Guerras Napoleónicas Guerra de la Independencia (1813). Expulsión de los franceses Batalla de San Marcial (31 de agosto y 1 de septiembre de 1813)

Antecedentes

El Emperador había manifestado su interés en la guarnición de San Sebastián, y su aprecio por su obstinada defensa.

A principios del mes de agosto hubiera sido imposible hacer cualquier cosa para ayudar a Rey; el ejército había regresado de su campaña en los Pirineos bajos en efectivos y de moral.

Pero Wellington, inexplicablemente como pensaba Soult, había elegido no explotar su victoria, sino conceder a su adversario 4 valiosas semanas de reposo. Soult se había recuperado nada menos que 8.000 rezagados, que no habían estado con sus unidades el 2 de agosto. Muchos batallones que habían tenido solo 100 efectivos en sus filas ese día, llegaban hasta 400 y 500 efectivos. Algunos efectivos habían sido tomados de la reserva de reclutas en Bayona, y se habían promocionado a sargentos a muchos que habían realizado acciones meritorias para llenar las terribles lagunas en las filas. Las 2 DIs que habían sido más castigadas en Sorauren, la DI-7 Maucune y DI-5 de Vandermaesen, se habían despojado de sus unidades más agotadas y se habían relevado con RIs intactos de la reserva de Villatte (la DI-7 de Macune recibió el RIL-10, el RI-102 y el RI-105, cada uno con 2 BIs; la DI-7 de Vandermaesen recibió el RIL-4, el RI-34 y el RI-40).

El total del ejército era unos 15.000 efectivos menos de lo que habían sido el 25 de julio, debido a las bajas en los Pirineos, pero los 9 DIs activas se habían elevado a 45.000 efectivos, y todavía quedaban algunas buenas unidades en la reserva de Villatte como la veterana brigada alemana y la Guardia Real del Rey. Los regimientos agotados volvieron a cumplir con el deber de guarnición en Bayona, hasta que pudieran recuperarse y tener una fuerza respetable.

Soult era bastante consciente del mal estado de su ejército, no era tanto relativo al insuficiente número de efectivos como a la sensación de la reciente derrota. La impresión de la derrota en Sorauren todavía era muy profunda y arraigada, por lo que en su nuevo plan utilizaría en la medida de lo posible las divisiones que no habían estado en lo peor de los Pirineos. No era entusiasta en atacar de nuevo a Wellington, pero era consciente de que el Emperador se tomaría muy mal la caída de San Sebastián. Mientras el ministro de guerra no dejaba de repetirle que la ciudad no debía ser abandonada, y que la integridad del suelo de Francia debía ser preservado a toda costa; pero que debía depender de sus propios recursos y no esperar refuerzos. Esto fue una respuesta decepcionante a la petición que el mariscal había hecho a principios de mes, pidiendo que la infantería efectiva del ejército de España debería tener unos 100.000 efectivos.

Después de guarnecer los flancos y la ciudad de Bayona, Soult consideró que no podría disponer más de 45.000 efectivos. Sabía que debía realizar su golpe en un frente estrecho y de manera rápida.

El bajo Bidasoa era la única línea practicable en la que podía operar, un hecho que Wellington lo sabía tan bien como él. No había tiempo ni efectivos disponibles para una complicada maniobra envolvente, como la que había llevado a las batallas de los Pirineos. San Sebastián estaba a solo un día de marcha del río Bidasoa, y el ejército aliado estaba extendido desde mar Cantábrico hasta Roncesvalles, y, por tanto, la única opción obvia era dar un golpe fuerte que debería resolver las cosas en 24 horas, antes de que Wellington pudiera llamar a sus DIs más distantes, desde el valle del Baztán o de los pasos más allá de Pamplona.

El mariscal empleó todos los medios posibles para descubrir la situación de cada división británica, y expresó placer al enterarse de que la línea de Vera al Cantábrico aún estaba en manos del ejército de Galicia y los cántabros de Longa. Este sería el frente que sería atacado. Por otro lado había un hecho incómodo que afrontar, cuando se dio cuenta de que de Vera al paso Maya, en una posición más allá del río Bidasoa y flanqueando los vados sobre los cuales el ataque se llevaría a cabo; los británicos tenían una considerable fuerza: la DIL, la DI-6 y DI-7 estaban en primera línea desde las alturas de Santa Bárbara hasta el col de Maya, mientras que la DI-3 y DI-4, se sospechaba que estaban detrás de ellos.

Una gran proporción del ejército francés tendría que ser empleado para proteger el flanco, para proporcionar seguridad a las unidades que iban a realizar el ataque principal desde su izquierda.

Soult había comenzado a reunir su fuerza de combate el 27 de agosto, llevando incluso la DI-1 de Foy que era la más alejada y se encontraba en San Juan de Pie de Puerto, de modo que las 9 DIs estaban concentradas entre Espeleta y San Juan de Luz.

La orilla sur del río Bidasoa no era un objetivo atractivo, una gran parte de ella se compone de pendientes escarpadas que descienden precipitadamente al agua de las estribaciones de las Tres Coronas y las Peñas de Aya, que dominaba el estrecho valle del lado español, al igual que los menos elevados, pero igualmente los picos Grande Rhune lo hace del francés. Las secciones más accesibles eran dos, la más cercana al mar por Fuenterrabía e Irún, y el puente quemado de Behobia, donde la carretera de Francia a España toma la línea más fácil de paso. Allí hay una brecha comparativamente baja, entre el monte Jaizquibel, una montaña larga y estrecha junto al mar, de 543 metros de altura, y las estribaciones de las Peñas de Aya, cuyas 4 crestas paralelas se elevan a la mayor altura de 975 metros.

Sobre Irún hay una pequeña llanura que se extiende unos 2 km más o menos a cada lado; detrás del que camino que sube por un collado bajo, medio escondido por las pendientes a ambos lados, y continúa hacia Oyarzun y Hernani. Esta era la puerta de entrada de a España, que se ha sido objeto de disputa en más de 20 campañas. Era el lugar obvio para el ataque frontal de Soult, porque, aunque el puente de Behobia había sido destruido hacía 2 meses, había 4 o 5 vados perfectamente practicables no lejos de sus pilares carbonizados. El camino después de pasar el puente gira a su derecha, y corre más de 1,5 km paralelo a la orilla del río, antes de girar tierra adentro hacia el paso. Sobresaliendo su curso hacia el este de las Peñas de Aya, separada de ellas por un desnivel bien marcado, se encuentra el cerro de San Marcial. Tiene una altura de 183 metros de altura, con una destacada capilla ermita en su punto occidental y más alto, y tiene unos 3 km de largo.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Tramos superiores del río Bidasoa. Autor Robert Barry.

Como esta altura domina la ruta hacia España durante más de 1,5 km, donde la carretera principal corre entre su pie y el río; es la posición obvia para cualquier fuerza que intente detener un avance hacia Vizcaya de un enemigo que desee cruzar por el puente de Behobia o los vados que lo rodean. Había sido ocupado en la última guerra hispano-francesa, la de 1793-5, cuando su asalto en agosto de 1794, el general jacobino Fregeville había forzado la línea del Bidasoa, exactamente igual al que Soult estaba a punto de emprender en agosto de 1813. Es posible que el mariscal basase su ataque en el que el ejército republicano había realizado casi 20 años antes.

Para el ataque frontal a San Marcial, cruzando los vados, en 1794 había sido acompañado por un fuerte movimiento envolvente más arriba del río Bidasoa, dirigido por el general Moncey, que cruzó el Bidasoa en Vera, eludiendo el gran macizo de las Peñas de Aya por la carretera de montaña que gira su flanco derecho por Lesaca, y había aparecido en la retaguardia de los defensores españoles de San Marcial, mientras era atacado por Fregeville de frente, causando una desastrosa derrota.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Valle del Bidasoa, 5 km por encima de Irún. Autor Robert Batty.

Esa era precisamente la maniobra que Soult había esbozado. Las 4 DIs al mando de Reille debían cruzar el Bidasoa por los vados frente a Irún y Behobia, y realizar el ataque frontal a San Marcial; mientras que las 4 DIs, lideradas por Clauzel , debían cruzar río arriba, debajo de Vera, para romper la línea aliada y envolver hacia el oeste a través de la parte trasera de las Peñas de Aya para llegar a la carretera principal de Oyarzun, en la parte trasera de San Marcial.

Si eso pudiera realizarse, la fuerza que defendía las alturas sobre Irún tendría que huir a toda prisa, o quedaría rodeada y capturada. Pero la línea de ataque marcada para Clauzel pasaría en diagonal frente a las DIs aliadas conocidas que estaban sosteniendo las alturas de Santa Bárbara, el pico Ivantelly, y el resto de posiciones hasta el paso de Maya. Estas podían descender por el flanco y la retaguardia de la columna envolvente; por lo que era necesario darle una fuerte guardia de flanco, para frenar cualquier movimiento de este tipo por parte de Wellington. Para este propósito Erlon con 2 DIs y ocuparía posiciones en Sare, Ainhoue, Urdax y Espeleta.

No se puede decir que la perspectiva fuera muy optimista para Soult. Aunque se pudiera ocupar San Marcial, no sería de gran utilidad, a menos que la columna envolvente bajo Clauzel tuviera éxito. Porque, si era derrotado en las alturas de San Marcial, el ejército de Galicia tenía dos posiciones más detrás de él, ambas defendibles y fortalecidas con trabajos de campo durante el último mes, como había aconsejado Wellington. Por supuesto que ninguna de las dos serviría, en caso de que Clauzel tuviera éxito. Pero la columna envolvente tenía un terreno difícil, y no era seguro que los aliados tuvieran muchas fuerzas en esa dirección.

Despliegue aliado

Wellington había descubierto no solo el movimiento general de las tropas francesas hacia el oeste, que era un paso preliminar necesario para el proyectado ataque; sino que se había dado cuenta de que, además del obvio ataque frontal a San Marcial, se lanzaría otro contra su centro desde la dirección de Vera.

El día antes del ataque, Murray, el intendente general, estaba escribiendo a todos los comandantes de divisiones diciendo que “el enemigo parece estar reuniendo una fuerza muy considerable hacia Irún, frente a nuestra izquierda, y también parece haber agregado algo de su fuerza cerca Vera, frente a la posición de la división Ligera. Todos los rumores están de acuerdo en que tienen la intención de hacer un intento de alivio de San Sebastián”. El esquema general era recibir la peor parte del ataque a San Marcial con las DIs gallegas de Freire, que estaban en esas alturas desde su llegada al Bidasoa en junio, pero tendrían el apoyo de 2 DIs inglesas detrás de su retaguardia izquierda y derecha, para prestar ayuda si fuera necesario.

Desplegó sus fuerzas desde izquierda a derecha (desde el mar al interior):

  • DI-7 de Mendizábal estaba en Fuenterrabía, con unos 2.000 efectivos en 3 BIs de voluntarios vizcaínos, allí el estuario era tan amplio que un ataque era muy poco probable.
  • DI-3 de Jauregui estaba el pueblo de Irún, en su montículo atrincherado, con unos 3.000 efectivos en 4 BIs (3 de voluntarios de Guipúzcoa y 1 BI voluntarios de Vizcaya).
  • DI-1 de Howard estaban escondidas detrás a retaguardia derecha, junto con la BRI recién llegada:
    • BRI-I/1 de Guardias de Stopford con el BI-I Guardias Coldstream y BI-I/3 Guardias.
    • BRI-II/1 de Wheatley con BI-II/24, BI-I/42, BI-II//58, BI-I/79 y 1 Cía BIL-V/60.
    • BRI-III/1 KGL de Halkett con BI-I, BI-II, BI-V, BIL-I y BIL-II KGL.
    • BRI de Aylmer recién llegada de Inglaterra con RI-76, BI-II/84 y RI-85.
  • Ejército de Freire con 3 DIs gallegas (Porlier, Losada y Jauregui), ocupaba los 3 km de las alturas de San Marcial con sus 10.000 efectivos:
    • DI-5 de Porlier con 2.500 efectivos en 3 BIs (Cantabria, Laredo, y tiradores de Cantabria), estaba situada el extremo oeste de las alturas, bajo la ermita.
    • DI-3 de Losada con unos 5.000 efectivos en 8 BIs (BRI-I/3 con los RIs Toledo, Voluntarios de León, Monterey y 1º de Asturias, Monterrey; BRI-II/3 con los RIs Benavente, Rivero, Oviedo y de la Marina) estaba en el centro.
    • DI-4 de Goicoechea con unos 4.500 efectivos en 6 BIs (BRI-I/4 con los RIs 2º de Asturias, Guadalajara y Constitución; BRI-II/4 con los RIs voluntarios de la Corona, voluntarios de Asturias, y Santiago) en el extremo derecho u oriental, frente a Biriatou en el lado francés.
  • DI-6 de Longa con unos 3.000 efectivos (RIs de Iberia, Guardias Nacionales y cuerpo de Salcedo) a la derecha de la posición San Marcial, pero en un espolón separado y más alto de las Peñas de Aya. Los cántabros de Longa, recientemente habían estado desplegados en Lesaca y el desfiladero del Bidasoa, donde habían sido reemplazados por algunas de las propias tropas de Wellington. Detrás en apoyo estaban la BRI-I/4 y la BRI-II/4 de la DI-4 bajo Cole ocultas para apoyar a Freire o a Longa.
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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Infantería Española. Autor Denis Dighton.

Todos los gallegos venían sufriendo grandemente por el hambre, recibieron poco o nada de su propio comisariado, y el general Freire se vio obligado a solicitar ayuda casual y sin convenio de los almacenes de Wellington. El espíritu de los hombres era bueno, y los cántabros de Longa, eran el único cuerpo que había combatido seriamente, se había comportado excelentemente en Vitoria, Tolosa, el puente de Yanzi, y varias recientes escaramuzas a lo largo del Bidasoa.

Todas esas tropas miraban hacia el esperado ataque francés desde la dirección del puente roto de Behobia y los vados al este. A su derecha había un largo tramo de río sin buen vado, donde las estribaciones de las montañas a ambos lados bajaba hasta la orilla del agua, formando una especie de cañón en miniatura. No hay un acceso conveniente a esa parte del río, y sus orillas debían ser vigiladas pero no ocupados.

En consecuencia, la siguiente sección del ejército de Wellington estaba 5 km río arriba desde el final de la línea española en San Marcial.

Había 4 vados en el ángulo debajo de Vera, donde el Bidasoa hace su repentino cambio de dirección, y fluye hacia el oeste en lugar de al norte. El mejor de los vados era el de Enderlaza cerca del pueblo de Zalain de Lesaca; los otros estaban río arriba, uno bastante cerca del vado de Enderlaza, debajo del otro Zalain de Vera, los otros dos estaban por debajo del puente de Vera, el único puente disponible desde el gran puente de Behobia había sido quemado.

El pueblo y puente de Vera estaban defendidos por piquetes de la DIL, que estaba acampada arriba, en las alturas de Santa Bárbara. El puente fue atrincherado y ocupado de una Cía del RIL-95 en un grupo de casas fortificadas en su salida norte. Los vados de Enderlaza y Zalain de Vera, eran lugares de paso muy obvios para que el enemigo envolviera la posición de las Peñas de Aya, estaban custodiados por la BRI-III/4 portuguesa bajo el coronel Miller, ya que Stubbs había sido herido en la batalla de Sorauren. Para apoyar esa BRI, Wellington envió el 30 de agosto a la BRI-I/7 de Inglis, como una reserva inmediata, mientras que había advertido a los generales de las otras DIs en Baztán, incluido el ejército de Andalucía de Girón (DI-1 y DI-2), que estuvieran listos para moverse con poca antelación.

Pero su principal medida de defensa en esa zona fue indirecta, aunque resultó que la más eficaz. La DI-6 que estaba en el paso Maya, y la DI-7 que estaba en el puerto de Echalar; se les ordenó realizar un ataque demostrativo de la intención de atacar a las tropas de Erlon en Sare y Zagaramurdi, que formaban la guardia de flanco francesa, eso era para proteger el gran golpe de Clauzel. Y las tropas detrás ellos, los andaluces de Girón y la DI-3, debían estar listos para acudir en apoyo. A los generales se les dijo que no se comprometieran en un ataque real, sino realizar movimientos vivaces y amenazantes para inquietar al enemigo. Todavía era incierto si la DIL en Santa Bárbara se uniría a este ataque de flanco fingido en toda la posición de Soult, o si tendría que ser utilizada en la otra orilla del río Bidasoa, para ayudar Miller e Inglis.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Despliegue de fuerzas.

Despliegue francés

Soult, muy alarmado por las cartas que seguía recibiendo del gobernador de San Sebastián, originalmente había previsto moverse el 30 de agosto. Pero se vio obligado a aplazar el ataque hasta el día siguiente, por el retraso de la llegada al frente del material indispensable para los puentes que pretendía tender a través del río Bidasoa, después de que sus tropas hubieran pasado por los vados designados, y también por el hecho de que algunas de sus DIs no había recibido las raciones para dos días que se habían pedido para ellos. Las tropas, que habían alcanzado sus posiciones de partida el 29 de agosto, se les dijo que se mantuvieran a cubierto tanto tiempo como fuera posible, las divisiones de Clauzel detrás de la cresta de la montaña Bayonette, una larga cresta frente a Vera, Reille estaba detrás de la elevación más baja sobre la ría del Bidasoa. En ninguno de los casos fue un ocultamiento perfecto. Oficiales de observación británicos en las peñas de Aya y el pico de Ivantelly avistaron masas de tropas, cuya existencia fue debidamente informada.

Soult disponía de unos 45.000 efectivos y los agrupó en tres cuerpos:

  • Cuerpo de la derecha o de Reille se componía de unos 20.000 efectivos, 36 cañones y 12×8 piezas de acompañamiento, y dos trenes de puentes:
    • DI-1 de Foy con 9 Bons: BRI-I/1 de Firion con RIL-6, RI-69 (2) y RI-76 y la BRI-II/1 de Berlier con RI-36 (2), RI-39 y RI-65 (2). Estaba al oeste frente a Irún.
    • DI-7 de Maucune con 8 Bons: BRI-I/7 de Pinoteau con RIL-17, RI-3 y RI-13 y la BRI-II/7 de Montfort con RIL-10 (2), RI-101 y RI- 103 (2). Estaba a la altura de Biriatu en San Marcial
    • DI-9 de Lamartinière con 12 Bons: BRI-I/9 de Boyer con RIL-2 (2), RI-118 (3) y RI-119 (2) y la BRI-II/9 de Gauthier con RI-120 (3) y RI-122 (2). Estaba en el flanco sueste de San Marcial.
    • DI de reserva de Villate con 15 Bons (BRI de Jamin, BRI Guardia Real de José, BRI italiana de Saint-Paul y BRI alemana de Kruse). Estaba en la altura del flanco norte de San Marcial.
  • Cuerpo de la izquierda o de Clauzel con 4 DIs (DI-5 de Maransin, DI-8 de Taupin, DI-2 de Darmagnac y DI- 5 de Vandermaesen). Participarían en ella batalla de Vera.
  • Cuerpo de flanco o de Erlon con 2 DIs (DI-3 de Abbé y la DI-4 de Conroux) ocuparía posiciones en Sare, Ainhoue, Urdax y Espeleta
    • DI-3 de Abbé: BRI-I/3 de Rignoux (RIL-27, RI-63 y RI-64); BRI-II/3 de Rémond (RIL-5, RI-94 y RI-95) en Zarragamurdi.
    • DI-4 de Conroux: BRI-I/4 de Rey (RIL-12, RI-32 y RI-43); BRI-II/4 de Schwitter (RI-45, RI-55 y RI-58).
  • Reserva: 2 RCLs, reforzados con 6 EDs y 10 cañones a caballo dispuestos explotar el éxito a lo largo del camino Real.
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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Plano de la batalla. Autor John Fawkes.

Desarrollo de la batalla

Primer ataque de Reille

La madrugada del 31 de agosto, había una densa neblina, lo que fue una suerte para los franceses, ya que les permitió bajar todas sus columnas a sus puntos de paso destinados en el Bidasoa sin ser vistos para el enemigo. También le permitió a Soult colocar en su posición, sin ser visto la masa de artillería que debía proteger el cruce de la infantería, 36 cañones en el frente de Reille desde Hendaya hasta Biriatou, y 12 en el frente de Clauzel sobre los vados de Enderlaza y Salain.

Las fuerzas de Reille estaban envueltas por la neblina, que aún no había comenzado a disiparse. La infantería llegó la orilla del río a las 06:00 horas, y cruzaron el agua sin ser molestados ni por la infantería ni por la artillería. Cuando salieron por la orilla sur, y comenzaron a expulsar a los piquetes españoles frente a ellos, estos inmediatamente dieron la alarma y los españoles acudieron a los puestos que tenían asignados. Comenzaron a desplegarse para el ataque contra las alturas de enfrente, la densa niebla hacía difícil formar en una línea ordenada, o para distinguir sus objetivos exactos.

La primera en cruzar fue la DI-9 de Lamartinière que cruzó por los 3 vados bajo el pueblo de Biriatou; logrando cruzar sin pérdidas, y el RI en vanguardia ocupó sin dificultad una loma boscosa llamada monte Irazábal, de 0,5 km de largo, justo encima el extremo español de los vados, que constituía un lugar excelente para una cabeza de puente.

Posteriormente facilitaron el paso de la DI-7 de Maucune con 2 piezas ligeras de artillería, que fueron asentadas en el monte, que se convirtió en la base de partida, para el asalto a las posiciones de San Marcial, esta posición les permitía estar a cubierto de la escasa artillería con que contaba Freire.

Mientras tanto las fuerzas españolas permanecían a cubierto protegidas por trincheras (antiguas de la Guerra de la Convención de 1793) y sobre todo al otro lado de la cresta del monte, que les protegen de los fuegos de artillería.

Los zapadores partieron apresuradamente para construir un puente de caballetes y otro de pontones entre los vados, para que las tropas que habían cruzado el río, pudieran tener una comunicación permanente en marea alta con su base.

Al mismo tiempo, la reserva de Villatte, o la parte de ella que se utilizó este día como una fuerza de combate, la BRI de Guardias Francesas del Rey José y la BRI alemana de Kruse; eran visibles cuando la bruma se disipó, esperando en la orilla del agua a que la marea bajara para hacer practicables los vados inferiores cerca del puente roto de Behobia.

Eran era solo las 08:00 horas, y la marea baja no se alcanzaría hasta el mediodía. Cuando el día se despejó, los cañones franceses en la orilla norte comenzaron a bombardear Irún y las posiciones españolas en San Marcial. La respuesta fue débil: Girón solo tenía 12 cañones, y muchos artilleros de las baterías divisionales de Graham, estaban ausentes en el sitio de San Sebastián.

Habiendo tomado la decisión de que sería una pérdida de tiempo esperar hasta que la DI de reserva de Villatte y la DI-1 de Foy hubieran cruzado, Soult sobre las 09:00 horas, decidió atacar con las tropas que ya habían cruzado, la DI-9 de Lamartinière asaltaría el sector central de las alturas de San Marcial, y la BRI-I/7 de Pinoteau el extremo occidental, donde se encuentra la ermita. La BRI-II/7 de Montfort se quedó abajo, para actuar como reserva, y para custodiar la construcción de los puentes.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Vista de la Ermita de San Marcial en el monte Aldabe. Litografía de Pérez y Donon.

Las laderas de San Marcial estaban densamente salpicadas de arbustos y sotobosque, que daba algo de cobertura, pero impedía que los BIs mantuvieran la formación y el orden, mientras subían la colina.

Se pretendía que atacaran con una pantalla de tiradores, seguidas por las columnas de ataque. Pero antes de que llegaran a la mitad de la pendiente, el conjunto se había disuelto en una amplia masa irregular, como un denso enjambre de escaramuzadores. El general Freire, usando el estilo de Wellington, mantuvo a los españoles detrás de la cresta en una línea a lo largo del frente de la antigua trinchera de 1794, enviando solo sus compañías ligeras en guerrilla a dos tercios de la colina.

Los desordenados franceses se acercaron a la línea de guerrillas, estos retrocedieron hasta la posición. Cuando los franceses estaban a punto de alcanzar la cima, los RIs españoles esperaban a cubierto la acometida francesa que llegaba sin fuerza y desordenadamente a la cresta, ese fue el momento, en que los RIs de Asturias, tiradores de Cantabria, voluntarios de León y de la Corona, cargaron a la bayoneta calada, y se lanzaron sobre los franceses, que ante esa acometida retrocedieron cuesta abajo para acogerse bajo la protección de la BRI-II/7 de Montfort, que previsoramente, había mantenido, el general Reylle en el monte Irazábal. Los españoles no los persiguieron más lejos, regresaron y tomaron su antigua posición.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Españoles cargando contra los franceses. Autor Fernando Mota.

El ataque finalizó a las 10:00 horas. Una hora más tarde, la bajada de la marea permitió a la reserva de Villatte realizar un cruce fácil, al amparo del fuego de artillería, unas BRIs por los vados cerca del puente roto de Behobia, otras más cerca de las tropas que ya están en la orilla española. Solo Saint-Paul con la BRI italiana se quedó atrás por Hendaya.

Freire, que a falta de artillería, veía impotente como las tropas francesas montaban hasta 5 pasos para vadear el río; y que la DI de Villatte se preparaba para atacar la izquierda de su posición (ladera noroeste de San Marcial). Solicitó apoyo a Wellington que estaba en su puesto de mando en Puyana-Irún, quien no creyó oportuno reforzar a las tropas de Freire. Así es, que lo único que le quedaba al general y a los hombres del Cuarto ejército español, era esperar la nueva acometida francesa, mientras se recrudecía el fuego artillero.

No obstante, Freire adoptó varias decisiones, re-desplegó las unidades de infantería reforzando todo el dispositivo; BRI-I/4 de reserva a la cresta del monte y ordenó a los BIs de la DI-7 Jáuregui ese día al mando del coronel Ugartamendía (por enfermedad de su jefe), que desde Fuenterrabía se incorporasen a San Marcial y por último, destacó varias piezas de su escasa artillería a la cresta de San Marcial desde su posición inicial en el flanco izquierdo (noroeste).

Segundo ataque de Reille

Soult repitió entonces al mediodía su primer ataque con una fuerza muy superior. Las tropas reunidas de la DI-9 de Lamartinière asaltaron el sector este de las alturas, la DI-7 de Maucune estaba en el centro y la DI de Villatte al oeste, contra la colina coronada por la ermita. El resultado fue el mismo que por la mañana. Los españoles esperaron en lo alto el ataque cuesta arriba, y cargaron cuando los franceses llegaban a la cima.


La DI-9 de Lamartiniere y la DI-7 de Maucune realizaron el ataque hacia la cresta de San Marcial y fueron rechazados de nuevo. Las nuevas tropas de la Villatte hicieron un asalto mucho más decidido, realizando 2 ataques más sobre la izquierda española. Uno dirigido contra las alturas de Portu realizado por la BRI alemana de Kruse que fue detenida oportunamente por el RI de Oviedo. El otro dirigido directamente hacia la ermita de San Marcial realizado por la BRI de la Guardia Francesa del Rey José del general Guy; que se apoderó de parte de la cresta de la altura de la ermita, llegando un BI a la capilla y expulsando a los hombres de Porlier de la cumbre.

Wellington, viendo todo eso desde las Peñas de la Aya, había ordenado a la BRI de Aylmer de Irún que apoyara a la izquierda española. Sin embargo, todavía no estaban cerca de su destino, y el general Freire envió un ayudante de campo para pedir la ayuda de la DI-4. Esta petición fue rechazada, ya que Wellington había notado que todo el resto del ataque francés había fracasado por completo, y juzgó que el éxito local francés en un extremo de la línea no se podía mantener.

Se dice que Wellington entregó su telescopio al oficial español que presentaba la petición de Freire y le dijo que mirara y le indicara dónde la ayuda era necesaria. Miró a través del cristal y vio a los franceses rechazados y en plena retirada. Wellington añadió: “Si le envío tropas británicas, se diría que han ganado la batalla”.

Después de un rato, los BIs franceses en la ermita se vieron abandonados en lo alto de la colina por la retirada de todos sus camaradas, el BI de Marina y los voluntarios de Guipúzcoa de la DI-7 de Jáuregui, los expulsaron.

Los franceses por segunda vez, se replegaron a sus posiciones de partida sin que se les pudiera perseguir y arrojar al otro lado del Bidasoa, debido al eficaz apoyo artillero que cubría su retirada.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). El general Freire jefe del cuarto ejército español cargando contra los franceses cuando alcanzan la cima del monte Aldabe. Autor Augusto Ferrer-Dalmau.

Las listas de bajas muestran 25 oficiales de su Guardia y 12 del RI Real Extranjero (muertos o heridos), lo que da una idea del combate.

Las DIs francesas derrotadas retrocedieron con tal desorden, que muchos hombres trataron de cruzar el Bidasoa y rompieron el puente de barcos por hacinamiento.

La calma volvió lentamente, solo se escuchaban los gemidos de los heridos, y algún disparo de las avanzadas que se hostigan mutuamente.

Los franceses sufrieron 2.430 bajas (1.643 la DI-9 de Mamartinière, 315 la DI-7 de Maucune, 453 la DI de Villatte, y 19 de la artillería). Soult confesó que le tomó tres horas reunir de nuevo a las unidades. Muchos de ellos habían retrocedido a la orilla norte del Bidasoa, y podrían no volver a avanzar, ya que la marea comenzaba a subir.

Soult tenía la intención de lanzar un tercer ataque por la tarde, empleando la DI-1 de Foy y la reserva para apoyar a las DIs. Dos acontecimientos inesperados le impidieron hacerlo. Uno fue que recibió noticias tan inquietantes de Erlon, a la izquierda, que tuvo que enviar a la DI-1 de Foy para ayudarlo. El otro que la misma galerna o tempestad que había azotado a San Sebastián, justo después de que se pasaran las brechas, también había caído sobre el Bidasoa, subiendo el nivel del río y dañando los puentes.

En la orilla sur quedaba poco más que una línea de escaramuzadores que defendían la loma sobre los puentes. El mariscal hizo lo único posible cuando retiró a todos los hombres a la otra orilla al anochecer, bien protegidos por la lluvia, que no cesó caer durante la noche.

Ataque de Clauzel

Clauzel disponía de 4 DIs (DI-5 de Maransin, DI-8 de Taupin, DI-2 de Darmagnac y DI-5 de Vandermaesen).

El ataque de Clauzel río arriba fue menos costoso pero igualmente ineficaz. Antes del amanecer emergió su inmensamente larga columna desde detrás de la cresta de Bayonette, y marchó hacia abajo sin ser visto a los dos vados cerca de Salain, donde las 12 piezas de artillería estaban en posición para cubrir su paso. Sin embargo, no fue necesario disparar ni una sola ronda, mientras la niebla de la mañana ocultaba su avance: la DI-8 de Taupin cruzó en el vado de Enderlaza; la DI-2 de Darmagnac seguida por la de DI-5 de Vandermaesen, en el vecino vado más al norte.

Clauzel dejó la DI-4 de Maransin, en la ribera francesa, como medida de precaución para evitar cualquier intento de cortar sus comunicaciones con Erlon por parte de las fuerzas británicas que se sabía, se encontraban en las alturas de Santa Bárbara. La DI-5 de Vandermaesen fue detenida poco después de haber cruzado el río, y se le ordenó que tomara una posición de cobertura similar en la orilla sur, para evitar cualquier posible ataque desde el lado de Lesaca.

Por lo tanto, el ataque solo fue realizado por la DI-8 de Taupin y la DI-2 de Darmagnac, cuyos grupos de avanzada, avanzaron lentamente en la bruma. Chocaron contra los piquetes de los portugueses de la BRI-III/4 portuguesa de Miller (RI-11/P, RI-23/P, BIL-VII/P de cazadores), y empezaron a intercambiar disparos con ellos en las pistas que conducen desde los vados.

Entre las 07:00 y las 08:00 horas, la neblina se diluyó gradualmente y reveló a los combatientes. Los británicos vieron claramente 4 DIs francesas comprometidas con el ataque, una (la DI-4) estaba detenida en la orilla norte, otra (la DI-6) en la orilla sur un poco más arriba de la ladera, dos (la DI-8 y la DI-2) ascendiendo por dos estribaciones separadas de las Peñas de Aya, y obviamente a punto de seguir adelante.

Clauzel, por otro lado, podía ver lo que describió como una “masa negra” en las alturas de Santa Bárbara (la DIL), pero solo frente a él la BRI-III/4 portuguesa de Miller con la que ya estaba en contacto.

Sin embargo, parecía haber otras tropas en movimiento en el lado de Lesaca: era la BRI-II/7 de Inglis, marchando apresuradamente para apoyar a Miller. Es dudoso que la DI-4 británica al otro lado de las Peñas de Aya pudiera ser visible.

Los cañones franceses más allá del Bidasoa abrieron fuego tan pronto como se levantó la neblina. Una batería bombardeó el pueblo de Vera, del cual los piquetes de la DIL se retiraron; algunos hombres de la DI-5 de Maransin entraron en el pueblo, pero no se quedaron allí, ni tomaron posesión del puente. La otra batería realizó algunos disparos contra la BRI portuguesa de Miller, estuvieron tan mal dirigidos al principio que los proyectiles cayeron entre los escaramuzadores de la DI-8 de Taupin.

Pero como entonces podía ver la infantería francesa avanzando, y tenía espacio para comenzar a desplegar BI tras BI; Miller pronto fue expulsado de la primera cresta y empujado cuesta arriba y más allá del alcance de la artillería.

Los franceses los persiguieron y en ese momento, sobre las 11:00 horas, se encontraron la BRI-II/7 de Inglis (RIL-51, RIL-68, BI-I/82, y BIL cazadores británicos), ocupando una segunda altura, a cuya posición los portugueses se acogieron.

Los aliados estaba en una buena posición, y se llevó a cabo una lucha muy dura, que se mantuvo hasta la DI-2 de Darmagnac, llegando a través del bosque a la derecha de Inglis, lo obligó a él y a Miller a abandonar su posición. El RIL-51 y el RIL-68 hicieron algunos atrevidos contraataques durante esta lucha, y tuvieron fuertes pérdidas, el RIL-51 perdió 11 oficiales. Las 2 BRIs, sin embargo, se reunieron en una tercera cresta a 1,5 km al sur, y una vez más se dispusieron a luchar.

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Batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813). Desarrollo de la batalla.

Clauzel los siguió, pero con mucha cautela, se estaba poniendo muy nervioso por su retaguardia, y había estado escuchando el siniestro ruido de la batalla desde las colinas al este de Vera, aunque ni la DI-5 de Maransin ni la DI-5 de Vandermaesen habían sido atacadas. Pero pudo ver más tropas aliadas comenzando a aparecer en la dirección de Lesaca, por encima de la posición de la DI-5 de Vandermaesen.

Se trataba de un destacamento de la DIL (parte del BI-I/43 y 3 Cías del BIL-I/95), acompañado de 3 BIs andaluces de Girón. Kempt que estaba ese día al mando de la DIL, debido a la ausencia temporal de Charles Alten, los había enviado sobre el Bidasoa por el puente de Lesaca, siguiendo las órdenes de discreción que le había dado Wellington. Luego siguió en persona con el resto de la BRIL-I. Entraron en pequeños enfrentamientos con los flanqueos de la DI-5 de Vandermaesen, y fueron bombardeados por 2 pequeños cañones transportados por mulas, pero sin efectos. Esas tropas aliadas no mostraban todavía ningún propósito ofensivo; pero, aunque allí no se estaba realizando ningún ataque, Clauzel no podía estar seguro de que no comenzara en cualquier momento.

Sobre las 14:00 horas, entró en contacto con las 2 BRIs británicas de la DI-4, que Wellington había desplazado hacia la derecha, cuando empezó el segundo ataque de Soult a San Marcial. Entonces estaban en un espolón sobre la forja de San Antonio, en lo alto del rellano derecho de las Peñas de Aya.

Los escaramuzadores en sus flancos comenzaban a enfrentarse con los de la DI-5 de Taupin. Parecía claro que en ese momento Clauzel sintió que era peligroso continuar, 2 de sus 4 DIs estaban destacadas como simples guardias de flanco y de retaguardia, las otras 2 DIs estaban algo agotadas.

Podrían haber empujado a las BRIs Inglis y Miller otro par de km hacia atrás, pero sin ningún propósito, cuando los destacamentos aliados se estaban reuniendo a su alrededor. Al general francés le pareció que de poco serviría otro ataque, si se alejaba aún más de sus reservas y era más propenso a ser cortado.

Se detuvo en una colina boscosa frente a la posición de la BRI de Inglis. Una hora más tarde recibió un despacho de Soult pidiéndole que volviera a cruzar el río, ya que la operación de San Marcial había fracasado, y Erlon estaba siendo atacado en el flanco. Se dice que Clauzel mostró enfado por la orden, y gritó “Mais que veut done le Marechal? L’operation est a moitie faite!” (pero que quiere el mariscal, la operación está a medias). Posiblemente estaba simulando indignación, con la intención de mostrar a su personal y al mensajero de Soult que consideraba que sus propias tropas habían salido victoriosas hasta ese momento.

De todos modos no podría haber continuado más; porque en este momento (las 15:00 horas) la tormenta se desencadenó, llovía a cántaros y no había visibilidad. La DI-8 y la DI-2 al recibir la orden de volver a los vados, se perdieron en la oscuridad, en las estribaciones de la montaña sin caminos, en donde habían estado luchando desde las 08:00 horas.

Combate del puente de Vera (1 de septiembre de 1813)

La DI-8 y la DI-6 se retiraron hacia los vados, la DI-5 de Vandermaesen se quedó en la orilla sur para cubrir su paso. Pero cuando, después de mucho vagar infructuosamente bajo la cegadora lluvia, llegaron al río Bidasoa al anochecer, se encontraron que el agua había subido de nivel tan rápidamente, que el río se estaba volviendo intransitable. Las brigadas en cabeza de cada división tuvieron suerte y pudieron cruzar los vados a duras penas, aunque muchos hombres se ahogaron o fueron arrastrados por la corriente. La DI-8 de Taupin cruzó en Enderlaza y la DI-2 de Darmagnac en Salain. Pero en ese momento los vados se volvieron absolutamente intransitables, había casi 2 metros de profundidad y las orillas estaban desbordadas. Una BRI de cada DI y la DI-5 de Vandermaesen, que estaba cubriendo el paso, se quedaron varados en la otra orilla.

Estaban en una situación desesperada, y Vandermaesen tomó el mando. Al ver que podía ser abrumado, a menos que consiguiera que las tropas cruzaran el río de alguna manera, ordenó marchar por el camino del río en dirección al pueblo de Vera que estaba a 8 km de distancia, esperando encontrar el puente de piedra de San Miguel aún disponible.

Pero no fue así, Maransin después de la partida de los piquetes de la DIL a principios de mañana, no se le había ocurrido ocupar Vera o asegurar su puente. Se había quedado arriba, en las alturas frente a la DIL que estaba en las alturas de Santa Bárbara. La DIL estaba bajo el mando temporal de un general incompetente y solo había apostado a 100 hombres en 2 Cías del BIL-II/95 de la DIL bajo el capitán Cadoux en el puente, mientras que el resto de la DIL estaba al menos a 0,5 km en las alturas de Santa Bárbara.

Los hombres de Vandermaesen llegaron al puente alrededor de las 03:00 horas de la mañana del 1 de septiembre y encontraron que el acceso estaba bloqueado por una barricada y 2 centinelas. También notaron que en la orilla opuesta había varias casas, una de las cuales, la más cercana al puente, estaba fuertemente fortificada y aspillerada; aunque con más de 5.000 hombres a su disposición, y apenas un inglés a la vista, no debería haber ningún problema en pasar al otro lado.

Se llegaba al puente por una pista estrecha y sinuosa y cuando un grupo de franceses comenzó a avanzar, los 2 centinelas británicos intentaron dar la alarma disparando sus armas, pero la pólvora estaba mojada, así que gritaron antes de ser acuchillados por las bayonetas francesas. Esto permitió a las tropas de Vandermaesen apresurarse hacia la barricada y hacerse un hueco en el puente antes de que los fusileros de las casas tuvieran la oportunidad de detenerlos. Los franceses fueron rechazados a través del puente, disparando desde la casa con aspilleras, un fuego que los franceses no pudieron devolver debido a la lluvia torrencial.

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Combate del puente de Vera (1 de septiembre de 1813). El capitán Cadoux con 100 hombres del BIL-II/95 de rifles británico defendiendo el puente de Vera contra el general Vandermaesen jefe de la DI-5 francesa. Autora Christa Hook.

Los hombres de Cadoux impidieron que los franceses cruzaran el puente durante una hora, hasta que el general Skerrett jefe de la DIL, envió un mensaje ordenando a Cadoux que se retirara a las posiciones de la BRI en las alturas de Santa Bárbara. Como el fuego de sus Cías de fusileros impedía que los franceses cruzaran el puente, Cadoux ignoró la orden. Vandermaesen, se vio obligado a desplegar toda su DI para el ataque del puente.

La llegada de la luz del día y el levantamiento de la lluvia permitieron a la artillería francesa abrir un bombardeo del puesto de Cadoux. Skerrett envió un segundo mensaje a Cadoux, ordenándole que se retirara de Vera. Esta vez Cadoux obedeció, pero la retirada era difícil, ya que las tropas francesas estaban al otro lado del río, Skerrett envió 60 efectivos de una Cía del BIL-III/95 de rifles bajo el teniente Traver y 180 cazadores portugueses en 2 Cías del BIL-I/P, para ayudar a los hombres de Cadoux. Poco antes del amanecer se retiraron.

En la confusión, algunos franceses lograron cruzar el puente y comenzaron a disparar contra los defensores del edificio fortificado desde su propio lado.

El propio Vandermaesen se volvió cada vez más impaciente y murió liderando una carga desesperada contra el puente y el total de bajas francesas superó con creces a las de los rifles con 231 bajas (42 muertos, 185 heridos y 4 desaparecidos). Cadoux tuvo 62 bajas (16 muertos, 3 oficiales y 43 de tropa heridos) de un centenar de efectivos.

Con Vera libre de tropas británicas y el puente en manos francesas, el cuerpo de Clauzel pudo retirarse a través del río Bidasoa hacia Francia, poniendo fin a la batalla.

Combate de Zarragamurdi (31 de agosto de 1813)

Erlon debería con la DI-3 de Abbé y la DI-4 de Conroux, ocupar posiciones en Sare, Ainhoue, Urdax y Espeleta para evitar un ataque de flanco.

Según las órdenes de Wellington del 30 de agosto, DI-7 que estaba en el puerto de Echalar, debía realizar un ataque demostrativo de la intención de atacar a las tropas de Erlon en Sare y Zagaramurdi. Poco después Dalhousie había enviado a la BRI-III/7 portuguesa de Le Cor (RI-7/P, RI-19/P, BIL-II/P de cazadores) para manifestarse contra la BRI-II/3 de Rémond en Zagaramurdi y la BRI-II/3 de Colville (BI-I/5, BI-II/83, BI-II/87, RI-94) frente al paso de Maya. De la misma manera, había ordenado a la BRI-III/6 portuguesa de Madden (RI-8/P, RI-12/P, y BIL-IX/P de cazadores) realizar el ataque simulado a Urdax.

Mientras tanto, los andaluces de Girón se enfrentaban a la DI-4 de Conroux en posicions frente a Sare. Las tropas de apoyo en cada caso aparecieron detrás de las BRIs desplegadas, y parecía como si las 2 DIs de Erlon estuvieran a punto de ser atacadas en fuerza. Erlon envió sin demora peticiones de ayuda a Soult.

Probablemente pronto habría descubierto que el enemigo no tenía intenciones serias, si Dalhousie no hubiera ordenado (o permitido) a la BRI-III/7 portuguesa de Le Cor, hiciera un ataque muy real en Zagarramurdi, que tuvo un completo éxito. La BRI-II/3 de Rémond fue empujada del lugar con fuertes pérdidas y se retiró a Ainhoa. Los franceses en Urdax, fueron presionados con vehemencia por la BRI-III/6 portuguesa de Madden, y se retiraron también, y toda la DI-3 de Abbé se reunió frente a Ainhoa. Madden y Le Cor, con o sin la aprobación de Dalhousie, los atacaron y fueron rechazados, con una pérdida de 254 hombres (70 de Le Cor y 184 de Madden).

Acto seguido, Dalhousie hizo subir a la BRI-I/7 británica de Barnes y reunió a sus portugueses con ella. Abbé no tomó la ofensiva, sino que se mantuvo en su posición frente a Ainhoa: había perdido bastante más que los portugueses, 325 bajas en total.

Dalhousie había llegado a estar tan cerca de Abbé, que cuando recibió un despacho de Wellington a las 10:00 horas, ordenando que interrumpiera su manifestación y marchara para unirse a Inglis en las Peñas de Aya, no pudo estar disponible durante algunas horas, y fue a las 16:00 horas, cuando la BRI-I/7 de Barnes consiguió dirigirse hacia Lesaca. Los portugueses de Le Cor se quedaron para vigilar a la DI-3 de Abbé. Wellington estaba naturalmente descontento con la conducta de Dalhousie ese día, pero probablemente le sirvió bastante bien, asustando a Erlon mucho más que un simple e incruento ataque demostrativo hubiera hecho.

Poco después, pasado el mediodía, Erlon envió un informe a Soult de que el ataque enemigo parecía estar disminuyendo, pero el momento en que llegó, el daño estaba hecho en San Marcial, la DI-1 de Foy había comenzado el movimiento para reforzar el ala izquierda, y no quedaba reserva frente a los españoles. Clauzel alejándose de su retaguardia, realizaba un avance muy cauteloso y lento por el lado de Vera.

Secuelas de la batalla

Las pérdidas de Soult fue de más de 4.000 hombres, 3.808 según su propio informe (467 muertos, 2.984 heridos y 357 desaparecidos). Las pérdidas en oficiales fueron muy altas 173 (29 muertos y 147 heridos). El general Vandermaesen fue muerto, el general Lamartinière gravemente herido y moriría posteriormente; otros 3 generales heridos fueron Menne, Remond, y Guy. La DI-9 de Lamartiniere con 1.643 bajas fue la unidad que más sufrió. De los 357 desaparecidos una gran proporción fueron hombres ahogados en los vados del Bidasoa.

Los aliados tuvieron 2.524 bajas, de las cuales no menos de 1.679 fueron españoles muertos o heridos en su defensa de San Marcial, 474 en ellas alturas de Salain, 97 en el combate de Vera, 254 en Zagarramurdi y 19 en otras acciones.

Wellington elogió con más términos entusiastas en su despacho oficial la defensa de los españoles en San Marcial.

La batalla marcó el final de las ambiciones de Napoleón en España y la finalización de la invasión francesa de la península Ibérica. Soult se enfrentaba entonces a la inexorable invasión de Wellington al sur de Francia.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2023-10-06. Última modificacion 2023-10-06.
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