Ocurrió en mayo del 334 AC, fue la primera en la que el rey macedonio Alejandro Magno se enfrentó y derrotó a los persas. La batalla tuvo lugar en el noroeste de la actual Turquía, cerca del emplazamiento de Troya. Allí, un ejército bajo el mando combinado de los sátrapas persas de Asia Menor, que contaba con numerosos mercenarios griegos, que fueron derrotados por Alejandro.
Antecedentes
Después del asesinato de Filipo en el año 336 AC por Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro subió al poder en Macedonia, algunas polis griegas aprovecharon el momento para alzarse en armas contra Alejandro ante la aparente debilidad de la monarquía macedonia. No obstante, Alejandro demostró rápidamente su destreza militar atravesando Tesalia para someterla nuevamente y acto seguido venció a los griegos tomando y destruyendo Tebas, y obligando a Atenas a reconocer su supremacía. Una vez apaciguada Grecia, decidió continuar el sueño de su padre de ir contra Persia.
Filipo había mandado antes de su muerte a los generales Parmenio y Atalo con 10.000 efectivos para liberar las ciudades de Asia Menor y preparar la invasión.
El objetivo de Alejandro era enfrentarse con el ejército persa en Asia Menor, derrotarlo y después liberar las ciudades griegas, avanzar por la costa meridional de del Mediterráneo para llegar a Egipto, marchar a con el fin de neutralizar la flota persa que disponía de 400 naves frente a las 180 griegas principalmente atenienses, que le era muy cara y que no podía costear.
En la primavera del año 334 AC, Alejandro reunió su ejército en Tesalónica y se dirigió a Sesto (península de Gallipoli), cruzó el Helesponto (estrecho de los Dardanelos) se dirigió a Troya para rendir homenaje a los héroes griegos, dejando a Parmenio el cruce de las fuerzas con sus 180 buques, sin que fuesen molestados por la marina persa, reunieron una fuerza de 32.00 infantes y 5.100 jinetes y avanzó hacia Dascilio, la capital de la satrapía de Frigia, solo disponía de provisiones para 30 días.

Darío creyó que los sátrapas de la región, ayudados por Memnón de Rodas, un griego al servicio de Persia, podrían resolver la amenaza. Los persas contaban con 20.000 jinetes y 20.000 infantes.
Memnón abogó por la política de tierra quemada, y evitar un encuentro en campo abierto con Alejandro. Los seis sátrapas rechazaron la idea cuando uno de ellos dijo que no “no consentiría que el fuego destruyese una sola casa de sus súbditos”.
Alejando consiguió lo que quería, una batalla pronta, al tercer día de haber cruzado el Helesponto.
Los persas habían elegido un punto sobre el río Gránico para cerrarle el paso. De corriente y velocidad relativamente importantes y con las orillas escarpadas.
Despliegue inicial
El ejército persa había colocado 6 grupos de caballería 18.000 jinetes en un frente de 2 km, de norte a sur asiáticos: los medos mandados por Reomites, los bactrianos mandados por Arsites, los hircanianos mandados por Espiditrates, y a continuación los de Asia menor: paflagonios y persas pesados mandados por Mitrídates, los capadocios y cilicios por Memnón y los griegos por Arsemes hijo de Memnón apoyados en la orilla del río y detrás la infantería situada sobre una elevación del terreno (10.000 griegos, y 10.000 arqueros persas mandados por Omares). La estrategia de los persas era localizar y matar a Alejandro con su caballería.
Alejandro decide atacar inmediatamente a pesar de que sus generales le aconsejan descansar y atacar al día siguiente. Despliega en de norte a sur: peltastas, caballería tracia (Calas), caballería tesaliana (Parmenio), 6 taxis o falange macedonia, hipaspistas (Nicanor), caballería compañeros (Alejandro), caballería ligera y peonia (Amintas), arqueros, y peltastas agrianos.

Primera fase
Alejandro mandó a los peltastas peonios (500), arqueros (500) y la caballería ligera y peonia (1.000), desplazarse hacia el sur sobre el terreno elevado para vadear el río, la caballería de Arsemes se desplaza hacia el sur para cortarles el paso, dejando un hueco en su despliegue y abandonando su posición ventajosa.
Alejandro mandó cargar a Sócrates al mando de 2 ilas (500 jinetes) junto con los hipaspistas para fijar a la caballería de Memnón, mientras que con el resto de los compañeros (1.300) la desbordaba, atacándola por la retaguardia.





Segunda fase
Mitrídates (yerno de Darío) que formaba parte de la caballería paflagonia junto con Espiditrates con caballería hircaniana y otros nobles realizaron un contraataque, Mitrídates es matado por Alejandro, y este a su vez está a punto de perder la vida otros nobles cuando Roesaces que le golpeó en el casco y Espiditrates que estuvo a punto de golpearle por la espalda con su espada, pero es salvado en última instancia por Clito el Negro que mandaba el Escuadrón Real (Agema).
Arriano dice que la caballería luchó como infantería, los macedonios emplearon la lanza para atacar la cara de los caballos y de los jinetes, con el fin de aumentar las posibilidades de desmontar al jinete, pero al final se impusieron la instrucción y disciplina de los compañeros, estaban más acostumbrados al choque que los persas que combatían a distancia con flechas y jabalinas. La caballería ligera de Amintas junto con los arqueros y peltastas cruzan el río y ponen en fuga a la caballería de Arsemes. Parmenio cruza con su caballería el río poniendo en fuga la caballería asiática del norte.



Tercera fase
La caballería persa al ser presionada por la falange macedonia en el centro y por la caballería macedonia en sus alas, fue puesta en fuga, y no fue perseguida, la falange se enfrentó a continuación a la infantería persa, mientras la caballería la envolvió por la retaguardia, los arqueros persas se dieron a la fuga dejando solos a los hoplitas griegos, que fueron masacrados por Alejandro, solo sobrevivieron 2.000 que fueron enviados como esclavos a Macedonia.



Secuelas
La caballería persa sufrió entre un 10 a un 20 por ciento de muertos, dos tercios de sus mandos perecieron en combate. Mientras que por el lado macedonio se perdieron 100 jinetes y 30 infantes.
La mayoría de los sátrapas habían muerto en la batalla, en su estéril intento de matar a Alejandro. Además de 2.500 jinetes de su caballería y los 3.000 mercenarios griegos de Memnón.
En el lado macedonio las pérdidas fueron mucho menores, alrededor de 100 jinetes y otros tantos de infantería.
Tras la batalla, Alejandro consiguió su primer botín asiático. Envió a Grecia una parte, que le sirvió para pagar la deuda de 1.300 talentos que allí había dejado. También envió a Atenas 300 armaduras persas, para que fueran consagradas en la Acrópolis. Fueron acompañadas de una inscripción “Alejandro, hijo de Filipo y los griegos, excepto los lacedemonios, ofrecieron estos restos arrebatados a los bárbaros de Asia.”
Tras incinerar los restos de los caídos macedonios y griegos, Alejandro se dirigió hacia el sur para liberar a las ciudades griegas de Jonia y Asia Menor.
Por el lado persa, el liderazgo de Memnón el rodio quedó establecido y consolidado. Experimentado y conocedor de los macedonios, evitó todo choque en batalla campal en tierra a la vez que alistó a la flota persa para colocarla en operaciones. Intentó recapturar a las ciudades griegas jonias que se habían unido al libertador macedónico instaurando tiranos locales apoyados por los persas. Esta estrategia de guerra continuaría por un lapso corto de tiempo, ya que la prematura muerte de Memnón durante el asedio de la ciudad de Mitilene en la isla de Lesbos, resultó en el abandono de su estrategia.