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Situación de las fuerzas de Napoleón a primeros de octubre
A primeros de octubre, las fuerzas de Napoleón estaban desplegadas de la siguiente manera:
En Moscú: La Guardia Imperial, el Gran Cuartel General, la Reserva de Caballería y la mayor parte de los CESI, III, IV, y V estaban acampados, bajo el mando personal de Napoleón, en las inmediaciones de Moscú. En Mozhaisk estaba el CE-VIII de Junot, siendo la fuerza combatiente total de este, el Gran Ejército o Central original, incluidos ingenieros, gendarmería, etc., casi 125.000 hombres.
En Viazma había una columna de reclutas al mando del general Evers, que con las guarniciones de Gzhatsk y otros lugares se puede estimar en unos 5.000 hombres.
En Smolensko estaban el RI-129 y el RI ilirio del cuerpo de Ney, 3 BIs de la Legión del Vístula y algunos de los Guardias de Hesse-Darmstadt perteneciente a la Guardia Imperial, un RI de Mecklemburgo y un BIL del RIL-33 del CE-I; un RC polaco (del CE-V); y unos 8.000 hombres en régiments de marche, unos 16.000 en total, incluidos 1.500 de caballería al mando del general Baraguay de Hilliers.
En las cercanías de Smolensko también estaba acantonado el CE-IX de Víctor, con unos 26.000 efectivos.
En Vitebsk y sus alrededores había un BI del CE-IX y unos cuantos reclutas, en total unos 1.000 hombres.
Entre Smolensko y Orsha había una guarnición de unos 3.000 hombres: reclutas, convalecientes, ingenieros y levas polacas.
En Mogilev había 1 RI y 1 RC de la división de Dombrowski, unos 1.500 hombres. El resto de la división, unos 5.500 hombres con 20 cañones, se extendía hacia el suroeste.
En Minsk y Borisov y dispersos por los alrededores había 2 BIs franceses débiles, algunas tropas de depósito de varias naciones, un RI de Wurtemberg débil y 4 BIs y 4 Escóns de levas lituanas poco fiables, menos de 6.000 en total, bajo el mando del general Bronikowski. En Slonim, el general Konopka estaba organizando el nuevo RC de la Guardia de Lanceros de Lituania, que con algunas otras levas puede estimarse en 1.000 hombres.
Entre Minsk y Kovno había varios depósitos, régiments de marche y varias levas polacas y lituanas, por un total de quizás 14.000 hombres, y la BRI de Coutard del CE-IX, unos 2.500 efectivos.
En Curlandia y delante de Riga, el CE-X de Macdonald contaba con unos 26.000 hombres.
En Pólotsk y sus alrededores estaban el CE-II, los restos de DCC-6 de Doumerc, unos 30.000 combatientes, al mando del mariscal Saint-Cyr.
Schwarzenberg tenía en Wengrow, Bielostok y otros lugares alrededor de 37.000 hombres, incluidos 22.000 austriacos, y cerca de 10.000 sajones y unos 5.000 polacos. Marchando para unirse a él estaban 5.000 austriacos y la DI francesa de Durutte del CE-XI, en total 13.000 efectivos.
En Königsberg y en los alrededores estaba la DI de Loison del CE-XI, 13.000 hombres, franceses, alemanes y napolitanos.
Había además en Polonia y Prusia, en guarnición o avanzando hacia el frente, unos 21.000 hombres de diversas armas.
La fuerza total del ejército napoleónico, por tanto, en suelo ruso a punto de cruzar la frontera era, a mediados de octubre, de unos 351.000 hombres.
En Alemania, en su mayor parte a lo largo de la línea del río Óder, estaba el resto del CE-XI de Augereau. Consistía en dos divisiones provisionales al mando de los generales Heudelet y Lagrange, una división napolitana en Danzig al mando del general de Estrées, la brigada de caballería de Cavaignac y algunas tropas destacadas, que sumaban, con artillería, unos 40.000 hombres; además de quizás 27.000 borradores.
De estas tropas, 67.000 en total, unos 55.000 estaban en el Vístula al final de la campaña. Sumando estos a las 351.000 tropas que ya estaban más allá de ese río, el total de tropas napoleónicas que aún estaban sobre Rusia era de 406.000. Como el total empleado durante la campaña se ha estimado en otros lugares en 674.000, resulta que 268.000 hombres ya habían desaparecido de la línea de combate. Algunos, sin duda, habían regresado inválidos a casa, algunos habían sido capturados por los rusos; cierto número sin duda había caído en buenas manos en el país y finalmente se recuperaban de sus heridas. Pero, con mucho, la mayor parte ya estaban muertos.
Planeamiento de la retirada
A principios de octubre, Napoleón vio la necesidad de sacar a los heridos de Moscú, y el 5 de octubre se ordenó a los heridos móviles que se retiraran de la ciudad a territorio amigo. Sin embargo, no fue hasta el 10 de octubre que estos soldados abandonaron la ciudad. Estos afortunados soldados, que partieron el 10 de octubre, marcharon de Moscú a París en perfectas condiciones climáticas, sin encontrar ninguna resistencia enemiga seria y, por lo tanto, su tasa de bajas fue tan baja como cabría esperar. Incluso los heridos que fueron enviados hasta el 16 de octubre encontraron solo una ligera resistencia de los cosacos enemigos, pero viajaron en perfectas condiciones climáticas.
Incluso cuando estaba enviando heridos, Napoleón vio poca necesidad de apresurarse a retirarse, hasta que recibió su llamada de atención los días 12 y 13 de octubre. El 12 de octubre, los despachos que iban de Moscú a París y viceversa fueron interceptados por el enemigo, lo que significa que los rusos ahora podían cortar por completo la única línea de retirada y comunicaciones de Napoleón. El 13 de octubre, el ejército se estremeció cuando se produjo la primera nevada, y Moscú estaba cubierta por una capa blanca de nieve.
Napoleón entonces vio la urgencia de retirarse, inmediatamente comenzó los preparativos para la retirada y dijo: “Démonos prisa. Debemos estar en los cuarteles de invierno dentro de veintinueve días”. Napoleón de ninguna manera no fue capaz de lograr esto. Smolensko estaba a solo unas dos semanas de marcha, y Vilna solo a otras dos semanas de allí, ambas ciudades presumiblemente tenían cantidades decentes de suministros. Minsk también estaba a solo diez días de marcha de Smolensko en caso de que la situación se volviera lo suficientemente grave.
El 18 de octubre, Napoleón se dio cuenta de la inutilidad de concluir acuerdos de paz con los rusos y de la imposibilidad de proporcionar alimentos a las tropas francesas acuarteladas en Moscú y sus alrededores. El cerco sobre Moscú por parte del ejército ruso y los partisanos hacía cada vez más difícil los intentos de abastecer al ejército francés. Después de eso, Napoleón decidió abandonar Moscú. El emperador francés también se vio obligado a tomar tal decisión por el fuerte deterioro del clima con las primeras heladas.
Las razones por las que Napoleón abandonó sus planes originales de pasar el invierno en Moscú son controvertidas entre los historiadores. Además de los problemas con el forraje y la ropa de abrigo, al emperador le preocupaban los saqueos y la embriaguez del ejército, su descomposición general ante la falta de perspectivas reales de combate. En este estado, no pudo llevar a los combatientes a la capital del Imperio, San Petersburgo.
Según los registros, la fuerza del ejército de Napoleón que salió de Moscú sería aproximadamente la siguiente:
El número exacto de cañones no es muy seguro. Pero, incluidas las piezas de repuesto en los parques de reserva, y teniendo en cuenta las pérdidas y los refuerzos, el total debe haber estado en alrededor de 600. Había más de 2.000 vehículos de artillería, en su mayor parte muy cargados y con caballos muy inadecuados.
Los trenes, que ya eran enormes, se incrementaron aún más con cantidades de carros y vagones de todo tipo tomados en Moscú y requeridos para transportar alimentos, heridos, refugiados y botín. La mayor parte de las tropas habían hecho adiciones a sus desgastados uniformes en la forma de prendas de todo tipo, a menudo femeninas, saqueadas de las tiendas y almacenes. El efecto debió parecer fantástico y cómico en ese momento; pero el humor pronto se apagaría y llegaría el horror.
Desde Moscú, dos caminos conducían a Kaluga. El occidental pasaba por las localidades de Fominskoie, Borovsk y Maloyaroslavetz, la oriental pasaba por Voronovo y Tarutino. El camino del oriental era el más directo de los dos. Desde Borovsk, un cruce de caminos conduce por Vereia a Gzhatsk. Desde Maloyaroslavetz, una carretera bastante buena va hacia el este y el sureste por Medyn a Yukhnov, y de allí por Yelnia a Smolensko. Las dos carreteras Moscú-Kaluga son las más alejadas entre Tarutino y Borovsk, estando el último lugar a unos 30 km de distancia del primero y ligeramente al noreste del mismo. Maloyaroslavetz está a unos 17 km al sur de Borovsk y a unos 35 km por carretera desde Tarutino. Es evidente que se trataba de un punto de gran importancia estratégica.
Las posiciones de los ejércitos enemigos eran las siguientes: Del lado francés, la fuerza de Murat estaba cerca de Voronovo, a unos 28 km al norte de Tarutino. En Fominskoye (actual Naro-Fominsk), 24 o 25 km al oeste de Voronovo, estaba la DI de Broussier del CE-IV, que había sido enviada allí unos días antes. Junot, con el CE-VIII estaba sobre Mozhaisk. El resto de la Grande Armée estaba en Moscú y sus alrededores.
Todos los testimonios de los supervivientes indican que las tropas francesas estaban mal e inadecuadamente vestidas. Excepto en la medida en que algunos de ellos fueron abastecidos gracias al saqueo de Moscú, los hombres tenían los uniformes desgastados y andrajosos que les habían servido durante todo el avance. El calzado estaba muy gastado y la ropa interior en un estado deplorable. Bourgogne, un sargento de la Guardia Joven (por lo tanto, uno de los cuerpos favorecidos) habla de usar una camisa hasta que se le pudre. El 17 de octubre se distribuyeron cuero y lino, y entonces ya era demasiado tarde para reponer el material.
Cualquiera que fuera el estado de los suministros del ejército, carecía de medios de transporte para ellos. Los caballos morían constantemente por cansancio, enfermedades y, sobre todo, falta de alimento. Se ha notado el estado de la caballería y, naturalmente, la artillería y los trenes estaban en igualmente malas condiciones. Napoleón se negó a abandonar su enorme artillería para aligerar el peso muerto que obstaculizaba la marcha. Habría sido más prudente dejar atrás una parte de la enorme masa de municiones y llenar los carros de artillería con alimentos o forraje. El comandante de la artillería de la Joven Guardia hizo algo parecido, con buenos resultados, pero en su mayor parte el temor a Napoleón obstaculizó efectivamente esa acción de sentido común. Los caballos de tiro, en mal estado y sobrecargados en todo caso, comenzaron a morir desde el comienzo de la retirada, y la artillería y los trenes se perdieron poco a poco. Gran parte de los alimentos y forrajes que se llevó el ejército se perdió pronto debido al fracaso del transporte.
Hay pruebas de que se dejó comida en Moscú. De Fezensac afirma que se regaló la harina que no podía llevarse a algunos moscovitas a los que había alimentado durante su estancia en la ciudad. El incidente hace honor a su humanidad. Sin embargo, uno se pregunta por qué no lo distribuyó entre sus soldados, que al poco tiempo morían de necesidad. Está claro que los propios soldados llevaban poca comida, y la razón de esto probablemente esté relacionada con la baja moral del ejército.
Las mochilas de los soldados, en lugar de guardarse con lo necesario, con demasiada frecuencia contenían botín. Los oficiales no hicieron ningún intento decidido de controlar el mal uso o sus esfuerzos fueron en vano. El bandolerismo abundaba en los ejércitos napoleónicos y numerosos oficiales tenían sus vehículos privados cargados de botín. Los generales a menudo no eran mejores. El propio Napoleón añadió a las cargas del ejército dos convoyes de botín, uno de oro y plata en lingotes, cuya presencia puede estar justificada, la otra de objetos de valor puramente sentimental, cuya excusa difícilmente puede justificarse.
Además de todo esto, el ejército se vio sobrecargado por una multitud desproporcionada de no combatientes. Además de los seguidores ordinarios del ejército campaña, al principio había varios miles de enfermos y heridos. La colonia francesa de Moscú huyó en su mayor parte con el ejército. También prostitutas rusas, e incluso muchas mujeres y muchachas de mejor posición (incluidas algunas de las clases altas) acompañaban a hombres que habían establecido relaciones con ellas.
Así, desorganizado, con la disciplina destrozada, mal vestidos, mal abastecidos, deficiente en transporte, pero cargados de un botín inútil, sobrecargado de no combatientes enfermos, heridos e indefensos, y con la desmoralización latente por todas partes, el Gran Ejército se preparó para partir. Su destino ya estaba sellado y la sombra del desastre inminente yacía oscuramente sobre sus desordenadas columnas.
Inicio de la retirada
Napoleón almacenó raciones para diez días para sus soldados, y la retirada estaba programada para el 19 de octubre, aunque luego se pospondría hasta el 20 de octubre. Mantuvo abierta la opción de regresar a Moscú, convirtió los monasterios en fortalezas y ordenó que la caballería sin caballos se estableciera allí como guarnición. En lugar de enviar de regreso a la inútil caballería sin caballos, Napoleón los mantuvo cerca, armándolos con mosquetes, que no sabían cómo usar ni eran efectivos en la batalla, ya que les enseñaron tácticas de caballería y desconocían la lucha de infantería.
Napoleón dio la orden al mariscal Mortier, designado por él como gobernador general de Moscú, antes de abandonar finalmente Moscú, de arrasar finalmente el corazón de Moscú. Los rusos atrapados en las calles fueron conducidos al Kremlin y se les ordenó cavar agujeros debajo de los muros y debajo de las principales catedrales. Los rusos entendieron lo que estaba pasando y no mostraron ningún celo. Aun así, se llenaron con pólvora y por la noche Moscú fue sacudida por terribles explosiones. No todas las cargas explotaron; gracias a Dios, la lluvia que empezó apagó muchas de las mechas. Pero las torres Nikolskaya y Borovitskaya del Kremlin sufrieron graves daños y las torres Vodovzvodnaya, Corner Arsenalnaya, Bezymyannaya y Petrovskaya se derrumbaron por completo como el Arsenal. Los incendios arrasaron el palacio del Zar y el palacio de las Facetas, el campanario de Iván el Grande se derrumbó, pero el campanario en sí se mantuvo en pie.
También se colocaron cargas en los sótanos del convento Novodevichy, pero las monjas impidieron heroicamente la explosión. Se suponía que la explosión del Kremlin seguiría a la salida de las últimas tropas francesas de la ciudad.
Napoleón ordenó a sus soldados que no marcharan de regreso por la carretera de nueva Smolensko, que habían utilizado para llegar a Moscú, ya que el forraje que se podía obtener ya había sido consumido por el ejército cuando llegó. En cambio, Napoleón dividió su ejército en tres grupos: uno al mando de Mortier tomando la carretera vieja a Smolensko, otra al mando de Eugenio en dirección sureste, y otra al mando de Ney y Davout (bajo el mando de Napoleón) para dirigirse al sur hacia Tarutino, donde el ejército de Kutúzov estaba acampado.
Napoleón salió de Moscú con solo alrededor de 95.000 soldados capaces de luchar, pero tenía alrededor de 50.000 civiles viajando con ellos, lo que también retrasaría el progreso y desperdiciaría alimentos valiosos.
Desde Moscú dos caminos conducían a Kaluga. El occidental pasaba por las localidades de Fominskoye, Borovsk y Maloyaroslavetz, el del este por Voronovo y Tarutino. El camino del este es el más directo de los dos y forma un ángulo poco profundo del descrito por el otro. Desde Borovsk un cruce pasa por Vereia hasta Gzhatsk. Desde Maloyaroslavetz una carretera bastante buena va hacia el este y el sudeste por Medyn hasta Yukhnov, y de allí por Yelnia hasta Smolensko. Las dos carreteras Moscú-Kaluga están más alejadas entre Tarutino y Borovsk, estando este último a unos 32 km de la primera y ligeramente al noreste de ésta. Maloyaroslavetz está a unos 11 kilómetros al sur de Borovsk y a unos 22 por carretera desde Tarutino. Es evidente que se trataba de un punto de gran importancia estratégica.
Inicio de la marcha
Napoleón dejó al mariscal Mortier para completar la evacuación de Moscú y ejecutar la abominable orden de destruir la ciudad. Tenía bajo su mando la división de la Joven Guardia de Laborde, la brigada de soldados desmontados de Charrier, una BRCLra y algo de artillería y zapadores, unos 9.000 hombres en total. Debía ocupar el Kremlin durante unos días y anunciar que Napoleón regresaría pronto, mientras limpiaba las ruinas de heridos, no combatientes y refugiados.
El resto de la Guardia, los CEs I, III y IV, comenzaron a evacuar Moscú en la noche del 18 al 19 de octubre. Había gran confusión debido a la aglomeración de los trenes en la carretera Moscú-Kaluga, y la marcha era lenta. La imprudencia y la ruptura de la disciplina eran evidentes por todas partes. Cuando el CE-III llegó a su punto de encuentro en el monasterio de Semenovski, se encontró que estaba en llamas, y es sorprendente leer que en él se quemaron cantidades de provisiones. Es inútil buscar excusas para cometer tal acto; fue simple locura.
El ejército avanzó por la carretera del este directamente hacia Tarutino. Eugenio abría la marcha y detrás de él venían el CE-I y el CE-III y la Guardia. El avance por la carretera occidental parecía amenazar con un ataque frontal a la posición de Tarutino, pero al llegar a Pakhra, el Emperador desvió las columnas hacia la ruta occidental. La fuerza de Murat había sido rota. El propio rey con los restos de los CECs I, II y III se dirigió hacia Fominskoye; el CE-V polaco de Poniatowski estaba en Vereia, para recuperar ese lugar de manos de Dorokhov. Ney ocuparía el lugar de Murat en Voronovo, y también se pondrían a su disposición la Legión del Vístula, y también los restos del CEC-IV y la caballería del CE-I. Tenía en total unos 16.000 hombres y más de 100 cañones, suficientes bajo su decidido liderazgo para mantener a Miloradovich bajo control. También existía la posibilidad de que su presencia en Voronovo indujera a Kutúzov a creer que todo el ejército francés avanzaba por la carretera oriental; y en cualquier caso desviaría la atención del movimiento de flanco por el occidental.
El desvío del avance hacia la carretera occidental fue una maniobra bien concebida, y si se hubiera llevado a cabo con mayor rapidez podría haber obtenido resultados brillantes. La distancia hasta Maloyaroslavetz por la línea de marcha francesa es de unos 115 km, que las tropas principales cubrieron en la tarde del 23 de octubre. Como los caminos eran malos y los cruces indescriptibles, y además hubo algo de lluvia que los empeoró, no se puede decir que el ejército lo hubiera hecho mal. Pero su marcha, obstaculizada por interminables trenes de artillería y bagajes, no fue lo suficientemente rápida para la emergencia.
De hecho, la atención del estado mayor ruso parece haber estado fijada en la carretera oriental, porque no fue hasta el 22 de octubre, cuando Kutúzov se enteró de que había tropas francesas en Fominskoye. Considerando que probablemente se trataba simplemente de una poderosa pantalla para operaciones de búsqueda de alimento, Kutúzov ordenó a Dokhturov, con el CE-VI y la caballería ligera de la Guardia Imperial, que lo atacaran y lo hicieran retroceder. Se ordenó a Miloradovich que se manifestara contra la fuerza en su frente para evitar que enviara socorros a la división en Fominskoye.