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Ofensiva bávara (1644)
La guerra sueco-danesa, y la consiguiente salida de las principales fuerzas suecas del Imperio, abrió la posibilidad de otra campaña contra los franceses que se encontraban debilitados y aislados.
Maximiliano no tardó en aprovechar la oportunidad. Presionó a Fernando III para obtener apoyo, que se le otorgó en forma de un cuerpo militar bajo el mando de Hatzfeld. El 15 de abril de 1644, Maximiliano envió sus fuerzas bajo el mariscal lorenés Franz von Mercy a través de la Selva Negra hacia Turenne.
Mercy primero asedió Uberlingen en el lago de Constanza, que tomó el 11 de mayo, luego pensó en emprender el asedio de la poderosa Hohentweil. Después lo pensó mejor y, dejó una fuerza de cobertura, el 20 de junio continuó avanzando hacia el oeste.
El 26 de junio Mercy apareció ante Friburgo, en números el vizconde de Turenne, jefe del ejército francés no podía igualar. El ejército francés demasiado débil para enfrentarse en una batalla campal contra los bávaros, se vio obligado a mirar con impotente furia como la era ciudad sitiada y, el 28 de julio de 1644, caía.
Batalla de Friburgo (11 de mayo de 1644)
El cardenal Mazarino, despachó inmediatamente refuerzos bajo el mando de Enghien, con la esperanza de salvar a Friburgo, pero llegaron demasiado tarde. Los bávaros estaban bien atrincherados en las montañas alrededor de Friburgo. No obstante, Enghien (que asumió el mando) determinó realizar un ataque frontal.
Los ataques se realizaron el 3 de agosto y el 5 de agosto de 1644, por lo que la batalla es también conocida como la batalla de los Tres Días. Los enfrentamientos fueron sangrientos, pero equívoca el resultado. Los bávaros fueron expulsados de sus defensas y obligados a retirarse, pero a un precio muy alto para los atacantes; la batalla resultó ser una de las más sangrientas de toda la guerra, con alrededor de 8.000 bajas entre los atacantes y alrededor de 2.500 entre los defensores.
Friburgo permaneció en manos bávaras, con las ventajas que posee ese lugar por su cercanía a Breisach.
Concluida la batalla, Mercy decidió retirar su ejército más cerca de sus bases bávaras. Fue constantemente acosado por la caballería francesa que era superior, que lo despojó de su tren de bagajes.
El principal ejército francés no avanzó más hacia el este. Más bien se movieron por el Rin hasta el Palatinado Inferior, tomando todos sus lugares fuertes, excepto Frankenthal. Luego capturaron Philipsburg y Mainz (Maguncia).
Congreso de Westfalia y Dieta de Frankfurt
Después de que los embajadores comenzaron a llegar a Westfalia, las negociaciones principales se relacionaron con asuntos formales. Cada parte se opuso a las delegaciones de poderes otorgados el uno al otro, por razones tanto de forma como de fondo. Además, cada bando pasó tiempo discutiendo con el otro sobre cuestiones de precedencia: quién debe estar en el primer rango, a quién se le llama «Excelencia», quién se ve obligado a visitar a quién primero y demás asuntos protocolarios.
No fue sino hasta diciembre de 1644, cuando las demandas francesas iniciales se entregaron a los otros embajadores. Aun así, no contenía nada de sustancia: solo se exigía que los estados imperiales participen en las negociaciones y que el Emperador debería liberar al elector de Trier del cautiverio.
En Fráncfort, mientras tanto, el Deputationstag permaneció en sesión. Los príncipes lograron acordar que la corte Aulica imperial debería consistir en la mitad de los protestantes, la mitad de los católicos (asunto incluido posteriormente en la paz de Westfalia). En 1645, los príncipes se trasladaron a Westfalia, donde se sumergieron en la gran conferencia de paz.
Revuelta húngara
Antes de su retiro al oeste, Torstensson había comenzado a negociar una alianza con Stephen Rákóczy, el sucesor de Bethlen Gabor como voivoda de Transilvania. Después de la finalización del tratado de subsidios en febrero de 1644, Rákóczky levantó a los húngaros en rebelión.
Enfrentado a esta nueva amenaza, el Emperador llamó a Gallas de la guerra danesa. Torstensson le persiguió, acorralando a su ejército en un país demasiado devastado para apoyar al ejército imperial. Gallas regresó a Bohemia en enero de 1645, después de haber perdido entre dos tercios y nueve décimas partes de su ejército.
Con el ejército de Gallas destrozado y Torstensson persiguiéndolo, el Emperador y Rákóczy comenzaron a negociar. El Emperador, en general, había derrotado a Rákóczy en el campo; además, el Emperador había derrotado a Rákóczy diplomáticamente, al procurar que los turcos retiraran su apoyo en la aventura de Rákóczy.
Batalla de Jankov o batalla de Jankau (24 de febrero de 1645)
Antecedentes
Lennart Torstensson, ya libre de la guerra con Dinamarca, volvió a Alemania para continuar la guerra, decidido a recuperar aquellas porciones de Bohemia y Moravia que había perdido con los imperiales durante la distracción danesa. Sus tropas se encontraban acantonadas en Sajonia y Turingia, avanzó hacia el Danubio. Previamente había intentado negociar una tregua con Sajonia, pero no tuvo éxito, y alentó a Rákóczi, voivoda (príncipe) de Transilvania, aliado de Suecia a permanecer en estado de guerra con el Emperador.
El Emperador para reunir tropas convocó a los estados, que votaron a favor de mayores impuestos y suministros de alimentos. El Emperador vendió parte de las joyas de la corona y, siguiendo su ejemplo, las iglesias entregaron su plata, mientras que los nobles otorgaron préstamos. Fernando se reincorporó al ejército como parte de una estrategia para reunir apoyo popular y divino que culminó con la conducción de una procesión religiosa en Viena el 29 de marzo. Allí anunció su intención de construir una columna monumental dedicada a la Virgen como la que se completó en Múnich siete años antes para conmemorar la batalla de Montaña Blanca. El mando real fue confiado a Melchor von Hatzfeldt quien había pasado la mayor parte de 1644 a cargo del ejército de reserva en Bohemia y Franconia. Maximiliano I fue persuadido de enviar a Werth con 5.000 veteranos bávaros a pesar de la situación crítica en el Alto Rin, mientras que Johann Georg envió 1.500 jinetes sajones. Esto dio una fuerza de campo combinada de 11.000 jinetes, más de 500 dragones, 5.000 infantes y 26 cañones que se reunieron en Pilsen en enero.
Las fuerzas imperiales, mandadas por Melchor von Hatzfeldt, pensaban que los suecos se dirigían al Palatinado y cuando se descubrió la auténtica intención de Torstensson, apenas tuvo tiempo de reunir a sus tropas.
Los suecos estaban decididos a explotar la ventaja inesperada de la desintegración del ejército de Gallas. Tenían 43.000 hombres en Alemania en ese momento. Algunos estaban con Königsmarck completando la conquista de Bremen y Verden, mientras que otros estaban en las guarniciones de la cabeza de puente del Báltico y en las posiciones en Silesia y Moravia. La fuerza de ataque principal bajo Torstensson se componía de 9.000 jinetes, 6.500 infantes y 60 cañones y estaba en Sajonia occidental donde había llegado después de perseguir a Gallas. Torstensson ya estaba en marcha el 19 de enero para no dar tiempo a los imperiales para que se recuperasen. Entró en Bohemia y avanzó hacia Kaaden, donde se vio obligado a detenerse por algún tiempo, porque el puente de la ciudad, cerca de Saatz, había sido arrastrado por una crecida, y el deshielo de enero había dejado intransitables todos los caminos. Tan pronto como el puente fue reparado y el estado de los caminos lo permitían, reemprendió la marcha sin detenerle el crudo invierno ni los ríos helados. Torstensson esquivó el sur de Praga cuando volvieron a bajar las temperaturas y cruzó el río Moldava que estaba helado.
Hatzfeldt se recuperó rápidamente, y se trasladó al este para bloquearlo. El 16 de febrero las tropas suecas divisaron el campamento imperial establecido en unas alturas inaccesibles más allá del río Otava. Ambos ejércitos se intercambiaron algunos disparos de cañón y, durante la noche, se mantuvieron en armas, a la espera, los suecos, pensando que el enemigo podría descender a la llanura; y los imperiales, que Torstensson podría atacarlos en sus posiciones.
Ambos estaban equivocados. El intenso frío, sin embargo, fue en aumento a cuya gravedad los suecos estaban más expuestos, ya que no tenían equipamiento de campamento. Obligó a Torstensson a marchar a lo largo de la margen izquierda del río Otava, a Strakonice, mientras que el enemigo se mantenía a la derecha, siguiendo de cerca sus movimientos.
Torstensson, a pesar de sufrir gravemente de gota y de que con frecuencia tenía que desplazarse en litera, estuvo presente en todas partes, alentando a sus hombres, y los inspiraba con su ejemplo. Torstensson divulgó un informe en el que aseguraba que estaba a punto de marchar para levantar el sitio de Olmutz. En cuanto el comandante imperial tuvo conocimiento de ese rumor, su esfuerzo se centró en cerrar el paso a las fuerzas suecas. Pero la falta de provisiones, y en especial de pan, que había causado que un número reducido de jinetes y de soldados de infantería desertaran del ejército imperial, ocasionó diversos retrasos. Se ordenó al coronel Sporck, que se había ganado un gran reconocimiento por haber buscado con éxito a la caballería francesa después de la batalla de Tuttlingen, que con 200 jinetes observara los movimientos de los suecos y mandase informes al general Melchor von Hatzfeldt.
Las fuerzas imperiales apenas se habían iniciado el movimiento, cuando Hatzfeldt recibió, a través del coronel Sporck, la noticia de que los suecos estaban marchando hacia el mismo lugar al que Hatzfeld tenía la intención de avanzar ese mismo día. Por consiguiente, los imperiales apresuraron su marcha y llegaron a Jankov (Jankau) en el momento en que los suecos también hacían su aparición. Los imperiales, sin embargo, ya habían ocupado todas las colinas antes de que llegara Torstensson, colocándose en una posición tal que Jankov quedaba entre los dos ejércitos.
El flanco derecho imperial estaba protegido por un terreno empinado y un bosque denso. El flanco izquierdo estaba más expuesto, pero todo el frente estaba cubierto por las aguas heladas del arroyo Jankova y una red de estanques al sur de Jankov. Las fuerzas estaban separadas únicamente por una pequeña colina baja (Chapel Hill) e inmediatamente formaron sus líneas en orden de batalla, era el 23 de febrero de 1645.
A última hora del 23 de febrero, Torstensson fue llevado en su litera a la cima de una colina para poder tener una visión general del campo de batalla. La posición ocupada por Hatzfeldt era fácilmente defendible. Había poco terreno abierto y limitaba el poder artillero. Esto no solo era un obstáculo para la artillería sueca, sino que la caballería era privada del espacio suficiente para cargar. El flanco izquierdo imperial se encontraba en una zona mucho más despejada y carecía de la protección del arroyo Jankova.
Por la noche, Torstensson convocó un consejo de guerra. La posición del ejército imperial era fuerte y la batalla presentaba un gran riesgo. Sin embargo, se llegó a la conclusión de que no existía otra posibilidad que presentar batalla. La operación comenzaría antes del amanecer. Amenazarían el flanco derecho imperial para engañar a Hatzfeldt, y el asalto real sería en el sur, alrededor de la colina conocida como Chapell.
Despliegue inicial
Hatzfeldt había desplegado su ejército con los bávaros de Johann von Werth en su derecha, respaldado por sus propias tropas westfalianas, von Götzen a la izquierda, los sajones en reserva, en el centro situó la infantería imperial a la izquierda y la infantería bávara a la derecha. Hatzfeldt ordenó a Gotz y a Werth que enviasen partidas de reconocimiento.
Los suecos desplegaron en tres columnas de las que la infantería formaba en la parte más oriental, la más cercana al enemigo. La columna central estaba compuesta por la caballería de Wittenberg con la artillería pesada, y la tercera columna estaba formada por los bagajes y era la más alejada a la acción.
La brigada de Goldstein actuaba como vanguardia, y la retaguardia estaba ocupada por Douglas, que además de servir de reserva tenía la misión de desviar la atención de Hatzfeld al presentarse como una amenaza para las tropas imperiales estacionadas al norte. Este movimiento fue tan convincente que Hatzfeldt decidió realizar un reconocimiento personal, dejando a su ejército sin un mando efectivo durante un par de horas decisivas.
Primera batalla
Los suecos iniciaron los movimientos a las 06:00 horas, unos 90 minutos antes del amanecer, y se dirigieron a la colina Chapel (Chapel Hill), una pequeña elevación que tenían que asegurar para pasar de forma segura los estanques. Hatzfeldt había ido a reconocerla, y antes de marchar a realizar el reconocimiento, ordenó a von Götzen ocupar la colina Chapell. Con seguridad pretendía establecer un puesto avanzado, pero von Götzen interpretó que debía avanzar el conjunto del ala izquierda a la posición expuesta. Von Götzen mandó por delante a sus dragones, mientras el cuerpo principal avanzaba, movimiento que se retrasó más de lo debido, ya que su movimiento se vio restringido por los densos bosques a cada lado de su ruta y Hatzfeldt regresó para encontrar a sus soldados luchando a través de los mismos obstáculos que pretendía interrumpir el avance del enemigo. Era demasiado tarde para dar marcha atrás.
Al amanecer poco después de las 07:30 horas, los dragones huyeron en masa al aparecer frente a ellos la vanguardia de Goldstein que pudo hacerse con la colina sin apenas lucha. La noticia de que fuerzas suecas habían ocupado la colina sorprendió a von Götzen, pero inmediatamente decidió contraatacar y tomar la colina.
Sobre las 08:00, la izquierda imperial se encontraba en marcha. Hatzfeldt ya había descubierto el verdadero propósito de Torstensson y se dispuso a preparar el ala izquierda contra el ataque inminente. Sin embargo, cuando llegó al flanco izquierdo, alrededor de las 08:15, se encontró con la sorpresa de que las últimas tropas marchaban hacia el oeste. Sorprendido, preguntó a un oficial qué estaba pasando y este le contestó, que se estaba haciendo lo que había ordenado von Götzen. Hatzfeld inmediatamente fue a buscar a von Götzen.
El suelo helado permitió a los suecos arrastrar sus cañones hacia la colina Chapel, mientras que la artillería imperial se quedaba atascada en el bosque.
Von Götzen dirigía el ataque que había sido lanzado temerariamente al avanzar sin explorar el terreno. Su avance se realizó en la más completa confusión y solo se hizo un poco el orden al contemplar la colina Chapell. Eran las 08:15 y se encontraban en el suroeste del valle de Nosakov, el cual no era un buen terreno para un ataque al ser tierras bajas dominadas por la colina y no tener la suficiente amplitud como para permitir el despliegue de la caballería. Con temeridad, von Götzen empujó a sus soldados hacia el enemigo en una carga desordenada en improvisadas columnas. Alrededor de las 08:30 horas, Hatzfeld logró dar con él. Le exige una explicación y tras una discusión, llegaron al acuerdo de que al encontrarse el ala comprometida, continuar con el ataque y ser apoyados por el centro y el ala izquierda.
Los suecos habían establecido una línea defensiva con los dragones ocupando una posición avanzada en el pueblo de Wlckowitz y la infantería, caballería y artillería ligera en la colina Chapell.
El ataque a la colina fue un desastre para el ejército imperial. El fuego de artillería y de los mosquetes suecos hizo mucho daño a la caballería, mientras que los dragones en Wlckowitz obstaculizaron la llegada de refuerzos. Solo los dragones que habían huido al principio de la batalla, lograron crear algo de problemas al ejército sueco, pero su esfuerzo resultó al final inútil. Von Götzen, obstinado, se negó a retirarse ante el fracaso del ataque, hasta que su cuerpo fue alcanzado por dos balas, resultando muerto. La resistencia imperial desapareció con él. A las 09:00 horas, las tropas imperiales se retiraban desordenadamente perseguidas por la caballería sueca de Wittenberg.
Las tropas suecas, en persecución de la desorganizada ala izquierda imperial, se toparon con un cuerpo fresco de imperiales al mando de Suys que no había tenido tiempo de llegar en apoyo de Götzen, por lo que había formado una línea defensiva en los bosques entre Nosakov y Wlckoawitz. Los suecos desplegaron a la infantería y a los dragones de Mortaigne entre los bosques logrando colocar a los imperiales bajo su fuego en una posición de desventaja.
Mortaigne desplegó sus tropas en una colina en el flanco sur de donde se encontraba Suys y las hizo avanzar teniendo lugar una sucesión de choques desarticulados en torno a espesos bosques que anuló la ventaja sueca en fusilería y artillería. Las tropas de Mortaigne, acompañadas por varias brigadas dirigidas por Seestedt, avanzaron hasta que un contraataque por parte de un conjunto de caballería imperial, bávara y sajona les hizo retroceder. En este combate resultó muerto Seestedt y 13 enseñas suecas fueron tomadas.
La caballería imperial, sin embargo, tuvo que dar marcha atrás al situarse varios cañones en el bosque. La parte más decisiva de este combate tuvo lugar más al sur. El contingente principal de la infantería sueca avanzó por los bosques para enfrentarse a la infantería imperial formada delante de Nosakov. Se produjo un tiroteo prolongado.
Torstensson reagrupó parte de la caballería de Wittenberg y la envió más hacia el sur para envolver el ala izquierda imperial. Hatzfeldt detectó la maniobra y se puso al frente de su caballería con Werth y los sajones cubriendo el sureste de Suys. El choque de las caballerías fue violento. La presión ejercida por los suecos hizo que las fuerzas imperiales formadas en línea adoptaran la posición de una media luna. Sin embargo, las fuerzas imperiales aguantaron al menos una hora más.
Alrededor de las 11:30 horas, Hatzfeldt cayó de su caballo, y las tropas imperiales se retiraron en orden cubiertas por Werth. Las tropas de Wittenberg capturaron entonces los cañones y municiones abandonadas por Suys. Los suecos habían hecho retroceder a sus oponentes, pero no los habían vencido totalmente.
A mediodía los ejércitos perdieron el contacto. Los suecos, gracias a su gran disciplina, tardaron poco en reagruparse a pesar de encontrarse en un terreno accidentado. Algunos oficiales suecos eran partidarios de perseguir a Hatzfeldt hasta Praga, pero Torstensson no pensaba igual, ya que con un terreno tan accidentado corrían el riesgo de sufrir una emboscada con la que perdiesen toda la ventaja que habían adquirido. Decidió dejar escapar a Hatzfeldt sin molestarlo. Formó a su ejército en una línea defensiva de norte a este entre las localidades de Jankov y Radmeritz. La artillería pesada se reposicionó en una colina, mientras que la impedimenta la colocó al sur y al oeste de Radmeritz cerca de los bosques.
Mientras Torstensson pensaba dejar escapar a Hatzfeldt, este daba la batalla por perdida y que los suecos le iban a intentar acosar para que no se retirase de forma segura. Pensó que lo mejor sería colocarse en una posición defendible y aguantar hasta el atardecer para luego retirarse protegido por la noche. Eligió para la línea defensiva un gran valle poco profundo que corría entre el Jankowa y el pueblo de Hrin, ocupando también una colina al sur, entre el valle y los suecos. Hatzfeld eligió esta posición porque la depresión del terreno debía ofrecerle cobertura contra la artillería sueca. La posición imperial distaba de la sueca unos 2,5 km hacia el sur.
Colocó a las antiguas tropas de von Götzen con el apoyo de algo de infantería a la derecha. En el centro 5 brigadas de infantería, la artillería y la caballería sajona y en el ala izquierda situó a los bávaros de Werth.
Segunda batalla
A las 13:00 horas, Hatzfeldt fue a Hrin, ya que Werth había dado la alarma de que se estaba atacando la pequeña colina ocupada al sur. Torstensson había sido informado de que una fuerza de mosqueteros había quedado retrasada en la retirada imperial y se hallaba en una pequeña colina. El general sueco se hizo llevar hacia donde pudiera observarlo y después envió a 400 mosqueteros para que los asaltase. Cautelosamente, el destacamento imperial volvió a huir sin ninguna resistencia. Hatzfeldt llegó al ala derecha en el momento que los mosqueteros llegaban al valle. Reprendió a los mosqueteros por ser expulsados por tan pequeña fuerza sin mostrar ninguna resistencia y les ordenó que volvieran a tomar la colina. Él volvió para Hrin.
Bruay y Suys organizaron un masivo contraataque en el que tomaría parte toda la infantería (6 batallones) apoyada por la caballería de Bruay. Esto no es lo que Hatzfeldt pretendía, quien expresó con posterioridad que su intención fue enviar unas pequeñas fuerzas para proteger al resto que se situarían en sus posiciones defensivas. En todo caso, Bruay expulsó a los mosqueteros, ocupó la colina y tomó 10 cañones.
En ese momento Torstensson fue consciente de que Hatzfeldt no había abandonado el campo de batalla. Mandó inmediatamente a Douglas y a Mortaigne que organizaran un asalto a mayor escala y a Wittenberg que estuviese preparado. Entraron en acción los cañones que habían sido adelantados 3 o 4 millas en poco tiempo y que abrieron grandes huecos entre las filas imperiales. Estas tropas no podían responder al fuego por no tener ni un solo cañón.
Las tropas al mando de Douglas cayeron sobre los imperiales de Bruay y estos retrocedieron. A Mortaigne le fue peor; a pesar de causar grandes bajas a la infantería de Suys, esta logró repeler el ataque.
Mientras esto sucedía en el ala derecha imperial, Hatzfeldt había dado orden de atacar a la caballería bávara de Werth, posicionada en el otro flanco, y cogió por sorpresa a Wittenberg. Wittenberg y Goldstein fueron heridos. La caballería bávara se dispersó para saquear, capturando el tren de bagajes sueco y las mujeres, incluida la esposa de Torstensson. Sin embargo, no había tenido en consideración a las tropas suecas que se habían quedado cuidando de los bagajes. Estas tropas dieron tiempo a la caballería de Wittenberg y Goldstein para reagruparse y lanzar un contraataque contra la ahora desordenada caballería bávara, haciéndola huir con muchas bajas, rescatando a las mujeres.
Las únicas tropas imperiales que habían aguantado eran las de infantería de Suys, que contaban con el apoyo de los sajones. Estos, presagiando el cruel desenlace de la batalla, decidieron retirarse. Tropas imperiales aparecen detrás de las de Mortaigne, pero son dispersadas por los mosqueteros y por la caballería de Douglas.
A las 16:00 horas, todo había terminado, las tropas imperiales empezaron a huir desesperadamente y los suecos los persiguieron con decisión.
Los suecos perdieron casi 2.000 hombres. Entre los numerosos heridos se contaban Wittenberg y Goldstein. Los imperiales perdieron 5.000 jinetes y casi toda la infantería. Entre los muertos figuraban von Götzen y Bruay. Los suecos tomaron 26 cañones, 34 insignias y 4.450 prisioneros, entre los que se encontraba Hatzfeldt, que fue atrapado porque su caballo estaba agotado y, después de haber sido robado, lo entregaron a Torstensson.
Secuelas de la batalla
El ejército imperial fue totalmente aniquilado, el ejército sueco siguió avanzando y tomó sin dificultades Tabor, Neuhaus, Iglau y Znaim. Torstensson, comprendiendo que no existían fuerzas que se interpusieran en su camino, avanzó hacia Viena y el 25 de marzo se encontraba a 80 km de la capital del Sacro Imperio, pero decidió esperar a sus aliados Enrique de la Tour de Auvergne-Bouillon y Rákóczi.
La destrucción de su ejército fue un duro golpe para el Emperador, quien siendo consciente del peligro que se cernía sobre él, se apresuró a reunir un ejército de 16.000 hombres procedentes de Moravia, Silesia, Hungría, Italia y Austria. Incluso se llegó a armar a 5.000 vieneses. Finalmente Mattas Gallas llegó también a la capital con tropas de refuerzo, con lo que el emperador disponía de un ejército de 30.000 hombres.
Torstensson decidió posponer su ataque a Viena hasta la llegada de Rákóczi. Mientras tanto intentaría conquistar la ciudad de Brunn. Siendo una mala decisión, ya que la fortaleza fue defendida decididamente y supuso un gran desgaste para los suecos. La unión con Rákóczi no se produjo y de esta forma se perdió una oportunidad para obligar al Emperador a dar por terminada la guerra. Sin embargo, el poder imperial quedó muy disminuido con esta batalla al perder a la flor y nata de su ejército.
Batalla de Mergentheim o batalla de Mariendal (2 de mayo de 1645)
Los franceses, viendo en el caos dejado por la batalla de Jankov o de Jankau vieron una oportunidad para ellos, avanzaron contra Baviera.
Después de invernar en Espira, Enrique de la Tour de Auvergne-Bouillon, vizconde de Turena supo que en marzo de 1645, Franz von Mercy se había debilitado con el envío de 4.000 hombres para apoyar al ejército imperial. Este hecho hizo que Turena cruzara el Rin por un puente de barcos con 5.000 jinetes, 6.000 infantes y 15 cañones para atacar a von Mercy, que tenía poco más de 6.000 hombres, y que se vio obligado a retirarse con sus 6.000 efectivos desde Stuttgart a Hall y a Mergentheim (Mariendal).
Turena se alojó en Mergentheim o Mariendal, una ciudad a unos 15 km al noroeste de Rottenburgo. Tanto él como sus hombres se acantonaron en las aldeas vecinas donde Turena decidió darles descanso. Esta ciudad estaba en los dominios del landgrave de Hesse-Kassel, aliado con Francia. Por desgracia para los franceses, pronto hubo falta de forraje, y los oficiales de caballería, entre los que se encontraba el general sueco Rosen, rogaron que les dejasen dispersarse para buscar forraje, ya que creían que el enemigo estaba a 50 km y sus fuerzas estaban divididas. Turena dejó ir a su caballería y se quedó en Mariendal con la infantería.
A las 02:00 horas del 2 de mayo, Turena se despertó con la noticia de que Mercy se estaba acercando a los campamentos franceses. Turena dio órdenes al ejército para reagruparse en Herbsthausen a 10 km de Mergentheim (Mariendal) que el general Rosen reuniese allí sus fuerzas.
Al día siguiente 3 de mayo Turena llegó a Herbsthausen, donde encontró a 3.000 infantes y una parte de la caballería. Delante de las tropas francesas se encontraba un bosque. Turena ordenó a Rosen que reuniera la caballería en un claro al otro lado del bosque, lo que no hubiera hecho de saber que el enemigo que ya estaba emergiendo del bosque. Turena envió a su infantería a tomar una posición en un pequeño bosque que se encontraba a la derecha y situó la caballería en el frente y él tomó posición con parte de la caballería a la izquierda.
Franz von Mercy abrió la batalla con un bombardeo que hizo poco daño, aunque los franceses no tenían preparada la artillería para responder.
Tras el bombardeo Mercy dirigió su infantería contra la derecha francesa. Al mismo tiempo Turena dirigió una carga de caballería contra la caballería bávara en su propia izquierda, rompió la primera línea, capturó unos cañones y después avanzó hacía la segunda línea imperial.
Mientras el combate en al ala izquierda era un éxito para el ejército francés, no pasaba lo mismo en el ala derecha, ya que su infantería, viéndose superada en número por la infantería bávara, tuvo que replegarse, siendo hecho prisionero el general Rosen. Entre tanto en el ala izquierda francesa, Turena fue flanqueado por la caballería de Jan von Werth, tuvo que ordenar la retirada y estuvo a punto de caer prisionero.
Turena sufrió una aplastante derrota en la que su ejército de unos 10.000 efectivos fue reducido a una columna de 1.500 jinetes en fuga, perdiendo toda la infantería y la artillería.
Turena se retiró a Renania, donde esperaba obtener ayuda de Amalia-Isabel de Hesse-Cassel y el ejército sueco de Christoff Königsmarck. Turena se reunió con el ejército sueco de Königsmarck y poco después se enteró de que Luis II de Condé, duque de Enghien, se encontraba en camino para unirse con él con 8.000 hombres, por lo que, a pesar de que Mercy se había reforzado con 4.000 austriacos, el ejército francés pasó a tener superioridad numérica. Turena sentía que no estaba recibiendo un trato equitativo por Mazarino. Cuando él había implorado refuerzos, no se le habían enviado y ahora que llegaban refuerzos, se le reemplazaba por el duque de Enghien. Sin embargo, las buenas noticias duraron poco, ya que el conde de Königsmarck se retiró con su ejército sueco tras una discusión con el duque de Enghien.
Segunda batalla de Nördlingen o de Alerheim (3 de agosto de 1645)
Aunque las conversaciones de paz comenzaron en Münster en agosto de 1644, la lucha continuó, cada bando estaba buscando una ventaja «utilizable» en las negociaciones. Después de que los franceses ocuparan Alsacia en agosto de 1644 después de la batalla de Friburgo, las tropas de Baviera y el Imperio se esforzaron una vez más para devolver la situación a su favor. Derrotaron al ejército francés mandado por el vizconde de Turena en la batalla de Mergentheim el 5 de mayo de 1645, que tiene el efecto de obligar a los franceses a reaccionar para cambiar la situación.
El ejército imperial, dirigido por el mariscal Franz von Mercy, estaba estacionado en los alrededores de la aldea de Alerheim cerca de Nördlingen en Baviera.
Los franceses reforzados en primera instancia por los hessianos y los suecos, y más tarde por una fuerza bajo Luis II de Borbón, duque de Enghien, que se hizo cargo del mando, los franceses se dirigieron al sur para encontrarse con los bávaros.
A pesar de que el sueco Königsmarck se separó de los ejércitos franco-hessianos, por una discusión con Enghien, los bávaros aún estaban considerablemente superados en número (16.000 efectivos frente a 18.000). No obstante, decidieron presentar batalla a los franceses en Alerheim, cerca de Nördlingen.
El ejército imperial bávaro de 16.000 hombres, dirigido por el mariscal de campo el barón von Mercy y Johann von Werth, se asentó en un terreno elevado de la aldea de Alerheim, a 10 km al sureste de Nördlingen. Un kilómetro al noreste de la aldea, la cresta se eleva a una altura llamada Wennenberg. Exactamente 1 km al suroeste de la aldea estaba el schloss (castillo) Alerheim, que coronaba una colina. Mercy y Werth desplegaron su ala derecha en el Wennenberg, y su ala izquierda en colina del schloss (castillo), y colocaron su centro entre las colinas de las alas. Para proteger su débil centro, los oficiales bávaros e imperiales tuvieron algunos dragones desmontados y soldados de infantería que se atrincheraron en la aldea. Esperaban derrotar a los franceses forzándolos a un ataque desfavorable contra el fuego de la artillería imperial.
La táctica del duque de Enghien era brutalmente simple, realizar una carga frontal sobre las posiciones imperiales. Mientras tanto, el ejército francés necesitó desde las 12:00 horas las 16:00 horas del día 3 de agosto de 1645 para establecer sus líneas para la batalla.
En el evento, el ejército imperial contraatacó casi de inmediato. Al bajar del schloss Alerheim, rompieron la vacilante ala derecha de Enghien, lo que obligó al francés a suspender su ataque al centro imperial. En el otro extremo del campo, Turena atacó al Wennenberg. Cuando cayó el Wennenberg, la derrotada ala derecha imperial retrocedió y la victoriosa ala izquierda avanzó, produciéndose un giro en el campo de batalla. Mercy fue muerto alcanzado por un disparo de un de mosquete y la lucha continuó. Por la noche, ambos ejércitos todavía estaban en el campo de batalla. Sin embargo, en la oscuridad y la confusión, los imperiales de la aldea, creyéndose rodeados, capitularon. Más tarde esa noche, el ejército imperial aceptó la derrota y se retiró.
En la batalla se produjeron muchísimas bajas, 3.000 muertos y 2.000 heridos en el lado alemán y 5.000 muertos y 1.500 heridos en el lado francés, al menos 1 general capturado y 3 coroneles muertos, junto con 70 banderas.
La batalla dejó a los franceses demasiado debilitados para obtener ventaja, aunque ocuparon Nördlingen y Dinkelsbuhl. Los imperiales pudieron retirarse en buen orden a Donauwörth. Baviera estaba al menos a salvo. Finalmente, la batalla no brindó más que un respiro y no evitó la invasión de Baviera al año siguiente.
Maximiliano I de Baviera inició negociaciones con Francia para una paz separada. Parecía que el objetivo de largo plazo de la política francesa, golpear a Maximiliano para que abandonara a su Emperador, podría lograrse pronto.
Mientras que el sueco Königsmarck, después de separar su ejército de los de los franceses y los hessianos, llevó a cabo una campaña de terror en todo el indefenso electorado de Sajonia. Esto finalmente resultó ser demasiado para Juan-Jorge de Sajonia. El 31 de agosto de 1645, entró en un armisticio de seis meses con los suecos según el cual tendrían derecho de paso libre a través del electorado, así como apoyo en especie y en efectivo. El armisticio de Kötzschenbrode sería renovado más tarde el 14 de abril de 1646 por la paz de Eilenberg, que debía permanecer en vigor hasta el final de la guerra. Sajonia quedaba fuera de la guerra.
En diciembre de 1645, Torstensson, que durante mucho tiempo había tenido problemas de salud, renunció a su mando, siendo reemplazado por Wrangel.
Continuación de las negociaciones en Westphalia
Después de mucho ir y venir sobre las instrucciones dadas a los embajadores españoles, y la emisión en marzo de 1645 de una lista de demandas tan vagas que no tenían valor; los embajadores franceses en Westfalia finalmente emitieron sus primeras demandas concretas el 11 de junio de 1645, junto con sus aliados suecos. Estas eran:
- La restauración del Statu quo anterior, tanto Francia como Suecia insistieron en que el estado del Imperio se restaurase al de 1618, con una amnistía general emitida y todas las tierras devueltas.
- Debilitamiento de las estructuras imperiales. La coherencia del Imperio (tal como era) debía debilitarse decisivamente; todas las cuestiones de guerra, paz e impuestos debían remitirse a la Dieta, que tendría que actuar por unanimidad o no hacerlo en absoluto. Los estados del Imperio también tendrían libertad de entablar en alianzas entre ellos y con potencias extranjeras.
- Indemnización para los aliados. Francia, Suecia y Hesse-Kassel recibirían una compensación por sus problemas. La naturaleza de esta compensación no se especificaba.
- Suecia además presento demandas adicionales como el reconocimiento de los calvinistas y requirió que la amnistía se extendiera a los dominios ancestrales de los Habsburgo así como también al Imperio.
En el otoño de 1645, Fernando III rechazó oficialmente estas reclamaciones, e hizo sus propias contraproposiciones, presentadas el 25 de septiembre de 1645, no fueron más que una reafirmación de la paz de Praga. Emperador despachó a su asesor más cercano, Trautmansdorff, para continuar las negociaciones. Desde la llegada de Trautmansdorff el 29 de noviembre de 1645, las negociaciones comenzaron con verdadero fervor.
El 7 de enero de 1646, los suecos presentaron sus demandas de indemnización territorial. Estos no fueron “poco ambiciosos”: Pomerania, Kammin, Wismar, los obispados de Bremen y Verden y una porción de Lusatia. Los franceses recibirían Alsacia.
Unos días más tarde, el 11 de enero de 1646, le tocó a los franceses decir qué ganancias territoriales requerían como precio de la paz. Exigieron la Alta y la Baja Alsacia, Breisgau, Sundgau y la fortaleza de Breisach, así como los derechos de guarnición en Philipsburg.
El 29 de mayo de 1646, los Habsburgo finalmente concedieron sus derechos sobre la Alta y la Baja Alsacia. Philipsburg sería concedido el 31 de agosto de 1646. Un tratado preliminar entre el Emperador y Francia se firmó el 13 de septiembre de 1646. La naturaleza exacta de la concesión no estaba clara. Si se trataba simplemente de los derechos de los Habsburgo en el territorio, estos eran muy limitados; si se concedía la soberanía, la ganancia francesa era bastante más.
Invasión de Baviera
Los ejércitos imperiales, ayudados por fuerzas secundadas por Baviera, pudieron superar en número a las fuerzas de Wrangel en Bohemia. Los suecos retrocedieron, perseguidos por Leopoldo-Wilhelm y las fuerzas imperiales.
Los suecos se dirigieron al noroeste de Alemania, donde capturaron Paderborn. Luego se unieron al ejército de Amalia-Isabel, que todavía estaba involucrado en hostilidades con Hesse-Darmstadt.
Los suecos fueron seguidos por las fuerzas imperiales de Leopoldo-Wilhelm. A pesar del hecho de que superaban en número a la fuerza sueco-hessiana, los imperiales se atrincheraron al sur del ejército combinado en lugar de atacar.
Aunque se suponía que los franceses se unirían a los suecos para la temporada de campaña de 1646, el ejército de Turena se había mantenido inactivo. Mazarino temía que un ataque a las fuerzas imperiales interrumpiría sus negociaciones con Maximiliano I de Baviera.
Finalmente, Turena recibió permiso para unirse a los suecos. Atacó al norte, bordeando las fuerzas imperiales mediante una marcha forzada de 14 días a través de los territorios hostiles del elector de Colonia. Se unió a Wrangel el 10 de agosto de 1646.
El 14 de agosto de 1646, los franceses y los suecos flanquearon las posiciones del ejército de Leopoldo-Guillermo y se dirigieron al sur. Los imperiales fueron estaban cortados de sus bases en Baviera. Leopoldo-Wilhelm intentó hacer volver a Turena y Wrangel atacando a Hesse-Kassel. Los franceses y los suecos, convencidos de que una amenaza para Baviera pondría fin a estos ataques, siguieron adelante.
La fuerza sueco-francesa se movió a través de Suabia y cruzó el río Lech en Rain, como lo había hecho Gustavo Adolfo años antes.
Importunado por Maximiliano I, el 4 de septiembre de 1646, Leopoldo-Wilhelm pronto partió en busca de la fuerza franco-sueca. Pero era demasiado tarde.
Toda Baviera salva a Munich y la fortaleza de Ingoldstadt había caído en manos de los invasores y estaba siendo devastada sistemáticamente.
Maximiliano ya había tenido suficiente. El 15 de marzo de 1647, se firmó el tratado de Ulm entre los suecos y los franceses, por un lado, y Baviera, Hesse-Darmstadt, los círculos de Suabia y Franconia, y el elector de Colonia, por el otro. Esto dio lugar a un cese de hostilidades entre todas las partes. Los franceses y los suecos recibieron derechos de guarnición sobre varias ciudades bávaras para tratar de garantizar el buen comportamiento de Maximiliano y su renuncia a su alianza con el Sacro Imperio Romano.
Batalla de Zusmarhausen (17 de mayo de 1648)
Antecedentes
España y los holandeses habían alcanzado un tratado de paz preliminar y los esfuerzos bélicos holandeses se estaban aflojando. Esto dio a los españoles la oportunidad de trasladar sus fuerzas a las fronteras del sur de los Países Bajos y la guerra contra Francia.
En respuesta, Mazarino ordenó a Turena que trasladara sus fuerzas al norte de Francia. Los sajones, orgullosos sucesores del ejército de Bernardo de Sajonia-Weimar, se negaron a servir más allá de las fronteras alemanas. Se marcharon para reunirse con los suecos (cuyo servicio Sajonia-Weimar había renunciado trece años antes). Turena persiguió, pero no pudo restaurar más de una fracción de sus tropas al servicio francés, y solo entonces retenerlas en Alemania.
Después de la conclusión de la paz de Ulm, Fernando III había atraído a Maximiliano I de la caballería general de Baviera, Jan van Werth, a su servicio. Werth confiadamente asumió que podría llevar consigo a la mayoría de las fuerzas bávaras. Cuando se presentaron las órdenes de Werth, los bávaros se amotinaron, prefirieron permanecer fieles a Maximiliano I. Werth ingresó al servicio imperial con muy pocos hombres.
Mientras las fuerzas suecas bajo Wrangel sitiaron la ciudad de Eger en el norte de Bohemia. A pesar de la intervención de los imperiales bajo Melander, la plaza cayó en julio de 1647.
Los suecos avanzaron, aunque una parte de sus fuerzas fueron destruidas por un ataque sorpresa de Werth en Triebel el 25 de agosto de 1647.
Maximiliano, percibiendo las dificultades en que se encontraban los franceses y temeroso de que ellos y el emperador ignoraran sus intereses a la hora de hacer las paces, decidió a regresar a la alianza imperial. En septiembre de 1647 firmó el tratado de Pilsen con Fernando III.
El ejército bávaro se movió a través del Alto Palatinado y reforzó los ejércitos imperiales en Bohemia. Wrangel retrocedió por Sajonia y Hesse hasta el otro lado del río Weser. Melander perdió el tiempo en Hesse luchando en nombre de Hesse-Darmstadt contra su ex empleador, la landgravina Amalia-Isabel, y no buscó más.
El 30 de enero de 1648, los españoles y los holandeses reconocieron oficialmente la paz tácita entre ellos. Firmaron el tratado de Münster, que reconoció la independencia holandesa y puso fin a la guerra de los Ochenta Años que siguieron a la revuelta holandesa. Los holandeses lo hicieron a pesar del tratado de alianza de 1644 entre ellos y los franceses, bajo el cual se habían comprometido a no hacer ninguna paz por separado con España.
Movimientos previos
La última temporada de campaña de la guerra se abriría en marzo de 1648 con Turena y Wrangel teniendo que unir sus fuerzas en Ansbach para un ataque posterior contra Baviera.
La tarea más difícil de Peter Melander Graft nombrado general jefe de los imperiales por el Emperador en 1648 era evitar la unión de Turena y Wrangel, ya que solo había reunido a 10.000 imperialistas y 14.000 bávaros. Alrededor de la mitad de su ejército era de caballería, y había otros destacamentos imperiales y bávaros en el suroeste de Alemania y Bohemia. Wrangel había terminado la campaña de 1647 entre los ríos Weser superior y Main; mientras que Turena lo había hecho entre el río Weser inferior y el Rin superior. Su posición no solo estuvo expuesta, sino que también estaba en una región ya agotada por la lucha en 1645-7. No podía moverse contra ninguno de los enemigos sin poner en peligro sus comunicaciones con Bohemia y Baviera. Era más importante políticamente enfrentarse a los suecos, por lo que Melander planeó atraerlos hacia Bohemia mientras Lamboy y el ejército de Westfalia avanzaban por el Rin para amenazar las comunicaciones de Turena con Francia. La autonomía de Colonia ayudó a frustrar los planes, porque elector Fernando se negó a permitir a Lamboy fuera de Westfalia. En cambio, Lamboy continuó su infructuosa guerra contra los puestos de Geyso (Hesse) durante el resto del año.
La posesión francesa del Rin Medio les proporcionó puentes cerca de la posición sueca. Turena cruzó el Rin en Mainz con 6.000 hombres el 15 de febrero y marchó hacia el este por la orilla norte del Main, mientras que Wrangel se desplazó hacia el sur por el Weser para unirse a él. Melander escapó de sus garras al retirarse al sureste de Núremberg. La marcha aliada continuó temporalmente bloqueada por la nieve y el desacuerdo entre sus comandantes. Eventualmente, avanzaron hacia el sur a Franconia, eligiendo guarniciones menores. Melander se retiró lentamente, mientras que Gronsfeld posicionó a los bávaros en Ingolstadt. Los aliados capturaron a Donauwörth juntos, pero luego se separaron. Mazarino todavía se mostraba reacio a luchar contra Baviera y Turena se retiró al noroeste del valle de Tauber para beneficiarse de la hierba primaveral y recuperarse mientras se resolvía la disputa.
Mientras tanto Wrangel marchaba hacia el noreste para capturar puestos imperiales en el Alto Palatinado y liberar a Eger, que había estado bloqueado desde el otoño. Su cambio de enfoque estuvo en línea con la estrategia general de Suecia de dar un golpe sustancial a las tierras hereditarias de los Habsburgo para forzar al emperador Fernando a firmar la paz. Sin embargo, los generales suecos también vieron un nuevo ataque a Bohemia como su última oportunidad de saquear ese país antes de la inevitable paz. Como Wrangel no pudo cruzar el Eger, llegó a un acuerdo con Turena para llevar a cabo operaciones conjuntas destinadas a noquear a Baviera e invadir Austria a lo largo del Danubio.
Desarrollo de la batalla
Melander era demasiado débil para explotar el breve distanciamiento de sus enemigos, y había recibido instrucciones secretas de no arriesgar al ejército. Fernando reconoció que una victoria ahora solo reportaría modestos beneficios en el congreso, mientras que una derrota podría ser catastrófica. Melander se movió hacia el oeste entre Ulm y Augsburg para aliviar la situación de los suministros y se unió de mala gana a Gronsfeld y los bávaros. Su fuerza efectiva combinada había caído a 15.370 y unos de 2.000 de los 7.220 jinetes no tenían caballos.
Los aliados marcharon hacia el sudoeste hacia Württemberg, antes de regresar al este hacia Lauingen, un puesto fronterizo en el Danubio, aguas abajo de Ulm. Cruzaron el 16 de mayo y se dirigieron al sur para cortar Melander de Baviera. Ya consciente de su enfoque, Melander se había retirado hacia el este a través de Burgau a Zusmarshausen. No obstante, las noticias de que el enemigo estaba realmente al otro lado del Danubio causaron alarma cuando lo alcanzó esa noche. Rechazó el consejo de Gronsfeld de marchar hacia el norte para enfrentarse a ellos, porque no estaba claro cuántos habían cruzado entonces el río. En cambio, continuó hacia el este en dirección a Augsburgo para escapar por el río Lech hacia Baviera. La decisión lo colocó en una posición de tener que replegarse con el tren de bagajes amenazado por el enemigo. Tuvo que cubrir un tramo de 20 km a través de colinas boscosas entre los arroyos Zusam y Schmutter para llegar al valle de Lech. Raimundo Montecuccoli se quedó con 800 mosqueteros y 2.000 jinetes y croatas como retaguardia, mientras que Melander partió con el resto del ejército a las 04:00 horas del 17 de mayo.
Wrangel y Turenne tenían una considerable superioridad numérica con 14.500 soldados de caballería y 7.500 soldados de infantería, pero el terreno les impidió desplegar con plena eficacia. La acción se desarrolló como una batalla continua con la retaguardia de Montecuccoli, ya que retrocedió a lo largo de la estrecha ruta a través del bosque. La vanguardia aliada de tres regimientos de caballería franceses y seis suecos atacó alrededor de las 07:00 horas, Montecuccoli se mantuvo durante más de una hora, antes de retirarse sobre la corriente de Zusam una vez que quedó claro que todo el ejército enemigo estaba llegando. Volvió a retroceder donde el bosque se estrechaba en la aldea de Herpfenried, con la intención de resistir hasta que Melander pudiera establecer otra posición más adelante en Horgau. La caballería francesa se abrió paso por el lado sur más fácil de la carretera y flanqueó a Montecuccoli. Melander retrocedió con su guardaespaldas para rescatarlo. La prisa de ponerse en marcha esa mañana no le había dejado a Melander tiempo para ponerse la armadura y fue alcanzado por un disparo de pistola y muerto poco antes del mediodía. Los destacamentos imperiales continuaron resistiendo, pero los combates se volvieron confusos cuando los franceses y los suecos avanzaron por la carretera, capturando parte de los bagajes.
La resistencia de Montecuccoli, sin embargo, le dio tiempo a Gronsfeld para llevar la mayor parte del ejército al otro lado del Schmutter, al este de Biburg, y para atrincherarse en Sand Hill, en el otro lado. Las trincheras bávaras ya habían alcanzado la altura de la rodilla cuando Montecuccoli cruzó con los supervivientes de la retaguardia a las 14:00 horas. Los ingenieros bávaros después destruyeron el puente antes de que los aliados pudieran aparecer con fuerzas. Los franceses usaron seis cañones capturados para apoyar un intento de cruce, pero fueron rechazados. Su infantería todavía estaba en camino, avanzando penosamente, negándoles la ventaja numérica. Gronsfeld pudo escabullirse por la noche a Augsburgo, habiendo perdido 1.582 hombres, dejando 315 prisioneros y 353 vagones. El objetivo de Melander se había logrado, pero podría haberse hecho con menos costo si se hubiera sacrificado el tren de bagajes.
Secuelas de la batalla
Los aliados no habían podido destruir al último ejército del Emperador y continuaron rechazando escaramuzas a lo largo del Lech. Gronsfeld había aprendido de la experiencia de Tilly en 1632 y se mantenía alejado del río, listo para saltar cuando el enemigo cruzase. Wrangel quería ganar fama repitiendo la hazaña de Gustavo Adolfo y comenzó a enviar jinetes nadando el 26 de mayo. Una de las patrullas de Gronsfeld se encontró con ellos e informó erróneamente que todo el ejército enemigo ya estaba cruzando. Gronsfeld se retiró a Ingolstadt, dejando expuesto el sur de Baviera al enemigo. El ejército imperial principal se disolvió en la retirada, reduciéndose a solo 5.000 efectivos, con los bávaros no muchos más. Gronsfeld había sido desprestigiado por la batalla de Zusmarshausen y las constantes alarmas de las dos semanas posteriores. La retirada final le costó perder la confianza de Maximiliano y fue arrestado junto con dos subordinados el 3 de junio y reemplazado por el general Hunoldstein, quien sería seguido por Enkevort en agosto.
El elector descargó su frustración sobre el ejército, y los comandantes de posiciones menores como Windsheim que serían ejecutados si se rendían. De manera más realista, la crisis lo llevó a dejar sus objeciones a Werth, quien recibió la orden de reunir 6.000 jinetes imperiales de Bohemia para reforzar a los bávaros. Mientras tanto, Fernando entregó el mando imperial a Piccolomini, que fue retirado del servicio español y puesto al mando de las fuerzas imperiales restantes. Todos eran oficiales competentes, pero tomaría tiempo reorganizar el ejército desmoralizado detrás del río Isar. Mientras tanto, Maximiliano se unió a 12.000 de sus súbditos y huyó a Salzburgo, donde ya había guardado su archivo y su tesorería dos años antes.
Piccolomini se las arregló para mantener a los suecos detrás del Inn, aunque toda Baviera detrás de esa línea fue devastada con una furia notable incluso en aquellos tiempos.
Antes de invadir Bavaria, Wrangel había enviado una pequeña columna bajo Königsmarck para invadir Bohemia una vez más.
Atravesó el Alto Palatinado en Bohemia, destruyendo todo a su paso, el 26 de julio de 1648, Königsmarck apareció ante las murallas de Praga con una fuerza de 7.500 soldados, poniéndola bajo asedio.
La ciudad, que estaba defendida por el conde Feldmarschall Rudolf von Colloredo, veterano del sitio de Mantua y de la batalla de Lützen, donde sirvió a las órdenes de Albrecht von Wallenstein, contaba con cerca de 2.000 soldados, más milicia local y la legión Académica que eran los estudiantes de la universidad.
Los suecos capturaron el castillo de Praga, un extenso complejo palaciego, en la orilla occidental del río Moldava y trataron de entrar en la ciudad vieja de la orilla oriental del río, pero fueron rechazados en el puente de Carlos por los hombres de Colloredo.
A pesar de sus pequeñas fuerzas, Königsmarck pudo entrar en un barrio de la ciudad, el Kleine Seite. Esto fue debido a la traición de un ex oficial imperial. A pesar de la posesión de una parte de la ciudad, y los refuerzos posteriores recibidos bajo Carlos Gustavo (más tarde Carlos X de Suecia), que eran unos 6.000 efectivos, los suecos no pudieron tomar el resto de la ciudad. Los defensores más valientes del lugar fueron los jóvenes estudiantes bohemios de la universidad de Caroline, dirigidos por sus preceptores jesuitas. El estancamiento solo terminó con la llegada en noviembre de 1648 de la noticia de la conclusión de la paz de Westfalia.
Batalla de Lens (20 de agosto de 1648)
En el año 1647 los franceses se quedaron solos en su lucha con España. En este año, Luis de Borbón, entonces príncipe de Condé, había ocupado en Cataluña, y Turena fue detenido en Alemania por la revuelta de las tropas de Bernardo. Francia estaba agotada, y las conquistas de Dixmuyden en Flandes y La Bassee entre Bethune y Lille fueron compensadas por la pérdida de Menin, Armentiéres y Landies.
Lens es una ciudad fortificada en la región de Norte-Paso de Calais, de Francia hoy en día. La ciudad había sido capturada por los franceses en 1647. A medida que Francia comenzó a experimentar una rebelión de la nobleza contra el gobierno del cardenal Mazarino, conocida como la Fronda, los españoles vieron una oportunidad de retomar Lens y posiblemente ganar terreno.
En octubre Gassion murió en el asedio de Lens. En 1648, Conde fue llamado de Cataluña, y nominado al mando en Flandes. Se debe hacer un último esfuerzo para obtener la paz. Ypres había sido tomado y Courtrai perdido, cuando en julio fue convocado a París a consecuencia de los problemas iniciales de la Fronda. Una vez más en el frente, se unió con Erlach y sus 4.000 hombres del ejército de Breisach, avanzó para el aliviar Lens, cuando llegó se encontró con que la ciudad ya se había rendido ante el archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo.
Condé disponía de 16.000 efectivos, 10.000 infantes (distribuidos en 12 regimientos), unos 6.000 jinetes (distribuidos en 45 escuadrones), y 20 piezas de artillería.
Por su parte el archiduque Leopoldo disponía de 18.000 efectivos, 12.000 infantes (distribuidos en 12 regimientos y 3 tercios), 6.000 jinetes (distribuidos en 58 escuadrones) y 38 piezas de artillería.
Los ejércitos se encontraron, pero los españoles estaban en terreno alto y Condé decidió no atacar, ideando simular una retirada para que los españoles abandonasen su posición ventajosa.
A medida que los franceses se retiraban, la caballería española libró una escaramuza con la retaguardia francesa y el combate se extendió hasta que los ejércitos se metieron de lleno en la batalla.
Condé, a la cabeza del ala derecha, se enfrentó al ala izquierda de los españoles mandada por el duque de Lorena, Carlos III, privado de sus dominios.
La primera línea enemiga fue pronto derrotada. Pero mientras que la segunda línea cedía también a los esfuerzos de los franceses; la primera línea, después de haberse reorganizado, regresó a la lucha con un nuevo vigor y el príncipe Condé pudo triunfar después de haber cargado, diez veces, con los valientes suecos que Gassion había llevado a Francia y formado un regimiento con doce compañías. Finalmente los agotados lorenos huyeron y arrastraron con ellos todo el ala izquierda y el cuerpo de reserva, en el que los vencedores hicieron una gran carnicería.
En el ala izquierda francesa, el mariscal de Grammont había tenido menos dificultades para imponerse al ala derecha del enemigo, que era mandada por el Archiduque personalmente. Una vez puesto en fuga la caballería española e italiana, atacaron a la infantería del centro.
Los esfuerzos heroicos del general Jean de Beck solo lo habían llevado a sucumbir, con gloria, luchando en campo de batalla. Recibió múltiples heridas, y fue llevado a Arras junto con 800 oficiales y otros 5.000 prisioneros, pronto murió de desesperación. Los muertos españoles fueron 3.000.
El Archiduque inducido por el conde Fuensaldaña huyó a la ciudadela de Douai, abandonando toda su artillería, todos sus bagajes, 120 banderas y estandartes, y solo pudo reunir a 6.000 de los 18.000 efectivos que disponía. Los franceses perdieron 3.500 hombres.
Esta victoria, que se decidió en el plazo de una hora, convirtió al Príncipe en un maestro de campaña. Después de dejar Lys en Etaire, sin preocuparse por el Archiduque dejó Francia y fue capaz de tomar Fumes, 20 leguas (100 km) más allá. Este lugar era importante para garantizar la comunicación entre Ypres y Dunkerque.
La victoria francesa supuso el final de la guerra de los Treinta Años, aunque, no puso fin al conflicto entre España y Francia que acabaría hasta el tratado de los Pirineos el 7 de noviembre de 1659.
Paz de Wesfalia (1648)
Con los desastres militares desplegándose ante él, el Emperador estaba listo para firmar la paz. También el cardenal Mazarino que estaba perdiendo su control sobre Francia por el comienzo de una serie de rebeliones conocidas como la Fronda. Los suecos ya estaban cansados de las costosas aventuras alemanas. Así, el 24 de octubre de 1648, se proclamaron los tratados de Münster y Osnabrück, conocidos colectivamente como la paz de Westfalia.
La paz de Westfalia representaba un compromiso en lugar de una rendición incondicional. Cada uno de los combatientes había experimentado abruptos cambios de fortuna durante el curso de la guerra: por lo tanto, ninguno de los bandos estaba dispuesto a partir de la suposición de que los terribles estrechos militares del Emperador continuarían.
Además, los intereses de los suecos y los franceses fueron lo suficientemente divergentes como para que el Emperador pudiera jugar uno contra el otro. Por ejemplo, el deseo sueco de una garantía de los derechos protestantes en los dominios de los Habsburgo fue criticado por los franceses ante la insistencia imperial. La paz así concluida tenía algo para todos y nada para nadie.
Disposiciones territoriales
- Francia recibiría los obispados loreneses de Metz, Toul y Verdún; la parte meridional de Alsacia. Estos eran territorios imperiales y enclaves estratégicos del Rin. Con ello adquiría también votos en la Dieta Imperial que elegía al Emperador del Sacro Imperio.
- Suecia entró en posesión de Pomerania Occidental, las islas Rüggen, el norte de Pomerania Oriental. Suecia pasaba así a controlar las desembocaduras de los ríos Óder, Elba y Wesser; y se convirtió en miembro del Imperio.
- Brandemburgo (el germen de la futura Prusia) obtuvo el resto de Pomerania Oriental y los obispados secularizados de Halberstad, Minden y Kamin, más el derecho de sucesión de Magdeburgo.
- El duque de Baviera retuvo el Alto Palatinado y recibió la dignidad de elector dentro de la Dieta Imperial. Así pasaba a ser el octavo elector.
- El emperador Fernando III pudo recuperar los dominios hereditarios, ocupados en su mayor parte por potencias extranjeras, aunque sacrificando territorio en el Norte y en el Oeste del Imperio.
Disposiciones monetarias
Varias de las partes recibieron acuerdos monetarios, ya sea para compensarlas por la pérdida de tierras o para ayudar a pagar a los soldados que tanto habían sufrido.
- Pagos a Suecia. «La satisfacción de los soldados» había sido un objetivo principal de la política sueca en el congreso de Westfalia. Además, el ejército sueco, al no confiar en el gobierno, envió un plenipotenciario al Congreso para proteger sus intereses. Estos esfuerzos fueron recompensados con el pago de 5.000.000 reichsthalers a las tropas suecas no pagadas.
- Pagos a Hesse-Cassel. Amalia-Isabel recibió 600.000 reichsthalers para ayudarla a pagar a su ejército.
- El archiduque austríaco. A cambio de recibir lo que fueran sus derechos en Alsacia, Francia le pagó al archiduque Ferdinand Charles 3.000.000 de libras y asumió algunas de sus deudas.
Disposiciones políticas
- Se limitaba el poder del emperador del Sacro Imperio, así como de la Dieta Imperial, que era incapaz de transformarse en un auténtico parlamento. A los estados alemanes (alrededor de 360) se les daba derecho de ejercer su propia política exterior, aunque no se les permitía hacer guerra contra el Emperador.
- Suiza fue reconocida como nación completamente independiente. Era el reconocimiento oficial de una independencia que existía de facto desde hacía siglos.
- Francia y Suecia reforzaban su presencia en el Imperio germánico al tener derecho en la Dieta. Así, Francia se aseguraría la neutralidad del Emperador en la guerra que mantenía contra España.
- La monarquía hispánica reconocía la independencia de las siete provincias septentrionales de los Países Bajos. También reconoció a las Provincias Unidas el derecho a navegar y comerciar con América, siempre y cuando no estuvieran bajo control español.
- La paz acordada se debía extender a los territorios coloniales.
Ganadores fueron Francia, que logró consolidarse como potencia; las Provincias Unidas, llamadas a partir de entonces Holanda, que tras años de rebelión, fueron reconocidas como independientes; Suiza que fue reconocida como independiente; y Brandeburgo que aumentó sus territorios.
Los perdedores fueron el emperador del Sacro Imperio Romano, que perdió poder político y territorios; los Estados Papales perdieron la mayor parte de su poder, al ser el Calvinismo y el Luteranismo reconocidos como religiones oficiales; España siguió con su lenta decadencia, perdiendo definitivamente los Países Bajos y Austria que arrastró las derrotas de la Liga Católica; Dinamarca perdió todas sus posesiones en el Báltico y la península Escandinava.