Batalla de Medina de Rioseco o de Moclín (14 de julio de 1808)

Situación del ejército francés

Con gran parte de España en revuelta abierta, Napoleón estableció un cuartel general en Bayona en la frontera española para reorganizar sus fuerzas asediadas y corregir la situación. Tenía poco respeto por sus rivales españoles, el Emperador decidió que una acción rápida de la fuerza podría intimidar a los insurgentes y rápidamente consolidar su control de España.

Con ese fin, Napoleón envió una serie de columnas volantes para estrangular la rebelión mediante la incautación y la pacificación de las principales ciudades de España: desde Madrid, mariscal Jean-Baptiste Bessières se dirigió a Burgos con 25.000 hombres y envió un destacamento a Aragón para capturar Zaragoza, otro con el objetivo de capturar Santander. El mariscal Adrien Jeannot de Moncey marchó hacia Valencia con 29.350 hombres; y el GD Guillaume Philibert Duhesme con 12.710 tropas a Cataluña para tomar Gerona y Barcelona. Por último, el GD Pierre Dupont de l’Etang, un comandante de la división distinguida, era llevar a 13.000 hombres al sur hacia Sevilla y en última instancia, el puerto de Cádiz, donde se encontraban el almirante François Rosilly con la flota francesa bloqueada por la Royal Navy.

Primeros enfrentamientos en Castilla

Combate de Torquemada (6 de junio de 1808)

Cada vez eran más los municipios españoles que se alzaron contra los franceses, el 3 junio los ciudadanos de Palencia salieron a las calles exigiendo a sus autoridades la entrega de armas para luchar contra los invasores franceses. El anciano general Tordesillas organizó la Junta de Armamento y Defensa de Palencia, enviando proclamas patrióticas a todos los ayuntamientos animando a todos los hombres sanos de la región a luchar por su patria.

El mariscal francés Bessiéres, cuyas tropas están acantonadas en Burgos, temía que el levantamiento de los palentinos pudiera cortar su ruta de suministros y comunicaciones con Francia; así es que ordenó al GB Merle que se partiese de Santander para ayudar al GB Lasalle a aplastar a los rebeldes de Palencia, saliendo este de Burgos el 4 junio.

Lasalle partió de Burgos al frente de 2 BIs, 2 EDs y 8 piezas de artillería. Al entrar sus dragones en la villa de Torquemada, encontraron el puente estaba barricado, siendo recibidos por disparos de unos 500 palentinos, quienes, parapetados en sus casas y la pequeña iglesia local, pensaban luchar con escopetas y aperos, ignorando el tamaño del contingente francés.

El temerario ataque palentino causó algunas bajas entre los jinetes franceses, que se retiraron en medio de los gritos de júbilo de los españoles, informando haber sido atacados a traición, encontrando fuerte resistencia. Lasalle ordenó tomar la villa, creyendo hallarse ante un grupo considerable de milicianos ocultos en el pueblo, los proscritos por Bessiéres.

Sobre las 17:00 horas comenzó el ataque francés: una unidad de zapadores voló la barricada del puente al amparo de fuego de artilleros y fusileros, pasando a continuación los granaderos al asalto apoyados por caballería. Los pobres vecinos comprendieron entonces su grave error de apreciación y huyeron despavoridos, mientras los franceses les masacraban a sablazos y bayonetazos dentro y fuera de sus casas, sin misericordia.

Un último grupo de palentinos aguantó encerrado de la iglesia de Santa Eulalia tras haber tapiado apresuradamente la puerta con cascotes, abriendo fuego desde el campanario. Los franceses derribaron el frágil muro e irrumpieron en el templo, asesinando a los defensores y a sus paisanos desarmados allí refugiados. Luego asolaron las granjas, bodegas y caseríos de la zona, incendiándolos después de haber robado bienes, enseres, ganado y vituallas.

El primer gran saqueo francés de una localidad española se saldó con decenas de muertos. Fueron sustraídos unos 517.000 reales en moneda de la iglesia y una ermita cercana, despojadas además de sus objetos de culto, un sacrilegio más entre cristianos. Las pérdidas privadas se desconocen. Todos los supervivientes escaparon a otras localidades cercanas, donde la gente también huiría presa del temor a la llegada del enemigo.

Las tropas de Lasalle merodearían sin oposición por los campos de Palencia el día siguiente 7 de junio. Durante las dos siguientes semanas, saqueando y matando para desalentar cualquier posible insurrección, a la par de abastecerse. El obispado palentino pagaría un tributo a Bessiéres para sufragar los gastos de manutención de sus guarniciones y saciar las ansias de botín. Pero los campesinos a pesar del rescate, quedaron expuestos a actos de rapiña.

Combate de Cabezón (12 de junio de 1808)

El capitán-general- presidente de la Junta de Valladolid, García de la Cuesta accedió el 1 de junio al alistamiento forzoso, sin distinción, de los varones de 17 a 40 años, y a proporcionar cuadros militares, pasando al Ayuntamiento para publicitarlo. Cuesta sabía que tenía de organizarlo todo con la mayor rapidez posible pues el cuartel general francés se había situado en Burgos. Incluso los prelados ofertaron sus propiedades y el alistamiento de los novicios. Además, creó la Junta de Armamento y Defensa de Valladolid, bajo su presidencia, a la que fueron llamados dos representantes de cada corporación: Chancillería, Universidad, Ayuntamiento, Cabildo eclesiástico y gremios. Cuesta, que la controla sin problema, la eleva a la categoría de Junta General o Superior de las otras organizadas en las intendencias castellanas que habían de entenderse con ella (sin estar representados en su seno). Se encontraba con un gran problema para organizar la defensa, pues Castilla poseía una deficiente infraestructura militar y no disponía de ningún ejército regular.

Al corriente del avance de los franceses, Cuesta sacó a la tropa de la ciudad los días 9 y 10 de junio. García de la Cuesta logró reunir finalmente una fuerza de unos 4.700 milicianos, 300 tropas de caballería regular y 4 piezas de artillería, que sería llamada de forma grandilocuente el “Ejército de Castilla’’. Estaba compuesta por estudiantes de la Universidad, que improvisadamente forman un batallón al que dan el nombre de “Los Literatos”, también les acompaña otro batallón formado por los comerciantes de Valladolid. Cuando llegaron a Cabezón de Pisuerga, se le unieron los vecinos de la villa y de los pueblos cercanos, todos estaban deseosos de enfrentarse a los franceses. Cuesta desplegó sus tropas en la orilla derecha del Pisuerga, dejando a su espalda el puente de Cabezón, su única vía de retirada.

El 11 de junio al anochecer, se reunieron en Dueñas las tropas de Lasalle con las de Merle, alcanzando 6.200 infantes, 800 jinetes y 14 cañones, y al día siguiente se dirigieron a Valladolid.

A las 10:00 horas del 12 de junio las fuerzas francesas divisaron al ejército de Cuesta desplegado, quedando sorprendidos por despliegue español. Cuesta había desplegado sus fuerzas en un amplio semicírculo delante del puente, a derecha e izquierda había destacamentos sueltos de paisanos que vigilan los vados, la artillería se hallaba dispuesta más bien para ametrallar a sus fuerzas propias que para detener a las contrarias.

Los franceses asentaron sus piezas de artillería y cañonearon el centro español, lanzando después una carga su caballería, seguida de cerca por la infantería. Los estudiantes, junto a los paisanos de los pueblos de Valladolid que se les habían unido y los vecinos de Cabezón, lucharon bravamente. Resistieron las primeras acometidas francesas, pero en menos de una hora todo había terminado: las granadas francesas, al estallar en medio de la caballería española, cuyos jinetes y monturas no estaban acostumbrados a soportar el fuego de artillería, se desbandaron y se retiraron a galope tendido por el puente, con Cuesta a la cabeza, en dirección a Valladolid. La infantería, menos afortunada, no pudo retirarse por el puente al estar atestado por los fugitivos y los perseguidores, muchos fueron acuchillados por los franceses o tuvieron que arrojarse al río, donde una gran parte de ellos perecieron ahogados.

Una vez derrotadas las tropas españolas, los franceses entraron en la villa de Cabezón de Pisuerga, robando todo lo que encuentran a su paso. Después los vecinos tendrían que acercarse a la ciudad de Valladolid para recomprar por 200 reales, el incensario y la concha de plata de bautizar, el copón nunca apareció.

Ese mismo día a las 16:00 horas, los franceses entraron en Valladolid, que fue ocupada inmediatamente y lo mismo ocurrió pocos días después en Santander. Concluida la batalla, el vecindario de Cabezón y de los municipios de la zona (Santovenia, La Overuela, y Cigales) fueron saqueados. De igual modo, los civiles recorrieron el campo de batalla, recogiendo fusiles y armas blancas entre los despojos. No hubo tanta prisa en el entierro de los cadáveres, no se realizaría hasta el 17 de junio. Todavía semanas después fueron localizados cuerpos en las márgenes del Pisuerga.

El general Cuesta se dirigió con sus tropas supervivientes al norte de la provincia, a Benavente, donde se le unieron los reclutas locales, los leoneses y el regimiento asturiano Covadonga; además del ejército de Galicia mandado por Joaquín Blake en el Bierzo.

Batalla de Medina de Rioseco o de Moclín (14 de julio de 1808)

Antecedentes

Vencido en el combate de Cabezón, Gregorio García de la Cuesta condujo los restos de sus fuerzas hacia el norte de la provincia, a Benavente, donde se le unen los reclutas locales, los leoneses de la Junta del Reino de León y 2 regimientos expedidos, a regañadientes, por la Junta asturiana; el RI Covadonga y el RI de Cangas de Tineo. Unos 10.000 soldados de infantería de nuevo cuño, mal reglados, en quienes por su cantidad y calidad no podía fiar las esperanzas de una maniobra ofensiva. La salvación radicaba en el ejército de Galicia, relativamente importante, dirigido por Joaquín Blake, dependiente de la Junta del Reino de Galicia, para el cual Cuesta despachó a Zayas Chacón. Los políticos gallegos transigieron en enviar a su gente a Castilla, aunque en privado desconfían del capitán-general-presidente, razón de que condicionasen la ayuda a la autonomía de mando.

Blake consideró imprudente enfrentarse al Gran Ejército en campo abierto y pretendía aprovechar las colinas y el terreno accidentado del norte de España para anular la superioridad de las tropas francesas. Le preocupaba especialmente el estado ruinoso en el que se encontraba la caballería española, lo que hacía peligrosa cualquier expedición a las llanuras de Castilla. Blake propuso, por tanto, ocupar las provincias de León y Galicia y fortificarlas teniendo en cuenta el terreno, pero finalmente dio marcha atrás a las órdenes de Cuesta.

Los esfuerzos de los dos generales españoles dieron como resultado la formación de un ejército de unos 25.000 hombres, la mayoría poco instruidos y mal equipados. En mayo de 1808, la Royal Navy desembarcó cerca de 5.000 ex-prisioneros de guerra españoles, la mayoría capturados durante las incursiones británicas contra las colonias hispanas algún tiempo antes, con armas y municiones. Estos hombres eran los 800 colorados del batallón regular, vestidos de rojo por la falta de uniformes españoles. Cuesta, reclamando su antigüedad, asumió el mando supremo y marchó el 12 de julio a pesar de las objeciones de Blake. El generalísimo, en total desconocimiento de los movimientos franceses por falta de caballería suficiente, esperaba encontrar al mariscal Bessières cerca de Valladolid.

Planearon atacar a la aislada guarnición francesa de Palencia, al mando del general Lasalle, para cortar las rutas de comunicaciones y suministros de los invasores entre Madrid y la frontera de su país.

El mariscal Bessières, informado de las acciones españolas por un doble agente, se desplazó hacia Burgos el 9 de julio con el fin de evitar el encuentro de Blake con Cuesta, procediendo al reagrupamiento de sus fuerzas en el camino. La llegada del grueso de una división a Palencia el 10 de julio elevó la dotación de su cuerpo a 14.000 hombres y 40 cañones, con los que el mariscal acudió al encuentro de sus adversarios. El día 13 de julio los franceses llegaron a Ampudia (Palencia).

El 14 de julio a las 02:00 horas, los franceses reanudaron su marcha, llegando al cercano pueblo de Palacios, a las 06:00 horas.

Fuerzas enfrentadas

Ese mismo día, el ejército de Cuesta se estableció cerca de Medina de Rioseco, cerrando el camino Valladolid-Media. En total disponían 21.564 infantes, 710 jinetes y 20 piezas:

• Cuerpo de Castilla bajo el TG Cuesta con 11.986 infantes, 560 jinetes y 5 cañones.
  • DI-1 de Castilla bajo el TG Cuesta con 3.360 efectivos: RI Covadonga (2, 1.500), Tercios I y II de León (1.600), EC Guardias de Corps (100) y EC de Carabineros Reales (160).
  • DI-2 de Castilla con 3.200 efectivos: Tercio III de Léon (1, 800), Tercio de Alba de Tormes (1, 700), Tercio de Benavente (700) y Tercio de Valladolid (1, 700), RC Reina (2, 300).
  • DI-4 de Galicia bajo el marqués de Portago, con 5.986 efectivos: 2 BGs convergentes (1.141), RI Príncipe (2 BIs, 1.500), RI Toledo (2, 1.400), RI Lugo (1, 664), BI Provincial de Santiago (500) y BI provincial de Lugo (484), artillería y zapadores (297) y 5 cañones.
• Cuerpo de Galicia bajo el TG Blake con 9.578 infantes, 150 jinetes y 15 cañones:
  • Reserva del CG: Cía de Guías (100), BIL voluntarios de Navarra (726), artillería a caballo (50) y 4 cañones a caballo.
  • DI de Vanguardia bajo el GB bajo el conde de Maceda con 2.272 efectivos: 2 BGs convergentes (2, 800), RI Zaragoza (1, 700), BIL de voluntarios catalanes (½ de Gerona y ½ de Cataluña) (422), RC Montesa (1, 75), RD de la Reina (1, 75), artillería (200), y 6 cañones.
  • DI-1 de Galicia bajo Jado-Cagigal con 6.656 efectivos: 2 BGs provinciales (1.093), RI Rey (2 BIs, 1.000), RI Mallorca (2, 1.000) e RI Hibernia (1, 514), BI Buenos Aires (531), BIL voluntarios de Barbastro (556), BI provincial de Salamanca (550), BI provincial de Mondoñedo (550) y BI provincial de Tuy (553), Artillería (309), 6 cañones.

Los 2 ECs del RC de la Reina se habían replegado a Salamanca en junio, y habían participado en el combate de Cabezón; el EC de Guardias de Corps había sido enviado desde Bayona, donde había sido enviado como escolta de Fernando VII; el EC de Carabineros Reales se había evadido de Madrid en pequeñas partidas.

Las fuerzas francesas llegaron a la vista de las posiciones españolas en la madrugada del 14 de julio. El ejército francés alineó en este momento tres divisiones de calidad desigual: una división de reserva, Guardia Imperial enviada desde Madrid, en total disponía de 14.155 de infantería, 1.497 de caballería, 32 piezas de artillería:

• DM de Lasalle con 2.819 efectivos:
  • BRI de Sabathier con 1.615 efectivos: RIP-17 (2) y RIP-18 (2).
  • BRCL de Colbert con 954 efectivos: RC-10 (4) y RC-22 (4) de cazadores a caballo.
  • Artillería: una Bía (250) con 6×4 cañones y 2×6 obuses.
• DI de Merlé con 2.348 efectivos:
  • BRI-I de Armagnac con 2.348 efectivos: RI-47 (1) y RI-86 (1), RI-3 Suizo (1).
  • BRI-II de Ducos con 1.738 efectivos: RIP-13 (2) y 1RIP-14 (2).
  • Artillería: una Bía (200) con 6×4 cañones y 2×6 obuses.
• DM de Mouton con 2.884 efectivos:
  • BRI de Reynaud con 2.644 efectivos: RIL-4 (2) y RI-15 (2).
  • RCP-1 (2 ECCs, 150).
  • Artillería: una Bía (100) con 6×8 cañones y 2×6 obuses.
• Guardia Imperial con 2.490 efectivos:
  • Infantería: 1.845 en RI-1 (2) y RI-2 (2).
  • Caballería: RC-1 de cazadores (68), RD de la Emperatriz (127), RC Gendarmes (107) y RC caballos-ligeros polacos (91).
  • Artillería: 150 con 8×8 y 2 obuses.

Despliegue inicial y toma de contacto

Con Cuesta nominalmente al mando de las fuerzas españolas, se procedió a desplegar el grueso del ejército de Galicia en torno al camino Valladolid-Medina, que era por donde se consideraba más probable que aparecieran los franceses. Allí se deja notar la insuficiencia de la caballería española, sobre todo ligera (húsares y cazadores) para obtener información adecuada sobre el enemigo.

Por contra los franceses sí tenían localizados a los españoles y Bessières había decidido atacar, pero siguiendo el camino de Palencia a Medina de Rioseco que pasa por Palacios. Fue precisamente en Palacios donde la caballería francesa sorprendió al amanecer del día 14 de julio a una patrulla de Guardias de Corps, consiguiendo alguno de sus miembros escapar y dar aviso.

La situación era problemática, ya que el ejército español había sido sorprendido y debía redesplegarse a toda prisa. Las fuerzas de Blake ocuparon el estratégico páramo de Valdecuevas, menos su la DI-4 que había sido enviada en apoyo de las débiles fuerzas de Cuesta. Situó la vanguardia en la parte más adelantada del páramo en el tesón de Moclín, detrás la DI-1 y la reserva. El RD de la Reina, RC Montesa y RC de la Reina (que había sido enviado por Cuesta para reforzar la caballería en ese lado), se situaron en el llano algo retrasados para cerrar el camino Palacios-Medina, y evitar el envolvimiento de la posición.

Por su parte Cuesta desplegó en el llano delante de la ciudad, más retrasado y separado unos 1,6 km de Blake, en primera línea la DI-4 de Galicia y en segunda línea el resto, dejando, por tanto, un impresionante hueco en el dispositivo español. Adelantados y en el flanco izquierdo los Guardias de Corps y los Carabineros Reales.

La vanguardia francesa formada por los voltigeurs de la BRI de Sabathier, acompañados de algunos jinetes avanzaron por el teso de Moclín. Se toparon con las guerrillas avanzadas españolas (voluntarios de Navarra) que cedieron terreno en buen orden hasta que los franceses quedaron a tiro de la artillería de la vanguardia española. La artillería abrió fuego frenando en seco y perdiendo a su vez alguna pieza de las que se habían situado en su apoyo. Los franceses eran conscientes de que los españoles ocupaban el páramo, pero desconocían la entidad de su fuerza.

Bessières ordenó a Merlé que con su división ascendiera la ladera, chocando a su vez con las guerrillas de la vanguardia de Maceda. Merlé se dio cuenta de que presionar a fondo el avance por el punto más fuerte del despliegue español era suicida, y se retiró tras haberse hecho una idea de las posiciones españolas.

Ataque al páramo de Valdecuevas

En el encuentro inicial los franceses se habían llevado la peor parte, aunque el combate se había limitado a las tropas ligeras de ambos bandos. Vista la aparente fortaleza de la posición española, se procedió a trazar un plan más elaborado: mientras Sabathier seguía frente a la potente vanguardia de Blake, Merlé se desplazaría lateralmente, amenazando con envolver el flanco derecho de Blake y la caballería de Lasalle rodeaba el Moclín para ascender al páramo y caer sobre el flanco izquierdo de Blake.

La BRI de Sabatier, inició el ataque apoderándose del teso de Moclín, donde emplazó su artillería que abrió fuego contra la vanguardia, siendo respondida por esta. Una vez fijada la vanguardia de Blake, Bessières envió la división de Merlé para atacar el flanco derecho de Blake, cuando había avanzado lo suficiente, giraron y comenzaron a subir las faldas del páramo. Blake vio el movimiento de Merlé y movió en consonancia la DI-1 prolongando su línea para responder a la amenaza, la DI-1 los recibió con fuego nutrido, siendo rechazados. Merlé reagrupó sus fuerzas y repitió el ataque con idéntico resultado.

Blake había descuidado el flanco izquierdo y cuando la división de Merlé comenzaba el tercer ataque, Lasalle al frente de la BRCL de Colbert (954 cazadores) ascendieron por un camino de mulas y accedieron al páramo; tomando por sorpresa el flanco izquierdo de Blake, donde comenzó una desbandada de las unidades de esa zona.

La situación de Blake era complicada, atacados de frente y por ambos flancos, muchos reclutas abandonan sus unidades y unidades enteras retrocedieron. Los dragones de la Reina acudieron a enfrentarse a la caballería de Lasalle, pero acosados por los cazadores franceses, volvieron grupas y no presentaron batalla. Las tropas españolas del páramo corrían el riesgo de ser exterminadas si se producía una huida general, ya que al cruzar el río Sequillo por Medina de Rioseco, se crearía un cuello de botella.

Con grandes esfuerzos los oficiales consiguieron reformar las suficientes unidades para crear una línea defensiva temporal. Destacó la actuación del conde de Maceda, a la cabeza de los granaderos y el RI Zaragoza, apoyados por el BIL de Navarra, el cual pagaría con muchas bajas el esfuerzo realizado.

También hay que señalar el valor de muchos artilleros que careciendo de medios para poner a salvo suspiezas, aguantaron con ellas hasta ser tomadas. Finalmente, solo quedaba en buen orden el BIL de Navarra, al mando del brigadier Mendicidad, que formó en cuadro rechazó a los cazadores franceses protegiendo la retirada. Los batallones de granaderos españoles resistieron un tiempo contra el centro francés antes de quedar atrapados en el fuego cruzado y expulsados de las alturas.

Contraataque de Cuesta

Las fuerzas de Cuesta habían quedado retrasadas al noroeste del páramo, lo cual permitiría que la caballería francesa pudiera envolver al páramo sin ser estorbada.

Si los españoles estaban separados, también lo estaban los franceses. La división de Mouton (BRI de Reynaud y RCP-1) había recibido órdenes de envolver el páramo para cortar la retirada de Blake, siendo apoyado por la infantería de la Guardia Imperial. Al realizar ese movimiento se encontraron por sorpresa con que al otro lado se encontraba el CE de Cuesta, por lo que detuvieron su marcha para acercar su artillería y en principio esperar a que resolviera la situación en el páramo. Cuesta, al ver que los franceses se detenían decidió atacar con su DI de vanguardia que era la DI-4 gallega de Portago y la caballería.

Los Guardias de Corps y Carabineros Reales cargaron con ímpetu, arrollando al RCP-1 francés y a la infantería ligera que trataba de proteger a la infantería francesa. El ataque de los 300 jinetes españoles fue tan violento que obligó al general Lasalle, que acaba de regresar de supervisar la carga inicial en el páramo, a ponerse al frente de los jinetes de la Guardia Imperial. Los jinetes españoles cargaron contra Lasalle, y tras un breve y violento enfrentamiento con fuerzas superiores, sufrieron varias bajas entre ellos los ayudantes de la Guardia de Corps, Enrique Escoberas y Gustavo Escobedo, y se retiraron detrás de la infantería española que avanzaba.

La DI-4 gallega con sus BIs en columna hicieron volver grupas a los imperiales y atacaron con vigor a la DI de Mouton que aunque menor en número eran veteranos experimentados. Mouton se vio fuertemente presionado e incluso perdió media batería de artillería de la Guardia, a manos de los granaderos españoles.

La situación se resolvió para los franceses cuando Merlé, después de poner en fuga a las últimas tropas de Blake, giró sus fuerzas y descendió en dirección a la DI-4 gallega. El ataque combinado de Merlé y Mouton, apoyados por la caballería francesa atacaron a la DI-4, que retrocedió detrás de la segunda línea de Cuesta.

Quedaban las 2 DIs de Castilla, que en su mayoría eran campesinos que no sabían siquiera usar un mosquete. Cuesta había enviado 2 BIs en dirección al páramo en un fútil intento de apoyo a Blake.

El general Merle, que continuó su avance y dirigió su DI contra el flanco derecho de la segunda línea de Cuesta, ordenando una carga a la bayoneta, mientras los escaramuzadores de Mouton desplegaron frente al flanco derecho, bajo la presión combinada de los franceses, los hombres de Cuesta se derrumbaron y cedieron al pánico. Al igual que con Blake, los BIs regulares de retaguardia mantuvieron a raya a los franceses mientras el resto se replegaron.

Afortunadamente para los españoles, los franceses estaban cansados (habían empezado la marcha durante la noche) y pararon para reagruparse, lo que permitió una retirada relativamente tranquila. Eran las 14:00 horas y la batalla había concluido.

Secuelas de la batalla

El ejército español se retiró por Rioseco. A la entrada de la ciudad se produjo un tiroteo entre rezagados y perseguidores que sería utilizado como excusa por los soldados franceses para lanzarse al saqueo, asesinato, y violación dentro de la pobre villa.

Las bajas españolas fueron de unos 3.200 hombres en el ejército de Galicia. El de Castilla perdería un par de cientos como mucho, pero es posible que abandonaran sus unidades hasta 2.000 hombres durante la batalla. También se perdieron 18 cañones y bastantes banderas. Muchos batallones de veteranos españoles fueron severamente golpeados durante los combates en el páramo; los colorados por ejemplo, casi fueron aniquilados.

Los franceses por su parte tuvieron unos 500 muertos y 600 heridos.

Bessières había conseguido la victoria, aunque no supo explotar el éxito. Hubo una débil persecución de los españoles por el camino a Benavente, pero el mariscal ordenó a Lasalle detenerse. Capturó fácilmente Léon y Zamora. Se contentó con asegurar las comunicaciones, lo que permitió al nuevo rey José Bonaparte viajar de Bayona a Madrid.

Blake y Cuesta se separaron en malos términos, echándose la culpa mutuamente de la derrota. Cuesta se retiró primero a León y ante la aproximación francesa se vio obligado a huir hacia Salamanca y después a Extremadura con las tropas que le pudieron seguir. Blake se reunió con sus tropas de retaguardia y se concentró en el puerto del Manzanal dispuesto a defender la entrada a Galicia.

Encantado, Napoleón dijo: “Si el mariscal Bessières fue capaz de derrotar al ejército de Galicia con tan pocas pérdidas y tan poco esfuerzo, el general Dupont podrá derrocar a cualquiera que encuentre”.

Bessières acumulaba refuerzos, ya que se le había ordenado invadir Galicia y aniquilar a Blake. La noticia de la derrota francesa en la batalla de Bailén (19 de julio) cambiaría completamente el escenario y tuvo que retirarse a la línea del Ebro donde los aturdidos franceses se concentraban a la espera de la llegada de Napoleón para ocuparse personalmente de las fuerzas en España. Al menos Bessières se retiró contento, ya que era el único que había tenido una victoria importante en esos primeros meses de la guerra.