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Organización
El ejército coreano durante la dinastía Joeson era un ejército “nacional”, cuya estructura se basaba en ejércitos o “guardias”: había un ejército llamado de frontera por cada una de las 4 provincias estratégicas al norte y al sur, con un quinto o central encargado de las 4 provincias centrales. A su vez, cada ejército contaba con varios “mandos” terrestres y navales, cuyo número variaba en función de la provincia. Los generales de los ejércitos se concentraban en Seúl y no se les permitía asumir el mando salvo en caso de grave crisis nacional. Ello se debía al temor de que trataran de ganarse la voluntad de las tropas para fines políticos. El resultado es que tenían un total desconocimiento de las tropas que iban a mandar, y en algún caso se les permitía una breve visita de inspección, prácticamente inútil, llegando a no saber siquiera cuantas unidades tenían bajo su mando y cuáles eran sus capacidades.
El cuerpo de oficiales coreanos era teóricamente meritocrático, con un sistema confuciano de acceso a través de exámenes. Lo que se valoraba en un oficial era, por un lado, su cultura: su conocimiento de los clásicos, como Sun Tzu; y, por otro lado, las habilidades individuales como montar a caballo y uso del arco. Sin embargo, no se hacía ningún hincapié en habilidades prácticas de mando y como reconocía un ministro, ni uno de cada cien oficiales sabía cómo instruir y adiestrar tropas. Además, existía el problema de que el funcionario civil era más prestigioso, lo que provocaba que la carrera militar quedara relegada a “segundones”. No solo eso, sino que cualquier oficial civil se considerara capacitado para aspirar a un mando militar de prestigio, sobre la base de que conocían a los clásicos incluso mejor que los propios militares.
El ejército tenía en teoría una fuerza de 200.000 hombres (entre ejército y armada) con una fuerza adicional de 400.000 reservistas. Esto sobre la base de que todo hombre podía ser reclutado, salvo los hijos de los yangbans y los esclavos (propiedad de los yangbans, los templos y el Estado); aunque en caso de emergencia sí se podían reclutar esclavos. La realidad era muy diferente y los censos de tropas y hombres sujetos a reclutamiento no se mantenían al día. A ello se añadía la corrupción de muchos oficiales que vendían exenciones de servicio, además de admitir la compra de sustitutos por parte de los reclutas.
Yu Song-Nyong’o denunció en 1582 los muchos fallos y la falta de preparación del ejército para repeler un ataque jurchen y recomendaba tomar medidas. El funcionario erudito Yulgok había examinado la lamentable actuación de Corea y concluyó que »las fuerzas de la nación estaban tan minadas que temía que antes de una década les podía ocurrir un desastre». Luego pasó a recomendar que los esclavos y los hijos yangbans de las concubinas debían ser reclutados para engrosar las filas con el objetivo de disponer de un ejército de 100.000 hombres. De ellos, 20.000 serían estacionados en la capital y 10.000 en cada provincia. Yulgok era de la facción Occidental, que, casi inevitablemente, aseguraba que su propuesta sería rechazada por la entonces dominante facción del Este por Yu Song-Nyong, una decisión que Yu más tarde lamentaría amargamente. Algunos reclutamientos siguieron adelante, pero el despliegue regional planificado no se llevó a cabo y la propia recomendación real fue considerado tan poco importante que no se registró oficialmente.
Algunas reformas se llevaron a cabo; sin embargo, en 1589, un centro de instrucción militar fue establecido en Andong, en la provincia estratégica Kyonsang y los campesinos locales fueron obligados a someterse a seis meses de instrucción todos los años. Sin embargo, incluso en esta última etapa había una comprensible resistencia a abandonar la agricultura para cumplir con el servicio militar, lo significó que la mayoría de los reclutas enviados eran o demasiado viejos o demasiado jóvenes. Los generales enviados para conducir a estos soldados, tenían que aumentar estas fuerzas mediante la contratación de otros soldados a medida que regresaban, y solían contar con un grupo variopinto de oficiales retirados del ejército, yangbans aburridos que buscaban aventura, esclavos ávidos de libertad o incluso monjes budistas.
Sin embargo, a pesar de todas las experiencias negativas, este seguiría siendo el sistema que estaba en uso cuando los japoneses desembarcaron en 1592, y 1595; Yu Song-nyong seguía abogando por el retorno a lo que él veía como la edad de oro del sistema chin’gwan, también aseguraba que «no había un general coreano entre cien que supiera los métodos de instrucción de soldados«. Los soldados estaban desorganizados y pobremente capacitados y equipados, y eran utilizados principalmente en proyectos de construcción, tales como los de los muros de los castillos.
En el momento de la invasión, sus fuerzas eran de 84.500 de tropas regulares, a los cuales se les unieron 22.000 voluntarios irregulares. El gobierno chino nunca mantuvo más de 60.000 elementos en Corea durante todo el conflicto.
Armaduras
Durante la dinastía Joseón la protección más usada entre los soldados comunes era la hangul o armadura acolchada, el ejército de Joseón reclutaba campesinos que tenían que llevar su propio equipo y los acolchados que proporcionaban una protección aceptable para el cuerpo a un precio bajo. La armadura metálica era llevada en gran parte por las unidades estacionadas en la capital, que constituían la principal fuerza de ataque de las fuerzas terrestres de la dinastía Joseón.
En la dinastía de Goryo, se utilizó la cota de malla y la armadura laminar con algunas influencias mongolas. El diseño básico de una armadura coreana constaba de una capa pesada de tres cuartos de longitud sobre una prenda interior que se asemeja a un delantal dividido, con pantalones y botas de cuero. La capa podía ser de cota de malla, herencia de la anterior dinastía; algunas cotas de malla estaban reforzadas con placas metálicas yong-leen-gab; otras eran de de escamas o er-leen-gab; otros modelos eran los leen-gab o armaduras lamelares de pequeñas placas unidas entre sí en el exterior de la capa, y finalmente aparecieron las doo-jung-gab o armaduras de placas cosidas en el interior del forro. La versión final era la capa tachonada, porque las cabezas de los remaches, que sujetan en su lugar pequeñas placas dentro de la armadura, que sobresalen en la superficie exterior para darle una apariencia muy similar a la brigantina.
Los oficiales solían lucir una faja de colores brillantes o correa sobre capas de color rojo o azul, pero el aspecto habitual para la mayoría de los usuarios era de tela marrón apagado de algodón o cáñamo.
El yelmo coreano consistía en un casco cónico redondeado, hecho de cuatro piezas principales, remachadas juntas y asegurados alrededor de la frente. Tenían una protección del cuello lamelar o tipo brigantina suspendida del casco y dividido en tres secciones, y se podía decorar con plumas o crines de caballo en el vértice del cono. Los yelmos de los oficiales podían estar lacados en negro y adornados con oro y pieles.
Armamento
Las espadas coreanas o geons se producían tanto para uso militar y ceremonial. Se hicieron varios tipos de espadas ceremoniales, entre las que se encuentran las jin-geoms o »espadas de dragón» y las in-geoms o »espadas tigre», que por tradición se podían forjar solamente en ciertos momentos. El grado más alto de ellas eran las sa-jin-geom o »espadas de cuatro tigres» y posiblemente las sa-in-geom o »espadas de cuatro dragones» de las que no existe ninguna; estaban reservadas para el monarca y solamente podían ser forjadas, en ciertos momentos durante 2 horas cada 12 años. Las espadas de menor grado como las i-jin-geom, sam-jin-geom, i-in-geom, sam-in-geom (espadas de dos dragones, tres dragones, dos tigres, tres tigres) se podían hacer más frecuentemente.
Las espadas que los soldados de Joseón utilizaron eran elaboradas con el mayor cuidado, usando sólo acero de alta calidad considerado para el uso de espadas militares. Algunas de las espadas que se utilizaron de forma uniforme por estos soldados incluyen la jedok-geom y la bonguk-geom, para la instrucción empleaban la espada de madera o mok-geom. No era raro que algunos llevaran espadas no reglamentarias importadas principalmente de espaderos reconocidos de Japón.
Las espadas del ejército eran producidas principalmente por moldeo en lugar de por martilleo como los japoneses. Había dos tipos: la jedok-geom o »espada del mando» era el tipo de espada utilizado por los oficiales, y la bonguk-geom o »espada nacional» eran la que llevaban los soldados; ambas eran ligeramente curvas con un solo corte. Había una espada larga llamada sain-geom en Corea occidental, bastante común en la provincia Ai-Ching, y que tenía 90 centímetros de largo similar a la nodachi japonesa.
Jinetes e infantes se armaban con una variedad de armas astiles que iban desde la lanza más común hasta tridentes, pasando por la típica archa o alabarda de estilo chino. Estas armas de combate cuerpo a cuerpo eran complementadas por espadas. Una peculiaridad coreana era el uso del pyeongon o mayal por parte de la caballería, un arma que era muy popular y su presencia era habitual en los exámenes a oficial, en la que los aspirantes debían demostrar sus habilidades guerreras.
Corea disponía de buena caballería, dado que tenía que enfrentarse a menudo con los jurchens, que eran unos excelentes jinetes; pero cuando comenzó la invasión estaban desplegados en frontera norte. Durante la guerra, su resultado fue muy negativo; ya que la zona donde se desarrollaron los combates era montañosa. Por lo tanto, faltaron las planicies donde pudieran ser desplegadas de una manera eficaz, aparte del problema logístico de los pastizales para alimentar a los caballos. Además del uso de armas de fuego de largo alcance por parte de los invasores, supuso una gran desventaja. Los miembros de la caballería estaban equipados con pyeongon o mayal y lanzas para combate cuerpo a cuerpo, y arcos y flechas para el combate a larga distancia. La mayor parte de la acción que tuvo la caballería coreana ocurrió durante la batalla de Chungju, al comienzo de la primera invasión.
Arco
El arma de la que estaban más orgullosos los coreanos era su gung o arco compuesto de origen mongol: pequeño, potente y con un gran alcance de 450 m comparado con el arco japones que alcanzaba los 270 m del arco japonés. El arco coreano era el resultado de una larga tradición y recientemente se había visto reforzado con la introducción de un complemento: una guía en forma de caña de bambú que permitía disparar pequeñas saetas con el arco. El inconveniente del arco era su dificultad de uso, requiriendo una gran potencia muscular y un largo periodo de entrenamiento para conseguir un arquero eficaz. Por lo tanto, el número de verdaderos arqueros dentro del ejército sería sin duda limitado, ya que un gran número de las tropas eran reclutas que no tendrían mucha práctica con el arco.
Armas de fuego
Los coreanos tenían varias versiones de armas de fuego de mano que habían desarrollado durante casi cien años cuando la guerra Imjin o invasión Samurái comenzó. Sin embargo, estos nunca fueron producidos en grandes cantidades, incluso del tipo más común solo había varios miles al inicio de la guerra. Período de la dinastía Joseón fue notablemente un tiempo de paz en la historia de Corea, y solamente tenía alrededor de 8.000 los personales militares activos. Así, 2.000 armas de fuego portátiles eran en realidad más que suficiente para el ejército existente de Corea. Estas armas podían disparar bolas de plomo, flechas y dardos.
Una vez que comenzó la guerra, los coreanos comenzaron a producir los arcabuces que eran muy superiores, por lo que esos cañones de mano no fueron tan frecuentes en los campos de batalla. Además, la mayoría de las armas de fuego estaban desplegadas en el norte contra los jurchens, por lo que su presencia y papel fueron prácticamente nulos.
Habilidad no faltaba a los herreros coreanos para copiar los modernos arcabuces que los japoneses les habían relegado como una demostración de fuerza para tratar de intimidarlos. Los coreanos se habían burlado de los arcabuces japoneses, llamándolos »patas de perro» y considerando el ridículo al orgullo de los japoneses al utilizar armas de origen extranjero. Hacia el final de la guerra, habían cambiado radicalmente de opinión y empezaron a fabricar sus propios arcabuces de estilo europeo.
Cañones
En cambio, Corea, si podía presumir de buena artillería o chongton, tenía un buen número de cañones y artefactos explosivos en general. Se trataba de modelos de inspiración china y su principal uso era naval, como más tarde veremos; pero también tenían una presencia relevante tanto en la defensa como en el ataque a fortificaciones. En general se trataba de tubos de metal reforzados por bandas metálicas y que carecían de verdaderas cureñas. Muchos tenían asas para ser transportados a mano a su posición.
Dentro del arsenal coreano destacaba la presencia de morteros o wan’gu que los había pesados o dae-wan’gu, y medios o jung-wan’gu.
Los cañones o jas de mayor a menor calibre recibían la denominación de:
- Cheonja o cielo, tenía una longitud de 1,31 m con un calibre de 12,8 cm, pesaba unos 296 kg, disparaba proyectiles de 30 kg a una distancia de 500 m con flecha y 400 m con bola. La Academia Naval Coreana probó una réplica y determinó los alcances eficaces.
- Jija o tierra, tenía una longitud de 89,5 cm con un calibre de 10,5 cm, y de 89 cm con un calibre de 10,5 cm, disparaba proyectiles de 16.5 kg, y tenía un alcance de 600 m con flecha y 540 con bola.
- Hyeonja o negro, tenía una longitud de 75,8 cm y un calibre de 6,5 cm, podía disparar proyectiles de 3,5 kg, y su alcance era de 600 m con una flecha, y de 1.250 m con bola.
- Hwangja o amarillo, tenía una longitud de 50 cm y un diámetro de unos 5 cm, y podía disparar proyectiles de 1,5 kg, y su alcance era de 700 m.
Los nombres estaban escogidos a partir del uso de las cuatro primeras iniciales del alfabeto chino, por lo que sería el equivalente a hablar de modelos A, B, C y D. Fueron utilizados tanto por el ejército como por la armada.
Podían disparar proyectiles tanto de piedra como de hierro, pero el proyectil preferido se parecía a un cohete y se trataba de una gran flecha de madera con cabeza de hierro y alas también de hierro o de cuero. Dichas flechas “reforzadas” tenían un mayor alcance y precisión que las balas de cañón corrientes, teniendo un poder de impacto mas que suficiente.
También emplearon un curioso lanzacohetes coreano: el hawcha o »carro de fuego», era una carretilla con dos ruedas que se usaba de plataforma de lanzamiento para más de un centenar de flechas, impulsadas por pólvora, era similar a las usadas en China. Además, empleaban granadas explosivas que se podían disparar con los wan’gus o morteros y se denominaban bigyeok jincheonroe o »trueno del cielo que produce terremotos». Era una granada de hierro con la forma redonda, con pólvora y metralla en su interior; tenía una mecha que se encendía en el momento del disparo, su longitud determinaba la duración, cuando caía en el objetivo, y el fuego a través de la mecha llegaba al interior, explotaba esparciendo la metralla que hería o mataba a las personas de su alrededor. Era una munición muy efectiva empleada por la marina y el ejército.
Fortificación
Los coreanos disponían de un sistema de alerta temprana formado por una red de torres de señales que se extendía por buena parte del territorio y era capaz de transmitir mensajes rápidamente hasta la capital. Sin embargo, la dejadez y el abandono provocaron que muchas torres no tuvieran personal. De ese modo, las noticias de la invasión japonesa acabaron llegando por el tradicional método de mensajero a caballo.
Con respecto a los edificios fortificados, el principal tipo de construcción en la península era el llamado Sanseong o castillos de montaña. Este tipo de fortificaciones generalmente consistía en muros de piedra de poca altura construidos alrededor de las montañas en forma de serpentina. También existían otras fortificaciones con pobres estructuras y defensas.
La armada coreana
Corea tenía una larga tradición naval debido a la necesidad de defender sus costas durante siglos frente a los piratas jurchens, chinos y japoneses. Desde antiguo había ido desarrollando sus propios modelos de naves de guerra, poniendo especial énfasis en la solidez y fortaleza a costa de velocidad. Otra característica era que en general estaban pensados para su uso en aguas costeras, teniendo quillas más planas y siendo más manejables y maniobrables que sus equivalentes en tamaño japoneses en aguas someras.
Había un mando naval en cada provincia y dos en la provincia de Jeolla debido a su larga costa. Los comandantes navales eran seleccionados mediante el mismo sistema de examen trienal que los oficiales de tierra.
La vida de los equipos de los barcos era difícil, los barcos eran pesados bajo la vela y usaron remos para maniobrar y para la velocidad en combate. Las tripulaciones navales coreanas habían avanzado más allá que los wakos o piratas japoneses y que la marina japonesa; ya que las naves niponas evolucionaron en plataformas flotantes para emplear guerreros de la misma forma que en tierra, primero empleando primero las armas a distancia y luego abordando los buques enemigos.
Los diseños de buques y técnicas de combate de los buques coreanos se desarrollaron de tal manera que cambiaron el concepto de plataforma o transporte para combatientes a un sistema de armas. Empleaban cañones que disparaban bolas de hierro, flechas de hierro y flechas ardientes en barcos enemigos. Fueron construidos con cascos gruesos para resistir la penetración de las balas de arcabuz, resistir las embestidas y embestir a los barcos enemigos. La culminación de este proyecto fue el geobukseon o barco tortuga.
El principal navío de guerra coreano era el panokseon (“barco con cubierta techada”), un navío relativamente reciente surgido a mitad del siglo XVI, después de los grandes incursiones de los wakos; y, por tanto, novedoso para los japoneses, ya que estos se habían concentrado en los últimos decenios en sus propios conflictos civiles. La idea era dotar al tradicional mercante coreano de una superestructura defensiva, de tal forma que los remeros quedaban en una cubierta inferior completamente resguardados; mientras que los combatientes se disponían en la cubierta superior elevada y parcialmente protegida, la cual les daba una posición de ventaja en combate contra otras naves. Sobre la cubierta se alzaba una torre que ejercía de cabina de mando.
El panokseon podía contar con dos velas y venir en una variedad de tamaños. Los más normales parecen haber sido los de entre una longitud de entre 15-20 metros, pero algunos pueden haber superado los 30 metros. La tripulación típica parece que rondaba los 125 con 50-60 remeros, manejando entre 8-10 yaolus o remos de estilo chino. Las naves coreanas llevaban usando artillería desde hacía tiempo y ya en 1410 se jactaban de tener 160 naves equipadas con algún tipo de piezas de artillería. La estructura del panokseon hacían de este una plataforma estable para el uso de artillería y estos solían estar equipados con el mayor número posible de piezas, normalmente más de una docena por nave, las cuales venían en una gran variedad de formatos.
La artillería naval coreana empleaba los mismos cañones que el ejército: los cheonja o cielo, que eran los de mayor calibre, se empleaban en los buques panokseon; los jija o tierra se usaron principalmente en los geobukseon o »barcos tortuga»; los hyeonja o negro se usaron principalmente en los geobukseon o »barcos tortuga»; y los hwangja o amarillo fueron usados en embarcaciones pequeñas.
Los cañones podían disparar proyectiles tanto de piedra como de hierro, pero el proyectil preferido era una gran flecha de madera con cabeza de hierro y aletas también de hierro o de cuero. Dichas flechas “reforzadas” tenían un mayor alcance y precisión que las balas de cañón corrientes, teniendo un poder de impacto más que suficiente. También emplearon en los barcos los morteros o wangus que los había pesados o dae-wangus y medios o jung-wangus, estos podían disparar piedras o granadas explosivas bigyeok jincheonroe o »trueno del cielo que produce terremotos», aunque estas también podían rellenarse con material incendiario.
Aparte de los cañones y morteros de abordo, también se podían embarcar otro tipo de piezas como los hawchas o lanzacohetes múltiples y cañones de retrocarga de origen chino o fo-lang ji; ambos montados en afustes giratorios y fijados a la borda del navío.
Las tácticas coreanas giraban en torno al uso de su poderosa artillería, tratando en lo posible de mantener la distancia con sus rivales y prefiriendo “hundirlos” a cañonazos e incendiarlos con flechas, para después liquidar a los supervivientes que encontraran en el agua o entre los restos. A diferencia de los japoneses, no había un especial énfasis en el abordaje de las naves enemigas, para conquistarlas.
Además del panokseon, la armada coreana podía contar con un buen número de naves auxiliares más pequeñas, algunas de ellas de poca utilidad, meros equivalentes a barcos de pesca que desempeñaban funciones de reconocimiento.
Durante la guerra se diseñó y construyó un nuevo buque de guerra llamado geobukseon o »barco tortuga’‘ que se botó en 1591, fruto del almirante Yi Sun-Sin. Era una nave de unos 28 metros de largo, pero con solo 6 metros de altura entre el fondo plano y el techo de la cubierta, dándole un perfil relativamente bajo. La idea atacar directamente a los barcos enemigos en su línea de flotación. El castillo del panobukseon fue retirado y se colocó una cubierta curvabada, que tenía la característica forma del caparazón de tortuga. Además, para evitar el abordaje, el techo estaba plagado de pinchos metálicos que en combate se ocultaban bajo esteras de paja (se supone que húmedas como protección antiincendios). Las réplicas que se han realizado están protegidas por placas metálicas, pero no hay ninguna referencia clara al respecto en las propias descripciones coreanas contemporáneas de la época.
Se trataba de una nave ágil y rápida, ideal para asaltar a la flota enemiga y hacer un uso devastador de sus cañones a corta distancia. Tanto Sun-sin como su sobrino en sus memorias mencionan que los cañones de proa eran disparados desde la boca del dragón que asomaba por ella, casi todos los barcos que llevaban una cabeza de dragón situada en la proa y la cola en popa. Además del cañón a proa, había y 6 cañones por banda, y posiblemente dos a retaguardia. Esto contrasta con la típica imagen que se da del geobukseon en el que la cabeza de dragón está elevada sobre la cubierta y no permite el uso de cañones (supuestamente expulsaba humo al quemar azufre). Esto se debe a que las famosas replicas de barcos tortuga que hay en las dos Coreas, se construyeron basándose en ilustraciones de finales del siglo XVIII que copiaron modelos posteriores al barco tortuga original de Sun-Sin. Lo único cierto es que no hay ninguna ilustración contemporánea de los primeros geobukseon.
Aparte del panokseon y el geobukseon, parece que había un pequeño barco denominado hyeopseon o barco estrecho, pequeño pero lo suficientemente grande como para tener cubierta. Era un barco de guerra rápido usado para hacer reconocimientos y escoltas.
También se utilizaron barcos de pesca militarizados o pojakseon.
El mayor fallo de los coreanos fue el subestimar profundamente a los ejércitos japoneses. La imagen general era la de una tierra de bárbaros incivilizados que llevaban más de un siglo luchando entre sí; y sobre todo era la tierra de los wakos o piratas. Peligrosos bandidos sin duda, pero incapaces de poner en un campo de batalla terrestre un verdadero ejército civilizado.