Guerras Napoleónicas Guerras Revolucionarias Francesas III (1798-99) Invasión anglo-rusa de Holanda en 1799. Desembarco

Antecedentes

Las Provincias Unidas tomaron parte en la Primera Coalición que se rebeló contra la República francesa surgida de la Revolución en 1792. En 1795, al final de su campaña en Flandes, las tropas del estatúder Guillermo V y sus aliados británicos y austriacos fueron derrotados por las tropas francesas dirigidas por el general Jean-Charles Pichegru, apoyados por un contingente de revolucionarios patriotas de Batavia dirigido por general Herman Willem Daendels.

El estatúder abandonó el país y marchó a Londres el 18 de enero ante al avance de las tropas francesas y la retirada de las tropas holandesas, mientras los patriotas se alzaban en las grandes ciudades; la República de Batavia se proclamó al día siguiente en Ámsterdam. La captura francesa de la flota holandesa en la noche del 23 de enero de 1795 fue uno de los principales episodios del cambio de régimen.

La conquista de la antigua república de las Provincias Unidas en 1795 no supuso el final de la guerra, sino un simple cambio de bando del país en el momento de máximo fragor de la contienda. Su papel cambió notablemente: Francia no tenía especial necesidad de su ejército terrestre, pero sí de su fuerza naval.

En 1796, como parte de la nueva alianza, los bátavos emprendieron un programa de construcción naval. La constitución de las tripulaciones era problemática, ya que los oficiales de la antigua marina eran abiertamente orangistas. Varios oficiales como Jan Hendrik van Kinsbergen, héroe de la batalla del Banco Dogger se negó a servir en el nuevo ejército. El mando de las fuerzas navales se confió a oficiales favorables al nuevo gobierno como Jean-Guillaume de Winter, a pesar de su limitada experiencia, que quedó patente en las derrotas de la bahía de Saldanha en 1796 y de Camperdown en 1797. En esta última, los dos buques holandeses, el Júpiter y el Vrijheid, causaron mucho daño, pero sufrieron pérdidas excesivas.

La República tuvo que recomenzar su programa naval desde cero que, pese a todo creó una Armada suficientemente poderosa como para hacer temer a los británicos una invasión bátava de Gran Bretaña o de Irlanda junto con los franceses.

La Primera Coalición terminó en 1797, pero el Reino Unido encontró rápidamente un nuevo aliado en la persona del zar ruso Pedro I. Los nuevos aliados ganaron varias batallas terrestres contra los franceses, especialmente en las repúblicas hermanas cisalpina y suiza, donde los ejércitos de la Segunda Coalición lograron repeler a las tropas francesas en un amplio frente a principios de 1799.

Los británicos, y en particular el primer ministro William Pitt estaban ansiosos por mantener este impulso atacando a la república francesa en varios puntos. El príncipe de Orange abogaba intensamente por una acción militar que le permitiera recuperar el poder y la república Bátava apareció como un objetivo ideal para tal ataque.

La creciente desconfianza de la población bátava respecto del régimen establecido por los franceses no dejaba de atraer la atención de los servicios de espionaje británicos. Sin embargo, la información la obtenían de los enviados de Orange, que hicieron creer a los británicos que el control francés sobre la República bátava era limitado y que un ataque preciso contra Ámsterdam podría precipitar un levantamiento general contra los franceses.

El hecho de que la coalición alcanzada con Rusia 28 de diciembre de 1798 suponía, en parte, una campaña militar conjunta contra los bátavos, terminó de convencer a los británicos para acometer la campaña en los Países Bajos.

Como parte de este acuerdo, el zar Pedro I primero puso 45.000 soldados rusos a disposición de la coalición, a cambio de subsidios británicos. La alianza se plasmó en un acuerdo que se anunció el 22 de junio de 1799. Pedro I se comprometió suministrar 17 BIs, 2 Cías de artillería, 1 Cía de ingenieros y 1 EH para la campaña de Holanda, en total 17.593 hombres. A cambio, el Reino Unido prometió aportar inicialmente 85.000 libras esterlinas y luego otras 44.000 mensuales cuando las tropas entrasen en campaña. Debía aportar asimismo 13.000 soldados y proporcionar la mayor parte de los buques de transporte y escolta.

Preparativos

Las fuerzas británicas se reunieron en la zona de Canterbury al mando del TG Ralph Abercromby. Consistían principalmente en voluntarios de las milicias, a quienes recientemente se les había permitido unirse a los regimientos tradicionales. Una flota de transporte británica dirigida por el almirante Popham fue enviada a Revel para recoger al contingente ruso, mientras las tropas británicas se reunían gradualmente. Finalmente el mando británico decidió no esperar el regreso de Popham y enviar una división al mando del TG Ralph Abercromby para establecer una cabeza de puente en la cual las tropas rusas, acompañadas por una segunda división británica mandada por el jefe de EM, el duque de York, podría desembarcar fácilmente más adelante.

Se estudió el mejor lugar para el desembarco y se sopesaron distintas opciones en la costa holandesa. Muchos estrategas abogaron por la desembocadura del Mosa, o por algún lugar próximo a Scheveningen, ya que los dos permitirían desplegar tropas rápidamente para desbaratar las líneas de suministro del ejército ocupante francés en la República de Batavia. Sin embargo, los bajíos de la costa holandesa hacían la navegación peligrosa y representaba un riesgo significativo para ambas ubicaciones.

Por el contrario, el extremo norte de la península de Holanda, donde la navegación era más fácil, permitiría a la flota británica que operaba en el mar del Norte colaborar en el desembarco. Las débiles fortificaciones de esta zona eran una ventaja añadida. Además, el hecho de que una gran parte de la flota de Batavia, que era un objetivo importante de la expedición, se hallase en estas aguas permitía aprovechar la operación para derrotarla u obligarla a retirarse. La presencia de un puerto hacía que se creyese posible un rápido avance hacia Ámsterdam, uno de los objetivos principales de la ofensiva. En consecuencia, finalmente se eligió la zona al sur del Den Helder para desembarcar un primer contingente de entre 17.000 y 20.000 mil soldados al mando de Abercromby.

Los británicos no trataron de ocultar sus preparativos, de los que tanto las autoridades francesas como las bátavas tuvieron noticia. Desconocían, sin embargo, la ubicación exacta del desembarco, lo que les obligó a distribuir los batallones en varios lugares para proteger todos los posibles lugares donde podía darse el ataque.

Por entonces, el ejército bátavo consistía en dos divisiones, compuestas por unos 10.000 hombres cada una; la primera la mandaba el TG Daendels y la segunda, el TG Jean-Baptiste Dumonceau. Este último se encargó de defender el mar de Wadden, en el departamento de Ems, y de evitar un posible asalto desde el este.

Daendels, por su parte, estaba apostado en el norte de Holanda, con una base en Schagen. Las tropas francesas, que eran apenas unos 10.000 a 12.000 soldados pese de que el Tratado de La Haya había dispuesto que fuesen 25.000, estaban dispuestas entre Zelanda y el centro del país, entre la costa y Nimega.

El mando del conjunto de las fuerzas franco-bátavas correspondió al general francés Guillaume Brune. Este admitió que su ejército estaba mal organizado, en particular debido a las deficiencias del suministro. Consciente de las dificultades, el gobierno de Batavia se dirigió secretamente a Prusia para negociar la neutralidad de la joven república. Esta maniobra no escapó a los franceses y acentuó la desconfianza de estos hacia los bátavos, pese a la actitud amistosa del embajador Florent Guiot.

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Invasión anglo-rusa de los Países Bajos 1799. Plano de la zona

Desembarco británico y batalla de Callantsoog (27 de agosto de 1799)

La invasión se decantó rápidamente a favor de los británicos. La flota de Batavia, dirigida por el contraalmirante Samuel Story, menguada, evitó el combate y permitió que las tropas británicas desembarcasen sin oposición cerca de Callantsoog el 27 de agosto de 1799.

Como se retrasó la llegada de las tropas rusas que eventualmente tomar parte en la expedición, se decidió no esperar más, pero para embarcar en la división de Abercromby de cerca de 12.000 hombres el 13 de agosto. La división consistía en:

  • BRI-I bajo el general de Doyle, con RI-1 de la Guardia y 1 BG de la Guardia.
  • BRI-II bajo el general Harry Burrard, con RI-2 y RI-3 de la Guardia.
  • BRI-III bajo el general Eyre Coote, con 1 BI del RI-2 de la Reina, RI-27, RI-29, RI-69 y RI-85
  • BRI-IV bajo general John Moore, con el 1 BI de RI-2 de la Reina, RI-25, RI-49, RI-79 highlander y RI-92 highlander.
  • Reserva bajo el coronel Macdonald, con el RI-23 galés y el RI-55, y 2 EDLs del RDL-18 .

La división estaba acompañado por Cías de los batallones 3 y 4 de la Artillería Real (Tcol Whitwhorth) y Royal Engineers (Tcol Hay). El segundo al mando y jefe de EM era el TG James Pulteney. La flota de invasión de unos 200 barcos en total mandada por el vicealmirante Andrew Mitchell.

Poco después de la partida de esta flota, el clima se tornó tormentoso y un vendaval obligó a la flota de invasión a mantenerse fuera de la costa holandesa hasta que finalmente se calmó, lo que permitió que la flota se acercara a Den Helder el 22 de agosto. Para entonces, el almirante Adam Duncan se había unido a la flota. Este almirante envió luego a 2 parlamentarios al escuadrón bátavo del contraalmirante Samuel Story, que estaba anclado en la rada de Den Helder, para exigir su rendición y la de las baterías de la costa en Den Helder.

Story rechazó indignado esta demanda. Los días siguientes, la flota de invasión británica se vio nuevamente afectada por las inclemencias del tiempo, pero para la tarde del 26 de agosto, esto se había calmado lo suficiente como para considerar comenzar el desembarco al día siguiente.

Mientras tanto, las fuerzas de Batavia habían tenido tiempo de hacer sus preparativos para el siguiente evento. Den Helder era entonces solo una aldea con 2 baterías costeras cercanas llamadas Unie y Revolutie. Estaba ubicado en el extremo norte de una lengua de arena que sobresalía de la península de Holanda Septentrional, al norte de Callantsoog. La península consistía en tres filas de dunas detrás de la playa del mar del Norte, con una carretera (el Zanddijk), bordeada por un canal, detrás de ellas. Detrás del canal había un pantano, llamado el Koegras (que desde entonces ha sido secado, pero luego se abrió al mar y se inundó con cada marea alta).

La lengua de arena limitaba al norte con el Marsdiep y al este con el mar de Wadden. No tenía más de 800 metros de ancho. Daendels pensó que sería imposible desplegar suficientemente su división en un espacio tan estrecho mientras se enfrentaba a la costa. En cambio, propuso tener solo fuerzas ligeras jägers (RIL-3 y RIL-4) en las dunas a lo largo del probable frente de desembarco, y luego atacar al desembarco tanto por el norte como el sur en un ataque de doble flanco, tan pronto como hubieran desembarcado. Por lo tanto, desplegó el TG Herman Daendels la DI-1 bátava en dos grupos:

  • El primer grupo en Den Helder bajo el GD Van Guericke con la MBRI-5, MBRI-7 y RIL-2 jäger y varios escuadrones de caballería ligera y artillería a caballo (unos 5.000 hombres en total).
  • El segundo grupo cerca de Callantsoog con el resto de la DI-1 bátava, bajo su mando con las MBRI-1, MBRI-3, MBRI-4, MBRI-6, el RIL-1 jäger y varios escuadrones y artillería (unos 5.200 hombres en total).
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Desembarco de las tropas británicas en Calantsoog en norte de Holanda (27 de agosto de 1799). Autor Dirk Langendijk.

A las 03:00 horas del 23 de agosto, la vanguardia británica al mando del general Pulteney se embarcó en los botes de la flota para el desembarco. No había suficientes botes para acomodar a todas las tropas a la vez, por lo que el desembarco tuvo que realizarse por etapas.

Los 2.500 hombres de la BRI-III y la reserva desembarcaron sin contratiempos; el primero en poner un pie en tierra fue el teniente Macdonald de la Cía granaderos del RI-25. Mientras tanto, la flota había despejado la playa con un vigoroso cañoneo que desplazó mucha arena, pero no causó daño a los defensores, ya que estaban ubicados detrás de la primera fila de dunas.

Los británicos habían desembarcado en el lugar que se conocía localmente como Kleine Keeten. En la parte superior de la duna cerca de ese lugar se encontraba una estación de telégrafo óptico, que fue inmediatamente atacado por los británicos.

Los jägers bátavos intentaron evitar su captura, pero fueron rechazados en Kleine Keeten, como se había anticipado, ya que eran solo una línea de escaramuzas. El general Guericke decidió entonces intervenir por su propia iniciativa y marchó hacia el sur desde su puesto en el ala derecha bátava con el BI-II de MBRI-7, 2 Escóns y artillería a caballo. Desafortunadamente para su desgracia, desplegó en la zona pantanosa de Koegras, detrás del canal que bordea el Zanddijk. Esto efectivamente cortaba las comunicaciones no solo con su propio mando, sino también con el mando divisional en el ala derecha de Batavia.

Como consecuencia, no solo su intervención fue ineficaz (el canal era un obstáculo demasiado grande para atacar a los británicos alrededor del telégrafo); sino también el resto de la MBRI-7 al mando del coronel Gilquin (que se suponía que atacaría a los británicos de flanco izquierdo) permaneció inmóvil durante toda la batalla por falta de órdenes para continuar.

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Desembarco británico en Callantsoog. (27 de agosto de 1799). Autor Dirk Langendyk.

Toda la actividad bátava durante la fase principal de la batalla fue, por tanto, en el flanco derecho británico, por el ala izquierda de Batavia. Allí Daendels desplegó sus fuerzas en tres líneas, ya que el frente era demasiado estrecho para desplegar más de 2 BIs a la vez.

Primero tuvo el ataque del coronel Crass con 2 BIs de la MBRI-5, apoyados por caballería y 2 piezas de artillería a caballo. Se le oponía la BRI-III británica bajo el mando del general Coote, porque el general Pulteney había recibido una herida en el brazo y se había visto obligado a abandonar el campo.

Los británicos solo tenían espacio suficiente para desplegar un BI y existía la amenaza de que fueran flanqueados cerca de Groote Keeten, donde se libró la acción principal. Sin embargo, los bátavos se vieron seriamente obstaculizados por el terreno. Los caballos a veces se hundían en la arena de las dunas y la artillería estaba constantemente inmovilizada por la arena suelta.

Además, las cañoneras británicas pudieron acercarse mucho a la playa y apoyaron vigorosamente a la infantería británica, siempre que veían al enemigo por los huecos de las dunas. Este tiroteo naval británico causó estragos en las tropas bátavas.

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Batalla de Callantsoog (27 de agosto de 1799). Vista de la batalla.

Mientras que las tropas del coronel Crass fueron rechazadas por los británicos y retrocedían lentamente, Daendels introdujo refuerzos en la batalla poco a poco. Los elementos de las MBRI-1, MBRI-3 y MBRI-6 se agotaron sin mucho efecto positivo. Mientras tanto, el desembarco británico avanzaba casi sin contratiempos; solamente un barco volcó, aunque con la pérdida de sus 20 tripulantes que se ahogaron. La superioridad numérica británica en su ala derecha siguió creciendo, mientras eran capaces de llevar artillería de campaña a través de la arena suelta, arrastrada por marineros británicos.

Alrededor de las 18:00 horas, Daendels vio la inutilidad de seguir luchando y se retiró a su posición inicial; los británicos no le persiguieron. Guericke se unió allí a Daendels con su destacamento. Esto dejó solo a las tropas del coronel Gilquin al norte de la posición británica cerca de las baterías en Den Helder. Daendels decidió retirar también estas tropas, ya que eran demasiado pocas para resistir un asalto de las muy superiores fuerzas británicas.

Además, las baterías Helder, por supuesto, tenían sus cañones apuntados hacia el mar y, por tanto, no podían defenderse de un ataque desde tierra. Después de clavar los 86 cañones en las baterías, estas tropas bátavas dejaron Den Helder por una ruta indirecta a través de Koegras y llegaron sanos y salvos a la fuerza principal bátava.

La consecuencia fue que la rada de Nieuwe Diep cayó en manos británicas sin luchar, proporcionando a las fuerzas de invasión británicas y rusas en fases posteriores un lugar de desembarco más conveniente. Varios barcos inactivos bátavos fueron una presa fácil para los británicos, al igual que el contenido del arsenal naval en Den Helder. El escuadrón del almirante Story se vio obligado a trasladarse a la rada de Vlieter, más al este.

Las pérdidas británicas durante la batalla fueron 74 muertos (incluidos los 20 hombres que se ahogaron), 376 heridos y 20 desaparecidos. Entre los muertos había solo tres oficiales. Los holandeses perdieron 137 muertos y 950 heridos.

En la noche de la batalla, Daendels retrocedió en el cercano pólder de Zijpe, donde ocupó una línea defensiva. En los días siguientes se retiró aún más al sur, pues temía otro desembarco cerca de Petten en su retaguardia, que lo hubiera colocado entre dos fuerzas británicas. Tal desembarco habría expuesto a Alkmaar. Al principio parece haber considerado retirarse hasta la línea Purmerend – Monnikendam, pero el caso es que tomó una posición defensiva en el pólder de Schermer cerca de Alkmaar.

Mientras Daendels llegó a su nueva posición cerca de Alkmaar el 30 de agosto, se produjeron acontecimientos dramáticos en la flota de Batavia. Las tripulaciones y algunos oficiales se amotinaron durante el notorio Incidente de Vlieter de ese día, y el escuadrón del almirante Story rindió ignominiosamente su flota holandesa con 632 cañones y 3.700 hombres al almirante Andrew Mitchell sin disparar un solo tiro. A continuación, el príncipe Guillermo subió a bordo del buque insignia del almirante Story, el Washington, donde fue aclamado por los amotinados y solicitó que la flota pudiese combatir junto a la británica.

Batallas de Arnhem y Krabbendam

Las fuerzas terrestres bátavas, al igual que la población civil, fueron, sin embargo, menos sensibles al poder persuasivo del príncipe Guillermo. La invasión tuvo el efecto de unir al país contra los invasores. Las declaraciones arrogantes del Príncipe en las que ordenaba con tono perentorio a los holandeses que se sumasen los orangistas no convencieron a los bátavos de la conveniencia de que regresase el estatúder.

Como era de esperar, la llamada al levantamiento que hizo el hijo del antiguo estatúder en Lingen tuvo escaso efecto en la población. Un grupo heterogéneo de orangistas, que había marchado hacia el puente Westervoortsche, cerca de Arnhem, fue derrotado fácilmente por un pequeño destacamento de la Guardia Nacional de Batavia el 4 de septiembre, señal de la dificultad que iban a tener los invasores para alcanzar los objetivos de la expedición.

Otras ofensivas orangistas en el este del país tuvieron el mismo resultado. Pese a los reveses que sufrían los invasores, el consejo ejecutivo de la República de Batavia decretó la ley marcial, lo que llevó entre otras medidas de emergencia, a la detención y ejecución de una de las aristócratas partidarias del estatúder, la baronesa Judith van Dorth.

El general Dominique Vandamme se dirigió a Haarlem y ocupó una línea entre Alkmaar y el mar. Brune ordenó a Daendels que se acercara a Oudkarspel y Sint Pancras. El general Jean-Baptiste Dumonceau reunió dos tercios de su división bátava se dirigió a marchas forzadas desde Frisia y llegó el 8 de septiembre para tomar una posición en el centro del frente franco-bátavo, alrededor de Alkmaar. Luego fue reforzado con la MBRI-7 de la DI-1 de Daendels.

Para el 9 de septiembre, las fuerzas al mando del general Brune habían alcanzado una superioridad numérica de alrededor de 25.000 soldados sobre unos 23.000 del general Abercromby (que en ese momento solo había sido reforzado con unos 500 hombres del RDL-11). Como se sabía que pronto desembarcarían fuertes refuerzos rusos y británicos, Brune decidió atacar el día 10, mientras aún tenía esta ventaja.

El plan de batalla de Brune era simple: haría que las divisiones bátavas atacaran las aldeas de Eenigenburg y Krabbendam, ya que dominaban dos caminos que conducían al pólder de Zijpe y, por lo tanto, a dos de los pocos puntos de entrada. El esfuerzo principal lo desempeñaría la división francesa de Vandamme, que intentaría envolver el flanco derecho de Abercromby avanzando a lo largo del dique subsidiario cerca de Petten.

Debido a la prisa por iniciar el ataque, los preparativos fueron aparentemente descuidados por parte del personal de Brune. Las rutas de marcha de las columnas de Daendels de Sint Pancras y una de las columnas de Dumonceau fueron asignadas por error a la misma carretera, porque un canal fue tomado por error por una carretera debido a una lectura de mapas inexperta por parte del personal de Brune. Esto solo pudo haber sucedido porque aparentemente no se había realizado un reconocimiento adecuado.

Como consecuencia, Daendels se vio obligado a tomar una ruta más hacia el este y concentrarse en el objetivo alternativo de la aldea de Sint Maarten, que tomó debidamente. La columna de la derecha de Dumonceau, al mando del general Bonhomme, atacó el objetivo original de Daendels, la aldea de Eenigenburg. Sin embargo, el intento de asaltar las defensas británicas en ese punto se vio frustrado por el canal circular frente al dique y el fuego bien dirigido de los defensores. Un segundo intento también fracasó y Bonhomme permaneció en su posición hasta que tanto él como Daendels se retiraron esa noche después de la retirada del ala izquierda franco-bátava al mismo tiempo.

Sin embargo, el ataque de Bonhomme debería haber apoyado a la otra columna del coronel Bruce que tenía a Krabbendam como objetivo. Se suponía que Bruce avanzaría desde Alkmaar, pero se retrasó considerablemente porque una gran cantidad de carros de granjeros que iban al mercado bloquearon la puerta de la ciudad que estaba tratando de usar para marchar con su columna. Por lo tanto, solo llegó a su posición inicial a las 07:00 horas.

Mientras tanto, el impaciente general Dumonceau había pedido prestados unos 100 granaderos de la columna de Bonhomme y con esta pequeña fuerza atacó el punto fuerte británico de Krabbendam con un éxito inesperado. Incluso logró expulsar a los británicos una vez que recibió refuerzos de la MBRI-6 de Bruce, que finalmente había llegado a pesar del fuego mortal de dos cañones británicos que estaban colocadas en la entrada de la aldea. Sin embargo, estas tropas repentinamente entraron en pánico y huyeron a la retaguardia por razones que aún no están claras.

Después de reunir y reformar estas tropas, Dumonceau intentó un nuevo ataque y nuevamente logró tomar Krabbendam. Fueron atacados por 2 BIs del RI-20 al mando del Tcol Smyth y el comandante Ross, sin embargo, lograron expulsarlos del pueblo. Al ver la inutilidad de sus esfuerzos, Dumonceau decidió retirarse a Schoorldam a las 15:00 horas.

El ataque francés por la banda izquierda no tuvo más éxito. Los franceses avanzaron a lo largo del dique del mar y el dique subsidiario paralelo cerca de Petten. A la cabeza de estos diques Abercromby había construido una posición que fue defendida por dos brigadas. Sin embargo, los granaderos franceses lograron penetrar hasta el dique del pólder de Zijpe (Zyp), pero el canal del anillo también resultó ser un gran obstáculo. Muchos soldados franceses se ahogaron mientras intentaban valientemente cruzar este profundo curso de agua. Una de las bajas fue el general francés David. Cuando 4 cañoneras británicas, maniobrando cerca de la costa, comenzaron a disparar en su flanco, Vandamme retrocedió a sus posiciones iniciales.

Las pérdidas del lado franco-bátavo superaron con creces las pérdidas británicas: 1.876 muertos y heridos contra 184. La derrota tuvo efecto sobre la moral de las tropas bátavas. Durante la noche, un falso rumor de un ataque británico provocó el pánico entre las tropas de la división de Daendels. Su huida fue detenida en el cuartel general de Daendels en Sint Pancras, pero algunos de los soldados que huían llegaron a Alkmaar, donde causaron más pánico. Otros incluso huyeron hasta Haarlem. A Brune no le hizo gracia.

La superioridad de los británicos en el mar, tanto en el mar del Norte y el Zuiderzee, permitió el desembarco sin contratiempos en Helder de 4.000 soldados británicos al mando del duque de York, general en jefe, y de 13.000 soldados rusos de Hermann von Fersen el 12 de septiembre. El nuevo ejército anglo-ruso alcanzó unos 40.000 efectivos, y tenía ventaja numérica sobre los franco-bátavos, debilitados, que apenas contaban con unos 23.500.

Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799)

El duque de York decidió explotar su superioridad numérica lo más rápido posible y se preparó en consecuencia para un ataque en un frente amplio.

El duque de York ideó un atrevido plan de ataque, con el objetivo de atrapar a las tropas franco-bátavas. Así dividió sus fuerzas en cuatro columnas:

  • Columna derecha, bajo el mando del TG ruso, Hermann estaba formado por 9.000 soldados rusos encuadrados en 3 DIs y 1 BRI. Partiría de Petten y Krabbendam, con el fin de reunirse el pueblo de Bergen:
    • DI de Jerepsoff (3 BIs y 3 BGs).
    • DI de Ivan Essen (5 BIs y 1 BG).
    • DM de Ivan Emme (4 BIs, 4 EHs y 6 ECs de Cosacos).
    • BRI-IX británica de Robert Manners (RI-9 y RI-56) reforzada con el RDL-2 de la Reina (2), en total 2.500.
  • Columna centro-derecha al mando del TG David Dundas con 6.500 hombres encuadrados en 3 BRIs británicas pretendía unirse a Schoorldam:
    • BRI-I de Guardias bajo Doyley (BI-3 y BG de Guardias),
    • BRI-II de Guardias bajo Burrard (BI-2 y BI-3 de Guardias).
    • BRI-VIII bajo el príncipe William (2 BIs de RI-5 y 1 BI del RI-35).
  • Columna centro-izquierda al mando del TG James Pulteney con 5.000 hombres en 2 BRIs debía reunirse en la zona de Langedijk y las aldeas de Oudkarspel y Heerhugowaard:
    • BRI-III bajo Eyre Coote (RI-27, RI-29 y RI-85).
    • BRI-V bajo George Don (RI-17 y RI-40.)
  • Columna izquierda al mando del TG Ralph Abercromby, con 9.000 infantes en 3 BRIs y reserva, debía atacar el flanco derecho del ejército franco-bátavo, llegando primero a Hoorn y luego continuar hacia el sur a Purmerend:
    • BRI-IV bajo John Moore (RI-25, RI-49, RI-79 y RI-92).
    • BRI-VI bajo el conde de Cavan (RI-20 y RI-63).
    • BRI-VII bajo el conde de Chatham (RI-4 y RI-31), y la
    • Reserva bajo el coronel MacDonald (RI-53, RI-55, 1 BG y 1 BIL) y 160 dragones del RDL-18 (2).

La izquierda franco-bátava estaba posicionada ventajosamente en las altas colinas de arena que se extienden desde el mar, frente a Petten hasta la ciudad de Bergen. El terreno sobre el que debían moverse las columnas centrales se cruzaba cada 300 o 400 metros por acequias y canales anchos, profundos y húmedos. Los puentes que cruzaban las pocas carreteras que conducían a los puntos de ataque habían sido destruidos y se habían dispuesto obstáculos cuidadosamente.

Contrariamente a todas las expectativas razonables, la columna izquierda Ralph Abercromby no participó directamente en la batalla; en consecuencia, las tropas aliadas comprometidas ascendieron solo a unos 23.500 hombres. La columna de Ralph Abercromby comenzó su marcha en la tarde del 18 de septiembre, pero su avance se retrasó por el mal estado de las carreteras, y llegó a Hoorn muchas horas más tarde de lo esperado.

La batalla fue iniciada por las fuerzas rusas, que a las 08:00 horas del 19 de septiembre, obtuvieron posesión de Bergen. En vano esperaron el apoyo de sus aliados británicos, que ni siquiera se habían alineado para la batalla, porque los comandantes británicos y rusos se habían olvidado de sincronizar sus relojes. Como resultado, las fuerzas rusas fueron rápidamente rodeadas por los franceses, Hermann fue hecho prisionero y su segundo al mando, Jerepsoff fue muerto, mientras que sus tropas se vieron obligadas a regresar a través de Bergen a Schoorl, que también tuvieron que abandonar.

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Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799). Recaptura de la ciudad por los franceses. (1) lucha en la ciudad; (2) supervivientes de la MBI-42 huyendo intentan reagruparse; (3) avance de la MBRI-4 en columnas de batallón (617 hombres); (4) dos escuadrones caballería francesa, (5) otras fuerzas francesas se dirigen a cortar la retirada a los rusos. Autor Peter Dennis
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Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799). Captura del teniente-general ruso Johann Hermann von Fersen.
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Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799). Captura del teniente-general ruso Fersen.

Este pueblo fue retomado por la BRI-IX de Robert Manners, que luego fue reforzada por BIs rusos, por la BRI-I de Guardias bajo Doyley y por el RI-35 de la BRI-VIII del príncipe William.

La acción fue renovada por estas tropas, quienes a su vez rechazaron al enemigo; pero la falta de municiones y el estado de agotamiento del cuerpo comprometido en esa parte del campo los obligó a retirarse a Petten y al canal de Zijpe.

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Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799). Lucha en la ciudad. Autor P.G. van Os.

La columna centro-derecha al mando del TG Dundas atacó la aldea de Warmenhuizen al amanecer, donde el enemigo, con una gran fuerza de artillería, estaba fuertemente posicionado. 3 BIs rusos, al mando del GD Sedmoratsky, saliendo de Krabbendam, irrumpieron por la izquierda del pueblo, y el RI-1 de Guardias entró por la derecha al mismo tiempo.

El BG de Guardias, el RI-3 de guardias y 1 BI del RI que había sido previamente destacado para marchar sobre Schoorldam, para mantener la comunicación con James Pulteney; se unieron al resto de la columna, que, después de tomar Warmenhuizen, había sido reforzada por 1 BI del RI-5, y el conjunto avanzó y se apoderó de la aldea. Lo mantuvieron bajo fuego de artillería hasta la conclusión de la acción.

La columna de centro-izquierda, aunque se oponía al grueso del ejército de Batavia, bajo el mando del general Daendels, había superado toda oposición y había tomado posesión de Oudkarspel, asegurando así la línea de avance directo sobre Alkmaar.

Ralph Abercromby también había cumplido bien su tarea al capturar la ciudad de Hoorn, en la costa del Zuiderzee, y se situó en una posición favorable para completar el movimiento de envolvimiento.

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Batalla de Bergen (19 de septiembre de 1799). Explosión de un carro de municiones.

Sin embargo, la marcha hacia el sur desde Hoorn, que era el objetivo principal de la maniobra, y que permitiría a Abercromby tomar el flanco derecho del ejército franco-bátavo, resultó imposible debido a los obstáculos preparados por los lugareños. Lo que también explica la facilidad del camino a Hoorn. Después de la retirada de las otras columnas, se ordenó a Abercromby que evacuara Hoorn y regresara a su punto de partida de la misma manera.

Las pérdidas en ambos lados fueron considerables: los británicos tuvieron 6 oficiales, 2 sargentos, 109 soldados muertos; 43 oficiales, 20 sargentos, 2 tamborileros, 345 soldados heridos; 22 sargentos, 5 bateristas, 463 soldados desaparecidos. Los rusos tuvieron 1.741 soldados y 44 oficiales, muertos o capturados; otros 1.225, incluidos 49 oficiales, resultaron heridos. Los franco-bátavos tuvieron 1.050 muertos, más de 2.000 soldados, incluidos 60 oficiales, resultaron heridos o hechos prisioneros, pero capturaron 16 cañones.

El recién nombrado comandante en jefe ruso, Mikhail Kutuzov, que se apresuraba desde San Petersburgo para asumir el mando de las fuerzas rusas, se enteró de la debacle en Hamburgo y, al considerar que la campaña estaba condenada al fracaso, regresó rápidamente a Rusia.

Los republicanos volvieron a ocupar todas las posiciones de las que habían sido expulsados, y su línea general de defensa estaba cubierta a la derecha por inundaciones, los únicos caminos por los que estaban cubiertos por trabajos de campo.

El espacio entre Alkmaar y el Zuiderzee quedó así defendible por un pequeño número, y Ámsterdam quedó asegurada en el lado de la tierra. El resto del ejército, que había sido reforzado, se concentró entre el Langedijk y el mar, y el puesto de Oudkarspel se fortaleció con obras adicionales e inundaciones. Schoorldam y Koedijk también fueron fortificados. El siguiente gran enfrentamiento tendría lugar en Alkmaar el 2 de octubre.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2020-10-27. Última modificacion 2022-10-10.
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