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Antecedentes
A partir de batalla de Miriocéfalo en 1176, comenzó la desintegración del imperio. Primero en el Jorasán, más tarde, los sultanes perdieron Siria, Irak y Kermán, sostuvieron con guerras infructuosas hasta que Torgul III (1169-1.194) murió luchando contra sus parientes de la región persa, siendo el último descendiente directo de la rama selyúcida.
Los estados francos durante la Tercera Cruzada ocuparon la capital Iconio (Konya) en 1.190.
En 1192 el califa abasida eliminó a los últimos selyúcidas, saliendo estos de Persia en 1222.
Con la fundación, en 1198, del reino armenio de Cilicia, los sultanes de Iconio (Konya) tenían como vecino a un estado cristiano.
Batalla de Antioquía de Meandro o Antioquía de Pisidia (1211)
Después de la caída de Constantinopla ante las fuerzas de la Cuarta Cruzada (1204) y la división del Imperio bizantino, el sultán Kaikosru I asedió Konya en 1205 y se proclamó sultán por segunda vez en su vida. Kaikosru I, había dado asilo al antiguo emperador bizantino Alejo III Ángelo. Aprovechándose de las luchas internas, capturó del puerto de Adalia (Antalya) en la costa mediterránea de Anatolia en 1207.
El Sultán utilizó el pretexto de ayudar a Alejo para ponerlo de nuevo en el poder, atacando a Teodoro I Láscaris, coronado emperador en 1208, que había construido una base de poder en el antiguo territorio bizantino del oeste de Anatolia. Este nuevo sistema de gobierno llegaría a conocerse como el Imperio de Nicea, aunque sus emperadores siempre afirmaron ser los legítimos «emperadores de los romanos» (emperador bizantino). Habiendo fracasado en convencer a Teodoro de abdicar en favor de Alejo, el sultán invadió el territorio de Teodoro en la primavera de 1211.
Laskaris pretendía sorprender a los turcos por su rápida aproximación. Al principio, el sultán se mostró incrédulo cuando le comunicaron la presencia de los latinos, pero finalmente abandonó el sitio y formó sus fuerzas para la batalla en el valle del Meandro, cerca de Antioquía del Meandro o de Pisidia. Los turcos se vieron limitados por la estrechez del valle y no pudieron desplegar toda su fuerza, especialmente su caballería. Por lo tanto, el sultán decidió esperar el ataque latino.
A medida que el ejército latino se acercaba a los turcos, la caballería mercenaria latina de Laskaris lanzó una impetuosa carga contra el centro turco. Su ataque causó muchas víctimas a los turcos, en particular a los arqueros y honderos ligeramente protegidos, cuando los caballeros atravesaron su formación y luego volvieron para cargar de nuevo por retaguardia. Kaikosru, sin embargo, pronto logró restaurar la disciplina entre sus tropas, sacudidas por el súbito ataque latino, y usó superioridad en número para rodear y envolver a los latinos. El ejército latino fue atacado por el flanco y por retaguardia por las fuerzas selyúcidas.
Sin embargo, las tropas selyúcidas se detuvieron para saquear el campamento niceno, permitiendo que las fuerzas de Teodoro se reagrupasen y contraatacaran a los desorganizados turcos. Teodoro buscó a Kaikosru I y lo desafió a un combate singular. El turco consiguió a golpearle en la cabeza con la maza, cayendo al suelo mareado por el impacto, el turco ya estaba dando órdenes a su séquito para que se llevasen a Laskaris lejos, cuando este último se recuperó y cortó las patas de su montura. El sultán también cayó al suelo y fue decapitado inmediatamente, su cabeza fue puesta en una lanza y la agitaron, los turcos entraron en pánico y huyeron. Las fuerzas selyúcidas fueron derrotadas y el antiguo emperador Alejo, el suegro de Láscaris, fue capturado durante la batalla y posteriormente encarcelado, terminando sus días recluido en un monasterio. Después de la batalla, los turcos llevaron el cadáver de su sultán de nuevo a la capital Konya donde fue enterrado en el mausoleo dinástico.
La lucha liberó a Nicea de la presión de los selyúcidas, pero el ejército de Láscaris había sufrido muchas bajas. En particular, su efectiva caballería mercenaria latina había sido casi destruida. Como resultado, Láscaris insuficientemente podía defender su territorio de un ataque del Imperio Latino y tuvo que ceder parte de su territorio que bordeaba el mar de Mármara. Sin embargo, la victoria le dio prestigio a Láscaris y la captura de Alejo terminó la oposición interna a su gobierno. La batalla fue el último encuentro importante entre los selyúcidas y los bizantinos.
Bajo el gobierno y sus los sucesores de Kaikosru, Kaikaus I (1211-1220) y Kaikubad I (1220–1237), los seljúcidas de Rüm alcanzaron el apogeo de su poder. Kaikaus capturó en la costa del mar Negro la ciudad de Sinope (actual Sinop) y convirtió a Trevisonda en su vasallo en 1.214 así como sometió Cilicia, aunque no tuviera más remedio que rendir Alepo a Saladino en 1.218. Kaikubad conquistó la costa mediterránea del Imperio Bizantino entre 1.221 y 1.225. En 1.225 también envió una fuerza expedicionaria a través del mar Negro hasta Crimea. En el este derrotó a los manguyakidas y los ortóquidas.
Final del Sultanato del Rüm
Kaikosru II (1237–1246) comenzó su reinado conquistando el Reino de Amida (Diyarbakır), pero en 1.239 tuvo que hacer frente a una revuelta liderada por un notorio predicador de la zona, Baba Ishaq. Pasados tres años, cuando había reprimido finalmente la rebelión, se perdió Crimea y el estado así como el ejército se debilitaron. En ese momento, Kaikosru tuvo que afrontar una amenaza emergente aún más peligrosa, los mongoles.
Los selyúcidas de Anatolia parecían darse cuenta del tipo de amenaza que representaban los mongoles y trataron de evitarla ofreciendo un tributo moderado y buenos deseos al general Chormaqan, el comandante mongol en la región del Cáucaso. Pero los mongoles presionaron por más. Exigieron que el sultán selyúcida Kaikosru II se sometiera por completo a la soberanía mongola: enviando rehenes a la corte del Gran Kan Ögedei, yendo a la corte del Gran Kan en persona para rendirle homenaje y permitiendo que los mongoles instalen administradores en la corte selyúcida. Kaikosru se resistió y, en consecuencia, en el invierno de 1243, un ejército mongol al mando de Baiju, que había sucedido a Chormaqan tras la muerte de este último en 1241, invadió el sultanato y se apoderó de la ciudad de Erzurum, en el noreste de Anatolia. Kaikosru II decidió que tenía que luchar.
Batalla de Köse Dağ (26 de junio de 1243)
Kaikosru II hizo llamar inmediatamente a sus vecinos para que contribuyesen con tropas para resistirse a la invasión. El Imperio de Trebisonda envió un destacamento, y el sultán contrató un grupo de mercenarios francos. Unos pocos nobles georgianos como Shamadavle de Ajaltsije se le unieron también, pero la mayoría de los georgianos fueron obligados a combatir junto a sus señores mongoles. Los selyúcidas pudieron reunir un ejército sustancial, entre 60.000 y 80.000 efectivos, probablemente duplicaron el tamaño del ejército mongol. Las dos fuerzas se encontraron en Köse Dağ, un poco al este de la ciudad de Sivas, en el centro-norte de Anatolia, el 26 de junio de 1243.
Los comandantes de Kaikosru sugirieron que asumiera una posición defensiva y esperara a que los mongoles atacaran. Rechazó esta idea, y, en cambio, decidió atacar.
Baiju que posiblemente disponía de dos tumanes y aliados (30.000 efectivos) desoyó el prudente aviso de sus oficiales georgianos en relación con el tamaño del ejército selyúcida, indicando que no daba valor al número de enemigos: “cuantos más sean, mayor será el triunfo y mayor será el botín que consigamos”, respondió.
Kaikosru separó una fuerza de unos 20.000 hombres y los envió contra los mongoles como vanguardia. Los mongoles hicieron lo que solían hacer: fingieron una retirada, engañaron a sus atacantes para que los persiguieran y luego los rodearon y diezmaron. Se cree que unos 3.000 de los atacantes murieron. El resto del ejército selyúcida, que básicamente se mantuvo al margen y vio que esto sucedía, entró en pánico y corrió. Dividir el ejército de uno frente a un enemigo numéricamente inferior es una táctica bastante tradicional. Pero generalmente se hace para atacar al oponente desde dos lugares a la vez.
Los mongoles derrotaron a los selyúcidas y sus aliados y se apoderaron de las ciudades de Sivas y Kayseri. El Sultán huyó a Antalya, pero posteriormente se vio obligado a firmar la paz con Baiju y pagar un oneroso tributo al Imperio mongol, murió en el 1246.
La derrota turca dio paso a un período de agitación en Anatolia y condujo directamente a la decadencia y desintegración del Sultanato de Rüm en múltiples beylicatos (beyliks). El Imperio de Trebisonda se convirtió en un estado vasallo del Imperio mongol, y el poder real en la península pasó a ser ejercido por los mongoles, aunque los selyúcidas conservaran el poder nominal hasta 1307, que fueron derrotados unificados por la dinastía osmanlí.
Otra rama de esta tribu, los otomanos, renacería más adelante en Anatolia para crear un Gran Imperio otomano.