirámides de Giza delante de él.

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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Despliegue de fuerzas

Napoleón, sabiendo que las tácticas mamelucas se fundamentan únicamente en masivas cargas frontales de su brutal fuerza de caballería, ordenó a sus 5 divisiones de infantería desplegar en cuadro, defendiendo cada lado una MBRI en 6 filas de fondo, en las primeras hileras los soldados llevan las bayonetas caladas. En el interior de cada cuadro se situaron los carruajes de impedimenta y la caballería, la artillería en las esquinas de los cuadros.

Los cuadros franceses forman una línea oblicua en sentido noreste-suroeste, con la división de Bon en el ala izquierda, al noreste cerca del Nilo, las DIs de Vial, Dugua y Reynier en el centro, y la DI de Desaix, en el ala derecha, al suroeste más adelantada. Napoleón con su personal se situó con su personal en la DI central de Dugua, lo que le daba la mayor protección contra cualquier ataque de flanco y al mismo tiempo le permitía ver las dos divisiones a cada lado.

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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Cuadro francés: (1) cuadro formado por una división con una media-brigada en cada lado; (2) cada lado tiene 125 hombres por 6 a 8 de fondo; (3) en cada esquina había 2 cañones protegidos por 2 pelotones; (4) caballería dentro del cuadro; (5) vehículos y ganados de artillería; (6) los carromatos de bagajes con personal y ganado; (7) el jefe de división y su personal. Autor Peter Dennis

Las divisiones francesas avanzaron hacia el sur en escalón, con el flanco derecho más adelantado y el flanco izquierdo más retrasado protegido por el Nilo. Las tropas francesas tenían apoyo adicional de una flotilla de 15 barcos fluviales, tripulados por 600 marineros bajo el mando del capitán Jean-Baptiste Perrée.

La división de Desaix se acercó al pueblo de Biktil, y Desaix envió un pequeño destacamento de caballería y granaderos al pueblo, se subieron a los tejados planos de las casas y comenzaron a disparar contra los mamelucos, mientras la división de Bon se dirigió el pueblo de Embabeh, que estaba fortificado y sostenido con infantería y algunos cañones antiguos.

A las 15:30 horas, la impresionante caballería mameluca al mando del Murad-Bey cargó con valentía contra los cuadros franceses de Reynier y Desaix. Se vieron obligados a dividirse en tres columnas para pasar entre ambos cuadros, cogiendo las riendas con los dientes mientras les disparaban sus pistolas, pero las descargas cerradas de fusilería de los defensores desbandaron el asalto antes de que puedan acercarse y usar sus cimitarras. Los jinetes se volvieron para reagrupar, pero comenzaron a recibir el fuego de los cañones del cuadro de Dugua, teniendo que alejarse para iniciar otro ataque, repitiéndose la escena varias veces.

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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Vista de la batalla. Autor Louis-François Lejeune.
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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Vista de la batalla detalle izquierdo, los egipcios huyendo. Autor Louis-François Lejeune.
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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Vista de la batalla detalle derecho, los franceses avanzando en cuadros. Autor Louis-François Lejeune.

Lo más importante para los franceses era mantener sus sólidas formaciones en cuadro. Si el cuadro se rompía por uno de los lados, las cosas serían muy difíciles para ellos y el combate cuerpo a cuerpo favorecería a los mamelucos. Los franceses mantuvieron el fuego hasta que los mamelucos gritando se acercaron a una distancia de unos pocos metros, para que no se desperdiciara un solo cartucho.

Hombres y caballos muertos y heridos comenzaron a amontonarse alrededor de los cuadros franceses, pero los mamelucos continuaron atacando durante aproximadamente una hora a pesar de sus grandes pérdidas. Aunque las cargas de caballería de los mamelucos fueron muy infructuosas contra los cuadros de las divisiones de Bonaparte, repitieron la táctica una y otra vez, como si la determinación pudiera vencer la potencia de fuego francesa.

A veces, durante el furioso ataque, algunos mamelucos lograron penetrar en el cuadro, solamente para terminar abatidos por las bayonetas y culatas de fusil. El mameluco griego, Huseín, cargó contra un cuadro, consiguiendo llegar al interior, recibiendo varias heridas, pero sobrevivió y se uniría al ejército francés más tarde. Sin embargo, esta valentía suicida de los mamelucos no podía ayudarlos contra el fuego continuo de las experimentadas tropas europeas.

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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Carga de los mamelucos. Autor Paul Dominique Philippoteaux.

Mientras los mamelucos continuaban cargando y retrocediendo, tuvo lugar un curioso encuentro. Un mameluco de barba blanca montaba su caballo burlonamente realizando desafíos frente al cuadro de Bon, en el extremo izquierdo francés. El teniente Nicholas Desvernois salió del cuadro para aceptar el desafío.

Como dos caballeros medievales en un campo de honor, se enfrentaron y cerraron la distancia. El primer disparo de pistola de Desvernois desmontó al mameluco. Arrastrándose sobre sus manos y rodillas, con su barba arrastrándose por el suelo, el mameluco usó su cimitarra para cortar las patas del caballo del teniente. La batalla continuó en el suelo hasta que el sable de Desvernois golpeó la cabeza del mameluco y lo incapacitó.

Los soldados salieron corriendo del cuadro para acabar con el mameluco con las culatas de sus rifles. Desvernois fue ricamente recompensado. Las numerosas piezas de oro cosidas en la ropa de su enemigo y una magnífica espada, con incrustaciones de oro en el mango y la vaina del cuerno de rinoceronte, se convirtieron en propiedad del vencedor.

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Batalla de las Pirámides (21 de julio de 1798). Duelo entre un mameluco y un teniente francés. Autor Francois André Vincent.

Al poco tiempo, los cadáveres de cientos de mamelucos y sus monturas rodean los cuadros franceses, sin que estos apenas sufran daños aparte de algún lanzazo o pistoletazo.

Un poco después Bonaparte ordenó a la división de Vial apoyar a la división de Bon en su ataque a Embabeh. Bajo el fuego de cobertura provisto por su flotilla fluvial. Los franceses fueron atacados por cañones escondidos en el pueblo. Pero los cañones, que estaban montados en afustes fijos que les impedían moverse el campo de batalla, resultaron ineficaces para detener el ataque. Bon formó varias columnas que asaltaron la población y la tomaron, empujando a los jinetes hacia al Nilo y aislándoles de su infantería fellahin. Unos 1.000 mamelucos murieron ahogados, y otros 600 son muertos a tiros cuando intentan alcanzar la orilla oriental.

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Batalla de las Piramides (21 de julio de 1798). Asalto al pueblo fortificado de Embabeh. Autor Peter Dennis.

Tras una hora más de combates, los mamelucos comprendieron que su forma de luchar era inferior a la de los franceses, con armamento y tácticas más modernas; por lo que continuar la batalla con tan gran desventaja, solamente aumentaría su masacre, optando por retirarse.

Unos 3.000 jinetes y 2.000 guerreros mamelucos resultan muertos o heridos, mientras que el Ejército de Oriente tiene a 29 soldados muertos y unos 260 heridos. El ejército de los beys se retiró dividido: Murad huyó al sur e Ibrahim al Sinaí, el Bajo Egipto quedaba indefenso.

La misma tarde del día 21 de julio, el grueso del ejército francés se desplazó hacia Giza, llegando con las últimas luces del atardecer. Durante la noche, a la vista de las pirámides, los soldados bebieron, cantaron y bailaron en celebración de la victoria; mientras en El Cairo sus habitantes esperaban temerosos lo que les iba a deparar el destino. Los que tenían riqueza suficiente, compraban un burro o un famélico camello, cargaban en él sus riquezas y posesiones y trataban de escapar de la ciudad; solo para caer en manos de bandas de beduinos y desertores, que les robaban todo lo que poseían, violaban a las mujeres y en muchos casos asesinaban a los hombres.

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Bonaparte delante de la Esfinge después de la batalla de las Pirámides, la nariz de la Esfinge algunas fuentes dicen que destruida por un disparo de cañón francés, pero dibujos anteriores ingleses ya habían pintado la esfinge sin nariz. Autor Jean-Léon Gérôme.

Bonaparte había llegado a Giza con su escolta, y había pasado la noche en una de las mansiones de Murad-Bey. Cuando se levantó a la mañana siguiente, pudo divisar desde su ventana las murallas de El Cairo, sin duda la más populosa ciudad de Egipto, con más de un cuarto de millón de habitantes (similar a Viena o Moscú), de los que unos 50.000 pertenecían al funcionariado de la administración otomana. Estos eran considerados muy peligrosos por los religiosos islámicos más ortodoxos, que veían en ellos a una nueva clase social que parecía tener menos respeto por las tradiciones islámicas del que era debido.

Los imanes de El Cairo decidirán entregar la capital sin luchar, Napoleón entró en El Cairo el 24 de julio, y tomó como residencia el palacio de Muhammad Alfi-Bey, un ostentoso edificio con unos magníficos jardines cuyos estanques y piscinas comunicaban directamente con el río Nilo.

Napoleón permitió que sus soldados visitasen las pirámides y disfrutasen de una gran libertad para mezclarse con la población.

Bonaparte no quería perder el tiempo, y para el 27 de julio el nuevo sistema administrativo probado en Alejandría fue introducido en El Cairo; un diwan (consejo) dirigía cada provincia, apoyados por un agha (jefe de policía), todos ellos bajo la supervisión de un superintendente, un alto oficial francés, encargado además de la recogida de impuestos a los comerciantes y de tasas al transporte de mercancías.

Medidas de higiene que los franceses consideraban absolutamente imprescindibles para la salud pública (limpieza de las calles, iluminación de las casas por las noches, clausura de cementerios situados en el centro de el Cairo, etc.) fueron rechazadas de plano por los egipcios, que veían dichas medidas como una provocación.

La conversión de la mezquita del Cheraibi en una taberna, y el nuevo status igualitario dado por los franceses a los coptos (cristianos egipcios, considerados por los musulmanes como inferiores) iba a llevar a un enfrentamiento inevitable cuando los franceses transgredieran cualquier ley religiosa islámica. La reacción sería sin duda violenta.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2020-10-26. Última modificacion 2022-10-09.
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Comentarios:

  1. Ionut S. Judea dijo el 2020/11/04 a las 6:31 am

    Me encanta este trabajo que estáis haciendo, llevo ya 3 años leyendo vuestra página y se nota el arduo esfuerzo puesto en todo esto. Seguid así por favor y traednos historias bélicas hasta la segunda guerra mundial?

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