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Antecedentes
El 7 de agosto del año 338 AC cerca de la ciudad griega de Queronea, en Beocia tuvo lugar una batalla entre las fuerzas de Filipo II de Macedonia y una alianza de polis griegas compuesta principalmente por Atenas y Tebas, en que estas últimas fueron derrotadas.
Tras ascender al trono en 359 AC, el rey macedonio Filipo II fortaleció y amplió rápidamente sus dominios por Tracia y Calcídica, en la costa norte del mar Egeo. En esta expansión se vio favorecido por la distracción en otros lugares de Atenas y Tebas, entonces las polis más poderosas del mundo heleno; que estuvieron ocupados en la guerra Social (357-55 AC) y la Tercera Guerra Sagrada desencadenada en el centro de Grecia en 356 entre la Fócida y el resto de miembros de la liga Anfictionía de Delfos. Gran parte de la expansión macedonia en este período fue a costa de los atenienses, quienes consideraban la costa del norte del Egeo como su esfera de influencia, por lo que Filipo fue a la guerra contra Atenas entre 356 y 346 AC.
Filipo no fue en principio un beligerante de la guerra Sagrada, pero se involucró a petición de los tesalios. Viendo la oportunidad de expandir su influencia dentro de la propia Grecia, Filipo propició y obtuvo entre los años 353 y 352 AC una victoria decisiva sobre la Fócida en la batalla del Campo de Azafrán, en Tesalia. Tras este éxito el rey macedonio fue nombrado arconte de Tesalia, lo que le dio el control sobre los impuestos e ingresos de la liga Tesalia y aumentó en gran medida su poder. Sin embargo, Filipo no intervino más en la guerra Sagrada hasta 346 AC. A comienzos de ese año los tebanos, que habían soportado el mayor peso de la guerra Sagrada, junto con los tesalios, pidieron a Filipo que asumiera el liderazgo de Grecia y se uniera a ellos en la guerra contra la Fócida. Para entonces el poder de Filipo era tan grande que la Fócida ni siquiera intentó la resistencia y se rindió ante él, por lo que el rey macedonio puso fin a un conflicto particularmente sangriento sin llegar a combatir. Otorgó al consejo de la liga de Anfictionía la responsabilidad de castigar a la Fócida, pero se aseguró de que sus condiciones no fueran demasiado duras. A pesar de ello, la Fócida fue expulsada de la liga Anfictionía, sus ciudades fueron destruidas y sus habitantes reasentados en pueblos de no más de 50 casas.
Ya en 346 AC, los atenienses estaban hartos de la guerra, incapaces de igualar a las fuerzas de Filipo II, ya habían comenzado a contemplar la necesidad de firmar la paz con el rey macedonio. A pesar de ello, cuando quedó claro que Filipo marcharía al sur ese año, los atenienses planearon auxiliar a la Fócida (de la que eran aliados), con el fin de mantener a los macedonios fuera del centro de Grecia mediante el bloqueo del paso de las Termópilas. Donde el número superior de tropas de Filipo sería menos concluyente.
Los atenienses ya habían usado con éxito esta táctica para prevenir el ataque de Filipo a la propia Fócida tras la batalla del Campo de Azafrán. Cuando la ocupación de las Termópilas no se hizo solo para proteger a la Fócida, sino también para mantener a los macedonios alejados de la Grecia central e impedirles marchar contra Atenas. Sin embargo, a fines de febrero el general Falecos fue restaurado en el poder en la Fócida y rehusó permitir a los atenienses el bloqueo del estrecho paso de las Termópilas. Privados repentinamente de asegurarse su propia seguridad, los atenienses fueron también forzados a firmar la paz con el rey macedonio. El tratado suscrito, la paz de Filócrates, convirtió a Atenas en un reticente aliado del reino de Macedonia.
Para los atenienses el tratado fue oportuno pero nada popular. Las acciones de Filipo II en 346 AC, habían expandido su influencia sobre toda Grecia, y aunque había traído la paz, enseguida empezó a ser visto como el enemigo de la tradicional libertad de las polis helenas.
El orador y político Demóstenes había sido el principal arquitecto de la paz de Filócrates, pero tan pronto como fue firmada comenzó a renegar de ella. En los siguientes años Demóstenes se convirtió en líder de los partidarios de la guerra en Atenas y a cada oportunidad que se le presentaba intentaba socavar la paz. Del 343 AC en adelante, y con el fin de provocar la guerra, Demóstenes y sus seguidores usaban cada expedición o acción de Filipo para argumentar que estaba rompiendo la paz. Por el contrario, también existió en Atenas un sentimiento, encabezado por Esquines, de que la paz, aunque impopular, debía ser mantenida y consolidada. A pesar de ello, hacia el final de la década los partidarios de la guerra se fueron imponiendo y comenzaron a provocar abiertamente a Filipo, pues en el 341 AC, el general ateniense Diopites asoló el territorio de la ciudad de Cardia, aliada de Filipo, ante las peticiones macedonias de desistir.
Filipo sitió, sin éxito las ciudades de Perinto y Bizancio en 340 AC, sin que Atenas reaccionase, pero cuando en el mismo año, la flota comercial de 230 naves cargadas con grano, fue capturada en el Bósforo, la asamblea ateniense declaró la guerra.
Movimientos previos
Los ciudadanos de Ámfisa, en la Lócrida Ozolia, habían empezado a cultivar una tierra consagrada a Apolo en la llanura Criseana, al sur de Delfos. Tras algunas disputas internas, el consejo de la Anfictionía decidió declarar una guerra Sagrada a la polis de Ámfisa. El delegado tesalio propuso que Filipo debería convertirse en el líder de la Anfictionía para esta campaña, lo que dio al rey macedonio el pretexto para iniciar la guerra en Grecia, aunque es muy probable que el rey macedonio hubiera llevado adelante sus planes solo de todos modos.
A comienzos de 339 AC, los tebanos se habían apoderado de la ciudad de Nicea, cerca de las Termópilas, enclave que Filipo había guarnecido en 346 AC. El rey macedonio no se tomó esto como una declaración de guerra, pero le presentó un problema significativo porque cerraba la principal ruta hacia Grecia. Sin embargo, existía un segundo camino hacia la Grecia central, atravesando el monte Calidromo y descendiendo hacia la Fócida. Los atenienses y los tebanos habían olvidado este paso, o pensaron que los macedonios no lo usarían, porque quedó desguarnecido y las tropas de Filipo penetraron en Grecia sin oposición alguna. El rey macedonio había sido relativamente benévolo con los habitantes de la Fócida al final de la Tercera guerra sagrada en el 346 AC, y esto le daba ahora sus frutos. Al llegar a Elateia, Filipo ordenó que la ciudad fuera repoblada, y en los siguientes meses toda la confederación de la Fócida volvió a su estructura estatal anterior. Con ello el rey macedonio obtuvo una base en Grecia y unos nuevos y agradecidos aliados, los fócidos.
Durante el invierno de 339 AC hubo mucha actividad diplomática por ambos bandos y pocos hechos bélicos. Los macedonios consiguieron atraer a locrios, focenses y etolios, mientras que los peloponesos se mantuvieron neutrales.
En el 338 AC. En esos meses el rey macedonio delegó su responsabilidad en el consejo de la Anfictionía. Asimismo, engañó a un ejército de 10.000 mercenarios que custodiaba el camino que llevaba de Fócida a Ámfisa para que abandonara sus puestos, tras lo que tomó esta segunda ciudad y expulsó a sus habitantes mandándolos a Delfos.
Cuando se conoció en Atenas la noticia de la llegada de los macedonios a Elateia, cundió el pánico en la ciudad. Demóstenes clamó contra la desesperación y propuso que los atenienses buscaran una alianza con los tebanos, tras lo que su propuesta fue aceptada y lo enviaron como embajador. Filipo también había enviado una embajada a Tebas solicitando que se unieran a él, o al menos que le permitieran el paso sin obstáculos a través de Beocia. Sin embargo, a pesar de la proximidad del ejército de Filipo y su tradicional enemistad con la capital del Ática, los tebanos se unieron a los atenienses en defensa de la libertad de Grecia. El ejército de Atenas ya había sido enviado de forma preventiva en dirección a Beocia, por lo que pudo unirse a las fuerzas tebanas pocos días después de que la alianza fuera acordada.
Finalmente, en agosto de 338 AC, el ejército de Filipo marchó en línea recta por la vía principal de Fócida a Beocia para enfrentarse al grueso del ejército aliado que defendía el camino en Queronea, que era el lugar elegido por los griegos para enfrentarse a las fuerzas macedonias. El ejército aliado era similar en tamaño al macedonio y estaba en una posición ventajosa, bloqueando el camino cerca de Queronea. Filipo hizo una maniobra de distracción desde Elateia a Amisa, pero los aliados no se movieron.
Despliegue inicial
Los aliados le esperaban con una fuerza 35.000 infantes y 3.500 jinetes aproximadamente. El ejército aliado griego había tomado posición cerca de Queronea, sobre el camino principal. En su flanco izquierdo la línea griega llegaba a las faldas del monte Turión, bloqueando el lado de la vía que llevaba a Lebadea, mientras que en el derecho llegaba hasta el río Cefiso, cerca de una estribación del monte Aktion. Esta línea griega alcanzaba los 4 km de longitud y estaba asegurada en ambos flancos para evitar el empleo de la caballería macedonia.
- Ala izquierda toda la caballería (3.800) y unos 4.000 peltastas.
- Flaco izquierdo los hoplitas atenienses (8.500)
- Centro 10.000 mercenarios griegos y aliados.
- Flanco derecho los tebanos y boecios (10.300) con el Batallón Sagrado que aún no había sido derrotado nunca en el extremo.
Filipo contaba con una fuerza de 30.000 infantes y 6.000 jinetes. Su disposición era en dos partes:
- La derecha mandada por Filipo con la caballería macedonia de los compañeros en el ala derecha (4.000), el flanco derecho la mitad de la falange macedonia (10.000).
- El centro hoplitas aliados (5.000) que hacían de enlace entre las dos partes.
- La izquierda mandada por Parmenio la otra mitad de la falange macedonia (10.000) en el flanco derecho y la caballería tesaliana al mando de Alejandro (1.800) en el ala izquierda.
Filipo sabía que la mayor amenaza eran los tebanos. Tebas había roto su alianza con macedonia para colocarse al lado de Atenas. Y eran los que más tenían que perder en caso de una posible victoria macedonia. Además eran los mejor entrenados, al contrario de los atenienses, que no habían combatido en una batalla terrestre desde hacía 20 años.
Filipo llegó a la conclusión de que la manera más rápida y más económica para lograr la victoria era derrotar a la más poderosa fuerza del enemigo, el Batallón Sagrado tebano.
Primera y segunda fase
En la primera fase, el ejército macedonio avanza en orden oblicuo por su ala derecha, hasta establecer contacto con los atenienses, estos se encontraban ocupando una posición elevada junto a la ciudad de Queronea.
En la segunda fase después del contacto, el ala derecha macedonia se repliega, atrayendo a las fuerzas atenienses y alejándolas de su posición favorable.
Tercera fase
En la tercera fase, Filipo detiene el repliegue cuando está en una posición elevada que es ventajosa, ataca a los atenienses. Alejandro ataca al Batallón Sagrado tebano.
En la siguiente fase Parmenion vio huecos en el centro griego y ordenó un fuerte asalto partiendo el despliegue griego. Produciéndose la desbandada.
El batallón Sagrado tebano mantuvo su formación hasta que fue prácticamente eliminado, tan solo 46 de ellos sobrevivieron. El resto, 254 muertos, fueron enterrados con honor, y allí permanecen, bajo la estatua del León de Queronea.
Diodoro dice que en la batalla murieron más de mil atenienses y fueron hechos dos mil prisioneros.
Secuelas
Filipo podría haber convertido la huida de los griegos en una auténtica masacre, pero no lo hizo. En vez de mandar a su caballería en persecución de los fugitivos, Filipo ordeno liberar a los prisioneros atenienses, sin pedir ningún rescate, colocó a sus muertos en una pira funeraria y mando las cenizas a sus familiares en Atenas.
Con los prisioneros tebanos no tuvo Filipo tanta consideración. Tebas fue duramente castigada por traicionar su anterior alianza con Macedonia. Tras enterrar a sus muertos, los prisioneros tebanos fueron vendidos como esclavos, y los altos cargos tebanos que se habían opuesto a los planes de Filipo fueron desterrados y sustituidos por tebanos afines a las políticas de Filipo.
Cuando sus generales incitaron a Filipo para dirigirse a conquistar Atenas, Filipo se negó a ello. Para sus planes de invasión a Persia, Filipo necesitaba a Atenas, sobre todo necesitaba la flota ateniense.
Un comité de paz ateniense, formado por Esquines, Démades (adversario de Demóstenes y defensor de Filipo en la asamblea ateniense), y el general Focion (siempre partidario de una alianza con macedonia); se reunieron con una delegación macedonia, formada por el propio Alejandro y los generales Antípatro y Alcimaco, y entre todos se encargaron de redactar un tratado de paz duradero y conveniente para ambas partes.
Los términos el tratado, al que se llamó paz de Démades fueron los siguientes: La confederación marítima de Atenas, que ya no tenía ningún sentido, quedaba disuelta, pero en cambio Atenas conservaría la mayor parte de sus posesiones en el Asia Menor, que servirían de cabeza de puente para la invasión de Persia. Ninguna tropa macedonia sería acantonada en el suelo del Ática y ningún navío de guerra accedería al puerto del Pireo: los dos estados, Macedonia y Atenas, hacían juramento de alianza recíproca.
Filipo ya tenía las manos libres y los aliados necesarios para iniciar su mayor proyecto, la invasión y conquista de Persia.