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Batalla de Zvenigorod (12 de septiembre de 1812)
El destacamento de Ferdinand Wintzingerode había sido separado del ejército principal por orden de Barclay de Tolly y estaba compuesto por el RD de Kazan y 3 RCs de cosacos del Don. Su tarea era actuar sobre las comunicaciones del enemigo, evitar que los franceses se abastecieran en las aldeas con alimentos y piensos para caballos, y también recopilar información operativa para el ejército principal.
El destacamento Wintzingerode, no estuvo presente en el campo de batalla de Borodino. La noticia de la retirada del ejército a Moscú se dio a conocer al destacamento volante el 8 de septiembre, cuando se encontraba a medio camino entre Mozhaisk y Volokolamsk. Habiendo recibido la noticia, Wintzingerode y Volkonsky viajaron juntos en el mensajero a Mozhaisk, donde recibieron más instrucciones de Kutúzov. Ordenó tomar Zvenigorod lo antes posible y allí tratar de evitar el movimiento envolvente de las tropas francesas hacia Moscú. Al regresar a su destacamento junto con Volkonsky, Wintzingerode condujo a sus tropas a través de la ciudad de Ruza (donde se unió con refuerzos) a Zvenigorod.
Por su parte, el jefe del EM del ejército francés, el mariscal Berthier, el 9 de septiembre ordenó a Eugenio Beauharnais y su CE-IV para ocupar Zvenigorod con el fin de recoger provisiones y ganado, y reconocer la situación operativa.
Ya de camino a Ruza, Winzingerode se enteró de que la ciudad estaba ocupada por el CE-IV de Beauharnais. Se vio obligado, sin entrar en la ciudad, a conducir el destacamento toda la noche por una carretera lateral para llegar a tiempo a Zvenigorod antes que los franceses. Se enviaron 3 RCs de cosacos más, un RIL jäger y dos cañones a caballo para reforzar el destacamento. El número total del destacamento, por lo tanto, alcanzó alrededor de 2.500 a 3.000 personas.
Al acercarse a Zvenigorod, Wintzingerode dividió su destacamento en tres partes, dejó una bajo su mando y confió las otras dos a Benckendorff y al coronel cosaco Ilovaisky. Los destacamentos de Ilovaisky y Benkendorf vencieron a un grupo de franceses (DCL-/VI, que marchaba por delante del CE-IV italiano), pero fueron rechazados por el fuego de la artillería francesa; e incluso tuvieron problemas al cruzar el río Storozhka, por lo que Benkendorf tuvo que apresurar parte de los cosacos para que cubrieran al resto con fuego de fusil.
Mientras tanto, el propio Wintzingerode preparó una emboscada cosaca en un barranco cerca de los muros del monasterio Savvino-Storozhevsky. Cuando las tropas francesas se acercaron, los cosacos les emboscaron y derrotaron a la vanguardia francesa.
Después de eso, una escaramuza duró varias horas, en las que las tropas rusas estaban en una posición conveniente preseleccionada y retrasaron el avance francés. A medida que la superioridad numérica de los franceses se hizo evidente gradualmente, Winzingerode retiró lentamente y en orden sus tropas hacia Moscú.
Consejo de Guerra en Fili (13 de septiembre de 1812)
El 13 de septiembre, los rusos retrocedieron hasta Fili y tomaron posición en el lado este de Moscú, elegida por Bennigsen, quien la elogia en sus memorias diciendo que su único defecto era que era bastante larga. Al llegar Barclay procedió a inspeccionarlo, mientras Kutúzov, que mal podía soportar el cansancio de la campaña, descansaba.
Al evaluar la situación difícil y peligrosa del ejército ruso que se extendía por Moscú, cargado con una gran cantidad de heridos y numerosos convoyes, y sin poder contener al enemigo acercándose durante mucho tiempo; se decidió celebrar un consejo de guerra en Fili, para tomar la decisión si abandonar o no la ciudad de Moscú. La ciudad era considerada la capital espiritual y cultural de Rusia y la capital religiosa del mundo ortodoxo.
Al consejo asistieron los generales Barclay de Tolly, Bennigsen, Dokhturov, Ermolov, Konovnitsyn, Raevsky, Uvarov y Kaisarov, que estaba de servicio ese día. Osterman-Tolstoy se retrasó en el camino y llegó muy tarde.
Bennigsen, quien abrió la reunión, formuló un dilema: luchar en una posición desfavorable o entregar la antigua capital al enemigo. Barclay de Tolly propuso retirarse al tramo de Vladimirsky y luego a Nizhny-Novgorod, para que en caso de que Napoleón volviera a Petersburgo, pudiera bloquear su camino.
Bennigsen dijo que la entrega de la ciudad sagrada socavaría la moral de los soldados rusos. Las pérdidas puramente materiales por la ruina de las haciendas nobles también serán grandes. Se ofreció a reagruparse y atacar al Gran Ejército sin demora. La propuesta de Bennigsen fue apoyada por Yermolov, Konovnitsyn, Uvarov y Dokhturov.
Barclay de Tolly criticó la posición cerca de Moscú y propuso la retirada. Osterman-Tolstoy, Raevski y Tol se pronunciaron por el hecho de que Rusia no está solo en Moscú. El ejército estaba agotado por la batalla de Borodinó, y no estaba listo para una nueva batalla de la misma escala, especialmente porque muchos comandantes quedaron incapacitados por las heridas. Al mismo tiempo, la retirada del ejército por las calles de Moscú causaría una dolorosa impresión en la gente del pueblo.
Finalmente, Kutúzov decidió abandonar Moscú sin presentar batalla, porque la posición defensiva no era favorable; con el fin de salvar al ejército para continuar la guerra, y al mismo tiempo acercarse a las reservas adecuadas.
Al final del consejo, Kutúzov convocó al intendente general Lanskoy y le ordenó que garantizara la entrega de alimentos a la carretera de Ryazan. El ejército ruso, que se preparaba para la batalla, recibió la orden de retirarse, lo que provocó desconcierto general y murmullos. La retirada por la ciudad se realizó de noche. La decisión de retirarse tomó por sorpresa a las autoridades de Moscú, encabezadas por el conde Rostopchin.
Después de marchas de dos días, el ejército ruso se desvió de la carretera de Riazán a Podolsk hacia la antigua carretera de Kaluga, y de allí a la nueva carretera de Kaluga. Dado que parte de los cosacos continuaron retirándose a Riazán, los espías franceses estaban desorientados y Napoleón no tuvo idea del paradero de las tropas rusas durante 9 días.
Ocupación francesa de Moscú
El 14 de septiembre de 1812 sobre las 14:00 horas, Napoleón llegó a Poklonnaya Gora una elevación a 5 km de Moscú. Allí, la vanguardia de Murat estaba desplegada en orden de batalla. Napoleón esperó durante media hora y luego, al no ver ninguna acción enemiga de Moscú, ordenó un disparo de cañón para señalar el movimiento adicional de las tropas francesas hacia Moscú. La caballería y la artillería a caballo galoparon, y la infantería los siguió. Habiendo llegado al puesto avanzado de Dorogomilovskaya en aproximadamente un cuarto de hora, Napoleón desmontó en Kamer-Kollezhsky (un terraplén rodeado con un foso) y comenzó a caminar de un lado a otro, esperando una delegación de Moscú o la entrega de las llaves de la ciudad.
Después de diez minutos de espera, un joven con un abrigo azul y un sombrero redondo se acercó a Napoleón y, después de hablar con él durante varios minutos, entró en el puesto avanzado. Según el testigo presencial F. I. Korbeletsky, este joven informó al emperador francés de que el ejército ruso y los residentes habían abandonado la ciudad.
Napoleón ordenó que las tropas francesas que se acercaban, se dividieran en dos partes antes de acercarse al puesto de avanzada de Dorogomilovskaya y envolver Moscú por la derecha y la izquierda a lo largo del eje Kamer-Kollezhsky para ingresar a la ciudad por otras puertas.
La vanguardia francesa al mando del mariscal Murat fue la primera en atravesar Moscú, tomando el Kremlin por la tarde. La fuerza de Murat estaba encabezada por caballería ligera. El RH-10 polaco (apodado «Los Húsares Dorados») fue en realidad la primera unidad del Gran Ejército multinacional de Napoleón en entrar en Moscú. Les siguieron los ulanos prusianos, los cazadores de Wurtemberg y los húsares y cazadores franceses de Pajol. Para su sorpresa, Moscú tenía casi la apariencia de una ciudad desierta. Solo había poca gente en las calles y algunos cosacos. Los cosacos salvajes reconocieron a Murat y lo rodearon con admiración.
Una hora más tarde, Napoleón montó a caballo y cabalgó hasta Moscú. Lo siguió la caballería, que no había entrado antes en Moscú. Habiendo pasado Dorogomilovskaya Yamskaya Sloboda y llegando a las orillas del río Moskova, Napoleón se detuvo. En este momento, la vanguardia cruzó el río, la infantería y la artillería comenzaron a cruzar el río a lo largo del puente y la caballería comenzó a vadear. Después de cruzar el río, el ejército comenzó a dividirse en pequeños destacamentos, tomando guardias a lo largo de la orilla del río, a lo largo de las principales calles y callejones de la ciudad.
Las calles de la ciudad estaban desiertas. Delante de Napoleón cabalgaban dos escuadrones de guardias a caballo. El séquito de Napoleón era muy numeroso. En la calle de Arbat, Napoleón visitó al dueño de una farmacia con su familia y un general francés herido que se alojaba con ellos.
Habiendo llegado a la Puerta Borovitsky del Kremlin, Napoleón, mirando los muros del Kremlin, dijo con desdén: “¡Voilà de fières murailles!
A principios de 1812, según la policía, había 270.184 habitantes en Moscú. Durante la ocupación, según su informe, solo permanecieron en la capital unos 6.200 civiles, es decir, el 2,3 % de la población de la ciudad antes de la guerra. Además, de unos 10.000 soldados rusos heridos y enfermos también permanecieron en la ciudad.
Durante la ocupación, los casos de saqueo por parte del ejército francés y la población local se hicieron más frecuentes, primero causados por el afán de lucro (en particular, sirvientes y siervos robaban las casas del amo), luego por el afán de sobrevivir en condiciones de hambre. También hubo asesinatos de civiles por parte de los militares. Prácticamente, no hubo violaciones, ya que los moscovitas que se quedaron en la ciudad, pasando hambre, falta de vivienda y un ambiente de violencia, en su mayoría se pusieron en contacto con los militares de forma voluntaria. En realidad, los franceses a menudo eran considerados por la población local como la parte menos propensa a la embriaguez y el robo del ejército napoleónico, a diferencia de los representantes de otros grupos étnicos. Según varios moscovitas, el comandante francés trató de hacer frente a las violaciones de la disciplina del ejército, aunque no lo logró.
Las preocupaciones del Emperador en cuanto a los suministros se habían aliviado en cierta medida por las cantidades de alimentos y municiones capturadas. El mismo dice en una carta a Lariboissière, el Jefe de Artillería, que ha tomado 300.000 libras de pólvora, e igual cantidad de azufre y salitre, además de una inmensa cantidad de balas de cañón y 2.000.000 de cartuchos. Difícilmente puede imaginarse que, por muy arraigado que estuviera en él el hábito de mentir, deliberadamente engañaría al hombre a quien, sobre todo, era necesario proporcionar la información correcta. Se capturaron varios cañones, pero todos prácticamente inútiles.
El forraje, sin embargo, era seriamente deficiente. La caballería y la artillería de la Guardia, que se aprovisionaba antes que el resto de cuerpos, permanecía en regular estado, pero la del resto del ejército se deterioró rápidamente. Los caballos murieron en gran número. A principios de octubre Chambray estima que ya se habían desmontado 4.000 soldados. La miseria en la vanguardia era grande; apenas se podía obtener pan, y los hombres vivían principalmente de carne de caballo.
Incendio de Moscú (14 al 18 de septiembre de 1812)
En el momento en que los franceses entraron en Moscú el 14 de septiembre, se llevaron a cabo incendios en diferentes partes de la ciudad. Los franceses estaban seguros de que Moscú estaba siendo incendiada por orden del gobernador de Moscú, el conde Rostopchin.
Durante ese día se produjeron incendios en los distritos de Pokrovka y en el Sloboda. Testigos oculares informaron que los cosacos prendieron fuego al puente Moskvoretsky. Un fuerte viento se levantó durante la noche, lo que provocó que el fuego se extendiera por toda la ciudad. El fuego duró alrededor de una semana.
El 16 de septiembre, Napoleón, se vio obligado a huir del Kremlin porque el fuego alcanzó la fortaleza, continuó en dirección al Arbat, allí se perdió y, salió duras apenas del fuego, dirigiéndose al pueblo de Khoróshev. Después de cruzar el río Moskova en un puente flotante, pasando el cementerio Vagankovsky, llegó al palacio Petrovsky por la noche.
En el palacio Petrovsky, ubicado fuera de la ciudad, el emperador francés permaneció durante tres días.
El fuego amainó en la mañana del 18 de septiembre, llevándose las tres cuartas partes de la ciudad. Al regresar al Kremlin, Napoleón ordenó encontrar a los pirómanos, la mayoría eran convictos, aunque también había ciudadanos de clase media y policías rusos. El fuego amainó en la mañana del 18 de septiembre, llevándose las tres cuartas partes de la ciudad.
Los soldados franceses participaron en la extinción del fuego, ya que la mayoría de los bomberos habían abandonado la ciudad.
Las primeras ejecuciones de los perpetradores comenzaron después de las indagatorias del 24 de septiembre, en total, fueron ejecutadas unas 400 personas de las clases bajas.
Dos tercios de los edificios de la ciudad se quemaron en el incendio, incluido el edificio de la Universidad de Moscú, la rica biblioteca de Dmitry Buturlin y el Teatro Arbat.
6.496 de 9.151 edificios residenciales, y un total de 6.584 casas de madera y 2.567 de piedra; 8251 tiendas, almacenes y edificios similares; 122 de 329 templos.
Causas del incendio
Existen varias versiones sobre el origen del incendio, las principales fueron incendios organizados al salir de la ciudad, saqueos por parte de espías rusos y acciones incontroladas de los ocupantes. Entre las causas se citan también los incendios accidentales, cuya propagación contribuyó al caos general en la ciudad abandonada. El incendio tuvo varios focos, por lo que pueden ser válidas varias versiones.
Al salir de la ciudad, todos los policías y cuerpos de bomberos fueron retirados de ella. Rostopchin también contribuyó a la propagación de los disturbios en la ciudad al liberar a mil presos de las cárceles de Moscú, que comenzaron a robar casas abandonadas por los residentes. Por orden del alcalde, le prendieron fuego a su finca de Voronovo, cerca de Moscú. Posteriormente, Rostopchin rechazó la iniciativa de incendiar la ciudad abandonada. Una de las razones de esto podrían ser las exigencias de las víctimas del incendio para que se les indemnizase por las pérdidas sufridas.
Los expertos expresaron la opinión de que los franceses planeaban pasar el invierno en Moscú y no les resultaba rentable prender fuego a la ciudad. Probablemente, los ocupantes destruyeron por su cuenta el palacio Batashev y el orfanato. Los autores de memorias franceses y otros testigos informaron que se vieron a la policía incendiando casas. Se conserva el informe del alguacil de policía P. Voronenko, donde informa al consejo del decanato de Moscú que el 2 de septiembre, “en diferentes lugares, en la medida de lo posible, hasta las 10 de la noche” cumplió la orden “de intentar destruirlo todo con fuego”. Nikolai Troitsky señaló que sin el incendio de Moscú, la maniobra de TarutinoKutuzov no tendría sentido. Se sabe que los residentes de Moscú llegaron al campamento de Kutuzov y dijeron que antes de abandonar la ciudad quemaron sus casas, esperando una recompensa por ello.
El gobierno ruso atribuyó toda la responsabilidad del incendio y el saqueo a los invasores, lo que ayudó a desarrollar la propaganda antifrancesa y fortalecer los sentimientos patrióticos entre la gente.
Estancia de Napoleón en Moscú
El 18 de septiembre, Napoleón regresó al Kremlin. Desde Moscú siguió administrando su Imperio: firmó decretos, decretos, nombramientos, traslados, premios, destituciones de funcionarios y dignatarios. Tras su regreso al Kremlin, el emperador francés decidió permanecer en los cuarteles de invierno de Moscú, lo que, según creía en ese momento, incluso en su estado actual, le proporcionaría edificios más adaptados, más recursos y más fondos, que cualquier otro lugar. De acuerdo con esto, ordenó llevar el Kremlin y los monasterios que rodeaban la ciudad a un estado adecuado para la defensa, y también ordenó un reconocimiento de los alrededores de Moscú para desarrollar un sistema de defensa en invierno.
Para administrar la ciudad en la casa del Canciller N. P. Rumyantsev en Maroseyka, 17, se abrió un organismo de autogobierno: el Municipio de Moscú. El intendente Lesseps ordenó al comerciante local Dulon que seleccionara a sus miembros entre los habitantes y comerciantes que quedaban en la ciudad. Durante 30 días de su actividad, el municipio de 25 personas estuvo buscando alimentos en las inmediaciones de la ciudad, ayudando a los pobres, salvando templos en llamas. Dado que los miembros del municipio trabajaban en ella de forma involuntaria, después de que Napoleón abandonara la ciudad, casi ninguno de ellos fue sancionado por colaboracionismo.
Para garantizar el orden en la ciudad el 12 de octubre de 1812, los franceses crearon la policía municipal.
El mismo Napoleón viajaba casi todos los días a caballo a varias partes de la ciudad y visitaba los monasterios de los alrededores. Entre ellos Napoleón visitó el Orfanato y habló con su jefe, el mayor-general Tutolmin. Ante la solicitud de permiso de Tutolmin para escribir un informe sobre el estado de los alumnos a la emperatriz María, Napoleón no solo lo permitió, sino que de repente agregó: “Te pido que le escribas al emperador Alejandro, a quien todavía respeto, que quiero la paz”. El mismo día 18 de septiembre, Napoleón ordenó pasar por los puestos de guardia franceses al funcionario del Orfanato, con quien Tutolmin envió su informe a San Petersburgo.
En total, Napoleón hizo tres intentos de llamar la atención del Zar sobre sus intenciones amantes de la paz, pero nunca recibió una respuesta. En particular, trató de transmitir tal propuesta a través del rico terrateniente ruso Iván Yakovlev, el padre de Alexander Herzen, quien se vio obligado a permanecer en Moscú con su hijo pequeño y su madre durante la ocupación de Moscú por parte de Napoleón. Napoleón hizo su último intento el 4 de octubre, cuando envió al marqués Loriston, que era embajador en Rusia justo antes de la guerra, al campo de Kutúzov (en Tarutino).
Durante su estancia en Moscú, los franceses no celebraron particularmente ceremonias en los santuarios rusos; se instalaron establos en varias iglesias. Dado que las estufas se calentaban con marcos de ventanas, se construyeron nidos de pájaros debajo del techo de los edificios. En algunas iglesias se instalaron hornos de fundición para fundir utensilios de oro y plata.
Cabe señalar que los franceses mostraron casi el mismo desprecio por sus santuarios. La iglesia católica de San Luis en Moscú no fue saqueada. Pero su abad, el abad Syuryug, quedó asombrado por la total indiferencia de los ocupantes católicos hacia su propia fe. “Durante la estancia de seis semanas de los franceses”, recordaría más tarde, “ni siquiera vi la sombra de Napoleón. No visitó nuestro templo y probablemente no pensó en ello. Asistieron al servicio cuatro o cinco oficiales de las antiguas familias francesas”.
Los movimientos del ejército principal francés durante este período de relativa inactividad no fueron muy importantes. Eugenio a principios de octubre empujó una vanguardia a Dmitrov, algunas millas al norte de Moscú, mientras que Ney se trasladó a Boghorodsk, a unos 40 km al este en el camino a Vladímir. La pantalla de la caballería rusa, al mando de Winzingerode, cedió ante el avance de las columnas francesas, y hubo pocos combates. Ney ordenó la construcción de cuarteles para los cuarteles de invierno en Boghorodsk, pero Fezensac comenta con pesimismo que la farsa no engañó a nadie. Ney y Eugenio pronto fueron llamados a Moscú, y todo el ejército, excepto la vanguardia de Murat, se concentró allí el día 15 de octubre.
Mientras tanto, Murat, aislado en Chernishnia a una distancia de casi 80 km del ejército principal, y con un ejército muy superior en su frente, se encontraba en una posición de gran peligro. El peligro se agravó por la escasez de suministros y por la falta de forraje, que constantemente mataba a los caballos sobrecargados de trabajo. Continuamente se producían escaramuzas, con mala suerte general para los invasores. Los grupos de forrajeo tenían que ser enviados cada vez más lejos, y necesitaban escoltas cada vez más grandes para protegerlos contra la caballería regular e irregular de los rusos. En una ocasión, un grupo de forrajeo de dragones de la Guardia, al mando del mayor Marthod, acompañado por un destacamento del RIL-33, fue atacado y cortado.
El 9 de octubre, el coronel Kudachev con dos regimientos de cosacos realizó un ataque exitoso contra una gran partida de forrajeo, y se llevó a 200 prisioneros. Escaramuzas similares ocurrían continuamente. El 10 de octubre Dorokhov, que había sido reforzado por cinco batallones y algo más de caballería y artillería, asaltó Vereia, matando o capturando su guarnición de 500 habitantes de Westfalia, y así estableciéndose peligrosamente cerca de la carretera Moscú-Smolensko.