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Ataque general de Ney (de 13:00 a 14:00 horas 18 junio)
El mariscal Ney solicitó a Napoleón permiso para lanzar el ataque principal sobre el centro aliado, a lo cual accedió el Emperador. Los 88 cañones de la batería emplazada frente al CE-I francés de Erlon abrieron fuego simultáneamente contra las posiciones del CE-I holandés del príncipe de Orange, desplegado en una meseta tras la granja La Haye-Sainte, donde los aliados mantenían una vanguardia bien parapetada.
Durante media hora llovieron cientos de balas ante el camino de Ohain, pero el terreno blando disminuyó el efecto de los rebotes, incrustándose la mayoría de los proyectiles en el terreno; además, casi todas las unidades aliadas se encontraban ocultas de la vista de los artilleros franceses, por lo que prácticamente no sufrieron bajas, excepto BRI-I/2/I holandesa de Bijlandt, expuesta al sur de una ladera al noreste de La Haye-Sainte.
A las 13:30 horas, las 4 DIs del CE-I de Erlon iniciaron el avance, a la izquierda la DI-1/1 de Allix se dirigió hacia la Haye-Sainte, con la DC-13/IV/R de Wathier (BRC-I/13/IV/R de Dubois y BRCC-II/13/IV/R de Jever), apoyando su flanco izquierdo; en el centro atacaron las DI-2/I de Donzelot y DI-3/I de Marcognet, estaban organizadas «a la macedónica» en columnas de batallón, formaciones cerradas de 200 hombres de frente y de 24 a 27 en fondo; excelentes para atacar formaciones de infantería, pero absurdas ante fuego de fusilería o artillería, pues los hombres así agrupados ofrecen un blanco fácil; la DI-4/I de Durette, en el ala derecha, avanzaba hacia la granja de Papelotte, al noreste, en formación de «media luna», con apoyo de la DCL-1/I de Jacquinot. En total, maniobraban unos 18.000 franceses.
Durante los primeros 500 metros marcharon en largas formaciones, abriéndose paso entre los más de 200 armones y vagones de municiones que alimentaban los 80 cañones de la Gran Batería francesa. Cuando llegaron a la línea de cañones franceses, cesó el fuego y la infantería formó sus batallones en líneas, y cada batallón envió a sus voltigeurs como escaramuzadores.
La BRI-II/3/I KGL de Ompteda y la BRI-I/3/I hannoveriana de Kielmannsegge de la DI-3/I de Alten formaron en cuadro al noreste de la Haye-Sainte; mientras la BRI-VIII/5/R de Kempt y BRI-IX/5/R de Pack de la DI-/R de Picton, se mantuvieron ocultas tras el terreno elevado al noreste de la granja; sus artilleros, emplazados al frente, disparaban continuamente sobre los franceses.
La DI-1/I de Allix llegó a La Haye-Sainte, tomando el huerto y obligando al RIL-95 británico a retirarse de la cercana fosa de arena; los tiradores de la KGL del mayor Baring se encerraron dentro de la granja. Kielmannsegge envió al BI Lüneberg en auxilio de los cercados, pero los coraceros de la BRCC-II/13/IV de Travers lo arrollaron.
La BRI-I/1/I de Passage desplegó con el RI-54 (2) en una sola columna hacia el huerto, mientras el RI-55 marchó a la puerta abierta en el lado oeste del complejo. Sin embargo, fueron asaltados por un fuego certero y sostenido de los defensores, y el avance se detuvo abruptamente con el suelo sembrado de cuerpos. Mientras la BRI-I/1/I atacaba la granja, la BRI-II de Bourgeois (RI-28 y RI-105), marchaba hacia las alturas.
La DI-2/I de Donzelot y DI-3/I de Marcognet avanzaban lentamente hacia el norte a través de los campos húmedos y, aunque rastrilladas por los 29 cañones aliados apostados en la meseta, llegaron a la cima de la cordillera. Las baterías de artillería francesas dejaron de disparar cuando los tiradores hicieron retroceder a los escaramuzadores británicos y hannoverianos, que formaron una línea de puestos de avanzada en la ladera de las alturas, cubriendo la posición. Los franceses fueron duramente castigados por el fuego artillero aliado.
La BRI-I/2/I holandesa de Bijlandt (5) formó con el BIL-XXVII jäger desplegó en línea de escaramuza, con 3 BIs detrás de un seto y un BI en reserva. Recibió el ataque francés, después de un tiroteo prolongado, finalmente retrocedieron y se retiraron detrás de la línea británica, dejando a los franceses sufrir más bajas por acción de los cañones coaligados antes de poder trabar combate.
Mientras tanto, la BRI-II/3/I francesa de Grenier (RI-25 y RI-45) marchó contra la BRI-IX/5/R de Pack. Los hombres de Pack no atacaron a los franceses hasta que cruzaron el seto. Los franceses empujaron al RI-42 británico provocando cierta confusión. Los hombres de Pack se habían tumbado a cierta distancia del carril hundido y permanecieron allí durante mucho tiempo, pero luego desplegaron en línea de 4 filas de fondo y avanzaron hacia un lado del seto, mientras que el Los franceses se acercaban por el otro lado.
La BRI-II/3/I de Grenier, con el RI-45 a la cabeza de la columna, llegó al seto con los mosquetes todavía al hombro, estaban cruzando el camino cuando se dieron cuenta de que la infantería enemiga estaba desplegada en su frente. Los escoceses dispararon una descarga antes de que los franceses pudieran apuntar sus mosquetes, y por un momento la cabeza de la columna pareció romperse; pero los franceses dispararon una descarga de respuesta casi de inmediato. El RI-42 highlander Black Watch (Guardia Negra) avanzó hasta el seto, se detuvo en seco y sopesó la idea de atravesarlo. Fueron detenidos y arrojados hacia atrás por el fuego francés. El BI-I/92 highlander de Gordon en vez de cargar a la bayoneta, abrieron fuego y la respuesta francesa del RI-45 irrumpieron en masa a través del seto. Los highlanders retrocedieron.
Contraataque aliado en el centro (de 14:00 a 15:00 horas 18 junio)
A consecuencia de su anterior ataque, los infantes del CE-I francés de Erlon llegaron a corta distancia del centro aliado, en la meseta al norte del camino de Ohain. Los franceses habían sufrido muchas bajas y desorden por la acción de la artillería aliada, pero se reorganizan para continuar su avance e intentar abrir una brecha en las líneas del CE-I anglo-holandés del príncipe de Orange. Wellington ordenó a Picton que con su DI-5/R contraatacara.
El general Picton gritó a sus hombres: “Arriba”, levantándose estos del suelo, pues hasta entonces habían estado tumbados en la parte posterior del terreno elevado, para ocultarse de los franceses y protegerse de su fuego artillero. La BRI-VIII/5/R de Kempt marchó hacia la parte superior de la meseta y ordenó “Fuego” a una distancia de 30 metros a los infantes de la DI-2/I de Donzelot, ya expuestos a un incesante fuego artillero.
Después de la descarga, Picton ordenó: “A la carga”. Los infantes de Kempt cargaron colina abajo con sus bayonetas caladas. Las tropas del RI-32 se encontraron en medio del enemigo y se retiraron cuesta abajo. Un poco más a la izquierda, los highlanders del RI-79 de Cameron se encontraron con un fuego tan denso que optaron por detenerse antes de llegar al seto, contentos de responder con andanadas propias.
Algunas tropas francesas detuvieron su avance, otras no, y todas mantuvieron el fuego en todo momento. Los franceses no parecían tener intención de rendirse, y el mismo Wellington, que no estaba lejos de la lucha, notó que después de un tiempo los Cameron «parecían haber tenido más de lo que les gustaba«. Los highlanders retrocedieron.
Picton vio, para su horror, que los escoceses comenzaban a disolverse, ordenó a uno de sus oficiales que fuera y los detuviera. Pero cuando estaba hablando con el oficial, un soldado francés disparó e hirió de muerte a Picton, la bala le entró por la sien derecha. El caballo del oficial fue herido por otra bala y se derrumbó.
El pánico se extendió por el RI-92 highlander de Gordon y la tropa se disolvió en una multitud de fugitivos. Los franceses irrumpieron a través del seto gritando de triunfo.
Marcognet intentó aprovechar el éxito dirigiendo a su DI-3/I contra el flanco izquierdo de la BRI-VIII/5/R de Kempt, que creía que estaba desprotegida; pero de la misma forma que había hecho esta, surgió encima de la meseta la BRI-IX/5/R británica de Pack, que lanzó una letal descarga a corta distancia. Los franceses de la retaguardia huyeron, mientras los del frente se mantuvieron firmes.
Hacia las 14:15 horas, DI-2/I de Donzelot y DI-3/I de Marcognet se retiraron, hostigadas por las cargas de bayoneta y disparos del RI-27 y del RI-79 highlander.
El conde de Uxbridge, venía de inspeccionar la caballería desplegada detrás de Hougoumont, llegó al terreno elevado sobre La Haye-Sainte. Vio a coraceros franceses atacando a los artilleros de Ross y ordenó a la BRC-I de la Guardia de Somerset que se preparara para cargar. Uxbridge luego cabalgó hasta donde estaba la BRC-II de Ponsonby, llamada también Brigada de la Unión, y ordenó que preparara sus dragones para cargar.
Uxbridge se colocó al frente del flanco izquierdo de la BRC-I de la Guardia de Somerset y dio la señal para que la caballería avanzara al trote. Su posición estaba en el terreno bajo detrás de la infantería aliada, hacia al oeste de la carretera principal que conduce a Bruselas. El RD-1 del Rey estaba en el centro de la formación, El RC-1 de la Guardia a la derecha y el RC-2 de la Guardia a la izquierda. El RC Royal Blues estaba en la segunda línea actuando como reserva.
La caballería tenía que descender la pendiente, subir la pendiente opuesta y luego pasar el camino hundido. Tenían que moverse a través de la infantería aliada y pasar a través de los arbustos espinosos al costado del camino.
El RCC-1 y el RCC-4 franceses de la BRC-I/13/IV/R de Dubois todavía estaban dispersos, sin haber tenido tiempo de reordenar sus filas después de destruir el BIL de Lüneberg cerca de La Haye-Sainte y perseguir a los artilleros de Ross. Varios pequeños grupos de coraceros cruzaron la carretera principal. Al ver aparecer la caballería británica se reagruparon a toda prisa. El RD-1 del Rey y la RC-1 de la Guardia chocaron con los coraceros y se produjo un tremendo tumulto. Esto duró varios minutos. Aparentemente, ninguna de las partes estaba dispuesta a dar cuartel.
Pero finalmente los franceses giraron hacia la derecha e intentaron huir. La caballería británica los persiguió y un número considerable de coraceros fueron acorralados contra un cortado cerca de La Haye-Sainte y masacrados.
El escuadrón derecho de los Royal Blues abandonó su papel de reserva y persiguió al enemigo hacia el oeste de La Haye-Sainte, mientras que parte del escuadrón izquierdo atravesó la carretera principal hacia el oeste de la granja. Estos oficiales y hombres se vieron envueltos en una vana carga contra los cañones franceses y casi fueron aniquilados en el contraataque que siguió.
Mientras perseguían a los coraceros, los guardias se encontraron con el flanco de la BRI-II/2/I de Aulard de la DI-2/I de Donzelot. Los soldados de infantería quedaron tan sorprendidos por la repentina aparición de la caballería que se rompieron y huyeron sin mucha resistencia. Sin embargo, algunos soldados comenzaron a disparar a la espalda de los guardias, y un jinete fue arrastrado de su caballo y tomado como prisionero.
Muchos guardias continuaron cargando cuesta abajo con Uxbridge a la cabeza. Los escaramuzadores franceses estacionados cerca de La Haye-Sainte abrieron fuego contra ellos. El oficial al mando del RC-1 de la Guardia cayó muerto, y el coronel del RD-1 del Rey también fue cuando estaba gritando a sus hombres “¡A París!”.
Los BIs de la BRI-II/2/I de Schmitz (RIL-19 y RI-51) formaron cuadrados cerca de La Haye-Sainte y rechazaron a los guardias con descargas de mosquete.
Mientras tanto, uno o dos escuadrones del RH-3 KGL dirigidos por Kerssenbruch realizaron buenos ataques contra dos escuadrones de coraceros. No pasó mucho tiempo antes de que dos regimientos de caballería alemana se unieran a la lucha. Los franceses trajeron coraceros y dragones frescos, sobrepasaron a los alemanes en ambos flancos y los hicieron retroceder. Los alemanes perdieron a los oficiales Janssen, Bruggemann, Oehlkers y True.
Mientras tanto, la BRC-II de Ponsonby llegó a 100-200 metros del camino de Ohain, se detuvieron y permitieron que la infantería británica y holandesa en retirada se pusiera a salvo, pasando por los intervalos entre escuadrones.
Ponsonby cabalgó hasta un mirador y vio que la infantería francesa estaba cruzando la carretera hundida. Era un momento perfecto y Ponsonby ordenó la carga y se lanzaron contra el frente de la formación francesa. El RD-1 Royals se dirigió contra BRI-I/1/I de Bourgeois en cabeza de la DI-1/I de Allix, el RD-2 Scots Greys se movió contra la columna de la DI-3/I de Marcognet, el RD-6 Inniskilling (irlandeses) marchaba en reserva detrás de los otros dos y la BRC-IV británica de Vandeleur se movió contra el flanco de la infantería.
A la derecha, el RD-1 Royal, cargaron contra BRI/1/I de Bourgeois (RI-28 y RI-105) que estaba la cabeza de la DI-1/I de Allix. Estos lograron lanzar una descarga dispersa, que derribó a unos 20 dragones y luego estos los cargaron por el frente y por el flanco; dado que no había tiempo para formar en cuadro, echaron a correr. Un instante después, los dragones estaban sobre ellos, sableando a sus víctimas sin piedad, aunque en ese momento muchos de los franceses habían arrojado sus armas e intentaban rendirse.
En el caos, el capitán Clark vio el águila del RI-105 francés. Este RI había ganado los honores en las batallas de Jena, Eylau, Eggmuhl, Essling y Wagram. Clark gritó: “Hombros derechos hacia delante, ¡atacad el color!”. Clark se abrió paso a través de la multitud, cabalgó hacia el porta-águila y agarró el color mientras caía. Solo fue capaz de agarrar un fleco de la tela, probablemente lo habría dejado caer, pero el cabo Stiles de su RD-1 se acercó y lo aseguró. Clark luego trató de romper el águila dorada del asta. “Por favor, señor, no lo rompa”, dijo Stiles. “Muy bien”, dijo Clark, “Llévalo a la retaguardia lo más rápido que puedas, me pertenece”. Esta Águila fue depositada en el Royal Hospital de Chelsea; Clark fue nombrado Compañero de la Orden del Baño y Stiles recibió una comisión en el RI-6 de las Indias Occidentales.
El RD-2 Scots Greys (recibían este nombre por la capa torda de sus caballos) pasaron por el RI-42 highlander Black Watch y el RI-92 highlander de Gordon, gran parte de los highlanders se agarraron a los estribos de cuero de sus compatriotas para llegar al enemigo con mayor rapidez. Cuando los grises alcanzaron a los franceses, el grito que se elevó fue: “Scotland for ever” (Escocia para siempre) Arremetieron contra el enemigo con sus sables.
Los hombres de DI-3/I de Marcognet quedaron sorprendidos y conmocionados, congelados ante la repentina derrota de su cabeza de columna y la aparición de la caballería. No tuvieron oportunidad y fueron barridos.
El sargento Charles Ewart de 46 años de los Scots Greys, vigilaba a uno de los oficiales más jóvenes, Francis Kinchant, que iba montado a su lado. En un momento, cuando Ewart estaba a punto de matar a un oficial francés, Kinchant le ordenó que perdonara al francés. A regañadientes, Ewart asintió. “Muy bien, señor Kinchant”, dijo. Tu prisionero. Volviendo a la pelea, Ewart escuchó un disparo de pistola detrás de él. El prisionero francés había matado de un disparo a Kinchant. Enfurecido, Ewart se dio la vuelta e, ignorando la súplica de clemencia del francés, lo abatió.
Fue entonces cuando Ewart vio a un grupo de soldados franceses del RI-45 apiñado alrededor de su águila, que había recibido los honores en las batallas Austerlitz, Jena, Friedland, Essling y Wagram. Cabalgó directamente hacia ellos y luego describió con sus propias palabras lo que sucedió a continuación: “Uno me dio un empujón en la ingle, lo detuve y le corté la cabeza. Uno de sus lanceros me arrojó su lanza, pero falló, arrojándolo con mi espada. Lo corté a través de la barbilla y hacia arriba a través de los dientes. A continuación, fui atacado por un soldado de a pie que, después de dispararme, me cargó con su bayoneta, pero yo lo detuve y lo corté en la cabeza”. Se fue con su premio. Se le indicó que lo llevara de regreso a Bruselas, donde recibió la bienvenida de un héroe. El águila se exhibió más tarde en el Royal Hospital de Chelsea; Ewart fue ascendido a alférez y recibió una comisión en el BI-III Batallón Real de Veteranos en 1816.
Mientras tanto, los Scots Grays se apresuraron a atacar a la otra brigada de Marcognet. Su moral ya se había roto. Algunos de ellos se las arreglaron para lanzar una andanada desigual, luego cayeron bajo las pesadas espadas de los escoceses, cientos fueron cortados y cientos capturados.
Los Scots Grays luego atacaron el RI-21 que tuvo tiempo de formar cuadro. La infantería vació muchas sillas de montar con su andanada. Luego, sin embargo, los franceses rompieron sus filas y se rindieron a los escoceses. Muchos soldados de infantería que se habían tirado al suelo o levantado las manos comenzaron a recoger sus mosquetes y disparar de nuevo. El capitán Clark fue atacado por un soldado francés que apuntó con su mosquete a la cabeza del capitán y apretó el gatillo; un giro repentino de la cabeza salvó la vida de Clark, pero la bala de mosquete se llevó la punta de la nariz.
Algunos oficiales intentaron reunir a los dragones y llevarlos de regreso a la pendiente. Sin embargo, muchos de los Scots Greys decidieron que aún no habían tenido suficiente. Atacaron la Gran Batería, o parte de ella. No hubo cañones capturados, pero muchos artilleros fueron presa del pánico por la repentina aparición de los dragones. (Los artilleros habían dejado de disparar por miedo a matar a su propia infantería).
El suboficial Dickinson de la caballería británica dijo que 15 cañones franceses quedaron fuera de servicio de forma permanente después de la carga de la Brigada de la Unión. Otros han sugerido números mucho más altos, unos 40 cañones, que supondría el 50 % de la fuerza total de la Gran Batería francesa. De hecho, la Gran Batería no quedó fuera de servicio. Los dragones no tenían modo de llevarse los cañones y los abandonaron. Nadie en la cresta aliada notó una reducción duradera del fuego, y los cañones continuaron siendo el mayor asesino de la infantería aliada hasta los últimos momentos de la batalla.
El RD-6 Inniskilling, que era la reserva de la Brigada de la Unión, se encontraba inicialmente a la retaguardia de las otras dos. Avanzando, los Inniskillings irrumpieron a través del seto a lo largo de la cresta y cargaron contra BRI-II/1/I de Passage (RI-54 y RI-55) de la DI-1/I de Allix. Con un fuerte ¡Hurra!, los irlandeses descendieron 10 metros por la pendiente. Los escuadrones derecho y central golpean al RI-55; el escuadrón izquierdo abordó al RI-54. Los sorprendidos franceses solo pudieron lanzar una descarga incompleta antes de que la caballería estuviera entre ellos, cortando y apuñalando a derecha e izquierda. Los aterrorizados soldados de infantería se dispersaron y corrieron. Cientos fueron capturados, cientos más muertos o heridos. El CE-I francés perdió más de 3.000 hombres en este interludio. Serían las 16:00 horas antes de que pudiera volver a usarse. El terreno se puede recuperar; el tiempo, nunca.
Los dragones y jinetes de la Brigada de la Unión, ebrios de éxito y fuera de control, solamente los Blues estaban reunidos, pero estaban muy lejos. Uxbridge hizo sonar repetidamente el alto de la carga, pero ninguno prestó atención a las señales. En cambio, siguieron hacia delante. Somerset y Ponsonby habían perdido el control de sus oficiales y hombres. El RD-1 del Rey fue atacada por los hombres de la DI-5/II de Bachelu y por la artillería de su derecha.
Napoleón observó la carga de la caballería aliada y la derrota de la infantería del CE-I de Erlon. Ordenó a una división de coraceros que contraatacara. Jacquinot jefe de la DCL-1/I envió la BRCL-II/1/I de Gobrecht (RC-3 y RC-4 de lanceros).
Los coraceros franceses comenzaron a moverse sobre la caballería británica. Por fin, los británicos se dieron cuenta del peligro de su situación expuesta. Se volvieron hacia sus propias líneas, pero sus caballos estaban exhaustos por la carga y apenas podían trotar. La brigada de Somerset tuvo suerte y logró volver a sus propias líneas sin mucho daño. La Brigada de la Unión de Ponsonby, y los Scots Greys en particular, fueron menos afortunados. Fueron alcanzados, cansados y en completa confusión, regimientos, escuadrones y tropas, todos mezclados. La BRC-I/14/IV/R de Farine (RCC-5 y RCC-10) cargó contra ellos por el frente, mientras que los lanceros de Jacquinot los golpearon en el flanco; era una trampa perfecta.
Los lanceros franceses desplegaron y comenzaron una operación de limpieza sobre el terreno donde la catástrofe había golpeado a la infantería de Erlon. Muchos dragones corrieron cuesta arriba, y todos intentaron salvar su propio pellejo.
Ponsonby junto con su ayudante, el mayor Reignolds, corrieron hacia su propia línea y un lancero francés comenzó a perseguirlos. Mientras cruzaban un campo arado, el caballo de Ponsonby quedó atascado en el barro y en un instante, el lancero se le echó encima. Ponsonby arrojó su sable y se rindió.
Reignolds acudió en su ayuda, pero el lancero los obligó a ambos a desmontar bajo la amenaza de su lanza. En ese momento, un grupo de Scots Greys pasó por casualidad a poca distancia, vio a los tres y galoparon gritando en su dirección con la idea de liberar a Ponsonby. “En un instante, el francés mató al general y a su mayor con 2 golpes de lanza y luego cargó contra los dragones que se aproximaban derribando a 3 en menos de un minuto. Los demás abandonaron el combate completamente incapaces de defenderse…”
El capitán Edward Cheney, cuya medalla de Waterloo se encuentra en el museo del regimiento, tuvo cuatro caballos muertos y un quinto herido debajo de él en la batalla. Se vio al teniente coronel James Inglis Hamilton, que dirigió la carga, sujetando las riendas de su caballo con los dientes, ya que había resultado gravemente herido en ambos brazos; sería muerto antes del final de la batalla. La silla de montar del teniente James Gape todavía tiene dos balas de mosquete alojadas, pero fue uno de los hombres afortunados que sobrevivió.
Por fin, la BRI-IV británica de Vandeleur (RDL-11, RDL-12 y RDL-16) acudió al rescate en el flanco izquierdo del general Ponsonby.
El comandante del RDL-12 resultó herido en ambos brazos y perdió el control de su caballo, lo que lo llevó en medio de los lanceros. Recibió un corte de sable en la cabeza y perdió el conocimiento. Cuando recuperó el conocimiento, estaba tirado en el barro, y un lancero le dio una estocada que perforó sus pulmones. Perdió el conocimiento de nuevo.
Los dragones ligeros del RDL-12 sufrieron horribles bajas. Antes de la carga había más de 300 hombres en las filas. Sin embargo, después de la pelea, solo quedaron 94 en los tres escuadrones. Algunos perdieron sus caballos durante la pelea y, por lo tanto, ya no servían. Algunos fueron hechos prisioneros por los lanceros y no se reincorporaron al regimiento hasta el día siguiente.
La DI-1/I de Allix, amenazada por ambos flancos por la huida de las otras unidades francesas y el avance de caballería aliada, abandonó la Haye-Sainte y emprendió la retirada. La DI-4/I de Durette se replegó de Papelotte con éxito, marchando primero hacia el oeste y luego hacia el suroeste, para contribuir en la defensa del flanco derecho francés.
El general Ghigny jefe de la BRCL-I/R holandesa decidió por iniciativa propia atacar a los lanceros franceses. El RH-8 formó en primera línea, mientras que el RDL-4 estaban en segunda línea. Los húsares estaban dirigidos por Duvivier, un veterano napoleónico y oficial de la Legión de Honor. Los dos regimientos frescos fueron demasiado para los lanceros. Los hombres de Duvivier dispersaron a los franceses en unos momentos. El RH-8 tuvo 133 muertos y 152 heridos.
El general Trip jefe de la BRCC/R holandesa de carabineros (RCC-1, RCC-2 y RCC-3) contra los coraceros franceses. Los dos bandos se encontraron al oeste de La Haye-Sainte. Luego, las dos líneas chocaron y, después de una breve pelea, los franceses retrocedieron al pie de la pendiente.
Las bajas británicas fueron muy elevadas, en el RD-2 Scots Greys de los 391 hombres que entraron en batalla, 102 murieron y 98 resultaron heridos.
Los franceses habían sufrido unas 2.000 bajas durante el ataque y 3.000 durante la retirada; el 30 % de la infantería del CE-I francés, perdiendo además dos baterías de artillería y los estandartes de los RI-45 y RI-105 El general Allix jefe de la DI-1/I fue malherido y el mando pasó al general Quiot.
Las dos brigadas de Uxbridge que contaban con 2.300 efectivos, tuvieron 525 muertos, heridos o desaparecidos; el RD-2 Scots Greys tuvieron 102 muertos y 97 heridos, el RD-1 97 muertos y 89 heridos, el RD-6 Inniskilling 73 muertos y 116 heridos.
Las DIs del CE-I de Erlon se reagrupan tras la Gran Batería y volvieron a desplegarse lentamente en sus posiciones iniciales, operación que no finalizó hasta las 18:00 horas. Wellington aprovechó el tiempo rehaciendo sus líneas; envía refuerzos a la Haye-Sainte, la fosa de arena vuelve a ocuparse y una BRI de la reserva fue enviada al frente central; el príncipe Bernhardt reforzó la granja de Papelotte.
Carga de caballería de Ney (de 15:30 a 17:30 horas 18 junio)
Ney tuvo tiempo de ver con su catalejo cómo los ingleses abandonaban la parte alta de la meseta, y a una larga caravana de carruajes cargados heridos marchando hacia Mont-Saint Jean. Wellington había ordenado a todas las unidades de infantería del centro retornar a sus posiciones iniciales, para ocultarse de la vista de los franceses en la parte posterior de la meseta, pero Ney creía que se comenzaban un repliegue hacia Waterloo.
A las 16:00 horas, el mariscal Ney ordena un intenso bombardeo de las posiciones centrales aliadas, tanto en la meseta al norte del camino de Ohain como en La Haye-Sainte. Como los aliados de las alturas continuaban retirándose, Ney se convenció de que se trataba de un repliegue general, desistió de atacar al centro y organizó un ataque de caballería contra el flanco derecho aliado, desplegado entre el norte de Hougoumont y La Haye-Sainte.
Unos 24 ECCs, 7 ECs de lanceros y 12 RCs de cazadores del CEC-IV/R de Milhaud, unos 5.000 jinetes en total, avanzan hasta ubicarse ante la gran batería central francesa. Wellington ordena a todas sus brigadas que formasen en cuadros de unos 50 metros de lado y se preparasen para recibir cargas de caballería; pronto la meseta se corona de veinte cuadros de infantería aliada, emplazados tras sus líneas de baterías.
Wellington pronto se dio cuenta de los preparativos que estaban haciendo los franceses cuando el CEC-IV/R de Milhaud avanzó para desplegarse. Este movimiento incluyó el redespliegue de gran parte de la caballería al este del camino hacia el oeste y tomó un tiempo considerable para completar; esta carga de caballería no fue una reacción instantánea o un impulso precipitado. La infantería aliada tuvo tiempo de preparar sus defensas y se retiró de la línea de cresta y luego se formó en cuadros, las primeras filas arrodilladas con bayonetas empujadas como las espinas de un erizo, las filas traseras de pie con los mosquetes cargados, listos para derribar a los caballos y jinetes si empujaban su ataque hacia ellos.
Se ordenó a la artillería en la cresta que reservara su fuego hasta que la caballería estuviese cerca, cuando serían diezmados con fuego de metralla antes de quitar rápidamente una rueda para evitar que la caballería arrastrara sus cañones abandonados y se retiraran a la protección de los cuadros que estaban justo detrás. La caballería aliada fue llevada tanto por la derecha como por la izquierda para formar en la retaguardia de las líneas de cuadros desde donde podrían contraatacar a la caballería francesa cuando inevitablemente se desorganizara mientras se abría paso entre los cuadros aliados.
Milhaud formó su CEC-IV/R en el valle poco profundo, mientras la artillería francesa intensificaba su bombardeo de la cordillera aliada; los coraceros de Milhaud comenzaron a caminar lentamente por el fondo del valle y fueron apoyados por un ataque demostrativo a lo largo de la carretera de Nivelles por parte de DCL-2/II de Pire. Este último movimiento fue contrarrestado por la BRC-V de Grant (RH-7 y RDL-13), que pronto regresó al centro después de asegurarse de que se trataba solo de un ataque de distracción.
Ignorando el fuego de fusilería tanto de La Haye-Sainte como del huerto de Hougoumont en sus flancos, los coraceros pronto estuvieron dentro del alcance efectivo de la artillería aliada, que disparó con metralla y luego canister y los franceses comenzaron a sufrir grandes pérdidas, pero continuaron impertérritos. Mientras cabalgaban, los artilleros aliados buscaban disparar rápidamente tantas rondas como fuera humanamente posible; gran número de caballos cayeron con terribles heridas y los jinetes fueron arrojados al suelo con gran violencia o fueron golpeados, pero el resto siguió cabalgando. A medida que se acercaban a las baterías aliadas, los coraceros franceses se envalentonaron al ver a los artilleros huyendo, abandonando sus cañones, mientras que otros engancharon rápidamente sus cañones y huyeron de la cresta en evidente pánico.
De repente, los coraceros coronaron la cresta y vitorearon, esperando ver cómo el centro aliado se desmoronaba ante sus ojos. Pero, para su gran sorpresa, se encontraron incómodamente cerca del primero de varios cuadros de infantería, que permanecían firmes a pesar de su repentina aparición.
Los jinetes franceses no dudaron en espolear a sus caballos y lanzarse sobre los cuadros, aparentemente ajenos al bosque de bayonetas que sobresalían. Los cuadros detuvieron el fuego hasta recibir la orden de fuego, cuando los jinetes estuviesen cerca.
La carnicería fue inmensa, los caballos y los jinetes cayeron en agonía, la coraza de acero no demostró protección contra una bala de mosquete a una distancia tan corta, y los caballos supervivientes rehuyeron instintivamente el fuego de mosquete y las bayonetas extendidas hicieron que los regimientos de caballería se separaran mientras avanzaban. Cabalgaron a lo largo de los flancos de la primera línea de cuadros, solo para encontrar más cuadros esperando su oportunidad para disparar sobre ellos.
Más allá de las líneas de cuadros estaba la caballería aliada, esperando el momento de atacar a los jinetes desorganizados y exhaustos. Aunque se trataba de caballería ligera contra coraceros, su falta de cohesión y el agotamiento de sus corceles dieron a la caballería ligera todas las oportunidades para derrotarlos y pronto fueron enviados de vuelta por la cresta en confusión.
Un grupo de unos 60 coraceros partió hacia el oeste en busca de una ruta de escape a lo largo de la carretera de Nivelles, pero desafortunadamente se encontraron atrapados en un barranco con un abatís bloqueando su camino. Los soldados del RI-51 se alinearon a los lados del corte y dispararon contra los pobres coraceros, y 8 coraceros y 12 caballos murieron, el resto fue desmontado y hecho prisionero.
Pero en el momento en que la caballería francesa se retiró por debajo de la línea de la cresta, fue la señal para que la artillería francesa reanudara su fuego y sus balas de cañón tenían objetivos mucho más grandes a los que apuntar, ya que la infantería aliada se vio obligada a permanecer en cuadros; con la caballería francesa reformándose rápidamente, a solo unos cientos de metros de distancia. De hecho, la infantería aliada pronto se daría cuenta de que los ataques de la caballería francesa se convertirían en un escape muy bienvenido de los cañonazos asesinos y realmente desearían su regreso.
Las tropas aliadas estaban al menos en cuadros, reduciendo un poco las bajas, pero el RI-1 de Nassau permaneció en una columna sólida, de dos compañías de ancho, todo el día, ya que las tropas inexpertas no habían sido entrenadas en cómo formar en cuadro y su uniforme blanco, los convertían en un objetivo vívido, les hicieron sufrir severamente por el fuego de los cañones.
Las veces que cargó la caballería francesa sobre la cresta es una incógnita, ya que nadie tuvo el tiempo o la inclinación para contarlos, pero las estimaciones oscilan entre seis y quince cargas separadas durante las dos horas que duró.
Durante uno de estos breves respiros para reagrupar, la tropa de artillería a caballo del capitán Alexander Mercer fue escoltada a la línea del frente por delante de dos cuadrados de infantería de Brunswick. Consciente de sus órdenes de retirarse con sus hombres a los cuadros cuando los franceses cargaran. Mercer ordenó descargas rápidas y continuas de metralla, que destruyeron tanto a los caballos como a los jinetes y construyeron rápidamente una muralla de carne frente a los cañones que hizo prácticamente imposible que se acercaran sucesivas oleadas de caballería.
A medida que continuaban los ataques, los cuadros se convirtieron en verdaderos depósitos, con los numerosos heridos arrastrados hacia el centro, los muertos eran desalojados cuando los caballos franceses regresaban para reagruparse.
La caballería francesa se arremolinaba alrededor de los cuadros, sus caballos apenas podían mantener un galope después de un breve período; a veces, los coraceros iniciaban una carga y se paraban fuera del alcance de los mosquetes, aparentemente invitando a la infantería a disparar contra ellos, para que sus colegas pudieran cargar cuando hubiesen disparado y solo tuvieran sus bayonetas para defenderse. Pero la infantería también sabía la estratagema y se les ordenó reservar su fuego, lo que llevó a un curioso callejón sin salida en la cresta aliada, con los combatientes simplemente mirándose unos a otros durante largos períodos.
Algunos de los cuadros comenzaron a desintegrarse bajo las incesantes cargas. Wellington ordenó a la BRI-II/II de Adam ya la BRI-I/II KGL de Plat que se dirigieran a la pendiente delantera detrás de Hougoumont, donde formaron un cuadro, fusionándose el BI-I y el BI-III KGL en uno. Estas tropas apoyaron conjuntamente a los defensores del huerto de Hougoumont y también dispararon desde el flanco contra la caballería francesa que atacaba la cresta. La ventaja añadida para estos batallones fue que las ondulaciones del suelo y la visibilidad reducida detrás del bosque de Hougoumont significaron que estas tropas encontraron que los cañonazos franceses eran mucho menos destructivos en esa posición.
El RH de Cumberland de Hannover, recibieron la orden de cargar contra la caballería francesa, pero se negaron a avanzar. ¡Los hannoverianos consideraron momentáneamente sus opciones, luego rápidamente dieron la vuelta y cabalgaron fuera del campo. Según los informes, cabalgaron hasta Bruselas sin detenerse, sembrando el pánico a su paso mientras gritaban aterrorizados de que los franceses les pisaban los talones.
El conde de Uxbridge ordenó a BRC-III británica de Dörnberg y BRC-V de Grant, lanzar un contraataque limitado. Los jinetes aliados marcharon entre los cuadros entablando combate contra las ya desorganizadas unidades francesas, que al breve se retiran, perseguidos en la zona al oeste de la Haye-Sainte por el RDL-23 británico; después la caballería aliada regresó a sus posiciones.
Napoleón está enfurecido, diciéndole a Soult sobre el ataque de caballería de Ney: “Esta prematura maniobra quizás tenga un fatal efecto en nuestra suerte del día…” a lo cual replica el Jefe de Estado Mayor: “Nos ha comprometido, igual que hizo en Jena…”
Hacia las 17:00 horas, Bonaparte ordenó al general Kellermann, comandante del CEC-III, que apoyase con sus 37 escuadrones las cargas de Milhaud contra los cuadros aliados, cursando la misma orden al general Guyot, comandante de la caballería pesada de la Guardia, la mejor unidad de caballería del ejército francés; en total, otros 5.000 jinetes más cabalgarán junto al CEC-IV de Milhaud.
Las siguientes ocho cargas masivas francesas logran romper algunos cuadros infringiendo cada vez más bajas a los defensores, pero la concentración de fuego de fusilería aliado de otras formaciones cercanas lograba abatir a los jinetes antes de que puedan desorganizar alguna unidad. Los anglo-holandeses aguantaban en sus posiciones y los atacantes se retiraban diezmados, dejando atrás cientos de cuerpos de hombres y caballos.
Casi todas las unidades francesas lograron retornar al sur del camino de Ohain, pero la DC-11/III/R de Heritier atravesó los cuadros de la BRI-II/1/I británica de Byng, en el ala derecha aliada; siendo alcanzada por la metralla arrojada por la batería emplazada detrás de la BRI-III/II británica de Adam. La DCL-2/II de Pire intentó ayudarles, pero fue contenida por parte de la BRC-V de Grant; muy pocos coraceros franceses consiguieron escapar.
Mientras, en La Haye-Sainte habían tenido lugar varias escaramuzas entre brigadas de las DI-2/I de Donzelot y la DI-1/I de Quiot y los infantes de la KGL de Baring, apoyados por el RIL-95 británico desde la fosa de arena; una vez terminadas las cargas francesas, Wellington envió a la BRI-VIII/5/R de Kempt, que hacer retroceder a los atacantes de vanguardia, pero el resto de los franceses continuaron hostigando la granja desde el sur.
Hacia las 17:20, el mariscal Ney obtuvo el apoyo del CE-II Reille, que se hallaba combatiendo en Hougoumont, pero era demasiado tarde, pues los jinetes franceses estaban demasiado exhaustos para continuar; Reille organizaría otro asalto, el séptimo, a Hougoumont. La caballería francesa se replegó a retaguardia.
El mariscal Ney creía haber hendido las líneas anglo-holandesas y pidió a Napoleón que su próximo ataque al sector de la Haye-Sainte fuera apoyado por tropas de la Guardia, pero los prusianos atacaban Plancenoit, al sureste, amenazando con envolver al flanco derecho; su artillería comenzaba a disparar ya sobre las reservas francesas; Bonaparte se negó.
Combates ante el camino de Ohain (de 18:30 a 19:00 horas 18 junio)
Las cuatro divisiones del CE-I francés de Erlon, se hallaban combatiendo durísimamente ante toda la línea central aliada a lo largo del camino de Ohain, desde el noreste de Hougoumont, pasando por el norte de la Haye-Sainte, hasta las granjas de Papelotte y la Haye. Ambos ejércitos estaban diezmados tras haber sufrido muchísimas bajas a consecuencia de los enfrentamientos librados desde la mañana.
El duque de Wellington había llevado la peor parte. Los coraceros franceses le habían obligado a formar varias de sus brigadas en cuadros, reduciendo su volumen de fuego ante las columnas de infantería francesa que avanzaban, mientras que la artillería francesa se había asentado más cerca, causando estragos en las líneas de fusileros y artilleros aliados, que eran masacrados; los tiradores franceses de vanguardia estaban solo a 40 metros de distancia de sus líneas.
Muchos soldados aliados perdían la esperanza de victoria por completo, y comenzaron a desertar en masa, uniéndose a la gruesa caravana de heridos evacuados hacia Waterloo y Bruselas por el camino a Mont Saint-Jean. Wellesley abandonó su puesto de observación en la granja al sur del pueblo y comenzó a arengar a sus hombres, temiendo por una desbandada de los belgas y holandeses, algunas de cuyas unidades ya habían huido.
El conde de Uxbridge organizó contraataques con la caballería ligera que le queda, pero estos fueron detenidos por las fuerzas francesas, debiendo replegarse; algunos regimientos aprovechan el caos para desertar. Wellington ordenó a las brigadas de caballería de Vivian y Vandeleur emplazarse en la retaguardia, para acabar con las deserciones masivas.
Ney, que seguía los combates desde las inmediaciones de la recién ocupada granja Haye-Sainte, se percató de que las líneas francesas se estrechan progresivamente, tanto por las bajas producidas por la encarnizada lucha, como por la gran franja de terreno que deben batir. Si no recibían refuerzos pronto, se estancarán y no podrían romper el centro aliado.
Hacia las 18:30, Ney envía a Napoleón al coronel Heymes solicitando el envío inmediato al frente de más tropas. Bonaparte, preocupado entonces por el reciente ataque prusiano contra el ala derecha francesa en Plancenoit, se negó, replicando con un furioso sarcasmo: “Más tropas…! De dónde las voy a sacar…? Acaso espera que las fabrique…?”
En esos momentos, Napoleón solo tenía 14 de los 22 batallones de su Guardia Imperial por toda reserva; la mayoría ya habían combatido, y del resto, 2 más están en Plancenoit, y 3 cubrían el centro, desplegados junto a la posada Belle Alliance; los otros 9 estaban en el camino Charleroi-Mont Saint-Jean, cerca de Rossomme. En cuanto a la caballería, solamente le quedaban algunas unidades muy castigadas, que se reagruparon al oeste de la Belle Alliance.
Bonaparte atesoraba a su Guardia como último recurso; aún seguía aguardando impaciente la llegada del contingente de Grouchy, pues el sonido de sus cañonazos llegaba desde Wavre.
Para evitar más pérdidas, Wellington retrajo los flancos hacia el centro, para llenar las brechas y reforzar su frente. La DI-3/I holandesa de Chassé, que acaba de llegar de Merbe Braine, se incorporó en el flanco derecho, lo que posibilitaba a la BRI-I/1/I británica de Maitland, al noreste de Hougoumont, echarse cuerpo a tierra, ocultándose de los artilleros y fusileros enemigos; Wellington clama desesperado a sus oficiales: “Dadme a Blücher, o dadme la noche…”
Poco antes, a las 18:45 horas, los infantes de la DI-4/I de Durette divisaron a una columna aproximándose por el noreste del camino de Ohain, en dirección hacia Papelotte. Era la vanguardia del CE-I prusiano de Zieten, al mando del propio mariscal Blücher, que había cumplido su palabra con creces. Wellington temía que en el Estado Mayor prusiano se impusiera el criterio de generales anglófobos, como el de su jefe, Geneisenau.
Entre los soldados franceses comenzó a cundir la inquietud. Ney volvió a solicitar refuerzos a Napoleón que, tras haber contenido a los prusianos en Plancenoit, estaba dispuesto a enviar a su Guardia al frente, pero dudaba de si quienes se acercan eran prusianos o los hombres del mariscal Grouchy, pues en la distancia sus uniformes parecían iguales; pero poco después los exploradores le confirmaron que era el resto del ejército prusiano.
Napoleón, en lugar de enviar su infantería de reserva, envió al frente su última fuerza de caballería. Consistía en los coraceros y dragones del CEC-III/R de Kellermann, los supervivientes del CEC-IV/R de Milhaud, la DCL de la Guardia, de Lefebre-Desnoettes, y la DCP de la Guardia de Guyot, las menguadas unidades que se habían reagrupado al oeste de la Belle Alliance.
Hacia las 19:00 horas, los jinetes avanzaron siguiendo el camino de Charleroi a Mont-Saint Jean, y después cargaron contra el flanco derecho del centro aliado, en la franja de terreno entre Hougoumont y la Haye-Sainte; pero su ataque fue rechazado por la bien emplazada artillería aliada y los cuadros de fusileros aliados ubicados al norte del camino de Ohain.
Ataque de la Guardia Imperial francesa (de 19:30 a 20:15 horas 18 junio)
Hacia las 19:00 horas, el CE-I francés del general Erlon, al mando del mariscal Ney, se hallaba estancado en los combates ante las casi colapsadas tropas anglo-holandesas del duque de Wellington, emplazadas en la ladera de la meseta al norte del camino de Ohain; pero la vanguardia del CE-I prusiano del general Zieten, al mando del mariscal Blücher, comenzaba a aproximarse a reforzar su ala izquierda, en el sector de Papelotte.
Napoleón creía que había llegado el momento decisivo. Ordenó movilizar a su última reserva hacia el sector occidental del frente central, en la franja de terreno entre el norte de Hougoumont y el noroeste de La Haye-Sainte, donde el ala derecha aliada apenas sufría más presión que un ineficaz bombardeo francés. Para contener a los prusianos que desplegaban lentamente ante Papelotte, Ney destaca a la DI-4/I de Durette ante ella.
Bonaparte abandonó su cuartel general en Rossomme y avanzó hacia el frente con 9 batallones de la Guardia Imperial, 4 BGs de la Vieja Guardia, formados por veteranos de 20 a 25 años de servicio, y 5 BIs de cazadores de la Guardia Media, con veteranos de entre 4 y 8 años de experiencia. En total, unos 4.500 hombres fanáticamente leales al Emperador, bajo el mando secundario del general Friant, con algunas piezas de artillería de la Guardia del general Drouot.
Esta fuerza de élite avanzó por el camino de Charleroi a Mont Saint-Jean hasta llegar a la Belle Alliance, donde se les unen otros 3 batallones de la Guardia, que se estaban junto a Napoleón para su seguridad personal. A unos 500 metros de las líneas aliadas, Friant cedió el mando del resto al mariscal Ney, que les conduce hacia su destino, entre las ovaciones de los soldados franceses del frente.
Napoleón se quedó junto a la Belle Alliance y envía poco después a Ney al general Dejan, su ayudante de campo, para comunicarle la mentira de que el contingente del mariscal Grouchy, unos 30.000 soldados franceses, llegaba por el este. Ney lo creía, y comunicó la falsa noticia al coronel Levasseur, para que este la difunda entre los soldados franceses, que la recibieron con gritos jubilosos, y oleadas de ovaciones al Emperador.
Bonaparte sabía que su situación era ya muy desesperada tras la llegada de más prusianos. Levasseur anunció la falaz llegada de Grouchy hasta alcanzar las posiciones de la DI-4/I de Durette, en el ala derecha francesa, donde comenzaban a caer impactos de los cañones prusianos emplazados ante Papelotte y se oían claramente las baterías ubicadas en Plancenoit; causando frustración entre las filas francesas, que se sumaron en un profundo silencio; algunos llegaron a rumorear que Grouchy les había traicionado, pasándose a los Borbones.
El avance de la Guardia estaba concertado de los restos de la infantería tanto de Reille como de Erlon, que apoyaban plenamente este movimiento, aumentando la presión sobre la línea de Wellington.
Wellington no estaba ajeno a esta nueva amenaza, ya que un oficial francés acababa de cruzar las líneas proclamando por su Rey e informando a todos que la Guardia de Napoleón estaba a punto de atacar. Con esta información crucial, Wellington no tardó en reaccionar y pronto reorganizó su flanco derecho al norte de Hougoumont, manteniendo a la BRI-III/2/II de Adam, la BRI-I/1/I de Maitland y la BRI-V/3/I de Colin Halkett al frente, apoyadas en retaguardia por las brigadas de caballería de Domberg y Vivian, la BRI-III/2/II hannoveriana de Halkett y una BRI de la DI-3/I holandesa de Chassé, que apenas había sufrido pérdidas.
En cambio, el ala derecha del centro aliado, que enlaza con el anterior al noreste de La Haye-Sainte, era más débil, y estaba formada al frente por 3 batallones de Brunswick, la BRI/R de Nassau de Kruse (3) y la diezmada BRI-II/3/I KGL de Ompteda, apoyadas en retaguardia por la DC-/R holandesa de Collaert (la BRCC/R de Trip de Trip, BRCL-I/R del MG Ghigny, y la BRCL-II/R Merlen; además de los restos de la BRC-I de la guardia de Somerset.
A las 19:30 horas, los franceses avanzan al repique de tambor, en una columna de dos batallones de frente, formados en cuadros, los soldados con las bayonetas caladas y los oficiales sable en mano. En primer lugar marchaban los granaderos de la Vieja Guardia, seguidos de los cazadores de la Guardia Media. El general Friant ordenó «paso de carga» cuando rebasan la Haye-Sainte, donde el propio mariscal Ney se unió a ellos para liderar el ataque.
Ney emplazó sus 9 batallones en dos líneas escalonadas a la derecha. En primera línea: BG-I/3, BG-I/4, BI-I/3, BI-II/3 y BI-I/4. En segunda línea el BG-II/2, RI-II/2, BI-II/I y BG-II/3, formaron en cuadro con los tambores y mandos en el centro, para evitar un ataque de caballería.
El Emperador en persona cabalgó inicialmente a la cabeza de sus Guardias, acompañado por el mariscal Ney, a través del fondo del valle, antes de que sus ayudantes insistieran en que Napoleón no debía continuar, ya que podría ser muerto.
Cuando se aproximan al camino de Ohain, los artilleros del flanco derecho aliado les dispararon con canister a bocajarro. Varias decenas de granaderos franceses resultaron muertos o malheridos, entre ellos el general Friant. El mariscal Ney cayó al suelo cuando su caballo fue abatido; los cinco batallones de guardias se detuvieron unos breves instantes, y continúan avanzando en perfecto orden, aunque superados, cuando Ney se reincorporó.
La Vieja Guardia comenzó a subir por las lomas, atravesando un campo cubierto de los caballos y jinetes franceses muertos que participaron en un anterior ataque, abriéndose paso entre la humareda de la última descarga de la artillería aliada.
El BG-I/3 de la Vieja Guardia, unos 400 hombres al mando directo del general Morvan, fue el primero en trabar combate. Ante su llegada, los artilleros de las baterías de Cleeves y Lloyd huyeron abandonando sus piezas; los soldados de Brunswick también retrocedieron, buscando refugio tras la caballería de Vivian.
El BG-I/3 continuó su avance, en perfecto orden, pero mermado por las bajas, se enfrentaba la BRI/R de Nassau Kruse, 3 BIs con 2.800 efectivos. Se produjo un nutrido intercambio de disparos, que terminó con la increíble retirada de los holandeses hacia el norte cuando el príncipe de Nassau resulta herido.
El BG de Morvan continuó marchando en formación en cuadro hacia el noroeste, encontrando la Bía a pie del Cpt Lux de la DI-3/I de Chassé, que les arrojó de frente una letal ráfaga de metralla a corta distancia, causando decenas de bajas. Chassé ordenó a la BRI-I/3/I del Col Detmer, 6 Bóns con unos 3.200 efectivos, realizar un contraataque cargando a la bayoneta; ampliamente superados, los franceses retrocedieron.
Wellington, aunque contenía sus sentimientos, se encontraba apesadumbrado. En unos pocos minutos, varias de sus unidades anglo-germanas habían huido por efecto del miedo ante fuerzas francesas muy inferiores, y fueron los belgas y holandeses del general Chassé quienes cerraron la brecha de su flanco derecho.
El BG-I/4 al mando directo de Harlet atacó a la BRI-V/3/I británica del general Colin Halkett; en total unos 520 franceses contra 2.200 ingleses, menos de los que debería haber, pues algunos huyeron al ver llegar la primera oleada de Guardias franceses, y el BI-II/33 y BI-II/69 comenzaron a retroceder con idéntica cobardía.
Los franceses se detuvieron y lanzaron una letal descarga de fusilería que causó centenares de bajas entre los ingleses; lo cual causó la desbandada de los regimientos que ya cedían terreno. El general Colin Halkett resultó herido, y el resto de su BRI-V/3/I, formada por BI-II/30 y el BI-II/73 highlander, detuvieron el avance del BG francés con nutridas descargas de fusilería y el apoyo de los infantes y artilleros de la BRI-I/3/I holandesa de Detmer.
El BI-I/3 de BI-II/3 de cazadores de la Guardia llegaron al camino de Ohain, en total unos 1.000 efectivos, al mando del general Michel, que fueron recibidos por fuego de metralla de las baterías de Bolton y Ramsay, causándoles decenas de bajas; aun así, siguieron ascendiendo en disciplinada y admirable formación por la loma al norte de Hougoumont, hacia el flanco meridional de la BRI-V/3/I de Colin Halkett.
El general Maitland, situado al lado con su BRI-I/1/I, ordenó a sus BI-II/1 y BI-III/1 de Guardias, unos 1.500 soldados, alzarse de su posición cuerpo a tierra y disparar desde lo alto de la loma.
Hacia las 20:00 horas, los hombres de Maitland se incorporan con gran celeridad, formando cuatro líneas en la parte superior de la meseta, ante los sorprendidos cazadores franceses que se encontraban avanzando hacia ellos. Cuando se hallaban solo a 40 metros de distancia, los Guardias escoceses les fusilaron, masacrando brutalmente las primeras filas de los atacantes, sumiendo en total confusión y temor al resto de sus compañeros.
Los franceses veteranos mantuvieron la compostura mientras sus desdichados compañeros caían a decenas a consecuencia del nutrido fuego aliado, oponiendo una severa resistencia; la escena se nublaba con una densa humareda a causa de las deflagraciones de pólvora.
El desigual intercambio de disparos dura unos 10 minutos. Cuando el humo se disipó, los infantes franceses más cercanos pudieron ver cómo los cazadores de la Guardia retrocedían, sin dar la espalda a los escoceses ni perder la cohesión o dejar de disparar, pero en franco repliegue, y la noticia se corrió pronto entre ellos: “La Guardia retrocede!”
Durante las campañas de Napoleón, las tropas de su Guardia Imperial, formadas sin duda por los mejores soldados de Europa, no habían retrocedido jamás; así que la sola visión de esta circunstancia resultaba suficiente para que todos los infantes de línea franceses se desmoralizasen de sobremanera al enterarse, perdiendo sus esperanzas de victoria y con ellas su espíritu de lucha. Los soldados del CE-I francés redujeron su ritmo de actividad.
Los escoceses de la BRI-I/1/I de Maitland vociferaban ardorosos gritos de alegría y cargaron espontáneamente a la bayoneta colina abajo, mientras algunos franceses comenzaban a huir en desbandada por la planicie. Wellington ordenó secundar la carga, y la BRI-II/2/II de Adam, con unos 2.500 británicos situados en el extremo del ala derecha, que se sumó al contraataque, hostigando el flanco de los batallones de cazadores en retirada.
Durante la persecución, los guardias británicos se mezclaron con los cazadores que huían. Ellos “bajaron la pendiente en un combate cuerpo a cuerpo hasta los huertos de Hougoumont”. Un oficial británico de la batería de Bolton dijo que “los combatientes estaban tan entremezclados, que tuvimos que dejar de disparar”.
Desde el sur avanzó el BI-I/4 de cazadores de la Guardia del general Henrion, el último de la primera línea; que con su sola presencia marchando en una formación en cuadro erizada de bayonetas, hizo desistir a los más numerosos guardias escoceses de la BRI-I/1/I de Maintland de continuar su carga; huyendo hacia el norte, seguidos de cerca por los franceses.
La BRI-II/1/I de Byng cargó contra el BI-I/4 de cazadores de Henrión, que logró repeler varios asaltos a pesar de su inferioridad numérica, pero finalmente fueron desbordados en un sangriento combate por la llegada de la BRI-III/2/II de Adam y se retiraron; dejando una brecha en el centro del frente francés, en la zona de La Haye-Sainte.
Wellington detuvo el contraataque aliado un breve instante para organizar una ofensiva en coordinación con los prusianos que llegaban desde el noreste o que ya estaban ante Plancenoit.
Desde entonces, hacia las 20:15 horas, todas las divisiones del CE-I francés se batieron sucesivamente en retirada más o menos ordenada hacia el sur, mientras Ney intenta cerrar la brecha central organizando una retaguardia al sur de La Haye-Sainte con los 4 batallones de la Guardia bajo su mando; Napoleón decidió permanecer en la Belle Alliance con el mismo propósito, junto a los otros tres batallones de su Guardia que le quedan.
Ataque aliado y fin de la batalla (de 20:15 a 23:00 horas 18 junio)
Wellington agitó su sombrero, indicando a sus brigadas anglo-holandesas y anglo-germanas que por fin podían pasar a la ofensiva, descendiendo las laderas de la meseta del camino de Ohain; y en particular por la brecha abierta en el centro de las líneas francesas entre Hougoumont, aún defendida por guardias británicos, y La Haye-Sainte. Los prusianos de Blücher avanzan hacia el suroeste desde Papelotte y asaltaban Plancenoit.
Los cazadores de la Guardia Media y los granaderos de la Vieja Guardia francesa cedieron terreno lentamente por la franja de terreno entre Hougoumont, donde se concentraba el CE-II de Reille, y La Haye-Sainte, donde el mariscal Ney intenta reagrupar a los batallones de la Guardia en repliegue. Mientras el CE-I de Erlon se replegaba a sus posiciones iniciales; al sureste, el CE-VI y la Joven Guardia retrocedían hacia la Belle Alliance, donde Napoleón intentaba crear otro núcleo de resistencia con 3 BGs de su Vieja Guardia.
Al este de Hougoumont avanzaba la BRI-III/2/II hannoveriana del Col Halkett apoyada por la BRC-VI británica de Vivian (1500 húsares), mientras un poco más al oeste marchan el RI-52 británico y la BRI-III/2/II británica de Adam.
La BRI-III/2/II hannoveriana del Col Halkett atacaba a los restos de la DI-9/II de Foy y la DI-6/II de Jerónimo, posicionadas ante Hougoumont, y estas retrocedieron hacia el sur. La caballería de Vivian acometió contra 2 BGs de la Vieja y otros 2 BIs de cazadores de la Guardia Media, formados en cuadrados que el mariscal Ney intentaba reagrupar. En la confusión, el RI-52 británico atacó por error al RDL-23 de Dörnberg.
En el ala izquierda de la BRI-III/2/II hannoveriana, el Col Halkett lidera un batallón de unos 630 hannoverianos, que a su vez avanzaba a la derecha de la BRI-III/2/II británica de Adam; encontrando un BI del RI-1 cazadores del general Cambronne, la unidad de élite francesa formó en cuadro y quedó aislada de las otras que estaban en la llanura.
Los milicianos alemanes formaron una línea de tiradores que disparaban contra los 500 veteranos franceses, que sufrieron decenas de bajas, pero mantuvieron su formación, avanzaron y respondieron con otra potente descarga que conmociona a los prusianos por la cantidad de muertos y heridos que causó. Halkett arengó a sus hombres y les mandó cargar a la bayoneta, los guardias retrocedieron y después se disolvieron; Cambronne resultó herido y fue capturado.
Hacia las 20:30, dos de los cuadros de Guardias de Ney habían sido deshechos, desbordados por el masivo avance aliado. El resto del Ejército del Norte francés se replegó hacia sus posiciones iniciales, pero varios regimientos comenzaron a desertar en masa, arrojando sus armas y dejando atrás su artillería, mientras otros lograban mantener la cohesión y oponían resistencia; pero uno tras otro se desintegraron ante las cargas de caballería ligera aliada.
Los restos de la Joven Guardia que consiguieron escapar de Plancenoit se unieron a los 3 BGs de la Vieja Guardia desplegados en cuadros al lado de la Belle Alliance, en uno de ellos se encontraba Napoleón. Media hora después llegaron los supervivientes que defendieron la villa hasta el final, seguidos de cerca por jinetes prusianos.
Para entonces, el CE-I, CE-II y el CE-VI franceses habían abandonado el campo de batalla. Casi todas sus unidades regulares habían perdido la cohesión ante las sucesivas cargas de la caballería aliada y la avalancha de infantería aliada que les seguía; dispersándose en pequeños grupos de soldados que huían al sur en medio de la noche sin ningún orden, en total desbandada para salvar sus vidas; algunos llegan incluso a arrojar sus estandartes.
Los lanceros de la DCL-1/I de Jacquinot realizaron algunos contraataques limitados al noreste de la Belle Alliance, pero pronto se vieron obligados a retirarse, dejando sola a la Guardia Imperial. Los prusianos se reagruparon en las afueras de Plancenoit y marcharon al encuentro de los granaderos de la Vieja Guardia de Napoleón desde el este, mientras Wellington avanzaba desde el norte.
Napoleón se encontraba en el lado occidental de la posada Belle Alliance, en el interior de uno de los tres cuadros de sus BGs, reforzado por una unidad de marines, otra de zapadores y seis cañones ligeros. Los prusianos fueron los primeros en llegar, atacando los cuadros orientales, en torno a los cuales se libraban duros enfrentamientos, poco después la BRI-III/2/II de Adam que atacó el cuadro donde está Bonaparte.
A las 21:30, las vanguardias prusianas se acercan a Rossomme. Ante la perspectiva de ver cortada su ruta de escape, los oficiales de la Guardia suplicaron a Napoleón que se retirase; pretendía atraer a más de sus tropas con su gesto, o morir antes que ser derrotado, pero ver cómo sus más fieles soldados sacrifican sus vidas a cambio de la suya le conmovió, y emprendió la huida a caballo hacia el sur, en dirección al pueblo de Genappe.
Los 3 BGs de la Vieja Guardia se replegaron extraordinariamente, posibilitando la huida de muchas otras unidades francesas. Un BG se retiró por el camino a Charleroi y los otros dos campo a través, siempre con sus tambores batiendo y sus banderas ondeando. Los jinetes aliados se estrellaron contra sus formaciones cerradas, resultándoles imposible romperlas, dejando tras de sí un reguero de cadáveres.
A las 22:00, Wellington y Blücher se encontraron en la Belle Alliance, dándose la mano cordialmente, como sincera muestra de amistad. Los ejércitos aliados han vencido, y sus soldados lo celebran con vítores y ovaciones.
La exhausta infantería anglo-holandesa cesó su actividad y acampó en sus posiciones al sur de Mont Saint-Jean, mientras más heridos comienzan a ser evacuados en largas caravanas a Waterloo y Bruselas. El CE-I y el CE-IV prusianos montaron sus tiendas cerca de la granja de Papelotte y del pueblo de Plancenoit.
El campo de batalla ofrecía en aspecto desolador, cubierto de muertos, heridos gimientes y moribundos; muchos cadáveres franceses se amontonaban en torno a Hougoumont en los lugares donde cayeron; otras unidades aliadas habían sido masacradas, como el RI-27 británico, cuyos hombres yacían aún en su formación de cuadro. Algunos de los caídos tuvieron que agonizar durante tres días antes de recibir atención.
Por la zona empezaban a merodear campesinos belgas que no dudaban en asesinar a los soldados heridos que se resistían al robo de sus escasas pertenencias; a ellos se sumaban los soldados aliados, que recuperaron las armas y equipos aún utilizables, aunque también se entregaban al saqueo, tanto de sus compañeros como de los franceses caídos.
Gneisenau, jefe del Estado Mayor prusiano, se encarga de organizar la persecución de la retirada francesa con la caballería prusiana, que se detuvo hacia las 23:00 horas, cerca de Genappe, donde 2 BGs de la Vieja Guardia formaban un gran cuadro y después una columna, protegiendo así la retaguardia del Ejército del Norte francés, pero no pudieron impedir que sus perseguidores capturasen a miles de compañeros y su material de guerra.