Guerras Napoleónicas Guerras Napoleónicas (1815) Preparación para la guerra

La Séptima Coalición (25 de marzo de 1815)

En todos los salones de Europa no se habla de otra cosa: El Monstruo, el apelativo como despectivamente se conocía a Napoleón, había vuelto a Francia para recuperar el trono.

El 13 de marzo, mientras Bonaparte se dirigía a París, los representantes de los gobiernos de Austria, Inglaterra, Prusia, Rusia, España, Portugal y Suecia, reunidos en el Congreso de Viena; emitieron una declaración conjunta llamándole “Enemigo de la Paz Mundial”, y urgiendo al rey de Francia a que lo pusiese bajo arresto.

Tras enterarse de que el rey Luis XVIII había huido de París, y que Napoleón había reinstaurado el Imperio con la pretensión de recuperar sus antiguos territorios; los monarcas de las potencias citadas firmaron un tratado de alianza al que se sumaron Holanda, Bélgica y varios estados alemanes, declarando la guerra a Bonaparte, no a Francia.

Los miembros de la Séptima Coalición aportaron: Reino Unido, con 60.000 hombres; Rusia, con 30.000 hombres; Prusia, con 19.500 hombres; Suecia, con 5.000 hombres; Austria, con 42.000 hombres; los Países Bajos, con 15.700 hombres; España, con 11.800 hombres; y cierto número de Estados alemanes, con alrededor de 3.000 hombres. En total se movilizaron 186.500 hombres

Nápoles declara la guerra a Austria (31 de marzo de 1815)

Murat, ex-mariscal de Francia nombrado rey de Nápoles por Bonaparte, puede ostentar tal título solo con el permiso de Federico II de Austria, con el que pactó una alianza de conveniencia para evitar perder sus dominios en la previsible debacle del Imperio francés, que había sucedido el año anterior. Napoleón sintió mucho su traición, pero pudo entenderla.

Sin embargo, a Murat le llegaban rumores de que los representantes austriacos en el Congreso de Viena habían manifestado su deseo de restaurar a un descendiente de la rama napolitana de la casa de Borbón; pues el actual soberano resulta inaceptable para los monarcas europeos al no provenir de familia noble con legítimo derecho de sucesión, Napoleón no era reconocido como Emperador, y menos aún después de su destierro.

Tras enterarse a principios de marzo de que Bonaparte se había fugado de Santa Elba y había restaurado el Imperio, Murat pensó aliarse con él para mantenerse en el trono, rompiendo su alianza con Austria e invadiendo la Italia septentrional, ocupada por los austriacos.

Para recabar partidarios a su causa, Murat confesó a los napolitanos su deseo de unificar toda Italia como un solo reino, independizando el norte de Austria. Durante todo el mes reunió un ejército de 40.000 soldados, en su mayoría inexpertos, salvo algunos veteranos de las campañas de España o de Rusia, entre los que se hallan buenos generales como Lechi, Pepe, Caraccionlo, D’Ambrosio y Pignatelli.

El 27 de marzo, 36.000 soldados napolitanos invadieron la Italia septentrional, para defender el derecho de Murat a su trono, conseguir atraer más reclutas a su ejército y de paso intentar distraer tropas austriacas de la frontera sudoriental francesa, donde se concentraron fuerzas de la reciente Coalición. Napoleón le desaconsejó la maniobra; pero su ex-mariscal le ignoró, consiguiendo rápidamente ocupar la Toscana y la Romaña.

El 30 de marzo, Murat manifestó en Rimini, por primera vez en la historia italiana, una proclama a favor de la unificación e independencia de Italia. En realidad, los italianos aún carecían de conciencia nacional, y la idea, tan útil a Bonaparte en el pasado, cosecharía pocos seguidores, como mucho 5.000 hombres más se unirán al Ejército Napolitano.

El 31 de marzo, el rey de Nápoles dio otro paso más declarando oficialmente la guerra a Francisco II de Austria, quien envió contra él al mariscal Bianchi, al mando de 60.000 austrohúngaros.

Campaña de Murat en Italia

Ofensiva de Mural

El ejército napolitano de Murat cuenta con unos 50.000 hombres y 56 piezas de artillería, además de 10.000 soldados en varias guarniciones y unos 30.000 soldados de milicias. Muchos eran veteranos que habían servido bajo las órdenes de Napoleón, muchos de los cuales habían huido a Nápoles en 1814. Teniendo en cuenta que Napoleón en Francia distraería muchas tropas aliadas, la inferioridad numérica aún era amenazadora.

Sus enemigos austríacos podrían presentar un ejército de más de 50.000 hombres, pero estos eran en buena parte soldados de origen italiano, con batallones enteros formados por veteranos que habían servido bajo las órdenes de Napoleón. Una veloz campaña de Murat abanderando una Italia Libre podría hacer que muchas de esas tropas se cambiaran de bando.

El rey de Nápoles movilizó sus tropas rápidamente. El 19 de marzo ya tenía sus tropas agrupadas en la frontera con los Estados Papales. La Guardia Real (5.800 infantes, 2.400 jinetes y 16 cañones, estaba cerca de Gaeta, en la costa tirrena. El cuerpo principal (36.000 infantes, 3.000 jinetes y 40 cañones) en Ancona, a la orilla del Adriático. Cada grupo avanzaría en dirección norte por la costa, acabando con los enemigos a los que se enfrentaran y reclutando a voluntarios, proclamando la libertad e independencia de Italia.

En Florencia, la Guardia se dirigiría al noreste para unirse al Cuerpo Principal en Bolonia. Entonces el ejército, que contaría con miles de voluntarios en sus filas, avanzaría hacia el norte y cruzaría el Po para atacar las posesiones austriacas en Italia.

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El rey de Nápoles Joaquín Murat pasando revista a sus tropas.

Los austriacos conocían los planes de Murat y empezaron a concentrar las fuerzas en 3 CEs bajo el mando del barón Vicenz Friedrich Bianchi, con unos 55.000 hombres. El CE-I, al mando del conde Neipperg (era más conocido por haber seducido a la mujer de Napoleón Bonaparte, María-Luisa de Habsburgo, durante el exilio del corso en la isla de Elba. Con ella tendría cuatro hijos, dos de ellos ilegítimos antes de que ella enviudase de Napoleón) estaba en el Veneto y contaba con 18.000 de infantería, 2.500 de caballería y 24 cañones; el CE-II, con 15.000 de infantería y 18 cañones, estaba acampado en Mantua; y el CE-III estaba disperso por la Toscana y los ducados de Parma, Módena y Lucca, tenía unos 18.000 de infantería, 2.500 de caballería y 22 cañones. Bianchi iba a concentrar sus tropas, dejando avanzar a Murat, antes de presentar batalla.

La ofensiva se inició el 22 de marzo, con una engañosa facilidad. Aparte de unas breves escaramuzas, no hubo ninguna batalla campal ante un enemigo que evitaba cualquier contacto. Ambas columnas napolitanas avanzaron rápidamente.

En Rímini el 30 de marzo, Murat hizo un llamamiento para que los ciudadanos que quisieran se integrasen como voluntarios para ayudarle en la empresa de liberar e independizar Italia. Pero la respuesta fue decepcionante, con solo unos escasos 350 voluntarios que en su mayoría eran antiguos oficiales del ejército del antiguo reino de Italia napoleónico. Los italianos no deseaban ser mandados por los austríacos, pero Murat no era una persona que atrajera especialmente a los nacionalistas. Muy probablemente si hubiera luchado bajo la bandera francesa de Napoleón, la llamada hubiera tenido más éxito. Pese a ese revés, el rey de Nápoles siguió adelante.

El 2 de abril Bolonia fue tomada por el cuerpo principal. Pero la Guardia, a pesar de lo planeado, no apareció. Sin dejar que esto le afectara, Murat siguió adelante. El 4 de abril estaba cerca de Módena, a orillas del Panaro (un afluente del Po), Murat por fin se encontró cara a cara con los austriacos. Unos 12.000 soldados del CE-II austríaco le esperaban en la orilla opuesta. Pero Murat envió una avanzadilla de 8.000 hombres que hizo que los austriacos se retirasen y permitieran que los napolitanos tomasen Módena sin oposición. En los días posteriores, una serie de acciones le dio el dominio de la zona sur del río Po. El 7 de abril Murat intentó cruzar el río en Occhiobello, pero los austriacos se lo impidieron, causándole muchas pérdidas.

La situación empezaba a girarse contra Murat. El 8 de abril 50.000 austriacos caen sobre los 2.000 napolitanos que defienden Carpi. Gracias a unas excelentes posiciones defensivas, las tropas italianas de Murat resistieron todo el día, aunque a la mañana siguiente tuvieron que retirarse. El día 10, ante la superioridad numérica austriaca, Murat decidió batirse en retirada.

Retirada de Murat

La retirada fue ordenada y, pese a que los austriacos les seguían de cerca. El 15 de abril, al norte de Bolonia, los napolitanos decidieron presentar batalla. A la orilla del Reno, un pequeño río, situaron unos 15.000 soldados con 35 cañones. En el cercano pueblo de Spilimberto había unos 2.200 napolitanos con solo 28 piezas de artillería. Los austriacos atacaron con 20.000 soldados, pero solo con 28 cañones. Atacaron en varias oleadas, siendo siempre rechazados por las tropas napolitanas. Al final los austriacos abandonan la ofensiva al sufrir 1.500 bajas contra 500 de los napolitanos. Pero la ofensiva no fue infructuosa, pues los ataques a Spilimberto hicieron huir a los defensores, dejando un flanco napolitano descubierto. Eso hizo que Murat se retirara otra vez hasta encontrar terreno favorable en Forlimpopoli el 20 de abril, donde decidió presentar batalla.

Bianchi envió contra Murat su CE-I, mientras que el CE-II avanzaría hacia el este por los Apeninos para flanquear al enemigo. Mientras tanto, fue tanteando las posiciones napolitanas. En los tres días siguientes tendrían lugar breves, pero violentos combates alrededor de Forlimpopoli. Ninguno de ellos fue decisivo ni se sufrieron muchas bajas. Pero su efecto en la moral de las tropas napolitanas fue considerable al acabar con el poco espíritu combativo que les quedaba. El 23 de abril Murat prosiguió la retirada.

El CE-I seguiría hostigando la retaguardia napolitana. Aparte de las escaramuzas casi diarias, la acción más seria sucedió frente a Senigallia el 30 de abril, cuando la retaguardia de Murat, unos 7.000 hombres con 12 piezas de artillería, presentó batalla pese a tener una inferioridad numérica de dos a uno. Los austriacos dejaron de atacar tras sufrir 1.500 bajas. La retirada prosiguió y Murat volvió a su reino, entrando en Ancona al día siguiente. Había pasado poco más de un mes desde que partió. Allí encontró la Guardia Real esperándole.

Su Guardia había sido algo cauta en su avance. Su demora había sido mayor gracias a una serie de brillantes acciones de retaguardia del CE-III austriaco. Cuando la Guardia llegó a Florencia, Murat ya se había retirado de Bolonia. Las tropas del Imperio austriaco empezaron a acosarles y la Guardia se retiró a través de los Apeninos hacia la Costa Adriática. El CE-II austriaco optó por no seguirlos y marchar hacia el sur.

La situación de Murat era crítica. Incluyendo a la Guardia, no contaba con más de 30.000 soldados a sus órdenes en Ancona. Frente a ellos, el CE-I austriaco no contaba con más de 15.000 soldados, pero contaba con una fuerza similar que Murat ignoraba dónde se encontraba, y que a la larga sería decisiva. Dichas tropas eran el CE-II de Bianchi, que estaba marchando por los Apeninos para colocarse en la retaguardia de Murat.

El 1 de mayo, Bianchi llegó a Tolentino, a 25 km de la retaguardia de Murat, con más de 12.000 soldados y 24 cañones. Murat estaba copado en Ancona. Podía tener muchos defectos, pero la ausencia de valor no era uno de ellos. Dejando dos divisiones y algunos jinetes para enfrentarse al CE-I, Murat se dirigió a toda prisa hacia Tolentino con la Guardia y otras dos divisiones, unos 28.000 efectivos.

Batalla de Tolentino (2 y 3 de mayo de 1815)

La batalla de Tolentino fue la última batalla campal de la campaña. Bianchi se había hecho fuerte en el monte Milone. Cuando la avanzadilla de Murat llegó el 2 de mayo, lanzó a sus tropas en un ataque muy exitoso. Los napolitanos aseguraron la posición, pero un alto coste de bajas, entre ellos varios generales. La situación seguía siendo crítica, pero la suerte aún podía cambiar. Si Murat lograba hacer que Bianchi se retirase y volviese a Ancona para caer sobre el CE-I podía convertir el desastre en una victoria. Murat planeó la batalla para el 3 de mayo. Mientras tanto, hizo descansar a sus tropas y ordenó a los forrajeadores que buscaran comida. Al alba el ejército estaba disperso.

A media mañana la Guardia Real avanzó impetuosamente, sin órdenes, contra las tropas de Bianchi. Sin poder hacer nada para replegarlos, Murat lanzó todo lo que tenía en el ataque y Murat logró tomarlos por sorpresa. En los enfrentamientos iniciales, las tropas napolitanas lograron rodear y capturar al general Bianchi cerca de Sforzacosta, pero un regimiento de húsares húngaros lo liberó casi de inmediato. A media mañana, el ejército napolitano se había concentrado cerca de Pollenza, con feroces combates en la zona.

Durante el día, la acción principal ocurrió alrededor del puesto de avanzada austríaco en el castillo de Rancia, que cambió de manos muchas veces. Al final del primer día, aunque el ejército napolitano tenía la ventaja y había logrado ligeros avances, incluido monte Milone, los austriacos todavía se encontraban en una excelente posición defensiva.

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Batalla de Tolentino (2 y 3 de mayo de 1815). Combate en el castillo de Rancia que cambió de mano varias veces el primer día.

El segundo día, la niebla retrasó el inicio de la batalla hasta las 07:00 de la mañana. El día empezó bien para Murat, ya que el ejército napolitano había logrado tomar el castillo de Rancia y las colinas de Cantagallo. Desde allí, los napolitanos protagonizaron un nuevo ataque a las posiciones austriacas. Dos divisiones de infantería napolitanas, incluida la división de Guardia de Murat, descendieron del monte Milone contra el flanco izquierdo austriaco.

Los napolitanos cometieron el error de formar en cuadro, esperando un rápido contraataque de la caballería austriaca, que nunca sucedió. La infantería austriaca lanzó una serie de andanadas, apoyada por un devastador fuego de artillería. El general Mohr también había rechazado un ataque a la derecha austriaca y toda la línea napolitana retrocedió a Pollenza.

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Batalla de Tolentino (2 y 3 de mayo de 1815). Los napolitanos forman en cuadro el segundo día. Autor Albrecht Adam.

Con el resultado de la batalla aun sin decidir, Murat recibió la noticia de que Neipperg había derrotado a Carascosa en la batalla de Scapezzano y se acercaba. Para empeorar las cosas, recibió rumores falsos de que una flota británica acababa de descargar un ejército siciliano en el sur de Italia, amenazando su línea de retirada. Sin el conocimiento de Murat, la flota británica navegaba hacia el bloqueo Nápoles y Ancona. Murat ordenó la retirada y la lucha terminó.

Al ver que huían, los austriacos empezaron a perseguirlos. Murat liderando personalmente su retaguardia y con apoyo de la artillería, evitó que los austriacos pudieran destruir completamente los restos de su ejército.

Los napolitanos tuvieron 1.700 bajas entre muertos y heridos, además de otros 2.400 prisioneros; los austrohúngaros solo han tenido unas 800 bajas. Entre constantes acciones de retaguardia, los napolitanos serían derrotados por la caballería húngara en el Castel di Sangro y los restos del destrozado ejército napolitano volvería a ser derrotados en San Germano. El ejército napolitano fue disolviéndole a medida que se retiraba. Alcanzó Nápoles el 18 de mayo con solamente 8.000 hombres Mientras tanto, toda la flota napolitana se rindió a la Marina Real para evitar el bombardeo de la capital napolitana. Intentó reclutar más, pero solo pudo conseguir 12.000 soldados y algunos milicianos poco fiables.

Abdicación de Murat

El CE-III de Bianchi estaba cerca, avanzando en dirección sur por la costa occidental. Sufrió un leve revés en Itri entre el 11 y el 12 de mayo, pero había logrado tomar la gran fortaleza de Gaeta, la última fortaleza al servicio del soberano napolitano. El juego había terminado. Murat abdicó y huyó a Córcega disfrazado de marinero danés, luego se dirigió a Francia, donde Napoleón, en un arrebato de ira, rechazó darle un mando, pese a que podría haber sido decisivo al mando de la caballería francesa en Waterloo.

La campaña de Murat fue mal planeada. Su grandeza había venido de la mano de Napoleón, y cuando intentó ir en solitario demostró carecer de muchas de las virtudes que hicieron grande al Corso. Cuando le traicionó en 1814, había logrado conservar temporalmente su trono, pero solo podía asegurarlo en una Europa dominada por la Francia napoleónica.

Si se hubiera alzado a la vez que Napoleón volviendo a Francia y hubiera actuado en su nombre actuando de forma coordinada con él, podrían haber sucedido grandes cosas. Pero Murat jugaba a un nivel para el que no estaba preparado, más allá de sus habilidades y recursos. Meses después de Waterloo, intentó recuperar su reino en un burdo intento de imitar la huida de Elba de su antiguo jefe. Encabezó una expedición a Pizzo, pero fue capturado por las fuerzas del rey Fernando IV de Nápoles. Fue juzgado por traición y condenado a muerte por un pelotón de fusilamiento. El bello jinete pidió que no dispararan a su cara, sino que apuntasen al corazón. Fue fusilado el 13 de octubre de 1815.

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Fusilamiento de Murat en Nápoles el 13 de octubre de 1813. Se trata de una versión romantizada.
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Ejecución de Murat en Nápoles el 13 de octubre de 1815 (A). Autor Giuseppe Rava

Reorganización de la Grande Armée

Reclutamiento

Tras la declaración de guerra de la Coalición, Napoleón hizo un llamamiento a los franceses para que tomasen las armas en defensa de su Imperio, restaurando su impopular sistema de reclutamiento, abolido por el rey Luis XVIII al poco de iniciar su mandato. Bonaparte contaba solo con los 200.000 soldados del depuesto Ejército Real, esperando reunir un ejército de por lo menos 600.000 hombres a finales de verano.

Pero la ciudadanía no respondía como antaño. Francia estaba repleta de huérfanos, viudas y madres que habían perdido a sus hijos en las guerras, por lo que buena parte de la juventud y algunos excombatientes no desean participar en más luchas.

Durante dos meses, 75.000 ex-soldados, y solamente 15.000 jóvenes, engrosarían las filas de la nueva Grande Armée. Ante la escasez de candidatos fueron alistados policías, aduaneros y marinos de la armada, que serán trasladados a unidades de infantería o artillería; los antiguos miembros de la Guardia Nacional volvieron al servicio al reaparecer el cuerpo.

Hasta principios de junio, Napoleón había logrado reclutar en la Grande Armée unos 290.000 soldados, y para la Guardia Nacional reunió otros 220.000 hombres, destinando estos últimos a labores auxiliares, como guarnición de plazas fuertes o tareas logísticas. Todos los talleres de París trabajaban a pleno rendimiento para proveerles de armas y uniformes.

La moral de los nuevos soldados era muy alta. Muchos de los veteranos habían sido prisioneros en Rusia y Prusia que deseaban vengarse, aunque desconfían de los reclutas inexpertos, recelando que traicionasen al Emperador en cuanto se encontrasen en apuros. La indisciplina cundía entre ellos: algunos se emborrachaban o llevaban mujeres a los cuarteles; una parte entraría en combate sin adiestramiento en las maniobras más elementales.

Primera reorganización (28 de marzo de 1815)

Sobre esta base, el Emperador destacó muchos hombres en las guarniciones que custodiaban las fortalezas, los campamentos atrincherados y ordena el 28 de marzo de 1815 la formación de 7 CEs de observación fronteriza y un CE de reserva:

  • CE-I de observación, compuesto por las tropas presentes en la división militar 16, debe reunirse en Lille bajo el mando del general Drouet d’ Erlon.
  • CE-II de Observación se reunió bajo el mando del general Reille en Maubeuge y Valenciennes.
  • CE-III de observación, movilizando tropas del Camp de Châlons y la división militar 2, reunida en Mézières bajo el mando provisional del general Lebrun, hijo del Duque de Plaisance.
  • CE-IV de observación se organizó con las tropas de las divisiones militares 3 y 4, en Thionville, bajo el mando del general Gérard.
  • CE-V de observación movilizó a las tropas estacionadas en Alsacia, y estaba dirigido por el mariscal Suchet.
  • CE-VI de observación, bajo el mando del general Dessaix, se reunió cerca de Chambéry con las tropas de las divisiones militares 7 y 8.
  • CE-VII de observación, situado en la frontera de los Pirineos, está comandado por el general Clausel.
  • CE-VIII, en reserva, fue situado en París bajo la responsabilidad del general Mouton, conde de Lobau.

Segunda reorganización (30 de abril de 1815)

El 30 de abril de 1815, se promulga un decreto que transforma esta organización inicial en 4 ejércitos y 3 CEs de Observación:

  • Ejército del Norte, en las divisiones militares 16 y 2, estba compuesta por 5 CEs (I, II, III y VI) y una reserva de caballería con tres divisiones, es decir, 124.000 efectivos
  • Ejército del Mosela, en las divisiones militares 3 y 4, movilizó el CE-IV de observación, apoyado por un cuerpo de la Guardia Nacional en reserva.
  • Ejército de los Alpes, que movilizó el CE-VII creado mientras tanto bajo las órdenes de Grouchy para actuar contra el duque de Angulema, rebautizándose así como Cuerpo de Observación de los Pirineos, en las divisiones militares 7 y 19 con un cuerpo de reserva nacional guardias.
  • Ejército del Rin está formado por el CE-V de observación y una reserva de guardias nacionales.
  • CE-I de observación del Jura se estableció en el territorio de la división militar 6 para vigilar la frontera de Belfort a Ginebra, bajo las órdenes del general Lecourbe.
  • El CE-II de observación, en la división militar 8, se posicionó en el Var.
  • CE-III de observación para la defensa de los Pirineos.

Napoleón también solicitó que se formara el CE-IX al mando del mariscal Brune en Provenza, donde la población en general se mostraba resistente a la restauración del Imperio, recuperando tropas inicialmente destinadas a la frontera española, que resultó estar menos expuesta.

Napoleón entonces tenía 150 baterías y organizó cuerpos libres y partisanos. Devolvió a los regimientos sus apodos de Invencible, de Terrible, de Incomparable. El ejército tenía 200.000 hombres. La Guardia Nacional, compuesta por 3.130 batallones, incluidas 1.500 compañías de cazadores y granaderos, formando 180.000 hombres, fue puesta a disposición del ministro de la Guerra.

En mayo, Francia tenía 105 RIs, con una dotación de unos 900 hombres, dos tercios de los cuales estaban presentes bajo las armas. La infantería disponía de unos 80.000 hombres.

Los Ingenieros formaban tres regimientos de 2.000 hombres cada uno; la artillería constaba de 8 RAs a pie y 4 RAs a caballo, teniendo este último como máximo 100 artilleros montados. Los batallones de trenes consistían, por así decirlo, en cuadros y solo disponían de un número muy pequeño de caballos de tiro.

La caballería está en las peores condiciones y se había reducido a 57 regimientos:

  • 2 RCCs (carabineros).
  • 12 RCCs (coraceros).
  • 30 RDs y RCs de cazadores.
  • 6 RCs de lanceros.
  • 7 RHs.

No pudo montar más que 14.000 hombres. Todos los regimientos y sus depósitos tenían un máximo de 17.000 caballos.

Movilizando todas las energías y todos los recursos humanos, a principios del mes de junio de 1815, el ejército tenía:

  • Infantería 225.000 hombres, incluidos 120.000 listos para actuar.
  • Caballería 50.000, de los cuales 30.000 listos para actuar.
  • Artillería 600 a 700 piezas.

El equipo, a pesar de las pérdidas experimentadas en años anteriores, podría ser suficiente para varias campañas. Los almacenes contenían 150.000 rifles nuevos y 300.000 de repuesto o para reparación. El ejército estaba generalmente mal vestido. No había ni una vara de tela en las tiendas. Un gran número de talleres de armas, establecidos en París, suministraban 1.500 mosquetes al día, y, antes del 1 de julio, debían entregar de 3.000 a 4.000. Todas las fábricas de armas del Imperio habían duplicado su producción.

En muchos regimientos solamente los granaderos tendrían bayonetas y algunas unidades de coraceros no tendrían su coraza. Los uniformes y calzado serían por lo común de baja calidad y hubo carestía, algunos hombres vestirían de civil bajo sus casacas o portarían gorros en lugar de chacós; unos 20 regimientos no recibirán zapatos. Incluso la Guardia Imperial vestiría ropas más sencillas que antaño.

En abril de 1815, en vísperas de la campaña belga, el Emperador dio a su ministro de Guerra, Louis Nicolas Davout varias órdenes relativas en particular a la fabricación de armas y al establecimiento de depósitos y almacenes de armamento.

Situación de los mariscales

Durante la Primera Restauración, la mayoría de los mariscales del Imperio se habían unido o retirado activamente: ninguno había seguido a Napoleón a la isla de Elba. A su regreso, la cuestión de la concentración le dio al Emperador la oportunidad de emplear o despedir a sus antiguos camaradas de armas. De todos los mariscales nombrados entre 1804 y 1813, tres murieron y dos eran soberanos extranjeros (Bernadotte y Murat), traidores a los ojos de Napoleón. Antes del nombramiento de Grouchy (el 17 de abril de 1815), por lo tanto, solo había 20 mariscales. Algunos permanecieron fieles a Luis XVIII y lo siguieron al exilio en Gante (Berthier, Marmont y Víctor). Napoleón decidió emplear solamente a ocho de los 17 mariscales que quedan en Francia:

  • Davout fue nombrado ministro de Guerra.
  • Brune, caído en desgracia desde 1807, pero solicitando el servicio, fue nombrado comandante del CE-II de observación de Var.
  • Jourdan tomó el mando de Besançon.
  • Mortier tomó el mando de la caballería de la Guardia Imperial, posteriormente de la Guardia Joven.
  • Ney recibió una misión de inspección en los departamentos de la frontera norte, pero semideshonrado por sus torpes comentarios a los ojos del Emperador durante su ascenso a París en marzo de 1815, no tenía el mando efectivo de un cuerpo de tropas antes de la apertura de la campaña en junio de 1815.
  • Sérurier siguió siendo gobernador de los Inválidos.
  • Soult se ofreció al puesto de mayor general del ejército, Berthier no volvió a París, y obtuvo el puesto el 9 de mayo de 1815.
  • Suchet fue asignado al Ejército de los Alpes.

Los otros 9 mariscales fueron destituidos de varios mandos, ya sea por ser deshonrados (Augereau, Gouvion-Saint-Cyr y Pérignon), o conservando solo sus funciones como pares del Imperio (Kellermann, Lefebvre, Masséna y Moncey), o retirándose nuevamente de los asuntos públicos (MacDonald y Oudinot), no deseando hacer otro cambio de lealtad.

El Emperador puso al frente de los CEs a generales de división ya muy experimentados, algunos de los cuales ya habían podido proporcionar un mando de este nivel, en particular durante las últimas campañas de 1813 y 1814: Decean, Drouet d’ Erlon, Clauzel, Vandamme, Gérard, Lamarque, Lecourbe, Mouton, Rapp y Reille.

Napoleón, ataviado con un lujoso vestido de Emperador que desagradó a los presentes, entrega hoy los estandartes de águila a una representación de las diferentes unidades del ejército que desfilan por las calles de París en loor de multitudes.

Después, cada agrupación se desplaza hacia su lugar de destino asignado por Bonaparte:

  • El mariscal Davout, su mejor comandante, fue nombrado ministro de la Guerra, quedando al mando de los 20.000 soldados de la guarnición de París.
  • El general Rapp, al mando del Ejército del Rin de 23.000 soldados, se dirigió hacia el río fronterizo del noreste francés a esperar la llegada de los austriacos de Schwarzenberg.
  • El general Lecourbe, al mando del Ejército del Jura con 8.400 soldados, se dirigió al río homónimo para observar las maniobras de los suizos de Bachmannn.
  • El mariscal Suchet, al mando del Ejército de los Alpes de 23.000 soldados, se encaminó a defender el sector de Lyon de un ataque de los austriacos y piamonteses de Frimont.
  • El mariscal Brune, al mando del Ejército del Var, de 5.550 soldados, se desplazó hacia el sureste para detener una posible incursión de los napolitanos de Onasco.
  • El general Decaen, al mando del Ejército de los Pirineos Orientales, con 7.600 soldados, guarneció Tolosa, mientras el general Claussel, al mando del Ejército de los Pirineos Occidentales, de 6.800 soldados, marcha a Burdeos; la misión de ambos era proteger la Francia meridional de la anunciada invasión hispano-portuguesa.
  • El general Lamarque fue enviado, al mando de 10.000 soldados, a sofocar la rebelión monárquica del departamento de Vendée.

Napoleón se puso al mando del resto de la Grande Armée, unos 207.000 soldados; de los cuales envió unos 100.000 a la frontera de Bélgica, donde se estaban agrupando con gran celeridad los contingentes aliados del duque de Wellington, mientras los prusianos del mariscal Blucher marchan muy deprisa a reunirse con ellos.

Por otro lado, Bonaparte esperaba al Ejército Napolitano del mariscal Murat, de unos 50.000 franceses e italianos, pero el 12 de abril este fracasó en su intento de cruzar el río Po por Ferrara y hubo de retirarse al sur de Italia, hostigado por los austriacos de Bianchi.

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Situación estratégica el 1 de julio de 1815. 250.000 franceses hacen frente a 850.000 aliados en 4 frentes. Fuente Departamento de Historia, Academia militar de West Point.

Movilización de los ejércitos aliados (1 de abril de 1815)

Los monarcas de los distintos estados de la Coalición dispusieron el envío de tropas hacia las fronteras de Francia, para después invadirla de forma coordinada hasta alcanzar París, derrocando al recién restaurado Imperio de Napoleón.

El planteamiento estratégico aliado implicaba desplazar una gran masa de soldados que desmoralizase a los franceses y arrollase cualquier posible resistencia fanática. De momento, los contingentes que se desplazaron hacia Francia sumaban unos 500.000 soldados, pudiendo reforzarles en dos meses con otros 200.000 hombres más; si reclutaban a todos sus efectivos, los coaligados dispondrían de hasta unos increíbles 1.200.000 efectivos.

Francisco I de Austria ordenó al mariscal Schwarzenberg, con 210.000 austriacos, que invadiera Francia desde la Selva Negra, mientras el general Frimont, con 50.000 austriacos y 25.000 piamonteses, cruzaría la frontera intentando ocupar Lyon y la Francia sudoriental, mientras en Suiza el general Bachmann aguardaba con otros 37.000 suizos a la espera.

El zar Alejandro I de Rusia envió al mariscal Barclay de Tolly con 150.000 rusos, pero debido a la gran distancia que les separa del suelo francés, su destino inmediato consistirá en alcanzar el Rin y acampar a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos.

El rey Federico-Guillermo III de Prusia mandó al mariscal Blücher, con 117.000 prusianos y alemanes, con la misión de invadir Francia por la frontera belga con apoyo del contingente angloholandés; el general Kleist, con otros 20.000 prusianos, se uniría a él tras abandonar Luxemburgo.

El gobierno de Inglaterra envió al duque de Wellington, Arthur Wellesley, que cruzaría el canal de la Mancha con varias divisiones inglesas para desembarcar en Bruselas, donde agrupará bajo su mando 110.000 soldados británicos, belgas y holandeses. Estos deberían unirse a los prusianos e invadir juntos la Francia septentrional.

Fernando VII de España prometió aportar tropas a la Coalición, al igual que el gobierno de Portugal; la misión de estas sería ocupar el territorio francés al norte de los Pirineos, como al final de la Guerra de Independencia Española. Las divisiones napolitanas del general Onasca también aseguran colaborar en la invasión de la Francia Meridional.

Pero las operaciones se desarrollan con enorme lentitud. Schwarzemberg no llegaría a la frontera del Rin hasta primeros de julio, y Barclay no se presentaría hasta mucho más tarde. Lo cierto es que en dos meses solo las tropas de Wellington que llegaron el 4 de abril a bruselas y Blücher estarían en sus puestos asignados y en condiciones de iniciar la campaña.

Entrada creada originalmente por Arre caballo! el 2023-11-16. Última modificacion 2023-11-16.
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