Edad Moderna Guerra Franco-española 1635-59 Primeros enfrentamientos, ventaja española (1635-36)

Declaración de guerra

Francia, aunque era un país católico, rivalizaba con el Sacro Imperio Romano Germánico y España. Durante la guerra de los Treinta años, se puso de parte del bando protestante, a pesar de la ayuda recibida por España en su lucha contra los hugonotes; en un principio no entró directamente en el conflicto, sino que apoyó económicamente a las Provincias Unidas, los rebeldes alemanes, Dinamarca y Suecia. Tras la batalla de Nördlingen en 1634, en que los suecos fueron derrotados, el cardenal Richelieu se decidió por la intervención directa.

La excusa para declarar la guerra fue que, los españoles atacaron las posesiones de Felipe Cristóbal von Sötern, arzobispo de Trier y uno de los príncipes electores, que se había puesto bajo la protección de Francia, lo que preocupó a los españoles. Los españoles se apoderaron de Philipsburg, Spire y Landau en enero de 1635.

En mayo de 1635, el rey de Francia finalmente declaró la guerra a España mediante un heraldo en Bruselas, al mismo tiempo que llegaban a un acuerdo con las Provincias Unidas, siempre en armas en los Países Bajos.

Fue en esa fecha cuando los franceses formaron cuatro teatros de operaciones.

  • El primero estaría destinado a atacar a los Países Bajos españoles con la ayuda de las Provincias Unidas;
  • el segundo, hacia el este, atacaría Lorena, Alsacia y el Franco Condado;
  • un tercero estaría en el norte de Italia para atacar Lombardía; y
  • un cuarto en los Pirineos, con el objetivo de rechazar un posible ataque español.

La guerra abierta entre España y Francia comenzó con la invasión francesa de los Países Bajos. Un ejército francés estaba bajo el mando de los mariscales de Francia Urbain de Maillé, marqués de Brézé y Gaspard III de Coligny, duque de Châtillon, y con unos 35.000 efectivos avanzaron hacia el norte en los Países Bajos.

Un ejército español al mando de Tomás Francisco de Saboya-Carignano, príncipe de Carignano, partió a su encuentro desde Huy y Lieja, con unos 14.000 efectivos marchó hacia el sur a su encuentro. En la batalla de Avins o batalla de Avein el 20 de mayo 1635, los franceses obtuvieron una victoria pírrica (7.000 muertos españoles y 5.000 franceses). Para más detalles ver el capítulo guerra de los 30 años – Intervención francesa. Ventaja española (1635-36).

Los franceses se unieron a los holandeses y asediaron Lovaina en 1635, pero el sitio fue un completo fracaso y ambos ejércitos se separaron.

El año 1635 terminó en un statu quo entre los beligerantes. En el Rin, los franceses no pudieron prevalecer; en el norte de Italia, la invasión del ducado de Milán no pudo ser llevada a cabo por las tropas francesas.

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Guerra franco-española (1635-59). Frentes de batalla

Batalla de Tornavento (22 de junio de 1636)

Antecedentes

En 1.636, el cardenal Richelieu convenció a Vitorio Amadeo I, duque de Saboya acordaron lanzar una ofensiva contra el ducado español de Lombardía cuya capital era Milán.

El 20 de mayo el ejército principal aliado inició la campaña cruzando el río Tarano cerca de la ciudad de Asti. Después de 2 semanas de marcha y contramarcha los aliados finalmente cruzaron el río Po en Valenza y marcharon hacia el norte pasando cerca de Novara y tomaron la ciudad de Oleggio el 14 de junio, con el objetivo de encontrarse con el ejército del duque de Rohan procedente del norte.

El 16 de junio, el mariscal francés de Créqui, con un cuerpo selecto de unos 8.000 franceses cruzaron por sorpresa el río Ticino en entre Tornamento y Boffalora, a 40 km de Milán, pero sin artillería y con poderoso ejército español marchando hacia él, Créqui decidió atrincherarse y reunir el resto del ejército.

El 20 de junio Créqui se encontraba en Somma Lombardo en la orilla este del Ticino, Vitorio Amadeo en la orilla oeste del Ticino en Varalla Pombia y a los españoles en Boffalora. Al día siguiente Créqui retrocedió hacia el sur para enfrentarse a los españoles en Tornavento esperando al resto del ejército y protegiendo el vado de Oleggio. Los españoles se detuvieron en Castano Primo y decidieron atacar primero a los franceses antes de la llegada del ejército saboyano. Durante la noche del 21 de junio los franceses fortificaron una posición defensiva en Tornavento, los saboyanos construyendo un puente de madera y los españoles organizaron su ejército para el día siguiente.

Despliegue inicial

El ejército francés del mariscal de Créqui tomó posición tras sus fortificaciones, disponía de 6.000 infantes y 2.000 jinetes, desplegando:

  • Ala derecha (de Florinville) cubría el espacio entre el canal Naviglio Grande, el foso de Pamperduto y Tornavento, disponía de 2 regimientos de infantería (Pierregourde y de Florinville), un escuadrón de caballería (Lestang) y una compañía de gendarmes (Allencourt).
  • Centro (marshal de Créqui) estaba compuesto de 3 regimientos de infantería (Sault, Henrichemont y Roquefeuille) y 6 pequeños escuadrones de caballería (Cauvisson, Lorraine, Marolles, Bois David, de la Tour y la Ferté) y estaba desplegado alrededor de Tornavento.
  • Ala izquierda (Plessis-Preslin) estaba compuesta del regimiento de infantería de Lyonnais, probablemente 3 escuadrones de caballería (Chamblay, Moissac y Palluau-Cléranbaut), 150 carabineros (3 compañías) y 300 dragones (Bouillac) y estaba desplegada detrás del foso de la Cerca, próximo a de la actual carretera SP 52.
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Batalla de Tornavento (22 de junio de 1636). Vista del campo de batalla

El ejército saboyano de Vitorio Amadeo I no es tan bien conocido (probablemente unos 1.200 jinetes, 6.000 infantes y 10 cañones) pero la vanguardia, que participó en la batalla, contaba con unos 500 jinetes y 2.000 infantes de los regimientos conde Marolles y Cheynex. El resto (incluyendo tropas francesas) estaba cerca de Oleggio guardando la artillería y el equipaje o saqueando la campiña.

El ejército español bajo el mando del marqués de Leganés, disponía de unos 9.500 infantes, 4.000 jinetes, y 5 piezas de artillería. Desplegó de la siguiente forma en dos grupos y una reserva:

  • Grupo derecho mandado por Gerardo Gambacorta con 2 tercios italianos (Carlo della Gatta y Giulio Cesare Borromeo) y 3 regimientos alemanes (Gaspare Visconti, Prince Borso di Modena y Gilles de Haes) y con algo de caballería (posiblemente un regimiento alemán con 7 cornetas), y los 5 cañones.
  • Grupo izquierdo mandado por Leganés, con 4 tercios españoles (Lombardia, Caracena, Mortara y Fijo del mar de Napoles), algo de caballería (posiblemente 11 compañías del reino de Nápoles).
  • Reserva mandada por Filipo Spínola-Doria, con la mayoría de la caballería (y unas 30 compañías de Lombardía, 2 compañías de guardias del gobernador de Milán y los dragones).
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Batalla de Tornavento (22 de junio de 1636). Despliegue inicial

Desarrollo de la batalla

(A) La primera acción comenzó en el flanco izquierdo francés cuando bien apoyados por la artillería el grupo derecho español, mandado por Gambacorta, atacó al regimiento francés del Lyonnais y tomó sus avanzadas.

(B) A continuación el grupo izquierdo español, con cierto retraso, con los 4 tercios españoles apoyados por algunas compañías de caballería marcharon hacia las posiciones francesas, siguiendo el foso di Pamperduto.

(C) El grupo derecho español, un contraataque de la caballería francesa logró detenerlos matando a su comandante. Mientras los franceses ganaban tiempo para reorganizar su infantería.

(D) El grupo izquierdo, la infantería española se desplazó a la izquierda para atacar el ala derecha francesa.

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Batalla de Tornavento (22 de junio de 1636). Desarrollo de la batalla

(E) Desorganizados por la muerte de Gambacorta y el foso de Cerca, los españoles no pueden resistir el ataque de la reorganizada infantería francesa y se retiraron a sus posiciones anteriores.

(F) Mientras tanto los españoles del grupo izquierdo desalojaron a los franceses de sus posiciones. La intervención de las primeras tropas saboyanas que habían cruzado el Ticino, y algo de caballería francesa salvaron la situación.

(G) La batalla se generalizó en todo el frente, degenerando en una serie de parciales y confusos ataques y contraataques. Pero la buena resistencia de los franceses en Tornavento y la intervención de la vanguardia saboyana bloqueó todo avance español. La caballería de ambos bandos actuó en ayuda de su infantería, pero la falta de espacio no le permitió cargas decisivas.

(H) Tras varias horas de dura lucha, los hombres de ambos bandos sufrieron los efectos de las pérdidas, del cansancio y de la falta de agua (en especial los españoles). Con la noche próxima, los comandantes españoles decidieron que no podían pedir más a sus hombres y empezaron a retirarse, con la protección de la retaguardia, detrás de Castano Primo para reorganizar su ejército. El exhausto ejército franco-saboyano no les siguió y permaneció en sus posiciones.

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Batalla de Tornavento (1636). Fresco de Giovanni Antonio Molineri

Según las crónicas españolas la batalla sucedió así:
Amaneció el domingo 22 de junio, profetizado por los astrólogos como grande, se pasó la noche en batalla, dábase prisa el duque de Saboya por acabar el puente y nuestros oficiales porque acabase de llegar la infantería que venía, aun así se formaron con la infantería 9 escuadrones con menos de 6.000 hombres, de caballería con Gambacurta con 4.500 caballos aunque no pudiendo pelear bien a espaldas de la infantería por la estrechez del sitio.
El marqués de Leganés se pasó al cuerno derecho delante del tercio de españoles de Nápoles que iban en vanguardia y había de ser el primero en atacar al enemigo. Tenía el duque de Criqui por frente, y al lado del foso izquierdo el foso de Pamperdú, a la derecha un bosque y el Navillo, que sale del Tessin a espaldas del mismo río, un poco apartada la Casa de Tornabento. Puso sus escuadrones la mayor parte en lo alto de la cuesta, que hace el Valle del Tessin, habían levantado algunas trincheras así en lo alto y en las praderías de abajo, con que cerraba todo su cuartel, la caballería a su lado izquierdo a la entrada de un bosque que por aquella zona fortalecía también el cuartel.
Salió una manga de mosquetería del tercio de Nápoles que atacó al enemigo, tras ellas un escuadrón de picas y todos los de la vanguardia compuesta de españoles, italianos y alemanes, asaltando al enemigo con valor y le ganaron todos los puestos de fuera de las fortificaciones, un molino que tenía el Tessin en lo bajo de la cuesta, una acequia de agua, y muchos soldados entraron en los cuarteles de los enemigos trayendo presas, sin pasar el alto foso, se tiraban con las picas y las espadas, se comenzó a pelear a 4 horas ya de día, duró hasta 3 horas de la noche cerca de las 11, con que 15 horas contínuas se peleó sin cesar, sin haberse visto antes en esta de Italia y quien sabe de cuantas campañas más, por la desventaja del puesto, la desigualdad del número 6.000 contra 14.000 infantes de Francia y Saboya, pone esta acción en los límites de la incredulidad…..

Otra crónica dice:
Después de retirado nuestro ejército a Villagrassa se pasó muestra de toda la gente y se halló por los oficiales que habían muerto hasta 200 y 600 heridos, entre los muertos el valiente Gerardo Gambacurta general de la caballería, y 23 capitanes muertos o heridos. De los enemigos según aviso de personas de crédito, fidedignas de Turín y otra de Casal, que son sus muertos 3.000 y otros tantos heridos con 35 capitanes muertos y 4 maestres de campo, y el duque de Saboya herido en una pierna.”

Secuelas de la batalla

En un día probablemente más de 3.000 hombres perecieron en el campo de batalla. Los españoles abandonaron el campo de batalla y se retiraron a Boffalora. Mientras el ejército franco-saboyano permaneció algunos días cerca en Tornavento, saqueando los pueblos cercanos y dañando un canal, pero finalmente decidió retirarse del territorio milanés y dirigirse a sus bases, Torino para Vitorio Amadeo y Casale para Créqui. Para los aliados, poco se había conseguido con esa batalla y la invasión de Lombardía se convirtió en un completo fracaso, después de todas esas muertes, saqueos, ruinas y sufrimientos, nada había cambiado: el ducado de Milán permaneció en manos de los españoles. En 1637, los españoles retomaron la iniciativa de las operaciones tomando la fortaleza de Niza Monferrato. Aún peor para los aliados, Vitorio Amadeo moriría en 1637, empezando una guerra civil por el control del ducado de Saboya.

Operaciones desde Guipúzcoa y Navarra (1636)

Para tratar de aprovechar el éxito obtenido por Fernando de Austria, se decidió abrir un nuevo frente en la pugna contra la monarquía francesa. Se encargó la tarea a Francisco de Irazábal, marqués de Valparaíso, virrey y capitán general del reino de Navarra. El día 15 de octubre se reunió con el maestre de campo Gaspar de Carvajal, alcaide del presidio de Fuenterrabía (Hondarribia), y Diego de Isasi Sarmiento, coronel de la coronelía de la provincia de Guipúzcoa, a quienes se unió Alonso de Idiáquez, encargado de las operaciones navales, para coordinar la ofensiva. Se acordó iniciar la ofensiva el 23 de octubre, cuando el Cardenal-infante llevaba más de un mes en Bruselas tras la acometida que le llevó a Corbie. De esta manera el principal objetivo que se buscaba conseguir se difuminaba, pues se trataría de una operación descoordinada, con lo cual disminuían considerablemente sus opciones de obtener un éxito decisivo.

Antes de iniciar la ofensiva era conveniente asegurar la frontera Navarra. Para ello ordenó a Urban de Ahumada, teniente de maestre de campo general, que situase 2.000 hombres en Roncesvalles al mando de los vizcondes de Coline y Valderro, maestres de campo, con cuatro piezas de artillería. También asignó 1.000 hombres a Miguel de Itúrbide para asegurar Valdescoa y Valdebestan, y otros 600 que se situaron en Valdelocal. La punta de lanza de las fuerzas invasoras estaba compuesta por los 3.000 hombres de la coronelía de Guipúzcoa, al mando de Isasi, y 600 soldados de los presidios de esa provincia, comandados por Gaspar de Carvajal. Mientras que el cuerpo principal, al mando de Valparaíso, estaba formado por 8.000 infantes y 300 jinetes.

El mes de octubre de 1636, en un rápido avance se tomaron Hendaya, San Juan de Luz y Ziburu, tras lo cual se optó por dirigir la ofensiva hacia Socoa, donde estaba acuartelada la principal guarnición francesa de la zona, con 26 piezas de artillería. El ataque contra este objetivo fue llevado a cabo mediante una operación combinada terrestre y naval. Por una parte, Alonso de Idiáquez debía bloquear el puerto con 20 zabras, y neutralizar un hipotético desembarco francés para levantar el sitio, que iniciarían las tropas terrestres al mando del virrey de Navarra, marqués de Valparaíso. Las operaciones se desarrollaron según lo previsto y se pudo tomar esa plaza, cortando las comunicaciones entre Hendaya y Bayona. Pero las dificultades logísticas, las inclemencias meteorológicas, y el hecho de que las tropas tenían pactadas unas condiciones de servicio muy concretas: poder retirarse a sus hogares una vez concluida la campaña, y estar limitada su asistencia a la defensa del territorio, y no a la invasión de Francia, acarrearon un importante número de deserciones.

No obstante Idiáquez consiguió apresar ocho navíos de Terranova cargados de bacalao, y el doble número de portadores de provisiones

Pese a estos contratiempos aún se creía posible seguir avanzando y comenzar el sitio de Bayona. No obstante, una empresa de tal envergadura se antojaba imposible sin nuevas tropas y sin la logística adecuada para ello. Ante la imposibilidad de cumplir estas condiciones, la realidad se impuso a los deseos de los comandantes hispanos y se renunció a su conquista. Estas circunstancias motivaron que Valparaíso se mostrara partidario de una retirada hasta la frontera, dejando guarniciones en las plazas conquistadas. Su decisión venía determinada por los ataques de tropas irregulares francesas en la frontera navarra (en Baztán y Echalar), y porque en Burdeos se estaba organizando un poderoso ejército (10.000 infantes y 2.000 jinetes) para expulsar a los invasores, al mando del duque de la Valette. De esta manera, el día de Navidad del año 1636 el marqués de Valparaíso hacía su entrada en Pamplona, concluyendo su expedición por tierras francesas.

Fue en este contexto estalló la rebelión de los Crocantes, una revuelta popular que tuvo lugar entre el Loira y el Garona causadas por el aumento de los impuestos estatales y señoriales en un momento de gran miseria del campesinado después de años de guerras, sin embargo, la revuelta fue sofocada rápidamente, concediéndose finalmente una amnistía general.

La principal consecuencia de esta empresa fue despertar en los dirigentes españoles un inusitado optimismo. Y se preparó la campaña de 1637, en la cual se proyectó un ataque contra Francia por tres frentes: Flandes, Milán y España.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2018-03-15. Última modificacion 2022-08-03.
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