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Ataque Parto 40 AC
Durante la Segunda Guerra Civil, los partos no hicieron ningún movimiento, pero mantuvieron relaciones con Pompeyo. Después de la derrota y muerte de este, una fuerza bajo Pacoro fue en ayuda del general pompeyano Cecilio Baso, que estaba sitiado en el valle de Apamea por las fuerzas cesáreas. Julio César antes de su muerte había elaborado planes para una campaña contra los partos, incluso envió a su sobrino Octavio a Apolonia para preparar el ataque, pero su asesinato evitó la guerra.
Durante la Tercera Guerra Civil, los partos apoyaron activamente Bruto y Casio, enviaron un contingente que luchó con ellos en la batalla de Filipos en el año 42 AC.
En el 41 AC, Marco Antonio reunió un ejército y partió hacia el Este. En Éfeso convocó a los gobernadores romanos de las provincias orientales. Más tarde convocó en Tarso (Cilicia) a los reyes clientes de Oriente para reunirse con él y contribuir económica y militarmente a su causa. Una de ellas era la reina Cleopatra VII de Egipto, que tenía en ese momento 28 años, pero seguía teniendo una extraordinaria belleza. Marco Antonio cayó inmediatamente bajo su hechizo. Cleopatra invitó a Antonio a pasar el invierno en su palacio en Alejandría y aceptó. Por el momento se pospusieron sus planes para invadir Partia, que quedaron en espera. Dejó la guarnición siria bajo el mando del gobernador Lucio Decidio Saxa, mientras que él se dirigió a Alejandría a pasar el invierno con Cleopatra.
Mientras Marco Antonio estaba en Egipto, en la capital parta, Ctesifonte, el hijo de Tito Labieno, Quinto Labieno, que había huido al exilio, convenció al rey persa Orodes II de invadir territorio romano. Al mando de esta invasión estarían el hijo y sucesor del rey, el príncipe Pacoro I y el propio Quinto Labieno. Ese año, al mando de 40.000 soldados (en su mayoría jinetes) cruzaron el río Éufrates por Zeugma y se dirigieron a Apamea. La guarnición romana de la provincia desertó y se unió a Labieno, estas tropas eran las guarniciones fronterizas, hombres de Bruto y Casio, que conocían muy bien la región. Las fuerzas combinadas derrotaron al gobernador de la provincia, Lucio Decidio Saxa que huyó a la ciudad de Antioquía. A continuación se dirigieron a Antioquía que se rindió sin resistencia.
Tras esto los invasores dividieron sus fuerzas: Labieno avanzo al oeste y conquisto las provincias romanas de Cilicia, Pisidia y Asia hasta las cosas del mar Egeo, llegando a Estratonicea que fue la única que resistió, más al norte las ciudades de Mylasa y Alabanda serían las primeras en levantarse contra Labieno.
Mientras Pacoro fue al sur, sometiendo toda Siria y Judea. Este último envió al sátrapa Barzafranes a someter los territorios del interior, mientras él mismo marchó por la costa. Ante esto el noble Antígono, pretendiente al trono judío, se alzó en armas y se sumó a Pacoro tomando Jerusalén, deponiendo al rey Hircanio II subiendo al trono en su lugar, este fue llevado a Partia mientras que su hijo Herodes huyó. Unas pocas ciudades que resistieron, incluyendo Tiro. Los sirios y los judíos los recibieron como libertadores del yugo romano.
En febrero o marzo del 40 AC, Antonio recibió la noticia de la invasión de los partos y se embarcó desde Egipto a Tiro en la costa de Fenicia. Cuando estaba recibiendo las noticias sobre el desastre en el Este, recibió la noticia de que su esposa Fulvia, su principal defensora en Roma, que había tomado las armas contra Octavio, había sido derrotada y obligada a huir de la ciudad. Cuando se dirigía a su encuentro falleció.
El viudo Antonio tenía dos opciones: podía permanecer en el Este y luchar contra los partos o volver a Roma para apuntalar su posición. Decidió que los asuntos en Roma tuvieron que ser resueltos en primer lugar.
Antonio trató de hacer un trato con Octavio para fortalecer su ejército contra los partos. Se casó con su hermana Octavia y propuso a entregar 120 de sus formidables buques de guerra para que tomasen parte en la guerra de Octaviano contra Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo el Grande, quien controlaba Sicilia y Cerdeña, así como los mares del Mediterráneo occidental. A cambio de los barcos, Antonio recibiría 20.000 soldados reclutados en el norte de Italia para aumentar sus fuerzas en el Este. Mientras que Antonio mantuvo su parte del trato, Octavio no lo hizo y solo mandaría 2.000 soldados.
Contraataque romano 39 AC
Solucionados los problemas en Italia, Marco Antonio pudo finalmente lanzar la contraofensiva contra los partos y eligió para mandarla a Publio Ventidio Baso quién zarpo de Grecia en la primavera del 39 AC, desembarcando en la provincia de Asia con 11 legiones.
El primer paso fue el de fortalecer el escudo estándar romano que estaba hecho de madera, y era atravesado por las flechas partas fácilmente. En segundo lugar, se prestó más atención al tiro con arco, arqueros auxiliares que podían utilizar el poderoso arco compuesto parto fueron contratados o reclutados para reforzar cada unidad romana. Se contrataron también honderos que tenían mayor alcance que los arcos. También reforzaron la instrucción de la formación en testudo o tortuga para protegerse de la lluvia de flechas partas.
Ventidio reunió a su ejército en Cilicia y de inmediato envió a su caballería para los puertos de montaña que bordeaban Asia Menor. En esos momentos Labieno tenía sus fuerzas divididas: los partos estaban ocupados en el asedio de las ciudades que aún le resistían y los aliados locales en combatir partidas de bandoleros. Ante esta situación los partos y aliados retrocedieron junto a Labieno perseguidos por Ventidio a través de Pisidia y Cilicia, en las Puertas Cilicias se enfrentaron ambos ejércitos.
Ventidio situó sus fuerzas en la parte superior de una colina con pendiente empinada con vistas al paso de montaña, a través del cual los partos tendrían que subir para volver a casa. Los jinetes que se aproximaban necesitarían cargar cuesta arriba por un terreno desigual para llegar hasta él.
Labieno se acercó con sus fuerzas, inspeccionó la situación y se decidió por un ataque al amanecer. Los arqueros partos, seguros de la victoria, cargaron cuesta arriba en medio de la niebla de la madrugada contra el muro romano, tras el cual estaban los honderos y arqueros. La carga parta perdía impulso a medida que ascendían la ladera rocosa. Mientras los jinetes tenían que conducir sus caballos sobre el terreno desigual y no podían disparar sus flechas con eficacia.
Cuando los arqueros llegaron ante las legiones romanas que habían formado en testudo, a una señal les llegó una lluvia de piedras, flechas y lanzas. Los jinetes-arqueros atacantes no tenían escudos para defenderse de los misiles. Muchos jinetes y caballos fueron heridos por los proyectiles. Los partos enviaron a continuación a los catafractos, para romper la línea romana. Pero eran mucho menos eficaces al cargar cuesta arriba, y además fueron recibidos por una lluvia de proyectiles y atacados por la infantería. Cientos catafractos cayeron, y Ventidio obtuvo una gran victoria. Durante la noche, Labieno se disfrazó y huyó. Más tarde fue capturado y ejecutado al intentar cruzar las Puertas Sirias.
Ventidio envió a Pompeyo Silo con un grupo de jinetes para apoderarse de las Puertas Amanas que estaban en el camino hacia Siria, pero fue derrotado por las fuerzas que defendían el paso. Ventidio llegó poco después con refuerzos y se hizo con el paso, Pacoro se retiró a Partia.
Ventidio pasó hasta mediados del año 38 AC sometiendo los rebeldes señores de las ciudades sirias.
Batalla del monte Gindaros o Gindarus 38 AC
A principios de la primavera del 38 AC, mientras que las legiones de Ventidio estaban aún en los cuarteles de invierno de Judea a Capadocia, Pacoro invadió de nuevo Siria. Con el fin de ganar tiempo para reunir sus fuerzas dispersas, Ventidio recurrió a un subterfugio inteligente. Él sabía que el príncipe Farneo de Cirréstica, que pretendía ser un aliado romano, pero que en realidad era leal a los partos. Simuló confiar en Farneo que decía que los partos no iban a cruzar el río Éufrates por el lugar habitual, cerca de la ciudad de Zeugma, sino aguas abajo; ya que este territorio era una llanura, y por tanto terreno ideal para la caballería persa, mientras que el cruce real sería en Zeugma.
Los partos cruzaron el río sin dificultad y se dirigieron a la ciudad de Guindaros en Cirréstica, esperando hacerle algo similar a lo que hicieron a Craso. Mientras tanto, Ventidio había llegado tres días antes de que cruzasen. Había establecido sus fuerzas en un campamento en las zonas altas de la región de Cirréstica, en el monte Gindaros o Guindarus, hacia cuya cima solo se podía llegar a través de un camino que cada vez se hacía más estrecho.
El 9 de junio del 38 AC, Pacoro estaba deseoso de atacar y no se fijó en lo traicionero del terreno, atacó al mando de la vanguardia. Los jinetes-arqueros que iban en vanguardia, fueron forzados a un combate cuerpo a cuerpo con los legionarios, y sufrieron grandes pérdidas por lo inadecuado para tal combate. La caballería ligera parta finalmente se rompió y el pánico se extendió, muchos de los jinetes-arqueros impulsados por la pendiente, chocaron contra sus compañeros en su desesperación por escapar. Los jinetes-arqueros finalmente huyeron o cayeron.
La caballería pesada de los partos, que estaba estacionado en la parte inferior de la colina, fueron envueltos y rodeados por los legionarios. En lugar de atacar inmediatamente con los legionarios, Ventidio empleó sus honderos, haciendo llover una nube de proyectiles sobre ellos, siendo alcanzado el mismo Pacoro, que fue identificado y muerto junto con sus guardaespaldas. El príncipe parto fue decapitado, para anunciar su victoria, Ventidio envió la cabeza de Pacoro de gira por las ciudades sirias para convencer a los que estaban pensando pasarse al enemigo. La derrota parta fue total, los partos perdieron 20.000 efectivos de un total de 30.000. Ventidio no persiguió a los partos, ya que no quería que incurrir en los celos de Marco Antonio.
Tras su victoria, Ventidio pacificó Siria y Judea, y asedió a Antíoco de Commagene en Samosata, mientras enviaba a Cayo Sosio al mando de dos legiones y 1.000 jinetes a apoyar a Herodes (que tenía 3.000 infantes y 600 jinetes) contra Antígono, que se había refugiado en Jerusalén. Cuando la ciudad cayó y el rival de Herodes fue ejecutado.
Se rumoreaba que Ventidio había tomado un gran soborno de la gente de Samosata a cambio de abandonar el asedio de su ciudad sin ser molestados. Verdadera o falsa, la acusación se creía en Roma y empañó la reputación Ventidio.
Ventidio regresó a Roma y fue sustituido por Cayo Sosio que se hizo cargo de Siria y Canadio Craso se hizo cargo de Armenia.
Orodes II tras la muerte de Pacoro, tuvo que elegir sucesor entre sus más de 20 hijos, eligiendo para su desgracia a Fraates el mayor de ellos. Para consolidar su posición, Fraates IV ordenó la ejecución de todos los que 30 de sus hermanos y medios hermanos. Esa acción brutal marcó el tenor de su reinado.
Ataque a Media Atropatene 37 AC
Antes de su muerte César había planeado una invasión de Partia a través de Armenia. Antonio entonces adoptó esa misma estrategia. Desde su base en Siria reunió a 60.000 legionarios, junto con 10.000 de caballería hispana y celta. Estos se unieron con una fuerza auxiliar de 30.000 arqueros, honderos e infantería ligera proporcionados por los reyes clientes romanos en Armenia, Galacia, Capadocia y Ponto. Faltaba en las filas los 20.000 legionarios que Octavio había prometido.
Con o sin las legiones prometidas, Antonio tenía la intención de marchar hacia Armenia y a continuación, atacar al propio Imperio parto, marchando hacia Media Atropatene (actual Azerbaiyán iraní). Allí, el rey armenio Artavasdes II le prestó la obligada ayuda proporcionando 7.000 infantes y 6.000 jinetes arqueros y catafractas.
Tal era su prisa por volver corriendo a Alejandría con su amante, que aceleró la campaña parta más allá de la prudencia militar. Después de una marcha de 1.500 km de Roma a Armenia, no permitió tiempo para que los soldados romanos pudieran descansar y avanzar tan rápidamente como fuera posible con el fin de atrapar al enemigo con la guardia baja.
Marco Antonio cometió el error de no dejar guarniciones en el territorio armenio, ante lo cual Artavasdes cambiaría de bando cuando Antonio se dirigió a la capital de la Media Atropatene, Fraaspa (la actual Takht-i Soleimán). Fraates IV de Partia movilizó 50.000 combatientes para resistir la invasión, 40.000 de ellos eran jinetes arqueros y catafractos.
Antonio llevaba consigo un tren de asedio con 300 carros, que transportaban una gran variedad de armas para la campaña, y en un momento durante el avance perdió la paciencia por su lentitud en la progresión. Así que decidió marchar adelante con el grueso de su ejército, mientras que dejaba el tren de sitio custodiado por dos legiones sin experiencia bajo el mando de Opio Estatiano reforzados por caballería armenia.
Antonio llegó a Fraaspa, donde se decía que el rey medo guardaba su tesoro, así como las esposas y familiares, y la puso bajo asedio. Los romanos comenzaron a construir terraplenes de tierra a la espera de las torres de asedio.
Los partos enviaron un gran destacamento de jinetes para atacar por sorpresa el tren de asedio, cuando estaban cerca de la columna, los jinetes armenios se marcharon a un lugar seguro. Los partos usaron sus arcos mortales para reducir los defensores restantes, a continuación saquearon y quemaron los carros de suministro que eran de suma importancia y los destruyeron, cuando Antonio llegó con refuerzos solo encontró cadáveres.
Cuando la noticia de la pérdida alcanzó el grueso del ejército romano, el rey armenio se escabulló del campamento y regresó a su propio país, en parte avergonzado por el comportamiento de sus hombres. Al principio Antonio decidió continuar con el asedio. Envió partidas de forrajeadores y recolectores para obtener suministros, pero partidas de jinetes partos los acosaban continuamente causándoles bajas y no permitiéndoles realizar su tarea.
Finalmente, Antonio decidió que no tenía otra opción que retirarse. Solicitó a Fraates una reunión para parlamentar. Cuando sus enviados llegaron al campamento de los partos, se encontraron con el rey sentado en un trono de oro, tocando la cuerda de un arco. Fraates prometió a los enviados que tendría paso seguro para abandonar el país. Antonio finalmente decidió retirarse a través de Armenia, por una zona montañosa para reducir la eficacia de la caballería parta.
Pero Fraates mintió, pocos días después de que Antonio saliese de su campamento protegido, los partos comenzaron a hostigar a sus columnas.
Continuó la retirada siendo acosado constantemente por los partos. En una ocasión, Antonio atrajo a los arqueros a caballo a una trampa mortal haciendo que sus hombres formasen en cuadro con los arqueros y los honderos en los flancos y los jinetes en las esquinas para salir rápidamente. Esto les dio una sensación de falsa seguridad, y se acercaron demasiado, siendo detenidos debido a la actuación de los honderos y arqueros que les hicieron muchas bajas, y a continuación fueron perseguidos por la caballería romana, produciéndoles 3.000 muertos y 5.000 heridos.
El rey parto Fraates IV le atacó con 20.000 infantes y 4.000 jinetes, muriendo 3.000 y fueron heridos 5.000 de Flavio Galo, el mando obstinado de una fuerza de caballería e infantería ligera que iban en retaguardia, y que fueron rodeados, la rápida reacción de la legión III los salvó de un completo desastre.
Los romanos llegaron al río Araxes o Aras, que era la frontera entre Media y Armenia 27 días después de haber dejado Fraaspa.
Los partos no infligieron derrotas absolutas a Antonio, pero el constante acoso de los arqueros, el frío invierno, y la falta de alimentos hicieron que miles de romanos y auxiliares muriesen durante la retirada, el ejército inquieto estuvo a punto de amotinarse al final de la campaña. Antonio perdió 20.000 efectivos además de los 10.000 de Estatiano.
Los partos capturaron 10.000 soldados romanos, muchos de los cuales eran alemanes de Renania, y que fueron enviados como rehenes a Merv, en lo que hoy es Turkmenistán, los alemanes ayudaron a establecer la industria del vino en esa tierra.
Como Antonio marchó con sus supervivientes a Antioquía, su esposa Octavia viajaba a su encuentro con dinero, equipos y ropa para sus soldados. También traía un 2.000 soldados totalmente equipados, cortesía de su hermano Octavio. No eran los 20.000 que había prometido, y su llegada llegó demasiado tarde. Octavio también devolvió 85 naves maltrechas de las 120 que Antonio le había prestado para luchar contra Sexto Pompeyo.
Mientras tanto, se produjo una disputa entre el rey de Media y el de Armenia sobre el reparto del botín romano. El de Media envío a un tal Polemón a Antonio con una oferta de alianza. Antonio Aceptó y posteriormente le concedería la Pequeña Armenia por sus gestiones.
Invasión de Armenia 35 AC
En 35 AC, Marco Antonio, con dinero egipcio reunió un ejército de 100.000 hombres y marchó contra Artavasdes II, el rey armenio que lo había traicionado en la campaña anterior. El rey armenio fue vencido y arrestado, llevado a la ciudad de Alejandría donde el general romano realizó una parodia de triunfo por las calles alejandrinas, asesinándole después del triunfo.
En el año 33 AC, Marco Antonio estaba de nuevo en Armenia, llegando al río Araxes y firmó una alianza con el rey de Media contra Octavio y los partos. Le cedió parte de Armenia y prometió a su hijo con Iotape la hija del rey parto, pero otras preocupaciones le obligó a retirarse, y toda la región pasó bajo control parto.
Posteriormente, ambos reinos se perderían por luchas internas, Fraates se hizo con el poder en Partia y pronto se sublevó un tal Tirídates, ambos recurrieron a Octavio para pedir ayuda, pero este estaba en plena guerra con Antonio. Finalmente, Fraates se impuso con la ayuda de los escitas, y Tirídates huyó a Siria con el hijo de su rival, donde Octavio le permitió vivir en paz. Cuando se enteró de que tenía secuestrado al hijo de Fraates, mandó que se le devolviera inmediatamente.
Cuando el primer emperador, Augusto, tomó el poder en el año 27 AC, pactó con los partos para tener tiempo de organizar su Imperio. En el 20 AC, se sabe que Augusto mandó a Fraates como presente, una esclava italiana llamada Musa, de la que tuvo un hijo que sería Fraates V y que sería conocido con el diminutivo de Fraataces.