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Antecedentes
El emperador Domiciano buscó la gloria en el éste y había comenzado a obtener información de la situación en Partia, pero no tuvo tiempo de llevar a cabo sus planes.
El emperador Trajano llegó al poder en el año 98, primero estuvo entretenido con las guerras Dacias y no prestó atención a los partos hasta la finalización de éstas.
En el año 104, como preparación para la campaña en el este, Trajano se había anexionado el reino árabe de los nabateos, con capital en Petra, y en 106 la convirtió en la provincia de Arabia Petraea. Era una región muy importante, cabecera de la ruta de la seda, que atravesaba desde el sur toda la península arábiga y por la que llegaban a Roma especias, maderas finas, piedras preciosas y otros productos de lujo.
Petra perdió su poder comercial con oriente y cayó en el olvido poco a poco. En su lugar, el oasis ciudad de Palmira se convirtió en el nexo de unión con la ruta de la seda y se enriqueció increíblemente, rivalizando con la misma Roma. Estaba situada en medio del desierto sirio, entre Damasco y el Éufrates.
Teniendo en cuenta que sabía que tenía que enfrentarse con los catafractos partos, Trajano empleó la escolta personal del emperador, los équites singulares. Inicialmente, este cuerpo estaba formado por bátavos reclutados de las unidades de caballería auxiliar.
La campaña fue cuidadosamente planeado de antemano: 10 legiones se concentraron en el teatro oriental; desde el 111, la correspondencia de Plinio el Joven describe que las autoridades provinciales en Bitinia tenían que organizar los suministros para el paso de las tropas, y las ciudades y las familia tenían contribuir a los gastos mediante el suministro de tropas. La campaña prevista, por lo tanto, era inmensamente costosa desde su inicio.
Solamente necesitaba una causa para iniciar la guerra, y esta le fue ofrecida cuando el rey parto Osroes I, depuso a Tirídates rey de Armenia, y puso en su lugar a Oxidares uno de los dos hijos de Pacoro, sin contar con el apoyo de Roma.
En el 113, Osroes I envió una embajada a Trajano cuando se encontraba en Atenas pidiendo la paz y ofreciendo que pondría a Partamasiris en el reino de Armenia, su propuesta ni siquiera fue contestada.
Invasión de Armenia 114
Trajano llegó a Antioquía a principios de año 114, donde se puso al mando del ejército de oriente. La fuerza constaba de 11 legiones procedentes de todas las partes del Imperio, principalmente de Panonia de las guerras Dacias (las legiones I Adiutrix, la II Trajana Fortis, la VII Claudia, la XI Claudia, la XV Apollinaris, y la XXX Ulpia), de Siria (las legiones IV Escítica y la VI Ferrata), de Palestina (las legiones X Fretensis, y la III Cirenaica), y de Comagene (la legión XVI Flavia Firma). Se reunieron numerosas fuerzas auxiliares de toda la zona sobre todo de Egipto.
En primavera del año 115, Trajano partió de Antioquía con Lucio Quieto, Nigrino y otros legados al mando de varias legiones. Se dirigieron hacia el Este hasta llegar a Beroea, y desde allí hacia el norte hasta Zeugma, donde les esperaba la legión IV Escítica. Allí cruzaron el Éufrates y avanzaron sin oposición ni problemas de abastecimiento de agua y víveres, llegando a Samosata, donde les esperaba la legión VI Ferrata, que también se unió al ejército imperial.
El ejército romano llegó a la fortaleza de Metilene en Capadocia en pocos días. Allí se les unió la legión XII Fulminata. Mientras estaba en Metilene le llegó un mensaje del rey Partamasiris, pidiendo ser investido rey formalmente por Roma, Trajano decidió no contestarle.
Las legiones de Trajano cruzaron el Éufrates y tras varios días de marcha cruzaron el paso y llegaron frente a la primera gran ciudad Armenia de Arsamosata, que tomaron con suma facilidad. Desde allí cruzaron el paso Pulumur, cruzaron el Éufrates por última vez, y llegaron a Eriza, donde recogieron la legión XVI Flavia Firma.
Posteriormente, se dirigieron a Satala en Capadocia donde llegaron a finales de mayo. Allí Trajano reunió las fuerzas de Dacia y el Danubio, provenientes de 17 legiones diferentes, con una fuerza equivalente a 8 legiones completas, habían llegado por el Danubio al mar Negro hasta Trapezus (Trevisonda), después cruzaron el paso Zigma hasta llegar a la ciudad. Estas legiones estaban perfectamente entrenadas y además tenían experiencia contra los catafractos pues se habían enfrentado a los sármatas yácigos y roxolanos.
En Satala Trajano recibió la visita de numerosos dirigentes del Cáucaso y de la región de mar Caspio. Cruzaron de nuevo la frontera y penetraron en territorio armenio, llegando a Elegeia, donde Partamasiris, sobrino del rey Osroes I de Partia, que había sido colocado por este como rey de Armenia, salió al encuentro de Trajano en un acto de vasallaje y sumisión. Trajano no se conformó y ordenó su asesinato, le permitió partir con su escolta parta acompañados por un destacamento de caballería romana, cuando se alejaron del campamento, los romanos cargaron y mataron a todos. Desde Elegeia Trajano continuó hasta Artaxata y a continuación hasta Albania para llegar al mar Caspio.
Mientras tanto, su lugarteniente Lucio Quieto al frente de sus jinetes mauros, al mando de una columna desde Elegeia se dirigió Mardia (actual Ghilan). Atacó a la tribu hostil de los mardos, que vivían al oeste del lago Van, los mardos fueron cogidos por sorpresa y destruidos y después penetraron profundamente en Media Atropatena. Es posible que la campaña Quieto tuviese como objetivo la extensión de la frontera romana más reciente, extendiéndola al este hacia el mar Caspio y el norte de las estribaciones del Cáucaso, para hacerla más defendible.
Invasión de Mesopotamia 115
Trajano dejó bien Elegeia o Artaxata a finales de la primavera del 115. A partir de allí marchó por las montañas centrales de Tauro, posiblemente pasó por la antigua capital Tinagrocerta, se dirigió al Sur cruzando los montes Tauros, con el fin de hacerse con los el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates al norte de Mesopotamia. Puso guarniciones permanentes a lo largo del camino para asegurar el territorio, dirigiéndose a Nísibis.
Mientras tanto, Lucio Quieto había progresado desde el lago Van hacia el reino de Adiabene, que era cliente de los partos. Venció a su rey Mebarsapes y avanzó a la parte este de Mesopotamia, realizando un movimiento de pinza con éxito, convergiendo en la ciudad de Nísibis con Trajano. Era su primer objetivo, se trataba de una ciudad fortaleza que protegía la ruta comercial del norte de Mesopotamia. En esos momentos estaba bajo el control de Adiabene, un reino judío vasallo de los partos.
Nísibis cayó en poder romano fácilmente. La ciudad se convirtió en la nueva sede para ese año. Desde Nísibis, Trajano se dirigió al oeste hacia la ciudad de Edesa, cuando se aproximaba a la ciudad, Abgaro VII dirigente de la ciudad, envió a su joven hijo Arbandes a entrevistarse con el emperador. Tras la entrevista, el rey Abgaro recibió al emperador en las puertas de la ciudad con un regalo de 250 jinetes catafractas y 60.000 flechas. Trajano lo confirmó en el cargo. A continuación se dirigió a la ciudad de Batnae que asedió y tomó.
Mientras Licio Quieto se dirigió hacia el sur, conquistando sin luchas las ciudades de Singara (Sindjar), Libana y Tebata. Mebarsapes se retiró más allá del Tigris.
Tras terminar la campaña de ese año, Trajano volvió a Antioquía, donde celebró un triunfo y añadió el término »Parthicus» a su nombre, como vencedor de los partos.
Durante su estancia en Antioquía, la ciudad sufrió un severo terremoto en diciembre del 115 que destruyó la mayor parte de la ciudad, en el que murieron miles de personas, entre ellos una gran cantidad de soldados romanos. Incluso la propia residencia imperial de Trajano fue destruida, viéndose obligado a permanecer en el hipódromo al aire libre.
En la primavera de 116, con un enorme ejército romano listo para la invasión, los reyes de los reinos vasallos de los partos del norte de Mesopotamia la región de Osroene, Edesa, Anthemusia y Singara enviaron emisarios con regalos, para tratar de impedir lo inevitable.
Trajano despidió a los embajadores, y organizó los pequeños reinos en la nueva provincia romana de Mesopotamia. Nísibis se convirtió en la capital de esta nueva provincia.
Campaña de Partia 116
Aprovechando la guerra civil en Partia entre Osroes y Vologases III, Trajano decidió invadir Partia y tomar su capital Ctesifonte.
En la primavera del año 116, los romanos atacaron en dos columnas, una siguiendo el curso del Éufrates bajo el mando de Trajano y la otra siguiendo el curso del Tigris bajo el mando de Quieto, ambas confluirían sobre la capital Ctesifonte.
La columna del río Éufrates mandada por Trajano, partió de Antioquía donde dejó una legión para la reconstrucción de la ciudad, siguieron la ruta habitual a Zeugma, donde el gran ejército imperial romano cruzó el río Éufrates. Desde Zeugma fueron directamente a Edesa, donde el rey Abgaro, junto con su hijo Arbandes, volvieron a recibirle con agasajos. Avanzó sin oposición hasta Dura Europos, donde fue erigido un arco de triunfo en su honor. Después continuó río abajo hasta Seleucia.
La columna del río Tigris, partió de Nísibis, donde Trajano había dejado una legión con la misión de construir una gran flota de barcos pequeños, capaces de navegar por el río Tigris.
Desde Nísibis se dirigieron a Cizre, donde los partos habían concentrado un ejército arqueros. Dividió el ejército en tres partes, una al norte y otra al sur sobre barcas para tratar de cruzar el río, la del centro construiría un puente de barcazas. Mientras los barcos cargados con arqueros y honderos hacían de pantalla, el del sur descendió por el Tigris con parte de sus tropas embarcadas, y consiguió coger por sorpresa a los partos, que se retiraron sin luchar.
Conquistaron Gaugamela y Arbela, la capital de Adiabene. Los partos seguían sin querer combatir. Más al sur en Adenystrae (actual Irbil), había una fuerte guarnición parta, Quito envió a un centurión llamado Sentio a la población para ofrecerles una rendición ventajosa, el comandante de la guarnición Mebarsapes le arrestó y le metió en prisión. Allí convenció a otros presos para que le ayudasen y consiguió escapar, matando a Mebarsapes y abriendo las puertas de la ciudad. Después continuaron sin oposición hasta Ctesifonte.
Mientras tanto, la flota fluvial había navegado, el canal de los partos al sur de Ctesifonte que unía el Tigris y el Éufrates. El emperador no tenía la intención de usarlo para su asalto a la capital. En su lugar, propuso cortar su propio canal en un sitio llamado Sippar, donde los dos ríos fluían cerca uno del otro y utilizar esto para cruzar el Tigris. Pero el Éufrates fluía a una altura ligeramente superior, y el riesgo de inundación se suponía que era demasiado grande. En lugar de eso, Trajano arrastró a su flota fluvial por tierra con cabrestantes y rodillos y atacó a Seleucia, una ciudad de 600.000 habitantes que competía en riqueza y población con Alejandría. La tomaron con poca resistencia.
Después puso su flota en el agua y cruzó a tomar la capital. Trajano asedió la capital parta, Ctesifonte, que cayó tras unos pocos días de asedio, el trono de oro de Osroes y su hija fueron capturados.
Después de la captura de Ctesifonte, el Emperador con una flota de 50 barcos, se trasladó a Mesene, un reino cliente de los partos que estaba en una isla en la desembocadura del río Tigris. Allí se lamentó de su edad avanzada, de haber sido más joven, habría ido a conquistar la India. Tomó varias ciudades de Mesene como Akra o Agra, Oratha, Apamea y Spasinu Charax (actual Basra). Trajano tuvo el honor de ser el primer, y ultimo general romano en ver el golfo Pérsico.
Se dirigió al noroeste y tomó Babilonia, donde realizó un sacrificio a Alejandro, en el mismo lugar donde el Magno había muerto 400 años antes. Cuando estaba en Babilonia, se enteró de que muchas ciudades conquistadas se habían levantado y habían matado a las guarniciones romanas.
La respuesta parta 117
A pesar de los éxitos romanos, el ejército parto se mantuvo intacto. No se había librado ninguna batalla, y el gran rey Osroes se había retirado detrás de los montes Zagros en el comienzo de la guerra, dando instrucciones a sus tropas para llevar a cabo una política de tierra quemada mientras eran perseguidos. Ahora sus tropas se dedicaban a hostigar a los romanos a lo largo de un frente de 600 kilómetros. Las líneas de suministro romanas estaban gravemente expuestas.
Pero la guerra civil había continuado con independencia hasta la caída de Ctesifonte. Las diferentes facciones, entonces conmocionados por los logros de Roma, acordaron unirse bajo Osroes para la inmediata emergencia. El príncipe Sanatruces hijo de Vologases III, había calculado su revuelta para que coincidiese con el momento en que los romanos estaban más extendidos, antes de que pudieran consolidar sus conquistas.
En poco tiempo Osroene había cambiado de bando. La fortaleza parta de Hatra, que había sido dejada a retaguardia por las legiones en su avance, se convirtió en un preocupante foco de resistencia. Las ciudades con importantes poblaciones judías, Nísibis, Edesa, Arbela, etc., se unieron a la rebelión y masacraron a sus guarniciones romanas. Así que los romanos se vieron obligados a dejar de perseguir al ejército parto y dedicarse a recuperar de nuevo las ciudades que dos años antes habían tomado fácilmente. Seleucia se sublevó también, poniendo en peligro el propio Trajano.
El Emperador reaccionó rápidamente formando tres divisiones:
- La primera, bajo Apio Máximo Santra, que fue derrotada en Mesopotamia y su comandante muerto por las fuerzas de Sanatruces.
- La segunda, bajo Lucio Quieto, recapturó Nísibis y Edesa a la que saqueó e incendió, su rey Abgaro huyó a Partia. Tomó una serie de otras ciudades de la región, saqueando y quemando a todas ellas como castigo por la revuelta.
- La tercera, bajo el mando conjunto de Erucio Claro y Julio Alejandro volvió a tomar Seleucia y la quemó.
Trajano atrapado con los restos de una legión en Ctesifonte, mandó llamar al general Lucio Quieto. En poco Quieto se presentó junto con Partamaspates, que se había unido a los romanos. Junto con las fuerzas de la tercera división se enfrentaron cerca de Ctesifonte a las fuerzas partas mandadas por Sanatruces hijo de Vologases III, derrotándolas y haciéndolas huir, había salvado a todo el ejército de la destrucción, lo que hizo que Lucio fuera querido por las legiones.
El príncipe parto murió poco después en circunstancias sospechosas. La revuelta fue aplastada en apariencia, pero un segundo ejército parto todavía estaba activo en Armenia bajo Valakh el hijo de Sanatruces.
El peligro que representa este ejército está bien atestiguada por la velocidad con la que Trajano aceptó la oferta de un armisticio de Valakh a cambio de una parte de Armenia. El emperador y luego regresó a la capital de los partos y coronó a Partamaspates, hijo de Osroes, como nuevo gobernante Partia en nombre de Roma, por lo que el nuevo rey le rindió homenaje.
Rebelión judía 117
En estos momentos, llegó a oídos de Trajano la noticia de una nueva insurrección judía. En Chipre, Egipto y Cirenaica (la actual Libia) los judíos se habían revelado, alentados por agentes partos y dirigidos por líderes mesiánicos locales, como Artemion en Chipre, que había obligado a ciudadanos griegos y romanos a luchar entre sí en combates de gladiadores.
Otro líder mesiánico judío fue el rey Lukuas, que en Cirenaica masacró a 200.000 griegos y romanos, destruyendo de paso los templos e instituciones civiles paganas.
Los rebeldes zelotes se dirigieron por la costa hacia Alejandría y Judea, amenazando el vital suministro de trigo egipcio a Roma. La insurrección se extendió a las provincias partas recién conquistadas.
A principios del 117 AC Trajano envió a Quieto para a suprimir la sublevación judía, dando lugar a la Segunda Guerra Romano-judía o Guerra de Kitos, llamada así por ser «kitos» una corrupción de Quieto. También envió a Quinto Marcio Turbo para pacificar las provincias de Egipto y Cirenaica, lo que se logró en el otoño del año 117.
Asedio de Hatra 117
Trajano después se dirigió hacia el norte para volver a tomar la fortaleza vital de Hatra, no era una ciudad grande, pero tenía doble muralla de 6 km de perímetro con 160 torres, controlaba la carretera Nísibis-Ctesifonte y era clave para el control romano sobre el Tigris. Estaba situada al borde del desierto y el ambiente era inhóspito para los sitiadores, que carecían de agua, madera y forraje fresco.
Trajano ordenó levantar un campamento y cercar la ciudad, comenzando a minar sus murallas. Las enfermedades pronto llegaron, pero el Emperador estaba determinado a tomar la fortaleza. Durante el verano del 117 el asedio de Hatra continuó, consiguieron abrir una brecha en la muralla, Trajano envió a los équites singulares augusti a través de la brecha, pero los hatrenos contraatacaron y consiguieron rechazarles. El propio Emperador quiso seguir de cerca la operación, se había quitado su capa imperial y distintivos, pero las canas le delataron. Los arqueros que perseguían a los jinetes le reconocieron y lanzaron una lluvia de flechas contra él, que salió indemne, pero muchos de su escolta murieron.
El asedio continuó y los sitiadores tuvieron que soportar plaga de moscas, calor asfixiante, tormentas de granizo. La moral de los sitiadores comenzó a decaer y el propio emperador sufrió un golpe de calor y decidió levantar el asedio y volver a Roma, para tratar de recuperarse. Partió de Seleucia en barco a Siria, y a finales julio se embarcó con su mujer Plotina para Roma, dejando a Adriano en Antioquía a cargo de Siria. Estaban bordeando la costa turca, pero a los pocos días de viaje su salud se deterioró rápidamente. Fue llevado a tierra en Cilicia, donde murió en la ciudad de Selinunte el 9 de agosto de 117. La ciudad pasó a llamarse Traianópolis por un tiempo bajo Adriano, su sucesor.
Secuelas
Las cenizas de trajano fueron colocadas debajo de la columna Trajana, de donde desaparecieron durante las invasiones bárbaras.
Trajano había conseguido aumentar la extensión del imperio hasta su límite máximo. Había hecho crecer el imperio de 5 millones de kilómetros cuadrados a 6 millones.
Su sucesor Adriano firmó la paz con los partos y se dedicó a asegurar y mantener las fronteras del Imperio, la frontera volvió a ser de nuevo el río Éufrates.
Partamaspates que fue rechazado por los partos, y Adriano le concedió Osroene. También devolvió a Osroes su hija.
Por su parte, nada más llegar al poder Adriano abandonó todas las regiones que poseía Roma más allá del Tigris y del Éufrates. En general, su gobierno es considerado como una fase de repliegue, mientras que al frente de Armenia situaba a un príncipe arsácida, favorable a los partos.
En cuanto a la política interior, Adriano se mostró preocupado por la libertad de las ciudades: Laodicea, Rhosos, Tripolis, Tiro, Seleucia, pasan a ser denominadas oficialmente «ciudades autónomas«. Palmira, por su parte, y dentro de esta corriente liberalizadora fue declarada «ciudad libre«.