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Primeros ejércitos
Hacia el año 3500 AC, un pueblo procedente de la India llegó por mar a Mesopotamia, la conquistó y constituyó una federación de ciudades-estado (Kish, Ur, Uruk, Umma, Nipur, Lagash, etc.) cuyas sucesivas hegemonías sobre el conjunto fueron marcando las etapas del que llegó a ser un gran imperio.
Construyeron sus ciudades fortificadas con adobe y se les atribuye el descubrimiento de la escritura cuneiforme sobre arcilla, de la rueda y la formación de los primeros ejércitos.
Los estados primitivos hacían la guerra continuando con las mismas estructuras organizacionales que aplicaban al combate ritual. Estas organizaciones eran ad hoc y se basaban en el orden social de forma directa afectando a todos los individuos. Su líder concentraba sobre sí todos los aspectos de la conducción de la fuerza militar y la sociedad, sin que se distinguiesen claramente unas funciones de otras, ni entre combatientes y no combatientes.
El combate era en lo que se conoce como en horda, sin formación específica y su resultado era el producto de los combates individuales que se sucedían al chocar las masas de las fuerzas en conflicto. Las hordas tenían el problema de que el jefe tenía muy poco control sobre sus hombres una vez que comenzaba el combate.
La guerra entre ciudades-estado era muy básica. La que tenía una fuerza superior se dirigía hacia la otra, ambas fuerzas se enfrentaban a las puertas de la ciudad y si los sitiadores vencían, los derrotados se refugiaban bajo el amparo de las murallas, produciéndose el cerco y las negociaciones. Dado que mantener un cerco era muy caro y las fuerzas debían volver para la recogida de las cosechas, normalmente se resolvía con la concesión al vencedor de un botín. Se dio el caso de que en algunas ocasiones ambos contendientes volvían como vencedores.
Los ejércitos no eran permanentes, sino que disponían de levas ciudadanas para la defensa, su tamaño solía ser de 800 a 1.000 hombres y cada uno llevaba su propio armamento.
Falange sumeria
La respuesta para enfrentarse a una horda, fue la creación de una formación cerrada, en que los soldados combatían hombro con hombro y se protegían unos a otros. Se formaba en varias filas en profundidad y es lo que se denominó la falange sumeria. Esto permitió el desarrollo de una táctica centralizada: todos los soldados actúan de la misma manera, en la misma dirección y ejecutando una única maniobra. La ventaja sobre la horda fue impresionante, y el resto de las ciudades pronto imitaron esta formación.
La Estela de los Buitres (museo del Louvre). Es una piedra caliza fragmentada hallada en Ngirsu (la actual Telloh), en Irak se realizó en torno al 2600-2500 AC. Fue erigida como un monumento de la victoria de Eannatum sobre el rey Enakalle de Umma. Retrata al ensi (rey o gobernante) de Lagash liderando una falange de infantería de guerreros con armaduras, cascos, armados con lanzas, pisoteando a sus enemigos. El rey, con un hacha de zócalo, pasea en un carro tirado por cuatro onagros asnos salvajes. En un panel inferior, Eannatum sostiene una hoz-espada que más tarde se popularizaría en Egipto con el nombre de khopesh.
La estela muestra que la tropa sumeria luchó en la formación de falange, organizó en unidades de nueve hileras por seis filas de profundidad, algo similar a la formación utilizada en la Grecia arcaica. Lucha contra la falange requiere entrenamiento y disciplina, y la estela de lo que sugiere que los hombres en esta batalla fueron los soldados profesionales. Se sabe por las tablas de Shuruppak (2800 AC) que incluso en esta temprana fecha los reyes de las ciudades mantenían un pequeño ejército de 600 a 700 de soldados permanentes para la guardia personal del rey. La estela muestra que los soldados llevan el mismo material desapareciendo la práctica de cada guerrero llevase su propio equipo.
La estela proporciona la primera evidencia histórica de soldados con cascos. Estos cascos estaban hechos de cobre y probablemente tenía un forro de cuero. La aparición del casco marca la primera respuesta defensiva a la potencia letal de un arma ofensiva importante, la maza, probablemente el arma más eficaz de la guerra antigua, sobre todo contra un soldado sin protección alguna en la cabeza. Sin embargo, en Sumer, la presencia de un casco diseñado así indica un importante avance en la tecnología militar que fue tan eficaz que llevó a la desaparición de la maza del campo de batalla.