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Antecedentes
Las Juntas de gobierno de Sevilla y Granada, bajo la presidencia de Francisco de Saavedra, comenzaron el reclutamiento de dos ejércitos, que debían cortar el camino a través de Sierra Morena a los franceses. El germen del ejército de Andalucía lo formaban las tropas regulares del Campo de Gibraltar que eran 16 RIs y 3 RCs al mando del general Castaños. Por su parte, Teodoro Réding comenzó el reclutamiento de un segundo ejército, donde se encontraba su RI-3 suizo de Réding, en la provincia de Granada. El reclutamiento fue masivo, destacando el número de voluntarios, que formaban más de la mitad del ejército de Andalucía (unos 17.000 hombres).
Batalla del puente de Alcolea (7 de junio de 1808)
A mediados de mayo, Murat intentó designar al mariscal Moncey para que se pusiese al frente de la fuerza que intentaría llegar a Cádiz, con el fin de auxiliar a la escuadra francesa del almirante Rosilly fondeada allí desde la batalla de Trafalgar. Pacificando a lo largo del camino, toda la ruta de Castilla la Nueva y Andalucía. Moncey rechazó dicha misión alegando que sus instrucciones no hablaban de ella y que, en su calidad de mariscal, no estaba claro que Murat pudiese ordenarle esa misión.
Murat designó a Dupont para la dicha misión, el cual salió de Toledo, donde tenía establecido su cuartel general, el día 23 de mayo con unos 13.000 hombres. Dupont alcanzó sin mayores incidentes Santa Cruz de Mudela el día 1 de junio, y estableció en ese pueblo un depósito de intendencia dejando una guarnición de unos 500 hombres. Comenzó al día siguiente el cruce del paso de Despeñaperros, donde ya las incipientes partidas de guerrilleros españoles hostigaban bastante a las fuerzas francesas aprovechando la favorable configuración del terreno y causándoles bajas sensibles. Cuando alcanzaron La Carolina, los franceses empezaron a preocuparse al ver el pueblo vacío. Más tarde en el más importante núcleo de Andújar, Dupont tuvo noticias del levantamiento general de Andalucía y la formación de la Junta de Sevilla, aunque continuaron la marcha y para el 5 de junio llegaron al puente de Alcolea en las inmediaciones de Córdoba.
El Tcol Echávarri, nombrado general por la Junta de Córdoba, reunió en breve tiempo 15.000 voluntarios mal armados y poco disciplinados, pero entusiastas y resueltos a pelear contra el invasor francés. El 4 de junio llegaron a Córdoba procedentes de Lucena 5.000 paisanos a pie y 400 a caballo reclutados por el conde de Valdecañas, que se puso a las órdenes de Echávarri. Entre ellos se encontraban 200 soldados suizos del RI-3 suizo de Réding, que se negaron a formar parte de la brigada Schramm del general Dupont. Para unirse a estas heterogéneas tropas se enviaron las siguientes unidades:
- BG-I provincial del coronel Joaquín de la Chica.
- BG-II provincial del Tcol Pedro Agustín Girón.
- ½ BI de Campo Mayor del coronel Cayetano de Iriarte.
- 2 ECs del RC del Príncipe.
- 1 ED de RD de la Reina.
- 2 Bías de artillería a pie con 4×4 y 4×8.
- Tropas de zapadores, al mando del capitán de ingenieros Gaspar Diruel.
El día 5 de junio por la tarde se tocó a rebato en Córdoba, pero resultó ser una falsa alarma. No obstante, las tropas tomaron posiciones en el Puente de Alcolea para impedir el acceso a la ciudad por la carretera de Madrid en su cruce del Guadalquivir y situado a 11 kilómetros de la ciudad.
El día 6 de junio por la mañana los españoles habían desplegado 22.100 hombres para la defensa del puente sobre el río Guadalquivir:
- 2.100 soldados del ejército regular (1.400 de infantería española, 200 de infantería suiza y 500 de caballería y artillería).
- 20.000 paisanos armados (400 de ellos a caballo).
- 8 piezas de artillería.
Su dispositivo era el siguiente:
- Una Cía del BI de Campo Mayor, a las órdenes del capitán Lasala, guarnecía un reducto a manera de cabeza de puente que se improvisó en la orilla izquierda del río Guadalquivir, en un atrincheramiento realizado por los zapadores del capitán Diruel.
- El BG-I provincial del coronal de la Chica se situó en la orilla derecha y se parapeteó en las casas del pueblo de Alcolea.
- El BG-II provincial del Tcol Girón se situó en la misma orilla y a la izquierda del BG-I.
- El resto del BI de Campo Mayor del coronel Iriarte se situó a la derecha del BG-I con 2×4 cañones.
- Varios batallones de paisanos armados del Tcol Echávarri se situaron en la línea de alturas que dominan el puente por el norte con los otros 2×4 cañones.
- El resto de los paisanos armados del Tcol Echávarri, se situaron con los 4×8 cañones a 2 km a retaguardia del puente, al comienzo de la Cuesta de la Lancha; era un lugar desde el que se dominaba con el fuego del cañón un buen trecho de la carretera por donde tenía de aproximarse el enemigo.
- Los paisanos de Lucena armados tanto a pie como a caballo, reforzados con los 200 suizos del RI-3 de Réding y los ECs de la Reina y el Príncipe, todos bajo el mando del conde de Valdecañas; se situaron a la izquierda del río Guadalquivir en la Cuesta de la Morena, sobre el camino de Córdoba a Bujalance, con intención de caer de flanco sobre las columnas francesas que avanzasen por la carretera general con dirección al puente.
Mientras tanto, la brigada de cazadores de Dupré se había establecido en Aldea del Río (actual Villa del Río) el día 3 de junio, para dar tiempo a la concentración de todas las tropas francesas en Andújar.
El día 4 de junio Dupont envió la BRD de Privé a Bujalance en dirección a Granada, pero no pudieron abrirse paso, con lo que se perdió la esperanza de incorporar los efectivos de la brigada Schramamm. Ese mismo día se sublevó el RI-6 de Preux en Andújar, que no quería combatir contra los españoles. El general Rouyer volvió a reiterarles la promesa de que no harían tal cosa.
Para restar tiempo al enemigo a organizarse, Dupont decidió desencadenar una rápida ofensiva. Para ello el 5 de junio concentró sus tropas de infantería y artillería en Aldea (Villa) del Río; el día 6 de junio avanzó con el grueso de las mismas hasta El Carpio, y a las once de la noche partió para presentarse en el Puente de Alcolea al amanecer.
Nada más llegar al Puente de Alcolea, la vanguardia francesa fue recibida por los disparos de cañón y fusil de los españoles allí desplegados. El combate presentó cinco fases o momentos diferentes:
A las 04:00 horas, Dupont mandó desplegar su artillería, compuesta por 16 piezas de a 4, de a 8 y de a 12 libras, en las alturas próximas a la carretera desde las que podía batir fácilmente las posiciones españolas de la orilla derecha del río. Se entabló así un intenso cañoneo que duró una hora y media, y se produjeron escasas bajas, aunque resintió la moral de los paisanos.
Mientras tanto, Dupont mandó un destacamento de marinos de la Guardia bajo el capitán de fragata Bastea, para reconocer el puente. Este comprobó que no estaba minado ni obstruido con barricadas, sino simplemente defendido por un reducto improvisado en la orilla izquierda. Dupont decidió mandar a la DI de Barbou en su ataque, debiendo iniciar el mismo la BRI Pannetier seguida a cierta distancia de la BRI Chabert.
Antes de que se iniciase el ataque, las fuerzas españolas del conde de Valdecañas aparecieron en las alturas que dominan la carretera general amenazando el flanco izquierdo y la retaguardia francesa. Dupont envió contra ellos la DC de Fresia con la BRC de cazadores de Dupré y la BRD de Privé, seguida por el resto de los marinos de la Guardia y la brigada Rouyer.
Los jinetes de Valdecañas a pesar de ser numéricamente inferiores, se lanzaron impetuosamente a la carga; pero antes de llegar al choque, los dragones de la Reina efectuaron una variación para rodear un montículo que los separaba de los franceses. Los paisanos a caballo creyeron que los dragones se retiraban, volvieron grupas y comenzaron a huir. La caballería francesa del general Fresia cargó sobre ellos haciendo gran mortandad. En pocos momentos una parte importante de la caballería española había quedado deshecha, ante la atónita mirada del resto del ejército, cuya moral iba poco a poco resquebrajándose.
Los supervivientes intentaron cruzar el río por el vado del Rincón, pero no acertaron con el paso, fueron arrastrados por la corriente y perecieron ahogados.
Entretanto, la BRI Pannetier se lanzó al asalto del reducto defendido por el capitán Lasala. Atacaron en cabeza 2 BIs de la guardia municipal de París, seguidos de cerca por la Legión-3 de reserva. Los españoles los recibieron con un nutrido fuego que ocasionó al enemigo bastantes bajas. No obstante, los franceses lograron llegar al foso del reducto, escalaron el parapeto del mismo y obligaron a los españoles a retirarse del reducto y a cruzar el puente hacia la orilla derecha del río. Los franceses cruzaron el puente persiguiendo a los españoles, y la lucha se generalizó por ambos bandos en el pueblo de Alcolea por espacio de dos horas, al cabo de las cuales quedó de manifiesto la superioridad de los franceses, que obligaron a los españoles a abandonar el pueblo. En su interior los franceses mataron a todos los paisanos que encontraron con armas en la mano.
Las fuerzas regulares españolas se retiraron con orden y tomaron posiciones de nuevo en la Cuesta de la Lancha mientras los franceses rellenaban el foso del reducto para abrir el paso a sus unidades de caballería y artillería. A mediodía se reanudó la ofensiva de los franceses con un movimiento envolvente sobre el ala izquierda de las tropas de Echávarri. En vista de esta amenaza, los jefes españoles decidieron retirarse a la ciudad de Córdoba y resistir en ella hasta que el general Castaños acudiera a socorrerla.
La retirada se produjo en buen orden protegida por el BG-II, pero un acontecimiento inesperado vino a deshacer como por ensalmo lo que quedaba del ejército de paisanos. Un oficial de artillería al recibir la orden de retirada, vio que le era imposible llevarse el repuesto y municiones de la batería, por lo que decidió su voladura. El estruendo de la misma provocó tal pavor en los batallones de paisanos, que iniciaron una huida desesperada, manteniéndose exclusivamente las unidades regulares precedidas por la artillería y protegidos por la caballería. Al llegar a Córdoba la pequeña división de Venegas se encontró las puertas cerradas y se abrieron por la amenaza de hacerlo a cañonazos, teniéndose que emplazar un cañón a tal efecto.
El llamado ejército de Córdoba, reducido a los 2.000 regulares, se vio la imposibilidad de defender la ciudad, por lo que se ordenó la retirada hacia Écija, dejando en la ciudad a la Cía de granaderos de Guadix, al mando de su viejo coronel, José Calvache y el recién creado batallón urbano.
De este modo finalizó el combate del Puente de Alcolea, primer enfrentamiento armado de importancia entre fuerzas españolas organizadas y francesas y que se saldó con 140 bajas francesas y unas 200 españolas entre militares y civiles.
La columna de Dupont llegó a las puertas de la ciudad de Córdoba la misma tarde del día 7 de junio. Dupont requirió la presencia de las autoridades para que abrieran la Puerta Nueva y se le franqueara la entrada en la ciudad; pero los granaderos españoles que la guarnecían se negaron a abrirla, y las autoridades no se presentaban, a pesar de los oficios interpuestos por el prior de un convento cercano. Unos disparos procedentes de la Puerta Nueva hirieron a varios integrantes de la escolta de Dupont, por lo que este ordenó a la brigada Chabert que abriese la citada puerta a cañonazos.
Una vez abierta, los soldados de la Legión-4 se lanzaron en tromba hacia el interior de la ciudad, mientras los granaderos españoles la evacuaban por el puente romano del sur de la ciudad. Disparos aislados causaron 10 bajas en los franceses, lo que causó que estos desataran su furor contra los paisanos desarmados y saquearan la ciudad durante 4 horas, cometiendo todo tipo de tropelías (asesinatos, violaciones, saqueos, profanaciones, etc.), robando 10 millones de reales en el Palacio Episcopal.
Las autoridades cordobesas por fin se presentaron ante Dupont. Este tocó generala para reunir a sus soldados, y estableció dos campamentos a las afueras de la ciudad: uno al norte con la brigada Chabert y el otro al sur con la brigada Pannetier. No obstante, esa misma noche y durante los dos días siguientes la población cordobesa continuó sufriendo los atropellos de los soldados franceses, conducta que Dupont se vio obligado a atajar con severas medidas disciplinarias.
El general Dupont se detuvo 10 días en Córdoba, quizás preocupado por los pocos correos que recibía de Madrid; bien porque sus comunicaciones ya empezaban a estar seriamente amenazadas o bien por otras razones que le aconsejaron la inacción; en cualquier caso esos días fueron decisivos para que ya le fuese imposible cumplir con su misión original de llegar a Cádiz.
Los españoles pidieron vicealmirante Rosilly el 30 de mayo entregar su flota. El vicealmirante se negó, pero rindió a los españoles su escuadra el 14 de junio, tras ser cañoneada por barcos pequeños y una batería los pasados días 9 a 10 de junio, se entregaron los navíos franceses Héroe, Neptune, Venceteur, Plutón y Algeciras, así como la fragata Cornelia.
Batalla de Valdepeñas (6 de junio de 1808)
El mismo día 5 de junio en el que Dupont llegaba al Puente de Alcolea, los vecinos de Santa Cruz de Mudela atacaron al destacamento francés de guardia en el depósito establecido en su pueblo causándoles cerca de 120 muertos y obligándoles a retirarse en dirección a Valdepeñas, 15 km más al norte. En Valdepeñas los vecinos habían formado una junta local hacía un mes, desde los sucesos del 2 de mayo en Madrid, y alertados por las noticias, se aprestaron al combate por sí mismos, al haber sido vergonzosamente abandonados días antes por la única tropa regular española que al mando de un capitán estaba en la población. Al aparecer las vanguardias de las tropas francesas en retirada, los valdepeñeros les atacaron y les obligaron a rodear el pueblo para establecerse en una posición unos 2 km al norte, donde llegó un convoy de convalecientes franceses al mando del general Roize. Ante las noticias que le dieron los supervivientes llamó en su ayuda al general Liger-Belair que estaba al cargo de la seguridad de las comunicaciones con Madrid y disponía de tropas de caballería en Madridejos y Manzanares.
A su llegada el general Liger-Belair exigió a los valdepeñeros paso libre por la calle principal que era el Camino Real de Andalucía, a lo que estos se negaron, lanzando a continuación los franceses una nutrida formación de caballería (250 efectivos) a la carga, que se deshizo ante las trampas que habían preparado los vecinos en las calles del pueblo y que lanzaron por tierra a los orgullosos dragones del Imperio, donde los vecinos les remataban a placer.
Por segunda vez ordenó el general francés cargar a sus dragones con el mismo desastroso resultado, en la batalla se distinguió la vecina Juana Galán, apodada La Galana, que regentaba una gran casa con fonda y taberna a la entrada de la villa. Armada con una cachiporra arremetió contra los dragones franceses.
El general francés tuvo que recurrir a incendiar la población para que los valdepeñeros pidiesen capitulación, los cazadores galos fueron tomando poco a poco el lugar, empujando a los defensores hacia pelotones estratégicamente ubicados para disparar sobre quienes huían de las llamas. Pero incluso así la resistencia era feroz, por lo que finalmente se pactó una tregua: los soldados podrían recoger a sus caídos y luego seguirían hacia Andalucía rodeando Valdepeñas, mientras que los vecinos les darían provisiones para una jornada.
En la batalla se distinguió Jauana Galán conocida como La Galava, a falta de hombres suficientes para defender el pueblo, ella misma animó a las mujeres a salir a luchar. Las mujeres lo hicieron vertiendo por las ventanas agua y aceite hirviendo sobre la soldadesca, mientras que ella se armó con una porra y salió a la calle a luchar cuerpo a cuerpo contra la caballería francesa.
Los franceses sufrieron 305 muertos y 47 heridos y se sintieron tan poco seguro de su victoria que en lugar de avanzar hacia Despeñaperros, retrocedieron hasta Madridejos para esperar a la división de Vedel antes de continuar su marcha hacia Andalucía.
Movimientos franceses antes de Bailén
Los sucesos de Valdepeñas tuvieron una consecuencia gravísima para las tropas de Dupont, ya que se interrumpieron sus comunicaciones con Madrid, pues ya el 9 de junio partidas irregulares de patriotas españoles ocuparon Andújar apresando a la guarnición francesa; con lo que el general francés estaba aislado y no cabía duda que la falta total de información debió de influir en su decisión de no moverse de Córdoba durante 10 días, y retirarse hacia Andújar esperando seguramente los refuerzos que le pudiesen enviar desde Madrid.
A primeros de junio se dieron dos hechos muy importantes para el desarrollo futuro de los acontecimientos. El primero fue la enfermedad de Murat, que le obligó a retirarse a Francia siendo sustituido por el general Savary muy inferior en cualidades militares, que llegó a Madrid el 15 de junio. El segundo fue la orden de la Junta de Sevilla, en la que se nombraba al teniente-general Francisco-Javier Castaños como comandante en jefe del ejército, para concentrar en Carmona todas las fuerzas disponibles de las dos Capitanías Generales andaluzas.
Castaños prefirió hacerlo en Utrera como posición más favorable el 12 de junio, dejando en Carmona un cuerpo de vanguardia al mando del mariscal de campo marqués de Coupigny para defender los accesos a Sevilla frente a las avanzadas francesas que habían llegado ya a la Carlota y Écija. Al mismo tiempo se reunían las tropas de la capitanía general de Granada y Costa, cuyo mando lo ostentaba el TG Ventura Escalante que aun siendo más antiguo que Castaños renunció al mando conjunto de las tropas de Andalucía a favor de este.
Una de las primeras decisiones del general Savary, a pesar de las opiniones contrarias de Napoleón, fue ordenar al general Vedel que emprendiese la marcha con su división desde Toledo para reforzar a Dupont y restableciese las comunicaciones con él. Así lo hizo Vedel, recogiendo en Madridejos a los generales Roize y Liger-Belair que mandaban destacamentos de 400 y 500 efectivos, llegando el 26 de junio al paso de Despeñaperros con 5.000 infantes, 450 jinetes y 10 cañones. Entabló combate con las fuerzas españolas heterogéneas de unos 2.000 efectivos que al mando del Tcol Pedro de Valdecañas defendían la posición, derrotándolas y continuando su marcha hasta La Carolina con sus dos BRIs de los generales Poinsot y Cassagne. En Andújar contactó con Dupont que había abandonado Córdoba el día 17 de junio ante la falta de refuerzos y las noticias que tenía de la movilización contra él de las tropas españolas y de la rendición de la escuadra del almirante Rosilly en Cádiz el 14 de junio.
El 20 de junio, envió una fuerza de castigo al mando del oficial de marina Baste con 800 infantes, 200 jinetes y 2 cañones a Jaén para castigar a los responsables del aniquilamiento del destacamento de Andújar y hacer acopio de los abastecimientos necesarios para la alimentación de la tropa. Baste avanzó sin encontrar resistencia y solamente a las puertas de la ciudad se le enfrentaron un tropel de paisanos armados que le ocasionaron algunas bajas, pero que ante la respuesta francesa, se dispersaron y se acogieron a las alturas que bordeaban Jaén. Esta resistencia fue el pretexto para someter a la ciudad a un horrible saqueo que duró varias horas, saqueando, violando y asesinando. Tras esta tropelía, Baste retrocedió hacia Andújar, transportando 15.000 raciones de pan, vino y carne, que apenas podía cubrir las necesidades de las tropas francesas durante día y medio.
El 22 de junio, recibió Dupont el ansiado correo de Madrid, anunciándole que se había dado orden a la división Vedel de ponerse a sus inmediatas órdenes. Dupont ordenó a Vedel avanzar con su división hasta Bailén lo que este hizo el 29 de junio, aunque dejando destacamentos de guarnición a lo largo de la ruta con Madrid.
Al día 1 de julio el GB Cassagne, con una fuerza de unos 1.500 hombres realizó una nueva expedición sobre Jaén con objeto de reunir víveres y proteger el flanco izquierdo francés. Pero esta vez no encontraron a la ciudad desprevenida y los visitantes fueron recibidos con fuego de fusil por un destacamento del RI-3 suizo de Réding y de los voluntarios de Granada.
Los franceses lograron ocupar el castillo y gran parte del caserío durante tres días. Las elevadas pérdidas que sufrieron en los combates callejeros, unidas a la intermitente llegada de refuerzos españoles, y a la noticia de que Castaños se había movido, aconsejó a Dupont ordenar a Cassagne que se retirase de Jaén, lo que hizo el día 3 de julio.
El 4 de julio, Dupont solicitó nuevos refuerzos, nada menos que entre 10.000 a 12.000 hombres, número que considera indispensable para enfrentarse con éxito a las que califica de considerables efectivos del ejército de Andalucía, evaluadas por él en 50.000, entre tropas activas y milicias.
Combate de Mengíbar (16 de julio de 1808)
El 11 de julio Castaños llegó a Porcuna con las tropas de la junta de Sevilla y allí se le unieron las que enviaba la junta de Granada, reuniendo 29.246 efectivos; que dividió en 3 columnas una bajo el suizo Teodoro Réding con 9.485 hombres, otra bajo el valón Antonio Malet de Coupigny con 6.218 hombres, y la suya propia de 11.069 hombres, dividida a su vez en 2 divisiones; una regular al mando de Félix Jones de origen irlandés con 4.878 hombres y la de reserva al mando de Manuel de la Peña de 6.191 hombres.
El plan ideado por Castaños, contemplaba tres movimientos:
- Las dos DIs de Castaños con 11.069 hombres atacarían Andújar, fijando a las fuerzas de Dupont de frente.
- La DI de Coupigny con sus 6.218 hombres, cruzaría el río Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina.
- La DI de Réding cruzaría también el río Guadalquivir con 9.485 a través de Mengíbar. y avanzaría rápidamente hacia Bailén.
- El destacamento de Pedro Valdecañas, cruzaría el río antes que la DI de Réding aguas arriba de Mengíbar, debería situarse entre Bailén y Guarromán, para abortar cualquier retirada hacia la Sierra e impedir la llegada de refuerzos por el Puerto del Rey.
- El Tcol Cruz, atravesaría el río por Marmolejo, se situaría en la orilla derecha del río con la misión de amenazar la retaguardia de Dupont, obligándole a destacar una fuerza para protegerse por el norte.
Si alcanzaba esos objetivos, Castaños tendría a Dupont cogido en una bolsa.
La noche del 13 de julio, la vanguardia de la DI de Réding, al mando del brigadier Venegas, con un BI de Guardia Valonas y otro BI de voluntarios de Granada, precedidos por los EDs de Numancia y cazadores de Olivenza, comenzó su avance hacia Mengíbar. En esa población vivaqueaba el general Liger-Belair con un destacamento de 1.800 hombres y una avanzadilla de caballería. A las 05:00 horas del 14 de julio, el general Venegas, al frente de los dragones de Numancia y de los cazadores de Olivenza, cargó sobre los jinetes franceses que había en la orilla izquierda del río Guadalquivir, poniéndolos en fuga. Ante la superioridad numérica de las tropas españolas, el general Liger-Belair abandonó el pueblo de Mengíbar y se refugió en las alturas que dominan los vados sobre el río.
A la mañana siguiente el general Réding atacó a los franceses de Liger-Belair, pero la llegada del resto de fuerzas de la división Vedel hizo que el general español no se emplease a fondo en el ataque, desplegando al sur del río tan solo una parte de sus fuerzas. El tiroteo cesó sobre las 08:00 horas.
La DI de Coupigny tomó posiciones en Higuera de Arjona el día 13 de julio para observar al BI francés dela división Vedel apostado en Villanueva de la Reina. La mañana del 14 de julio, los franceses se encontraron con la DI española, que los desalojó de su base en Villanueva. Posteriormente, los españoles rechazaron a cañonazos a un destacamento de reconocimiento enviado por Dupont para evaluar las fuerzas españolas. El 15 de julio, Dupont envió 2 BIs de la Legión-4 a Villanueva. Su presencia bastó para que el general Coupigny decidiera no cruzar el río Guadalquivir con el grueso de su división.
La DI de Jones, la DI de reserva de Lapeña y el Cuartel General de Castaños se instalaron en Arjonilla el 13 de julio. El 15 de julio por la mañana las 2 DIs españolas ocuparon las alturas de los Visos de Andújar tras desalojar las avanzadillas francesas allí desplegadas. Se produjo un cañoneo entre franceses y españoles que duró hasta el mediodía, hora en la que Dupont envió contra los Visos las Cías de la Legión-3 y un destacamento de dragones. A los 800 metros de recorrido fueron barridos por el nutrido fuego de fusil y cañón de las tropas de Castaños. Por su parte, el fuego de cañón de las piezas de 12 y 16 lbs de los españoles obligaron a Dupont a abandonar sus posiciones al sur del río Guadalquivir.
El cuerpo volante del Tcol Cruz Mourgeón cruzó el río Guadalquivir el día 15 de julio por el puente de Marmolejo, amenazando el flanco derecho de las fuerzas de Dupont. Contra ellos envió al general Lefranc con el RIP-6, que rechazó a los españoles y les obligó a refugiarse en el Peñascal de Morales.
El cuerpo volante del coronel Valdecañas se encontraba el 15 de julio en Baeza y se dirigía a Despeñaperros, lo que produjo la natural alarma en el general Gobert.
Tras los combates de los días 14 y 15 de junio, Dupont estimó que el ataque principal de los españoles se efectuaría sobre Andújar, frente al cual creía que tenía unos 18.000 hombres. Estimó en 6.000 hombres los apostados en frente a Villanueva, vigilados por los hombres de la Legión-4; en cuanto a las fuerzas de Mengíbar, Vedel estimó su fuerza en unos 3.000 hombres y no los atacó confiado en la actitud poco resuelta a forzar el paso del río que habían mostrado los españoles la mañana del 15 julio.
Tras estas estimaciones, Dupont solicitó refuerzos a Vedel para hacer frente a Castaños en Andújar; Vedel marchó hacia allí con la mayor parte de su división (Legión-5, 1 BI del RI-4 suizo, el RDP-6 y 11 piezas de artillería), dejando frente a Mengíbar el destacamento del general Liger-Belair reforzado con un 1 BI del RI-4 Suizo. Además, solicitó al general Gobert que reforzara a Ligel-Belair en su caso con sus tropas de Bailén, estimadas en unos 900 hombres y 200 jinetes.
Las tropas de Vedel abandonaron Mengíbar bajo la atenta mirada del general Réding, que había escondido la mayor parte de sus tropas en los combates del 15 de julio. Por ello resolvió atacar el 16 de julio por la mañana las posiciones de Mengíbar y forzar el paso para llegar a Bailén. Para ello solicitó refuerzos a Coupigny, que le envió 1 BI del RI de Ceuta, 200 voluntarios de Cataluña, dos piezas de artillería y algunos jinetes. Estos refuerzos fueron desplegados frente al paso de la Barca, en Mengíbar, para distraer a los franceses mientras el grueso de la DI Réding atravesaba el río Guadiel 3 km aguas arriba por el vado de El Rincón.
A las 02:00 horas del 16 de julio, una patrulla española abrió el fuego desde la margen izquierda, simulando hacer preparativos para cruzar el río por aquel lugar y atacar a los franceses. Estos respondieron con un vivo tiroteo, que duró varias horas. Liger-Bela fue alertado de las intenciones de los españoles. En consecuencia, los franceses se retiraron de sus posiciones en Mengíbar a una nueva posición más a retaguardia en el camino de Bailén, en espera de los refuerzos que enviase el general Gobert.
A las 06:00 horas, mientras tanto, al amparo de la oscuridad, las tropas de Réding avanzaron en silencio por su propia orilla y con el agua a la cintura cruzaron el Guadalquivir por el llamado Vado del Rincón, que los franceses no habían guarnecido.
A las 07:00 horas, tras cruzar el río, los RIs españoles de Barbastro, Reina y Réding, los dragones de Numancia y la artillería ligera se desplegaron en batalla y, al amanecer, atacaron de flanco a los franceses. La sorpresa de los franceses fue completa, ya que los esperaban de frente, iniciando la retirada. El RC Farnesio y los lanceros de Utrera y Jerez, conocidos como los garrochistas, cargaron contra los infantes franceses, que se refugiaron en un olivar, donde establecieron unas piezas de artillería y dispararon a los jinetes españoles. La superioridad numérica española obligó a los franceses a retirarse tras el cauce seco del río Guadiel. La retirada fue ordenada y perdieron tan solo un cañón.
A las 08:00 horas llegaron los refuerzos del general Gobert, quien tomó el mando de la defensa. Los franceses desplegaron poco más de 2.000 hombres y 4 piezas de artillería. El centro de la línea francesa estaba formada por el destacamento de Liger-Belair y el BI del RI-3 Suizo. En la izquierda desplegaron un BIL del RIL-7 y 150 coraceros. En la derecha desplegaron 4 Cías del RIL-7, 80 dragones y 50 coraceros.
Frente a ellos el general Réding desplegó unos 9.000 hombres y 10 cañones. Su plan era aprovechar su aplastante superioridad numérica para desbordar a los franceses por ambos flancos. Sus unidades de infantería pertenecían al BI de Barbastro, el Tercio del Cuerpo Expedicionario de Tejas, BI-III de Guardias Valonas, RI de la Reina, RI de la Corona apoyados por el RC Farnesio, un EC de Olivenza, otro de Numancia y el que formaban los voluntarios garrochistas.
A las 08:30 horas, los franceses levantaron precipitadamente el campo e iniciaron el repliegue hacia Bailén, pero varias guerrillas del RI de Guardias Valonas rompieron en varios puntos las columnas, apoderándose de carros de municiones y del tren de bagajes francés.
A las 09:00 horas, volvieron a la carga los jinetes de Farnesio, Olivenza y los garrochistas. Esta vez los franceses del RIL-7 formaron disciplinadamente en cuadro, que con sus cerradas descargas detuvieron a los jinetes españoles. El capitán del Farnesio José Cherif, al mando de los jinetes garrochistas, fue alcanzado en ambas muñecas y murió desangrado. También cayeron muertos los alféreces Diego Aguirre y Vicente Lariz.
A las 09:30 horas el ED de Numancia cargó de nuevo con el propio Réding a la cabeza, sobre el RIL-7, que se vio forzado a formar de nuevo en cuadro.
A las 10:30 horas, el general Réding lanzó al ataque el BI de Barbastro y el Tercio de Tejas, flanqueados por los escuadrones de Olivenza y Numancia. Fueron sorprendidos por una unidad de coraceros franceses formada por entre 150 y 200 coraceros, que se prepara para cargar contra los españoles. Los cazadores de Olivenza y dragones de Numancia cargaron a su vez sobre los coraceros franceses. En el choque los 2 Escóns españoles, faltos de la protección que llevaban los coraceros, llevaron la peor parte y se vieron obligados a volver grupas perseguidos por los franceses. Se dirigen en tropel hacia el BI de Barbastro en la vanguardia de Venegas.
Se produjo una confusa y sangrienta melé de jinetes españoles y franceses e infantes españoles, acuchillándose salvajemente entre sí. Por fin se rompió la línea de Barbastro y el tumulto se dirigió hacia la segunda línea española formada por el BI-III de Guardias Valonas y los RIs de la Reina y de la Corona. Los infantes españoles se vieron forzados a disparar contra la confusa melé para sostener la posición, en cuyas proximidades prosiguió el combate a pie y a caballo. Por fin se retiraron los coraceros franceses dejando numerosas bajas tras de sí.
A las 11:30 horas, el combate había llegado al cerro de la Harina, a 3 km al suroeste de Bailén y de nuevo la línea española amenazaba con envolver a los franceses. El general Gobert envió otra vez a sus coraceros para proteger su infantería, y resolvió ponerse él mismo a la cabeza de sus jinetes. Pero una bala le impactó en la cabeza derribándole del caballo y matándolo. Tomó el mando de las fuerzas francesas el general Dufour, que vio salvada la peligrosa situación de sus tropas debido a la impetuosa carga de los coraceros, mandados por el general Lagrange y el mayor Christophe, y que fue finalmente desbaratada con grandes pérdidas gracias al nutrido fuego de los infantes españoles.
Al llegar a ese punto, el general Réding no se atrevió a continuar con el ataque porque se sentía poco apoyado por el general Coupigny y porque temía que el general Vedel apareciera de pronto por su flanco izquierdo.
A las 14:00 horas, concluyó el combate. El general Dufour se mantuvo en el cerro de la Harina, y el general Réding regresó a Mengíbar.
Las bajas españolas ascendieron a 35 muertos y 131 heridos. Las bajas francesas debieron ser bastante superiores, pero no hay datos fidedignos sobre las mismas. Entre los muertos destaca la pérdida del general Gobert, jefe de división de Moncey operando temporalmente a las órdenes de Dupont.
Combate de Villanueva (15 de julio de 1808)
La DI de Coupigny, en cumplimiento de la misión asignada, había efectuado la marcha de flanco a continuación de la de Réding. Tomaron posiciones el día 14 de julio a la altura de Villanueva de la Reina, para atravesar el río Guadalquivir y efectuar, de forma coordinada, con Réding, la acción envolvente sobre las posiciones francesas de Andújar.
Dupont, que aunque considerando que la acción principal se daría en Andújar, destacó a la Legión-4 para que efectúe un reconocimiento armado en la zona y evaluase los efectivos en presencia.
Coupigny se encontraba en los altos de la actual Higuera de Arjona (denominada en aquella época Higuereta), observando los movimientos que realizaba el enemigo en la orilla norte del río, principalmente los correspondientes a la DI de Vedel; y preparándose para actuar de manera coordinada con Réding, cuando en la madrugada del 15 de julio, recibió la información de que el enemigo se encontraba atravesando el río por Villanueva (se trataba de la Legión-4).
Los imperiales, apoyados por un corto número de caballos, tenía la misión de efectuar un reconocimiento armado, consistente en conocer la fortaleza del enemigo que se encontraba enfrente, obtenida la información, retrocedería antes de empeñarse en combate, aunque causando el máximo daño posible.
Al amanecer confirmó la posición de los franceses, que habían penetrado hasta la llamada ermita de Santa Ana que se encuentra al sur de Villanueva, y avanzaban en dirección a la Cazalilla. Coupigny ordenó al brigadier Grimarest, que con algunas tropas ligeras de infantería y destacamentos de caballería, obligara a los franceses a cruzar de nuevo el río. Los franceses firmemente asentados en las proximidades de la ermita, recibieron a los españoles con una descarga cerrada que les provocó sensibles bajas y les hizo retroceder.
Desde las alturas los franceses observaban la situación, el marqués de Coupigny, que sin pérdida de tiempo formó a los RCs Borbón y España, y acompañado de 3 piezas de artillería se lanzó en apoyo de las maltrechas tropas de Grimarest. La Legión-4 resistió y preparó al mismo tiempo su repliegue, que se realizó con orden. Las tropas españolas rebasaron también el río pisándoles los talones, incluso tomaron algunos prisioneros y parte del tren de bagajes de la columna francesa.
Tras la retirada francesa, Coupigny volvió a sus posiciones iniciales, a la izquierda de la DI de Réding.
El 17 de julio, la DI se pondrían en marcha a Menjíbar, atravesando el Guadalquivir el 18 de julio en barcas, uniéndose posteriormente con Réding.
La consecuencia más inmediata de los combates de Mengíbar y de Villanueva, fue que el general Dupont se dio cuenta de su error al menospreciar la amenaza española en Mengíbar, y resolvió ordenar a Vedel que regresara de inmediato con sus recién llegadas tropas a Bailén; para expulsar a los españoles de Mengíbar y asegurar junto con las tropas de Dufour el paso de Despeñaperros.
De esta manera, el general Vedel, al mando de unos 5.600 hombres, salieron de Andújar con sus cansadas tropas a las 23:00 horas del 16 de julio. Llegó a Bailén a las 08:00 horas del 17 de julio. No encontró a nadie. Los paisanos le informaron falsamente que las fuerzas de Réding se habían reunido con las de Juan de la Cruz en Linares y que juntos se dirigían a Santa Elena, por lo que se veía justificado que el general Dufour se viera forzado a salir en su persecución. De esta manera, el 18 de julio las tropas de Dufour estaban en Santa Elena y las de Vedel en La Carolina, habiendo dejado de esta forma la población de Bailén sin guarnición francesa alguna, y a su vez se habían alejado de Andújar, donde estaba el general Dupont.
Batalla de Bailén (19 de julio de 1808)
Despliegue de fuerzas
El 17 de julio, las tropas de la DI de Vedel y la DI de Dufour desplegaron entre Guarromán, La Carolina y Santa Elena.
El 18 de julio al amanecer, la DI de Réding y la DI de Coupigny cruzaron el río Guadalquivir y a las 09:00 horas entraron en Bailén sin disparar un solo tiro. Réding, como oficial más antiguo, tomó el mando y desplegó ambas DIs a caballo de Bailén dando frente a Andújar y Guarromán respectivamente.
Dupont se encontraba en Andújar entre Castaños y Réding, este se encontraba en Bailén entre Dupont y Vedel.
Dupont recibió al anochecer del 17 de julio, un informe de Vedel en el que se le comunicaba el peligro que se cernía sobre sus comunicaciones con Madrid, la situación de Dupont era bastante desesperada, no por el enemigo, sino por la imposibilidad de conseguir alimentos. Aquella misma noche un nuevo reconocimiento en la zona de Villanueva le informó de la existencia de unos 10.000 españoles en esa posición.
Ante tales amenazas, Dupont se decidió por fin evacuar Andújar en dirección a Bailén. La marcha se produjo 24 horas después, la noche del 18 de julio, después de haber taponado con vigas y carretas el puente sobre el río Guadalquivir. Dupont con unos 10.000 hombres, y 14 cañones pensaba llegar fácilmente Bailén al amanecer. Mientras tanto, Castaños permanecía a espaldas de Dupont en Andújar a la espera de acontecimientos.
La noche del 18 de julio. Las tropas de Réding desplegaron formando un arco al oeste de Bailén en tres líneas de profundidad: la primera de artillería e infantería, la segunda de infantería e ingenieros y la tercera de caballería. En el sentido de frente, de norte a sur: ala derecha se apoyaba en el cerro de San Valentín; centro estaban desplegadas a caballo de la carretera de Andújar; y ala izquierda se apoyaban en el Haza Valona. La dirección de los fuegos de artillería se encomendó a los coroneles José Juncar y Antonio de la Cruz.
- Ala derecha, al mando del brigadier Francisco Venegas
- Primera línea: Cía de cazadores de la Guardia Valona (100), BIL de Barbastro (331), BIL de Cataluña (1.178), Tercio de Tejas (436), BI-I de Granada (525), 6×12 cañones.
- Segunda línea: RI Órdenes Militares (2.142) bajo el coronel Francisco de Paula Soler.
- Tercera línea de caballería: 1 EC cazadores de Olivenza (160), 1 ED de Numancia (140), y 1 ED de la Reina (160).
- Centro, al mando del general Teodoro Réding
- Primera línea: RI de Ceuta (1.208), RI de Irlanda (2 BIs, 1.624), 4×12 cañones.
- Segunda línea: RI de la Reina (795), y BI-II de Granada (470)
- Tercera línea, de caballería: RC Farnesio (3 ECs, 293).
- Ala izquierda, al mando del marqués de Coupigny
- Primera línea: BI de Bujalance (403), BI de Cuenca (501), BI de Ciudad Real (420), BI de Trujillo (290), 6×12 cañones.
- Segunda línea: RI Jaen (2 BIs, 922), BI-III de la Guardia Valona (852), RI-3 de Reding (1.100), 1 Cía de zapadores, 1 Cía de minadores.
- Tercera línea de caballería: RC Borbón (333), entre sus filas se encontraba el capitán José de San Martín, futuro Libertador, agregado a esta unidad, 1 EC de España (120), 1 EC de garrochistas de Utrera (34) y Jerez (70).
- Dispositivo al este de Bailén, en dirección a Guarromán, era el siguiente:
- Cerro de San Cristóbal, al norte: BI-II de Granada (470), BI-III de Granada, (450), 1 Cía del BI de Jaén y 1 Cía del RI de La Corona.
- Al este de Bailén, continuando el despliegue del Cerro de San Cristóbal detrás del Cerro del Ahorcado: BI-I de Irlanda (600), RI Jaén (2 BIs, 922) y el BI de cazadores de Antequera.
- Cerro del Ahorcado, al este 1 ED de Montesa (120).
Las únicas fuentes de agua eran: la del pueblo de Bailén en manos españolas, y la de la Noria de San Lázaro; la noria era un fresco pozo situado en tierra de nadie, entre las dos líneas, del que los franceses no pudieron extraer una gota porque la artillería y la fusilería españolas mantuvieron batidos sus accesos en todo momento. Esto explica que algunos autores atribuyan a la enloquecedora sed la principal causa de la derrota de los franceses en Bailén. Los españoles no padecieron sed, puesto que emplearon seglares, eclesiásticos y muchachos, que llevaron agua en abundancia, incluso para refrescar los cañones. Por otro lado, los españoles se cansaron menos que los franceses, ya que se limitaron a defender sus posiciones mientras que los franceses hacían el trabajo de atravesar el campo para atacar.
El general Dupont abandonó Andújar la tarde/noche del día 18 de julio. La disposición de la columna de marcha de las tropas de Dupont es importante, pues determinaron a la postre el orden de entrada en combate de sus unidades:
- Punta de vanguardia, al mando del mayor Teulet con 1.224 hombres de la BRI de Chabert: 3 Cías de élite (300), BI-I y BI-II de la Legión-4, el BI-III (824) de la Legión-4, 1 EC de cazadores (100) y 4 piezas de artillería. Se puso en marcha a las 18:00 horas del 18 de julio.
- Grueso de la vanguardia, al mando del general Chabert con el resto de su BRI: 2 BIs de la Legión-4, BI-II/4 Suizo (1.128) y 4 piezas de artillería, y la BRC de cazadores Dupré (1.090), RCPs de cazadores 1 y 2, y 6 piezas de artillería a caballo.
- Convoy de convalecientes, formado por 500 carros requisados para transportar 1.500 enfermos incapaces de marchar. Junto a ellos marchaban 500 inválidos que podían andar (Dupont se vio obligado a dejar 300 enfermos graves confiados a la generosidad de los habitantes de Andújar). El convoy estaba escoltado por destacamentos de diversos cuerpos y se extendía a lo largo de 5 km kilómetros.
- Columna principal, formada por la
- BRI suiza de Rouyer: RI-2 de Réding (2, 937), y RI-6 de Preux (2, 636), eran españoles que se habían pasado a los franceses.
- BRI de Pannetier: RI Guardias de París (2, 941), y Legión-3 (2, 1.743)
- BRC de Privé: RDP-1 (720), RDP-2 (640), y RCP-3 de coraceros (300).
- Grueso de la retaguardia, formada por los marinos de la Guardia (550).
- Punta de retaguardia, formada por 6 Cías de élite y 2×4 cañones.
El propio general Dupont mandaba las fuerzas de la vanguardia, mientras que el general Barbou mandaba las de detrás del convoy. Como resultado de este dispositivo, los franceses, que totalizaban unos 9.000 hombres en condiciones de combatir, avanzaban con una profundidad de 12 kilómetros, de forma que su entrada en combate se hizo de forma sucesiva y no simultánea.
Por otro lado, Dupont dispuso sus tropas para hacer frente a un posible ataque procedente de las fuerzas que Castaños tenía apostadas frente a Andújar, ya que no esperaba encontrar a ningún enemigo frente a su dirección de marcha procedente de Bailén.
03:00 horas: toma de contacto
Sobre de las 03:00 horas del día 19 de julio, la punta de vanguardia francesa del mayor Teulet cruzó el río Rumblar por el puente de piedra, situado a unos 5 km al oeste de Bailén. El camino se empinaba ascendiendo a las alturas que rodean Bailén por el oeste. Nada más descrestar, a un kilómetro escaso del puente de piedra, los franceses tropezaron con una compañía de cazadores de la Guardia Valona que guarnecía los primeros puestos avanzados españoles, situados en un ventorrillo aislado. Comenzó el tiroteo por ambas partes y los españoles fueron desalojados sin problemas. La alarma estaba daba. El mayor Teuler continuó su avance 3 km más hasta llegar a una zona despejaba denominada la Cruz Blanca, donde fue detenido por las unidades españolas de vanguardia del brigadier Venegas. Así dio comienzo la batalla de Bailén.
La vanguardia francesa lanzó un ataque con 5 Bóns (1 EC de cazadores, 3 Cías de élite y un BI de la Legión-4) a la altura de la Cruz Blanca para forzar el bloqueo que oponían las tropas de Venegas en el Camino Real.
Los españoles se dieron cuenta de que el enemigo era tan solo una fuerza de vanguardia y decidieron desalojarla de su posición de la Cruz Blanca. Para ello atacaron las tropas del ala derecha al mando del brigadier Venegas y las del ala izquierda al mando del brigadier Grimarest.
En la oscuridad se produjo un combate muy vivo. Los españoles tomaron 2 piezas de artillería francesas. Estos contraatacaron a la bayoneta y las recuperaron. Acto seguido los franceses, sobrepasados en número, retrocedieron hasta el río Rumblar y asentaron sus piezas de artillería en la otra orilla. El brigadier Grimarest lanzó el RC de Farnesio contra el enemigo en retirada; pero el mayor Teuler formó un EC de cazadores alineado en la carretera y con su fuego de fusilería y el de sus cañones mantuvo a raya a los jinetes de Farnesio.
Seguía sin amanecer y la confusión persistía. Los españoles cesaron en su ataque y retrocedieron a sus posiciones originales, excepto el 1 EC del RC Farnesio que desplegó al este del puente del Rumblar para dominar su carretera de acceso, y el BI de Ciudad Real, 30 jinetes del RC España y la Cía-2 de zapadores que desplegaron en el Cerrajón dominando con sus fuegos el acceso a la Cruz Blanca.
05:00 horas: valoración del contacto, carga de Dupré
Dupont oyó los disparos de cañón a unos 5 o 6 km del puente del Rumblar. Enseguida ordenó al jefe de la DC, general Fresia, que hiciera avanzar sus dos BRCs. La BRC de Dupré, formada por los RCPs de cazadores 1 y 2 con 1.050 cazadores, marchaba delante del convoy, por lo que llegó antes a reunirse con las fuerzas del mayor Teuler llevando consigo sus 6 piezas de artillería.
Sobre las 05:00 horas, con las primeras luces del alba, Dupré cruzó el puente del Rumblar con el RCP-1 de cazadores (510) y se lanzó sobre el EC-1 del RC Farnesio (100). 2 ECs de cazadores franceses se lanzaron sobre los españoles, arrollándolos tras un breve combate. Los jinetes franceses, lanzados a la carga, rebasaron el alto de la Cruz Blanca y consiguieron llegar hasta la batería central del dispositivo español, donde sablearon a sus sirvientes. Allí fueron atacados de flanco por el BI de Ceuta y el RI de la Reina, y sufrieron la carga del EC-2 del RC Farnesio. Ante tal ataque, el RCP-1 francés se retiró con graves pérdidas hasta alcanzar la Cruz Blanca, donde se le unió el RC-2 de cazadores (580). Las fuerzas RC-1 quedaron reducidas a unos 400 cazadores.
Tras el fracaso de la primera carga de caballería, los franceses esperaron la llegada de nuevas fuerzas al combate. Mientras tanto habían desplegado las 4 piezas de la vanguardia y las 6 de la BRI de Dupré a la izquierda de la Cruz Blanca, en la falda del Zumacar Chico. La artillería francesa eran piezas de a 4 lbs, mientras que la española eran piezas de a 8 y de a 12, de mayor alcance y potencia. Mientras llegaban las tropas de la BRI de Chabert se produjo un duelo artillero que duró aproximadamente una hora y en el que los franceses llevaron la peor parte, resultando 5 piezas suyas desmontadas.
06:30 horas: Primer taque general francés
Sobre las 06.00 llegaron al puente del Rumblar la BRI de Chabert y la BRD de Privé. A esa hora del día, Dupont disponía de 10 cañones, 1.400 jinetes y unos 3.100 infantes. La BRI Pannetier marchaba detrás del convoy, situado aún a unos 5 km del puente, por lo que en menos de dos horas no podía contar con sus hombres.
Dupont decidió atacar sin esperar más tiempo, presionado por su temor de que Castaños apareciese por su retaguardia. Para ello organizó 4 columnas sobre la base de los 4 BIs (3 de la Legión-4 y 1 suizo) flanqueadas a la derecha por los dragones y coraceros de Privé y a la izquierda por los cazadores de Dupré. Apoyados por las piezas de artillería asentadas en la Cruz Blanca atacarían la batería central española directo hacia Bailén. Pero el general Réding también temía que apareciesen Vedel y Dufour a su retaguardia, por lo que ordenó a Venegas y Coupigny que atacasen a los franceses por los flancos.
El general Venegas descendió el cerro Valentín contra el ala izquierda francesa con el RI Órdenes Militares y los cazadores de la Guardia Valona. Dupont no esperaba este súbito ataque español y lanzó contra ellos los 400 jinetes que le quedaban al general Dupré. Entre ambas fuerzas existía un profundo y ancho barranco que la caballería francesa tuvo que rodear bajo el intenso fuego de los españoles, lo que les ocasionó gran número de bajas. A pesar de ello los jinetes franceses salvaron el obstáculo y cargaron contra la infantería española, que se retiró de vuelta al cerro Valentín protegida por las unidades allí desplegadas.
Mientras tanto las fuerzas españolas desplegadas en el Cerrajón desde el combate con la vanguardia del mayor Teuler hostigaban con sus fuegos el flanco derecho francés en la Cruz Blanca, por lo que Dupont envió contra ellos los dragones y coraceros de Privé. Este rodeó por la izquierda la posición española con intención de atacarles de flanco desde el Portillo de la Dehesa y cortarles la retirada, por lo que los españoles se replegaron precipitadamente hacia la línea principal española, dejando una bandera en poder del enemigo.
El marqués de Coupigny había avanzado para reforzarles con el RI de Jaén, el BI-I/3 de Réding y la 4ª Cía de zapadores, apoyados por los jinetes del escuadrón del RC España y los garrochistas. Todos ellos fueron atacados por los jinetes de Privé, que en su carga diezmaron a los jinetes españoles, a decenas de zapadores y se lanzaron sobre el RI de Jaén.
En el combate que siguió murió el coronel del RI Antonio Moya y su ayudante el capitán Carlos Sevilla; el RI fue arrollado y los franceses capturaron la bandera del RI. La presión de la caballería francesa era tal, que se temió por el flanco izquierdo de la línea española. Fueron obligados a adelantar los BIs provinciales de Bujalance, Cuenca y Trujillo para acoger los restos de las unidades que se vieron obligadas a replegarse, siendo dirigidos a la voz en todo momento por sus coroneles el marqués de las Atayuelas, Pedro Conesa y Diego de Carvajal. Finalmente, las piezas de a 12 de la batería de la izquierda española dispararon contra los jinetes franceses, que se vieron forzados a volver grupas.
Simultáneamente, el general Chabert avanzó al frente de las columnas de infantería contra la batería central española. Los infantes y artilleros franceses fueron objeto de un duro fuego de cañón de las 3 Bías españolas que concentraron su fuego sobre el avance francés. A pesar de ello, los franceses continuaron avanzando. El BI-I de la Legión-4 se encontraba a unos 300 metros de la batería central española; cuando los RCs Farnesio y Borbón cargaron contra ellos desde ambos los flancos de la batería, Farnesio por la derecha y Borbón por la izquierda, acuchillando y arrollando a los franceses y obligándoles a retroceder. El pánico se apoderó de los franceses, que huyeron hacia los olivares de la Cruz Blanca arrastrando en su huida a los BIs que les seguían. Desde allí hicieron fuego sobre los jinetes españoles, causando la muerte jefe de Farnesio, Tcol Francisco Bonet.
Los jinetes de Farnesio y Borbón se disponían a regresar a su línea de partida cuando les salieron al encuentro los coraceros y dragones del general Privé, reorganizados tras sus cargas contra el ala izquierda española. En el choque que se produjo inmediatamente murieron otros 4 oficiales del Farnesio: el oficial Gregorio Prieto, el teniente Joaquín Tornos y los ayudantes José Daguino y Antonio Angulo. Los franceses empujaron a los jinetes españoles hasta la batería central, donde se reorganizaron e hicieron frente a los coraceros y dragones franceses auxiliados por los sirvientes de las piezas de artillería que vieron la acción de cerca por segunda vez en la batalla. Los españoles se vieron obligados a mandar unidades de reserva para rechazar a los jinetes franceses, que resultaron terriblemente diezmados en la acción.
08:30 horas: segundo ataque general francés
Sobre las 08:30 horas, llegaron al puente del Rumblar el resto de las fuerzas de Dupont. A esa hora, tras el fracaso del primer ataque general francés, Réding decidió sacar partido de su superioridad numérica antes de que se presentara Vedel por su retaguardia; y ordenó al general Venegas que atacara el flanco izquierdo francés con todas sus fuerzas (4 BIs, 1 Cía y 3 Escóns) desde Cerro Valentín hacia el Zumacar Chico.
Dupont envió contra estas fuerzas la recién llegada BRI de Pannetier, (2 BIs de la Guardia de París y 2 BIs de la Legión-3) aún no repuesta de su fatigosa marcha. Se dirigieron directamente desde el Ventorrillo del Rumblar hacia Zumacar Grande a través de un terreno muy accidentado y con monte bajo. Mientras tanto, los marinos de la Guardia se dirigieron hacia la Cruz Blanca para proteger las piezas de artillería allí desplegadas.
El avance de la BRI de Pannetier obligó a Venegas a detenerse en el Zumacar Grande, donde contuvieron los ataques de los agotados infantes franceses. Dupont se vio obligado a lanzar contra los españoles de nuevo a la BRC de Privé (dragones y coraceros), cuya carga obligó a Venegas a retroceder a sus posiciones originales en cerro Valentín. El RI Órdenes Militares cubrió la retirada del resto de las fuerzas y sufrió gran número de bajas.
Tras el fracasado avance de Venegas, la BRI Pannetier se desplegó junto al Zumacar Chico para hacer frente a una nueva intentona de la derecha española.
10:00 horas: tercer ataque general francés
Sobre las 10:00 horas, la situación seguía exactamente igual que al principio, con la sensación por parte de los soldados franceses que morirían de calor y sed. Dupont esperaba impaciente a Vedel, que no llegaba, evidentemente no sabía que se encontraba en La Carolina. Para animar a las tropas les indicó de la pronta llegada de este y les enseñó las 2 banderas tomadas a los españoles (de los RIs de Ciudad Real y Jaén).
Los soldados franceses estaban cansados por el esfuerzo, el calor y la sed. A pesar de ello Dupont intentó de nuevo forzar el centro español. Para ello volvió a formar las 4 columnas al mando de Chabert y las lanzó al ataque contra la batería central española. La infantería francesa fue detenida por el nutrido fuego de fusil y de cañón de los españoles. Diezmadas y desorganizadas, las columnas de Chabert retrocedieron. Para proteger su repliegue hacia el olivar de la Cruz Blanca, el general Dupré se lanzó a la carga con los 150 jinetes que le quedaban. Llegaron hasta la batería, si bien el ataque les costó un tercio de sus efectivos, entre ellos el propio general Dupré, muerto por el impacto de un trozo de metralla en el bajo vientre, y la brigada había dejado de existir, permaneciendo solo 100 hombres montados.
12:00 horas: Cuarto ataque general francés
Hacia el mediodía, Vedel seguía sin aparecer y la amenaza de Castaños seguía en la mente de Dupont, por lo que este intentó un nuevo y desesperado ataque. Retiró los 2 BIs de la Legión-3 de las fuerzas de Pannetier que estaban desplegadas frente al ala derecha española y las colocó en el flanco izquierdo de su línea de ataque. En el flanco derecho colocó el BI-II/4 Suizo, un BI de la Legión-4 y los efectivos de la BRI suizo-española del general Schramm. En el centro de su línea de ataque colocó los 400 marinos de la Guardia; detrás de ellos los 2 BIs que quedaban de la BRI Chabert. A ambos lados de la línea colocó los 100 jinetes que quedaban de la BRC de Dupré, 50 a cada lado. Delante de la formación se colocaron el general Dupont y el resto de los generales.
Los franceses avanzaron bajo un calor de 40 grados a la sombra y un diluvio de balas y metralla. Sus columnas quedaron pronto muy diezmadas y comenzaron a flaquear. Tan solo los marinos de la Guardia dieron muestras de firmeza, pues avanzaban impertérritos hacia los españoles y cerrando sus filas. Fue entonces cuando el general Dupont recibió un balazo en la cadera y se le vio vacilar en su caballo. Los infantes franceses se detuvieron creyendo muerto a su general y comenzaron su retirada hacia el olivar de la Cruz Blanca.
Los marinos de la Guardia se vieron forzados a retroceder a su vez para no quedarse aislados. Por su parte, la BRI suiza de Schramm (RI-2 Réding y RI-6 Preux) avanzó sobre Haza Valona, que se encontraba guarnecida por el RI-3 suizo de Nazario Réding, los RIs suizos rehusaron combatir a sus compatriotas y confraternizaron con sus camaradas, teniendo que retroceder Schramm con las pocas unidades francesas de que disponía. Posteriormente, mientras tenían lugar las negociaciones de rendición de Dupont, se pasarían a los españoles 1.380 soldados suizos, mientras que los oficiales de ambos RIs y 308 soldados permanecieron con los franceses y fueron contados entre los prisioneros.
El BI de marinos de la Guardia perdió 3 de sus capitanes y 7 tenientes, desconociéndose el número de muertos y heridos entre la tropa de la unidad.
Tras este supremo esfuerzo, los soldados franceses se dispersaron en busca de sombra y agua, permaneciendo en sus posiciones menos de 2.000 hombres.
13:00 horas: Dupont solicita a Réding suspender el combate
Sobre la una del mediodía los soldados franceses estaban totalmente extenuados; ni los oficiales podía ya reorganizarlos. Dupont tan solo disponía de unos 2.000 soldados en condiciones de combatir: los 2 BIs de la Guardia de París, los jinetes de la BRC Privé y los marinos de la Guardia. Por su parte, Vedel seguía sin aparecer; la amenaza de Castaños seguía latente, y la línea española desplegada frente a Dupont seguía entera y compacta, sin ninguna fisura. En ese momento, el destacamento volante de Cruz Mourgeón apareció por la retaguardia de los franceses a la altura del poblado del Rumblar, Dupont creyó que eran las tropas de Castaños.
Envió a su ayudante, el capitán de Villouters, a solicitar al general Réding suspender el combate y paso libre a través de Bailén. Réding aceptó a lo primero, pero se negó a lo segundo y le informó que debía consultar con el general Castaños, para lo cual el capitán sería acompañado por los coroneles Antonio de la Cruz y Francisco Copons hasta Andújar en busca de Castaños.
Sobre las 14:00 horas apareció en el puente del Rumblar la vanguardia de la columna que Castaños había sido enviada desde Andújar para perseguir a Dupont. Eran 9.375 hombres y 12 cañones de la DI de Lapeña y parte de la DI de Jones, al mando del primero. Este fue informado de la suspensión del combate y tomó posiciones tras el Rumblar, dominando por completo las tropas de Dupont.
A esa hora dieron comienzo las negociaciones entre franceses y españoles para lograr la rendición de las tropas francesas.
17:00 horas: aparición y ataque de Vedel
A las 17:00 horas, el general Vedel llegó procedente de La Carolina y Guarromán. Había realizado el camino de regreso con una lentitud increíble, de tal modo que, a pesar de oír los disparos de cañón y fusilería, nunca creyó que su superior estuviese en problemas. Cuando sus exploradores le informaron de la situación, se dispuso a atacar los cerros del Ahorcado y San Cristobal según el siguiente dispositivo:
- Una columna formada por el BI-I de la Legión-5 y el BI-I/3 suizo, ambos de la BRI de Poinsont, atacaría el Cerro de San Cristóbal.
- Otra columna formada por los BIs-II y III de la Legión-5 de la misma BRI atacarían el cerro del Ahorcado.
- El RDP-6, al mando del general Boussart, rodearía el cerro del Ahorcado con sus dragones para cortar la retirada a sus defensores.
- Los 3 BIs de la Legión-1 permanecerían en reserva.
Antes de dar la señal de ataque se presentaron con bandera blanca ante Vedel dos oficiales españoles para darle cuenta del alto el fuego existente entre Dupont y Réding. Vedel concedió 15 minutos a su ayudante, comandante Meunier, para que confirmara la noticia del propio Dupont. Evidentemente, el plazo era muy corto, y Vedel ordenó atacar. El combate duró escasamente media hora y se desarrolló de la siguiente manera:
Los españoles del cerro del Ahorcado, que habían sido reforzados por Réding con 2 cañones y una Cía de zapadores, estaban confiados por el alto el fuego existente. Habían formado pabellones y estaban descansando. Fueron rodeados por los franceses y los 1.600 españoles desplegados en el Cerro tuvieron que rendirse.
Los españoles del cerro de San Cristóbal, que habían sido reforzados con el RI Órdenes Militares y las Cías de granaderos del RI de Jaén, rechazaron a los asaltantes mediante un vigoroso contraataque a la bayoneta.
A las 18:00 horas, se presentó ante Vedel el capitán Barbarín, ayudante de Dupont, con la orden de suspender las acciones contra los españoles, dándose con ello por terminada la batalla de Bailén.
Durante la batalla la artillería española desmontó 14 piezas enemigas.
Para ver el desarrollo de la batalla visitar: https://www.youtube.com/watch?v=5edZgWSE43Y
Secuelas de la batalla
Las bajas francesas se evaluaron en 2.200 muertos y 400 heridos. Entre los muertos destaca el general Dupré, jefe de la brigada de cazadores.
Los españoles perdieron 243 muertos y 735 heridos.
La derrota de Dupont se concertó en las Capitulaciones de Andújar, firmadas entre Castaños y Dupont el 22 de julio, en las que las fuerzas francesas que habían combatido en Bailén quedaban prisioneras de guerra, y las DIs de Vedel y Dufour se vieron obligadas a dejar las armas en el terreno; debiendo todas las fuerzas de Dupont marchar hacia el sur de Andalucía, donde se las repatriaría hacia Francia. Con esto se evitaba que su rendición se hiciese hacia Madrid, donde podían volver a combatir de nuevo contra los ejércitos españoles que allí se afanaban contra el francés.
Entre los días 22 y 24 de julio se consumó la rendición de las tropas francesas, y el día 28 de julio se presentó oficialmente en Madrid el capitán Villoutreys con una escolta de caballería española portando una copia de las Capitulaciones de Andújar. Como consecuencia de la derrota de Dupont, el rey José evacuó Madrid el 1 de agosto de 1808, iniciándose la retirada francesa hacia la línea del río Ebro y dando fin a la primera campaña de 1808.
Dupont entregó 15 generales, 469 oficiales, 8.242 soldados, 23 cañones, 2.000 caballos y 200 tiros de mulas. Los 7 generales, 163 oficiales y 10.000 soldados de Vedel podrían conservar sus bagajes y enseñas y serían conducidos a Rota y Sanlúcar desde donde serían transportados a puerto francés por navíos españoles. Una vez a bordo se le devolverían sus 17 cañones y el resto de sus armas.
María Bellido la Culiancha
En los intervalos de los ataques franceses y aun en medio de ellos muchos vecinos de Bailén no dudaron en poner en peligro sus vidas para llevar auxilios a las tropas españolas y para retirar a los heridos al pueblo, convertido en aquella clara mañana en hospital de sangre. El heroísmo de los baileneros está representado por una mujer singular, María Paula Bellido, apodada la Culiancha por sus evidentes atributos físicos.
Esta mujer llegó con su cántaro de agua hasta el puesto de mando del general Reding, situado en una era a las afueras del pueblo, entre el camino real y el cerro Valentín. En el momento en que la Culiancha ofrecía agua al general, una bala francesa le hizo añicos el cantarillo. La mujer, sin inmutarse, recogió del suelo un trozo donde quedaba algo de agua y lo tendió a Reding. El cual bebió con gusto y, alabando el valor de la señora, le prometió premiarla.
Al parecer la Culiancha era natural de Porcuna, pero estaba casada con un labrador de Bailén, tenía 65 años y se le concedió una pensión vitalicia después de la batalla, no la disfrutaría durante mucho tiempo, ya que falleció en marzo de 1809.
El infierno de Cabrera
Los prisioneros de Bailén nunca fueron devueltos a Francia. Por una parte el cumplimiento de esta cláusula de la capitulación resultó materialmente imposible porque los ingleses, dueños del mar y en guerra con Napoleón, se negaron a permitir el paso de un convoy francés sin acuerdo previo con su gobierno. Por otra parte a la Junta de Sevilla tampoco se esforzó en cumplir lo pactado con los que habían saqueado Córdoba.
Los prisioneros de guerra franceses iniciaron un calvario que duraría varios años. Primero pasaron cautivos y desarmados por pueblos que días antes habían saqueado sufriendo por parte de los vecinos los insultos e intentos de linchamientos que a duras penas pudieron impedir las tropas que los escoltaban. Después de pasar unos meses hacinados en infectos pontones fondeados en la bahía de Cádiz, algunos fueron trasladados a Canarias, donde disfrutaron de relativa libertad y pudieron trabajar, cada cual en su oficio, para ganarse la vida.
El resto, unos 5.000 hombres y 15 mujeres (cantineras, esposas o mancebas), fueron conducidos a la isla balear de Cabrera, una roca pelada de veinte kilómetros cuadrados, donde pasaron 5 años en tan penosas condiciones que unos 2.500 de ellos murieron de desnutrición y escorbuto, de disentería y sarna.