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Primer ataque francés a La Haye-Sainte (14:00 a 13:00 horas)
La ubicación de La Haye-Sainte le dio a la granja una importancia táctica tanto para Napoleón como para los aliados. Para Napoleón, capturarlo significaba que había asegurado un trampolín desde el cual lanzar un ataque final en el centro de los aliados. Al darse cuenta de su importancia en la defensa de su posición a lo largo de la cresta, Wellington ordenó al BIL-II KGL de la BRI-II/3/I KGL de Ompteda que guarneciera el complejo agrícola la noche anterior a la batalla. Esta unidad estaba mandada por el mayor George Baring. Era un oficial experimentado, con al menos 10 años de servicio activo, que había demostrado su temple en numerosas ocasiones en la Península. Disponía de 403 efectivos estaban armados con rifles Baker y vestidos con uniformes verdes.
La granja de La Haye-Sainte, que se extendía a lo largo del borde occidental de la calzada de Bruselas, se parecía mucho a lo que es hoy en día. Consta de una granja, un granero y varios establos y dependencias, todo conectado por un alto muro de piedra para formar una estructura rectangular muy defendible, encerrando un espacioso corral. Frente a los franceses había un extenso huerto que corría hacia el sur a unos 200 metros de la granja y hacia el norte había un huerto más pequeño bordeado de setos que se extendía 60 metros hacia el norte.
El acceso desde la calzada se realizaba a través de un portal con un par de grandes puertas con paneles de madera, todo rematado por un palomar; en el lado opuesto, dos grandes entradas con puertas de madera permitían el acceso de los carros agrícolas a las tierras de cultivo más allá, uno directamente desde el patio a través de un arco en el establo, el otro a través de un gran granero. Otra pequeña puerta en la pared cerca de la casa de campo permitía el acceso peatonal a la calzada y el acceso al jardín trasero se realizaba a través de un pasillo a través de la casa de campo. También había una puerta junto al estanque que daba al huerto. Todas las ventanas de la granja también estaban enrejadas, lo que ayudaba materialmente a su defensa.
Las defensas se completaron lo mejor que pudieron, todas las puertas fueron barricadas, se prepararon gradas de tiro y se cavaron aspilleras con sus bayonetas.
A las 13:30 horas el mariscal Ney dio la orden de avance general. El ataque comenzó a la Haye-Saintr comenzó alrededor de las 14:00, cuando la BRI-I/1/I de Charlet (RI-54 y RI-55) de unos 2.000 efectivos (Allix jefe de la DI-1/I había sido herido y Quiot asumió el mando), desplegó una espesa línea de escaramuzadores ante ellos y marchó directamente hacia el huerto.
El intenso fuego de los hombres de Baring diezmó a los escaramuzadores, pero aunque el rifle Baker era mucho más preciso que un mosquete, también era mucho más lento de cargar. Pronto, las masas oscuras de las columnas que se acercaban emergieron del humo y, a pesar de una valiente defensa, 200 hombres en un huerto abierto no podían esperar contener a 2.000 por mucho tiempo. Después de haber sufrido una serie de bajas y de haber sido empujado hacia el extremo norte del huerto.
Baring estaba a punto de ordenar a sus hombres que se retiraran cuando vio la llegada de refuerzos. Alten que mandaba la DI-3/I, ordenó que el BIL de Lüneburg (647 hombres) al mando de Klencke y 2 compañías del BIL-I KGL (al mando de Gilsa y Marszalek) bajaran de la cresta y contraatacaran para aliviar la presión sobre La Haye-Sainte.
Baring y un grupo de sus soldados salieron de la granja y se fusionaron con los recién llegados.
El flanco izquierdo de Charlet fue apoyado por la BRCC-I/13/IV/R de Dubois (RCC-1 y RCC-4), unos 800 coraceros en 7 ECCs. Habían quedado ocultos por las ondulaciones del suelo y el humo de las baterías y, cuando estos coraceros coronaron otra colina baja, vieron al BIL de Lüneburg a solo doscientos metros de su frente derecho, moviéndose contra los hombres de Charlet, y estaban completamente a su merced.
Los coraceros cargaron contra el flanco de la endeble línea y desbandaron al batallón en unos instantes. Los coraceros sablearon sin piedad, dispersando a los lüneburgers y los hombres de Baring. Algunos de sus hombres llegaron a la granja con Baring, probablemente a través de la puerta cerca del estanque, pero la mayoría trató de retirarse a la cresta principal. Pero mientras intentaban trepar por la pendiente fangosa, los coraceros los acuchillaron por la espalda. Algunos tuvieron la suerte de alcanzar la protección de los cuadros de infantería que se habían formado en la cresta, muchos más sobrevivieron fingiendo estar muertos, solo para convertirse en prisioneros. El BIL de Lüneburg dejó de ser una unidad de combate coherente durante el resto del día.
Las tropas de Charlet olieron la victoria en su asalto a la granja y sus columnas se precipitaron contra las murallas tanto en el lado este como en el oeste. Las hachas y las culatas de los mosquetes golpearon los paneles de las puertas en un intento de entrar, pero la infantería francesa estaba bajo el intenso fuego de los defensores; que solo aparecían a la vista por un instante para disparar antes de retirarse a la seguridad de la protección detrás de la pared nuevamente para recargar. También disparaban desde las paredes y puertas, a través de aspilleras.
Pronto hubo un muro de franceses muertos y heridos al otro lado de la entrada, lo que impidió y desalentó aún más a los que le seguían. Finalmente, los hombres de Charlet se retiraron a la seguridad de sus propias líneas con el resto de su CE-I.
El ataque francés había conseguido ganar un poco de terreno, cruzando el pequeño valle hasta la parte baja de la meseta, donde estaban las posiciones aliadas; pero como no se había trabado ningún combate de envergadura, estas seguían intactas; las granjas continuaban resistiendo.
Segundo ataque francés a La Haye-Sainte (15:00 a 17 horas)
Baring tenía una pausa de una media hora más o menos para reforzar sus defensas y prepararse para los nuevos ataques que seguramente vendrían. Envió mensajes a la retaguardia, pidiendo un reabastecimiento de municiones de rifle, ya que sus hombres comenzaban a quedarse cortos. Luego, su guarnición se complementó con la llegada de dos compañías del BIL-I KGL que sumaban unos 180 hombres, estos se colocaron en el jardín trasero y todos los hombres de Baring entraron en el complejo de la granja. Poco tiempo después, la compañía ligera de BI-V KGL también fue enviada a la granja, pero preocupantemente, no llegó munición de rifle.
Al darse cuenta de la importancia de tomar posesión de la granja, alrededor de las 15:00 horas se ordenó un nuevo ataque francés contra La Haye-Sainte.
Fueron las tropas de Charlet (RI-54 y RI-55) las que fueron elegidas para asaltar la granja una vez más en un ataque que reflejó en gran medida el ataque anterior. Las tropas francesas se concentraron en la entrada principal de la calzada, presionando contra ella y golpeando las puertas con las culatas de los mosquetes en un intento desesperado por entrar; pero sufrieron constantemente un fuego cruzado mortal de los defensores y del RIL-95 en el arenero cercano. Los franceses se vieron obligados a retirarse nuevamente después de haber sufrido grandes pérdidas. Este ataque también fue repelido por una salida desesperada de algunos de los defensores con bayonetas.
En el lado oeste, se hicieron más intentos para asaltar la entrada abierta al granero, pero simplemente agregaron más profundidad al montículo de cuerpos en la entrada y, finalmente, los ataques franceses disminuyeron. La infantería francesa siguió luchando obstinadamente, pero habiendo rodeado virtualmente el edificio, todavía no pudieron forzar la entrada. Finalmente, alrededor de las 17:00 horas, las grandes pérdidas y el agotamiento obligaron a los franceses a retirarse y reagruparse.
Baring volvió a utilizar esta pausa para reforzar las defensas y enviar más solicitudes urgentes de munición para rifle (la munición de mosquete era demasiado grande para caber en el rifle). No llegó munición de rifle, pero llegaron más refuerzos en forma de unos 200 hombres del BI-I/2 de Nassau que habían estado anteriormente en el bosque de Hougoumont, bajo el mando del mayor Büsgen.
Su llegada fue fortuita, ya que los franceses intentaban incendiar el granero. Afortunadamente, la noche anterior, las tropas que buscaban comida habían despojado en gran medida la paja del granero, pero las llamas comenzaron a apoderarse del espacio del techo. El mayor Baring arrancó una gran tetera de campamento de la mochila de un soldado de Nassau y ordenó a las tropas que las usaran para apagar las llamas, llenando las teteras del estanque en la esquina del patio que había sido llenado por las fuertes lluvias de la noche anterior. Muchos hombres cayeron en el acto de intentar extinguir las llamas, pero finalmente tuvieron éxito y se evitaron el desastre.
Se envió otra petición de municiones, ya que sus hombres ahora tenían tres o cuatro rondas por hombre y tenían que buscar cartuchos de repuesto entre los muertos y heridos. También buscaron reforzar sus defensas utilizando los agujeros en las paredes causados por el fuego de los cañones.
Tercer y último ataque francés a La Haye-Sainte (de 17:30 a 18:30 horas 18 junio)
A las 17:30 horas, el mariscal Ney solicitó el apoyo de la Guardia Imperial para otro ataque contra el centro anglo-belga, pero como los prusianos habían ocupado Plancenoit, y su artillería comenzaba a disparar sobre las reservas concentradas en el camino Charleroi a Mont Saint-Jean. Bonaparte le denegó estas tropas hasta haber acabado con la amenaza, aunque le pidió que fuera preparando un ataque definitivo con todas sus tropas.
Durante media hora, Ney rehizo el frente del flanco derecho francés con la DI-1/I de Quiot, la DI/2/I de Donzelot y la DI-3/I Marcognet, del CE-I Erlon, detrás de las baterías; apoyadas por la DI-4/I de Durette, y la DCL-1/I de Jacquinot, la DCL-5/I/R de Subervie y la DCL-3/III de Domont en el ala derecha.
A las 18:00 horas, el mariscal Ney lanzó al ataque de forma coordinada todas estas fuerzas contra el centro aliado, mientras en retaguardia se reagrupan los restos del CEC-III/R de Kellerman y el CEC-IV/R de Milhaud, que no participarán en la acción.
Wellington movilizó todas sus reservas al frente central y ordenó que algunas brigadas formasen en cuadro contra la caballería ligera francesa, en tanto otras formaban en línea para repeler a las divisiones de infantería.
Pero el resultado fue contraproducente ante el bien coordinado ataque francés, pues los cuadros aliados limitaron mucho la potencia de fuego de sus unidades de fusileros, ofreciendo escasa resistencia ante el ataque frontal francés. Las apretadas líneas de infantes aliados fueron blanco fácil para la artillería francesa, que tumbó a compañías enteras, abriendo grandes brechas en el despliegue anglo-holandés.
A los pocos minutos, las posiciones centrales aliadas de vanguardia situadas en la meseta al norte del camino de Ohain se llenaron de malheridos y moribundos, que fueron trasladados a la retaguardia por otros compañeros, restando así más potencia de fuego del frente coaligado; muchos soldados aprovecharon el caos para desertar, alejándose con el convoy de los heridos hacia Waterloo, sin que los oficiales de Wellington pudieran impedirlo.
Sobre La Haye Sainte se abalanza parte de la BRI-I/2/I de Schmitz en vanguardia el RIL-13 (3) mandados por el coronel Gougeon reforzado con una compañía de ingeniero y detrás el RI-17 (2).
El RIL-13 concentró su ataque en el lado oeste de la granja y lograron atravesar con éxito la puerta que conducía a través del pasillo en el bloque de establos, solo para ser abatidos por los disparos desde una barrera construida rápidamente en el otro extremo del pasillo. Frustrados en sus intentos de entrar por la fuerza allí y en el granero adyacente, intentaron prender fuego al granero nuevamente, pero fracasaron. Sin embargo, algunos franceses más intrépidos fueron subidos a los techos por sus colegas y pudieron disparar desde allí a los defensores en el corral de abajo con relativa impunidad cuando su suministro de municiones finalmente comenzaba a agotarse.
Al mismo tiempo, el teniente Vieux con sus ingenieros lograron atravesar la puerta principal frente a la calzada. Con ambas puertas abiertas y con los defensores virtualmente sin municiones, Baring ordenó a sus hombres que se retiraran a través de la granja, hacia el jardín trasero, aun en manos de las compañías del BIL-I KGL, y hacia la cresta.
Al darse cuenta de que la granja estaba en grave peligro de ser capturada, el príncipe de Orange ordenó a los hombres de los BIL-V y BIL-VIII KGL que formaran una línea y avanzaran para alejar a los franceses de La Haye-Sainte. Los dos batallones avanzaron cuesta abajo hacia el flanco desprotegido del RIL-13, cuando de repente la línea fue golpeada en el flanco por coraceros franceses que se habían acercado sin ser vistos una vez más.
El BIL-VIII KGL fue golpeado primero y sufrió un gran número de bajas, ya que los caballos pesados simplemente los pasaron por encima e incluso perdieron temporalmente sus colores cuando los restos del batallón simplemente huyeron de regreso a la cresta. El BRI-V KGL tuvo un resultado más afortunado, pues tuvo tiempo de formar en cuadro porque los jinetes franceses fueron golpeados en el flanco por los restos de los RCs de la Guardia y fueron ahuyentados.
El BIL-VIII KGL perdió su Bandera del Rey cuando el alférez Moreau fue alcanzado por tres balas de mosquete y el sargento Stuart lo atrapó, solo para que un coracero casi le cortara la mano derecha, quien luego cabalgó triunfalmente con la Bandera. Sin embargo, el BIL-VIII KGL tuvo la suerte de evitar la ignominia de perder sus colores ante los franceses por mucho tiempo. Cuando fueron encontrados y devueltos al batallón después de la batalla por el sargento George Stöckmann del BIL-II KGL. El BIL-VIII fue tan gravemente mutilado por los coraceros que, habiendo reagrupado detrás del cuadro de la cresta, no pudieron desplegarse nuevamente durante la batalla.
La gran mayoría de los hombres de Baring que aún eran capaces de luchar, lograron retirarse a través de la granja, antes de que los franceses, que aún tenían que sortear las barricadas bajo el fuego inconexo de los alemanes que todavía tenían algunos cartuchos, pudieran atraparlos. Muchas de las tropas francesas, eufóricas por la victoria, desesperadas por saquear y llenas de venganza por las pérdidas sufridas por la firme defensa de los alemanes, inicialmente no dieron cuartel a los desafortunados defensores que descubrieron aún con vida. Pero no todos habían perdido su humanidad, y varios de los defensores fueron rodeados y conducidos a la retaguardia como prisioneros, despojados de cualquier cosa remotamente valiosa o útil.
La granja había caído y los defensores habían huido de regreso a la cresta donde la mayoría regresó a sus unidades de origen y los restos del batallón de Baring se formaron junto al BI-I KGL en la carretera hundida.
En un último intento desesperado para evitar que los franceses explotaran su éxito, se envió una orden del príncipe de Orange, o al menos bajo su autoridad; para que el coronel Ompteda reagrupara a los hombres de su BIL-V KGL y formaran en línea para expulsar a la infantería francesa de La Haye-Sainte. Inicialmente, se negó alegando que los coraceros que habían atacado dos veces antes todavía eran visibles en el pequeño hueco desde el que habían atacado previamente. Pero habiendo recibido una orden terminante de hacer lo que se le ordenaba, Ompteda entregó a su hijo a un colega de confianza y condujo a su batallón hacia una evidente trampa mortal. Como estaba previsto, justo cuando el BI-V KGL llegaba al seto del huerto, los coraceros atacaron y el batallón fue debidamente destrozado. Solo una carga de flanco del RH-3 KGL salvó al batallón de la aniquilación total. El pobre Ompteda fue visto por última vez todavía a caballo cerca del seto del jardín de la cocina, luchando contra los ataques de varios soldados de infantería, solo para finalmente caer al suelo muerto, después de recibir un disparo en el cuello.
Los franceses finalmente, a las 18:30 horas, habían obtenido el control total de La Haye-Sainte y lo celebraron con grandes vítores a Napoleón y aclamando a Ney. El centro de la línea de Wellington estaba a punto de colapsar. En un intento de apuntalar el centro, el RI-27 Inniskillings se había colocado en cuadro justo detrás del cruce de caminos donde recibieron la peor parte del fuego francés mientras buscaban abrirse paso; el regimiento murió literalmente en cuadro, perdiendo 478 muertos y heridos de un total de 698 hombres presentes (68 %).
De los 678 soldados aliados que defendían la granja, en su mayoría alemanes, solo retornaron a las líneas aliadas, unos 42.
Wellington sabía que su centro estaba expuesto a los ataques directos franceses, y de momento había perdido al coronel Ompteda, y los generales Gordon y Delancey, estos últimos de su Estado Mayor, el general Alten y el príncipe de Orange estaban heridos; si Blücher no podía enviarle más tropas antes del anochecer, los aliados podían perder la batalla.