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Primer tramo: Cannes-Grenoble (2 al 7 de marzo)
Napoleón llegó al golfo Juan el 1 de marzo, primero desembarcó un destacamento de 20 granaderos, dirigido por el capitán Lamouret, en la playa del golfo, Golfe-Juan para asegurar la batería Gabelle. Pero la batería estaba desarmada y los granaderos tomaron posición en las alturas vecinas, en la carretera que une Antibes con Cannes. En ese momento, solo había pantanos, diez casas, cuarenta habitantes y almacenes para almacenar la cerámica que Vallauris exportaba por toda la cuenca del Mediterráneo.
Drouot, desembarcó poco después, envió a capitán, vestido de civil, hacia Antibes, portando proclamas.
El coronel Ornano era el que estaba al mando en Antibes, sus superiores estaban de inspección en las islas Lérins. Prevenido, leyó las proclamas, luego arrestó al capitán cuando informó que un destacamento de granaderos de la isla de Elba se acercaba a la Puerta Real. Eran los hombres de Lamouret quienes, desafiando sus instrucciones, planeaban levantar la guarnición.
Ornano les deja pasar después de hablar con Lamouret, pero apenas han cruzado el recinto, el coronel levanta el puente levadizo. ¡El destacamento se encuentra prisionero!. Fueron encarcelados en la capilla de Saint-Esprit y en las antiguas logias masónicas, calle des Casemates.
Drouot colocó centinelas y puestos de guardia a lo largo del camino.
La tropa desembarcó, los hombres establecieron un vivac en un olivar entre el mar y la carretera. Descargaron el tesoro, el equipaje, las armas y los caballos. Drouot situó centinelas y puestos de guardia a lo largo del camino. Se detuvieron los carruajes y se compraron algunos caballos.
Napoleón salió del Inconstant uno de los últimos, alrededor de las 17:00 horas. Tocando el suelo de la Patria, exclamó: “¡Salve, Francia! ¡Tierra de valientes!” y fue a sentarse en su sillón de campo, cerca de las hogueras encendidas por los soldados, no lejos de la bastida de un hombre llamado Jérôme Jourdan. Allí proclamó que el Águila volaría de campanario en campanario hasta las torres de Notre-Dame, por eso este viaje es conocido como el Vuelo del Águila. Pero allí no hay campanario en 1815, solo algunas cabañas de pescadores. Napoleón se negó a asaltar Antibes.
La marcha se desarrollaría hasta Grenoble de la siguiente manera: una vanguardia al mando del general Pierre Cambronne con 100 cazadores y granaderos precedía al cuerpo principal varias horas, para reconocer el camino y realizar los pedidos de raciones. Cambronne duplicaría o triplicaría sistemáticamente el número de raciones ordenadas, para hacer creer que los efectivos eran más grande que los pocos miles de hombres que la componían. Detrás marcharía el grueso donde marchaba el propio Napoleón y la retaguardia mandada por el general Antoine Drouot con otra pequeña fuerza. Correos a caballo estaban a cargo de los enlaces.
Cambronne, con su vanguardia, se presentó en Cannes alrededor de las 15:00 horas y anunció que acababa de desembarcar de la isla de Elba para regresar a Francia con soldados de licencia y enfermos. Requisó todos los caballos de posta con el pretexto de que los necesita para sus pacientes.
Cannes que era un pueblo de 3.500 habitantes. Primero creyeron que era un desembarco de corsarios argelinos, pero la llegada de la vanguardia disipó los temores y la multitud se apretó alrededor de los granaderos.
Alrededor de la medianoche, después de que los hombres hubieran limpiado sus armas, comido la sopa y recibido su paga por quince días, la columna se forma y llega a Cannes bajo una magnífica luz de luna. Esta primera marcha fue silenciosa. Nos encontramos embarcados en una empresa muy peligrosa.
Sobre dos llegó Napoleón, montando su vivac en las arenas a las afueras del pueblo, encendiendo una gran fogata, pronto rodeado de tropas y muchos curiosos del pueblo.
Cambronne, con su vanguardia, se presentó en Cannes alrededor de las 15:00 horas y anunció que acababa de desembarcar de la isla de Elba para regresar a Francia con soldados de licencia y enfermos. Requisó todos los caballos de posta con el pretexto de que los necesita para sus pacientes.
Fue allí donde conoció al príncipe de Mónaco, que había llegado el día anterior hacia las 17:00 horas, y a quien Cambronne había confinado en su habitación del hotel La Poste con un piquete, bajo la guardia de un cabo.
El duque de Valentinois, príncipe de Mónaco, para quien se estaban haciendo los preparativos para su entrada en su principado de Mónaco. Estuvo confinado en su alojamiento hasta la llegada de Napoleón, y todos los caballos de la posta fueron requisados para el servicio de la expedición. El Príncipe se quedó mudo de asombro cuando el Emperador le visitó, manteniendo una entrevista de media hora.
El Emperador dio instrucciones a Cambronne, que tomó la delantera con 100 granaderos y 4 caballos ligeros, para formar la vanguardia, con órdenes de preparar la comida en Grasse.
Las tropas vivaquearon alrededor de la ermita de Notre-Dame de Bon Port, que ya no existe, ya que la iglesia de Notre-Dame de Bon Voyage se construyó en su sitio entre 1868 y 1879. Partieron de madrigada, dejando la costa para tomar la carretera de Grasse.
Primera etapa: Cannes-Seranón (2 de marzo) 63 km
Partieron de madrugada, podría llegar más rápidamente a su destino por el valle del Ródano, pero allí había muchos leales al rey, por lo que eligió una ruta más larga y difícil, cruzando los Alpes por Grenoble.
Pasaron por Mougins y Mouans y llegaron a Grasse a medio día. Era una próspera ciudad de 12.000 habitantes donde pudieron adquirir algunas mulas, donde pudieron almorzar en la meseta de Roquevignon que domina Grasse y alrededor de las 14:00 la tropa reanudó su marcha, a través de la montaña.
Llegaron Saint-Vallier-de-Thieys sobre las 16:00 horas, después de haber pasado el col du Pilon, la tropa se toma allí unos momentos para saciar su sed y descansar durante media hora, antes de volver a emprender la marcha, no sin haberse equipado con numerosas mulas adicionales.
Sobre las 18:00 llegaron a Escragnolles, que era el pueblo natal del general François Mireur, muerto durante la campaña de Egipto. El Emperador visita a la madre de su antiguo compañero de armas.
Después de pasar el col de Valferrière (1.169 m de altitud) bajo la nieve, se encontraron con una reata de arrieros que llevaban trigo al mercado de Grasse. El Emperador los obligó a apilar las bolsas de sus soldados exhaustos sobre la carga de sus mulas y regresar a Seranon.
En Seranón, el Lombard de Gourdon, se había puesto de acuerdo con Cambronne para poner a su disposición su castillo de Brondet. Las tropas llegaron sobre las 22:00 horas, después de haber realizado una marcha de 50 km.
Napoleón durmió completamente vestido en un sillón, con prisa por partir antes del amanecer hacia Castellane y Grenoble para dejar atrás a las tropas realistas que fueran enviadas a su encuentro para interceptarlo.
Segunda etapa: Seranón-Barrême (3 de marzo) 48 km
En la mañana del 3 de marzo, después de pasar por el col de Luens (1.054 m), descendieron a Castellane, ciudad de 1.900 habitantes, subprefectura de Basses-Alpes desde 1800. Entraron por el Pont du Roc, que atraviesa el Verdon desde el siglo XV. Como era día de mercado, aprovecharon para comprar una cantidad adicional de caballos y mulas. Napoleón almorzó en la subprefectura, luego volvieron a ponerse en marcha sobre las 14:00 horas, tomando el camino de herradura (la antigua Vía Salinaria, el camino de la sal) bajo la nieve que conduce al col des Lecques (1.148 m).
Bordearon el río Asse por su orilla derecha, y pasa frente al pueblo de Senez (con solo 750 habitantes, pero sede de un obispado desde el siglo V hasta 1790).
Cambronne llegó a las 18:00 horas a Barrême, un pueblo de 1.000 habitantes, tras una etapa de 46 km, tenía preparado alojamiento en casa del juez Tartanson. Cuando llegó Napoleón a las 20:00 horas, las calles estaban iluminadas y toda la población lo estaba esperando.
Napoleón comió con Bertrand y Drouot, que había dejado su retaguardia en Castellane, en la casa del juez Tartanson. Queriendo compensar al juez Tartanson por los gastos incurridos, respondió: “¡No soy posadero, no tomo notas!”.
Tercera etapa: Barrême-Malijai (4 de marzo) 48 km)
A las 06:00 de la mañana, partió el Emperador, que volvió a atravesar 27 km de caminos de herradura. Cambronne con su vanguardia había partido en la noche, guiado por un viejo grognard jubilado llamado Garron, quien lo dirigió al col de Corovin (1.211 m).
A medio camino entre Barrême y Digne, Napoleón hizo una parada en La Clappe, una aldea de 300 habitantes. Un posadero le sirvió huevos y una botella de vino. Cuando llegó el momento de pagar, el Emperador considera que el precio solicitado es demasiado alto, preguntó ¿Los huevos son raros por aquí? A lo que el posadero respondió: ¡No, no son los huevos los raros, son los emperadores!
El Emperador entró en Digne (3.500 habitantes) a caballo al mediodía. Se mudó al albergue du Petit Paris y almorzó con los notables. Cuando pidió ver al prefecto, ¡le dijeron que estaba de gira! De hecho, ¡puro y simplemente había abandonado su puesto!
Salieron sin demora al comienzo de la tarde, siguieron el río Bléone por su margen derecha hasta Malijai, un modesto pueblo de 470 almas, pero a cuya entrada hay un castillo que había sido requisado unas horas antes por el general Cambronne. El Emperador pasó allí la noche, mientras las tropas vivaqueaban en el parque.
Cuarta etapa: Malijai-Gap (5 de marzo) 63 km
Comenzaron de nuevo temprano, ese domingo 5 de marzo, llegaron rápidamente el Elbois a L’Escale (600 habitantes), por donde pasaron. Continuaron a Volonne (1.100 habitantes), donde hicieron una breve parada, y luego continuaron a Sisteron, siguiendo siempre la margen izquierda del río Durance. Llegaron a Sisteron (4.000 habitantes) poco antes del mediodía. Almorzó allí rápidamente en el hotel du Bras d’Or, calle Saunerie, donde recibió a los notables locales y se fue sin demora. Siempre se trataba de adelantarse a las tropas realistas trataban de interceptarlo.
Hicieron una breve parada en Saulce para calmar la sed, volviendo a ponerse en marcha a paso ligero hacia Gap, que se encontraba a tan solo 18 km.
Eran sobre las 23:00 horas cuando Napoleón llegó a Gap, la capital de los Altos Alpes (7.000 habitantes). La columna fue recibida por un piquete de la Guardia Nacional de gala, presentando armas mientras sonaba el tambor «Aux champs«. Fueron recibidos a la luz de las antorchas, cuyas calles estaban llenas de una multitud entusiasta, que gritaba ¡Viva el Emperador! ¡Muerte a los Borbones!
Napoleón cenó y pasó la noche en el hotel Marchand. Agradecido por la acogida que la población le había brindado.
Quinta etapa: Gap-Corps (6 de marzo) 40 km
Cambronne y su vanguardia partieron de Gap en la mañana del 6 de marzo en dirección al col Bayard (1.246 m), mientras Napoleón daba al grueso de las tropas una mañana de descanso, que bien lo merecía. Por lo tanto, fue al comienzo de la tarde cuando salieron hacia el puerto. Luego cruzaron el pueblo de Laye sin detenerse.
En un lugar llamado Les Baraques, la columna fue frenada por los habitantes de La Fare y Saint-Bonnet, donde el mercado había reunido a una gran multitud. Los habitantes, viendo el escaso número de soldados con que Su Majestad estaba rodeado, propusieron tocar el toque para unir los pueblos, para acompañarlos en masa. Napoleón rechazó la oferta.
La tropa volvió a ponerse en marcha, a lo largo del río Drac, en un marco de majestuosas montañas.
Entraron en el departamento de Isère e hicieron noche en Corps (1.100 habitantes), frente al macizo de Obiou. Napoleón se alojó en el hotel du Palais, en la Grand Rue.
Presintiendo el peligro de verse atrapado en un movimiento de pinzas entre, las tropas realistas que lo perseguían desde el sur y la guarnición de Grenoble al norte, que seguramente bajaría para cortarle el paso; Napoleón envió a Cambronne con sus cazadores, la Vieja Guardia y un pelotón de caballería ligera polaca, para ocupar La Mure para prepararse ante cualquier eventualidad.
Cambronne llegó en La Mure a medianoche. Sorprendido, su ayudante el mayor Laborde, que debía proporcionar alojamiento a la vanguardia, se encontró con otro ayudante mayor, del RI-5 que había llegado desde Grenoble para ocuparse del alojamiento de su propio batallón. Laborde lo desafió: “Veo que llevamos otra escarapela, pero dime con la franqueza de un soldado, ¿somos amigos o enemigos?”. El otro respondió “¡Dos viejos compañeros de armas siempre serán amigos!” y le estrechándole la mano. ¡Así que hagamos el alojamiento juntos!
El sargento del RI-5 aceptó la propuesta, pero se escabulle para informar a su comandante de batallón.
Por su parte, Laborde informó del incidente a Cambronne, quien se enteró al mismo tiempo de que una tropa de infantería, con una compañía de ingenieros, se estaba posicionando en una altura a 500 m de La Mure. Cambronne envió a uno de sus oficiales a negociar con el comandante del batallón llamado Lessard, un ex miembro de la Guardia Imperial, que se negó a recibir al emisario. Por lo tanto, Cambronne fue allí él mismo, pero un centinela le ordena que se alejase, ¡amenazando con disparar!
El general volvió a La Mure, situó un piquete a la entrada del pueblo y en lugar de alojar a sus hombres, los hizo vivaquear en la plaza del hospital. Estaba a punto de cenar en la posada, cuando un campesino le advirtió de que el RI-5 se desplazaba para envolver La Muree, ir al puente Pont-Haut, en la carretera de Corps, sin duda para volarlo.
Al darse cuenta de que corría el riesgo de quedar aislado del grueso de la columna, Cambronne pospuso su cena, retrocedió con sus reducidas tropas para proteger el puente y envió un mensajero para advertir al Emperador de la actitud del RI-5. El alcalde de La Mure, el señor Genevois, llegó a decir en voz alta al comandante del batallón Lessard, para que lo escuchasen las tropas, que era absurdo destruir el puente, ya que había un vado más lejos y que la pérdida del puente causaría graves perjuicios al comercio de la zona. Ante estas palabras de sentido común, aprobadas por los ingenieros que buscaban un pretexto para no obedecer, Lessard también decidió regresar y se fue a acampar a Laffrey. Esa noche, La Mure, donde las dos vanguardias se habían encontrado, evacuado, se convirtió en una tierra de nadie.
Sexta etapa: Corps-Grenoble (7 de marzo) 63 km
El 7 de marzo, dejando a las tropas para comer la sopa, Napoleón partió a las 06:00 de la mañana, con su Estado Mayor y un pelotón de caballería ligera polaca.
Encontraron Cambronne en Pont-Haut y llegaron a La Mure a las 08:00 horas donde se detuvieron en la colina del Calvario. Más de mil personas seguían, vitoreando al Emperador. Un piquete de cazadores los mantuvo en un círculo alrededor de un vivac improvisado. Napoleón habla con el alcalde y sus concejales municipales.
A las 11:00 horas, volvieron a ponerse en marcha, los polacos a la cabeza, luego los cazadores de la Guardia Vieja, unos a pie, otros en carros ofrecidos por los habitantes, finalmente el Emperador en un carruaje, su caballo conducido de la mano. Pero el grueso de la columna aún no había llegado.
A las 13:00 horas estaban en Pierre-Châtel (700 habitantes) a casi 1.000 metros sobre el nivel del mar en la meseta de Matheysin. Caminaron a lo largo del lago, luego el caserío de Petichet para llegar al gran lago de Laffrey. La meseta se estrechaba entre colinas y lagos. De repente, los lanceros polacos regresaron a toda velocidad hacia los cazadores que inmediatamente saltaron de sus carros y cargaron sus armas. El Emperador descendió del carruaje, montó su caballo, luego adelantando a los cazadores, se dirigió hacia Laffrey con los lanceros. Después de un tiempo de galope, se detuvieron: una tropa de infantería se disponía a la batalla frente al pueblo.
Era el BI-III/5 de Lessard el que, escrupuloso por no haber volado el puente Pont-Haut durante la noche, ocupó el desfiladero, después de haber enviado un mensajero a Grenoble al general Marchand, esperando una respuesta y tratar de retrasar a los rebeldes.
Al mediodía llegó un ayudante de campo, el capitán Randon, un oficial de 19 años que no era otro que el sobrino de Marchand. Al salir de Grenoble antes de que llegara el despacho, Randon no tenía nuevas órdenes, pero, joven y fogoso, aseguró: “No hay duda, Bonaparte, tendremos que disparar.”
Se quedó con Lessard, quien estableció su BI-III/5 frente al pueblo, los voltigeurs desplegados en la línea del frente. Lessard reconoció a Napoleón por su levita gris, lo vio desmontar, caminar arriba y abajo del camino y luego observar su batallón a través del telescopio. Lo seguía un gran número de campesinos. Algunos se acercan a los jardineros de Lessard con proclamas. Pero los soldados permanecieron en sus filas. Lessard intervino para expulsar a los campesinos. El Emperador, en este momento, envió a parlamentar al general Bertrand, quien reconoció a Lessard, con quien había luchado en Egipto, donde había sido condecorado por Napoleón. Lessard se mantuvo inflexible.
En un gesto dramático, Bonaparte se adelantó a sus hombres y dirigiéndose a los soldados dijo: “Soldados del Quinto regimiento, soy vuestro emperador. Si hay entre vosotros un soldado que quiera matar al emperador, aquí me tenéis”, y se abrió el capote mostrando el pecho, pero ninguno lo hizo. Después dio un discurso, tras el cual los soldados estallaron en vivas a Bonaparte y se sumaron a su ejército; algunos incluso lloraron mientras le aclaman como Emperador.
En Vizille (2.000 habitantes), donde era día de mercado, estaban en alerta desde el mediodía. La multitud era grande. Pronto, vieron jinetes bajando a toda velocidad por la ladera y shakos y chapkas ondeando al otro lado del puente sobre el Romanche. El alcalde François Boulon y sus diputados, en el cruce de la ciudad, acompañaron a Napoleón que, indagando sobre las necesidades del municipio, hizo dar una suma de dinero para el hospital.
Mientras tanto, Grenoble estaba en la agitación más animada. Alrededor del mediodía, el RH-4 procedente de Viena, el RI-7 mandado por el coronel Charles de Labédoyère, y el RI-11 del coronel Durand, ambos procedentes de Chambéry, entraron en la ciudad. Marchand contaba poco con los húsares que habían gritado «¡Vive l’Empereur!» el año anterior durante una revisión del conde de Artois. En cambio, estaba seguro de Labédoyère, uno de sus mejores coroneles.
A las 14:00 horas, Labédoyère se dirigió a las murallas donde estaba apostado su regimiento. Media hora después, se escuchó el toque de generala. En la puerta de Bonne, el general Marchand está furioso. Acababa de ver a Labédoyère arrancarse la pluma blanca de su bicornio ante sus ojos y reemplazarla por una pluma roja, desenvainar su espada, gritando: “¡Granaderos, soldados, voltigeurs del Séptimo regimiento, vengan a mí!” “¡Quién me ame, que me siga y os mostraré nuestro camino!”
Para llenar el vacío dejado por la deserción del RI-7, el coronel Durand amplió las filas de su RI-11, pero los más jóvenes se apresuraron a unirse al RI-7. Marchand, por lo tanto, mandó cerrar las puertao. El Capitán Randon llega en ese momento, exhausto.
Entonces era una tropa fuerte que marchaba sobre Grenoble: el RI-5 de Lessart, el RI-7 de Labédoyère y los cazadores de Laborde mezclados, rodeados por una multitud cada vez más densa.
En Tavérnoles, el Emperador se detuvo en una posada cuyo cartel “Aux Trois Fleurs de Lys” le hizo sonreír. La casera, madame Viguier, le preparó una buena tortilla campesina, regada con una jarra de vino.
La última parada antes de la capital del Delfinado era en Eybens (700 habitantes), donde Napoleón se alojó en la posada Ravanat, donde tomó un baño de pies en un recipiente de cobre. Mientras el personal realizaba un reconocimiento hasta las puertas de Grenoble.
Sobre las 19:00 horas, el general Marchand escuchó gritos desde la ventana de su hotel que domina las murallas: frente a la puerta de Bonne, había más de 2.000 campesinos armados con horcas y viejos fusiles, portando antorchas, rodeando la vanguardia de Napoleón. Todos gritaban “¡Viva el Emperador!”, y desde las murallas, los artilleros respondieron con otro “¡Viva el Emperador!”
El oficial de ordenanzas Raoul, con dos lanceros, se acercaron a la puerta y gritaron: “¡Abran en el nombre del Emperador!”.
El responsable de la puerta de Bonne, el coronel Roussille hizo avisar a Marchand, quien respondió: “¡Dígale al coronel que responda con disparos!”, y se fue para unirse a las murallas.
El Emperador llegó a Grenoble acompañado por Labédoyère, y se dirigió a la puerta de Bonne, abriéndose paso entre la multitud, gritó: ¡Te ordeno que abras! El coronel Roussille respondió “¡Solo recibo órdenes del general!”
“Arranquen sus hombreras”, gritó Labédoyère a los soldados.
El general Marchand, que tenía las llaves de la puerta, había regresado a su hotel y se preparaba para salir de Grenoble. Los carreteros del suburbio Saint-Joseph trajeron una tabla pesada. Pronto derribarían las puertas. Marchand tomando la dirección de Chambéry, pasó por la puerta Saint-Laurent con 200 a 300 hombres que había logrado reunir, y el coronel Durand, con el corazón apesadumbrado, porque dejó a su joven esposa. Al salir, Marchand entregó las llaves al comandante Bourgade, quien se las llevó al coronel Roussille, quien finalmente abrió las puertas a punto de ser reventadas.
Napoleón entró en Grenoble a las 23:00 horas y se dirigió a la puerta de Bonne. El alcalde y varios funcionarios se presentan inmediatamente al Emperador.
Le quisieron llevar al hotel de la Prefecture; pero el Emperador había señalado sus aposentos con uno de sus antiguos guías, llamado Labarre, que regentaba el hotel “Trois Dauphins”. Apenas se habían instalado cuando los habitantes acudieron, al son de charangas, a depositar los restos de la puerta de Bonne bajo el balcón del hotel, diciendo que, al no haber podido ofrecer al Emperador las llaves de su ciudad, en cambio, le trajeron las puertas.
Al día siguiente, el Emperador recibió el homenaje de los habitantes y de todos los funcionarios. Escucharon atentamente su oratoria cargada de promesas: tierras para los campesinos, reformas fiscales para los burgueses, honor para los soldados, paz y prosperidad para todos. En las ciudades que encontró en su camino a París repetiría el mismo discurso.
Por la tarde, Napoleón pasó una revista solemne en la plaza de Grenette. A ambos lados de su impresionante plaza, los dos regimientos donde se había formado la guarnición de la villa, más una tropa heterogénea de soldados a media paga de todos los grados, de todas las armas, con uniformes arrugados sacados de armarios y que reunieron con un batallón que acababa de formarse en Grenoble, y que se bautizó como el Batallón de la Violette.
Ese mismo día, en París, el mariscal Ney prometió al rey de Francia traer de vuelta a París a Bonaparte “en una jaula de hierro”.
Segundo tramo: Grenoble-Auxerre (9 al 14 de marzo)
Séptima etapa: Grenoble-Bourgoin (9 de marzo) 57 km
En la tarde del 9 de marzo, parte de las tropas marcharon sobre Lyon por la puerta de Francia, tras cruzar el río Isère. El batallón de la Violette arrastró a grupos de amigos y familiares. Ahora es todo un ejército el que toma el camino de París: los RIs de línea 5, 7, 11, el 4 de artillería, el 3 de ingenieros, un tren de bagajes, un parque de artillería, en total 7.000 hombres encabezados por el RH-4.
Pasando la puerta de Francia, el Emperador subió a un carruaje, tomó el camino de Rives donde cenó por la noche en el hotel de la Poste. Llegó a Bourgoin a las 3 de la mañana, al Hôtel du Parc, donde Cambronne se había alojado.
Ese mismo día, el rey de Prusia se enteró del regreso de Napoleón, y ofreció ayuda al rey francés. Luis XVIII rechazó la ayuda, así como de otras potencias europeas.
Octava etapa: Bourgoin-Lyon (10 de marzo) 37 km
La marcha había cambiado de aspecto. Mientras que hasta Grenoble, solo habían tomado malos caminos de herradura, a veces arriesgando sus vidas, ahora caminaban por carreteras principales, y siempre bajo los vítores de cada vez más numerosos. Desde Grenoble, de hecho, fue una auténtica marcha triunfal.
Napoleón, que parecía cansado, solía quedarse en su carruaje, que avanzaba lentamente, rodeado de una multitud de campesinos entusiastas.
Desde el punto de vista militar, tras las deserciones de Grenoble, las cosas también se pusieron más serias. Las tropas avanzan precedidas por exploradores del RH-4 de Jermanowski.
Si había podido temer, por un momento, que tendría que luchar al llegar a Lyon, donde estaban el conde d’Artois y el mariscal MacDonald. Pronto se tranquilizó sobre este punto al saber que los soldados supuestamente deberían oponerse a la entrada de Lyon, fraternizaban con los húsares de la vanguardia.
Napoleón entró en Lyon a las 19:00 horas. Apareció en el puente Guillotière, rodeado por los generales Bertrand, Drouot y Cambronne. Al verlo, la población le saludó con vítores. Cruzaron plaza de Bellecour, donde a guarnición, puesta en fila, saludó el paso del Emperador.
Durmió esa noche en la archidiócesis, ocupando habitaciones y salones que esa misma mañana acababa de dejar el conde de Artois.
Permaneció el sábado 11 y el domingo 12 en Lyon, donde sintió que había vuelto a ser Emperador, ya que está rodeado de tanto honor, respeto, pero también servilismo como en las mejores épocas de su poder. Estuvo dedicado a la recepción de los cuerpos constituidos de la ciudad de Lyon, a una revista a las tropas en la plaza Bellecour, así como a la redacción de los decretos que restablecieron su autoridad, siendo conocidos los «decretos de Lyon”, uno de ellos restituyó la bandera tricolor.
Novena etapa: Lyon-Macôn (13 de marzo) 72 km
El 13 de marzo, el rey francés emitió una declaración, junto a los representantes de los gobiernos de Austria, Inglaterra, Rusia, Prusia, España y Suecia, llamando a Napoleón, enemigo de la paz mundial y fugitivo fuera de Ley, ordenando a todas las unidades militares su inmediato arresto. El mariscal Ney prometió al monarca traerle a París dentro de una jaula de hierro.
Napoleón continuó su marcha a París. Sobre las 13:00 horas, partió de Lyon, llegando a las 15:00 a Villefranche-sur-Saône, donde subió por la calle principal, siendo aclamado según la crónica bonapartista, por 60.000 personas. Se detuvo en el Hôtel de Ville (ayuntamiento), para almorzar. A las 19:00 entró en Macôn, donde pasó la noche en el hotel Sauvage.
Décima etapa: Macôn-Chalon (14 de marzo) 64 km
El Emperador partió de Macôn y llegó Chalon-sur-Saône donde recibió a la delegación de la ciudad de Dijon que se encuentra cerca.
Tercer tramo: Chalon- Paría (del 15 al 20 de marzo)
Undécima etapa: Chalon-Auton (15 de marzo) 60 km
El mariscal Ney se debatía entre la lealtad al rey o a Bonaparte. Napoleón le envió un mensaje, diciéndole “Te recibiré como el día después de Moskva”. Ney, enviado a atacar al Emperador, dijo de sí mismo que “no puedo detener el agua del mar con sus manos”. Se unió a Napoleón. Tomada su decisión, el mariscal Ney hizo publicar su proclamación de Lons-le-Saunier el mismo día:
“¡Soldados! La causa de los Borbones se pierde para siempre. La dinastía legítima, que la nación francesa ha adoptado, ascenderá al trono. Corresponde al emperador Napoleón, nuestro soberano, reinar sobre nuestro hermoso país…”. Sus soldados gritaron “¡Viva el Emperador!»
Duodécima etapa: Auton-Avallón (16 de marzo) 80 km
Napoleón salió temprano se detuvo un momento en Vermanton y se dirigió inmediatamente a Auxerre, donde el prefecto Gamot había permanecido en su puesto, Gamot era cuñado del mariscal Ney. Fue el primer prefecto en recibir a Napoleón en su prefectura.
Llegó a Avallón, hospedándose en la Hostellerie de la Poste.
Encontró en este camino los mismos sentimientos que en las montañas del Delfinado. La población del campo, mujeres, niños, soldados y oficiales retirados se precipitaron a la vía principal, haciendo retumbar el aire con los gritos de ¡Viva el Emperador!
Decimotercera etapa: Avallon-Auxerre (17 de marzo) 61 km
El 18 de marzo, el RI-14 se unió al Emperador después de exhibir la escarapela tricolor, fue pasado revista por Napoleón, quien conversó familiarmente con los oficiales y soldados de este antiguo regimiento. El Emperador vio un viejo zapador decorado con tres galones; tirándole de la barba, le dijo “¿cuánto servicio tienes?” “Veintitrés, señor”. “¿Así que estuvimos juntos en el asunto Rivoli?» “Sí, señor”. “Veo que eres un buen soldado; yo te cuidaré”.
El conde Bertrand tenía orden de recoger en Auxerre todos los barcos que se pudieran procurar para embarcar al ejército, que ya contaba con cuatro divisiones, y llevarlos esa misma tarde a Fossard, para poder llegar a la 01:00 de la mañana a Fontainebleau.
Desafortunadamente, uno de los barcos chocaría contra un puente y 33 soldados del RI-76 se ahogaron. Ese mismo día, en casa del prefecto Gamot, Napoleón recibió a Ney, abriéndole los brazos y abrazándolo. Se unió a la causa con los 6.000 soldados bajo sus órdenes, marchando juntos hacia la capital. Las tropas bonapartistas eran ya 30.000 efectivos.
Bonaparte se quedó el 18 de marzo en la ciudad organizando sus efectivos
Decimocuarta etapa: Auxerre-Pont (19 de marzo) 61 km
Tomando prestado el carruaje del prefecto, Napoleón salió de Auxerre antes del amanecer. Pasó por Joigny y Sens, acogido en estas dos ciudades por las autoridades. Durmió esa la noche en Pont-sur-Yonne.
La noche del 19 de marzo, el rey Luis XVIII huyó a Gante con toda su corte; su reinado había durado poco más que el destierro de Napoleón, unos 10 meses. Había defraudado a buena parte de los franceses, en el extranjero también se le contemplaba con desdén.
Decimoquinta etapa Pont-París (20 de marzo) 110 km
Si bien Napoleón aún no estaba en la capital, la bandera imperial ya ondeaba en la ciudad. El rey estaba en Abbeville.
En la plaza de Vendôme de París un bromista anónimo coloca un cartel en el que se leía “De Napoleón a Luis XVIII: mi querido amigo, no es necesario que mandes más tropas, ya tengo suficientes.” Muchos parisinos salieron a las calles coreando la Marsellesa y profiriendo frases y consignas de la Revolución, mientras los aristócratas, clérigos y monárquicos hacían acopio de sus pertenencias tratando de escapar de la ciudad.
Napoleón de Auxerre y llegó de noche a Fontainebleau a 42 km, descansó unas horas y pasó revista a un regimiento de lanceros en el patio de palacio. Tras la llegada de la Guardia, el Emperador, sabiendo que el Rey había salido de París y que la capital estaba libre, se dispuso a ir allí. Partió de Fontainebleau a las 14:00 horas.
En el camino, en Juvisy, pasó revista a los RCs 1, 4 y 6 de cazadores, así como al RC-6 de lanceros, dando el mando de estos regimientos a Montholon.
Después de subir a Caulaincourt a su descapotable en Essonnes, finalmente llegó a las Tullerías entre las 20:00 y las 21:00 horas.
Pero en las altas instituciones de gobierno no encontrará tantos leales como pensaba. De los 730 miembros del Parlamento, solo un centenar le apoyan; en la región de Vendée las autoridades movilizaban a la población contra Napoleón. Para mantenerse en poder, debería dar cargos de responsabilidad a muchos que le traicionaron el pasado año, como Fouché.
El restaurado Imperio francés nació políticamente endeble, y lo que era peor, su apoyo popular radicaba en una promesa de paz que su Emperador sabía que era imposible de cumplir, pues esperaba que las potencias europeas volverían a coaligarse contra él para derrocarle.
De la noche a la mañana, los emblemas reales fueron sustituidos por la bandera tricolor y las águilas imperiales. Comenzó entonces el período conocido como los Cien Días (Cent-Jours en francés), que se extiende hasta el 22 de junio de 1815, fecha de su segunda y definitiva abdicación, hasta el 8 de julio de 1815, fecha de la segunda restauración de Luis XVIII.
De caníbal a majestad
En 1841, Alejandro Dumas padre publicó un diario de viaje llamado “Une année à Florence” (Un año en Florencia). Contenía una reflexión sobre la credibilidad de los titulares de los periódicos, basada en los informes sobre el regreso de Napoleón al poder en el periódico con sede en París Moniteur Universel en marzo de 1815.
Como diario oficial del gobierno francés, ese periódico era hostil a Napoleón, al menos cuando comenzó su campaña. Dumas señala que la actitud cambió cuando el Emperador depuesto se acercó a la sede del poder:
“Si quieres seguir su marcha victoriosa hasta París, solo tienes que consultar el Moniteur . Para guiar a nuestros lectores en esta investigación histórica, brindaremos una muestra bastante curiosa. Paso a paso, representa la marcha de Napoleón hacia París y muestra el cambio que su avance produce en la actitud del periódico.”
Dumas luego enumeraba diez titulares que prueban su punto. A continuación se muestran los titulares en español traducidos de los originales en el mapa que se encuentran en inglés. Por primera vez, este mapa proporciona una dimensión espacial a las actitudes cambiantes del Moniteur:
- El caníbal ha salido de su guarida.
- El ogro de Córcega acaba de aterrizar en el golfo de Juan.
- El tigre ha llegado a Gap.
- El monstruo durmió en Grenoble.
- El tirano ha cruzado Lyon.
- El usurpador fue visto a sesenta leguas de la capital.
- Bonaparte avanza a grandes zancadas, pero nunca entrará en París.
- Napoleón estará mañana bajo nuestras murallas.
- El Emperador ha llegado a Fontainebleau.
- Su Majestad Imperial y Real entró ayer en su palacio de las Tullerías en medio de sus fieles súbditos.
El Moniteur Universel era conocido como le “journal de la pensée officielle” (periódico del pensamiento oficial). La realidad es que esos titulares que le fueron achacados no existieron realmente, es lo que se conoce actualmente como Fake News. El Emperador fue insultado y tildado de aventurero o de malhechor en algunos comentarios periodísticos.