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Ascenso al poder
La muerte del emperador Caro (282-283) en plena campaña contra el Imperio sasánida supuso la llegada al poder de sus impopulares hijos, Numeriano y Carino. Carino avanzó directamente hacia Roma desde la Galia, llegando en enero de 284. Numeriano, sin embargo, permaneció al mando del ejército en la parte oriental del imperio, en donde se encontraba también en campaña junto a su padre. En marzo de 284 Numeriano estaba Emesa (Homs), en Siria vivo y con buena salud, pero tras dejar la ciudad sus oficiales, dijeron que sufría una inflamación ocular y, desde ese momento, viajó en un carromato cerrado. Cuando el ejército llegó a Bitinia, algunos de los soldados percibieron un olor a putrefacción que emanaba del carro. Abrieron las cortinas y encontraron el cadáver de Numeriano.
El 20 de noviembre de 284 el ejército de Oriente se reunió en una colina situada a unos 8 kilómetros de Nicomedia, y aclamó unánimemente a Diocles que cambiaría su nombre a Diocleciano, como su nuevo augusto, que aceptó formalmente.
Tras su ascensión al trono de Diocleciano, un usurpador Sabino Juliano, que era corrector Venetia de Carino, se hizo con el control del norte de Italia y de Panonia y se proclamó emperador. Sus fuerzas eran débiles, y fueron fácilmente dispersadas cuando los ejércitos de Carino fueron trasladados desde Britania al norte de Italia.
Batalla del río Margus (285)
Durante el invierno de 284/5, Diocleciano hizo avanzar a sus tropas por los Balcanes. En el valle del río Margus (actualmente el río Morava) en Moesia, en la actual Serbia. Carino se encontraba al frente del ejército más fuerte, pero la lealtad de sus soldados era cuestionable. Supuestamente, Carino había alienado a hombres como componentes del Senado que había maltratado o que había seducido a sus esposas.
No se tienen datos de las circunstancias exactas de la batalla, pero al parecer, en un principio la batalla se habría inclinado a favor de Carino, cambiando de signo cuando el prefecto del pretorio de Carino, Aristóbulo se pasó a Diocleciano. Carino murió en el curso de la misma, y probablemente a manos de uno de sus propios oficiales. Algunos dicen que fue Aristóbulo fue el oficial responsable del asesinato de Carino, posibilidad que gana credibilidad por el hecho de que Diocleciano le recompensase, manteniéndole en el cargo de prefecto del pretorio y nombrándole cónsul durante el resto del año. Con su victoria, Diocleciano se hizo con el control sobre la totalidad del Imperio romano.
Diarquia (285-293)
En algún momento de 285, en Milán, Diocleciano ascendió a su compañero y oficial Maximiano al cargo de césar, haciéndole coemperador. Para dejar claro que Diocleciano era la autoridad más importante, asumió el título de Jovius, similar al padre de los dioses Júpiter; y Maximiano el de Herculius, similar a Hércules, hijo de aquel, marcando la superioridad de uno por encima del otro, del padre por encima del hijo.
Tras su nombramiento, Maximiano fue enviado a someter la rebelión de los bagaudas en la Galia. Diocleciano, por su parte, volvió a Oriente.
Las baugadas eran numerosas bandas principalmente de campesinos o colonos evadidos de sus obligaciones fiscales, esclavos huidos o indigentes que que asolaban las regiones e incluso participaron en una larga serie de rebeliones, conocidas como las revueltas bagaudas.
Un oficial de Maximiano llamado Carausio, destinado a la protección de las costas del Canal de la Mancha contra la piratería, se alzó como emperador en parte de las Galias y en Britania e intentó ser reconocido por Diocleciano y Maximiano.
Constancio Cloro, prefecto del pretorio, se preparó para marchar contra Carausio, cuando se encontraba a punto de cruzar a Britania, Carausio fue asesinado por un oficial suyo llamado Alecto, que se proclamó Emperador.
La invasión se lanzó en 296. Constancio preparó dos flotas una en Gesicarum bajo su mando y la otra en la boca del Sena bajo Asclepiodoto. Constancio tomó parte de su flota navegando frente a la costa de Kent en espera de una entrada segura a Londres. Su comandante pretoriano, Asclepiodoto, navegó desde la desembocadura del Sena y esquivó la flota de Allectus, estacionado frente a la Isla de Wight, en la niebla, desembarcó cerca de Clausentum (cerca de Winchester) y marchó hacia el norte.
Allecto marchó desde Londres para enfrentarse con él, pero en una batalla cerca de Silchester (al sur de la actual Reading), fue derrotado y muerto en la batalla.
La otra fuerza naval bajo Constancio desembarco cerca de Londinium (Londres), entrando en la ciudad y devolviendo a Britania al Imperio.
Tetrarquia
En 293, se formó la Tetraquia por la cual los dos Augustos nombrarían respectivamente dos Césares. Diocleciano eligió a Galerio y Maximiano a Constancio Cloro. Los dos Augustos adoptaron a sus respectivos Césares como hijos y para estrechar aún más la alianza entre los cuatro gobernantes, cada César se casó con una hija de su respectivo Augusto. Así, Galerio se casó con Valeria y Constancio con Teodora (para ello tuvieron que repudiar a sus anteriores mujeres. En el caso de Constancio, repudió a Helena, la madre del futuro emperador Constantino). Cada 20 años los augustos serían sustituidos por los césares, que con el cargo ya de Augustos, nombrarían nuevos césares.
Cada gobernante tenía una parcela del Imperio donde actuaba. Así Diocleciano se encargó de Egipto, Siria y Asia; Galerio las provincias al sur del Danubio; Maximiano Italia, el norte de África e Hispania; y por último Constancio las Galias y Britania. En este proceso, Roma perdería importancia, quedando como un mero símbolo.
Los gobernantes establecerían sus residencias cerca de los focos de problemas. Así, Diocleciano se solía establecer en Nicomedia (actual Izmit) o en Antioquía; Galerio en Sirmio (Sofía) o en Tesalónica; Maximiano prefirió Mediolanum (Milán); y Constancio Tréveris. No existía una residencia fija y sería equívoco llamar a estas ciudades capitales. La capital se encontraba allá donde iba los emperadores. Pero este aspecto marcaría la faz en el devenir del Imperio. Roma pasa a ser un foco secundario y perdería su influencia política, permitiendo a Diocleciano desarrollar sus reformas políticas.
Cada uno hizo frente a diferentes problemas internos y externos con éxito. Así, Maximiano tuvo que hacer frente a las incursiones bereberes y mauros, como la usurpación de Juliano en Cartago.
Diocleciano la usurpación de Domiciano y Aquileo en Alejandría y los enfrentamientos contra los blemmios al sur de Egipto.
Las fronteras del Rin y del Danubio fueron protegidas por Constancio y Galerio, respectivamente.
Tras la derrota de la primera campaña persa de Galerio contra los persas, Diocleciano le hizo andar detrás de su carro en un acto humillante. Posteriormente, obtuvo una gran victoria en su segunda campaña contra Narsés, que se saldó con el traslado de la frontera a la orilla del Tigris; la recuperación de Nísibis; el saqueo de la capital persa Ctesifonte ; la firma de un tratado de paz que duraría unos 40 años, en el que se confirmaba las conquistas romanas; y el traspaso del control de los estados vasallos de Armenia y los del Cáucaso a la órbita romana (297 o 298).
Los emperadores por aquel entonces eran Diocleciano y Maximiano, que estuvieron en el poder hasta el año 305 cuando abdicaron; su lugar lo ocuparon Galerio y Constancio I. Sin embargo, la sucesión se tradujo en una serie de guerras civiles, hasta que Constantino I hijo de Constancio I logró convertirse en el 324 único gobernante del Imperio romano.
Reformas militares de Diocleciano (284 – 305)
La institución de la Tetrarquía dividió el territorio y la propia autoridad imperial entre dos augustos y dos césares, con el propósito de poner fin a las revueltas por la sucesión, a través de la cooptación al cargo imperial. Se delegaban algunas competencias civiles del emperador en el vicarius a consiliis sacris, mientras que las militares se ejercían a través de los jefes de la milicia, ayudantes directos de los tetrarcas.
Las provincias se agruparon en diócesis, a cargo de un vicario, seis en Oriente (Oriente, Ponto, Asia, Tracia, Mesia y Panonia) y seis en Occidente (Britania, Italia, Galia, Hispania, Vienense y África). Los vicarios, de rango ecuestre, controlaban a los gobernadores provinciales, pero no a los procónsules ni al prefecto de Roma. Sus poderes eran exclusivamente civiles, no militares.
El ejército estaba mandado por los magister peditium y el magister equitum, que eran las cabezas del ejército, de ellos dependían los duces que mandaban las fuerzas limitanei. En el año 305 se crearon las prefecturas, administradas por dos prefectos del pretorio uno para Oriente y otro para Occidente (no confundir con la guardia pretoriana), que posteriormente se duplicaron. Sus competencias eran tanto civiles como militares.
Las provincias no podían tener más de dos legiones y dos formaciones ecuestres.
La guardia pretoriana fue disminuida a unos 10.000 efectivos y quedó solo en Roma. En su lugar se creó con las legiones de Iliria la V Jovia y la VI Herculea los herculanos (seniors y juniors) para Oriente, y los jovianos (seniors y juniors) para Occidente, los seníors deban protección a los augustos y los juniors a los césares. Cada una de estas unidades tenían 3.000 hombres, divididas en unidades de 375, en total 12.000 efectivos.
Los soldados de esa época eran de un nuevo tipo, mucho menos disciplinados que en las épocas anteriores; pero mucho más flexibles. Había muy pocas batallas campales en las que unidades de 5.000 efectivos combatían en orden cerrado y normalmente se imponían los más disciplinados. Entonces la mayoría eran combates de hostigamiento en la frontera, en la que pocas veces se llegaba al cuerpo a cuerpo. Lo que obligaba al soldado a manejar diferentes tipos de armas como los arcos, los dardos (plumbatae o martiobarbuli), jabalina (veruta o spiculum), lanzas (lancea), y spathas que eran más largas que la gladius para combatir mejor en órdenes más abiertos.
Además, el ejército fue dividido en comitatenses o unidades de los ejércitos de campo y limitanei o fuerzas estáticas.
Fuerzas limitanei
Los limitanei (tropas de limes) concentraban la mayor parte de las tropas. Estaban asignadas a la guarnición de una zona determinada, habitualmente fronteras. Este tipo de tropa de frontera procedería de un reclutamiento eminentemente local, y estaría bajo el mando de oficiales ecuestres, duces de cada región o praepositi limitis, cuyo mando no siempre coincidía territorialmente con los límites de las provincias. Había cuatro tipos de limitanei:
- Los castellani que guarnecían los fuertes.
- Los burgarii que guarnecían torres de vigilancia y pequeños fuertes.
- Los ripenses que eran tropas fluviales que guarnecían el río Rin.
- Los riparienses que eran tropas fluviales que guarnecían el río Danubio.
Las tropas limitanei estaban compuestas por soldados fronterizos mitad soldados y mitad agricultores, y aparte del manejo de la lanza y escudo, solían especializarse en otras armas, así estaban los sagittarii (arqueros), los funditores (honderos), los solenarii (ballesteros), los exculcatores (jabalineros), y los ballestarii (artilleros).
Los limitanei vivían normalmente en fuertes. Algunos de ellos construidos en épocas anteriores, como los de Housesteads y Great Chester en el muro de Adriano, muestran evidencias de grandes transformaciones en el diseño de los barracones hacia finales del siglo III. Un conjunto de habitaciones pareadas de contubernium fue acondicionado para convertirse en seis estancias individuales, cada una de ellas con sus propios muros exteriores y tejados, y separadas por estrechas callejuelas. En Housesteads, estas estancias individuales varían en tamaño entre los ocho y los cinco metros, se les conoce con el nombre de “barracones chalé”. Siempre hay menos de estos edificios respecto al número de habitaciones de contubernium que había en los antiguos bloques de barracones comunales. En la mayoría de estos chalés se han encontrado hogares. Una posibilidad es que estas estancias fueran las casas de uno o dos soldados y sus familias, indicando en tamaño decreciente de las unidades militares en época bajo imperial. No hay pruebas que apoyen esta teoría, cuya interpretación es aún más dudosa teniendo en cuenta que se han hallado barracones-chalé parecidos y datados a comienzos del siglo III.
La estrategia era, que las tropas fronterizas no intentarían rechazar una gran incursión, sino que se refugiarían en las fortificaciones y esperaría a que los ejércitos móviles (comitatenses) llegaran e interceptaran a los invasores. Las tropas fronterizas eran sustancialmente más débiles que en épocas anteriores, pero su inferioridad numérica (y de calidad) quedaría compensada por la existencia de fortificaciones mucho más fuertes para protegerse. Los limitanei lidiaban con ataques a pequeña escala. Las incursiones grandes, las que llevaban a cabo varios cientos de guerreros o más, no podían ser obstaculizadas por ellos, de modo que se buscaba refugio en fuertes o pueblos fortificados, para esperar apoyos armados o para acosar al enemigo en su posterior retirada. Las batallas eran tan escasas en estas fronteras como en Oriente. El objetivo romano era moverse con rapidez y golpear por sorpresa. Siempre que fuese posible, se emboscaba o tomaba por sorpresa a las incursiones bárbaras, de modo que su derrota fuese relativamente segura y se redujesen las bajas romanas al mínimo.
De las 68 legiones que había en tiempos de Diocleciano, 46 eran limitanei y estaban en las fronteras, mientras que 16 eran comitatenses o reservas regionales y 6 eran reservas estratégicas.
Fuerzas comitatenses
Los comitatenses, unidades pertenecientes a uno de los ejércitos de campo o comitatus, estaban sujetos a las órdenes inmediatas de uno de los emperadores o sus directos subordinados. Era un ejército selecto, de élite, formado para la realización de ofensivas, campañas en el extranjero. En él primaba la caballería. Estaban situadas en las cuatro capitales del imperio para asistir a los conflictos que puedan surgir por los alrededores. Así pues, estas tropas también estaban destinadas a velar por la seguridad de cada capital.
Las tropas comitatenses no tenían campamentos fijos, sino que vivían la mayor parte del tiempo acantonados en pueblos y ciudades, junto a la población. Cuando no estaban en campaña; se establecían en campamentos temporales. Ello provocaba desórdenes, y frecuentemente los civiles acusaban a los soldados de valerse de su fuerza para tomar más de lo que legalmente les correspondía. Las evidencias jurídicas parecen indicar que los soldados eran obligatoriamente alojados en casas particulares (hospitalitas).
Reclutamiento
Antes de Diocleciano, los soldados eran voluntarios y recibían una paga, pero la mayoría eran bárbaros, al decaer la paga, cada vez había menos voluntarios, y los que venían eran de poca calidad como pobres y esclavos liberados. Para asegurar que el ejército recibiera suficientes reclutas, Diocleciano parece que volvió a instituir el reclutamiento sistemático anual de ciudadanos romanos por primera vez desde los días de la República romana.
Los reclutas no fueron elegidos como se había hecho en tiempos republicanos, sino enviados por propietarios latifundistas de acuerdo con la cuota definida por las llamadas capitula que era en función de la tierra cultivable, y cada unidad tenía que proveer para un cierto número de reclutas. Se puede suponer que los terratenientes enviaban a los menos valiosos para servir en el ejército. También podían optar por dar una cantidad de dinero aurum tyronum en vez de reclutas.
Diocleciano fue probablemente el responsable del decreto, registrado por primera vez en 313, obligando a los hijos de soldados veteranos a alistarse. Los reclutas estaban entre los 19 y los 25 años, una vez reclutado se le daba un disco de identificación y un certificado de reclutamiento. Según Vagetio entre un cuarto y un tercio de los reclutas se instruía como sagittarii (arqueros) o solenarii (ballesteros), estos manejaban un solenarium que era una especie de ballesta que lanzaba flechas en vez de virotes.
Diocleciano aumentó el número de legiones a 68 (otros autores dicen 58) pero sus efectivos se redujeron a unos 3.000 hombres. Había un número similar de vexilationes de caballería (a partir de este periodo cuando se habla de vexilationes se refiere solo a caballería) que contaban con una fuerza de 500 jinetes, pero no existía dependencia alguna con las legiones. El número total de efectivos en ese tiempo alcanzaba los 500.000 hombres. La proporción de la población masculina adulta dedicada al servicio en el ejército se incrementó aproximadamente de 1 de cada 25 hombres hasta 1 de cada 15, incremento considerado excesivo por algunos comentaristas modernos. La proporción de caballería con infantería fue de uno a tres.
La principal preocupación de Diocleciano era asegurar la provisión de alimentos al ejército sobre una base racional y sostenible. Con este fin, el emperador puso fin a la imposición arbitraria de los gravámenes alimenticios para el ejército, cuya carga recaía principalmente en las provincias fronterizas y que las había arruinado económicamente. Instituyó un sistema de pagos anuales regulares con el impuesto exigido fijado por adelantado durante 5 años y relacionado con la cantidad de tierra cultivada en cada provincia, respaldada por un completo censo de tierras, campesinos y ganado.
Para hacer frente al problema de la despoblación rural (y consiguiente pérdida de la producción de alimentos), decretó que los campesinos, que siempre habían sido libres de abandonar sus tierras durante el Principado, nunca deberían abandonar la localidad en que estuvieron registrados por el censo. Esta medida tuvo el efecto de vincular legalmente a los agricultores arrendatarios (coloni) y a sus descendientes a las propiedades de sus terratenientes.