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Introducción del estribo
Los bizantinos afirman que inicialmente los ávaros eran en torno a 20.000 guerreros. Compartían características con otras fuerzas nómadas como que cada guerrero tuviera varios caballos (y por consiguiente mayor movilidad) y el uso intensivo del arco compuesto turco para atacar a distancia. Aunque en un principio predominaría la caballería ligera armada con arco, ya desde un principio tuvo una notable presencia la caballería pesada (acorazada) capaz de utilizar tanto la lanza como el arco.
Los ávaros fueron los primeros en llevar los estribos a Europa. El verdadero estribo, metálico y suspendido por correas, era conocido en China ya en el 477, según se deduce de la biografía de un militar de la época, en la que se añade que procedía de los pueblos nómadas de las grandes estepas centroasiáticas. Con independencia de su origen más antiguo, los estribos eran usuales en el siglo V entre diversos pueblos montados asiáticos y en particular entre los ávaros, quienes los introdujeron en el Imperio bizantino.
Los primeros estribos ávaros eran piezas circulares aplanadas en la parte inferior para sujetar mejor el pie, y contaban con una lengüeta perforada en la parte superior, por la que pasaría la correa de suspensión. A partir de este modelo simple, surgieron posteriormente numerosas variantes. El poder disponer de un apoyo para los pies no solo permitió al jinete dirigir mejor a su montura, sino que le facilitó enormemente el manejo de las armas, ya que dicho apoyo hacía posible imprimir más energía a los golpes de espada y sujetar mejor la lanza.
La silla empleada por los ávaros era de tipo arzón, utilizada anteriormente por los hunos, pero mejorada para su empleo con estribos, aparte de la cincha se sujetaba con pecho petral y baticola para evitar desplazamientos.
Armamento de los ávaros
Las lanzas colgaban del hombro mediante unas correas. El arco compuesto era de tipo huno, pero posiblemente una versión más pequeña y curvada. Además del arco y la lanza, también usaban espadas rectas. Los guerreros se cubrían con una armadura laminar o en su defecto una túnica pesada de fieltro de algún material resistente.
Algunos caballos también llevaban protecciones de metal o fieltro, pero limitándose a algunas zonas como cabeza, cuello y cuartos traseros.
Entre las fuentes escritas, el Strategikon, es el más importante del conocimiento de la caballería ávara temprana. Menciona muchos detalles sobre la caballería ávara, cómo eran entrenados desde muy jóvenes y la estrecha relación entre hombres y caballos. Desafortunadamente, no hay mención específica sobre la cría de caballos o la práctica de enterramientos.
Los bizantinos tenían en alta estima a la caballería pesada ávara y copiaron de ella muchos elementos (túnicas anchas, silla con armazón de madera, algunas protecciones como la de los cuellos, el estilo de lanza…), además de usar las yurtas ávaras como modelo para sus tiendas de campaña. Fueron los ávaros quienes introdujeran el estribo en Occidente y lo copiaran los bizantinos, resultando ser una innovación muy importante en la formación de caballería europea.
Tras la formación del kaganato se utilizan a eslavos y búlgaros para guardar el “limes” ávaro con el Imperio bizantino. Concretamente, con los eslavos forman una fuerza de infantería barata y desechable, mientras que los búlgaros proporcionan una fuerza de caballería apta para incursiones y vigilar la frontera. Posteriormente, los eslavos pasaron a tener también una importante presencia en la frontera con los francos.
Los eslavos del kaganato ávaro se convierten en verdaderos especialistas en el uso de los ríos para marchar de un punto a otro. Estos reasentamientos forzosos de eslavos en las fronteras tendrían gran importancia en la futura creación de las actuales naciones eslavas.
Los ávaros como muchos nómadas gustaban de las emboscadas, la huida fingida y formar líneas extensas para tratar de rodear al enemigo por los flancos.
Tácticas de los ávaros
En el Strategikon del emperador Mauricio se advierte que detrás de las alargadas líneas de batalla ávaras suelen esconderse unidades de diferente tamaño e incluso solía haber una reserva adicional que puede ser enviada para tender emboscadas a los incautos.
En el caso de contar con infantería eslava (o equivalente), esta formaba normalmente en primera línea, quedando la caballería ávara detrás esperando el momento decisivo. Los ávaros eran menos reticentes que otros pueblos de origen nómada a luchar desmontados si la situación lo requería.
También eran capaces de llevar a cabo asedios. Usaban torres móviles de asedio y también disponían de trabuquetes (fundíbulos) de tracción, sencillos de construir y fáciles de operar aunque en general no podían competir con la artillería de torsión bizantina.
El Strategikon describe a los avaros como un pueblo cuya única preocupación era la guerra. Eran expertos jinetes y allí donde iban llevaban su campamento móvil: manadas de caballos y tiendas tipo “yurta”. Estaban equipados con lanza y arco, siendo hábiles con ambas armas.
Como todos los pueblos túrquicos, los avaros eran hábiles herreros. Muchos disponían de hermosas armaduras de láminas de metal unidas a ropas de cuero, y los nobles también protegían a sus caballos. En la batalla, Mauricio describe que usaban un sofisticado sistema de tres mandos independientes, uno de los cuales solía dedicarse a rodear al enemigo fuera de su vista. A pesar de saber usar la lanza para cargar y de disponer de estribos, los avaros preferían ganar la batalla a distancia con sus arqueros montados, reservando para el último momento la carga, y solamente para un enemigo considerablemente debilitado. Debido a su movilidad, era difícil trabar batalla con ellos hasta que no quisieran, y para entonces, probablemente ya hubieran dispuesto tropas a la retaguardia del enemigo. Además, no dudaban en enrolar tropas de los pueblos que dominaban: infantería eslava y algunos jinetes búlgaros, que por la época sí estaban especializados en las cargas de caballería.