Guerras Napoleónicas Guerra de la Independencia (1810) Retirada de Wellington a las líneas de Torres-Vedras

Inicio de la retirada

Los desesperados ataques en la batalla de Busaco el 27 de septiembre, habían sido repelidos con tanta facilidad y con tan fuertes pérdidas, que ni él ni ninguno de sus subordinados soñaban con renovar el intento de forzar la línea de la Sierra. Solo le quedaban tres líneas de acción: retirarse sobre Almeida, abandonando la campaña por ser demasiado ambiciosa para la fuerza de su ejército, cambiar de objetivo y atacar Oporto, si Lisboa estaba fuera de su alcance, o intentar sacar a Wellington de su posición envolviendo un flanco, ya que un ataque frontal había resultado desastroso.

La primera línea de acción estaba apoyada por más de un consejero, pero no presentaba ningún atractivo para el mariscal, estaba a la vez obstinado y enojado, y ni por un momento soñó con estropear su reputación militar retirándose dócilmente después de una batalla perdida.

La acción sobre Oporto era igualmente poco atractiva, le habían dicho que expulsara a los ingleses de Portugal y que capturara Lisboa. Además, como le había dicho a Ney antes de la batalla, si marchaba sobre Oporto por la carretera en mal estado de Viseu; podría encontrar al ejército británico una vez más en su frente, cuando se acercara a la ciudad, ya que la calzada Coimbra-Oporto es más corta y mejor que las carreteras secundarias que tendría que seguir.

La tercera línea de acción, de sacar a Wellington de la posición de Busaco mediante operaciones de flanqueo. El terreno no parecía muy prometedor, pero valía la pena intentarlo.

Temprano el 28 de septiembre, la caballería francesa fue enviada en ambas direcciones para explorar toda la zona, una tarea que Masséna debería haber realizado los días previos, en lugar de mantenerla concentrada en su retaguardia. Los reconocimientos enviados hacia el sur por la caballería ligera de Reynier no trajeron ningún informe alentador: si el ejército francés cruzaba el río Mondego, solo se enfrentaría a la posición cuidadosamente preparada de Wellington detrás del Àlva. La caballería de Fane estaba en esa dirección, y le daría suficiente tiempo para permitir que el ejército aliado pasara los vados de Peña Cova y se atrincherase. Sería solo una repetición del desastre de Busaco.

Sin embargo, desde el norte, Montbrun, que había salido con algunos de los dragones de Sainte-Croix, trajo noticias mucho más alentadoras. Montbrun descubrió que existía una pista a 15 km al norte de Busaco, que iba desde Mortagoa, por Aveleira y Boialvo, hasta Sardão en el valle de Águeda, uno de los afluentes del Vouga. Al parecer, un campesino capturado en uno de los pueblos desiertos en lo alto del Oerins e interrogado por el ayudante de campo portugués de Masséna, Mascarenhas, que acompañó a Sainte-Croix en su reconocimiento, reveló el hecho de que existía esa carretera rural. Incluso, se dice, expresó a su compatriota su sorpresa de que los franceses no se lo hubieran usado cuando llegaron por primera vez a Mortagoa, ya que estaba desprotegida, mientras todo el ejército aliado estaba al otro lado de la calzada de Busaco. Dijo que lo utilizaban habitualmente los carros de bueyes, no era un buen camino, pero era perfectamente practicable.

Con esta importante noticia, Montbrun y Sainte-Croix regresaron a Masséna sobre el mediodía. El mariscal resolvió de inmediato hacer un intento de utilizar la carretera de Boialvo. Había cierto peligro al hacerlo, ya que era posible que Wellington esperara hasta que la mayor parte del ejército francés se hubiera retirado de su frente y luego descendiera sobre la retaguardia y la aplastara. O, por otro lado, podría haber hecho preparativos para detener el extremo más alejado del paso, de modo que cuando la vanguardia de los invasores se acercara a Boialvo o Sardão, pudieran encontrar 20.000 hombres, retirados de la posición de Busaco a toda prisa, y posicionados al otro lado.

En la tarde del 28 de septiembre, se realizaron ostentosas ataques demostrativos contra el frente de la posición de Busaco, lo que desembocó en una gran cantidad de escaramuzas sin objetivo. Wellington no se dejó engañar ni por un momento. A última hora de la tarde, oficiales provistos de buenos telescopios y estacionados en el punto más alto de la sierra de Busaco, informaron que podían detectar columnas en movimiento desde la retaguardia francesa en dirección noroeste. Se trataba de la caballería de Sainte-Croix y los trenes de equipajes de Ney y Junot que se dirigían a la retaguardia para entrar en la carretera Mortagoa-Boialvo. A las seis de la tarde, aun sin anochecer, se informó que las reservas de infantería de Ney ciertamente se estaban moviendo en la misma dirección. Solo la DI de Loison seguía inamovible en su antigua posición frente a Sula.

Al anochecer, por lo tanto, el movimiento de los franceses estaba bien comprobado. Podría significar simplemente una retirada general en Mortagoa y un abandono de la campaña, pero eso era muy poco probable. Mucho más probable era alguna marcha para envolver el flanco aliado por los pasos de la sierra de Caramula. El propio Wellington no tenía ninguna duda de que esa era la intención del enemigo. Mientras caía el crepúsculo, permaneció un rato en la cima de la Sierra, contemplando cómo las columnas francesas se alejaban en la distancia. Luego regresó a su cuartel general en el convento de Busaco, y dictó sin demora una serie de órdenes que pusieron a todo su ejército en retirada hacia Coimbra y Lisboa. Antes del amanecer, la posición estaba desierta y solo quedaba una retaguardia.

No parecía haber pensado ni por un momento en atacar a la mañana siguiente al CE-II y a la DI de Loison, que se había quedado en su frente, ni en dirigir su ala derecha para marchar sobre Sardão, que podría haber llegado desde hace mucho tiempo antes de que llegaran los franceses.

En la madrugada del 29 de septiembre, por lo tanto, los dos ejércitos se alejaban el uno del otro. En la posición de Busaco solo quedaba la DIL de Craufurd, reforzada por la BRC de Anson, que fue colocada detrás de la Sierra, para formar la sección montada de la retaguardia del ejército aliado. Frente a ellos solo quedaba Reynier, y se había alejado mucho hacia la carretera de Mortagoa, donde se encontraba en una posición defensiva por la mañana, pero se retiraba, brigada tras brigada, por la tarde.

El cuerpo principal del ejército de Wellington se retiraba en dos columnas: la DI-2 de Hill, y la DI portuguesa de Hamilton cruzó los vados de Peña Cova y marchó hacia Espinhal y Tomar. La fuerza que había quedado a la derecha detrás del Alva, la caballería de Fane y la milicia portuguesa de Lecor, se unió a Hill y lo acompañó a Lisboa. Esta columna no fue molestada por los franceses durante los 12 días que duró la retirada a las Líneas. Los franceses ni siquiera lo siguieron con patrullas de caballería.

https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810-1024x539.png 1024w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810-300x158.png 300w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810-768x404.png 768w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810-1536x808.png 1536w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810-100x53.png 100w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-del-ejercito-de-wellington-despues-de-la-batalla-de-busaco-en-septiembre-de-1810.png 1892w
Retirada del ejército de Wellington después de la batalla de Busaco en septiembre de 1810.

La otra columna más grande, formada por la DI-1 de Spencer, la DI-4 de Cole, la DI-5 de Leith y la DI-3 de Picton, con las BRIs portuguesas de Pack, Coleman y Alex. Los portugueses de Campbell, marcharon por Mealhada y Coimbra. Craufurd con la DIL y Anson con su BRC partieron 12 horas más tarde para ocupar la retaguardia. Durante las horas que la DIL esperaba sus órdenes de salida, algunos de sus oficiales exploraron la posición francesa evacuada, y encontraron estacionados en un recinto a 400 soldados heridos, que Masséna había abandonado a merced del campesinado portugués.

Había utilizado todos los carros y mulas disponibles para llevar a sus heridos, pero se había visto obligado a dejar atrás los peores casos. Fueron recogidos y trasladados al convento de Busaco, lo que fue de ellos se desconoce, pero no debió de ser nada bueno, pues la Ordenança se exasperaba cada día más por la conducta del ejército francés. Los franceses no solo estaban cumpliendo de manera intermitente el edicto de Masséna del 4 de septiembre, que ordenaba que todos los hombres con armas sin uniforme fueran fusilados a la vista; sino que quemaban todos los pueblos que pasaban y asesinaban a casi todo campesino que pudieran cazar, llevara armas o no.

Mientras tanto, los días 29 y 30 de septiembre, el ejército francés estaba ejecutando su marcha, prácticamente sin oposición, aunque sin ser observado. La división de dragones de Sainte-Croix estaba a la cabeza de la línea de marcha, detrás marchaba la infantería del CE-VIII, que se había puesto a la vanguardia porque no había sufrido bajas en Busaco. Luego seguía la caballería de reserva de Montbrun, seguida por el tren de artillería y de víveres y bagajes, el CE-VI mezclado con un convoy de más de 3.000 heridos. Las tropas de Ney marchaban a la retaguardia de la columna principal. Reynier estaba a un día de marcha hacia la retaguardia; habiendo pasado el 29 de septiembre frente a las alturas de Busaco, solo llegó a Mortagoa esa noche.

La caballería de Sainte-Croix ese mismo día había pasado la línea divisoria de aguas y llegó a Avellans de Cima, donde se encontraron con una patrulla de dragones de Grey, que habían enviado partidas en todas direcciones desde su cuartel general en Mealhada en la llanura costera. A partir de este momento, la vanguardia francesa fue vigilada por los 4 EDs Slade y de Gray, a quienes se les ordenó detener a su caballería exploradora y no permitirle llegar a Coimbra. También hubo un enfrentamiento en la tarde del 30 de septiembre entre parte de los dragones de Sainte-Croix y la milicia portuguesa de Trant frente a Sardão.

A Trant se le había ordenado estar en ese lugar el 27 de septiembre, pero no llegó allí hasta la tarde del 28. No fue culpa suya, sino porque su superior Baccelar, al mando de toda la milicia del Norte; le había ordenado trasladarse de Lamego a Sardão por la tortuosa carretera del Duero, y luego desde Feira hacia el sur, en lugar de tomar el camino recto que cruza las montañas al norte de Viseu, donde posiblemente lo detuvo algún destacamento francés periférico.

Trant tenía en ese momento solo tenía 1 ED y 4 RIs de milicias con él (Oporto, Peñafiel, Coimbra y un BIL), y estos, por la dura marcha y por la deserción, eran en total menos de 3.000 efectivos. Sabiendo que se esperaba que mantuviera el cruce de la carretera de Boialvo contra cualquier cosa que no fuera una fuerza fuerte, Trant hizo un intento por mantenerse firme. Sainte-Croix ya había entrado entre él y la caballería británica, y comenzó a retroceder lentamente hacia Mealhada. En ese lugar, a principios del 30 de septiembre, Slade y Gray se unieron a los 8 EDs de Anson, que habían llegado a la cola de la DIL de Craufurd después de que la retaguardia evacuara la posición de Busaco.

Ese día, la columna principal de la infantería británica marchó a través de Coimbra, dejando a la DIL sola en la ciudad. La sede de Wellington esa noche estaba en Condeixa a 10 km al sur del Mondego. Las tres brigadas de caballería se retiraron, luchando con la vanguardia francesa durante todo el día, hasta Fornos, a 13 km al norte de Coimbra. La infantería de Masséna, después de salir del paso de Boialvo, avanzaba hacia el sur, y vivaqueó la noche del 30 de septiembre, el CE-VI de Ney y el CE-VIII de Junot en Mealhada, el CE-II de Reynier en Barreiro, 17 km detrás de los demás.

Mientras tanto, la ciudad de Coimbra estaba llena de escenas angustiosas. Aunque Wellington había ordenado a toda la población de Beira Occidental que abandonara sus hogares tan pronto como los franceses llegaran a Viseu, solo los más ricos de los habitantes de Coimbra habían partido. La mayor parte aún se mantenía en sus casas, y la noticia de la victoria de Busaco los había animado a esperar que no fuera necesaria ninguna evacuación. Cuatro quintas partes de los 40.000 habitantes de Coimbra estaban todavía en sus casas, cuando en la noche del 28 al 29 de septiembre, llegó el despacho de Wellington que decía que abandonaba Busaco; y que los franceses estarían en la ciudad el 30 de septiembre o el 1 de octubre, y esa fuerza se utilizaría, si fuera necesario, para expulsar a las personas que aún se aferraran a sus viviendas.

Durante los dos días siguientes, toda la población de Coimbra salía del lugar por las carreteras del sur, o bajaba en barcas por el Mondego para embarcarse hacia Lisboa en el pequeño puerto de Figueira. Incluso el 1 de octubre, el día en que los franceses llegaron a Fornos, a solo 13 km de distancia, aún no habían partido. Muchos de los pobres, los enfermos y los imprudentes se quedaron atrás hasta el último momento posible, y solo comenzaron cuando el distante cañoneo en el lado norte mostró que los puestos de avanzada británicos estaban siendo rechazados. El camino durante 32 km estaba cubierto por la densa columna de fugitivos, encabezados por los que habían salido el día 29 y seguidos por los que habían esperado hasta el último momento.

Había una gran escasez de medios de transporte de ruedas, la gente más rica se había ido con la mayoría de ellos, y otros habían sido requisados para los heridos aliados. Por lo tanto, muchos llevaban nada más que lo que podían portar consigo. Un testigo presencial escribe que vio toda la calzada cubierta de familias respetables que caminaban a pie con bultos en la cabeza; mientras que en las casas abandonadas se dejó comida de todo tipo, mantelerías, camisas y todo tipo de bienes, que se quedaron en desorden porque pesaban demasiado para ser transportados. Afortunadamente el clima durante los primeros ocho días después de la evacuación de Coimbra fue cálido y seco, de modo que la infeliz multitud casi había llegado a Lisboa antes de que comenzaran a sufrir los inconvenientes de las lluvias de octubre.

https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810-1024x863.png 1024w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810-300x253.png 300w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810-768x647.png 768w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810-1536x1295.png 1536w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810-100x84.png 100w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/avance-frances-de-busaco-a-coimbra-septiembre-octubre-de-1810.png 1858w
Avance francés de Busaco a Coimbra septiembre-octubre de 1810. Fuente Osprey.

Llegada a Coimbra

Mientras se producía este éxodo, la DIL de Craufurd estaba en el lado norte de la ciudad, mientras los 6 RDs británicos, en la punta de retaguardia, se enfrentaban con los Escóns de Masséna en la llanura hacia Fornos. Ese día, el mariscal había reforzado su vanguardia con casi la totalidad de su caballería, habiendo añadido a la división de Sainte-Croix, que hasta entonces había formado el avance, la mayor parte de la reserva de dragones de Montbrun, y la BRCL de Lamotte del CE-VI. Este cuerpo de 34 Escóns era demasiado fuerte para las 3 BRCs de Stapleton Cotton, que tenían que ceder cada vez que se veían seriamente presionadas.

A 3 km de Coimbra, la caballería británica estaba dividido en dos columnas: los dragones pesados de Grey cruzaron el Mondego en un vado frente a Pereira, los dragones ligeros y húsares de Slade y Anson junto a otro en Alciada, más cerca de la ciudad. En el momento que la caballería francesa apareció a la vista, la DIL se retiró por Coimbra, cruzó el puente e inició el ascenso hacia Condeixa, empujando ante sí la retaguardia de fugitivos tardíos que solo habían decidido partir en el último momento posible. El número era tan grande que los BIs de Craufurd habrían estado en una situación de algún peligro, si hubieran sido seguidos de cerca por la infantería francesa, y obligados a detenerse para defenderse. Pero no ocurrió nada más que una tropa de dragones observó su paso por el puente y su retirada a Condeixa, y no hubo que realizar un solo disparo.

Ocurrió lo contrario con la columna de caballería compuesta por las brigadas de Slade y Anson, que fueron seguidos de cerca por la mayor parte de la caballería francesa, y tuvieron que detenerse después de pasar el vado para contener a sus ansiosos perseguidores. Dos EHs alemanes y uno del RDL-16 cargaron sucesivamente para controlar la vanguardia francesa, mientras una línea de escaramuzadores desmontados mantenía el fuego a lo largo de la orilla del río. Los húsares perdieron 4 hombres muertos, 2 oficiales y 13 hombres heridos, además de 6 prisioneros; el RDL-16, 2 heridos y un desaparecido en esta escaramuza. Las pérdidas francesas fueron insignificantes.

Esa noche, la retaguardia británica estaba en Soure y Condeixa, mientras que el cuartel general y la retaguardia del ejército principal estaban en Redinha. Los franceses no cruzaron el río Mondego con más de unas pocas patrullas de caballería, y no hicieron ningún intento por acosar a la columna en retirada.

Los hombres de Wellington habían estado ocupados hasta el último momento en romper y arrojar al río los restos de los almacenes que habían estado alimentando al ejército en Busaco. Las casas de todos lados estaban llenas de bienes valiosos, ya que la mayoría de los habitantes solo habían podido llevarse el dinero y la plata, y habían dejado todo lo demás atrás. La DI-1/VIII fueron los primeros en entrar, esta consistía casi en su totalidad en cuartos batallones recién formados, compuestos por reclutas y mal disciplinados. Rompieron sus filas y se dedicaron a saquear, solo fueron reprimidos por sus oficiales, mientras que el resto se unieron al saqueo. Hubo borracheras generalizadas, incendios provocados y una enorme cantidad de bienes desperdiciados. Las siguientes fuerzas que llegaron se unieron al saqueo, e incluso la turba de soldados amenazó con disparar contra los comisarios generales Lambert y Laneuville, cuando comenzaron a poner guardias sobre los almacenes casi vacíos.

El estado de su ejército el 1 y 2 de octubre explica suficientemente la conducta de Masséna al abstenerse de la persecución de la retaguardia de Wellington. Si permanecía en Coimbra, sus enemigos lo delatarían al Emperador por timidez; si avanzaba, podría encontrar que había emprendido una tarea demasiado grande para sus fuerzas. Decidió continuar, lo antes posible, con la esperanza de obligar a Wellington a una batalla en un terreno más favorable que Busaco, o de obligarlo a embarcarse sin ningún enfrentamiento general. Solo pasaron dos días en Coimbra. El 3 de octubre, la caballería de Montbrun, tras realizar un reconocimiento hasta el mar y el puerto de Figueira, cruzó el río Mondego hasta Villa Nova de Ancos, mientras el CE-VIII, encabezado por los dragones de Sainte-Croix, ocupaba Condeixa; una DI del cuerpo de Ney los siguió. El resto del CE-VI de Ney y el CE-II de Reynier se prepararon para reanudar su avance.

El mariscal había dejado en el convento de Santa Clara 3.000 heridos de Busaco y 1.000 enfermos. Había una acumulación de vagones que no podía seguir adelante por falta de animales de tiro. Si el ejército avanzaba a toda velocidad, con la esperanza de adelantar a los ingleses, todo esto debía dejarse atrás. Pero si se dejaba sin vigilancia, heridos y todos podrían convertirse en víctimas de la milicia de Trant, que se sabía que no se había retirado más allá del Vouga, o incluso de la Ordenança de las colinas. Se debía dejar una guarnición fuerte en Coimbra para que fuera segura, decidió dejar 156 hombres de la Cía 44 de la marina, una unidad naval que acompañaba por si lograba apoderarse del arsenal portugués en Lisboa. Sus efectivos incrementarían a medida que salieran más convalecientes del hospital y se le dejaran 3.500 mosquetes, pertenecientes a los enfermos y heridos. Toda la masa de hombres discapacitados se concentró en el convento de Santa Clara, en el lado sur del Mondego.

https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras-1024x644.png 1024w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras-300x189.png 300w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras-768x483.png 768w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras-1536x965.png 1536w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras-100x63.png 100w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/retirada-de-la-poblacion-de-coimbra-a-las-lineas-de-torres-vedras.png 1900w
Retirada de la población de Coimbra a las líneas de Torres Vedrás. Autor Alberto Noguera da Silva.

Repliegue a las Líneas de Torres-Vedrás

El 4 de octubre, el ejército francés partió de Coimbra; el CE-VI salió a Villa Pouca y Condeixa por el camino de Pombal, el CE-II a Venda do Cego por el camino de Ancião, que corre paralelo al otro, 16 km al este, y lo une en Leiria. La caballería de Montbrun avanzó desde Soure, para colocarse al frente del CE-VIII que partía de Condeixa como cabeza de la principal columna de infantería. Sus exploradores aquella noche se enfrentaron frente a Pombal con la caballería ligera de Anson, que cubría la retirada del ejército aliado.

Los dos días que los franceses habían pasado saqueando Coimbra habían permitido a la infantería anglo-portuguesa distanciarse, no volvieron a ver al enemigo durante el resto de la retirada. Esa noche el cuartel general de Wellington estaba en Leiria, mientras la DI-2 de Hill, sin ser perseguido por ninguna fuerza hostil, estaba en Tomar. Durante los siguientes seis días, los británicos siguieron un ritmo pausado hacia las Líneas, a lo largo de las tres carreteras:

  • La DI-2 de Hill siguió Tomar-Santarém-Villafranca,
  • La DI-3 de Picton siguió Alcobaça-Caldas-Torres Vedras.
  • La DI-1 de Spencer, la DI-5 de Leith y la DI-4 de Cole siguieron Leiria-Batalha-Alemquer,
  • La DIL y las 3 BRCs siguieron al cuerpo principal, a la distancia de un día de marcha. La caballería ligera de Anson estaba en punta de retaguardia, y fue la única unidad que vio al enemigo.

La retirada del ejército aliado estuvo marcada por algunos desórdenes: la vista de ricos monasterios como Alcobaça y Batalha y las grandes ciudades, como Tomar y Leiria, estaban desiertas pero llenas de todas las propiedades que los habitantes no habían podido llevarse, resultaban tan tentadoras para los británicos como lo había sido para los franceses la vista de Coimbra. Hubo mucha embriaguez, muchos saqueos y algún acto de desenfreno. Wellington se dispuso a reprimirlo con la mano dura. Colgó en Leiria a 2 soldados del RD-4 de la Guardia, que fueron sorprendidos saqueando una capilla, y a un soldado del RI-11/P. A algunos de los RIs que se encontraron especialmente adictos al pillaje se les ordenó vivaquear en campo abierto todas las noches y nunca ser acuartelados en una aldea.

La brigada de Anson siempre mantuvo el contacto con una fuerza perseguidora de Montbrun, cuyas órdenes eran empujar al enemigo a toda costa y tratar de alcanzar su infantería. Esta fuerza estaba formada por la BRD-/VIII de Sainte-Croix (1.863), BRCL-/II de Pierre Soult (1.397), la BRCL-/VI de Lamotte (1.680), la BRD-II/R de Ornano, y la BRI-II/1/VIII del GB Taupin (RIL-15, BI-IV/46 y BI-IV/75).

La BRCL-/-/VI de Lamotte (RH-3 y RC-22 de cazadores), marchaba en punta de vanguardia y soportó la mayoría de los enfrentamientos con el RH-1 alemanes de Anson y el RDL-16, especialmente entre Pombal y Leiria el 5 de octubre. La BRC británica se volvió dos veces y obligó a sus perseguidores a retroceder hasta la infantería de Taupin. Pero siempre sufrió cuando tuvo que reanudar su inevitable retirada. Los franceses perdieron 8 muertos, 17 (incluidos 5 oficiales) y 20 prisioneros; los británicos 50 en total, incluidos 2 oficiales heridos y 1 capturado. Este combate no habría sido digno de mención, de no ser por los prisioneros capturados en él que Masséna recibió su primera noticia de la existencia de las Líneas de Torres Vedras.

https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810-1024x663.png 1024w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810-300x194.png 300w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810-768x497.png 768w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810-1536x995.png 1536w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810-100x65.png 100w, https://archivos.arrecaballo.es/wp-content/uploads/2023/08/dragones-ligeros-britanicos-del-rdl-16-se-enfrentan-a-los-cazadores-franceses-durante-la-guerra-peninsular-en-1810.png 1916w
Dragones ligeros británicos del RDL-16 se enfrentan a los cazadores franceses durante la Guerra Peninsular en 1810. Autor Chris Collingwood.

Algunos de los soldados hablaron libremente de “las Líneas” como su punto de destino, sin adivinar que era la primera vez que sus captores habían oído hablar de ellos. De ahí que los generales franceses supieran que había fortificaciones. Este combate no hubiera sido digno de mención, sino por el hecho de que fue a través de los prisioneros capturados en él que Masséna recibió su primera noticia de la existencia de las Líneas de Torres-Vedras. De ahí que los generales franceses supieran entonces que había fortificaciones frente a Lisboa, pero no tenían conocimiento de su extensión o de su carácter.

El 7 de octubre, toda la infantería francesa estaba concentrada en Leiria, y el CE-II de Reynier se había reunido con los otros dos. La caballería de Montbrun se extendió hasta Alcobaça, cuyo monasterio saqueó, en la carretera de la costa, y Muliano en la carretera central. También se enviaron partidas a Tomar, en el cruce del río Nabão, pero no pudieron encontrar ningún rastro de un enemigo en esa dirección.

Reconquista portuguesa de Coimbra

En la noche siguiente Masséna recibió la inquietante noticia llevada por oficial montado, que había escapado, de que sus hospitales y su guardia habían sido capturados de un solo golpe por la milicia de Trant esa misma tarde.

Trant sin esperar a sus colegas, marchó al mediodía de Mealhada a Fornos el 7 de octubre, y tuvo la suerte de sorprender y capturar el insignificante puesto francés en ese pueblo. Estaba a solo a 13 km de Coimbra y pudo llegar hacia la ciudad temprano en la tarde. Disponía de un ED y 6 BIs de milicias, a los que se habían unido desde el 29 de septiembre todos sus rezagados y algunas unidades periféricas. En total eran unos 4.000 hombres, formados en dos columnas, cargaron contra Coimbra por sus dos entradas del norte, barriendo a los pequeños grupos de guardias franceses en las puertas. El escuadrón de caballería galopó luego por la calle paralela al río y se apoderó del puente, cortando así la comunicación entre los franceses de la ciudad y los del convento de Santa Clara, donde estaban los heridos.

La pequeña guardia, que los franceses dejaron en el lugar, se refugió en el palacio del obispo, pero se vio obligada a deponer las armas al cabo de una hora. Los hombres del convento, junto con muchos de los convalecientes, mantuvieron el fuego durante un corto tiempo, pero se rindieron, bajo la promesa de Trant de protegerlos de la furia de sus tropas. Desafortunadamente, no pudo cumplir por completo su promesa. Las pérdidas portuguesas fueron de 3 muertos, y 1 oficial y 25 hombres heridos.

Wilson y Miller llegaron al día siguiente y, barriendo las carreteras hacia Condeixa y Pombal, recogieron a 300 rezagados y merodeadores más de la cola de la columna de Masséna. Trant les entregó Coimbra y escoltó a sus prisioneros a Oporto con su propia DI: había 3.507 enfermos y heridos, de los cuales la mitad pudo marchar, mientras que el resto fueron llevados en carretas. Los hombres sanos no superaban 400. Trant ha sido acusado por algunos escritores franceses de exponer deliberadamente a sus cautivos a la furia del campesinado y de hacer desfilar a los heridos de manera indecente por las calles de Oporto. Trant hizo todo lo posible por los prisioneros, y que el incidente ocurrió justo después de la rendición.

El ejército de Masséna recibió con indignación la noticia de la caída de Coimbra, se había informado falsamente que los portugueses habían masacrado a todos. Se produjo una impresión dolorosa en todas las mentes, la tropa murmuraba de la crueldad del mariscal al abandonar a la muerte a sus camaradas; y los oficiales culparon a su ciega imprevisión y observaron que bien podría haberse ahorrado una brigada para proteger no solo los hospitales, sino almacén de suministros dejado tras de ellos.

Llegada a las Líneas de Torres-Vedrás

Hubo fuertes escaramuzas entre la caballería de retaguardia británica y el avance de Montbrun, tanto el 8 como el 9 de octubre. El día 8, la tropa de artillería a caballo adjunta a la brigada de Anson fue, por algún error extraordinario, acampada en Alcoentre. Los dragones de Sainte-Croix en una tormenta de lluvia irrumpieron, el EDL del RDL-16 de Somers Cocks cargó justo a tiempo para salvar los cañones y detener la cabeza de la columna francesa, que ya estaba cruzando el puente que conduce a la aldea. Alcoentre se mantuvo hasta el anochecer, cuando llegó la infantería de Taupin y la brigada de Anson se retiró, habiendo perdido solo un soldado herido, mientras que los franceses tuvieron 16 bajas.

A partir de ese día, el tiempo, que había sido bueno y seco desde que el ejército salió de Coimbra, se interrumpió por las lluvias de otoño, y los últimos tres días de la retirada a las Líneas transcurrieron bajo un aguacero torrencial. Esto tenía la ventaja de retrasar a los franceses; porque mientras la infantería británica, que estaba a dos días de marcha y alcanzó su posición de destino el 9 de octubre, excepto la DIL, los franceses marchaban por carreteras inundadas del 8 al 11 de octubre.

El 9 de octubre hubo continuas disputas bajo la lluvia, desde Quinta da Torre hasta Alemquer, entre la BRCL de Lamotte, que había reemplazado nuevamente a los dragones de Sainte-Croix a la cabeza de la columna perseguidora, y los dos regimientos de Anson, que perduraban mucho. En este día, el RH-1 de la KGL tuvo trabajo, cargó al menos de 4 veces en 8 km, y siempre con éxito. Al anochecer la caballería aliada se retiró a Alemquer después de una fatigosa jornada de combates, en la que los húsares habían perdido 2 muertos, 2 oficiales y 9 heridos y 17 desaparecidos; el regimiento de apoyo, el RDL-16, tuvo 1 muerto,3 heridos y 4 desaparecidos, y la brigada de Slade, que solo se comprometieron a última hora de la noche, 1 herido y 4 desaparecidos. La pérdida de Lamotte fue un poco más: 6 muertos, 22 heridos y 21 prisioneros, 2 oficiales resultaron heridos y uno prisionero.

Al día siguiente 10 de octubre, toda la caballería británica marchó desde Alemquer hasta dentro de las Líneas, distribuyéndose a los acantonamientos que se les habían asignado. Pero la DIL de Craufurd y la BRI-I/P de Pack, que hasta ese momento había sido completamente cubierta por los jinetes, no siguió su ejemplo con suficiente prontitud y se enfrascó en un combate innecesario. La DIL debería haberse retirado al mediodía, pero Craufurd, creyendo que la infantería francesa aún estaba lejos y despreciando la caballería que rondaba a su alrededor, permaneció en Alemquer, con la intención de pasar otra noche en un acantonamiento seco, dada la lluvia torrencial que caía.

A las 16:00 horas, llegó la infantería de Taupin y se enfrentó a los piquetes de la DIL en una escaramuza. Habiendo sido estrictamente prohibido por Wellington empeñarse en una acción de retaguardia, y recordando quizás su experiencia en el río Coa, Craufurd se marchó tarde y de mala gana. Pero al anochecer, su columna perdió el camino, y en lugar de retirarse al tramo de las Líneas que estaba destinada a ocupar, entre el monte Agraça y el valle de Calandriz, se alejó demasiado hacia el oeste y entró en la posición de la DI-1 frente a Sobral.

Esto habría sido peligroso si los franceses hubieran tenido infantería al frente, para aprovechar el hueco desocupado en las líneas. Pero la vanguardia de Montbrun había presionado más de 50 km y no tenía nada más que caballería, excepto la única brigada de Taupin (menos de 3.000), que pasó la noche en Alemquer. Montbrun envió reconocimientos en todas direcciones, y se encontró frente a fortificaciones en todos los camino, y gradualmente se dio cuenta de que estaba frente a las famosas «Líneas de Torres-Vedras».

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2023-08-10. Última modificacion 2023-08-10.
Valora esta entrada
[Reduce texto]
[Aumenta texto]
[Ir arriba]
[Modo dia]
[Modo noche]

Deja tu comentario

Tu comentario será visible en cuanto sea aprobado.

Tu email no se hará público.